lunes, 6 de junio de 2016

(Jun. K x fan) A.D.T.O.Y -Serial- Capitulo 8


No recuerdo cuanto pude haber estado frente aquel café que fui incapaz de terminar, lo que sí recuerdo es que el camino al apartamento se me antojo largo, no estaba preparado para poner buena cara ante mis compañeros ocultado como me sentía realmente.

Me detuve frente al hotel donde estuve con Leah la última vez y decidí sentarme en el bar, una copa me vendría bien.

– Whisky… seco… y deje la botella… no será la única- Le dije al camarero nada más sentarme en la barra.

– Pero… no… se me permite eso…

– Tengo suficiente dinero para pagarla… toma…- Dije dejando más dinero de lo que costaba la botella.- Quédate con el cambio…



Él cogió el dinero sin volver a decirme nada más y me dejó allí con la botella. No solía consolar mis penas con el alcohol pero aquella situación me superaba mucho más que cualquier otra, mi mente no era capaz de asimilar sus palabras. Cada vez que recodaba algo relacionado con ella daba un buen trago al whisky provocando que a cada trago el alcohol ardiera menos por lo que me costaba mucho menos dar tragos con más frecuencia. Lo siguiente que recuerdo es levantarme en uno de los sillones del estudio.

Tenía llamadas de todos mis compañeros, incluso del manager pero no me importo ninguna, solo me interesaba Leah de la cual no había ninguna notificación, ni un mensaje, ni una llamada. No sé cómo se supone que iba a soportar no tocarla ni besarla ni siquiera poder mirarla como lo hacía antes, no asimilaba mi vida sin ella, sin saber que la vería cada día aun que solo fuese en el trabajo. Aún que había estado casi un mes sin ella esto era distinto, cuando fue a Jeju sabía que volvería pero ya sí que no la volvería a ver.

El teléfono sonó e interrumpió mis pensamientos, era el manager de nuevo, no me apetecía nada cogérselo porque sabía lo que iba a pasar pero tuve que hacerlo.

-¡¿Junsu donde cojones has estado?!- me dijo nada más descolgar.

– Por dios… no grites… me duele la cabeza.- dije.

– ¿Has estado bebiendo verdad?… no sé qué diablos te pasa pero hemos tenido que practicar hoy sin ti… da gracias que hoy no teníamos nada previsto…

– Hyung tranquilo… pareces mi madre ahora mismo… si estuve bebiendo pero ya soy mayorcito… se las consecuencias que acarrea así que cálmate… además sabes que casi nunca bebo… ahora voy para el apartamento… adiós.

Tras decirle aquello colgué sin dar opción a escuchar una sola reprimenda más, a continuación me pase la mano por la nuca y al mirar al suelo visualice un folio que parecía estar escrito, me acerque para averiguar de qué se trataba.

Al parecer mientras estaba ebrio pude escribir una canción.



“Ahora descubro que en realidad no nos conocíamos
Ni a mí mismo, ni a ti.

Me contentaba con lo aparente…
y nunca me paraba a escuchar…
Al aliento vital de mi corazón.

He sido amado…
he amado…

… y perdí abiertamente.

Mis esperanzas comenzaron…
pero se acabaron nublando.

La lluvia cayó y caerá de mis pestañas.

No lo pude creer. No lo pude creer.

Te has alejado de mis manos.

No sé si el cartero llamará…

… Una vez más a mi puerta.

Imagino que no.

Sé qué…No vas a regresar…

Porque ya hace mucho que te fuiste.

Mis esperanzas comenzaron…
pero se acabaron nublando.

La lluvia cayó y caerá de mis pestañas.

No lo pude creer. No lo pude creer.

Te has alejado de mis manos…”

Cuando lo leí no pude creer que lo escribiese en aquel estado, aún así la canción describía como me sentía por eso la guarde y pensé en consultar a los productores para introducirla en el siguiente disco.

Llegué al apartamento y todos me informaron de lo que ya sabía.

– Hyung… Leah acaba de decirnos… que tras las promociones deja el trabajo… quiere volver a su país…- Dijo Changsung nada más verme en el salón.

– Gracias Changsung pero me trae sin cuidado… Si queréis algo estaré en mi habitación… componiendo.- Me sentí mal por contestarle así pero no podía evitarlo, el tema me hacía daño.

