martes, 7 de junio de 2016

(YeWook) Loco por amor -Serial- Capitulo 13


Nota: ¡Hola a todos! Hoy tenéis un nuevo capitulo de Loco por amor, espero que lo disfrutéis y dejéis un bonito comentario.

¡Nos leemos! ^^

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-Ha vuelto… -Susurró RyeoWook con la voz temblorosa contra el pecho de YeSung.

-Si se atreve a acercarse a ti otra vez, ya no vivirá para contarlo. -Le respondió el más mayor con seriedad, quien lo rodeaba con sus brazos y lo apretaba contra él.

En otra ocasión RyeoWook le habría dicho que no pensara de esa forma. Que no podía ir por la vida queriendo matar a todos los que se acercaran a algo que él consideraba de su propiedad. Pero estaba tan asustado que no fue capaz de decirle nada.

YeSung era capaz de notar el miedo que RyeoWook estaba sintiendo. Y en cierto modo, él también lo tenía. Temía por él. Por qué KyuHyun volviera a las andadas y él no estuviera allí para poder salvar al menor una vez más.

-Tranquilo. Todo saldrá bien. -Le limitó a decir el mayor para tranquilizarle, intentando hablar con un tono de voz más dulce.

RyeoWook alzó un poco la cabeza y le miró a los ojos. Ojalá tuviera razón y fuera así. Ojalá todo acabara bien para ellos dos. Aun pasando los brazos por su cintura, dejó un pequeño beso cerca de los labios de YeSung, sin pensarlo mucho. Le salió solo. Podía intentar negarlo todo lo que quisiera, pero le quería.

YeSung subió una mano hasta la cabeza del menor y entrelazó algunos dedos en sus cabellos, acariciándole. Sus ojos se perdieron en los de él unos instantes antes de ser quien volviera a unir sus labios con una ternura que dejó sorprendido al menor. ¿Cómo una persona tan inestable y violenta podía ser al mismo tiempo tan dulce?

-Kim RyeoWook, aléjate de él de inmediato. -Se escuchó detrás de ellos.

Ambos se sobresaltaron y se separaron a toda prisa cuando escucharon a aquella persona llamándoles la atención. Era KangIn. Iba acompañado de LeeTeuk y un par de guardias. La mirada de KangIn era fría e intimidante. LeeTeuk se veía decepcionado.

-No se va a ir con vosotros. -Dijo YeSung dando un paso al frente con decisión y dejó a RyeoWook detrás de él.

El menor no sabía cómo reaccionar. Aún estaba en proceso de asimilar que les habían descubierto. Estaba tan nervioso que le temblaban las manos y no era capaz de pronunciar una sola palabra coherente. Con una mano se agarró inconscientemente a la tela de la camiseta que YeSung llevaba puesta, ocultándose detrás de su cuerpo y notando como la cabeza le daba vueltas y el pecho le empezaba a doler.

-Apártate. Si no lo haces será peor para ti. -Le amenazó KangIn sin perder la compostura, yendo al frente del grupo.

-¿Es que no escuchas? -Dijo YeSung, empezando a enfurecerse y alzando un poco la voz. Volvió a dar un paso hacia delante.

-YeSung… No… -Le suplicó RyeoWook detrás de él, sabiendo lo que iba a pasar. Se agarró con más fuerza la tela de su ropa y tiró un poco hacia atrás, queriendo evitar que se les echara encima. Eso solo lo complicaría todo aún más.

Un pequeño rastro de cordura hizo que YeSung se detuviera al escuchar al menor, por el momento. Tenía la mirada clavada en KangIn con furia.

-RyeoWook, ven aquí. -Dijo LeeTeuk esta vez, no menos serio que KangIn.

Pero RyeoWook no se movió de donde estaba. ¿Qué tenía que perder ya? Habían sido descubiertos y las consecuencias iban a ser las mismas les hiciera o no caso. Además, sabía que en cuanto saliera por aquella puerta lo más seguro es que no volviera a ver a YeSung.

Cuando sus dos jefes vieron que no tenía intención de obedecer, no dudaron en dar la orden para que los dos guardias fueran hacia ellos y los separaran. RyeoWook fue empujado hacia un lado y YeSung ya no pudo controlarse más. Mientras él estaba ocupado intentando alejar a los guardias del menor y que no se lo llevaran a la fuerza, KangIn aprovechó para acercarse a RyeoWook, que estaba intentando desesperadamente calmar la situación queriendo separar a YeSung de los otros dos mientras le gritaba a unos y a otros que se detuvieran.

