Nota: ¡Buenas! Este es el último capitulo del LeoBin, que pena ¿verdad? Pero así podréis saber pronto el desenlace de la historia. ¡Que lo disfrutéis y os guste sobre todo!
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Teak woon lo sujetó con fuerza del brazo y lo acercó hasta que ambos quedaron el uno frente al otro.
– No puedo olvidarlo todo de repente, y pretender que nunca ocurrió. – dijo colocándose frente a él, acortado de golpe la distancia entre ambos – Pero…
– ¿Me perdonarás?
El mayor le miró fijamente y asintió mientras le abrazaba efusivamente.
– Ya lo he hecho, pero necesito un poco de tiempo…
Dijo perdiéndose en su calor, y el dulce aroma que desprendía el menor. Nunca creyó que volvería a estar en sus brazos, que estaría junto a él. Que equivocado había estado.
– ¿Y…crees que podamos volver a como estábamos antes? – pregunto Hongbin con ilusión brillando en los ojos.
El mayor sintió un vuelco en el corazón y, sin querer, aflojó su abrazo. Alejándose de él hasta poder mirarle a los ojos
“Quiere que volvamos a ser pareja”
– Es decir, si, tras ese “tiempo”, vuelves a sentir algo por mí.
“¿Vuelves?”
– Hongbin yo siempre te…
Iba a explicarle que jamás había dejado de amarle, incluso tras haber intentado odiarle y olvidarle con toda su alma, su recuerdo fue más fuerte. Pero un largo maullido le interrumpió.
Junto a ellos acababa de aparecer un gato atigrado que ahora no paraba de restregarse contra los pantalones de Taekwoon y maullar. El mayor solo necesitó dos segundos para olvidarse del tema que ahora les concernía. Algo en su interior le llevó a soltar a Hongbin y coger a aquel pequeño animal entre sus manos.
Mas aquello no acabó allí, tras una corta mirada, sus primeras sospechas se habían cumplido. Con solo mirar aquellos redondos ojos color ámbar pudo asegurar que ese era el gato que había estado cuidando durante semanas.
– Lo vi el día que hablamos en el parque y decidí traerlo a casa para cuidarlo. – dijo Hongbin intentando llenar el silencio que de pronto se había formado – Tuve que utilizar el trasportín*, incluso me arañó porque no quería venir conmigo…
De pronto, se desabrochó los dos botones superiores de su camisa, mostrando unos pequeños arañazos bajo una de sus clavículas.
– Creo que se parece a ti en algunos aspectos, – dijo con una sonrisa en la cara – a veces tiene un temperamento difícil.
A Teak Woon aquello le hacía muy feliz. No había desaparecido y, al final aquel gatito había encontrado un hogar cálido junto a Hongbin.
– ¿Le has puesto nombre? – dijo mientras le pasaba la mano entre las orejas, rascando suavemente tras estas.
– Eh…Sí…- respondió bajando la mirada -…Se llama Leo.
El mayor sonrió mientras sostenía al animal en brazos, mirando fijamente a Hongbin.
– Me gusta.
Tras aquello las mejillas de Hongbin se colorearon de un rojo intenso y se vio incapaz de estar más tiempo frente al mayor.
– Iba a preparar un café, ¿te apetece uno? – dijo escapando hacia la cocina.
– No gracias, quizá otro día. – lentamente dejó al gato sobre el suelo y siguió a Hongbin.
Este sintió la presencia de Taek Woon cerca y, ahora que todo había sido contado y resuelto, las mariposas volvían a revolotear en su estómago como antaño. El aura seria que envolvía al mayor le atraía con fuerza, pero este había pedido un tiempo para asimilar todo lo ocurrido antes de decidir en qué términos quedaban.
Aunque deseaba tanto volver con Taek Woon…
– Fui a buscarte a tu antigua casa – dijo de repente el otro rompiendo el silencio – y me encontré a tu madre.
Hongbin se encogió un poco ante la noticia. Aquello era algo que no hubiera esperado que el mayor dijese.
