Título: No hay nada como una buena ducha.
Pareja: JB (GOT7) y Taecyeon (2PM)
Tipo: Yaoi
Autor/a: Tenshi
Género: PWP
Clasificación: NC-17
Advertencia: Contenido sexual.
Descripción: Un encuentro fortuito entres JB y Taecyeon en las duchas de la empresa.
Nota: Este oneshot yaoi, como ya se ha indicado, es de Tenshi, no mío. Me mandó un correo que si lo podría publicar, y yo lo hago. Espero que os guste, porque es realmente bueno, y comentad, eeeh.
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Uno, dos, tres, cuatro. ¿Cómo era el paso siguiente? ¡Joder! Por más que lo intentara no conseguía aprenderme la coreografía. Dentro de nada la fecha del comeback de GOT7 se iba a comunicar a las fans y yo, Im Jae Bum no era capaz de aprenderme unos simples pasos.
Recuerdo aquel día como si hubiera sido ayer, es inolvidable para mí. No por lo muchísimo que ensayé y ensayé hasta sentirme dolorido, si no por lo que más tarde sucedería.
Seguía frente al espejo, en la sala de entrenamientos esforzándome como nunca lo había hecho. La camiseta blanca que llevaba se pegaba a mi cuerpo debido al sudor. Las piernas me dolían tanto que no sentía ni el roce del chándal y cuando hacía movimientos bruscos notaba mi húmedo pelo contra la frente. Era una sensación molesta, todo era fastidioso, quería terminar de una vez.
En uno de los intentos me eché al suelo y respirando con fuerza me quedé allí descansando y sentí que no podía más, que debía de detenerme. No quería entorpecer al grupo, pero si su líder se lesionaba sería mucho peor, así que opté por moderarme. Mejor tarde que nunca.
Al cabo de unos cinco, diez minutos, no lo recuerdo, me levanté. Estaba hecho un cerdo de tanto sudar, debía ducharme. Cogí la bolsa de deporte que había traído y me la eché al hombro, dirigiéndome por los pasillos de la empresa hacia los vestuarios.
Una vez allí dejé la mochila en uno de los bancos que había entre taquillas y taquillas y me senté. En aquel lugar todos guardábamos nuestras cosas, incluido los trainees. Nos servía para relajarnos, hablar y ducharnos. Sin embargo, ese día no había nadie, o eso creía.
Me quité la camiseta pegajosa y después me bajé los pantalones quedando en ropa interior. La recogí del suelo y la dejé al lado de la mochila. Terminé por hacer lo mismo con mi ropa interior, quedando completamente desnudo y después cogí una toalla, colocándomela al rededor de mi cintura.
En cuanto llegué a las duchas, vislumbré dos tipos de ella. Las personales, con paredes, donde cada uno podía ducharse en privacidad y luego unas más generales, que consistían en unas alcachofas al lado de otras. Como no había nadie opté por las que no dejaban privacidad alguna.
Pero estaba equivocado. Cuando me dirigí a dejar la toalla en una percha apareció una persona más que entró en las duchas, Taecyeon de 2PM. Sinceramente, no me lo esperaba. Apareció con una toalla por su cintura, con aquel cuerpo tan perfectamente esculpido, alto y con su presencia intimidante. Siempre era así.
Al verme sonrió y se acercó un poco más acelerado a mí. Una vez lo tuve en frente me saludó bastante animado.
-Hola, Jae Bum. ¿Aún por aquí? -Llevó una mano a mi pelo, aún sudado, y lo removió.
-Hola. Sí, pensé que estaba sólo. -Respondí con cierta timidez. Siempre me tensaba hablar con los sunbaes.
-Casi, no hay nadie más en la empresa a estas horas. -Me explicó él, aunque no pude estar atento a sus palabras porque sin avisar se quitó la toalla quedando completamente desnudo. ¿Cómo no iba a captar aquello mi atención?
La dejó en la percha y en esos segundos mi mirada se dirigió a recorrer todo el cuerpo de Taecyeon. Nunca había hecho algo por el estilo, ni me había puesto nervioso en una situación así pero es que era la primera vez que lo veía desnudo y todo su cuerpo, trabajado de gimnasio, captaba la atención de cualquiera.
-¿Vamos? -Preguntó y consiguió sacarme de mi ensimismamiento.
Me quité la toalla también y la colgué en la percha. Caminé junto a él hasta las duchas, cada uno bajo una alcachofa distinta. El sonido del agua caer fue el aviso que necesitaba para yo abrir también la mía. No sabía porque estaba actuando de forma tan nerviosa y extraña aquel día. La presencia de Taecyeon allí me intimidaba demasiado.
Todo el agua recorría el cuerpo del mayor a la vez que el mío, pero sólo podía centrarme en como el agua se deslizaba por aquellos músculos, como pasaba una mano por su pelo apartándoselo del rostro. Vi que tenía los ojos cerrados para que el agua no le molestara y aproveché. Aproveché como nunca antes había hecho en una ducha pública para mirar abajo, para ver su miembro. Si lo recuerdo bien, creo que me quedé con la boca ligeramente abierta al verlo. Como dije nunca antes lo había visto desnudo y simplemente no esperaba un tamaño como aquel. Sin ni siquiera estar erecto se veía casi del mismo tamaño que el mío cuando tenía una erección. Al moverse Taecyeon para lavarse veía como se meneaba de un lado a otro como un péndulo, incluso a veces chocando contra los muslos de él. Y si encima añadíamos aquel vello púbico tan oscuro la imagen era mil veces más excitante.
