martes, 7 de junio de 2016

(YeWook) Loco por amor -Serial- Capitulo 5


RyeoWook fue por un pasillo y por otro, buscando al culpable hasta dar con él, tras haber hablado con Ayeon, la ex de su paciente. Cuando lo encontró, tiró de la tela de su bata hasta llevarlo a un rincón donde nadie pudiera escucharles hablar.

-¿De qué vas? Te dije que no le dijeras nada a nadie.

DongHae suspiró. Por lo visto las cosas no habían ido cómo él esperaba.

-¿Pretendías que me quedara sin hacer nada cuando estás en peligro?

-Yo no estoy en peligro.

-Lo estás, RyeoWook. Lo estás.

-¡No! -Le gritó, enfadado.- No me hará nada.

-Ni tú mismo te crees eso.

RyeoWook calló. Los ojos de DongHae miraban los suyos fijamente y pudo ver la preocupación en ellos. Desvió la mirada, sin decir nada.

-¿Ves? Tengo razón. RyeoWook, en serio, pídele a LeeTeuk un cambio. Yo mismo me encargaré de YeSung si hace falta. Quédate con uno de los míos.

-Pero ya estaba más tranquilo… -Susurró, dolido, refiriéndose a YeSung.- Ya parecía que se le estaba olvidando…

-¿Hasta cuándo, Wook? ¿Hasta que un día se le vuelvan a cruzar los cables y no haya nadie cerca para ayudarte?

-Va a empeorar aún más si me alejáis de él… Lo sé… Se enfadará, gritará, pegará si hace falta…

-No lo dudes. Pero sabremos retenerlo.



***



Llevaba horas pensando en ello. Pronto su turno acabaría y tendría que irse a casa. ¿Y si ellos tenían razón? ¿Y si se había pasado con Ayeon y realmente quería ayudarle? Empezaba a sentirse culpable por haberle dicho aquellas cosas. Realmente las pensaba, sí. Pero no había sido la mejor manera de decirlas.

Las palabras de DongHae resonaban en su cabeza una y otra vez. Quizás tenía razón y era lo mejor para YeSung y él.

Estaba destrozado, asustado y nervioso. Más que cualquiera otra vez desde que conocía a YeSung. Decidiera lo que decidiera, tenía miedo al resultado. Al final llegó a la conclusión de que, después de todo, ellos tenían razón. Quedarse junto a YeSung era un riesgo demasiado grande para él mismo y para la salud del paciente. Por el contrario, irse… podía traer cosas buenas.

La puerta del despacho de LeeTeuk sonó un par de veces.

-Adelante.

RyeoWook la abrió indeciso. Cerró una vez él estaba dentro de la habitación y se sentó en la silla, frente a su jefe, que lo observaba con curiosidad.

-Vaya, no pensé que estarías aún por aquí. ¿Qué pasa?

El menor tardó un poco en hablar, aún no estaba muy seguro de lo que quería o no. Pero ya que estaba allí, no iba a echarse para atrás.

-He venido a hablar de YeSung…

LeeTeuk frunció el ceño. No sabía exactamente qué pasaba, pero ya había imaginado hace tiempo que RyeoWook tenía algunos problemas con él.

-Claro, dime.

-¿Sería posible que… hubiera un cambio? Ya he hablado con DongHae y dice que a él no le importa encargarse de YeSung, que podemos hacer un cambio con alguno de los que él tiene y…

-Eh, eh. Tranquilo. -Le dijo LeeTeuk, sin entender nada.- ¿Por qué quieres eso? Necesito que me expliques qué ha pasado para autorizar ese cambio. No puedo hacerlo así porque sí.

RyeoWook dejó salir un leve suspiro. Al final tendría que acabar hablando.

-Digamos que no le pareció muy bien que yo esté a cargo de alguien más que no sea él.

-¿Y eso?

-Se puso… agresivo cuando se enteró. -Le estaba costando más de lo que pensaba.- Desde entonces está de muy mal humor, me trata mal…

LeeTeuk sabía que RyeoWook no le estaba dando todos los detalles, pero pudo ver el miedo en sus ojos.

