Nota: Ante todo quiero aclarar que me encanta Ravi y que solo le he puesto de malo por diversión, pero que he cambiado su dulce y timida personalidad. ¡Fans de Ravi no me odies porfa, amo a todos los miembros de Vixx! Eso era todo ¡A leer!
Tal y como dijo el mayor aquella tarde Wonsik volvió a presentarse en la casa para hablar con Taekwoon y, en aquella ocasión, Hongbin se aseguró de avasallarle a preguntas. En parte por cumplir su promesa con el mayor, y por otro lado para poder conocerle mejor.
Ambos estaban sentados en el comedor, ya que en el jardín empezaba a hacer frío. Hongbin le había servido un café y hasta el momento habían estado hablando sobre nimiedades, pero no podía esperar por encauzar la conversación hacía otro sentido.
- Y... ¿Cuántos años tiene el señor Jung?
- Treinta y cinco, casi treinta y seis, es dos años mayor que yo. - respondió Wonsik decepcionado porque al menor le interesara más Taekwoon que él.
- Seungho dijo que usted le representa ya que el señor Jung no sale de casa.
- ¿Qué? - preguntó sorprendido Wonsik -. No, para nada. Actualmente soy el jefe de la firma y la empresa, él solo me aconseja cuando lo necesito.
Aquello descolocó un poco a Hongbin haciendo que se removiera sobre su asiento, de repente incómodo.
- Espere, ¿la compañía no era del padre del señor Jung? - preguntó confundido.
- Sí. - afirmó Wonsik -. Pero, tras el accidente, las cosas cambiaron.
De pronto, parecía que el ambiente había cambiado. Se notaba cierta inquietud en los ojos del primo de Taekwoon y Hongbin entendió que algo importante había ocurrido.
- ¿Qué pasó exactamente?
- ¿No lo sabes? - Wonsik parecía receloso, cómo si no quisiera hablar del tema -. Fue algo muy hablado, incluso llegó a los periódicos.
- He oído cosas, - declaró el menor, más interesado aún después de notar la extraña reacción del otro - pero la mayoría eran puras suposiciones. Y en las noticias la información fue algo ambigua.
El mayor parecía dudar de modo que Hongbin se aseguró se utilizar sus encantos y así poder sonsacarle toda la información. Con disimulo se acercó un poco más a él y puso una de sus manos sobre el brazo de Wonsik. Cuando los ojos de este cayeron sobre los de Hongbin el menor intentó derretirle con la mirada.
- ¿Podría contarme la verdadera historia?
El menor confiaba en que Wonsik fuera lo suficientemente débil cómo para caer en la trampa. Pero aun así no estaba seguro de si lo lograría. Sin embargo, pocos instantes después, el otro finalmente separó los labios y Hongbin sonrió internamente.
- Esa noche, hace ya...- empezó a decir Wonsik mientras fruncía el ceño -. Vaya, nueve años... Cómo pasa el tiempo.
Hongbin le observó con ávido interés, consciente de que ahora sabría de buena mano lo que realmente ocurrió, y así podría entender un poco mejor al señor Jung. Con cuidado se volvió a recostar, pero no quitó su mano del brazo del mayor, para instarle a seguir hablando.
- Taekwoon fue arrestado por agresividad esa noche. - declaró tras una corta pausa -. Estando completamente borracho se peleó con otro hombre en plena calle, y casi lo mata. - aclaró al notar la mirada confusa del menor -. El caso es que llamaron a mis tíos... y estos fueron hasta allí para recogerle, arreglar las cosas y llevarlo a casa.
Hongbin se imaginó a un joven Taekwoon borracho, golpeando a otro hombre y el estómago se le retorció. Ya le había visto en medio de una pelea hacía apenas unos días, y podía imaginar cómo habría acabado la víctima.
Entonces reparó en que Wonsik se había detenido, esperando quizá preocupado por su expresión turbia en el rostro. Al momento se calmó y ánimo al invitado a para que continuara.
- El señor Park, que ya entonces trabajaba para mis tíos, fue el que se percató de que no habían vuelto desde que salieron apresurados por la madrugada de ese día. - dijo el mayor -. Inmediatamente después de intentar ponerse en contacto con ellos, y de no recibir respuesta, alertó a la policía.
