jueves, 9 de marzo de 2017

(Leobin) Le beau et la bête -Mini Serial- Capítulo 4


          Nota: Siguiente capítulo este ha sido una lucha interna, pero al final lo he terminado. Espero que le deis mucho amor y cariño, bueno eso era todo ¡A leer!



          Hacía apenas unos minutos que había dejado de llover. Eran cerca de las doce de la noche y no se escuchaba ningún ruido dentro de la casa. Hongbin estaba sentado frente al ordenador, escribiendo el que sería el último informe para el señor Park. Tenía la maleta preparada a su lado y no paraba de mirarla a cada minuto que pasaba.

          ¿De verdad aquella era la solución? ¿Era una buena idea marcharse? ¿Qué haría tras aquello?

          Este ha sido el último día que he pasado en la casa del señor Jung. Sí el mismo no me ha despedido ya yo mismo abandono mi puesto.

          Simplemente no creo poder ajustarme al tipo de trabajo y normas que se me han impuesto. No pretendo menospreciar su trabajo, no me malinterprete, pero el señor Jung y yo tenemos abiertas diferencias.

          A pesar de todo agradezco su amabilidad y la del señor Jung al ofrecerme esta oportunidad. No lo olvidaré nunca.

          Con mis más sinceras disculpas, Lee Hongbin.

          Lo pensó cerca de una docena de veces y sus dedos bailaron sobre el botón de enviar otras tantas, pero al final no mandó aquel mensaje. El tiempo se le había echado encima sin darse cuenta. El relog de su muñeca marcaba medianoche, y reflexionando un poco se dio cuenta de que era bastante tarde para abandonar el casón.

          Ni siquiera había salido de aquel cuarto desde la pelea con Taekwoon, ni le había preparado la cena, pero este no había ido en su busca por ello. Es más, el mayor no había mostrado señales de vida desde entonces. Aunque Hongbin agradecía que así fuera, de ese modo podría descansar por última vez en aquel cuarto y marcharse en cuanto amaneciera. El mayor problema sería volver a casa, ahora empezaba a comprender las palabras de su padre hacia un mes le hacía falta valor para ello.

          Se maldijo y también lo hizo a Taekwoon por ser tan difícil de tratar. No estaba tan loco como para asumir toda la culpa de aquel desenlace. Sí aquel cruel e insensible ser no se hubiera vuelto un animal por una simple rosa Hongbin no se encontraría en esa complicada situación.

          Así que, a pesar de sentirse incómodo permaneciendo una noche más bajo aquel techo, sacó su pijama y se lo puso. Iba a apagar el ordenador e irse a la cama cuando oyó un ruido extraño que le puso en alerta. Al principio pensó que se trataría de imaginaciones suyas, o que el señor Jung habría tirado algo en el piso superior. Pero cuando escuchó perfectamente un segundo golpe, esta vez de cristales rotos y proveniente de la planta baja, su corazón se aceleró.

          Por un momento pensó esconderse y esperar la llegada del amanecer encerrado en esa habitación, pero tras acercarse a la puerta para echar el cerrojo comprendió que aquella solución no era ni remotamente acertada. Había varias variables con las que no había contado: podría tratarse de un vagabundo o un ladrón, y además no muy amigable.

          Pero, por si aquello fuera poco, cabía la posibilidad de que Taekwoon no hubiera escuchado al intruso y se encontrara con él, o peor aún que este fuera hacia su habitación en su encuentro. Además debía llamar a la policía para evitar que se sustrajera cualquier objeto valioso de la mansión, que abundaban en todas las salas.

          Suspiró frustrado y se detuvo frente a la puerta mientras intentaba tranquilizarse y planear cuales serían sus pasos. Pero entonces la luz del ordenador se apagó y Hongbin dio un respingo. De inmediato intentó alumbrar el cuarto darle a la llave de la luz, pero esta no funcionó. Se había ido la luz.

          Entonces reparó en aquel tarro de vidrio que tenía sobre su mesilla con una vela dentro. Hacía semanas lo había utilizado y luego lo había dejado olvidado ahí encima. La única pega era que no tenía cerillas, pero en la cocina si que había un mechero que funcionaba.

          Si las noches anteriores aquella casa le había parecido siniestra y terrorífica esa vez lo era diez, o incluso cien, veces peor. No solo parecía estar en medio de una película de miedo, caracterizando a uno de los pobres personajes que salían a explorar y acababan muertos. Si no que contemplar aquella posibilidad era bastante factible ya que verdaderamente podría acabar muy mal sino iba con cuidado.

          Por eso, desde que salió de su habitación hasta que llegó al recibidor fue especialmente cauteloso y trató de avanzar sin hacer el menor ruido. Durante un instante se permitió creer que podía estar imaginándolo todo, o que incluso podría no haber ningún intruso en la casa. Sin embargo, y por desgracia, todo quedó claro una vez que llegó a la cocina y contempló atónito el cristal de la ventana roto.