Sentado frente a mi iMac saqué la canción de mi bolsillo y la escribí en él para pensar en la melodía posteriormente. No podía parar de recordar cada beso que le di, cada caricia que le hice, cada momento juntos…

Tal y como me temía cuando retome el trabajo no nos dirigíamos la palabra, ni siquiera me miraba lo cual me dolía bastante, pero había que mantener el tipo y salir con una sonrisa al escenario. Desde que era famoso tenía que ocultar mis emociones en cada momento, y no fui consciente hasta que conocí a Leah. Vivía contentamente haciendo un papel, aparentando estar siempre feliz, mostrando al mundo que nada me importaba que todo, salvo coser y cantar en mi vida.

***

No quise pensar demasiado en el tema, disfrutando de ella con tan solo verla en el trabajo, admirándola hacer cosas tan simples como beber de una taza de café o hablar con el manager, disfrutaba de cada sonrisa que dedicaba a alguno de mis compañeros pues sería la última vez que podría verla.

No quise pensar en su ida hasta que un par de días antes apareció por la puerta del apartamento con su equipaje. No supe muy bien qué hacía allí hasta más tarde. Sentí una punzada en el corazón cuando vi todo su equipaje cerca de la puerta, no fui consciente de la situación hasta ese preciso instante pues mantenía la esperanza de que cambiase de opinión pero ya era tarde lo tenía muy claro y no había vuelta atrás.

Cuando Taekyeon entro de la habitación yo le seguí, me urgía mucho saber porque ella estaba en nuestro apartamento.

– ¿Qué hace ella aquí?- le dije con voz queda.

– Tenía que dejar el piso un par de días antes… y el manager con permiso de Junho la dejo estar aquí hasta que se fuese… creo que la llevará al aeropuerto también, sale pasado mañana en la noche.

Las palabras de Taekyeon hicieron sentir peor de lo que creía.

– Ya veo… ¿Hay algo más de lo que deba enterarme?

– Si… mañana queremos salir con ella y cenar para despedirnos.

Aparte de hacerme sentirme mal, al oír eso me sentí un completo extraño en mi casa y con mis compañeros.

– Gracias…

– Junsu… sabemos que no quieres involucrarte demasiado, que es doloroso para ti… para los dos.

Di un puñetazo al uno de los armarios que tenía detrás y Taek puso su mano en mi hombro.

– Junsu… eso no va a solucionar nada… ven mañana… habla con ella… despídete…

– Por favor Taek dame unos minutos…

Salió de la habitación sin volverme a decir nada. Estaba furioso por tener que enterarme así de las cosas, me sentía impotente por no poder hacer nada para impedir que Leah se fuese, era un cobarde que tampoco era capaz de hablar con ella una última vez y si no lo hacía iba a arrepentirme de ello. Aquella noche medite mucho lo de hablar con ella, pensé en cómo dirigirme a ella sin parecer un gilipollas.

Era el último día de promociones y nos despedíamos en Inkigayo, tras aquello fuimos directos a cenar, cosa que me puso bastante nervioso. Durante la cena apenas probé bocado y eso que fuimos a un restaurante japonés lo cual me gustaba a bastante pero estar toda la cena pendiente de Leah me quitó el apetito, es más, me recordó a la primera noche que comenzamos a hablar. Era paradójico como se asemejaban la noche que comencé a hablar con ella hace ya meses y esa noche en la que tendría lugar nuestra última conversación.

Aproveché cuando fue al baño para ir tras ella, espere a saliese para retenerla, puesto que era tarde el restaurante estaba comenzando a vaciarse y nadie podía molestarnos. Nada más salir la cogí del brazo sin previo aviso y el arrastre hasta el salón de la parte baja del restaurante donde ya no había nadie.

– Junsu… basta…- Dijo ella apartando mi mano de su brazo bruscamente.

– Leah… dame tan solo cinco minutos… seré breve…- comenzaba a perder la esperanza de que me diese ese tiempo para hablar.

– Cinco minutos… pero no vas a hacerme cambiar de opinión…

– Leah… no quería que te fueses sin decirte esto… Quizás no he sido el mejor amante, ni me porte de la mejor de las maneras al principio… pero… todo lo que te he dicho desde que estábamos juntos a salido de mi corazón… te he amado y te amo tan profundamente… que siento que me falta algo cuando no estás… – Pare unos segundos para respirar y calmarme- si te vas…voy a sentir como si algo de mí se va contigo… Gracias por hacer que la mejor época de mi vida haya sido a tu lado… nunca voy a olvidar nuestra historia… espero que tu también la recuerdes… yo nunca voy a volver a amar a nadie como te amo a ti en este momento…

Los ojos de Leah se tornaron vidriosos mientras yo sentía que el pecho y la cabeza iban a estallarme.

