martes, 7 de junio de 2016

(EunYeon) Your new enemy -Serial- Capitulo 6


Nota: ¡Muy buenas a todos! Aquí me hallo yo de nuevo para dejaros la actualización de Your new enemy. Me estoy planteando que cuando ya lleve unos cuantos capítulos más, subirla también ha Wattpad, me lo he de pensar, además de que nos estamos pensando ideas para añadir más cosas al blog, ya os informaremos, por ahora, disfrutad del capítulo. ^^

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Los entrantes y el primer plato, habían transcurrido sin ninguna incidencia. Tanto Jiyeon y Eunjung, no se habían vuelto a dirigir la palabra durante la cena, tan solo se lanzaban miradas, mientras sus padres entablaban una conversación sobre negocios, y sus madres sobre cosas cotidianas.

¿Ellas debían hablar sobre algo para parecer amigas? Por su parte, Eunjung, no tenía pensamientos de hacerse pasar por amiga de alguien a quien detestaba. Ni si quiera por mucho que sus padres insistieran en que se llevara bien con esa chica.

En cuanto supo de quién se trataba la hija de quien ocuparía un puesto importante en la nueva empresa de su padre, se negaba a participar en esa cena, pero sus padres habían insistido.

La gracia de todo ese asunto, es que Jiyeon se dedicara a amargarle la vida, cuando la suya estaba en las manos de su padre. Porque tanto que decía tener, resulta que no era así, estaba casi arruinada.

Podría decir que incluso de inspiraba algo de pena. Sin embargo sabía que fuera de allí, en el instituto, volvería a hacer de las suyas.

En presencia de sus padres, se la veía una buena chica, muy amable y buena compañera. Puede que lo fuese en realidad, pero no era la imagen que había mostrado con ella desde el principio.

-Mi niña participa en el concurso de cante que se celebra todos los años para ser quien represente al instituto en el certamen de la ciudad. Siempre gana -La madre de Jiyeon, hablaba con demasiado orgullo. Ya sabía de donde lo había sacado la hija.

-Vaya, entonces se van a tener que enfrentar las dos. Eunjung me comentó anoche que ella iba a participar también -Su madre, tan bocazas como siempre, soltó una pequeña bomba en la mesa.

La cara de Jiyeon era todo un poema tras escucharlo. Era una mezcla de asombro, rechazo y miedo. Lástima no tener a mano el móvil para inmortalizar la imagen.

-¿Tu hija también canta? Pero bueno, la experiencia de Jiyeon es un punto a su favor para el concurso -A pesar del intento de no parecer menos, los nervios traicionaron un poco a la madre de la chica al hablar.

-Va a ser muy divertido ¿no crees? -Ambas mujeres rieron, aunque algo incómodas.

Sentía en ella la mirada asesina de Jiyeon, pero poco le importaba. Ahora que lo sabía, no lo iba a ocultar. Estaba segura que la chica deseaba asesinarla en ese momento.

La cena no tuvo ningún percance. Fue pasando tranquilamente. Entre ellas dos se dedicaban alguna que otra mirada, de curiosidad o de odio, pero se pillaban mirándose mutuamente.

Y cuando Eunjung pensaba que por fin se acababa todo ese paripé, al terminar de tomar como postre un dulce, su padre acabó dando la peor idea de la noche.

-Chicas, ¿por qué no vais al dormitorio de Eunjung y habláis de vuestras cosas? Nosotros tenemos que encargarnos de los negocios -Al hacerlo con una sonrisa, no se pudo negar a la petición de su padre.

Disculpándose, se levantó de la mesa dispuesta a dirigirse a su habitación dando por hecho que la otra la seguiría. Y no se equivocó, ya que cuando estaba al pie de las escaleras, la escuchó caminar tras ella.

En un completo silencio, ambas chicas recorrían la casa a paso lento. Eunjung sabía que la otra estaba allí casi por obligación, no porque quisiera. En ese aspecto la entendía, pero ella no había sido la culpable de que todo eso sucediese.

Le abrió la puerta de su habitación para que entrara la primera, y después ella.

-Vaya, tu habitación no es nada del otro mundo -Susurró Jiyeon, aunque la escuchó perfectamente.

-Me imagino que a ti te gustaran las que sea de tipo princesita, todo rosa y brillante -Hablando con sarcasmo, Eunjung pasó al lado de la chica y se sentó en la silla de su escritorio.

Sin saber que decir, se dedicó a observar a Jiyeon, que recelosa se mantenía de pie en medio de su habitación mirando cada rincón de esta.