          En ese mismo instante corrió hacia el teléfono fijo que había allí e intentó marcar al 112, pero no encontró señal al otro lado. Torció la boca intentando acallar un gemido de horror y se giró buscando a su alrededor otra alternativa. Entonces recordó la alarma de incendios. Esta tenía una batería de doce horas y alertaba directamente a los bomberos, que solo estaban a diez minutos. No era la policía pero era la siguiente mejor opción.

          El único problema que encontraba a su brillante resolución fue que el control estaba junto a la entrada principal, y tendría que exponerse sin reparo ante cualquiera. Tragó con fuerza a pesar de no tener saliva en la boca y buscó en uno de los cajones el preciado mechero. No había perdido el juicio, no iba a encender la vela allí destapando su posición, planeaba hacerlo cuando llegara frente al control para marcar el número de seguridad ya que a oscuras no podría ver nada.

          De modo que, sosteniendo en una mano el asa de aquel frasco y en el otro apretando el encendedor avanzó nuevamente hacia el comedor. Esta vez no reparó tanto en ser sigiloso, atacado por los nervios dio mayor importancia a llegar frente a la puerta principal y encender la vela.

          Apenas fueron veinte segundos, pero a él le parecieron una eternidad. Más aún cuando de pronto vio como no conseguía encender el mechero. Pero tras intentarlo por cuarta vez la piedra desprendió una pequeña chispa y la llama ardió sobre sus dedos.

          De una sola vez consiguió prender la vela y entonces se acercó corriendo hasta la alarma. Tuvo el tiempo justo para introducir el código y pulsar el botón de emergencia antes de que alguien le inmovilizara desde su espalda y presionara algo afilado contra su cuello.

          - ¿Qué acabas de hacer?

          Hongbin se puso aún más nervioso, si es que aquello era posible, y se aferró al brazo del desconocido intentando separarlo de él.

          - Nada, de verdad. - respondió muerto de miedo -. Suélteme por favor, no tengo nada de valor que ofrecerle.

          - Ah, ¿no? - preguntó con un notable tono sarcástico en la voz - ¿Vives en un palacio como este y dices que no tienes nada?

          - ¡No, escúcheme por favor!

          Pero sintió justo entonces sintió la hoja afilada de un cuchillo o una navaja bajo su nuez y se le cortó el aliento.

          - E-esto no es mío, nada de esto lo es. Sólo trabajo aquí, lo juro. - añadió tras recobrar el habla.

          - Entonces sabrás donde está la caja fuerte. - argumentó el otro, bastante contento con su propia reflexión -. Vamos, llévame hasta ella.

          Hongbin tembló de puro pánico. No lo sabía, nunca le habían dicho donde podía encontrarse esta. Pero darle otra negativa a aquel tarado podía significar un buen corte en el cuello.

          - Él no lo sabe, y menos aún cuál es la contraseña para abrirla. - se oyó de repente a sus espaldas.

          El intruso no tardó en darse la vuelta y girar con él a Hongbin que vio aliviado como Taekwoon estaba de pie, con su habitual indumentaria negra y la máscara, en lo alto de las escaleras.

          - ¿Y quién eres tú? - preguntó el ladrón bastante nervioso y contrariado.

          - El actual dueño de la casa y de todo lo que hay en ella. - dijo el mayor mientras descendía lenta y casi imperceptiblemente los escalones, recordándole a Hongbin la primera vez que ambos se vieron - Supongo que buscas una buena cantidad de joyas.

          - Si, joyas, eso está bien...

          - O dinero, tengo mucho en metálico y sin marcar.

          - Dinero. - no tardó en responder el otro esbozando una sonrisa triunfal -. Prefiero el dinero.

          - Claro que sí. - dijo Taekwoon con otra sonrisa, Hongbin no supo como creyó ver una sonrisa bajo la máscara, pero algo le decía que estaba sonriendo -. Es una lástima que hayas atrapado a ese pobre chico y no a mí, no es la mejor forma de extorsionarme.

          Justo entonces Taekwoon se encontraba a mitad de la escalera y su presencia se hacía notar mucho más cerca. Hongbin lo notó y supo que el desconocido también lo había hecho cuando apretó aún más el agarre a la altura de su pecho.

          - No te acerques más. - le advirtió con nerviosismo -. Le cortaré la garganta si te mueves.

          - Creo que aún no lo entiendes, no me importa ni un poco lo que decidas hacerle. - comentó tranquilamente el más alto sin detenerse -. A lo sumo lamentaría tener que quitar las manchas de sangre del suelo.

          - ¡Mientes! - gritó el otro frustrado mientras intentaba retroceder y alejarse del pie de las escaleras.