Hongbin asintió mientras intentaba asimilar toda la información posible. El señor Park era el mayordomo de la casa cuando él era pequeño. Ahora entendía que su rostro le resultara conocido.
- Los encontraron muertos aún en el interior del coche, aunque este se había reducido a un amasijo de metal, ruedas y cristales rotos. - los ojos de Hongbin empezaron a aguarse al vislumbrar aquella escena en su mente, pero parpadeó rápidamente intentando frenar las lágrimas -. El choque fue frontal contra una de las barreras, y luego contra los árboles que había fuera del arcén. Según el forense sus muertes fueron inmediatas y provocadas por una desestabilización del coche debido a la lluvia y a una velocidad excesiva.
- ¿Y el señor Jung? - preguntó mientras sentía que su corazón se oprimía de dolor.
- A Taekwoon lo encontraron a unos pocos metros de la carretera y en estado crítico -. Él viajaba en la parte trasera, así que no tuvo tanta suerte.
Aquella súbita declaración heló la sangre del menor, que rápidamente retiró su mano del brazo de Wonsik y le miró con dureza.
- ¿Está diciendo que le hubiera gustado que muriera?
- No, - se apresuró a decir este - pero de ese modo no habría sufrido tanto.
Hongbin le observó, aún alarmado por lo que acababa de oír. Sabía que ambos familiares no compartían opiniones, pero jamás habría supuesto que su relación era tan mala.
- Estuvo en coma casi dos meses. Tenía los pulmones y múltiples costillas destrozados, la columna severamente afectada, tanto que los médicos especularon acerca de una posible tetraplejia durante su estado comatoso. - alegó intentando explicarse -. Por suerte solo perdió cierta movilidad en la pierna derecha. Además, su cara y el setenta por ciento de su cuerpo quedaron cubiertos por profundas cicatrices y quemaduras que nunca desaparecerían por completo, a pesar de los implantes de piel.
Hongbin ya había visto las manos de Taekwoon, y en efecto tenía varios cortes y heridas. También notó la ligera cojera de este cuando bajaba o subía las escaleras. Por no hablar de su rostro, que pareció haberse llevado la peor parte.
- Tuvo que hacer frente desde su cama a una gran caída en bolsa, la presión de los inversores y accionistas junto a otros magnates del mercado, y de varias citaciones judiciales. - explicó mientras hacía memoria -. Y, después de todo eso, encontrarte completamente solo. Sin padres, sin pareja ni amigos. Solo una gran herencia y gente especulando y culpándote de todo lo ocurrido.
Nuevamente Hongbin percibió una extraña y fría sensación recorrerle el cuerpo. No entendía cómo un hombre enfermo, que de milagro había sobrevivido a un terrible accidente, se tuviera que encargar de todo aquello.
- Cayó en depresión e intentó suicidarse varias veces, el pobre señor Park se lo encontró medio muerto en su cuarto en más de siete ocasiones. - Hongbin notó por primera vez una ligera tristeza en la voz de Wonsik, pero era dirigida hacia el mayordomo -. Pero, por suerte, al final accedió a que un médico le visitara y a tomar medicación.
- ¿Un psicólogo? - preguntó un poco confuso.
- No lo sé. - respondió con simplicidad -. Supongo, fue el señor Park el que se hizo cargo.
Sin darse cuenta su mano se cerró en un puño sobre el reposabrazos del sillón. Tenía los labios fruncidos, debido a todo lo que estaba oyendo.
¿Acaso Wonsik no se escuchaba decir todas aquellas cosas? ¿Cómo podía mostrar lo poco interesado que había estado en la salud del señor Jung?
- Al final, renunció a su puesto en la compañía y me lo cedió, una vez que la crisis pasó y todo volvió a estar cómo lo dejó su padre. - Hongbin se sorprendió ante la reciente noticia.
¿Cómo podía entregarle la empresa después de todo? Se había desvivido por sacarla a flote en medio de una depresión, durante un estado de salud pésimo y sin más apoyo que el pobre, y bueno, señor Park.
¿Y sólo para luego regalársela a su primo?
