martes, 7 de junio de 2016

(LeoBin) The key of my heart -Serial- Capitulo 2


Nota: ¡Hola a todos! Un nuevo capitulo del Leobin por aquí, que lo disfrutéis. ^^

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Cuando logró recuperar el control, y volver a respirar con normalidad, regresó al estudio. Hak Yeon y Hongbin parecían estar hablando de algo importante, ya que ambos tenían un aspecto sorprendentemente serio, así que les dio su espacio y esperó junto a la puerta. Tras pocos segundos, y una vez que los murmullos cesaron, decidió entrar sin armar mucho revuelo.

Como cuando Hongbin llegó al estudio, Taek Woon volvió a evitar su mirada. Mientras intentaba darse fuerzas se dijo que lo único que tenía que hacer era centrarse en las fotos. Sacar una docena buenas y, con suerte, acabar antes de tiempo.

– Empecemos – dijo con tono neutro, pero aun así consiguió hacer saltar de sorpresa a Hongbin en su silla.

El modelo y Hak Yeon se pusieron en pie y ambos caminaron hasta llegar frente a los focos. Leo agachó la mirada mientras su compañero, aplicando los últimos retoques, tocaba aquel cuerpo prohibido. Nunca creyó sentir tantas ganas de arrancarle la cabeza a N como en aquel instante. A pesar de todo, guardó todo rastro de odio o celos y encendió las luces tras coger una de las cámaras.

– Hak Yeon… – dijo secamente volviendo la vista a su amigo.

– Ya está – respondió este, saliendo rápidamente del cuadro de la cámara.

Por otro lado Hongbin seguía quieto, aún con la ropa interior puesta. Taek Woon pudo notar un ligero temblor en las rodillas del menor y la mirada fija en el suelo. Algo que ya había visto en muchas ocasiones, un signo inequívoco de pánico escénico. Solo quedaba esperar el momento en que Hongbin se diese por vencido, decidiera irse y aquella farsa acabase.

– Mm…Si te es más fácil, puedo irme. Así solo Taek Woon te verá, cielo. – Leo se volvió rápidamente hacia Hak Yeon, aturdido por las palabras que acaba de soltar su compañero.

Sin embargo, el corto asentimiento por parte de Hongbin, acabó desarmándolo completamente. Él junto Hongbin desnudo, ambos solos en el pequeño estudio. No supo negarse a tiempo, en apenas unos segundos N le había dejado una esponjilla manchada con polvos por si requería eliminar brillos.

– Si necesitáis algo estaré arriba en la oficina – dijo con una amplia sonrisa mientras se acercaba sibilinamente hasta el oído de Taek Woon -. Recuerda, sé amable.

Tras un instante de duda, N abandonó el lugar, cerrando la puerta tras él. De pronto Leo se olvidó de como respirar con normalidad, aquella situación era tan sumamente extraña e incómoda…Sin embargo, aún mantenía la esperanza de que Hongbin se echara atrás para poder irse a casa y, quizá, dormir doce horas.

– Si te quedas será para trabajar – dijo el mayor intentando sonar decidido a continuar aquello, aun cuando las manos le sudaban y no paraba de tragar saliva.

Hongbin le miró de soslayo y, tras morderse el interior del labio inferior, comenzó a bajar la goma del bóxer por su cadera hasta las rodillas para, desde ahí, dejarlos caer al suelo. Levantando un pie tras de otro finalmente se desprendido de aquella íntima prenda de ropa.

Taek Woon había presenciado observando minuciosamente el proceso, olvidado que Hongbin le había estado mirando en todo momento. No pudo impedir que sus ojos viajaran por toda la anatomía del más joven, especialmente en un punto que provocó un leve sonrojo en sus mejillas.

– Bien…- su voz sonó diferente en aquella ocasión, más grave que de costumbre -…siéntate sobre la sábana azul…al fondo.

Hongbin acató su orden sin dudar dándole la espalda a Leo, quién no dudó en aprovechar, durante tres dulces segundos, y admirar al menor más detenidamente. Mas, solo fue por un corto espacio de tiempo, antes de que pudiera darse cuenta Hongbin ya estaba sentado en el set y le miraba con una expresión curiosa.

