Nota: ¿Qué tal van? Esta vez he sido puntual, ehhh. No os voy a dar mucho la tabarra, solo espero que comentáis y me digáis lo que pensáis, las criticas malas, mientras sean constructivas, bien, sino, mejor no me dejéis nada(?) Os recuerdo que si queréis seguirnos por Facebook, lo tenéis aquí.
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La pequeña cama era demasiado incomoda. Chirriaba cada vez que se movía, y el colchón era tan fino que sentía todas las barras de hierro de la cama. Pero allí seguía. Sentado con las piernas cruzadas, y con un terrible dolor de trasero por culpa de la cama, esperando que le dejaran salir de esa horrible celda.
Miraba el techo, porque allí no había otro sitio al que mirar. El único sitio que podría ver algo interesante, sería a través de la puerta de rejas, pero allí estaba Yesung, y no quería ni mirarlo.
Le seguía culpando por todo, y desde que habían llegado allí no se habían vuelto a dirigir la palabra.
Sabía que Yesung le miraba de vez en cuando. A parte de sentir su mirada en él, como estudiándole, siempre que lo hacía acababa suspirando, como si estuviera resignado. Y eso le cabreara. Si estaban allí era por él.
-Creo que deberíamos hablar –Acabó diciendo Yesung, para disgusto de Ryeowook.
-Yo creo que no –Le acabó contestando, de manera cortante, para así darle a entender que no quería hablar con él, pero Yesung no cedió a eso.
-Debemos hacerlo, aunque seas tan cabezón como para no hacerlo.
-Habló el cabeza pequeña.
Yesung no pudo evitar reírse ate su sarcasmo. Tenía que admitir que le hizo gracia su comentario, añadiendo que el menor se veía en cierta manera adorable cuando se enfadaba.
-Ryeowook, te hablo en serio.
-Y yo también.
-Ya. Deja tu disgusto a un lado y dime el motivo por el que has venido hecho una furia buscándome.
-Porque fuiste besándome sin ninguna explicación ni motivo, y luego fuiste amenazándome. Hay cosas con las que no se juegan –Le dijo al final, resignado tras tomarse unos minutos para pensar si responderle o no. Yesung ya pensaba que ni le respondería.
-¿Entonces estás así porque te besé?
-¿Qué? ¡No! Estoy por el motivo por el que lo hiciste todo.
-Entonces sí, estás así porque te besé.
-¡No me líes, imbécil! –Ryeowook, mosqueado, se quitó una de sus zapatillas, y la lanzó directamente a la cabeza de Yesung, pero gracias a sus reflejos, este la pudo esquivar antes de que le diera de pleno.
No podía evitar de ninguna manera no reírse. Ryeowook había cruzándolos brazos sobre su pecho, y miraba hacia otro lado con el ceño fruncido.
Lo veía demasiado adorable y le estaban entrando unas intensas ganas de acercarse hasta él, rodearle el cuerpo con los brazos y acunarlo mientras besaba repetidamente sus mejillas hasta que se tranquilizara, que le ganaban poco a poco… ¿pero qué diablos estaba pensando en un momento como ese?
Sacudió la cabeza y se obligó a mirar a otro lado. Seguía con las manos apoyadas en los barrotes de la puerta, y ahora quería borrar la imagen que tenía en su mente del menos. No sería demasiado bueno soñar con esas cosas en un momento tan delicado.
-Yo no te he amenazado con nada –Acabó diciendo tras un rato de silencio.- Puede que me dedique a fastidiarte la vida con tal de llamar tu atención, pero no te amenazaría nunca.
-Sí, claro –Dijo Ryeowook con un gruñido.
-Es verdad. Yo no te haría algo así ¿qué numero era? –Yesung volvió a mirar a Ryeowook, empezando a preocuparse por la situación, no porque volviera a enfadarse con él, sino por el hecho de que lo hubiera amenazado, ya que él no sabía nada.- ¿Qué te decía?
Ryeowook lo miró de reojo un momento. Empezaba a dudar sobre si Yesung tenía algo que ver con eso o no. Algo en sus ojos, le decía que en verdad no sabía nada, así que dejando escapar un pesado y largo suspiro, se dispuso a responderle.
-El número era privado, no podría decirte quien era. Y decía que si me volvía a besar contigo, me enteraría, que sabía dónde vivía.
-¿Y quién podría enviarte algo así?
-No lo sé, dímelo tú.
-Ryeowook, de verdad, yo no sé nada, no tengo nada que ver… Quiero ayudarte.
Yesung se separó de a puerta y se acercó hasta el menor. Quería demostrarle que estaba siendo verdaderamente sincero con él, y que no había ninguna treta atrás, sino que, podía confiar en él.
