Nota: Siento muchísimo todo el retraso que tengo con las publicaciones, pero tanto examen acabó con mi triste cerebro, pero estos días intentaré ponerme al día. Espero que les guste este segundo capitulo donde veremos más que le depara a CL, a la cual he optado por darle una chispa de gracia para que la historia no sea tampoco muy aburrida ¿Qué les parece? Pero no se desesperen, que el drama está a la vuelta de la esquina. ¡Ah! Y les recuerdo que tenemos Facebook, por si lo quieren, lo tienen aquí. Si lo siguen, pues tendrán las actualizaciones y alguna que otra cosa curiosa relacionada con el KPOP. Y si hace falta poner algún comunicado o algo, se pondrá por allí. ¡Gracias por leer y les agradezco un moooontón sus lindos comentarios! Son los que me animan a seguir con las historias ¡Besitos a todos!
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Tenía un zapato en una mano y estaba buscando su pareja entre todos los trapos que había amontonados por el suelo. Por suerte, era la hora de la comida y pocas personas aparecían por la tienda, así que era el momento de poner las cosas en un orden, para que luego, en unas horas volviera a estar desordenado. Y ese era su día a día en época de rebajas. Como las odiaba.
-CL, recoge todo aquel montón de ropa y colócala bien, a ver si tuviéramos todo bien antes de que volviera toda la avalancha de gente –Le dijo otra muchacha que trabaja con ella.
Sin protestar ni decirle nada, asintió con la cabeza y se puso a ordenar la ropa. Estaba toda tirada por los suelos, alguna hasta pisoteada y arrugada. Por mucho que la sacudiera seguía manchada. Así no se vendería. Por lo pronto, lo puso lo primero en la mesa, para que al poner ropa encima, se quedara oculta
-Vaya, perdona ¿me podrías ayudar?
-Claro –CL dejó de hacer lo que estaba haciendo y alzó la mirada hacia el cliente que la llamaba. Era una mujer bastante elegante. Vestía unos pantalones ajustados de buena tela, y una chaqueta de vestir encima de una camisa blanca. Un largo pelo oscuro con amplias ondulaciones caía sobre su espalda, y unas grandes gafar de sol que ocupaban todo su rostro.
Era una mujer muy hermosa, y por su ropa tan cara, rica. CL se pudo fijar que un hombre vestido completamente de negro, esperaba en la puerta. Pudo deducir que había acompañado a esa mujer, quien debía ser alguien importante pero no sabría decir quién era.
-Veras, estoy buscando a una joven desde hace unos días. Me han dicho que trabaja en esta tienda –Su voz risueña inquietaba bastante a CL.
-La ayudaré ¿Quién es esa joven?
-Su nombre es Chaerin, y hace unos días se presentó a un concurso de moda –El rostro de CL se contraía por momentos, con cada palabra que esa mujer pronunciaba.- Vaya, por tu expresión parece que sí que sabes quién es.
-P-Por supuesto, soy yo ¿Hay algún problema conmigo? Yo no he hecho nada malo, que yo sepa –CL se estaba asustando. Por más que repasara lo que ocurrió el día del concurso, nada le decía que hubiera hecho algo malo como para que la estuvieran buscando.
-¡Oh! ¡Sí! Perdona, no te había reconocido. Y no, no pasa nada contigo, bueno, al menos nada malo –Aquella mujer se rio llevándose una mano a la boca, tapándose de esa manera. CL no entendía entonces a que había ido hasta allí buscándole si no era para algo malo.
-¿Entonces para que me necesita?
-Veras, me impresionaste mucho más que ninguna en el concurso y quería dar contigo para hacerte una oferta. Soy Tiffany de Fanny’s model. La cuarta jurada del concurso.
CL no esperaba oír eso, pero explicaba porque la ropa cara y un guardaespaldas esperándola. Estaba atónita por el hecho de que un icono de la moda la hubiera buscado, que no sabía que decir.
-Quisiera que formaras parte de mis modelos, aunque tú contarías con una situación un tanto más privilegiada, claro.
-No lo entiendo, no me escogieron en el concurso ¿Por qué una persona como tú me quiere ahora?
-Tienes razón, no te escogieron. Pero a mí me pareció que tenías algo en tus movimientos, en tu mirada, que les faltan hasta a mis modelos, y me gustaría ponerte a prueba.
-¿A prueba? ¿Y si supero esa prueba que pasaría?
-Bueno, pasarías a trabajar conmigo como la nueva imagen de mi próxima colección. En el caso que no la pases, seguiré haciéndote una oferta, que trabajes para mí. Pases la prueba o no, sales beneficiada. Aunque yo confío en que podrás con la prueba que te ponga.
CL tuvo que apoyarse en la mesa de la ropa para no caerse cuando escuchó aquello. ¿Se lo había dicho en serio o solo quería quedarse con ella con esa broma?
-¿Qué te parece? –Insistió Tiffany que parecía algo impaciente por saber la respuesta que le daría.