-¡Suéltame! -Le exigió a KangIn con rabia cuando notó que lo cogía del brazo con fuerza y tiraba de él al exterior de la habitación. Intentaba soltarse, pero el otro era bastante más fuerte que él.

-Tú te vienes con nosotros. Ya se ocuparán de él. -Le dijo LeeTeuk dando un paso al frente y ayudando a KangIn a sacarlo de allí.

Cuando YeSung se dio cuenta ya era demasiado tarde. Habían usado a aquellos dos tipos como cebo para mantenerlo ocupado mientras se llevaban a RyeoWook y había caído en la trampa. Se distrajo un instante cuando se dio cuenta de lo que había pasado y al momento ya estaba inmovilizado con los brazos echados hacia atrás y unas esposas en sus muñecas. Notó un golpe en las piernas y calló de rodillas al suelo, quejándose por el dolor que sintió cuando lo hizo. Quiso defenderse, pero hasta él mismo sabía que ya se había acabado. De nada serviría.



***



-Te he dado incontables oportunidades. Más que a ninguno de tus compañeros. Te he ofrecido toda la ayuda que he podido ¿Y esto es lo que haces? -Decía LeeTeuk clavando la mirada en RyeoWook.

El menor no recordaba haberle visto nunca tan serio. Agachó la cabeza, ocultando sus enrojecidos ojos por el llanto y no dijo nada. Ni él mismo era capaz de entenderse. Sabía que LeeTeuk tenía razón y se arrepentía por haber traicionado así a su confianza. Pero por otro lado no podía dejar de pensar en YeSung y en que jamás volvería a poder tenerle cerca de nuevo. Sentía que su corazón se rompía en mil pedazos con aquel pensamiento.

-Creo que no hace falta que te diga lo que va a pasar contigo. -Añadió el mayor. Estaban solos. KangIn se había ido y había vuelto a la habitación de YeSung a poner orden por allí.

RyeoWook negó levemente con la cabeza en silencio antes de sollozar, dándole la razón.

-Siempre he sido muy comprensivo. Pero una relación entre un paciente y uno de mis empleados no lo voy a tolerar. Sobre todo una tan perjudicial como esta. Uno de tus compañeros y otro de los pacientes resultaron gravemente heridos en medio de todo este rollo que os traíais vosotros entre manos.

El más joven entendía que nombrara a DongHae. Bastante se había culpado él ya desde que pasó. Pero le molestó que defendiera a KyuHyun.

-¿Y tú has olvidado lo que intentó hacer conmigo el otro? -Preguntó RyeoWook con total indignación, alzando la mirada hasta LeeTeuk.- Me estaba defendiendo. Si no fuera por YeSung a saber qué habría pasado conmigo.

-Esa es vuestra versión de la historia.

-¿Qué…? -RyeoWook no podía creer lo que acababa de escuchar.- Eso fue lo que pasó. No hay ninguna otra versión.

-Eso no es lo que nos ha contado KyuHyun. Él defiende que te llamó simplemente para hablar y YeSung apareció de la nada dispuesto a pegarle solo por hablar contigo. Tú quisiste defenderlo y te inventaste la violación para justificar el comportamiento de YeSung. -LeeTeuk dijo aquello de tal manera que realmente parecía que se lo creía.

-No puedo creer que lo estés diciendo en serio… -Murmuró RyeoWook, empezando a enfadarse.- ¿De verdad vas a creer a KyuHyun? Porque te estarías creyendo una mentira.

-¿Y acaso puedo confiar en ti? -Le preguntó LeeTeuk dejando ver su decepción.- ¿Qué motivos me ha dado KyuHyun para desconfiar de él? Ni siquiera pudo defenderse hasta hace poco porque el pobre ni hablar podía. ¿Y debo confiar en ti, quien ha sido descubierto manteniendo una relación con su paciente a escondidas? ¿O debo creer al desequilibrado mental de YeSung?

En ese momento KangIn entró al despacho. RyeoWook tuvo que contenerse las ganas de gritarle de todo a LeeTeuk e intentó ocultar toda la rabia.

-¿Ya lo has hecho? -Le preguntó KangIn a LeeTeuk, sin siquiera mirar a RyeoWook.

LeeTeuk asintió.

-Sabe que está despedido. -Le respondió.

