martes, 7 de junio de 2016

(SimDdy) You are my eyes -MiniSerial- Capitulo 3


Nota: Después de unas semanillas, tenéis por fin el tercer capitulo de este Miniserial ¿os está gustando? Al parecer todo va bien ¿habrá algún problema en adelante? Ya lo iremos viendo, por ahora disfrutad de este capitulo que intentaré dejaros el siguiente lo más pronto posible.

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Youngjin ya se había encargado de que su madre al ir a recoger su uniforme que estaba arreglando la madre de Jongseok, le hubiese preguntado por la dirección de la casa en la que vivían ahora. Sabía que si iba a preguntarle él tal vez pusiera algún impedimento, pero si se lo pedía a su madre, que antes eran muy amigas, seguramente sí que se la diera.

Es más, lo consiguió. Al llegar a casa al día siguiente su madre le entregó un papel donde había escrito la dirección de la nueva vivienda de Jongseok, así que sin entretenerse con nada, se arregló y partió al lugar que estaba escrito en aquel pequeño papel.

Se iba con muchas ganas de volver a ver a su amigo, había estado pensando maneras de hacerle entender que no iba con la misma intención es que los otros habían tenido con él. Además de que estuvo recordando durante toda la tarde anterior las palabras que le había dedicado diciéndole que no sería capaz de presentarse ante su casa un día y otro día, así que se sentía lleno de entusiasmo y de ganas de ver cómo reaccionaría al verlo allí, buscándolo para salir a dar un paseo.

Cuando le dijo que se había cambiado de casa, y teniendo en cuenta que su madre tenía la pequeña tienda cerca de donde él vivía, pensó y acertó, que su nueva casa no estaría muy lejos de la suya. Y en efecto, tan solo se encontraba a un par de calles de allí. Por lo que en tan solo unos minutos se encontraba frente a la puerta de la nueva casa en la que vivía Jongseok.

Se notaba nervioso, tampoco era para tanto pero el hecho de no saber cómo iba tampoco a reaccionar el otro chico, le inquietaba un poco. Tomando aire profundamente, tocó al timbre esperando que tampoco se hubiese equivocado de vivienda.

-¡Jongseok! ¡Qué alegría verte! Estás muy guapo hoy ¿sabes? -Fue lo primero que dijo cuando vio que su antiguo amigo le abría la puerta.

-Vaya, eres tú… no te esperaba por aquí, la verdad -En el tono de voz del chico se le notaba cierta sorpresa. Le había sorprendido y eso le gustaba. Tal vez poco a poco fuera cambiando de idea y no creyese era como los otros, un sin corazón.

-Pues ya ves, aquí estoy ¿te has preparado ya para que demos nuestro paseo? -Se comporta en realidad como si nada hubiese pasado entre los dos, como si su ceguera fuera algo que no existía ahora mismo, como si nunca se hubiese ido el país y siguiesen viviendo juntos como antes hacían.

-En realidad no esperaba que vinieses, pero si estoy vestido para salir. Supongo que tendré que salir contigo porque si no, no me vas a dejar tranquilo ¿no es cierto? -Jongseok volvió a su tono neutral como siempre.

-Por supuesto, eso ni lo dudes -Sonriendo ampliamente a pesar de que sabía que no podía saber si lo estaba haciendo, Youngjin se sentía triunfal al haber conseguido su propósito. Además de un pequeño cosquilleo que comenzó a recorrerle el pecho con el hecho de pensar que saldría a pasear con su amigo.

La necesidad que tenía por ayudarle había crecido monumentalmente a lo largo de esos dos días. No sabía explicar por qué esa necesidad de querer estar a su lado y apoyarlo en todo. Quería saber que quedaba de la amistad entre ellos dos y poder reforzarla todo lo que pudiese. Fue lo que más le dolió al perder la relación que tenía con aquel chico, y es que a pesar de a veces no haberlo tratado demasiado bien, siempre lo consideró el mejor amigo que tenía ¿ alguna vez se lo dijo? Youngjin recordaba que no. Un fallo muy grande.

-Nos podemos ir ya -Jongseok había cogido una chaqueta y un bastón que seguramente el que le ayudaba a guiarse por la calle. Le extrañó porque el primer día no lo vio con él, quería preguntarle pero no creía que fuese lo más adecuado. También portaba con sus grandes gafas negras y una expresión en su rostro que no sabría describir.

Cuando cerró la puerta de su casa y comenzó a andar, por un momento quiso ayudarle cogiéndole de la mano para caminar junto a él pero antes quiso preguntarle, no fuese a meter la pata aunque también al preguntar lo fastidio un poco.

-Oye, Jongseok ¿quieres que te de la mano y así caminemos juntos? -Preguntó de lo más inocente que pudo.

-No necesito tu ayuda, se desplazarme por mí mismo -Aquellas palabras tan cortantes le sentaron algo mal. No supo decidir si era peor que le hablase de aquella manera o que se sintiese ahora mismo como un completo idiota.