– Bueno…Las cosas con mi madre están algo tensas. Nunca vino a visitarme, aun cuando ya estaba recuperándome de la operación, en el hospital. – contestó mientras calentaba el agua en la cafetera y sacaba el café – La verdad, desde que me fui no tuve muchas noticias de ella. Me mandaba cartas en mi cumpleaños, pero eran siempre lo mismo. Nunca me decía que me quería o que me echaba de menos…
El mayor asintió en señal de entendimiento, ocupando una de las sillas junto a la mesa del desayuno.
– Me pidió que te dijera algo…- añadió mirando con atención la reacción del menor -…Que lo siente y quiere volver a verte.
Hongbin permaneció callado un rato, hasta que, finalmente se volvió sobre el mismo y apoyó contra la encimera.
– Taek, esto no es tan sencillo. – dijo jugueteando con sus manos – Quise volver a encontrarme con ella, quedarme en casa y así estar juntos. No sé, recuperar el tiempo que perdimos…- dijo escondiendo sus manos tras él al ver como el mayor se había percatado de aquel viejo hábito -…Pero no respondía a mis llamadas, y terminé alquilando un piso en Seúl.
– Quizá tenía miedo, – argumentó el otro sin cambiar su expresión – al igual que tú temías mi reacción. Ahora está pidiéndote una segunda oportunidad.
Hongbin lo pensó un instante y luego sonrió tristemente. El mayor, en verdad, era demasiado bondadoso, apenas acababa de perdonarle y ya estaba intentado recomponer su roto corazón.
– Puede ser…- dijo contento por tenerlo de nuevo a su lado -…volveré a llamarla.
– Bien – respondió conforme el mayor, levantándose y colocándose ante Hongbin.
Durante unos segundos solo estuvieron mirándose fijamente a los ojos sin intercambiar palabra. El menor se sintió avergonzado de repente, sin saber a qué venía aquello. Hasta que, de pronto, Taek Woon se inclinó agachando la cabeza.
– Vuelve al estudio, por favor. – pidió aun sin levantar la mirada del suelo
– ¿Eh?
Aquello le resultó sumamente extraño. No solo por tener a Taek Woon frente a él, pidiéndole algo tan sumisamente. Sino que, además, fuera para volver a su lugar de trabajo.
– A Hakyeon le gustaste como modelo…
– Ah…- dijo comprendiendo la intención del menor.
De alguna forma el mayor le estaba pidiendo que volviera para continuar el trabajo que ambos habían empezado. Sonrió por la timidez que aún poseía Taek Woon. Ni siquiera tuvo que meditarlo, acababa de encontrar la excusa perfecta para volver a pasar tiempo junto a él.
– Claro, si quieres mañana me paso por ahí – respondió con una amplia sonrisa.
– Oh, – Taek Woon se volvió a parar recto al instante – bien. Yo…Gracias.
Una vez el menor había accedido a volver, Taekwoon sentía que ambos no tenían nada más que discutir. Debía irse para no hacer aquel encuentro más incómodo, además, acababa de darse cuenta de que había dejado solo a Hakyeon en el estudio. Así que intentó caminar disimuladamente hacia la puerta y encontrar la manera de despedirse del menor sin parecer maleducado.
– ¿Has venido hasta aquí en horario de trabajo? – preguntó de golpe Hongbin a su espalda.
El mayor asintió volviéndose hacia él.
– ¿Y ahora tienes que volver? – Taekwoon volvió a asentir lentamente, un poco avergonzado.
Hongbin empezó a reír al tiempo que la cafetera empezaba a silbar. Rápidamente apagó el fuego y miró a su invitado con una gran sonrisa plasmada en la cara.
– No pasa nada, puedes irte. Hoy ya hemos hablado mucho – dijo mordiéndose el labio inferior para no sonreír como un idiota por lo vergonzoso que era a veces su mayor.
– Sí…Hongbin… – dijo con cierta aflicción -… ¿Ahora estás bien? – preguntó volviendo a mirarle fijamente.