-Sí, claro, haré esa prueba –Le contesto CL tras tomarse unos segundos más para meditar.
-Perfecto, entonces creo que deberías despedirte de este trabajo –Mientras hablaba, abrió su bolso de pies y sacó de este una tarjeta, la cual le tendió a CL.- Ven mañana a mi oficina, aquí tienes la dirección. Tú solo di tu nombre y todo listo. Espero verte radiante, Chaerin.
Con una enigmática sonrisa, la famosa, más popular en el mundo de la moda, salió de la tienda, dejando a CL muy parada, con su tarjeta en la mano.
Sus compañeras de trabajo la observaban esperando que se moviera o dijera algo. Pero lo único que CL hizo, fue terminar de ordenar la ropa con la que estaba antes de intromisión de Tiffany.
***
Por más que miraba la tarjeta, no dejaba de estar menos nerviosa. Había revisado la dirección del lugar varias veces, buscando por internet, preguntados a varias personas por la calle, y a pesar de tener el edificio ante sus narices, seguía preguntando para cerciorarse de que era ese y no se equivocaba. Era muy insegura pero estaba tan nervioso que la probabilidad de equivocarse era muy alta.
Al final, impulsada por algo que ni ella sabía que existiera, entró en el edificio. Odiaba esas situaciones. No estaba hecha para pasar por momentos como ese.
Por fuera, el edificio no era nada interesante ni espectacular. Simplemente era un edificio más en toda la calle. Pero el interior lo cambiaba todo. La palabra lujo se quedaba corta para describirlo todo.
En un estilo futurista, espacioso, y la gente que trabajaba allí, sencillamente eran más que elegantes. Seguro que hasta los encargados de la limpieza del lugar también serían personas muy elegantes.
-Perdone ¿Qué hace usted aquí? –Un guardia encargado de vigilar quien entraba y salía del edificio, se le acercó con un rostro muy serio. Seguro que pensando que, o bien se había perdido, o que tenía intenciones malignas.
-Disculpe, Tiffany vino a buscarme y me dijo que viniera hoy a verla –Le explicó CL, procurando que sus nervios no le dieran a entender a ese hombre otra cosa. Pero este no parecía muy convencido con su argumento.
-Muy buena, jovencita, todas decir lo mismo por si conseguís entrar aquí. Así que te vas fuera –El guardia no tuvo miramientos cuando cogió por un brazo a CL y tiraba de ella hasta sacarla fuera del edificio.
-Pero ¡Oiga! Si la misma Tiffany me dijo que entrara al venir.
-Sí, ya sé, a todas la señorita Tiffany os dice que vengáis a verla –Dejando a CL en la calle, le amenazó.- La próxima vez no seré tan bueno contigo. Buenas tardes.
CL observó cómo se metió el guardia dentro del edificio dejándola allí, echa polvo, sin haber hecho nada para que le pasara aquello.
-Ya podía haber tenido un poco más de tacto si me iba a echar de esa manera –Murmuró CL, pero no tardó en darse la vuelta e intentar mirar por los cristales de la puerta, pero eran tan opacos, que no veía nada del interior.
Chasqueó la lengua, decepcionada ¿qué hacía ahora? ¿Se iba y perdía esa importante oportunidad o esperaba a encontrar otro modo de entrar? Estaba perdida en ese momento. Con las manos en la cabeza, intentaba pensar en una solución para esa situación.
Cuando ya empezaba a darlo todo por perdido, alguien salió del edificio. Y vio, cuando la puerta aun estaba abierta, al fondo a Tiffany. Era su momento.
Se acercó hasta la puerta, debatiéndose si entrar o no “Vamos, tú puedes” se dijo así mismas. Abrió la puerta con decisión, observando el interior una vez dentro.
Se percató de que el guardia no estaba mirando, parecía distraído con otra cosa, así que aprovecho esa situación para dirigirse a la diseñadora.
-¡Señorita Tiffany! –Dijo, saliendo directa hasta ella, antes de que el guardia se le abalanzara encima para retenerla y volver a echarla como momentos antes.
-¡Eh! ¡Tú! –Le gritó el guardia cuando se dio cuenta que se había vuelto a colar. Fue detrás de ella, pero le costó ya que CL iba dando zancadas dirección Tiffany mientras la llamaba.
-¡Señorita Tiffany! ¡Señorita! –Por más que la llamara parecía que no la escuchaba y ya tenía al guardia pisándole los talones, tanto, que a unos metros de la diseñadora, le pudo coger de ambos brazos para detenerla.- ¡Tiffany!
-Vamos, ya no volverá a entrar a aquí –Insistió el guardia. Estaban montando un gran alboroto, ya que CL no se dejaba llevar, al contrario, por lo que ahora todo el mundo los observaba.
-¿Chaerin? –Dijo Tiffany cuando ya se percató de todo y vio a CL.