Fueron caminando a lo largo de la calle donde él vivía, uno al lado de otro, pero en silencio sin decirse nada ¿y si el hecho de haber ido a buscarlo no hubiese sido buena idea? Pero si no hubiese ido no hubiera podido estar con él. Aunque tal vez si lo pensaba mejor, que se hubiese presentado allí sin más, le hubiera molestado a Jongseok. Todo le estaba saliendo mal a pesar de las buenas intenciones que estaba teniendo.

-¿Por qué volviste? -La pregunta del otro chico le sorprendió. No se esperaba que le fuese hablar y mucho menos hacerle tal pregunta.

-Porque para mí este es mi lugar, allí en Estados Unidos no me sentía cómodo, sin embargo aquí tenía todos mis amigos y toda mi vida hecha. Me empeñé en volver y mi madre quiso hacerlo conmigo -Le confesó sin ningún problema.

-¿Y qué pasa con tu padre?

-Se quedó allí por el tema del trabajo, ya sabes el motivo por el que nos tuvimos que ir de aquí -Levantó la mirada para mirarle un momento y descubrió que su rostro había cambiado aunque poco. Mantenía el ceño fruncido mientras escuchaba lo que le decía.- ¿Y tú? Cuéntame, ¿qué estás haciendo ahora?

-No mucho, lo poco que una persona como yo puede hacer -Volvió a responderle de manera seca sin ni siquiera haberle hecho nada. Al parecer el propio Jongseok se percató de que aquella no era la mejor manera para responderle, así que rectificó.- Ayudo en lo que puedo en casa, y… ayudo a un amigo de mi madre que tiene un canal en la radio local, yo soy el que pone la voz.

-¿Sí? Jo, eso tiene que ser guay. Además tienes una voz muy bonita, seguro que a la gente le gusta -Viendo que la conversación ya estaba tomando un mejor camino, Youngjin se animó a decir su opinión pero acto seguido se arrepintió.

-Seguro que sí, pero si supieran que esa voz corresponde a un ciego, estoy seguro que no les gustaría tanto -Jongseok hablaba como si todo el mundo odiara a las personas que eran ciegas, algo que no le gustó a Youngjin porque las cosas no eran así.

-Eso no es cierto, al contrario, seguro que te felicitan por conseguir hacerlo. Todos no odian a la gente que es invidente como tú. Yo no te odio y mucho menos te desprecio por cómo eres ahora -Insistió como pudo pero de nada le sirvió.

-Eso es porque me acabas de conocer así, cuando pase un tiempo todo cambiará, ya lo verás -Actuando de manera desconfiada, su amigo no daba el brazo a torcer y eso le molestaba.

Por un momento se quedó callado ya que no sabía que decirle exactamente. Además, si seguían con el mismo tema tal vez se enfadaría con él y no era cuestión de que eso sucediera, pero tampoco iba a dejar que siguiera creyendo aquello y mucho menos por su parte.

-Tan solo te diré una última cosa, mañana y pasado y al día siguiente, volveré a por ti a la misma hora para dar un paseo. Te guste o no te guste -Dijo como si fuera su última palabra y que nada de lo que el otro dijera haría que cambiase de opinión.

– Pues como quieras ya veremos cómo sigue desarrollándose tu actitud hacia mí con el tiempo -¿Pero es que no era capaz de confiar en él? ¿De darse cuenta que sus palabras eran sinceras y mucho más su intención? Jongseok se había vuelto un cabezón completamente, pero conseguiría hacerle cambiar de idea.

Ambos chicos siguieron caminando sin volver a dirigirse la palabra. Se mantenían a cierta distancia mientras que con un paso lento iban recorriendo algunas calles que Youngjin le costaba reconocer.

Por el resto del viaje se dedicó a observar como Jongseok se desenvolvía perfectamente sin ayuda de nadie. Con su bastón por delante suya iba moviéndolo de un lado a otro comprobando si se encontraba con algún obstáculo, además sabía dónde estaba situado y cuando debían girar alguna esquina o dónde debían pararse. Se notaba que tenía una buena práctica con aquello y que perfectamente conocía el lugar por el que se movía. Realmente lo admiraba por ello.

Y no solo se fijó en eso, sino que sus ojos también se desviaron al semblante serio de su amigo, recorriendo la que era su fuerte mandíbula y su mentón, observando su fina nariz y sus labios. Deseaba con todas sus fuerzas poder observar también sus ojos, si seguían tan hermosos como recordaba de cuando eran niños, pero eso era algo de lo que no se atrevía a preguntar ni a hacer, ya que lo veía como una falta de respeto.

Después de dar una vuelta alrededor de unas cuántas manzanas, volvieron a la casa de Jongseok.

-Bueno, ya hemos llegado, espero que te haya sido entretenido el paseo -Volvió a mostrar su lado más amable ya que no quería hacerle creer que podía estar enfadado.

-Me ha venido bien el paseo -Se limitó a decir su amigo mientras se disponía a abrir la puerta de su casa.