-Entiendo… ¿Y dices que DongHae te ofreció hacer el cambio?

-Así es.

-En ese caso, si ambos estáis de acuerdo… Está bien. A partir de mañana irás con Dara. Si no te importa.

-No, no. Para nada. Lo veo perfecto. -RyeoWook no había tratado mucho con ella, pero sabía que no era problemática.

Salió del despacho sintiendo que se había quitado un gran peso de encima. Por otro lado, estaba muy nervioso e inquieto. Iba a ser un día difícil.



***



Al día siguiente, por la tarde, la puerta del dormitorio de YeSung se abrió cómo cada día para la visita.

Él levantó la vista rápidamente en cuanto escuchó el sonido de la puerta, esperando encontrar a RyeoWook. Pero allí estaba DongHae, mostrando una sonrisa e intentando ocultar sus verdaderos sentimientos con ella. Le daba miedo, y en más de una ocasión se arrepintió de haberse ofrecido de aquella forma, pero ya no podía hacer nada.

YeSung le miró entrecerrando los ojos, confundido, en cuanto le vio aparecer.

-¿Y RyeoWook? -Fue lo primero que dijo, sin esperar siguiera a que el otro se presentara.

-YeSung, a partir de hoy seré yo quien venga. -Le respondió, quizás demasiado directo.- Espero que no haya problemas con eso. Y si necesitas algo búscame a mí y…

-¿Qué? -Exclamó el paciente sin dejarle terminar de hablar y empezando a enfadarse solo con aquellas palabras, alzando la voz.- No. Tú te vas de aquí. Que vuelva él.

-Lo siento… pero eso no va a ser posible. -Le informó, intentando hacerlo en un tono calmado y mostrarse tranquilo. Pero le estaba siendo complicado hacerlo.

YeSung se puso en pie de un salto, mirando a DongHae desafiante.

-Lo será. Vas a irte y vas a decirle que venga ahora.

-No, YeSung. No puedo.

-¡Que lo hagas!

DongHae bajó la mirada, acobardado. Respiró hondo. Tenía que dar una imagen fuerte desde un principio si quería llegar a controlarlo. Alzó de nuevo la cabeza y llevó la mirada directamente a la de YeSung.

-No se puede. Lo siento mucho, pero no vas a tener más remedio que olvidarte de eso. Ya no se encarga de ti.

El puño de YeSung fue a dar con fuerza en el lado derecho de la cara del chico. DongHae se echó hacia atrás y se llevó instintivamente una mano a la zona golpeada, enrojecida.

-No se te ocurra intentar quitármelo.

DongHae le miró sin saber cómo reaccionar. No se había esperado para nada el puñetazo y le observaba espantado. En su interior crecieron unas ganas enormes de devolverle el golpe, pero sabía que no debía y tenía que mantener la calma. ¿Pero cómo iba a hacerlo en una situación así?

-YeSung… Tranquilo ¿Vale? Seguro que podemos solucionarlo… Nos llevaremos bien, ya verás…

Se produjo un segundo golpe. Esta vez en su abdomen. DongHae se encogió y gimió de dolor, incapaz de volver a pronunciar una sola palabra.

RyeoWook se encontraba en la habitación de Dara. No estaba muy cerca de la de YeSung, para su suerte. Había empezado a hablar con ella hacía un rato y le parecía una chica bastante agradable y sonriente, a pesar de su problema. A veces tenía que repetirle las cosas varias veces. Y tuvo que recordarle en más de una ocasión por qué estaba allí en vez de DongHae, pero por lo demás, todo iba bien.

Pero su cabeza no dejaba de dar vueltas a lo que estaría pasando con su amigo y su antiguo paciente. Estaba muy preocupado por los dos. Por la reacción de YeSung. No podía aguantar más tiempo sin saber cómo iban las cosas por allí.

Miró disimuladamente su reloj y vio que tan solo quedaba media hora para acabar su turno con Dara. Allí, dentro de la habitación, no había relojes. Así que si él le decía que ya era la hora de irse, la chica no se daría ni cuenta.