Se arrodilló ante él, para mantener sus miradas a la misma altura. Desde esa posición podía oler el aroma de Ryeowook, lo cual altero algo en su cuerpo, ya que siempre le había encantado como olía el otro.
Por el contrario, Ryeowook se puso muy tenso cuando lo vio tan cerca suya. Le vino a la mente el recuerdo del beso que se dieron. De manera instintiva, bajó la mirada hasta los labios del mayor. Los veía muy tentadores, y algo dentro de su cuerpo, le impulsaba a besarlos para poder recordar su textura y su sabor. Pero se obligó a sí mismo a no hacerlo, a pesar de estar deseándolo.
Pero el hecho de tenerlo tan cerca, de poder observar sus ojos sinceros, le decía a Ryeowook que no sabía nada del mensaje ni de la amenaza ¿debería acaso confiar en Yesung?
-Y ¿cómo supuestamente pretendes ayudarme si ni siquiera tú sabes de quien se trata el susodicho que me ha enviado el mensaje?
-Tal vez sea alguien de mi entorno…
-Hasta ahí ya había llegado yo solito, no es muy difícil.
-Pensaré en quien puede saber dónde vives. Aunque solo yo lo sé, ni siquiera Kangin o Kyuhyun lo saben, pero… -Yesung, se calló un momento, acercándose todo lo que podía a Ryeowook.- Podemos tenderle una trampa a quien te haya enviado ese amenazador mensaje.
-¿Una trampa? ¿Cómo?
-Bueno, podemos besarnos en público, donde mucha gente nos pueda ver y haya testigos de ello…
-¡¿Qué?! –Ryeowook apenas lo dejo acabar la frase.
-No, no, tranquilo… -Intentó calmarlo Yesung para que no se cabreara de nuevo y dejara de hablarle, con lo bien que estaba yendo todo.
-¿Cómo que nos besemos? ¿Y en público? ¡Pero que te crees que soy! ¿Un cualquiera que cae rendido a tus brazos porque eres fabuloso y que puedas ir besando cuando a ti te vena en gana?
-Ryeowook –Yesung cogió su rostro con ambas manos, posándolas sobre sus mejillas para que no se alterase y le escuchara.- Es si tú quieres. Yo no voy a obligarte a nada. Es solo una proposición. No voy a besarte si tú no quieres que lo haga. Porque eres importante para mi, y una cosa es hacerte jugarretas y enfadarte y otra es jugar con tus sentimientos.
A Yesung le costó decir aquello. Debido a que en parte había dicho cosas que pocos sabían, como que el menor era importante para él, y a su vez, sentía la calor y la suavidad de sus mejillas, lo cual e lo empezaba a desequilibrar. Un nuevo deseo había surgido en él, el de poder sentí más de su calor.
-Sí… ¿Hacemos eso podremos descubrir quien me lo mandó? –Pronunció el menor, intentando que en su voz no se notara cierta debilidad por lo que había dicho. Sentirlo tan cerca, y como le tocaba, le causaban más impulsos para besarlo.
-Sí, claro –Yesung, quitó sus manos de rostro de Ryeowook, dejándolas caer a cada lado de su cuerpo, y así apoyarlas sobre el colchón de la cama.
-Pero en ese caso, vendrán después a buscarme a mi casa…
-No pasará nada, porque yo estaré allí contigo para que no te pase nada.
-Pero no sabemos cuándo vendrá…
-Bueno, pues paso mucho tiempo en tu casa, ¿eso es un problema? –Yesung se inclinó algo más sobre Ryeowook. Cada vez sus labios se encontraban tan cerca, pero solo sentía que debía hacerlo, que debía volver a besar esos labios, que desde que los sintió, sentía que se volvía loco al recordarlos.- Entonces ¿haremos ese plan o no?
-Solo si me prometes una cosa –Consiguió pronunciar Ryeowook. Yesung se dio cuenta, que ahora sus mejillas se veían muy sonrojadas, y no había puesto ningún impedimento porque se acercara tanto, eso sería porque le estaba gustando.
-Dime.
-Que se acabaran los problemas, las peleas y todo el mal rollo… Quiero que nos llevemos bien… -Murmuró Ryeowook, sin poder dejar de desviar la mirada hacia los labios de Yesung, que los sentían tan cerca de los suyos, que se moría por sentirlos de una vez.
-Está bien, pero dime algo antes ¿te gustó el beso que nos dimos anoche? –La pregunta pilló por sorpresa a Ryeowook. Sus labios se rozaban, podía sentir la excitada respiración del mayor sobre sus labios, y solo deseaba dejarse llevar por él, que le besara sin que se separara de él, poder olvidarse de todo. Solo tenía que responder a su pregunta y podría besarlo como nunca lo había hecho con nadie.