          Pero Hongbin no deseaba alejarse de Taekwoon, por extraño que pareciera el estar cerca del otro le hacía sentirse más seguro. De modo que clavó los talones en el suelo y se resistió a moverse del lugar.

          - Al contrario, estoy siendo abiertamente sincero contigo. Prefiero que me roben de buenas maneras a hacerme el listo y que me maten en el acto. - Taekwoon ya estaba sobre el último escalón y Hongbin quería gritarle que le ayudara, pero el mismo se dio cuenta de lo difícil que sería aquello -. Yo me vuelvo a mi estudio, allí tengo todo el dinero. Sígueme y te llevaré a él.

          Pero el hombre dudó y le miró de arriba a abajo examinando con la mirada a Taekwoon, intentando descubrir cualquier engaño. Lo que el mayor interpretó como una negativa.

          - Bueno, haz lo que quieras. - añadió aspecto desalentado -. Me encerraré en él y te dejaré a tu suerte.

          - Espera, - pidió de repente el ladrón - tengo que ver que no llevas nada encima.

          - Por supuesto, adelante cachéame. - respondió claramente complacido el mayor.

          Durante un corto segundo las pupilas de Taekwoon se clavaron en las de Hongbin y brillaron extrañamente. No supo cómo, pero logró descifrar aquella mirada, le alertaba de algo, y estaba avisándole de que estuviera preparado para ello.

          Justo entonces los brazos del extraño abandonaron su cuerpo y le tiraron hacia un lado, alejándolo de ellos. Fue en ese corto instante de tiempo en el que el menor intentaba levantarse que vio como Taekwoon se cernía como un fiera salvaje sobre el otro. Se hubiera horrorizado por aquel drástico cambio de no ser porque él ya sabía en que especie de bestia podía convertirse el mayor.

          De pronto tanto el ladrón cómo Taekwoon empezaron una pelea en la que aquel cuchillo cortó el aire y más que eso. No había más luz que la de la vela que el mismo había encendido, pero creyó ver como aquel filo cortaba bajo la camisa del mayor y la teñía rápidamente.

          Pero la verdad es que no pudo fijarse demasiado, en cuanto consiguió ponerse en pié corrió hacia el tarro de cristal y lo agarró de la cuerda que hacía el papel de asa de este. Y, tras volver dando rápidas zancadas, estrelló aquel especie de lámpara con todas sus fuerzas contra la espalda del intruso.

          Gracias a aquel contundente golpe consiguió doblarlo sobre sus rodillas y el cuchillo que siempre había blandido entre sus manos cayó al suelo al fin lejos de su dueño.

          Taekwoon no dudó en acabar de echarse sobre él e inmovilizarlo bocabajo sobre el suelo, entonces Hongbin pudo ver la sangre que cubría la ropa de ambos hombres casi por igual. Reparó en la camisa del extraño que denotaba un corte a la misma altura en que Hongbin le había golpeado, y en el brazo izquierdo de Taekwoon que sangraba por momentos.

          Si no fuera porque justo en ese instante oyó las sirenas de un camión de bomberos acercándose probablemente se hubiera desmayado o tenido un ataque de ansiedad.

          - Abre la puerta. - le oyó decir a Taekwoon pocos segundos después.

          - ¿Qué? - preguntó aún un poco atontado por el miedo que había pasado.

          - Que les abras la puerta, ¿o prefieres que entren escalando el muro cómo esta sanguijuela?

          - V-voy.. - respondió de inmediato corriendo hacia la entrada.

          El tiempo transcurrió a otra velocidad desde entonces, una decena de hombres irrumpieron en la casa y se llevaron al intruso. Además descubrieron que la corriente había sido cortada y la repararon. Hongbin se mantuvo al margen y dejó que Taekwoon hablara con los profesionales.

          Solo cuando el camión de bomberos abandonó la propiedad veinte minutos más tarde volvió a centrarse y descubrió que estaba sentado en el salón en uno de los sillones. Taekwoon estaba caminando hacia él tras haber despedido a los invitados.

          - Ya se han ido. - anunció con voz neutra.

          Ambos permanecieron en silencio hasta que el menor fijó su mirada en el brazo izquierdo de Taekwoon y le asaltó una duda.

          - ¿Te has curado?

          El más alto le miró confuso durante un instante pero luego bajó la vista hacia abajo y meneando un poco su brazo herido negó con la cabeza.

          - No, pero no es necesario, ya no sangra. - dijo restándole importancia.

          Hongbin se levantó lentamente bajo la atenta mirada del otro poco después y murmuró algo inentendible para el mayor.

          - ¿Qué? - preguntó Taekwoon.

          - ¿Puedo al menos desinfectarla?

