martes, 7 de junio de 2016

(LeoBin) The key of my heart -Serial- Capitulo 3


Nota: ¿Qué tal os va? ¡Que disfrutéis de un nuevo capitulo! ¿Qué ocurrirá esta vez?

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– Aquí traigo los cafés…- dijo alegremente Hak Yeon mientras corría hasta la mesa más cercana -…¡Ay, quema!

Desde que aquellos extraños pensamientos ocuparon la mente de Taek Woon, este sentía una creciente ansiedad nacer dentro de él. Una operación de corazón era algo terriblemente importante y no cabía el rencor en algo como eso.

– Hyung, – puede que luego se arrepintiera pero al menos, necesitaba calmar su mente con algo de información – ¿qué sabes de Hongbin?

– Apenas nada, ¿por qué lo…?

– Por favor, dime que es lo que sabes de él.

– Pues lo mismo o menos que tú, – contestó extrañado por que el menor le interrogara si se suponía que, hacía apenas unos minutos, no lo soportaba – lo de su operación de corazón…Y ligeramente algunos datos personales de la ficha que tenemos de él.

– Cuéntame lo de su operación, – replicó el más alto poniéndose en pié.

– Solo eso y que fue hace…- dijo haciendo memoria de lo que creía recordar -…siete u ocho años, no sé. Simplemente vi su cicatriz y pregunté, señor inspector.



“Siete u ocho años…”



Su cabeza era un total caos, no quería sufrir y temía que si sabía algo más justamente eso acabaría ocurriendo. Mas, el que esa operación coincidiera relativamente con la fecha de su ruptura, le decía que había algo importante que no sabía. Y quizá eso era lo que Hongbin tanto había insistido en contarle…

A decir verdad, el menor había persistido hasta, incluso, tener que aparecer desnudo en una revista. Si analizaba cuidadosamente la situación más se daba cuenta de lo egoísta que había sido.

– ¿Qué te pasa ahora? Un día dices que lo odias y otro te preocupas por él. – N estaba seriamente extrañado – ¿No sabías lo de su operación y eso te ha ablandado?

El rostro de Leo respondía perfectamente a aquella pregunta, ese tema afectaba seriamente al menor. Creía poder evitar a Hongbin y alejarse de él. Pero, el reciente conocimiento de un problema de corazón que, incluso, podría haber surgido cuando aún estaban juntos le había trastocado.

Nunca supo nada durante el tiempo que empezaron a salir aunque, ahora que lo pensaba, podría explicar muchas cosas.



“Mi madre insiste en que duerma en casa Taek.”

“Iré contigo.”



“No, ella no me deja llevar a nadie hasta que se arreglen las cosas entre ella y mi padre.”



“¿Puedo ayudar?”

“No, lo siento…es…todo culpa mía.”



Ahora todo estaba volviendo con más intensidad. Recordaba cuando Hongbin había faltado numerosas veces a clase y, a veces, no lo encontraba en casa. Su novio se escudaba una y otra vez en problemas familiares pero, ya entonces, Leo dudaba de la veracidad de sus palabras.

También había apreciado como el menor había bajado de peso, sonreía menos y parecía tener menos energía. De repente la conversación de la ruptura volvió a su memoria.



“Hongbin dime que ocurre.”



“Mis padres se van a divorciar…todo se ha acabado.”



“¿Y qué vas a hacer?”



Recordaba aquella mirada triste en la que no pudo ver el dolor del menor, ese brillo extraño que no supo distinguir…Quizá, ahora, todo tenía sentido.

“Lo siento Taek Woon, tengo que irme a vivir con mi padre a Londres. Solo quiero que sepas que aun te quiero pero…”



“¿Qué ocurre Hongbin?”



“Hemos terminado.”



Un problema de corazón podría explicar muchas cosas, pero otras aún quedaban envueltas en una nuble de misterio. Había sido un idiota todo este tiempo por no haberlo querido saber pero, sobre todo, por solo pensar en el dolor que podría sufrir.

– Tengo que irme.

– ¡P-pero las fotos…! – Demasiado tarde, Taek Woon ya había salido corriendo del estudio – Aish…este chico ni siquiera me ha pagado su café.



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Previamente había cogido la ficha personal de Hongbin, en ella estaba su número de teléfono, así que probó a ponerse en contacto con él. Sin embargo, a la tercera llamada perdida, supo que tendría que encontrarlo de otra manera. La dirección que figuraba en aquella ficha era, ni más ni menos que, la de su antiguo hogar a las afueras de Seúl.