-¡Por fin! –Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro pero sin dejar que el guardia se la llevara, ya que seguía tirando de su cuerpo para sacarla.
-Señorita Tiffany, disculpe este error, sacaré a esta joven de aquí inmediatamente –Se excusó apresuradamente el guardia al darse cuenta que ella los miraba.
-¿Qué? ¡No! Pero si es mi invitada, le dije que viniera –Las indiferentes palabras de la mujer se calaron en el guardia, quien soltó al instante a CL disculpándose de todas las maneras posibles.
-Lo siento, no lo sabía. Pensé que sería una fan intentando colarse, como siempre –El guardia se alejó de CL un poco, quien ahora le lanzaba una fría mirada por no creerla desde un principio.
-No pasa nada –Tiffany parecía mucho más tranquila que CL en ese momento, como si le hubiera pasado más de una y estuviese acostumbrada.- Gracias por venir, Chaerin, ya pensaba que no venías.
-Es solo que he tenido un pequeño percance –Murmuró indirectamente ya que se refería a lo ocurrido con el guardia.
-Discúlpalo, se toma su trabajo muy en serio.
-Demasiado diría yo.
Tiffany se rio ante su comentario, lo que animó más a CL. Parece que le había caído bien. Lo que significa que había empezado con buen pie.
-Ven conmigo. Voy a prepararte antes de tu prueba –Tiffany le guiñó un ojo mientras le sonreía. Era la primera vez que la veía sonreír en todo el rato que había estado en su presencia ese día.
La diseñadora le indicó que la siguiera, y CL no se hizo de rogar. Caminaron hasta una puerta, que al cruzarla, se vio ante un interminable pasillo. El taconeo que producía Tiffany al caminar, era lo que guiaba a CL mientras absorbía con la mirada todos los detalles y carteles de cada puerta de ese pasillo.
Diferentes estudios y despachos. Gente entrando u saliendo por las puertas. Tan entretenida estaba observando todo aquello, un lugar donde creía que nunca fuera a estar, que no se dio cuenta que ya estaba al fondo del pasillo.
Giraron y subieron por unas escaleras. Ninguna decía nada, y lo prefería así CL. Menos posibilidades de meter la pata diciendo algo inoportuno.
Acabaron entrando en un estudio de maquillaje y vestuario incluido. Tiffany se acercó hasta una muchacha, a quien le dijo algo que CL no llegó a escuchar. Pero a los pocos segundos, esa misma muchacha fue a buscarla.
-Ven, necesito que te sientes aquí –La dirigió hasta una silla, la cual era bastante cómoda.
CL se miró al momento al espejo que tenía justo enfrente de ella. Iluminada por unos focos que se encontraban alrededor del espejo, pudo observar lo horrible que estaba. Ahora, intentó por el reflejo del espejo, para buscar a la diseñadora, pero no la vio por ningún lado. Simplemente desapareció.
Cuando se quiso dar cuenta, la muchacha que la había hecho sentarse, le recogió el pelo con una pinza, apartándole así el pelo de la cara. Seguidamente, puso una toalla alrededor de su cuello y la hizo acomodarse en el asiento.
-Tienes una piel muy bonita y suave –Se quedó observando su rostro muy de cerca, como si estuviera fascinada.- Voy a usar unos tonos muy suaves contigo para resaltar tus ojos.
A CL nunca la habían maquillado, por lo menos no otra persona que no fuera ella, y ya mucho menos una experta en eso. Así que se dejó hacer sin protestar ni decirle como debía hacerlo.
Dejó que le echara todo tipo de cremas, maquillajes, polvos, que le pintara los ojos y le hiciera mil cosas más. Le estaba gustando demasiado que le hicieran eso.
Luego la muchacha siguió con su cabello. Le hicieron un recogido muy sencillo junto con otra chica, que parecía más experta en peinado. Algunos mechones caían sobre su rostro, los cuales, rizaron para que se viera mucho mejor. Después, le colocaron unas pequeñas flores de plástico blancas en el recogido.
La levantaron y la hicieron desnudarse. No le importó nada eso. Se sentía más que cómoda, más que nunca, mientras le probaban un vestido tras otro. Nunca antes se sintió tan bien consigo misma.
Al final, las chicas optaron por un vestido de tirantes, que resaltaba su escote, con estampados de flores, pero era de un color muy claro y blanco, no demasiado colorido. Le llegaba por las rodillas y suelto a partir de la cintura. Le gustaba como se sentía de libre con él puesto. Como si estuviera hecho para ella.
Se subió sobre unos altos tacones blancos y la pusieron ante un espejo de cuerpo entero. Se quedó sin palabras al observar su imagen reflejada en el espejo. No parecía ni ella misma, se veía como una diosa. Aunque por otra parte, se veía tan diferente a como se solía ver.
Estaba deseando que la viera Tiffany y diera su veredicto. Pero hacia horas que no la veía ¿Dónde estaría la diseñadora?
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