-Bien. -Ahora se dirigió a RyeoWook.- Nos encargaremos de que nunca más vueltas a trabajar en un lugar como este. Así que no lo intentes en otro sitio. -Tanto el tono de voz como las palabras de KangIn fueron demasiado duras.-

RyeoWook se levantó sin decir una sola palabra después de asimilar durante un momento lo que le había dicho KangIn. Dolido y furioso, lo último que hizo antes de salir del despacho fue mirar a LeeTeuk con desprecio por confiar en KyuHyun y no en ellos. Eso le había dolido mil veces más que el despido.



***



Aquella noche a SungMin le estaba costando demasiado dormirse. Por un lado estaba la pérdida de su gran amigo HeeChul. Sabía que no era una pérdida real y acabarían volviéndose a ver, sin embargo el mayor había sido un gran apoyo para él en aquel espantoso lugar y tener que afrontarlo ahora sin él iba a ser todo un reto.

Por la otra parte, un grupo de personas no dejaba de ir de un lado a otro hablando a voces y riendo.

No había forma de averiguar qué hora era pero suponía que no una muy adecuada. Suspirando, notando sus ojos cansados y sin poder hacer nada por ello, se levantó de la cama y se asomó a la ventanita de la puerta para ver quienes podían ser los que armaban tanto escándalo.

No se extrañó al escuchar la voz de Henry cuando prestó más atención. También se oían a otras personas que para él resultaban desconocidas, pero supuso que se trataba de sus amiguitos nuevos.

El solo hecho de pensar en Henry hacía que se pusiera furioso. La broma del mechero había logrado que le guardara un gran rencor al que una vez fue su amigo. Incluso más de una vez se había quedado pensando en una venganza, y a pesar de tener varias ideas, nunca encontraba el momento para ponerlas en práctica.

Vio que se acercaban a su puerta y se echó hacia un lado para que no vieran que les había estado espiando por la ventanita, pero había estado demasiado distraído y había reaccionado muy tarde, porque ya se habían percatado de aquello.

-Eh, tú. SungMin. -Dijo Henry, intentando hablar en voz baja, pero lo suficientemente alto para que el otro le escuchara.

El chico suspiró al darse cuenta de que había sido descubierto espiando. Salió de su escondite y se paró frente a la ventanita.

-¿Qué quieres?

-¿Te apetece dar un paseo? -Le sugirió Henry, con una sonrisa ladina en los labios. Tras él se escucharon algunas risitas de sus amigos. Seguramente pensaban que no iba a ser capaz de escaparse de su habitación en plena madrugada. Estaba claro que se reían de él, y aquello le ponía aún más furioso.

Pues no iban a dejarle como un tonto y un cobarde. No de nuevo.

-Claro. Abridme la puerta. -Le respondió al menor, con seguridad.

Ninguno de los que estaba fuera dijo nada por un momento. SungMin supo que no se lo habían esperado. Eso le gustó. No iba a dejar que se burlaran más de él. Y quizás aquella noche, las burlas empezaran a estar dirigidas a otra persona.

Tal y como les pidió, le abrieron la puerta del dormitorio desde fuera. Estaba un poco nervioso porque nunca había imaginado que se atrevería a hacer algo así, tan arriesgado. Pues si les descubrían podían tener un gran problema. Sobre todo después de las advertencias de LeeTeuk. Pero estaba tan harto de aquella panda de estúpidos que en aquel momento solo podía pensar en lo dulce que sería su venganza.

Cuando salió de la habitación, algunos de los chicos murmuraron algo entre ellos, riendo en voz baja. Debería estar atento por si acaso se les ocurría jugársela de nuevo antes de ser él quien pudiera hacer algo.

-¡Venga! Vamos a dar un paseíto, SungMin. -Dijo uno de los chicos, intentando aguantarse la risa.

SungMin los seguía por los pasillos en silencio, aunque de vez en cuando intentaba integrarse en el grupo y hablar con ellos. Buscaba el momento oportuno para vengarse.

En una ocasión uno de ellos hizo una broma de mal gusto sobre uno de los pacientes del centro y SungMin, queriendo aparentar que estaba de acuerdo con ellos, siguió con el juego y dijo algo al respecto.

-Qué chispa tienes. -Le respondió Henry que no estaba muy lejos de ellos, resaltando la palabra ”chispa”. Los demás comenzaron a reír por el comentario.

Aquello les hizo tantísima gracia que desde ese instante las bromas relacionadas con fuego no cesaron. Y casi todas venían de la misma persona. SungMin hacía un grandísimo esfuerzo por no hacerles caso e ignorarlas. Pero se estaba empezando a sentir realmente incómodo. Y enfadado, sobre todo aquello. Más que asustarse lo que estaban consiguiendo era que su sed de venganza aumentara cada vez más.