- Así que desde hace unos tres años vengo a verle siempre que el trabajo me lo permite y hablo con él. Sobre la empresa, fútbol o lo que sea. - dijo intentando hacerle creer que se preocupaba por él.
Incluso tuvo el descaro de sonreírle y pasar una de sus manos por el hombro del menor. Hongbin no se apartó por parecer educado, pero en su interior aquel toque le pareció repugnante. Él había dado lugar a aquello al coquetear con él y era el momento de hacerle ver que sus intenciones eran otras. Así que decidió contraatacar.
- ¿Hace cuánto que él le dio el mando de la empresa? - preguntó con una sonrisa fingida Hongbin.
- Tres años aproximadamente. - respondió Wonsik.
Tal y cómo esperaba, era un cretino. No pudo aguantar más, así que se levantó de golpe y se paseó por la estancia lentamente, pero no dejó de observarle con dureza.
- Dijo que tras despertar el señor Jung se encontró sólo. - comentó, recordándole sus propias palabras - ¿Usted y sus padres no le apoyaron o intentaron cuidar de él?
Durante unos segundos Wonsik boqueó como su fuera un pez fuera del agua, intentado formular alguna declaración, mas sin éxito. Al final tras sonreír mientras ganaba tiempo, volvió a objetar a su favor.
- Yo aún estaba estudiando, y mis padres... Bueno, reconozco que ellos no pudieron hacer frente al nuevo Taekwoon que apareció tras el accidente.
"El nuevo Taekwoon", menuda tontería, no iba a perder el tiempo dándole pie a escudarse en otra red de mentiras. Él podía ver de sobra que iba a utilizar a un triste y desalentado hombre, que solo necesitaba cariño y atención, para convertirlo en un monstruo y así quedar bien ante él.
- Ha dicho que no tenía amigos ni pareja, ¿cómo es posible?
- Siempre estuvo muy pendiente de su trabajo y desatendió los demás aspectos de su vida. Tenía un novio, pero lo perdió poco antes de lo de sus padres. - comentó restándole importancia -. Tras aquello el único que podía acercársele era el mayordomo que se desvivía constantemente por mi primo.
Hongbin escuchaba todo aquello sin dar crédito. Parecía que había estado ciego todo ese tiempo, y que no había podido ver la verdadera víctima, el prisionero que habitaba en la casa. De pronto sintió culpa y compasión y un tremendo odio hacia el hombre que tenía frente a él.
Iba a pedirle que se marchara, pero antes este volvió a hablar y lo último que dijo sí que terminó rompiéndole el corazón.
- Sin embargo, el señor Park empezó a sufrir problemas de corazón hace unos meses y pidió la jubilación anticipada. - contó mientras se ponía en pié, frente a Hongbin -. Y eso volvió a hundir a Taekwoon.
La única persona que había permanecido junto a él, ya no lo estaba. Recordaba cuando su padre le contó acerca de la retirada del señor Park de la casa, hacía casi tres meses.
- Pero, ahora que tú estás aquí, su ánimo ha mejorado. - dijo mientras intentaba coger la mano del menor -. Es un alivio.
Pero Hongbin finalmente encontró el valor para rechazarle francamente. Se echó hacia atrás y le miró con odio y repudia al tiempo que empezó a correr hacia la entrada, y de allí hacia la escalera principal.
- ¡Hongbin! - le llamó Wonsik a su espalda.
- Lo siento, el señor Jung y yo tenemos una partida de ajedrez pendiente. - anunció desde lo alto de la escalera y sin volverse hacia él -. Usted puede marcharse cuando quiera, ya sabe dónde está la salida.
~*~*~*~*~*~
Una hora más tarde Hongbin estaba sentado en una bonita silla de madera oscura con las patas y respaldo talladas. Frente a él estaba Taekwoon, con la vista fija hacia abajo, y entre ambos un viejo tablero de ajedrez que parecía tener más años que el mismísimo señor Park.
El menor solo había jugado a ese juego cuando aún era un niño, y no tenía la misma destreza que su contrincante, pero Taekwoon no mostraba ningún interés en ganar la partida. Es más parecía organizar sus jugadas con el fin de alargarla lo máximo posible. Ya sólo le quedaban un caballo y el rey.
