Nota: ¡Buenas! Hoy os voy a dejar una actualización, que sé que tenéis ganas, pero os doy una triste noticia, quedan tres capítulos más para que acabe la historiaaaa, oooohhhhhh. ¡BESOS!
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HanGeng tenía la vista puesta en el suelo, con la mirada perdida. Escuchaba de fondo los consejos del psicólogo y los comentarios de sus compañeros mientras sus pensamientos estaban en otro lado. De vez en cuando levantaba un poco la cabeza y les echaba un rápido vistazo a todos para saber por donde iban. Llevaba ya un buen rato sin decir nada y aún quedaban tres personas para que volviera a ser su turno. Eso le gustaba, en cierto modo. Con un poco de suerte la hora acabaría antes de que volviera a tocarle. No se le daba muy bien hablar en público desde lo que le pasó y eso ya no era un secreto para nadie. Odiaba cuando le obligaban a hacerlo.
HeeChul irrumpió en la sala con un guardia detrás intentando detenerle y gritándole que se detuviera y no molestara a los que estaban reunidos. Pero él no hacía ni caso y seguía concentrado en su objetivo.
Todos los que estaban allí se giraron sobresaltados hacia la puerta cuando escucharon el griterío del guardia y vieron a HeeChul intentando escapar de él.
-¿Qué pasa aquí? -Preguntó el hombre que estaba dando la charla, levantándose de su silla al momento y observando la escena escandalizado.
Las miradas de HanGeng y HeeChul se cruzaron un corto instante. La sonrisa de HeeChul se amplió considerablemente cuando le vio allí y al otro no le hizo falta más para saber que si había aparecido de esa forma era por él. HanGeng también sonrió. De una forma más disimulada, pero con cariño.
-Lo siento. Ya me lo llevo. -Dijo el guardia agarrando a HeeChul del brazo cuando logró alcanzarlo. Intentó tirar de él hacia el exterior de la sala, pero HeeChul se resistía y se había enganchado al marco de la puerta, maldiciendo en voz alta.- Vamos. No puedes estar aquí. -Le repetía el guardia entre tirón y tirón.
Algunos de los presentes reían por lo cómica que les parecía aquella situación. Otros se mantenían en silencio, mirando con indiferencia.
HanGeng fue el único con una reacción diferente al resto. Cuando vio que intentaban llevarse a HeeChul de allí y se dio cuenta que el tipo que había estado dándoles aquella aburrida charla pretendía irse a pedir ayuda, sintió el impulso de levantarse de la silla e ir a ayudar a su amigo.
-¡Necesito hablar con él! -Gritó HeeChul, señalando a HanGeng con su mano libre.
-Seguro que puedes esperar. -Contestó el guardia, tirando tan fuerte que hizo que HeeChul por fin se soltara.
-¡No puedo, mañana me voy! Necesito despedirme. -Respondió HeeChul mientras se removía entre los brazos del guardia, intentando soltarse.
-¿Te vas…? -Murmuró HanGeng desde el otro lado de la sala, casi sin voz.
Estaba seguro de que nadie le había escuchado. Miraba a HeeChul con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Veía como intentaba resistirse sin mucho éxito y como lo sacaban de allí prácticamente arrastrándolo. Tardó un poco en reaccionar después de la noticia, pero cuando lo hizo supo que tenía que intervenir.
Se acercó a ellos bajo la atenta y sorprendida mirada de unos cuantos, ya que pocas veces le veían si quiera hablar nada más que cuando le obligaban.
Cuando los alcanzó puso una mano en el brazo del guardia que intentaba llevarse a su amigo y en voz baja, le pidió que esperara y no se lo llevara.
-Por favor, déjame hablar con él. -Pidió.
El guardia se detuvo y miró al hombre que había estado dando la charla, pidiéndole permiso con la mirada. En respuesta, aquel hombre se encogió de hombros y miró a ambos pacientes.
-Bueno, está bien. Pero que sea rápido. -Dijo al final, dándoles su permiso.
El guardia asintió y soltó por fin a HeeChul, quien se lanzó rápidamente a los brazos de HanGeng y le dio un fuerte abrazo. El otro correspondió con las mismas ganas.
Ambos chicos se mantuvieron sin soltarse durante un buen rato. Estaban en el pasillo, al otro lado de la puerta y por suerte el guardia se había alejado un poco y les había dado cierta intimidad para hablar.
-No quiero irme… -Murmuró HeeChul con tristeza, estrechando un poco más el abrazo.
-¿Por qué no?
HeeChul no respondió al instante. Sabía de sobra el motivo que le llevaba a no querer irse, pero no era capaz de decirlo ni en aquel momento.
-No quiero separarme de vosotros… La gente que ahora quiero está aquí. -Le respondió tras unos segundos de silencio. No era mentira, pero tampoco había sido totalmente sincero al decir aquello.
