Titulo: The last time
Pareja: MinSul (MinHo + Sulli)
Tipo: Hetero
Genero: PWP, Lemon.
Clasificación: NC-17
Descripción: Ha pasado mucho tiempo desde que Sulli abandonó el grupo, se fue con su novio y ahora se iba a casar. Pero Minho necesitaba hablar con ella, aunque lo evitase, a toda costa.
Advertencias: Lemon, con palabras mal sonantes.
Nota: ¡Hola! Ros S me mandó un correo pidiéndome este Oneshot y aquí lo tiene ella y todos vosotros que lo queráis leer. Me ha salido bastante largo, así que espero que no se os haga muy largo y os guste. Si queréis que escribamos algo en especial, solo tenéis que pedirlo, y más si quieres que lo escriba alguna de las autoras en especial. ^^
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No dejaba de mirar el teléfono. No sabía qué hacer. Cogerlo y mandar un mensaje o dejarlo donde estaba y olvidarse completamente hasta de su mera existencia ¿qué era lo que debía hacer?
La duda sobre si hacerlo o no lo estaba matando. Llevaba meses sin saber de ella. Tal vez ni siquiera quería saber nada de él o estuviera muy feliz con su novio. Pero desde que se había enterado de que se iba a casar pronto, la pena lo embargó por completo.
¿Cómo podían haber acabado así? Siempre juntos, un amor muy bonito que hubo entre ellos dos. Pero desde que salió de su grupo y se echó ese novio suyo, ella se alejó de todos, incluso de él, quien había estado en todo momento a su lado.
Jamás olvidaría los momentos que habían pasado mientras grababan aquel Dorama, ni cuando tenían conciertos juntos para la empresa. Jamás olvidaría la enorme y hermosa sonrisa que le dedicaba cuando estaba a su lado.
Maldiciendo se puso en pie, aparatando la mirada de aquel aparato. Quería hablar con ella, pedirle que cenaran juntos y ponerse al día. Aunque Sulli tuviera una nueva vida no tenían por qué abandonar la hermosa amistad que siempre los había mantenido unidos a pesar de todo lo demás que hubiese.
Su mirada volvió a posarse sobre el móvil, mientras suspiraba pesadamente. Si quería que la situación cambiase y no seguir con aquella maldita duda de saber qué podía pasar, tenía que arriesgar.
Le costó decidirse pero acabó abalanzándose sobre el teléfono móvil y con los dedos temblorosos buscó el número de Sulli. No le costó mucho encontrarlo, ya que estaba de los primeros.
Hola, buenas ¿qué tal te va? Hace tiempo que no sé de ti 19:41
Esperó por un momento, pero la respuesta no llegaba. ¿Cómo iba a llegar si acaba de mandarle el mensaje? Tenía que ser un poco más paciente aunque los nervios se lo estuvieran comiendo por dentro. Minho suspiró soltando el móvil donde estaba anteriormente.
Se reclinó en el sofá. Sentía su mente completamente saturada y eso que apenas había hecho nada, simplemente tener un debate mental sobre qué hacer. Cuando estaba más sumergido en sus pensamientos el móvil vibró y una pequeña ventana emergió en la pantalla, con el nombre de Sulli. Le había respondido.
Muy buenas, Minho 19:55
Yo estoy bien, preparando algunas cosas ¿y tú? ¿Qué tal te va? 19:56
Parecía que todo estaba bien, que no había perdido ni un ápice de la amistad que se tenían. O eso esperaba él ¿ahora qué le respondía? No podía parecer un completo desesperado. Tomó algo de aire mientras decidía que palabras usar.
Yo me apaño como puedo 19:59
Oye, quería comentarte algo… ¿Podríamos vernos esta noche? Hace tiempo que no nos vemos y creo que podríamos ponernos al día ¿no crees? 20:01
Claro, por mi perfecto 20:03
¿En el lugar donde siempre nos hemos visto? 20:04
Allí nos vemos 20:04
Minho no se esperaba ni mucho menos que le respondiera tan rápidamente. Pero sobre todo lo que le sorprendió es que Sulli aceptó sin ningún problema cuando él pensó que pondría impedimentos o alguna excusa barata como ya había hecho con sus amigas otras veces.
Al darse cuenta que todo había sucedido en unos minutos, había sido una completa tontería pasar tanto rato comiéndose la cabeza para que acabase bien. Tenía que arriesgar más de vez en cuando.