– Sí, cada año voy a hacerme una revisión, y hasta el momento no he vuelto a tener problemas. – respondió el menor restándole importancia con una sonrisa – Ahora estoy bien.
– Me alegro.
– Anda, vete ya o Hakyeon llamará a la policía para dar contigo – dijo el otro empujando por la espalda a Taek Woon hacia la puerta entre risas.
Una vez que Taek Woon estuvo al otro lado del umbral estos volvieron a mirarse avergonzados, aunque felices por haberlo hablado y aclarado todo.
– Nos veremos mañana – dijo el menor con timidez.
– Vale…- Taekwoon sonrió débilmente iniciando, al fin, su marcha -…Hasta mañana.
– Hasta mañana…
Taek Woon salió de allí a la velocidad del rayo, cuando Hongbin cerró la puerta, hasta sentirse lo suficientemente lejos. Desde que había tenido a Hongbin tan cerca había tenido que refrenar las ganas de besarle. Es más, si no hubiera sido por el gato, le habría declarado su amor incondicional tan solo unos segundos más tarde de haberle pedido tiempo al menor.
Aun con el paso de los años, el corazón seguía ganando la batalla contra su mente. Se había repetido que necesitaba pensarlo con calma, no quería volver a ser un muchacho confiado e inocente.
“Al menos una semana, medítalo al menos una semana”
Parecía razonable en su cabeza más, al estar junto al menor, sabía que sus buenas intenciones podrían sacudirse con una simple sonrisa.
Sin darse cuenta sus pasos le habían conducido frente al estudio. Había pasado poco más de media hora fuera, pero ahora todo parecía tener un color y aroma diferente. Nada más entrar los reproches y palabras de Hakyeok parecían más suaves, incluso el interior del set parecía brillar bajo los focos de forma especial.
– No me estás escuchando, ¿verdad? – dijo con exasperación su compañero al ver la mirada perdida del menor.
Este se volvió hasta él y, sorprendentemente, le regaló una sonrisa de la nada. Y, poco a poco, esa sonrisa se fue convirtiendo en una leve risa que fue llenando el estudio paulatinamente.
– Taek Woon… ¿Te encuentras bien? – preguntó realmente preocupado.
– Perfectamente – respondió el otro sentándose frente al ordenador aun con una gran sonrisa adornado su rostro – Por cierto, Hongbin vendrá mañana.
– ¿Qué? – el mayor no salía de su asombro.
– Hemos terminado por hoy, vuelve a casa – respondió el otro apagando el ordenador y levantándose para coger su abrigo, sin haber recogido sus cosas aún.
Hakyeon se quedó petrificado durante varios segundos más observando como Taek Woon había vuelto, más raro que nunca, para nuevamente irse. Miró de reojo el café que había estado esperando en su mesa, intentando sacar algo en claro de aquello. Había salido corriendo cuando supo que Hongbin había recibido una operación de corazón y, trascurridos cuarenta minutos más tarde, aparecía diciendo que el modelo volvería al estudio. Todo esto con una sonrisa plasmada en la cara.
– Loco…- dijo cogiendo, al fin, también su abrigo -…Se ha vuelto completamente loco.
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Realmente no había nada mejor que una taza de café caliente de camino a casa. Había intentado permanecer calmado ante Hakyeon, pero se sentía tan bien que le fue completamente imposible. Seguramente mañana por la mañana le esperase un arduo interrogatorio, pero no le importaba lo más mínimo.
Pasó de nuevo por el parque y paró unos segundos en el sitio donde ambos se habían encontrado días atrás. El otoño estaba acabando y con él la llegada del invierno se sentía realmente cercana. Aquella tarde había un frío horroroso más, decidió permanecer un poco más en aquel lugar. Recreando en su mente, una y otra vez, la primera imagen que tuvo del menor en años.
Cuando su mandíbula cobró vida y empezó a castañetear decidió que era el momento de volver a su piso. Con una rápida carrera llegó y se quitó los zapatos a una sorprendente velocidad. Dejó el café junto a su escritorio y buscó en uno de los cajones de este, bajo infinidad de papeles y objetos olvidados hasta encontrar una vieja fotografía.