Inspiró, intentando calmar su acelerado corazón, y agarró con fuerza la cámara acercándose unos pasos al modelo.

– Relájate – dijo Leo al ver la tensión en los músculos de Hongbin.

– ¿Eh?

– Aparecerás en un artículo de meditación…- aclaró con incomodidad -…solo haz lo que te diga.

Dejando la cámara en el suelo se acercó a este y le pasó un trozo de la sábana por encima de sus partes íntimas, creando algunas arrugas de más. Luego le indicó que flexionara una rodilla y se reclinara hacia atrás, apoyado su peso en las palmas de las manos.

Caminó unos pasos atrás para comprobar la imagen final y luego volvió a coger la cámara.

Uno de sus fantasías cuando conoció a Hongbin era verlo desnudo, un deseo inocente de un adolescente hormonalmente alterado, que llegó a cumplir a medias cuando este se quitaba la camisa en las clases de gimnasia. Ahora las circunstancias habían cambiado, y no sabía cómo interpretar las sensaciones que aquella extraña situación le producía.

Otro de sus deseos había sido pasar una noche junto a él. Quedar para cenar, jugar y, posteriormente, dormir juntos. Algo que no se llegó a cumplir debido a la estricta madre de Hongbin, quien cuidaba demasiado sobreprotectoramente de su hijo. También se acordaba del tiempo en que los padres de Hongbin aún seguían juntos. Pero, pocas semanas antes de que este rompiera con él, acabaron separándose. El padre de Hongbin se iría a Londres y su madre permanecería en Corea. Por supuesto, el resto era historia.

Sacudiendo la cabeza Taek Woon volvió a centrarse en la realidad que ahora le tocaba vivir. Ciertamente sabía mucho de Hongbin gracias a que fue su primer amor, pero ahora no era más que un antiguo conocido.

– Aguanta la respiración – por suerte su voz había vuelto a la normalidad – y no pestañees tanto.

Las fotos volaron. Hongbin accedía a todo lo que Leo le decía con una facilidad, y habilidad, asombrosa. Además, el chico poseía un talento innato para modelar. Pasados los primeros veinte minutos Taek Woon podía asegurar tener más de la mitad del material que necesitaba.

Ciertamente los dos habían actuado con profesionalidad y, eso, era algo de lo que el mayor estaba muy agradecido. Si Hongbin hubiera querido hablar con Leo, como cuando Hak Yeon llegó al estudio, este hubiera cancelado la sesión. Algo que solo le habría retrasado con la entrega de las imágenes y supuesto un quebradero de cabeza.

Ahora, lo importante era que el rostro de Hongbin solo quedara parcialmente expuesto. Con algunas sombras su identidad estaría oculta a ojos de los redactores y, posteriormente, lectores de la revista.

– Bien…- Taek Woon tragó aún con la garganta seca, aquella sería la peor parte -…Quita la sábana y pon tus piernas flexionadas frente a mí.

Hongbin tardó apenas dos segundos en adoptar la nueva posición, pero aquello no se correspondía con la imagen que el mayor tenía en mente.

– ¿Así está bien? – preguntó, preocupado por la expresión del fotógrafo.

– No…- dijo Leo con sorprendente determinación, caminando lentamente hasta llegar junto a Hongbin.

Arrodillándose frente a él, le colocó las rodillas sobre el pecho con los talones cruzados, de manera que sus partes íntimas no pudieran ser vistas por la lente de la cámara. Se podría decir que la tensión en el ambiente se disparó cuanto Leo tocó la piel del menor. Pudo sentirla cálida y suave bajo su palma algo que, si bien jamás admitiría, disfrutó como un niño.

– Mejor, – dijo tras alzarse y alejarse un poco del modelo – continuemos.

Tras aquella y otras dos posiciones Taek Woon quedó satisfecho y dio permiso a Hongbin para vestirse. Mientras se giraba, para no martirizarse con el bello cuerpo del menor, empezó a recoger sus cosas e intentó controlar su acelerado corazón.

– ¿Taek…podríamos hablar? – el mencionado se volvió, Hongbin lo observaba aun en medio del set de fotografía, aunque con la ropa interior ya puesta.

– No – respondió con firmeza, volviendo a darle la espalda.