          Ambos permanecieron en silencio durante unos segundos a raíz de aquella pregunta. Hongbin se preguntó si aquello había sido buena idea, y si sería mejor no retractarse mientras pudiera, pero entonces los labios del mayor se movieron y pronunciaron la última respuesta que este esperaba oír.

          - Haz lo que quieras.

          Varios minutos más tarde ambos hombres se encontraban en el salón sentados uno junto al otro mientras el menor atendía un largo pero poco profundo corte sobre el antebrazo de Taekwoon. El mayor había intentando evitar cualquier contacto visual con él, pero a Hongbin no le importaba que le mirara, en todo caso esperaba que este le hubiera dicho algo ya.

          No sabía si prefería una reprimenda o unas palabras de consuelo, pero necesitaba desesperadamente hablar para sacar todo lo que guardaba dentro.

          - Gracias por salvarme. - le dijo quedamente, casi en un murmullo -. Siento que se pusiera en peligro por mí y que acabara herido. - añadió tras una ligera pausa -. De verdad lo lamento mucho.

          - Bueno, si hubieras hecho lo que te dije esto no habría pasado. A quién se le ocurre salir de su cuarto en plena noche por que ha oído un ruido. - preguntó retóricamente el otro -. Justo por eso te lo prohibí. Pero pareces incapaz de cumplir la más mínima orden...

          - ¿Usted me dijo que no saliera de la habitación por la noche?

          - No es muy usual, pero a veces creen que esto está abandonado y deciden husmear.

          - Creía que la persona que recibía mis correos era el señor Park.

          Tras pronunciar aquella declaración notó con Taekwoon se tensaba y movía de forma inquieta los dedos. No creyó que aquel hombre pudiera ser tan fácil de leer, y más con una máscara tapándole por completo el rostro, pero ahora parecía como un libro abierto para él.

          - Y lo es, yo le dije que te dijera que no podías salir. - debatió rápidamente Taekwoon, intentando justificarse -. Bueno, será mejor que vuelvas a tu cuarto e intentes dormir, ya es bastante tarde y mañana te costará levantarte.

          El mayor hizo un ademán de querer marcharse, pero entonces Hongbin se levantó del sillón y se colocó a su lado.

          - ¿Ya ha cenado señor? - preguntó cogiéndole de la manga de la camisa.

          - No, pero tengo dulces arriba. - argumentó el más alto, quizá sorprendido por el interés del otro.

          - Entonces deje que le prepare algo rápido. - respondió rápidamente el menor caminando hacia la cocina -. Espere aquí.

          Fue algo incómodo compartir aquella primera cena con su jefe, ya que acostumbraban a hacerlo por separado. Aunque pensándolo bien, Hongbin no podía asegurar que Taekwoon siguiera siendo su jefe. El silencio entre ambos era insoportable, así que empezó a hablar sin darse cuenta, solo por llenar aquel espacio con el sonido de sus voces en vez de el de sus respiraciones.

          - Señor Jung, ¿no estoy...? - dijo con tono dubitativo - ¿Despedido?

          - No, o por lo menos no de momento.

          Taekwoon le respondió mientras movía la cabeza echando uno de los mechones que le caía sobre la máscara hacia un lado, cómo si estuviera jugando con él. Aquel simple y común gesto le hizo percatarse de que el mayor parecía un hombre normal y corriente con una vida de lo más común. le hizo creer por un instante que podría ser cómo él, y aquello le resultó raro.

          - Te prometí un mes de prueba - añadió mientras alzaba su mano frente a sus ojos y empezaba a contar con los dedos - y aún te queda hasta el domingo.

          - ¿Entonces el domingo me dirá si tengo que irme? - interrogó Hongbin mientras empezaba a barajar en la posibilidad de quedarse allí más tiempo.

          - Correcto. - respondió Taekwoon.

6 comentarios:

  1. Por fin tuvieron algo de interacción que no sea tan tensa como las anteriores. Me gusto mucho. Gracias por el capitulo. ^^

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    1. Sí, ya era hora de que la cosa se calmara un poco entre ellos xD. Gracias a ti por leer y comentar cada vez que actualizo <3

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  2. Me encanta hongbin, tan atento y preocupado por Leo, espero el entienda que es una persona en la cual puede confiar . gracias por actualizar , me encanta la historia 😍

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    1. Bueno, me he inspirado es su verdadera personalidad, y él es hermoso tanto por dentro como por fuera jajaja.

      Muchas gracias por apoyar la historia y tomarte un rato de tu tiempo en comentar. Zoy tan~ feliz ^^.

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  3. Gracias por su continuo que !! Sólo estoy mirando adelante a sus cabezas !!! Taekwoon salvó Honbene - es tan lindo! Ahora, Jr. no quería dejar a)))

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    1. Gracias a ti ^^. Me encantan tus comentarios, siempre me sacas una sonrisa. Espero que el siguiente capítulo también te guste jajaja.

      ¡Hasta la próxima!

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