-Pero podrás venir a vernos. -Le dijo HanGeng, separándose un poco para poder mirarle y sonreírle, intentando transmitirle un poco de ánimo.- No vamos a dejar de estar en contacto. -Añadió.
HeeChul no dijo nada y se mantuvo abrazándole. Aquellas palabras no le habían animado. Ahora estaba más triste y en cierto modo, decepcionado. Había esperado que su marcha afectara un poco más a su amigo. Que pareciera que le importaba más. Pero tampoco podía culparle si era él quien se había imaginado otro tipo de despedida.
***
RyeoWook estaba sentado a solas en una de la mesas de la cafetería. No tenía mucho apetito pero debía comer al menos un poco, así que se obligó a ello.
Tenía la mirada puesta en el plato. Estaba distraído. Pensando en sus cosas mientras ignoraba todo lo que ocurría a su alrededor.
La gente pasaba junto a él hablando, riendo, haciendo bromas. Pero sus voces no eran más que murmullos lejanos para RyeoWook.
Por eso no se dio cuenta cuando DongHae se acercó a su mesa con una sonrisa y una leve cojera en la pierna derecha.
-Hola, Wook. -Le saludó, animado. Sentándose en la silla que estaba frente a él.
El menor levantó la vista un poco sobresaltado y abrió los ojos de par en par al ver allí a su amigo.
No se lo esperaba. No le había dicho que ya volvía a trabajar.
-¡DongHae! -Exclamó, esbozando una amplia sonrisa.- No tenía ni idea de que hoy ya venías.
-Lo sé. Era una sorpresa. -Le dijo, devolviéndole la sonrisa y cogiendo una de las patatas fritas que estaban en el plato de RyeoWook y llevándosela a la boca. El menor no le dijo nada. No le importaba mucho.
-¿Cómo estás? -Le preguntó RyeoWook, manteniendo por un momento una pequeña sonrisa en sus labios.
-Si no estuviera bien, no estaría aquí. -DongHae se echó a reír.
RyeoWook dejó escapar también una risita. Se alegraba muchísimo de ver que a pesar de toda la relación con DongHae seguía igual y no había cambiado su actitud con él. No como EunHyuk.
Teniendo en cuenta que DongHae era la víctima, quien tendría que estar enfadado era él. No EunHyuk. Pero por lo visto no era así. Era un alivio saberlo.
Estuvieron hablando un rato, contándose cosas que habían pasado los últimos días. RyeoWook se sentía con un poco más de ánimo, incluso creció su apetito y comió un poco más. Estuvo poniendo al día a DongHae sobre las últimas novedades del psiquiátrico. Pero en ningún momento nombró a YeSung. Prefería ahorrarse aquella parte de la historia. Y por suerte DongHae tampoco pareció mostrar interés. Eso le sorprendió un poco. Había dado por hecho que EunHyuk le habría contado la discusión que tuvieron la otra noche al salir del bar. Pero su amigo parecía no saber nada. Aquello también fue un alivio bastante grande.
Una vez terminó el descanso para comer, los dos se levantaron de las sillas y se despidieron hasta después. Habían quedado en ir a cenar juntos esa misma noche y celebrar que DongHae ya estaba totalmente recuperado. A RyeoWook no le apetecía mucho, pero su compañero insistió tanto que al final no pudo negarse. Tan solo esperaba que no se volviera a repetir lo de la otra noche y EunHyuk no estuviera cerca.
RyeoWook volvía a su trabajo, caminando distraído por los pasillos y de nuevo pensando en sus cosas, cuando algo lo sacó de sus pensamientos. Algo que no le gustaba nada.
Al otro lado del pasillo, caminando lentamente en su dirección, estaba KyuHyun. Caminaba con dificultad, ayudándose con unas muletas. Un enfermero iba junto a él, andando a su mismo ritmo.
RyeoWook agachó la cabeza de inmediato nada mas verlo. Con un poco de suerte, si pasaba rápido, no le reconocería.
Su corazón iba latiendo con más fuerza conforme se iban acercando. Cada vez estaban más cerca.
No le veía desde la noche en la que intentó violarlo. La noche en la que todo el aprecio que había podido empezar a tenerle se había convertido en un profundo odio. Por su culpa YeSung estaba encerrado en aislamiento. Y de vez en cuando aún tenía pesadillas con todo lo que pasó. La última persona a la que quería cruzarse era a KyuHyun. Y por lo visto él también estaba lo suficientemente recuperado de la paliza para volver a sus actividades.
RyeoWook no tenía la intención de levantar la cabeza. Ni mirarle. Ni nada. Simplemente quería pasar rápido junto a ellos y salir corriendo de allí. Pero al final no pudo evitarlo y de forma inconsciente, lanzó una rápida mirada a KyuHyun justo cuando pasaron a su lado. Lo que vio le dejó helado.