En ella dos jóvenes, con el pelo revuelto y las mejillas encendidas por la calor de un verano especialmente abrasador, sonreían mostrando ambas filas de dientes. Tras agradecer no haberse deshecho de aquella última foto acarició la superficie mientras se recostaba en su cama.
En realidad ambos no habían cambiado demasiado. Ahora tenían el pelo más corto y habían crecido varios centímetros, pero la esencia de cada uno seguía allí.
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No supo a qué hora consiguió, finalmente, conciliar el sueño. Estaba tremendamente emocionado por volver a reunirse con Hongbin, tanto que apenas desayunó antes de echar a andar hasta el trabajo.
Debido a su repentina salida el día anterior, ahora tenía que recoger su zona de trabajo y seguir revisando las fotos que dejó a medio. Unos veinte minutos más tarde llegó Hakyeon con una notable expresión somnolienta. Pero, a pesar de no discernir entre el perchero y la puerta, se acercó con decisión hasta Taek Woon.
– Me tienes que explicar qué diablos ocurrió ayer – dijo sentándose de golpe a su lado -. Y que sepas que no te dejaré en paz hasta que me digas la verdad.
– Hice las paces con Hongbin – declaró el menor sin mirarle siquiera.
– ¿Qué? ¿Cómo? – intentó saber – ¿Por eso te fuiste ayer?
– Sí – respondió con aspecto imperturbable el menor
– Espera, ¿por eso dijiste que Hongbin volvería hoy al estudio? – el mayor parecía sorprendido y eufórico a partes iguales – ¿¡Conseguiste que retomara el trabajo!?
El menor asintió poco antes de que su compañero de trabajo se le echara encima y empezara a gritar pletórico de alegría. Taek Woon no pudo evitar sonreír de lado al ver como este empezaba a danzar por todo el estudio, algo que le trajo recuerdos no muy lejanos.
– ¿Ves? Al final solucionaste ese problema que tenías con él y to gracias a mi – declaró más que orgulloso de sí mismo -. Creo que me merezco un donut… ¡Al diablo la dieta!
Dicho esto salió como alma que lleva el diablo hasta la confitería de al lado con ojos brillantes.
Taek Woon agradecía un poco de calma al fin, ya había terminado de limpiar y ahora estaba colocando el set de fotografía. Esta vez el tema sería la naturaleza. Adornó un poco el lugar con flores y un bonito banco blanco en medio del lugar. Podía encargarse de retocar la imagen con el ordenador para añadir un paisaje al fondo, así que no te tomó muchas más molestias.
Al girarse para sacar las cámaras del almacén se encontró al modelo apoyado contra su escritorio, observándolo con una tímida sonrisa.
– Buenos días – dijo nada más verlo
– Buenos días Taek…
El menor aun llevaba el abrigo puesto y la bufanda colgando de su níveo cuello. Ambos desviaron la mirada un instante y, entonces, fue cuando Hakyeon irrumpió en el estudio devorando un donut de chocolate y un café humeante.
– Hongf…Mm…Hongbin…
– Buenos días a ti también – dijo el invitado con palpable buen humor – Creo que he llegado muy temprano…
– Tonterías, espera que acabe con esto y enseguida me pongo contigo – se disculpó el mayor -. Mientras, puedes desvestirte…
Taek Woon dejó a ambos solos mientras iba al almacén e, iba sacando varias cámaras para preparar la sesión. Hakyeon y Hongbin parecían llevarse bien, tanto que pudo prepararlo todo sin reparar en ambos. Hongbin quedó maquillado y preparado en un tiempo récord y, antes de darse cuenta, Hakyeon los dejó solos para confort de Hongbin.
Nada más quedarse solos el mayor no pudo evitar sentir esa atracción hacia el menor crecer. Intentaba no mirar aquel cuerpo semi-desnudo descaradamente, una tarea ardua y complicada a partes iguales. Por otro lado, pudo perderse en los ojos color chocolate del menor y en su blanca y bonita sonrisa.
