martes, 7 de junio de 2016

(EunYeon) Your new enemy -Serial- Capitulo 3


Nota: ¡Hola, hola! Hoy vengo a dejaros el tercer capitulo de esta historia, el cual espero que os guste y me lo hagáis saber si es así a través de un comentario. ¡Muchos besos! ¡Nos leemos! ^^

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Aquel día, era un gran día para ella. Como todos los años, celebraba una gran fiesta en el instituto a la hora de la comida, donde invitaba solo a los de su confianza y le daba alguna que otra lección a quien se la merecía. Ella lo veía más como un acto para dejar claro ante todos, que aquel le no se interpusiera en su camino, tenía un premio, pero si alguien se atrevía a ser un estrobo, recibiría su castigo, de una manera o de otra.

Había hablado con su padre, y había encargado una gran tarta que compartiría con todos, además de llamar a un catering para que todos disfrutaran de una comida mejor de la que daban en el comedor del instituto. Y no solo eso, sino decoradores también, para que lo llenaran todo de globos y adornos por el techo.

La fiesta no era por nada en especial, simplemente era una tradición que había cogido, y era consciente de que muchos de los estudiantes se cuidaban antes de que llegara ese día, para que ella no les humillaran ante todos.

Pero aquel año no necesitaba meditar quién sería el tonto que humillaría, sabía quién sería. Y sabía que después de ese día, Eunjung se moriría de vergüenza cada vez que pusiera un pie en el instituto.

-Este año has pensado hasta en los mínimos detalles, ¿eh? Me han dicho que la comida lleva una pequeña bolsa de chuches como complemento -Soyeon, sentada a su lado, le hablaba entusiasmada sobre la fiesta.

-Sí, he decidido que quiero complacerlos a todos este año, al ser el último, quiero que todo sea perfecto.

-Y lo será, estoy segura.

-Oye ¿y ya lo tienes todo pensado para tu próxima víctima? -Boram, estaba inclinada sobre su mesa, y como siempre, más curiosa por quien iba a torturar. Eso era lo que le gustaba de ella, que tenía una mente retorcida, aunque no tanto como la suya.

-Por supuesto ¿con quién te crees que estás tratando? Pero no esperéis que os cuente nada, prefiero que sea una sorpresa -Se sentía bien con ella misma cuando sus amigas estaban ansiosas porque esa capaz de hacer. Y es que ser su centro de atención lo era todo para ella.

-Estoy segura que es esa chica, la nueva -Soyeon movió la cabeza, señalando a Eunjung. No le importaba que lo hiciera, estaba muy claro que sería ella.

-¿Sabrá algo de esta fiesta o nadie le habrá dicho nada? -La pregunta que Boram había realizado por suerte no le pilló por sorpresa, porque ya se la había formulado antes a ella misma.

-Está claro que no, porque está aquí. No hubiera ni venido -Sus dos amigas comenzaron a reír ante el comentario de Soyeon. Ella ni se inmutó.

-Da igual que lo sepa o no -Las interrumpió Jiyeon.- Esta no va ser la última ocasión en la que se sienta ofendida o avergonzada ante todo el instituto, no pienso parar hasta que la vea hundida. Después, haré que siga así por el resto de su vida.

-Si no te conociéramos pensaríamos que eres muy cruel -Soyeon sonrió divertida frente a la idea de poder ver más diversión como la que le esperaban hoy.

-Pero todos sabemos que lo haces por el bien común -Boram apoyó a su otra amiga. Ambas sabían cómo complacerla. Jiyeon era consciente de que estaban con ella y la apoyaban en todo por no estar en contra suya. Sus posiciones a su lado eran privilegiadas y eso lo sabían apreciar.

-Eso no lo dudéis, chicas.

Dando por acabada la conversación cuando el profesor apareció por la puerta. Justo después de esa clase comenzaría todo. Le había dedicado mucho tiempo para que todo saliera a pedir de boca. Su padre tenía muchos contactos, era el mayor inversor de toda la ciudad y lo conocía mucha gente, así que solo había tenido que hacer un par de llamadas para que estuviera todo listo.

Incluso ese día, había decidido estrenar un modelito que un diseñador de moda le había regalado porque su padre había invertido dinero en su nueva línea de moda. Y pronto tendría a todo el instituto puesto al tanto de quien llevaba las riendas en la sociedad en la que les había tocado vivir. No podía salir nada más perfecto que ese día.

En cuanto acabó la clase, salió la primera. Quería revisar todo para asegurarse que estaba como lo había encargado. Había indicado que el comedor se mantuviese cerrado hasta que ella diera la orden de que estaba todo en su sitio y que la gente podía ir entrando ya. Cuando entró, su madre se encontraba allí, revisando que estuviera todo.