-Pues que sepas que mañana estoy aquí a la misma hora, más te vale estar preparado y que no tenga que esperarte, eh -Le bromeó algo en serio, esperando una mala respuesta por su parte como había estado recibiendo todo el paseo pero en cambio esto no sucedió.

-Veremos a ver quién tiene que esperar a quién -Aunque muy bajo se rio, Youngjin lo logró escuchar y se lo tomó como un nuevo triunfo para él.

-Estaré aquí incluso antes de tiempo para qué quien gané sea yo, estate seguro de ello -Confiado en sus palabras por fin se comenzó a sentir bien.- Hasta mañana, Jongseok que descanses mucho y sueñes conmigo, pero nada pervertido eh.

Tras despedirse de su amigo emprendió el camino de vuelta a su casa esta vez mucho más contento y alegre de saber que por fin había conseguido sacar aunque solo fuese una pequeña sonrisa en el rostro de su amigo. Por hoy se sentía realizado y mañana volvería a dar un paso más para volver a conseguir su confianza y su amistad.



***



Al día siguiente se volvió a presentar en su casa, con una radiante sonrisa y oliendo a su mejor colonia. Cuando abrió Jongseok, le saludó con una energía envidiable, diciéndole que estaba preparado y dispuesto para su paseo. Y así pasaron varios días, en los que no faltaba ni uno solo en ir a buscarlo para dar un paseo juntos.

Cada día que pasaba, Jongseok iba abriendo un poco más su corazón, pero aún se le veía con miedo de hacerlo del todo. Aun así, Youngjin seguía esforzándose por demostrarle que no era como los demás. Le compraba helados, de menta, como siempre le habían gustado, o lo llevaba a merendar a alguna cafetería donde pusiesen deliciosos pasteles.

Quería ganarse la confianza de su amigo, y algo le decía que lo estaba consiguiendo. A veces le pillaba sonriendo, en ocasiones estaba como sonrojado, y otras veces lo dejaba sin palabras, riendo inevitablemente. Sabía que bajo aquellas oscuras gafas, seguía su divertido amigo.

-Vamos, Jongseok, que hoy te pesa el cuerpo ¿cuánto has comido? No es bueno pasarse con la comida -Le dijo cuándo fue a buscarlo, después de casi dos semanas haciendo la misma rutina.

-Es tan solo que mi cuerpo sabe que tiene que aguantarte, por eso le cuesta -Le devolvió la broma.

-Oh, como te has pasado, si soy lo más bueno del mundo entero -Haciéndose la víctima y exagerando el tono de voz, consiguió la primera sonrisa de Jongseok del día.

Y como todos los días, comenzaban caminando por las calles, llegando hasta un pequeño parque donde escuchaban como los niños jugaba, después irían a buscar algo de comer y al final, de vuelta a casa.

Hablaban de banalidades, de cosas simples y sin demasiada importancia, pero Youngjin le prestaba mucha atención a todo lo que su amigo le decía, siempre le interesaba.

Pero sobre todo, le encantaba quedarse mirándolo. No era el mismo chico que cuando eran niños, eso estaba clarísimo. Estaba seguro que si no fuera por aquel maldito error, todas las chicas irían detrás suya, mientras él se quedaría celoso perdido.

¿Desde cuándo se había vuelto tan protector? Bueno, cuantas menos chicas se le acercasen, mucho mejor, así no tendría ninguna pelea ni problemas de celos.

Ese mismo día, cuando llegó a casa, un extraño sentimiento abarco su corazón. Estaba consiguiendo que le diese poco a poco su confianza, pero ¿y si quería algo más? ¿Y si necesitaba algo más de parte de Jongseok?

Necesitaba intentar algo más con él, tampoco iba a acosarlo, pero lo que sí iba a hacer era estrechar más su relación y poder acercarse más. Tal vez al hacerlo arriesgarse demasiado y todo volvería a estar desde cero, pero como dicen, quién no arriesga no gana, tenía que intentarlo por lo menos una vez.

Tampoco perdía nada. Sí Jongseok se comportaba fríamente con él, se echaría para atrás o volvería a estar cómo se había comportado aquello últimos días.

Sí, eso haría. Cuándo fuera al día siguiente a buscar a su amigo, intentaría avanzar un paso más. Tenía que armarse de valentía y ánimo porque estaba claro que aquello no iba a ser una tarea fácil.

Mientras iba pensado algún plan para poder llevar a cabo todo lo que quería, se puso a hacerle la cena a su madre, bastante contento porque cada día que pasaba al lado de Jongseok se sentía más feliz y dichoso.

Cada día cuando se levantaba, tan solo deseaba que llegase el momento de ir a buscarlo para dar su paseo junto a él, incluso cuando tenía que dejarlo ya en su casa, se sentía un poco desanimado al tener que separarse, pero al volver a su casa se llenaba de fuerza porque sabía que al día siguiente volvería a estar a su lado.

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