Y así hizo. Se despidió de Dara hasta el día siguiente y se escabulló por los pasillos hasta adentrarse donde estaba la habitación de YeSung. Aún tenía tiempo hasta que llegara el turno de KyuHyun.

No entraría al cuarto, no era conveniente. Pero se dejaría caer por allí para echar un vistazo rápido.

Escuchó gritos al otro lado del pasillo, reconociendo la voz de YeSung al instante y haciéndole saber que algo iba muy mal. A lo lejos en la puerta de YeSung, ShinDong, uno de los guardias del centro, había acudido al rescate de DongHae e intentaba sujetarlo para que el chico no recibiera más golpes. Pero era inútil. Gritaba, insultaba, se removía para intentar deshacerse del agarre de ShinDong, intentando golpearlo a él también y alcanzar a darle una patada.

RyeoWook no se lo pensó dos veces y corrió hacia allí para ayudar.

-¡YeSung, para!

Agarró uno de sus brazos e intentó ayudar así a sostenerlo. Pero YeSung movió el brazo con brusquedad, con tan mala suerte que su mano fue a impactar contra el rostro de RyeoWook.

Se apartó al momento, en cuanto sintió el golpe. Se llevó la mano a la nariz, donde había recibido el golpe. El dolor era intenso. Al retirar la mano vio una pequeña mancha de sangre en ella, procedente de su nariz. Su respiración se aceleraba por momentos, nervioso, y sus ojos se humedecieron.

Entonces fue cuando miró hacia la habitación. DongHae se apoyaba en la cama con dificultades para respirar y un gran moratón en el rostro. Esquivó a YeSung y entró corriendo para ayudar a su amigo.

-Vamos, te sacaré de aquí… -Le susurró, pasando un brazo por su cintura para ayudarle a levantarse.

-¡Puto traidor! -Se escuchó desde la puerta.- ¡Desgraciado! ¿Cómo te atreves a abandonarme así?

RyeoWook ni siquiera se atrevió a mirar hacia allí. Sabía perfectamente para quien iban dirigidas esas palabras.

Otro hombre, alto y robusto, había acudido allí para ayudar a inmovilizar a YeSung. Ahora lo agarraban entre dos y le era imposible mover los brazos y avanzar. Pero pataleaba cómo un niño furioso.

Lo apartaron de la puerta para que RyeoWook y DongHae pudieran salir de allí sin peligro.

Mientras se alejaban por el pasillo, RyeoWook seguía escuchando los gritos e insultos de YeSung, haciéndole sentirse la peor persona del mundo. Se sentía culpable y horriblemente mal. Si hubiera aguantado nada de aquello habría pasado. Su amigo no estaría camino de perder el conocimiento y YeSung no se habría puesto de aquella espantosa manera.

Notaba el gusto de su propia sangre goteando desde uno de los orificios de su nariz hasta los labios. Caminaba con pasos lentos, intentando sostener a DongHae quien estaba apoyado en él y casi no podía moverse. Los golpes de YeSung casi lo dejaron sin respiración, de forma literal.

Mientras salían del pasillo, vio cómo mucha gente se había acercado al lugar para ver qué estaba pasando. El alboroto que se había creado había atraído a más de un curioso.

A cada uno de sus lados se escuchaban los murmullos de la gente y notaba las miradas puestas sobre ellos.

Buscó un lugar cómodo y seguro donde sentar a DongHae, llevándolo a una sala de espera con sillones y sentándolo cuidadosamente sobre uno de ellos. Un enfermero acudió inmediatamente para examinar a DongHae y asegurarse de que los daños no eran demasiado graves.

RyeoWook no podía seguir viendo aquello. Sin decir nada, se fue de allí y se encerró en el baño, solitario en aquel momento.

Se limpió la sangre con un poco de agua. Las manos le temblaba. Sus lágrimas caían sin cesar y su pecho dolía. Por un momento incluso consideró la idea de dimitir de su trabajo y escapar de allí.

Todo había llegado a un límite demasiado extremo.

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