– Por favor, necesito que sepas muchas cosas…

Era evidente que el menor quería arreglar su pasado juntos, pero Taek Woon se negaba a saber nada más de él. Para el mayor Hongbin solo había habido uno, ese chico dulce y atento que conoció de joven y prefería recordarlo así. No creía poder entender la razón, que ahora el modelo insistía en contarle, de por qué se fue. Y, además, se sentía incapaz de escucharlo.

– No me importa – respondió con dureza, controlándose para alterarse más -. Todo lo que tenga que ver contigo, dejó de interesarme hace tiempo.

No obtuvo respuesta del menor por lo que siguió hablando.

– Si solo estabas aquí por eso no hace falta que sigas insistiendo. Es más, no vuelvas, ya encontraremos a otro modelo – dijo volviendo la vista ligeramente hacia el más bajo -. Estas fotos saldrán a vista del público y se te pagarán, el resto lo decides tú.

Hongbin miró a los ojos a Taek Woon y asintió frotándose los brazos con apreciable vergüenza. Intentó esconder el temblor de su labio con una pequeña y forzada sonrisa, tragándose cualquier sollozo, no quería parecer aún más débil de lo que ya se sentía.

– Entonces…iré a vestirme.

Taek Woon no dijo nada y con el móvil mandó un mensaje a Hak Yeon para que volviera al estudio. Él iba a irse ya, con suerte, antes de que Hongbin saliera del vestidor. Recogió sus pertenencias personales y salió de allí justo cuando N bajaba del piso superior.

– ¿Todo bien? – preguntó al notar una expresión extraña en el rostro del fotógrafo.

– Perfecto, – respondió el otro sin detenerse – creo que no vendrá mañana.

– ¿Qué? ¿Por qué? – de pronto la expresión curiosa del mayor cambió, parecía realmente enfadado – ¿Qué le has hecho?

– Nada. Es él…- respondió ya a punto de cruzar el umbral, dispuesto no volver a ver a Hongbin nunca más -…No sabe lo que quiere.

Aquella tarde no esperó a su fiel y peludo amigo en el parque, decidió marcharse tras dejar la comida en el lugar de siempre. Había pasado un infierno aquel día y necesitaba descansar. Compró comida pre-cocinada para llevar y fue a su piso cuando aún el sol no se había puesto.

Ni siquiera logró acabarse los fideos instantáneos aquella noche. Tenía el estómago revuelto y le dolía la cabeza como sí alguien, desde el interior del cráneo, le golpeara fuertemente. Todo era culpa de Hongbin, por haber vuelto y removido el pasado. Su tranquila vida había vuelto a alterarse por él.

Ya ni siquiera estaba seguro de cómo se sentía. Creía haberlo olvidado, pero sabía que su propio corazón era un misterio.

Podría creer que lo odiaba, pero en realidad lo único que hubo en todo momento fue una insufrible tristeza. Culpaba a Hongbin, pero él tampoco fue lo suficientemente valiente como para defender lo que ambos tenían. Ni siquiera quería saber el motivo de su regreso, por miedo a abrir esta herida y salir más dañado.

Definitivamente esa no era la mejor noche para replantearse que había realmente en su corazón. Confiaba en que unas buenas y tranquilas horas de sueño le ayudaran, pero encomendaría aquello a su antigua medicación. Cogió el paquete de somníferos que guardaba en el baño y sacó dos comprimidos*. Antes de meterse en la cama los tragó fácilmente con ayuda de medio vaso de agua para, instantes más tarde, taparse hasta la altura de los ojos con las sábanas.



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Aquella parecía una estupenda mañana, el cielo estaba completamente despejado…En resumen, había tenido una noche tranquila. De modo que, cuando pasó por el parque para ver a su amigo, no podía dejar de pensar que todos sus problemas finalmente se habían ido.

Silbó y echó un poco de comida sobre el suelo mientras se sentaba a esperar a aquel gato. Sin embargo la espera no paraba de alargarse, algo que empezó a preocuparle pasados diez minutos. Era cierto que, recientemente, no había pasado tiempo junto a aquel felino.