Hongbin le había estado observando desde el comienzo del juego, había notado sus pequeños rabietas bajo aquella máscara e incluso un par de sonrisas cuando finalmente logró arrebatarle su reina blanca. Pero se perdía innumerables muecas y gestos que quedaban siempre ocultos a sus ojos, y eso le frustraba enormemente.
- ¿No es incómodo llevar esa máscara?
Conforme las palabras escaparon de su boca se dio cuenta de que había cometido un error. El señor Jung bajo la mirada de repente y sus manos se quedaron quietas sobre el tablero.
- Perdóneme, no debería haber preguntado algo así. - se excusó de inmediato, temiéndose haber soltado una pregunta hiriente.
- No, está bien. - le tranquilizó el mayor manteniendo una voz neutra -. Es molesto al principio, pero acabé acostumbrándome a usarla siempre.
Parecía que le había dado permiso para hablar del tema, o al menos eso había dado a entender. De modo que el menor no dudó ni un instante en segur preguntando.
- ¿La...? - dijo sumamente sorprendido - ¿La lleva siempre puesta?
- Sólo me la quito dentro de mi habitación. - respondió con franqueza mientras volvía a observar el tablero y movía a su caballo hacia el último peón de Hongbin.
- Ya veo. - dijo este mientras ideaba una nueva estrategia.
Acababa de quedarse con una torre, un alfil y su rey, y algo le decía que no iban a durar mucho.
- ¿Por qué querías saberlo? - preguntó de repente el mayor, notoriamente interesado.
- Bueno, por saber si le era más cómodo quitársela...- dijo Hongbin intercalando su mirada desde el tablero a Taekwoon y viceversa.
- ¿Pretendías pedirme que me la quitara? - preguntó el mayor incrédulo -. No sabes lo que dices.
Hongbin suspiró sin saber qué hacer, así que simplemente movió su torre sin pensar intentando idear su respuesta. Pero justo después se dio cuenta de que había descubierto a su rey y que Taekwoon también lo había notado. Sin embargo este sólo se movió hacia su alfil.
- Pensé que así estaría más a gusto. - intentó explicarse mientras hacía una mueca con la boca.
Había empezado a sentirse cómodo hablando con Taekwoon pero, de vez en cuando, él mayor le hacía sentirse como un niño frente a él. Cómo si no supiera nada y fuera el otro quién tuviera que explicárselo todo.
- ¿Y qué hay de ti? - dijo tras una larga espera.
El menor, que estaba mirando sus pies, alzó la cabeza y sus ojos se cruzaron con los de Taekwoon. El mayor le observaba a ratos y siempre intentando hacerlo lo menos notorio posible para no ponerle nervioso.
- ¿De mí? - preguntó confuso Hongbin -. Señor no le entiendo.
- Te asquearía verme, - dijo con serenidad, aunque también una pizca de tristeza - no podrías ni mirarme a la cara mientras hablamos.
El menor enmudeció de golpe, era bastante obvio que Taekwoon ya habría pasado por ello y el resultado no había sido alentador. Así que trató de ir con cuidado intentando ganarse su confianza.
- Con el debido respeto señor Jung, - anunció con calma mientras volvía a jugar - ya le he visto sin la máscara y le aseguro que no me desagrada en absoluto.
Taekwoon le observó durante unos segundos más en completo silencio y Hongbin temió haber dicho algo mal nuevamente.
- Saliste corriendo, muerto de miedo al verme sin la máscara. - dijo con aspecto más serio.
- Eso sólo es cierto a medias. - respondió apresuradamente el menor, intentando aclarar el malentendido -. Salí corriendo y tremendamente asustado, es verdad, pero no fue por usted.
Aquello sorprendió a Taekwoon, que abrió mucho los ojos de repente.
- Y... entonces, ¿por qué?
Hongbin tragó saliva y evitó mirarle por vergüenza. No había esperado que, un día, tendría que contarle a alguien sobre su problema. Es más, esperaba que con él tiempo lograría resolverlo, pero no había sido así.
- Hay algo que me aterra desde pequeño, pero me resulta bochornoso decírselo - dijo este.