-¡Jongwoon! ¡Ya estoy aquí!
-Yo lo mato… -Murmuró Yesung, poniéndose en pie de un salto y separándose completamente del menor. Con las ganas que tenía de besar a Ryeowook, y el tonto de su hermano interrumpiendo.
-¡Jongwoon! He venido a por ti –Exclamó exaltado el hermano de Yesung, mirando a este y luego al sonrojado de Ryeowook, que parecía su tono de piel era más bien rojo que blanco.
-Ya, Jongjin, nos hemos enterado –Ahora Yesung prefería no mirar a Ryeowook hasta que se le hubiera pasado todo el calentón y los deseos por devorar sus hermosos labios.- ¿Vienes a sacarnos a los dos?
-No, no me han dejado, solo un familiar puede sacar. Es decir, un familiar de Ryeowook tiene que venir a por él.
-Bueno, nos esperamos a que venga alguien y nos vamos todos –Comentó Yesung, recibiendo un fuerte golpe en un brazo. Al girarse, se dio cuenta de que Ryeowook le había tirado la zapatilla que le quedaba.
-Vete con tu hermano.
-Pero no quiero dejarte solo aquí…
-¡Que te vayas! ¿No ves que ha venido a buscarte? Ya saldré yo de aquí y ya hablaremos –Dijo serio Ryeowook, con la mirada fija en él.
-Está bien… Pero si pasa algo, me lo dirás, vale… -Mientras un policía abría la puerta para que Yesung se fuera, Ryeowook le asintió, para que se fuera. Los dos hermanos se despidieron de él, dejándolo completamente solo.
Ahora sí que estaba metido en un problema. No tenía ningún familiar ¿cómo iba a salir de allí? Quien hubiese llamado a la policía para que fueran en busca de los dos para llevárselos allí, se las pagaría, si es que alguna vez.
Sin un familiar que viniera a por él, era complicado. Pero no tenía a nadie, sus padres estaban muertos, y él era hijo único.
Ni siquiera sus amigos sabían lo de sus padres. No tenía más familiares cercanos, estaba realmente solo en el mundo. Las lágrimas, amenazaban con caer de sus ojos, pero no quería llorar en un sitio como ese, sería demasiado triste.
-Vaya careto que tienes ¿y qué haces sin zapatillas? Menos mal que no te huelen los pies…
Ryeowook levantó la cabeza para ver quien le hablaba, y no pudo evitar llorar de verdad al ver a su amigo allí.
-¿Qué estás haciendo aquí? –Preguntó, poniéndose en pie desesperado, acercándose hasta la puerta.
-¿A ti qué te parece? Vengo a por ti. Anda que meterte en problemas…
-Pero si solo un familiar puede hacer eso…
-El que hay en el puesto de afuera me debe unos cuantos favores, no me ha costado mucho.
-¿Y cómo sabías que estaba aquí? Muchas gracias de verdad –Se limpió las lágrimas, apartándose de la puerta, para dejar que le abrieran ahora la puerta a él. Aprovechó para recuperar sus zapatillas y ponérselas.
-Leeteuk me lo dijo, y vine en cuanto pude. Por cierto, tu querido Yesung está fuera recogiendo sus cosas, yo te he ahorrado ese trabajo –Le tendió a Ryeowook cuando salió una bolsa y un casco.- Nos vamos, precioso.
Sonriendo por el hecho de poder salir al final, y no quedarse allí para la eternidad como estaba pensando, salió detrás de su amigo, deseando no volver allí más.
Cuando salió hasta el pasillo, vio a Yesung y a su hermano recogiendo sus cosas. Al verlo salir, se le dibujó una sonrisa, porque también había salido, pero cuando se dio cuenta de quién era quien había hecho que saliera, se le borró completamente esa sonrisa del rostro.
Al pasar por su lado, Ryeowook, le dedicó una cálida sonrisa, ya que sabía que estaría tenso al verlo con su amigo, pero no quería dejarlo mal.
-Aquí tienes todas tus cosas –Dijo el encargado, dejando sus cosas a Yesung, quien hizo que las recogiera Jongjin mientras es seguía a Ryeowook.
Lo vio, como se ponía un casco oscuro y se montaba en la moto, con ese odioso. Se percató de cómo le agarraba cuando la moto arrancó, y no podía dejar de pensar en lo celoso que estaba cuando se marcharon de allí. La sangre le hervía dentro de las venas por la ira y los celos.
-Jongjin, estás muerto –Dijo con una voz furiosa sin dirigirle la palabra siquiera, solo se limitó a caminar.
-¡Pero si yo no he hecho nada! Encima que vengo a por ti, que poco me quieres…
-¡Cállate ya!
-¡Vaaaale!
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