¿Habría olvidado a Taek Woon y se habría marchado a otro lugar? ¿Y tan solo por haber pasados dos días lejos de él? Se le empezaba a hacer tarde para ir al estudio, así que decidió marcharse aún con la duda de si volvería a ver a aquel juguetón animal.

Más, lo que empezó siendo un buen día, no paraba de empeorar a cada momento.

– Te voy a matar – apenas había cruzado el umbral de su negocio y ya tenía a Hak Yeon encima – ¿Por qué no puedes ser amable con las personas? Tan solo pido eso, no creo que sea mucho.

– ¿Qué te pasa?

– ¿Qué me pasa? ¿¡A mí!? – Taek Woon empezó a hacer memoria sobre lo que su compañero podría molestarse hasta hacerle gritar de aquel modo, pero no encontró nada – ¿Qué te pasa a ti? ¿Te pedí que fueras amable con el chico del otro día y sabes cómo acabó el pobre?

– No me interesa.

– ¿Ves? Ese es tu problema, nunca te pones en el lugar del otro, pues te diré algo – la cara de N empezaba a adquirir un tono rojo muy intenso.

Leo no creía haber visto nunca a Hak Yeon de aquella forma, hasta el momento había sido comprensivo con su tímida forma de ser. Casi no podía reconocer a su amigo y le era difícil comprender por qué, el que Hongbin se hubiera ido, le había alterado de esa manera.

– Estoy muy enfadado contigo, ese chico fue muy valiente a pesar de lo que le tocó vivir – Taek Woon no creía que un divorcio cuando eres un adolescente fuera algo tan dolorosamente difícil de superar.

– No sabes nada de ese chico.

– En eso te equivocas, sé que tuvo problemas de joven.

– Todos los tenemos.

N pareció quedarse mudo un instante, en el que no paraba de mirar con los ojos muy abiertos a su compañero de trabajo.

– Eres increíble, no pensaba que pudieras llegar a ser cruel. Creía que solo eras tremendamente tímido, – Taek Woon se sintió herido al oír como su amigo le acusaba y se ponía de parte de un extraño – al parecer me equivocaba.

– ¿Cruel? No sabes lo que ocurrió conmigo y ese chico.

– Pues dímelo, y explícame la razón por la que no quiso continuar con el trabajo.

– Simplemente no puedo fingir ser amable con alguien…- pensó durante unos segundos como describir a Hongbin -…al que no puedo ni mirar.

– Entonces, admites que por tu culpa se fue.

– Él lo decidió.

Hak Yeon suspiró en voz alta y se pasó la mano por el pelo, intentando calmarse para pensar con claridad. Quería ser objetivo, pero aquel chico parecía tan inocente…Había sido capaz de salir en una revista desnudo para tener una sola oportunidad de hablar con Taek Woon. Además, había muchas otras partes que no sabía ni entendía de aquella historia, y le empezaba a doler la cabeza.

– No puedo ni pensar que pudo hacer, tan horrible, para que no seas capaz de perdonarlo.

– Quizás…soy cruel. – alegó, haciendo referencia al anterior comentario del mayor.

– No Taek Woon, aunque te haya dicho eso, sé que en el fondo no serías capaz de hacerle daño a nadie.

Hak Yeon fue hasta una de las sillas junto a la entrada del set de fotografía y se sentó. Quizá cansado por la reciente, e inesperada, pelea.

– ¿Estás dolido por algo que ocurrió en el pasado entre tú y ese chico?

Taek Woon asintió lentamente evitando de repente la mirada de su compañero.

– Entonces lo que necesitas es hablar con él y arreglarlo. De lo contrario siempre pesará sobre tu conciencia el no haberle dado, al menos, una segunda oportunidad.

En los ojos de Leo brillaron momentáneamente destellos de duda. Sin embargo, fue apenas un instante en el que se dejó llevar por las palabras de su amigo. Pronto volvió a creer firmemente que estaba en todo su derecho al no querer escuchar a Hongbin, ni saber de él. Y su lado egocéntrico lo apoyaba.

– Voy a trabajar.

– Está bien…- Hak Yeon no parecía tener fuerzas para continuar con aquel tema, por lo que Taek Woon suspiró de alivio.