Decidió entonces presentarse allí y, de ese modo, aclarar sus dudas. Hongbin pudo haber tenido que operarse mientras aún era novios, según N, y que el menor le hubiera ocultado algo así le volvía loco. Una operación no es algo que alguien olvidaría contar a su pareja.

Conforme pasaba el tiempo más se enfadaba, había pedido un taxi y, desde la parte de atrás, el conductor podía notar un aura peligrosa formándose lentamente alrededor de Leo. Es por eso que también el taxista, cuando llegaron a su destino, se alegró de perderle de vista al fin.

Leo caminó con determinación hasta la entrada de aquella casa y entonces llamó al timbre. Sin embargo este no funcionaba. Probó golpeando con nudillos el frontal de la puerta, pero fue igualmente inútil. Echando un vistazo alrededor pudo apreciar un claro deterioro en la pintura del edificio y un descuidado césped que, en otro tiempo, siempre fue mantenido con esmero.

Así no era como recordaba el hogar de Hongbin, y un presentimiento en su interior le advirtió de que algo no andaba bien.

– ¡Hongbin! – Más, no recibió ninguna señal en respuesta tras largos segundo de espera – ¡Hongbin!

– ¿Taekwoon? – La puerta se había abierto ligeramente, apenas una rendija por la que distinguió a la madre de Hongbin – ¿Qué haces aquí?

– Busco a Hongbin, señora Lee. – la mujer abrió un poco más la puerta pero no le invitó a entrar – Sé que ha vuelto a Corea y necesito hablar con él.

– Oh…Él no vive conmigo…- dijo con un hilo de voz -…Tiene su propio piso en Seúl, espera un momento.

La mujer desapareció tras la puerta para, poco después, reaparecer con algo en su mano.

– Ten, esta es su dirección. – dijo extendiéndole un papel con una línea escrita a mano que reconoció como la de su antiguo novio.

– Gracias señora Lee. – digo incómodo por encontrarse, de aquella extraña manera, pasados tantos años.

– Taekwoon espera, – parecía dudar seriamente añadir algo más, pero finalmente volvió a hablar – dile a Hongbin que lo siento, ¿de acuerdo? – en su voz se denotaba cierto pesar – Dile que me equivoqué y que quiero volver a verle.

A Leo aquello le pareció sumamente extraño ¿La madre de Hongbin había peleado con su hijo? Quizá eso explicara porqué vivía en otro lugar, aunque no porqué puso entonces aquella dirección en su ficha. Se sentía cada vez más confuso pero no creía correcto interrogar de ello a la mujer que estaba frente a él.

– Muy bien, – aunque nunca hubiera sentido un real aprecio por la madre de Hongbin, sabía que quería a su hijo tanto como…bueno, él – adiós señora Lee.

Llamó a otro taxi y le mostró la dirección a la que se dirigía. Lo bueno es que en apenas diez minutos ya estaba frente al apartamento del menor. Pero, aunque seguía lleno de determinación, los nervios habían reaparecido.

Por un instante dudó, volver a ver a Hongbin podría desencadenar antiguos sentimientos que se esforzaba en controlar.

Repitiéndose mentalmente que el menor rompió con él sin ningún cuidado se acercó hasta quedar frente aquella puerta y, con dedos temblorosos, toco el timbre. No tuvo tiempo de arrepentirse de su decisión, apenas dos segundos más tarde tuvo al menor frente a él. Aunque con una sonrisa que fue cambiando lentamente hasta una expresión de total asombro.

– Taek…-



“Probablemente estaba esperando a otra persona.”



“Quizás ya tuviera una nueva pareja.”



Aquellos pensamientos solo consiguieron nublar la mente del mayor con sentimientos contradictorios. Volvió a repetirse que no podía volver con él menor, intentando llegar a creérselo.

– Tenemos que hablar. – dijo cortamente, nuevamente con expresión neutra. Aunque por dentro fuera un manojo de nervios.

– V-vale…pasa por favor. – el menor llevaba una camisa color vainilla y había desabrochado los primeros botones de esta, pero ahora volvía a abrocharlos con rapidez.

El interior del piso de Hongbin era acogedor, no muy grande pero limpio y luminoso. Tenía pequeños detalles como fotos y flores que alegraban el lugar. Leo nunca vió la habitación de Hongbin cuando era joven, pero se imaginó que no debía ser muy distinta a lo que ahora veía.

– ¿De qué quieres hablar? – Hongbin lo trajo de nuevo a la realidad tras cerrar la puerta a su espalda.

– De lo que ocurrió cuando te fuiste – respondió con simplicidad, paseando su vista por aquel piso hasta dar con una caja de arena para gatos.