De un salto se levantó del sofá, y con una amplia y feliz sonrisa en el rostro fue directo a meterse en la ducha. Tendría que arreglarse bien. No podía aparecer ante Sulli hecho un harapo sucio.
Le resultaba muy extraña la sensación que lo invadió cuando ella había aceptado. Era como si fuera la primera vez que iba a ver al amor de su vida. Sulli siempre lo había sido, pero había compartido muchos momentos con ella. No tenía por qué estar ahora como si fuera a verla por primera vez. Aunque teniendo en cuenta todo el tiempo que habían pasado sin verse, casi lo era.
***
Al llegar al restaurante donde iban a comer se arrepintió al momento de haberse vestido como si fuese a una cena de gala ¿Qué diría Sulli al verlo con traje de chaqueta y pajarita? Estaba completamente ridículo, se reiría de él.
Tenía excusa, se puso muy nervioso y no sabía qué ponerse para cenar con ella así que pensó que aquello sería lo más elegante. Pero cuando llegó al lugar cambió de idea. Lo malo es que ya no podía volver y cambiarse. Era cerca de las diez de la noche y Sulli estaría a punto de llegar.
Buscó una mesa libre y alejada del resto para poder charlar más tranquilos cuando ella llegase, donde se sentó ansioso. Mentiría si no dijese que estaba de los nervios. La situación no era para tanto, pero le iba a dar algo. Tan solo esperaba que ella no tardase en aparecer.
Al momento, un joven camarero se acercó hasta él para tomarle la nota. Se pidió un vaso de agua ya que no quería empezar a tomar alcohol cuando todavía ella no estaba allí.
Sulli estaba tardando en llegar. Nunca había sido muy puntual, así que no se lo tendría en cuenta. Para no aburrirse se dedicó a observar a aquellos que también estaban cenando allí esa noche. Encontró todo tipo de parejas, amigos y situaciones peculiares.
Lo que estaba haciendo era de un cotilla, pero no tenía mucho que hacer salvo esperar a que su amiga llegara y observar el teléfono por si recibía algún mensaje o notificación.
Algo no iba bien, lo intuía. Había pasado una hora y media desde las diez, que era la hora a la que solían quedar. Normalmente tardaba media hora, como mucho una hora. Pero nunca hora y media ¿y si se le había olvidado? No quería ser pesado, pero necesitaba saber.
Cogió el teléfono cuando abrió su chat, le escribió un corto pero directo mensaje.
¿Dónde estás? Llevo un rato esperado 23:34
Lo siento… se me olvidó ir completamente, se me fue el santo al cielo. Otro día quedamos ¿vale? 23:36
Cuando leyó aquellas palabras sintió como si una losa grande le cayera encima. El mundo se le había destruido completamente. Le había hecho quedar para luego… ¿Olvidarse? Aquello no le parecía nada bien.
Quería creer que era una broma. Porque no podía estar pasándole eso ¿no? Si era así, había sido algo muy mal hecho por su parte. Decirle que sí, que quedaban y no presentarse porque simplemente se le había olvidado.
Tal vez había sido un error suyo y en la conversación que habían tenido antes ella había dicho algo de otro día y él no lo entendió bien. Así que revisó la conversación entera, aunque apenas cruzaron palabras. Pero allí no había nada que indicase de verse otro día, si no esa misma noche.
La decepción le emergió poco a poco. Lo que no esperaba es que Sulli lo hubiese dejado plantado de aquella forma tan patética. Iba vestido patéticamente para la situación tan patética que estaba viviendo. Quería salir y echar a correr.
Llamó la atención al camarero alzando la mano. Se había pedido una botella de vino mientras la esperaba que ya había agotado. Lo último que le quedaba se lo bebió de una sola vez. Le pasó unos billetes, diciéndole que se quedara directamente con la vuelta.
La verdad es que ya no quería saber nada de ese lugar. Salió lo más rápido que pudo, atravesando la calle a un paso ligero ¿Qué hacía ahora? ¿Volvía a casa?
Si lo hacía se pasaría la noche entera comiendose la cabeza con el mismo tema, así que acabó metiéndose en un pequeño restaurante. Lo único que pidió fue algo que estuviera cargado de alcohol. Ya le daba igual como acabara, todo le daba igual.