-Mamá, no esperaba que vinieras. Esto es cosa mía -Que estuviese allí su madre solo significaba algo malo. No sabía si quería saberlo o no.

-Lo sé, aun así he querido venir para que tu fiesta estuviera perfecta. Tienes que dar una imagen de superioridad a todos, y si tienes algún fallo, sabes que habrá quien te cuestione -Su madre, era igual que ella. Siempre le contaba las cosas que hacía en su época de estudio y como humillaba a todos los pardillos. Pero ella tenía mucha más clase, de eso no había duda.

-¿Qué problema hay esta vez? -Jiyeon fue directa, no tenía mucho tiempo antes de que todos quisieran entrar.

-Uno muy grande. Por eso te he tenido que descontar algunas cosas. Como los globos o dar chucherías con la comida, la cual he tenido que cambiar también, no puede ser lo mejor de lo mejor, solo algo de nivel medio -Mientras le hablaba, su madre ni siquiera levantó la mirada de los papeles que tenía ante ella, solo le hablaba de manera indiferente, como si comenzar a cambiar sus planes fuera lo más normal en el mundo.

-¿Qué? ¡¿Por qué has hecho eso?! -Le estaba arruinando todo, le estaba quitando todo lo especial que había pensado para llamar más la atención.- No te he pedido que me estropees la celebración.

-No me importa lo que digas, cariño, pero tenemos un problema mucho más grande, por lo que todos tus gastos hay que recortarlos. No quiere decir que te quedes sin ser la reina del instituto, pero ya no puede ser a lo grande como estás acostumbrada.

-¿Y qué problema es ese para que no pueda ni siquiera ser un poco feliz? -Jiyeon estaba completamente indignada ante las palabras de su madre. Como le cabreaba que actuara por cuenta propia, sin consultárselo.

-Tu padre se ha endeudado -Por fin, su madre levantó la vista de los papeles para mirarla fijamente a los ojos. Se la veía muy cansada, parecía haber envejecido unos cuantos años de golpe, cuando siempre había sido muy hermosa y joven.- Uno de sus socios lo ha timado, y mucho, y ahora le debe dinero a mucha gente. Tiene que dárselo si no queremos que nos embarguen la casa. Así que mientras busca un trabajo o alguna manera de volver a conseguir dinero, hay que hacer recortes. Lo siento cariño. Pero ya puedes empezar tu fiesta, está todo perfecto.

Y como si no hubiese dicho nada malo, como si nada hubiese ocurrido en cuestión de minutos, su madre le dio un beso en la frente y se marchó, dejando a Jiyeon desolada y sin palabras ¿su padre tenía muchas deudas? ¿Cómo había acabado sucediendo eso?

Él siempre había tenido mucho cuidado con ese tema. Eso cambiaba mucho las cosas y su estilo de vida. Se empezaría a quedar sin todos sus caprichos. No había cosa que le diera más pánico.

Pero tenía que volver a la realidad. Se tenía que enfrentar ahora mismo a una multitud de gente, los cuales no podían saber nada de lo ocurrido con su padre, así que tenía que aparentar serenidad y seguridad para que nadie sospechara.

Aun así ya se encargaría más tarde de hablar con su padre y acabar aclarando las cosas. Ahora tenía que hacer una gran actuación, empezando por abrir las puertas y dejar que la gente entrara.

Abriendo las puertas de par en par, dio la bienvenida a todos y les invitó a pasar al salón, que pasasen por un lado para recibir su comida y se sentaran donde más quisieran. Y todo con una gran y brillante sonrisa en el rostro.

Fue cuestión de unos segundos que sus amigas se pusieran a su lado, como dos perritos falderos. Aunque aquel gesto la llenó de más fuerza y seguridad. Mientras sonriera y todo fuese como debía ir, ni ellas ni nadie más notarían que la conversación con su madre le había afectado más de lo que quería creer.

-Jiyeon, no es por cuestionar nada, pero ¿no iba a ver chuches en la comida? -Soyeon se le acercó, para preguntarle en voz baja para que solo ella se enterase.

-Iba, tú lo has dicho. He decidido a última hora gastar ese dinero en algo que guste más -Al final tuvo que decir una mentira a medias, aunque tampoco le importaba. No tenía que ir dándole explicaciones a nadie.

-¿Y puedo saber de qué se trata?

-Todo a su debido tiempo, no quieras ser una agoniosa -Su contestación fue suficiente para que ni Soyeon ni Boram se atrevieran más a cuestionar sus palabras.

Todas las personas que entraban al comedor, tenían que pasar por delante de ella primero si querían coger su comida. Ella escrutaba la mirada de todos, y decidía si alguno comía o no.