Se alegraba de tenerlo de nuevo a su lado, y por eso temía volver a perderlo. No quería dejar posibles cabos sueltos y, por eso mismo, decidió plantarse ante él y exponer sus pensamientos.
– Una semana…- dijo al hombre frente a él -…dame una semana para asimilarlo todo.
– ¿Qué? – preguntó el otro bastante confuso.
Ya conocía bastante a Taek Woon como para saber que este meditaba las cosas en otra línea temporal, diferente al resto de las personas. A veces decía cosas refiriéndose al pasado o un posible futuro cercano.
– Ya hemos pasado demasiado tiempo lejos el uno del otro – consiguió pronunciar temeroso de que, si no expresaba que él también deseaba intentarlo de nuevo, Hongbin se alejara nuevamente de él –. Solo necesito una semana…
– ¿Eso es un sí? – preguntó el más joven.
La vista de Taek Woon se centró en el pecho de Hongbin, en donde aquella cicatriz brillaba levemente, recordándole que no estuvo con él cuando le necesitó. Había estado dándole vueltas a este tema toda la noche y, al fin, se sentía dispuesto a arriesgarse. Solo por el amor del menor, tan solo por Hongbin.
– Aun no me has preguntado nada…
Hongbin sonrió con timidez y se acercó más a Taek Woon, a escasos centímetros de sus labios.
“Algo que no pude prever cuando te fuiste, fue que te llevaste la llave que abría mi corazón contigo.”
“Jamás pude esconderla porque yo mismo te la entregué el día que te confesé mis sentimientos.”
“Siempre te perteneció y siempre lo hará.”
– Taek… ¿Quieres volver a salir conmigo? – las palmas de las manos de Hongbin picaban y su, ahora intervenido, corazón latía desbocadamente.
– Incluso si pidieras mi vida, la respuesta sería la misma.
No podía aguantarlo más, los labios de Hongbin se veían tan bien a esa corta distancia…
– Ejem, ejem…yo venía por mi móvil, – la voz de N llenó la sala, frenando cualquier movimiento por parte del fotógrafo – pero creo que será mejor recogerlo cuando terminéis.
Hongbin sonrió algo avergonzado, mientras que Taek Woon se volvió hacia el recién llegado, matándole lentamente con la mirada.
– Vale, vale, ya me voy…- Hongbin no sabía si reír o no, la expresión en el rostro de su novio daba miedo – ¡Te dije que alguien en este planeta te querría!
Por poco Haykeon no con vida cuando Taek Woon hizo el amago de ir a por él. El maquillador casi se tuerce un pie intentando escapar. Por otro lado Hongbin no paraba de reír, liberado por fin del peso que había llevado sobre su conciencia durante demasiado tiempo, se sentía especialmente feliz hoy.
El mayor miró al modelo de nuevo y su expresión volvió a cambiar. En realidad, aquel era un momento algo violento para ambos, así que Taek Woon se dio la vuelta y cogió su cámara del suelo.
– Aun hay trabajo que hacer – se limitó a decir mientras sacaba una cámara de su estuche.
Hongbin sonrió ante la timidez de este, era una de las cosas que más le gustaban de Taek Woon. A veces podía ser intimidante, pero eso solo era la punta del iceberg. Bajo el agua se escondía su verdadera personalidad, un chico tímido y sensible al que una vez hizo demasiado daño.
Pero aquello iba a ser enmendado con todo el amor que el mayor pudiera ser capaz de digerir. Estaba completamente decidido.
– Está bien – dijo quitándose velozmente la ropa interior y colocándose frente a los focos.
Aunque mientras tanto podía divertirse viendo a un tímido Taek Woon haciéndole fotos y pidiéndole, con creciente vergüenza, que no mirara de esa forma tan atrevida a la cámara.
“Porque solo tenemos una persona especial a lo largo de nuestra vida.”
“Una a la que siempre pertenecerá la llave de nuestro corazón.”
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Trasportín* = Caja con una abertura enrejada en uno de los lados que sirve para transportar animales domésticos, como gatos o perros pequeños.
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