– Creí que eso ya no te importaba. – contraatacó el otro sentándose en uno de los sillones de la pequeña sala de estar.

– Y yo también, pero necesito aclarar mi mente. – aquello último lo dijo en un murmullo, mas Hongbin pudo escucharlo a la perfección.

El ambiente se cargó rápidamente, y la incomodidad no tardó en abrirse paso e instalarse entre ambos.

– ¿Quieres tomar algo…? – ofreció el más bajo evitando mirar a los ojos a Taek Woon.

– No, solo dime que es lo que me querías contar desde el día en que me viste en el parque. – pronto volvió a notar su corazón latir con rapidez en su pecho.

– En realidad aquella mañana solo quería verte…Sabía que estarías allí, – respondió el menor con vergüenza – llevaba una semana entera observándote.

El mayor le interrogó con la mirada ¿Le había estado observando una semana entera? ¿Había estado siguiéndolo? Ahora entendía como había logrado dar con él en el estudio.

– Me daba miedo y vergüenza acercarme, y lo fui posponiendo. – se explicó mientras jugaba con los dedos de sus manos.

Aquella era una pequeña manía del menor cuando estaba nervioso que Taek Woon encontraba adorable…No, que adoró en su momento.

– No sabía cómo empezar a explicarlo todo y sigo sin saber muy bien. – añadió el menor intentando justificarse.

– Inténtalo. – la voz de Taek Woon sonó calmada. Algo que no expresaba con veracidad como realmente se sentía.

La ansiedad de conocer la verdad le producía un sentimiento de vértigo que se posó rápidamente en su estómago.

– Muy bien…- Hongbin miró cortamente a Taek Woon y, tras pocos segundos intentando infundirse valor, comenzó su historia.



“Habían pasado un par de meses desde que habíamos empezado a salir. Recuerdo que aún estábamos en vacaciones, salíamos juntos por las tardes hasta que anochecía. A veces al parque, otras simplemente a pasear por cualquier lado, y entonces me llevabas a casa antes de la hora de cenar. Durante unas horas me hacías inmensamente feliz, y creí que aquello duraría para siempre pero…”



Hongbin suspiró y entrelazó los dedos de sus manos intentando seguir con la historia.



“Una noche, cerca de las dos de la mañana, me desperté con un profundo dolor de pecho. Me costaba respirar y más aún moverme, solo pude gritar pidiendo ayuda antes de perder la consciencia. Me desperté en el hospital, rodeado de máquinas y siendo observado por mis padres. Los médicos dijeron que sufrí un infarto, algo tremendamente anómalo en un niño aparentemente sano como yo.”



“Cuando volví a casa a última hora de esa misma tarde, tras haber superado sin resultados extraños los test que me hicieron pasar en el hospital, tú estabas esperando bajo mi ventana. Aún recuerdo con claridad lo que nos dijimos entonces.”



“¿Llevas mucho tiempo esperando?”



“No importa, te esperaría toda la vida si fuera necesario.”



“La sinceridad con la que dijiste aquello me heló la sangre. Sabía que no mentías, que me amabas tanto como yo a tí, y que el que hubiera sufrido un infarto te hubiera preocupado demasiado. No quería que a cada instante estuvieras vigilándome ni tratándome como a un enfermo, así que no dije nada. Pensé que aquello podía ser un caso aislado, pero una semana más tarde volvió a ocurrir.”



“Entonces fui internado varios días y te dije que era porque me dolía el estómago y tenían que hacerme pruebas. Durante cuatro días no sufrí ninguno más, creí que me estaba poniendo bien. Pero volvió a suceder y, desde entonces, el tiempo entre cada infarto se acortó.”



“Temía que te enteraras de la verdad cuando ibas a verme. Por suerte nunca tuve un ataque cuando estabas cerca, estos aparecían solo cuando tú te habías ido. Mientras, los médicos seguían sin poder explicarme con seguridad que me ocurría. Pronto tuve miedo incluso a dormir, temía cerrar los ojos…y…n-no volver a a-abrir-los nunca más…”



Hongbin había empezado a llorar y a Taek Woon le dolía verle contar aquella historia en su estado. Todo lo que estaba oyendo era nuevo y abrumador, no podía imaginarse haber estado cerca del menor y no haberse dado cuenta de lo que realmente ocurría. Tras unos segundos en silencio Hongbin volvió a retomar la historia, aunque con un cierto temblor en la voz.