KyuHyun le sonrió divertido y le miró con cierta maldad. RyeoWook desvió la mira enseguida y caminó más deprisa para dejarles atrás lo antes posible.
Le había reconocido. Y no solo eso. Sabía que le había visto porque le había descubierto mirándole.
¿Qué significaba esa expresión? Le había dado muchísimo miedo. Ahora le invadía un mal presentimiento. Y aún le quedaban algunas horas hasta poder ir a ver a YeSung y refugiarse entre sus brazos.
***
La tarde llegó y por fin HeeChul pudo reunirse con el grupo completo para despedirse en condiciones.
Dara le dio un fuerte abrazo nada más saber la noticia y casi tuvieron que separarla de él. Se veía bastante afectada e incluso podía verse que sus ojos se ponían llorosos. HeeChul también la estuvo abrazando fuertemente, con tristeza. Después le tocó el turno a SungMin.
-Estaréis bien. -Murmuró HeeChul mientras correspondía al abrazo de su amigo, dirigiéndose también a Dara.
-Tú también. Seguro que volveremos a vernos. -Le respondió SungMin al mismo tiempo que se separaba de él despacio.
-Eso no lo dudes. -Contestó HeeChul, sonriéndole un poco. Aunque se notaba que no era una sonrisa totalmente sincera.
Estaban los cuatro sentados alrededor de una mesa. HeeChul entre SungMin y Dara y HanGeng frente a ellos. De normal el chico se sentaba junto a HeeChul, pero ellos ya se habían despedido por la mañana así que dejó que fueran los otros dos quienes ocuparan aquellos lugares. Estaba callado, como de costumbre. Pero se veía un poco más ausente que de normal.
HeeChul miró a HanGeng de reojo, apenado. Quería decirle algo, pero no sabía muy bien el qué ni por donde empezar. Tenía tantas cosas en la cabeza que le costaba poner sus pensamientos en orden.
Y HanGeng por lo visto tampoco tenía intenciones de hablar.
-¿Queréis comer algo? -Preguntó Dara con toda la buena intención del mundo, intentando subir un poco los ánimos del grupo.
-Sí. No estaría mal. -Contestó HeeChul, un poco distraído.
Dara estiró el brazo para darle un suave golpecito a SungMin en el hombro. Cuando el chico se giró para mirarla ella movió la cabeza levemente, indicándole que fuera con él.
-Acompáñame a la cafetería. A ver si podemos pillar algo.
La forma en la que lo miró al decir aquello despertó la curiosidad de SungMin.
-Sí, claro. Ahora venimos. -Les dijo a los demás.
Los dos se levantaron de sus sillas y dejaron a HanGeng y HeeChul solos.
-Necesito hablar contigo. -Se atrevió a decir HeeChul tras un incómodo silencio.
HanGeng levantó la cabeza para mirarle con una expresión impasible. Aquello molestó a HeeChul. Se iba a ir. ¿Es que no le importaba nada?
No dijo nada, pero HeeChul entendió que estaba esperando a que comenzara.
-Al último que quiero perder de vista es a ti. -Fue directo, aunque le costó serlo.
-Vamos a seguir viéndonos. -Dijo HanGeng, hablando con tranquilidad.
-No será lo mismo. Lo sabes.
HanGeng suspiró.
-Te crees que no me importa ¿Verdad? -Dijo HanGeng en voz baja después de reflexionar un momento sobre qué debía decirle.
-No… No es que crea que te da igual. -Susurró HeeChul, quien para nada se esperaba una respuesta así.- Simplemente esperaba… No sé, algo más.
-Solo estoy intentando no tomarme las cosas tan en serio. -Le respondió el otro con cierta seriedad.- No es bueno para mí. Debo ser más positivo. Tú mismo me lo has dicho muchas veces.
HeeChul no dijo nada. Ahora se sentía fatal por haber esperado otro tipo de reacción sabiendo por lo que estaba pasando su amigo. Al ver que no le respondía, HanGeng volvió a hablar.
-Por supuesto que me importa que te vayas. ¿Qué voy a hacer yo aquí sin ti? Eres la única persona con la que soy capaz de abrirme de esta manera. Los demás me ven como un inútil incapaz de hacer nada por sí mismo. Pero tú siempre has visto que puedo ser más que eso. Que puedo… mejorar.
Conforme le iba escuchando, el otro empezaba a estar al borde de las lágrimas. Había sido un egoísta.
-Lo siento por pensar esas cosas… -Le dijo con arrepentimiento.
HanGeng negó levemente con la cabeza antes de volver a hablar.
-Hay sentimientos que no podemos controlar, HeeChul. Solo ocultarlos. Créeme, yo también sé de eso.
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