***
No sabía cómo había llegado hasta allí. Lo único que tenía en la cabeza era que necesitaba una explicación por parte de Sulli.
Sabía dónde vivía. Amber se lo dijo un día pero nunca antes se había atrevido a presentarse allí sin avisar, cosa que acababa de hacer. Sin poder mantenerse de pie por sí solo por la cantidad de alcohol que tenía en el cuerpo, observaba como una luz en la casa de Sulli se mantenía encendida. Eso significaba que estaba dispuesta.
Su cuerpo se movió solo cuando se lanzó a aporrear la puerta, como si aquello le llevara la vida.
-¡Abre! -Gritaba en medio de la noche con una voz casi ronca debido a todo lo que había ingerido.
Siguió dándole golpes a la puerta hasta que escuchó unos ruidos que venían de detrás de ella. Seguro que también estaba el que sería su futuro marido, pero le daba igual. Tan solo quería verla y que le diese una explicación de su plantón.
De una sola vez la puerta se abrió y se encontró de bruces con el rostro asustado de Sulli.
-¿Qué haces aquí? Son las dos de la madrugada -Ella pareció tranquilizarse al verlo, pero lo miraba con una ceja arqueada.- ¿Estás borracho?
-Tengo que hablar contigo, sí o sí -Minho se apoyó en el marco de la puerta con la intención de entrar a la casa, le dejase ella o no.
-¿Hablar conmigo a estas horas? ¿Estás loco? -No hizo el amago de echarlo, pero se le veía en el rostro reflejado que no estaba cómoda con él allí.
-No estoy loco, estoy aquí porque quiero una explicación -Sin poder evitarlo, subió un poco el tono de voz. Algo que la alarmó a ella.
-¡No grites! Entra y mejor hablamos dentro -Le cogió del brazo para obligarlo a entrar, aunque apenas le costaba andar sin tropezar consigo mismo.
-¿Y tu novio? ¿No se va a molestar porque esté aquí? -Preguntó cuándo escuchó que cerraba la puerta de la casa tras él. Tenía que saberlo.
-No está. Tiene trabajo hasta dentro de dos días -Lo empujó llevándolo hasta el salón. Minho se dejó llevar sin problemas, algo más relajado al saber que el susodicho no estaría en la casa para interrumpir la conversación que tenían pendiente.
Se dejó caer sobre una silla. Sentía el cuerpo agotado y la estancia lo tenía algo mareado pero conseguía mantenerse bien. Ella lo miraba fijamente, como si estuviera buscando qué decirle para romper el silencio. Sin embargo de eso ya se ocupó él.
-¿Por qué no has venido a cenar conmigo? -Minho fue directo, no quería más rodeos. No estaba en condiciones para ello.
-Porque se me había olvidado, ya te lo he dicho por mensaje ¿para eso has venido hasta aquí?
-Dime la verdad, Sulli. Ese no es el motivo por el que no has venido -Cuando se sinceró, hasta él mismo notó que en su voz se notaba el ápice de seriedad que había querido usar para decir esas palabras. Ella también lo notó.
-No es lo que piensas… -Sulli bajó la mirada, desviándola de él ¿Es que no se atrevía a mirarlo?
-¿Entonces qué pasa? ¿Por qué nos evitas a todos? O mejor dicho ¿por qué me evitas? ¿Qué te he hecho para eso? -Minho se puso en pie buscando su completa atención, pero ella se resistía.
-No pasa nada, Minho. Es solo que no es lo mismo ya… -Sulli dio un paso atrás conforme él avanzaba poco a poco hacia ella ¿Es que le tenía miedo? No era su intención.
-¿Cómo que no es lo mismo? ¿Qué no es lo mismo? -Insistió. Quería saber que pasaba entre ellos dos para poder solucionarlo.- ¿Qué hay entre nosotros para que estés tan poco receptiva?
-No es nada…
-Dímelo -Él la conocía muy bien y ella lo sabía, pero no quería decírselo.- Tienes que decírmelo.
-¡Que hay tensión sexual entre nosotros, Minho! ¡Eso pasa! ¡Y tengo novio, con el que me voy a casar! ¡No puedo estar con él y pensar en ti! -En cuanto escuchó su confesión y supo sus motivos, no pudo aguantarse más y se abalanzó sobre sus labios. Necesitaba besarla.