“Las visitas a casa se hicieron más escasas y me escudé en problemas familiares para explicar mi ausencia aunque, en cierto modo, eran reales. Aquella estresante situación solo llevó al inicio de peleas sin sentido por parte de mis padres. Mi estado les superaba emocionalmente y creían que si se gritaban la tensión desaparecería, pero solo consiguió distanciarlos.”



“Lo último que quedaba de mi antigua vida eras tú, y no quería destrozarte como a ellos. Además eras el único que me hacía los días más llevaderos, de alguna forma pude apoyarme en ti y no caer en depresión.”



“Pero, un día, mi médico llamó a casa. Hacía relativamente poco tiempo, un doctor en Inglaterra había operado a un niño con los mismos síntomas que yo. La operación había sido un éxito y el chico pudo volver a retomar su vida lejos del hospital.”



“La noticia fue como un soplo de aire fresco, había una salida a mi problema después de todo. El único inconveniente es que aquella había sido la séptima y primera operación exitosa hasta el momento. Otros seis niños habían muerto antes de que aquello ocurriese, había menos de un veinte por ciento de probabilidad de salir con vida.”



“Durante días mis padres discutieron el llevarme a Londres o no. Mi madre se negaba a dejarme morir en un quirófano, mientras que mi padre insistía en aprovechar esa oportunidad antes de que mi corazón no pudiera soportar un infarto más.”



“Aquella fue la gota que colmó el vaso, mis padres se divorciaron y yo tuve que elegir entre ambos. Deseaba poner fin a aquella bomba de relojería que contaba mis últimos instantes de vida, estaba dispuesto a morir o a vivir. Pero, por otro lado no quería alejarme de ti…”



– Al final te fuiste, – dijo Leo en un susurro al tiempo que Hongbin detenía su discurso – y entonces tampoco me dijiste la verdad.

El menor alzó la cabeza y miró a Leo finalmente a los ojos. Podía ver la decepción en los del mayor y se apresuró a responder.

– Pensé que si me iba con la excusa de vivir allí, y no conseguía superar con éxito la operación, sería más fácil para ti olvidarme. – dijo bajando la voz – No quería hacerte esperar en Corea, para luego encontrarnos en mi funeral.

Taek Woon se levantó histérico. Furioso porque Hongbin no le hubiera confiado algo tan importante. Enojado por no haberse dado cuenta él mismo. Y exasperado con el mundo porque aquella extraña enfermedad le hubiera tocado sufrirla al menor de los dos.

– Lo siento, en aquel momento creí que era lo mejor…

– ¿Y por qué no volviste tras la operación? – Gritó desbordado – Han pasado ocho años desde entonces, Hongbin

Taek Woon jamás había odiado al menor por marcharse, y sin embargo ahora era la viva personificación de la ira. Aunque, en el fondo, lo que le molestaba era el hecho de que hubiera podido perderle y enterarse, como un tonto, de la verdad su el funeral. Además de no haber podido estar junto a Hongbin, que este hubiera tenido que pasar por aquello solo.

– Temía que entonces me odiases, que me dijeras que ya no sentías nada por mí, o que ya hubieras reemplazado.

– ¿Y ahora no te preocupa nada de eso? – se atrevió a preguntar, con miedo a lo que Hongbin pudiera responder.

De pronto aquella ira se transformó en temor, volvió a recordar que había apartado al menor, que este apenas unos minutos parecía estar esperando a otra persona. Ese miedo no era más ni menos que la respuesta que estaba buscando a la pregunta que hacía días no paraba de preguntarse.

Aún después de todo el tiempo alejados el uno del otro, de haber sido engañado y haber sufrido por el menor…



“¿Le amo?”



– Más que nunca. – respondió con firmeza Hongbin, levantándose finalmente del sofá – Porque todo lo que he hecho desde entonces, para enmendar ese error, podría haber sido ser en vano tan solo con una palabra tuya.

Ambos se miraron sin saber cómo alcanzar el tema deseado. Taek Woon quería volver a confiar en Hongbin como antes, sin miedo a ser dañado de nuevo. Pero se le hacía difícil tras tantos años de mentiras. Su mente era un completo caos, no sabía cómo expresar lo que realmente sentía. Quería creer en el amor de nuevo, aunque…


“Jamás había dejado de amarle.”


El silencio que el mayor guardó durante demasiado tiempo llevó al menor a pensar que, en el corazón de Taek Woon, ya no había sitio para él.

– Bueno, al menos ya sabes la verdad…- dijo el de cabellos castaños mientras miraba al suelo -…Supongo que lo nuestro no puede ser…

Taek Woon vio como Hongbin malentendía su instante de reflexión y pretendía a alejarse de él. Algo que, no estaba dispuesto a volver a soportar.

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