Pero justo después de decir aquello se le ocurrió una brillante idea. Tan buena que tuvo que morderse el labio para evitar sonreír.
- ¿Qué le parece si hacemos un trato? - preguntó con malicia - Yo le cuento qué es lo que me da miedo y usted se quita la máscara.
- ¿Tanto interés tienes en verme sin ella? - dijo sorprendido por la propuesta del menor -. No es algo agradable, ya lo sabes.
- Pues a mí me gustaría poder verle.
Taekwoon le estudió con la mirada y reflexionó sobre ello cerca de un minuto entero. Solo cuando el menor estaba a punto de perder la esperanza volvió a coger su caballo y, al tiempo que lo movía, volvió a hablar.
- Esta bien. - dijo con aspecto derrotado -. Pero tú empiezas.
Hongbin asintió satisfecho con la petición y ligeramente emocionado. Tras respirar profundamente se irguió y miró fijamente al mayor.
- Me dan miedo los rayos. - anunció con un sabor agridulce en la garganta -. Siempre les he tenido miedo, incluso desde que era muy pequeño.
Taekwoon se quedó en silencio durante un segundo observándole de arriba abajo, como si se acabara de percatar de que estaba allí sentado frente a él. Pero su estado de estupefacción no le duró mucho ya que Hongbin pronto volvió a hablar.
- Ahora le toca a usted.
El mayor asintió lentamente sin dejar de mirarle y tras pasar las palmas de las manos sobre sus pantalones para calmarse, esta fueron a la parte trasera de su cabeza. Con calma fueron desatando las cuerdas y, aún más lentamente, dejaron caer la máscara sobre su regazo.
Por fin Hongbin pudo ver claramente el rostro del mayor, lleno de heridas que nunca desaparecerían, y sus ojos tristes y solitarios. Pero era él, el verdadero Taekwoon al que siempre había querido conocer.
- ¿En qué estás pensando? - preguntó con nerviosismo el mayor.
- ¿De verdad que quieres saberlo? - dijo Hongbin mientras se levantaba y caminaba hacia él.
Taekwoon asintió mientras sus manos agarraban con fuerza la máscara y... mordía ligeramente su labio inferior. Hongbin por fin lo había visto, el primer gesto del mayor y era un reflejo de vergüenza.
Sin poder alargar más la espera se agachó junto a él y posó ambas manos sobre las mejillas del otro al tiempo que las lágrimas cubrían el rostro magullado del mayor.
- En que acabo de ver al hombre más valiente del mundo. - dijo en un murmullo mientras rápidamente abrazaba al otro.
Aquella tarde ambos habían logrado algo importante, habían derribado todos los muros y barreras que les separaban y, al fin, se habían visto cara a cara.
Dios mío !!! Creo que esta es la mejor cabeza !!! Esto hace que los personajes muy cerca !!!
ResponderEliminarGracias !!!
Honbin hecho))))
Jajajajaja ya veo que estabas pendiente del siguiente capítulo. Es un placer, y muchas gracias por el apoyo <3
EliminarSin palabras....que hermoso capitulo.lo sabia!! el señor Jung no podía ser tan malvado como parecía. Hongbin es un encanto como logro que se quitara la máscara. Lo ameee 💓
ResponderEliminarLa esperanza es lo último que se pierde xD. La cosa no ha hecho más que empezar, pronto sabrás a qué me refiero.
EliminarMuchas gracias por seguir la historia a cada paso, y más aún por comentar ^^. ¡Nos vemos pronto!
En serio! Es lo más hermoso que he leído, tan sólo de leerlo, me pusiste la piel de gallina. Lo amo! Por ayudarle tanto a Taekwoon, por darse cuenta de la verdadera persona que es. Muchas gracias por a actualizar, espero siempre con ansias en siguiente capitulo, saludos! ❤
ResponderEliminarWah... >///< Gracias a ti, siempre pendiente de cada actualización. El próximo será incluso mejor, lo prometo. (Así haré que esperes con ansias el siguiente jajajaja).
EliminarGracias por apoyar la historia y por dedicar parte de tu tiempo a comentar, lo aprecio mucho <3