Cuando Sulli sintió sus labios sobre los suyos propios intentó forcejear, pero no la dejaba. Le agarró de las muñecas para evitar que se alejara.
-Perdóname, Sulli. Pero esto es algo que ambos necesitamos. -En un momento en el que pudo separar sus labios, murmuró aquellas palabras a la misma vez que observaba sus ojos lascivamente. Había despertado en él un instinto feroz, cuando escuchó que ella sentía algo.
La chica siguió intentando que la soltara pero como veía que no había forma de que eso sucediera, al final cedió. Minho lo notó y que se aprovechó de eso para comenzar a devorar sus labios.
Con las manos descendió por su espalda, tanteando con los dedos sobre la ligera camiseta de tirantes que llevaba para estar en casa y que en cuanto pudiera le quitaría.
-La boca te sabe a alcohol -La escuchó susurrar cuando separó sus labios para respirar. Pero él sonrió ladino.
-¿Y eso no te gusta?
Ella no respondió ya que ambos sabían la respuesta. Parecía que ya de poco le importaba que estuviera ahí o que estuvieran besándose desesperadamente mientras que su novio estaba trabajando. A él tampoco le importaba mucho.
Notó como las manos de ella se agarraron a sus hombros cuando la cogió por debajo de las piernas y la levantó del suelo. Era tan pequeña y menuda que apenas pesaba y le resultaba fácil cogerla. Hasta que la acorraló contra la pared.
Pero no dejaban de besarse. Unían sus lenguas a cada movimiento como si nunca antes lo hubieran hecho. Sin embargo para Minho el sabor de Sulli le era tan familiar que volver a degustarlo lo hizo sentirse mejor.
Pasó un buen rato mientras seguían entretenidos besándose y cuando quisieron darse cuenta, estaban metiéndose mano prácticamente. Minho ya había pasado una mano por debajo de la tela de su camiseta e incluso desabrochado el sujetador, aunque seguía llevándolo. Con la otra seguía sujetándola en brazos.
Por su lado, Sulli pasaba una mano por los músculos de su torso. Sus dedos expertos recorrían cada relieve, cada músculo que sobresalía. Una leve caricia que lo estaba enloqueciendo por momentos.
El alcohol aún lo tenía subido a la cabeza, así que no llegaba a ser del todo consciente de lo que estaba haciendo ni cómo se comportaba.
No pudo evitar pegarse más a ella, sintiendo cada curva de su pequeño cuerpo. Estaba muriendo por verla desnuda solo para él, como tantas veces había visto.
-Esto no está bien… -Escuchó un ligero susurro escapar de sus labios, pero no le impidió seguir con lo que estaba haciendo ahora, que era recorrer a besos todo su cuello sin dejar nada.
-Lo que no está bien es que me mientas o que me ignores cuando no quieres hacerlo. -Ante sus palabras ella guardó silencio mientras se mordía el labio inferior. Sabía que él tenía toda la razón del mundo, que nada la podía excusar.
-Si esto va a seguir, por favor, no pares -Ahora la que parecía que estaba borracha era ella. Pero sus palabras acabaron despertando un fuego dentro de su cuerpo. Se podría decir que había perdido completamente todo control sobre sus actos.
Con su mano libre subió hasta sus cabellos y enredando los dedos entre estos, la hizo echar la cabeza hacia atrás para poder acceder mejor a cada rincón de su cuello. Jamás olvidaría esa noche, la cual extrañaría cuando estuviera casa con el otro inútil.
En cuanto se aseguró de haberla excitado lo suficiente con todos esos besos y caricias, volvió a cargar con ella y se la llevó a donde suponía que estaba su dormitorio que compartía con su futuro esposo.
-¿A dónde vamos? -Murmuró ella, atacando directamente a su oreja. Quedaba claro que le estaba gustando aquello tanto como a él.
-A demostrarte como se hace el amor de verdad -Iba con cuidado de no caerse ambos, ya que aún le costaba mantener un poco el equilibrio y más por esas estrechas escaleras. Cuando consiguió llegar fue directo a la que parecía ser su habitación y dejó caer a Sulli sobre la cama.
Bajo su atenta mirada se deshizo de la chaqueta cochambrosa, de la pajarita y de la camisa. Quería estar listo para ella.
Ni siquiera había encendido la luz, pero por la ventana entraba algo de la farola que tenían en frente. Era suficiente como para ver y que la situación fuese romántica.