Echaron a correr por los pasillos a oscuras, molestando a quienes dormían y burlando a los guardias. Tenían una sorprendente gracia para evitar ser descubiertos. Parecían saber exactamente cuál era el puesto de vigilancia de cada uno y por qué pasillos y a qué horas iban. Eso era una señal de que ni por asomo era la primera vez que hacían algo así.

Pasados unos minutos Henry, SungMin y los cuatro chicos que les acompañaban en aquel momento se sentaron en el suelo de uno de los pasillos. SungMin estaba alerta en todo momento, pero llegados a aquel punto casi le pareció que ya no se la iban a volver a jugar, quitando aquellas molestas bromas. ¿Se habría ganado su respeto al ir con ellos? Lo dudaba mucho.

Estuvieron charlando un rato allí sentados. SungMin se dio cuenta de que el mismo tipo de comentarios que le habían estado haciendo a él, los hacían entre ellos, burlándose mutuamente de sus problemas. A ninguno parecía molestarle. No llegaba a entender si aquello era bueno o malo.

-Eh, SungMin. -Le dijo Henry, que estaba sentado justo a su lado. Su sonrisa no le inspiraba ninguna confianza.- Lo siento por lo de la otra vez.

El chico supuso que se refería al incidente del mechero. Durante unos instantes no dijo nada, dudando de si lo decía con sinceridad o no. Cuando fue a responder Henry volvió a hablar, no dándole opción a hacerlo.

-Me equivoqué. La terapia de choque no funciona con todos. -Comentó, como si realmente supiera de lo que hablaba.- A veces hay que ir poco a poco ¿No?

Henry metió la mano dentro de su ropa interior, tal y como había hecho la vez anterior. SungMin, bajo la atenta mirada de todos los demás, se puso tenso. ¿Otra vez? ¿Otra vez con lo mismo?

Pero cuando Henry sacó la mano no había nada allí. Todos empezaron a reír.

-¡Va, que era una broma! -Le dijo a SungMin, poniendo un brazo sobre sus hombros. SungMin, que no tenía ni la más remota idea de cómo sentirse, rió junto a ellos de forma incómoda.

-SungMin, mira. -Dijo el chico que estaba justo al su otro lado. SungMin se giró inconscientemente al escuchar su nombre, encontrándose de cara con la llama de un mechero.

Se echó hacia atrás con tanta fuerza y velocidad que a Henry no le dio tiempo a apartarse y acabaron los dos en el suelo tirados. Las risas de aquellos imbéciles se escuchaban por todo el pasillo y las burlas comenzaron de nuevo. Henry se incorporó con rapidez y sostuvo a SungMin desde detrás para evitar que pudiera moverse mientras el otro chico acercaba de nuevo el mechero encendido a su rostro.

SungMin se removía con fuerza intentando soltarse, asustado y con ganas de echarse a llorar en cualquier momento. Pero se aguantaba esas ganas. Tenía que ser fuerte. No iban a dejarle en ridículo otra vez. Ni siquiera dejó escapar ningún sonido de sus labios.

Dio una fuerte patada al chico que sostenía el mechero y del golpe el objeto cayó al suelo. Era su oportunidad. Hizo más fuerza hasta conseguir soltarse y sin pensarlo recogió el mismo el mechero, aún en el suelo. Sin darle tiempo a reaccionar a nadie, lo encendió y lo acercó tanto a la ropa de Henry que esta empezó a quemarse un poco.

-¿Qué haces? ¡Eh, ayudadme! -Gritó Henry en cuanto vio su camiseta quemarse. No había de qué preocuparse, podía apagarse con facilidad. Pero el chico reaccionó de una forma tan exagerada que sus amigos no tardaron en echarse a reír en vez de ayudarle a quitarse la camiseta. Aquello tuvo que hacerlo él mismo mientras los demás no dejaban de reír.

SungMin se sentía como nunca antes lo había hecho. Orgulloso de sí mismo y sin miedo a nada. Cuando vio a los demás reír no pudo hacer otra cosa más que acompañarles.

-¡Henry, estás que ardes! -Le dijo al joven que ya se encontraba sin camiseta y con lágrimas en los ojos. El otro le miró con un odio indescriptible, sintiéndose realmente avergonzado por aquella situación.

Los demás aumentaron sus burlas y sus carcajadas se hicieron más sonoras con el comentario de SungMin. Entonces vieron una luz al final del pasillo. Uno de los guardias había escuchado el escándalo y se acercaba hacia allí. No descubrieron a nadie más que a Henry.

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