– En una noche muy parecida a esta…- se tomo unos segundos.- me robaste un casto beso en tu casa… es curioso que esta misma noche en la que vamos a separarnos sea igual que la de hace meses cuando empezamos esta historia…- Miro hacia otro lado dando paso a unas lagrimas que se clavaron en lo más profundo de mi corazón.- Tan parecidas y a la vez tan opuestas…por favor… haz que me sienta igual que esa noche… haz que me olvide que esto es una despedida…

Posé mis manos en su rostro con delicadeza y sequé con mis pulgares las lagrimas que salían de sus ojos, la mire unos segundos para después besarla con ternura, acunándola en mis brazos sintiendo como sus manos apretaban mis brazos como si no quisiesen dejarlos ir de la misma manera que mis brazos la rodeaban anhelando retenerla unos segundos más. Cuando ambos comenzábamos a besarnos con más deseo ella me apartó poniendo sus manos en mi pecho y echándome hacia atrás cabizbaja.

– Junsu…lo siento… debemos dejarlo así…- Me dijo aún cabizbaja con su mano derecha aún sobre mi pecho.

Me dejó mirando cómo subía las escaleras para reunirse con mis compañeros. Poco después lo hice yo pero cogí mis cosas y me fui hacía el apartamento, el restaurante no quedaba muy lejos así que fui andando. Cuando llegue, fui directo a la ducha, eso me haría relajarme un poco. A pesar de que sabía perfectamente que el tiempo pasaba y tiempo es lo que debía darme a mí mismo no era capaz de aceptar vivir sin ella en ese momento. Sentía como si no fuese a volver a ser feliz.

Una vez terminada mi ducha y aún solo en casa, me senté en el sofá del salón mientras me servía un trago. No quería volver a pensar pero aún sentía en mis manos el tacto de su piel, el olor de su perfume en mi ropa, sus caricias sobre mi abdomen. Todas sus palabras me inundaban la mente, distrayéndome de cualquier cosa.

No estaba en mis planes emborracharme de nuevo por lo que cuando terminé me dirigí a mi habitación, quería descansar un poco, todo aquello me tenía agotado.

El día siguiente se antojó duro, no hacia otra cosa que comerme la cabeza pensando en cómo actuar cuando Leah tuviese que irse. Tenía un duelo interno que me frustraba de tal manera que me ponía de mal humor, no quería verla irse pero tampoco quería que se fuese sin poder verla. Por un momento me maldije por enamorarme y la maldije a ella por aparecer en mi vida y darle un vuelco.

Tanto pensar en la situación hizo que necesitase un poco de aire, así que salí y pensé en tener un último detalle con Leah, supuse que me haría sentir un poco mejor conmigo mismo. Me detuve frente al escaparate de una conocida joyería, un collar del que colgaba una pequeña mascara veneciana me llamo la atención, pase dentro del establecimiento, donde sin pensarlo un segundo compre el collar. Sin hacer mucho caso a la dependienta ignore por completo si me reconoció, la verdad que en ese momento me dio igual si lo hacía o no.

Salí del lugar buscando la manera de cómo hacérselo llegar o de cómo dárselo lo cual implicaba el cómo despedirse de ella y donde. Llegue a la puerta del apartamento, donde vi a Leah con todo su equipaje esperando.

– ¿Has pedido un taxi?- Pregunte con voz queda.

– Me encanta tu manera de desearme un buen viaje… no… el manager a accedido para llevarme.

– Podrías habérmelo pedido…

– Es mejor así… más discreto…- me contesto fríamente.

– Ya que no puedo evitar que te vayas… por favor acepta esto… no lo abras ya si no quieres…- dije dándola la bolsita con el regalo.- Buen viaje… Leah… prométeme que sabré alguna vez de ti…

En ese momento llego el manager interrumpiendo la conversación y haciendo que Leah no me contestase. Acto seguido les ayude a cargar el equipaje de inmediato pues comenzó a llover, después fuimos a la parte delantera del coche y vi a Leah montarse en el coche mientras me miraba un tanto afligida , incluso pude ver como un tímida lagrima se escapaba de sus ojos. Ver aquello me partió el alma y en unos segundos el coche del manager se alejo mezclándose entre los demás coches de la carretera mientras yo quedaba empapado por la tromba de agua que estaba cayendo.

Subí al apartamento empapado y muerto de frio pero no me importaba demasiado pues ya estaba echando de menos a Leah y no hacia una hora que se había ido. No quería aceptar su marcha, no quería hacerme a la idea de su falta en mi vida, no quería arrancarla de mi corazón.

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