Parecía como si estuviera buscando algún mínimo defecto que echarle en cara. Pero iba muy mal encaminada. Su madre había ordenado que estuviera toda la casa perfecta, incluido su dormitorio, antes de que llegaran los invitados.

-No es de mi agrado tenerte aquí, pero puedes sentarte sobre la cama, no tiene ningún virus que no se te haya pegado ya -Bromeando, vio como Jiyeon le dedicaba una mueca de desagrado.

Le había ofrecido que se sentara, y no le hacía caso. Le dio igual, cuando estuviera cansada o se harta de estar ahí parada, ya lo haría. Algo que sucedió a los pocos minutos. Jiyeon farfullaba algo, como si no hubiese querido hacerlo pero lo necesitaba. Eunjung sonrió al ver que se tuvo que tragar su orgullo.

-Espero por tu bien que no vayas diciendo nada -Jiyeon comenzó a hablar después de un rato envueltas en un incómodo silencio. Aun así ni siquiera la miraba.

-¿Que no diga nada de qué? ¿De qué has estado en mi casa? ¿De qué tu padre va a ser un trabajador del mío y te vas a ver muy rebajada? ¿O qué te falta el dinero y por deudas te encuentras así? -Fue directa, no tenía ganas de comenzar un juego inútil con ella.

-¡De todo! ¡No quiero que digas nada! -La chica, alterada, levantó la voz. Le temblaban las manos, desde donde estaba lo podía ver.

-No eres nadie para impedirlo. Si quiero lo digo, y si no, pues no.

-Si eres capaz de hacerlo, te arrepentirás de ellos -Ahora fue cuando se atrevió a mirarla directamente desde que habían salido del comedor.

-No me das ningún miedo, deberías saberlo. Si piensas que con tus jugarretas y tus humillaciones en público van a hacer que me asuste y te deje tranquila estás muy equivocada. Creo que te has encontrado con una gran piedra en tu camino -A pesar de cómo se encontraba la otra, Eunjung estaba muy tranquila.

-Las piedras, por muy grandes que sean, se pueden apartar y así seguir el camino.

-Si esa piedra es una montaña, no. Tendrías que atravesarla, teniendo en cuenta que no hubiera acantilados que te lo impidieran -Le estaba gustando ese juego y la frustración que emanaba Jiyeon por momentos.

-Me niego a que me manipules de esta manera.

-Ah, claro, pero tú sí puedes hacerlo con todo el que te plazca, con dinero y regalos, con amenazas y con miedo. Si pruebas un poco de tu propia medicina no creo que te vaya a pasar nada malo.

Jiyeon guardó silencio. Bien por no decir algo de lo que se arrepintiera as tarde o bien porque la había dejado sin palabras, que parecía ser lo más acertado.

-Ya que has decidido fastidiarme el maldito concurso, hagamos una cosa -Volvió a romper el silencio que se instaló de nuevo entre ellas.

-¿El qué? -Aparentando indiferencia, Eunjung la miró de reojo. ¿Qué se le habría ocurrido ahora?

-Si gano el concurso, no dirás nada a nadie sobre esto.

-¿Y qué pasa si gano yo?

-Te dejaré tranquila y si quieres, podrás contarlo todo-Pareció costarle pronunciar aquellas palabras, pero al final Jiyeon lo hizo. Aunque con miedo.

-¿Qué pasará mientras tanto? Queda un mes para el concurso, un tiempo precioso en el que podrías hacerme la vida imposible de mil maneras diferentes.

-Tengamos una tregua. Nadie hace nada durante ese tiempo.

-Trato hecho -Eunjung se acercó hasta ella, con la mano extendida. A Jiyeon le costó en un principio, pero acabó estrechándosela.

Ahora es cuando se le añadía otro motivo para participar y ganar aquel concurso en el que el profesor la había metido. Ya tenía firma de demostrar que la diva del instituto podía ser vencida también.

Su mano era muy suave, y cálida. Le resultó muy extraño que al separar sus manos, sintiera la necesidad de cogerle de nuevo la suya y acariciarla.

-Espero que todo esto acabe pronto -Jiyeon volvía a estar algo incomoda. Se le notaba.

-Una cosa que se me viene a la mete. Si ganas tú la apuesta, no podré decir nada, vale, ¿pero eso significa que si ganas volverías a hacer lo imposible por dejarme por los suelos?

-Eso ni lo dudes -Con la cabeza alta y una pequeña sonrisa, Jiyeon recuperó su compostura.