Terminó de quitarse los pantalones, dejándose tan solo en boxers. Relamiéndose se subió sobre ella, que riendo como una niña divirtiéndose con su juguete favorito, se dejó hacer. Pero siempre sin apartar la mirada de él. Ahora era todo su centro de atención.
-Pensaba que solo eras devota a tu querido y futuro marido -Minho metió un poco el dedo en la herida. No es que fuera sin querer, quería seguir sabiendo si era importante para ella como para olvidarse de su novio durante toda una noche mientras estaba con otro hombre.
-Cállate ya y déjalo tranquilo. -Sulli le agarró por el cuello y se lanzó a besarle.- Venga, hazme tuya como siempre lo has hecho. Solo tú sabes hacerlo como Dios manda.
-A sus órdenes -De un solo tirón la dejó sin camiseta y sin sujetador. Tenía sus lindos pechos a su vista. Tan hermosos como siempre y tan lejos de él durante tanto tiempo. No pudo evitar rozarlos con los dedos, maravillado por lo suaves que eran.
Subió la mirada de sus pechos a sus dos ojos, que le brillaban incluso en la oscuridad. Como la había echado en falta. La obligó a tumbarse y con una mano fue deslizándose por todo su torso, muy lentamente para hacerla estremecer, hasta llegar al borde de su pantaloncito.
Con una habilidad de experto le quitó la prenda, incluyendo la fina ropa interior que Sulli lucía. Desnuda solo para él estaba mucho mejor.
Ella había arqueado la espalda pegando su cuerpo desnudo a él. Le estaba tentando y lo sabía. Sulli también era consciente de ello y lo estaba haciendo a posta, pero antes tenía que hacer otra cosa. Seguir devorándola.
Con sus labios siguió un pequeño recorrido entre sus senos, con lentos besos que iba dejando por todo ese camino y que sabía que la desesperarían a la misma vez que le gustaría. Conocía sus puntos débiles para tenerla tranquilamente para él.
Al llegar a su ombligo se entretuvo un poco para que ella desease que siguiera bajando por su cuerpo con los besos, pero se detuvo. Cogió sus manos y la guió para que fuese ella quien se deshiciese de la poca ropa que le quedaba.
Sulli estaba tan desesperada que apenas tardó unos segundos en tenerlo para él. Cuando se aseguró que le estaba mirando fijamente a los ojos, se relamió los labios muy lentamente. Si era para que cayese en la tentación, Minho se dejó caer a lo más profundo.
Dejando que ambos cuerpos se quedaran juntos, le hizo abrir las piernas creando un ligero amago de que sería así como la haría suya, pero cuando ella ya estaba preparada, la obligó a girarse dándole la espalda a él.
Y sin darle tregua a que fuera consciente de que estaba tumbada boca abajo, se echó sobre ella abriendo con ambas manos sus piernas de nuevo. Guiándose con una mano su duro miembro, buscó a ciegas su sexo donde la penetró con más ganas que nunca.
Un mantenido y apenas audible gemido escapó de los labios de Sulli. Sabía que era más que nada de la sorpresa, de no esperárselo para nada. Eso le llenó de satisfacción. Estaba algo borracho pero aún podía darle a las neuronas de la imaginación.
-Eres increíble… y tu buena dote sigue como siempre -Sulli con esas palabras lo animó a separarse un poco de ella, sin llegar a salir del todo de dentro suya y de una sola vez, entró de nuevo.
-Quiero que la sientas dentro de ti entera. Quien sabe, tal vez sea la última vez que la sientes, tendrás que recordarla. -Era consciente de sus palabras calarían dentro de ella. Pero no era momento de hablar, sino de hacerla disfrutar.
Sin vacilar y apoyado en sus caderas las manos, comenzó un paulatino movimiento de caderas, entrando y saliendo de ella. En un principio era lento, quería que lo sintiera bien antes de comenzar a aumentar el ritmo de sus caderas y penetrarla mucho más adentro. Pero tendría que esperar aunque lo deseara.
Sulli se agarraba como podía a las sabanas de la cama. Su cabello se movía a la misma vez que su cuerpo con cada estocada. Minho estaba disfrutando más que ninguna vez que había yacido con ella.
Ahora sus movimientos eran más intensos y eso lo sentían ambos. El ambiente se había cargado al momento. La tensión sexual que había entre los dos se estaba descargando y la estancia estaba repleta de amor y de sexo. Un ambiente ideal para los dos.