Los desdichados que se les negaba comer, no podían permanecer en el comedor. Y algunos, a pesar de saber que serán rechazados, se atrevían a entrar y probar suerte. Pero quién le interesaba a ella que entrase, no aparecía aún

-Atención a todos -Dejando todo a un lado, cogió un micrófono y se subió a una pequeña tarima, donde todo el mundo la podía ver desde cualquier lugar de la sala.- Como muchos sabéis, aunque otros no, siempre, todos los años, hago la misma celebración, para demostraros que no soy tan mala persona como algunos han osado insinuar. Solo vosotros, todos vosotros, sois dignos de tener una gran comida y podéis contar con el privilegio de estar felices y tranquilos en nuestro amado instituto.

Tal y como esperaba, al acabar su discurso, todos le aplaudieron, incluso llegó a escuchar algún que otro silbido. Todos la adoraban y eso era más que suficiente para hacerla sentir satisfecha.

-Espero que sea de vuestro agrado. Es una pena que esta sea la última fiesta así que haga, ya que es mi último año en el instituto, pero prometo crear la mayor fiesta de fin de curso que jamás, en todos los años de historia desde que se fundó esta institución, se haya visto ¡que os aproveche!

Más la vitoreaba, más se crecía ella. Orgullosa de sí misma, se bajó de la tarima, y volvió su atención a sus amigas, que le aplaudían con ganas. No le interesaba mucho lo que tuvieran que decirle, siempre era lo mismo y ya se lo sabía. Pero cuando volvió la mirada a la sala, vio como entraba quien quería que entrase.

-Vaya, vaya, quien tenemos aquí, eras Eunjung ¿verdad? -Se dirigió directamente a la novata. Por fin comenzaba la fiesta para ella y eso la satisfacía más que la alabasen.- Bienvenida, has venido en el momento más adecuado, pasa, pasa.

-No, gracias, me voy a almorzar a otro lado, esto no va conmigo -La chica le respondió de manera indiferente. En una situación normal se alteraría, pero quería mantener un poco la calma si quería que su plan funcionase.

-Por favor, voy a sacar mi gran tarta en honor a todos, no me harás el feo de irte sin probar un poco antes ¿no? -Intentó parecer de lo más convincente a pesar del desdén con el que le miraba. Esa maldita se enteraría por estar desafiándola tanto.

-No me interesa la tarta -Eunjung fue tajante con su respuesta.

-Pues no lo hagas por mí, hazlo por ti, por intentar integrarte entre nosotros, porque aun no tienes ningún amigo ¿no? -Esta vez fue directa, sin ningún rodeo.

En un principio, creía que no funcionaria, pero la vio vacilar. Su silencio y que le mantuviese la mirada durante unos segundos, fue suficiente para saber que se quedaría. Lo había conseguido.

-Chicas, decidle a la cocinera que saque la tarta -Sus dos amigas no tardaron ni un segundo en reaccionar y correr a la cocina. Casi que mejor, así la novata no le daría tiempo a echarse para atrás e irse.

Tal y como le había indicado momentos antes a la cocinera, esta puso la tarta a su lado. Una gran tarde, de varios pisos, que impactaba a cualquiera. Todos en el comedor se quedaron mirando, asombrados por lo grande que era y como llamaba la atención. Era un pastel digno para ella.

-Eunjung ¿por qué no entras y buscas un sitio donde sentarte? -Le ofreció, con una sonrisa. Todo estaba perfectamente en su lugar, solo faltaba que la chica accediese.

Sin decirle nada, y vacilando algo, Eunjung pareció moverse. Para poder entrar, tenía que pasar por delante de ella y de la tarta. Justo lo que quería Jiyeon.

Cuando estaba a su altura, estiró un pie, haciéndole la zancadilla. Al tropezar y a la vista de todos, Eunjung cayó sobre la tarta, cubriéndose al completo de esta. Unas grandes carcajadas comenzaron a estallar en toda la sala. Justo lo que quería.

-Eunjung ¿estás bien? Eres muy torpe, eh, siempre andas tropezándote -Con una ladina sonrisa, la observó de arriba abajo. Más humillada no podía estar.

-Si piensas que así conseguirás lo que quieras, estás muy equivocada -Dedicándole una dura y fría mirada. Pero eso a Jiyeon le importaba bien poco.

La chica se fue corriendo de allí, pero eso solo provocó que las risas fueran en aumento. Se sentía mucho mejor, como debía sentirse. Ya había dejado claro a todo el mundo que Eunjung no era nadie, y ahora nadie le hablaría. No le sería muy difícil acabar con ella, se lo estaba poniendo demasiado fácil.

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