Ahora lo recuerdo con una vergüenza increíble, porque sigo sin tener ni idea de cuando sucedió, pero mi bandera se alzó. Estaba duro como una piedra y no había manera de ocultarlo. Taecyeon abrió sus ojos y me vio. Me pilló mirándole, después bajó su mirada y se quedó atónito al verme así de duro. Quería que la tierra me tragara vivo en ese momento. Pensé que se enfadaría, que me gritaría. Pensé mil y una cosas pero no lo que en verdad sucedió. Él dejó escapar una risa floja y sonrió de lado, con cierta bravuconería.
Lanzó una mirada a mi miembro y alzó sus cejas sin borrar aquella sonrisa.
-¿Qué te sucede, Jae Bum? -Volvió a reír.
No sabía que decir, no sabía cómo explicarle. Intenté buscar las palabras pero la mano de Taecyeon que seguía frotando su propio cuerpo me entretuvo. Descendió por los abdominales y se la pasó por todo su miembro lavándolo y mi mirada volvió ahí abajo. La aparté en cuanto pude y sonrojado le respondí.
-Lo siento… Yo… -Pero al oírle hablar me callé.
-No te preocupes, es algo que nos puede pasar a todos. -Sonrió de nuevo, con cierta picardía ahora o eso creía y cerró la ducha. El agua dejó de caer y las gotas seguían por su cuerpo. Después hizo lo mismo con la mía. Yo estaba paralizado.
-¿Qué… sucede?- Fue una pregunta tonta pero no esperaba que me respondiera lo que dijo.
-Habrá que solucionar de alguna manera eso -Señaló a mi miembro que aún seguía duro.
Por acto reflejo cuando lo señaló lo miré y al volver a alzar la vista tenía a Taecyeon sobre mí. Me estampó contra la pared, noté el frío de los azulejos en mi espalda y después sentí la calidez de los labios del mayor en mi boca. Ahora sí que estaba completamente paralizado, sin poder moverme ni hacer nada. No sólo porque me tuviera aprisionado con su fornido cuerpo, si no porque la éxtasis del momento no me dejaba.
Sentía el roce húmedo de su piel con toda la mía, como su miembro aún flácido se apretaba contra el mío duro. Taecyeon seguía robándome los labios, apretando estos con fuerza y jugueteando con ellos como si fueran de su propiedad. Poco a poco fui tomando conciencia, siendo líder de mis acciones y seguía aquel beso como mejor pude. Me mordió el labio inferior y sin previo aviso introdujo su lengua dentro de mi boca. La mía respondió por inercia, buscando la de él para jugar. La mano del mayor cogió la mía y la dirigió hasta una de sus nalgas. Sentí bajo mi mano como se endurecía al hacerme fuerza contra la pared y la apreté, apreciando que era perfecta. Ahora sí que estaba caliente, ahora sí tenía verdaderos motivos para estar así de duro.
Cuando terminó con mi boca, continuó por mi cuello, devorando con la misma ansia y fiereza con la que me había dejado los labios rojos. Siguió descendiendo con su boca, besando cada parte de mi pecho y pasando su lengua por mis abdominales. No me di cuenta de lo que iba a hacer hasta que lo sentí. Todo mi miembro se introdujo en su húmeda y caliente boca y palpé de primera mano como su lengua presionaba mi glande con fuerza. De entre mis labios salió un ronco gemido como nunca antes había tenido y liberé mucho liquido en el interior del placer.
Taecyeon se la sacó de forma muy sexy mientras miraba hacia arriba y después se relamió los labios.
-Joder, hay que ver como mojas ya… -Sonrió victorioso y volvió a comérsela entera sin dejar de mirarme.
Podía sentir en su mirada el fuego y el deseo. Él, en cambio, vería en la mía sumisión, placer y debilidad.
Sus labios presionaban todo el tronco y su lengua jugueteaba con toda la piel. Para adentro, para fuera, para adentro, para fuera, con una gracia exquisita que me hacía alcanzar la gloria. A la vez que me la lamía entera con su mano la masturbaba también, aumentando la velocidad cada vez que yo gemía con más fuerza. Puse mis ojos en blanco, dejándome hacer, sin poder evitar suspirar más a menudo. Escuché un sonido idéntico a cuando alguien se saca un chupa chups de la boca y cuando volví a mirar lo vi debajo de mis testículos, succionando uno con deseo. El grito que solté en ese momento fue de puro placer y hasta tuve miedo de que si alguien seguía por la empresa lo hubiera escuchado. Lo dejó para volver al trabajo principal, lamiendo todo mi glande y rodeándolo con su lengua. El ritmo ahora era frenético y yo ya no podía aguantar más. Nunca nadie antes me lo había hecho de una forma tan experta, tan maravillosa y como una sorpresa para mí, que no tanta para él, me contraje y solté toda la corrida en su boca. No podía saber con exactitud la cantidad pero con lo muchísimo que el orgasmo me había durado tenía que haberle llenado la boca entera de mi liquido blanco. Y así lo confirmé al verle levantarse con un chorro de semen saliendo por la comisura de sus labios. El resto se lo tragó y lo que caía lo recogió con un dedo mientras me miraba de forma sensual. Después se lo introdujo a la boca, simulando que su dedo era mi miembro, el cual acaba de comerse entero hace unos segundo. Me quedé contra la pared, con la respiración entre cortada y un ojo más entrecerrado que el otro. No podía reaccionar, estaba como drogado y sólo podía fijarme en aquella bestia sensual que tenía en frente. Él sonrió y me dio una palmadita en la mejilla, como con aprobación.
-¿Ves? Ya te lo solucioné -Con una ronca risa se dirigió a coger su toalla y se marchó de allí, dejándome aún inmerso en aquel sueño, deseando por favor que todos los días que viniera a estas duchas estuviera él para hacerme lo que me había hecho hoy.
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