Pero Minho se detuvo un momento para alzar sus caderas y que tuviera más visible su trasero. Al tenerlo más alto pudo penetrarla más dura y profundamente. Ella no puso ninguna pega cuando lo hizo con fuerza, entrando y saliendo con velocidad y ganas.
Ahora agarraba uno de sus glúteos, apretándolos con las manos. Tenía un hermoso trasero. Siempre lo había tenido y gozaba tocándoselo. Lo excitaba más que cualquier cosa.
Se deleitaba con cada uno de los sonidos que escapaban de los labios de la chica. Había soñado cada noche con ellos, los que tanto anhelaba. Estaba disfrutando más con lo que ella sentía que lo que en su cuerpo se producía.
Quería hacerla suya una y otra vez. Estaba ansioso por hacerlo. Se aseguraría que ella no olvidase esa noche nunca. Le haría el amor como nunca. Conseguiría que cuando estuviera con su futuro esposo en su cabeza solo estuviera él.
Sus vaivenes se hacían cada vez más intensos conforme sentía que el cuerpo de ella se agitaba completamente excitado. Era consciente y lo conocía muy bien. Sulli estaba gozando más que nunca y eso lo enloquecía.
Perdió completamente el control de sus caderas, cuando empezó a embestirla con más fuerza, a la misma vez que clavaba sus dedos en sus glúteos.
-Mi-minho… más… -Sulli intento hablar entre gemido y gemido, mientras su cuerpo se movía al mismo son que él movía sus caderas adelante y hacia atrás.
Haciéndole caso, dio todo lo que pudo para que ella disfrutarse como se merecía. Aunque él no se quedaba atrás. Llevaba mucho tiempo queriendo volver a sentir aquello que solo Sulli le hacía sentir.
Se centró tanto en ella que sintió como su cuerpo se estremecía al llegar al éxtasis. Solo escuchaba sus gemidos. Cuando él mismo acabó llegando al clímax fue cuando se percató de que ya había acabado aquel mágico momento.
Con cuidado, para no hacerle daño, salió poco a poco de su interior y la dejó caer sobre la cama, extasiada. A él le costaba respirar. Su respiración era entrecortada pero se quedó allí de rodillas, sobre la cama, observando lo hermoso que era su cuerpo tras el acto.
-Te odio… -Las palabras de Sulli sabía que no eran en serio.
-Lo sé, tanto que me deseas -Se acercó hasta ella, dejando sus rostros apenas unos centímetros de distancia.
-Eso no es así… cállate ya y bésame -La chica le robó un beso. Uno intenso y húmedo.
-Solo quieres que me calle y que haga todo lo que quieras, no soy tu criado -Minho sonrió ladino. Parecía como si nada hubiese pasado pero sin embargo, todo era diferente.
-Lo único que quiero es que vengas aquí y pases toda la noche conmigo, haciéndome el amor. Solo eso -Sulli lo empujó para que se tumbara y ella subirse encima suya.- Yo haré que se te vaya el alcohol del cuerpo.
Hola!!Pues siguiendolas a la nueva pagina! Muchas gracias por el fic!!! Ahh quedo hermoso.
ResponderEliminarEn realidad se siente la tristeza de la situacion de Sulli pero el final deja a un final libre, yo pense que me iba a hacer llorar pero no fue asi y quedo increible!
Muchas muchas gracias!! Y felicidades por la pagina!! Un saludo a todas!!
¡Buenas! Muchas gracias por seguirnnos. La verdad es que temia que nadie lo fuera a hacer.
EliminarLlevo una temporada escribiendo historias triste, creo que era hora de que no me saliera algo para llorar ¿no? Me alegra muchísimo que te haya gustado, siempre es un placer. ^^
Y las gracias a ti, por seguirnos y por comentar. Esto siempre nos hace más felices a todas. ^^
Wow! me pregunto solamente si después de semejante noche con Minho tuvo el coraje de casarse... yo por lo menos, llego hasta el altar y me lo pienso (voy con las zapatillas tipo novia fugitiva por las dudas que quiera salir corriendo). jajaja
ResponderEliminarMuy buena historia! ;)
Tal vez, o quizás se casa, pero le pone los cuernos al marido con Minho (?) Puede ser cualquier cosas ajajajaja.
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