Eunjung entornó los ojos. Estaba claro que no iba a cambiar, ella era así, y así sería. Por lo tanto, no le quedaba más remedio que esforzarse todo lo posible y ganarle.

-Bueno, ¿tienes algo aquí para que yo me pueda entretener mientras acaban sus negocios nuestros padres? –Jiyeon había tomado de nuevo sus aires de diva.

Pero Eunjung pasó completamente de ella. Se sentó de nuevo en la silla, y buscó algo con lo que distraerse, escuchando las quejas de la otra. Solo deseaba que aquella noche acabara pronto.



***



Sin ganas algunas de enfrentarse a la semana que tenía por delante y mucho menos a todo lo que se le venía encima por momentos. Por suerte, no tendría que aguantar ninguna payasada de Jiyeon gracias a la tregua que se habían dado.

Pero ese pacto no metía también a las molestas amigas de la diva, que al parecer, y sin haberles hecho nada personalmente a ellas, lo habían tomado con el mismo objetivo que su líder.

Como siempre ocurría con las pandillas en los institutos. Era algo muy visto y aburrido, pero como sabía que sucedería algo, Eunjung ya iba preparada a lo que pudiera ocurrirle.

No tuvo más que maldecirse a sí misma, cuando al girar en un pasillo para ir a la clase que les tocaba, se encontró de frente con Jiyeon y su grupo de amigas. Ella solo la miró de reojo, ignorándola, como si no estuviera allí, pero sus amigas no hicieron lo mismo.

-Oye, chica ¿cómo estaba la tarta del otro día? -Comenzó diciendo Soyeon, provocando la risa de su otra amiga, quien no dudó en decir algo también.

-Fuiste muy egoísta, ¿lo sabes? No nos dejaste nada -Ambas chicas reían, como si lo que decían tuviera algo de gracia.

-Lo siento, pero es que no me gusta compartir las cosas con cotorras como vosotras -Eunjung no se cortó a la hora de responderles. Solo eran copias baratas de Jiyeon.

-¿Pero quién te crees que eres para hablarnos así? Ni que fueras mucho mejor que nosotras -Boram volvió a hablar, usando un tono de voz demasiado pomposo y cursi. Que ganas de echar el desayuno le estaban entrando.

-No es más que una cualquiera que va de superior. Se pensará que podrá con nosotras, una nueva -Apoyando a su amiga, Soyeon siguió con los comentarios hacia Eunjung, quien iba a contestarles, pero alguien se le adelantó.

-Chicas dejadlo ya -Jiyeon, movió una mano, como quitándole importancia a lo que estaba sucediendo, mientras se alejaba.

-Pero Jiyeon ¿no le dices nada? ¿Te da igual? -Boram parecía algo sorprendida ante el comportamiento de la otra.

-Es una pérdida de tiempo, vamos a ver porque hay tanta gente frente a la clase y dejaros de tonterías -Con las palabras de su líder, ambas chicas, miraron a Eunjung un momento antes de irse tras ella.

Al parecer, Jiyeon había mantenido su palabra sobre la tregua. Algo bueno había sacado de todo eso. Aunque en algo tenía razón, en la entrada del aula estaban amontonados casi todos sus compañeros de clase

¿Qué era lo que estaba sucediendo allí? Así que, al igual que las otras chicas, ella también se acercó, curiosa, a ver que había allí tan interesante.

Con tanta gente no podía ver bien de que se trataba, así que dando algún que otro empujón, se puso frente al corcho donde ponían listas de exámenes y avisos. Y allí había una pequeña lista que los tenía a todos anonadados.


“Parejas para el próximo trabajo”


Por el título, adivinó de qué se trataba, no tenía mucho misterio. Solo le quedaba saber con quién haría el trabajo, pero no era tan fácil teniendo a Jiyeon y sus inútiles amigas al lado dando voces y codazos.

-Estoy segura que Jiyeon estará conmigo, y tú tendrás que hacerlo con otro -Soyeon, apartaba como podía a Boram para ver la lista, a pesar de los intentos de esta por ser ella quien lo viera.

-Apártate, no te hagas falsas ilusiones, sabes que no será así –Insistía la otra empujando a todo el que se le pusiese de por medio.

-No puede ser, esto debe ser una broma… -Escuchó susurrar a Jiyeon. Por un momento, pensaba que era por sus dos escandalosas amigas, pero cuando dio con su nombre en la lista, le faltó rasgar el papel.

Su nombre, estaba junto al de la diva. Tenían que hacer el trabajo juntas.

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