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Ya que Hongbin no iría a trabajar hoy, tenían que esperar alguna oferta más. Mientras, puesto que aquel día no tenían ningún evento programado, decidió que sería buena idea ponerse a revisar las fotos sacadas el día anterior. Aunque pospondría todo lo posible hojear el trabajo realizado por Hongbin.

Al otro lado de la sala, Hak Yeon seguía atento a las posibles propuestas de los modelos. Durante toda la mañana llamaron tres prometedores aspirantes pero, al saber que era un desnudo, educadamente retiraban su ofrecimiento. Se podría decir que el humor de Hak Yeon no iba a mejorar fácilmente.

– Voy a por un café, ¿quieres que te traiga otro? – preguntó el más bajo con aire cansado.

– Mm…- Taek Woon asintió sin despegar la mirada de la pantalla del ordenador.

N salió de la sala rogando por que volviera a caer del cielo un ángel como Hongbin. Aunque, lo que realmente le estaba rondando en la cabeza era la historia que compartían él y Taek Woon. Algo grave debía haber ocurrido entre ambos, probablemente hacía mucho tiempo.

Lo que Hak Yeon no llegaba ni siquiera a conciliar era la posibilidad de que se tratare de un tema de desamor. Taek Woon nunca había dado señales de querer a nadie más que los animales, o los niños pequeños. El amor era algo que no le había llegado aún, o eso pensaba mientras esperaba en la cola para pedir los cafés.

A tan solo dos manzanas, el chico de ojos negros como el carbón seguía en el mismo lugar, analizando y seleccionando las fotos que más le gustaban. Aquella era la parte más aburrida de su trabajo. Por otro lado, hoy no tenía más que eso por hacer.

Ya planeaba como iba a pasar el resto de su tarde cuando las fotos del bebé se acabaron. Algo terriblemente malo para Taek Woon quien, durante unos minutos, había conseguido olvidar a Hongbin. Ahora pasaría un buen rato mirando escrupulosamente fotos en las que no dejaba de aparecer el menor, desnudo y desde distintas posiciones y ángulos.

Se frotó la cara en un último acto de rebeldía, pero aquello era inevitable, tenía que terminar el trabajo que había empezado. Pulsó sobre el archivo que contenía plasmado, en más de quinientas fotos, aquella tersa y blanca piel. Haciendo un último esfuerzo, empezó a hojear por encima, y eliminar las imágenes que no le gustaban. Pasados los primeros quince minutos la cantidad se había reducido a la mitad y ahora le tocaba la peor parte, concentrarse en observar con todo detalle cada fotografía.

Aunque intentara no sentir nada viendo aquello, la realidad era muy diferente. Sería imposible que su corazón no se acelerara viendo los brazos y piernas de Hongbin. Su cabello revuelto, aquel níveo y tentador cuello, esos abdominales ligeramente marcados y sus amplios y firmes pectorales…

Taek Woon quedó paralizado al notar un detalle casi inapreciable. Algo que había pasado por alto cuando los focos no iluminaron de frente al modelo. Sus ojos miraron una y otra vez aquella marca extraña en el pecho de Hongbin sin reconocerla. Prácticamente podría dibujar con todo detalle el torso del menor, gracias a la expresa atención que le prestaba en clase de gimnasia, cuando este aún iba al instituto.

Aquella cicatriz debía de haber ocupado ese lugar en el intervalo de tiempo que transcurrió desde el día en que Hongbin dejó de asistir a clase, hasta hoy. Sin embargo, sabía que no era una simple cicatriz. El que estuviera situada sobre su corazón significaba que el menor necesitó una intervención médica específica.

¿Podía significar que Hongbin tuvo algún problema de corazón cuando estuvo en Londres? ¿Sería eso a lo que se refería Hak Yeon cuando habló del pasado de menor? ¿Era posible que Hongbin y su compañero de trabajo hubieran hablado de ello cuando él se ausentó?

De pronto se asustó de sus propias suposiciones, se estaba enredando de nuevo en temas que incumbían a Hongbin. Se había prometido dejarlo de lado, pero volvía a caer en él una y otra vez. No obstante, y lo peor de todo, es que sentía como la curiosidad empezaba a picar bajo su piel.



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Comprimido* = Medicamento en forma de pastilla o gragea.

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