Nota: ¡Segundo capítulo! Espero que lo disfrutéis <3
-
"Volvamos a casa, allí te lo contaré todo". - explicó, apremiando a
su padre y tirando de él.
Lo único en
lo que podía pensar era en alejarse de allí cuanto antes. Aún le temblaban los
dedos ligeramente y seguía sintiendo esa mirada fría clavada en él. No se atrevió
a girarse e intentar descubrir una silueta oscura tras alguna de las ventanas.
Ya fueran suposiciones suyas o no, sentía que era mejor no saber la respuesta.
Por suerte
el señor Lee aceptó la petición de su hijo sin pedir una explicación, y ambos
emprendieron el camino de vuelta al hogar cuando la noche ya se había cerrado
sobre ellos.
Al igual que
Hongbin, su padre también disponía de una bicicleta para desplazarse. Así que,
nada más cerrar la entrada con pasador y candado, descendieron por el camino a
buena velocidad.
El viaje de
vuelta fue silencioso e incómodo para ambos, por eso mismo se esforzaron en
llegar cuanto antes a casa y para poder hablar largo y tendido del tema. Pero
antes de conseguir entrar en su pequeño jardín delantero, la puerta de casa se
abrió y de esta salió Wonbin a la velocidad del rayo.
Los otros
dos miembros de la familia Lee apenas tuvieron tiempo de bajar de las
bicicletas antes de que el menor los embistiera y se les quedara pegado a ellos
como si fuera un koala.
-
"Wonbin..." - empezó a explicarse el señor Lee, pero se calló al no
saber que más decir.
Hongbin se
percató de que a su hermano le temblaba la mandíbula, y que había escondido el
rostro en su torso. Jamás habría adivinado que Wonbin reaccionaria así, y tenía
sentimientos encontrados.
-
"Jamás vuelvas a preocuparme así". - dijo de golpe el menor, tomando
la palabra.
Hongbin le
pasó una mano por el pelo y suspiró cansado. Era muy tarde y el menor habría
estado muy preocupado durante demasiado tiempo. Ninguno de los hijos tenía teléfono
móvil, así que Hongbin no habría podido avisarle de que su padre estaba bien
hasta ahora.
- "Está
bien, entremos dentro". - dijo el padre.
Y no hizo falta ni una palabra más para que los tres hombres se pusieran en marcha. A fuera hacía un frío de perros y estaban deseando entrar para guarecerse. Hongbin agradeció la agradable calidez de su casa y con esta parte del estrés que sentía se esfumó.
Le consolaba
pensar que apenas quedaban un par de horas para que aquel día tan estresante
acabara. Luego, sólo sería un recuerdo lejano. Uno que esperaba olvidar tan
pronto como le fuera posible.
Cenaron y
poco después mandaron a Wonbin a la cama. Y sólo cuando estuvieron seguros de
que el menor no andaba cerca comenzaron a hablar.
-
"Bien". - dijo el señor Lee, adoptando nuevamente un aspecto serio
-"¿Qué pasó dentro de la casa?".
Era un poco
extraño, había estado esperando que ese momento llegara y creía que tenía claro
lo que iba a decir o por donde iba a empezar. Pero ahora que estaba lejos de
Taekwoon y del miedo de perder los ingresos mensuales, aquella oferta se le
tornaba retorcida.
- Y... ¿Qué
trabajo sería ese? - preguntó inclinándose hacia atrás para alejarse un poco
del señor Jung -. Señor. - agregó tras aclararse la garganta.
- Cumplir
todos mis deseos. - respondió Taekwoon con total normalidad.
Hongbin
cerró los ojos un instante infundiéndose ánimos y deseando que su voz no se
quebrase.
- ¿Sus deseos?
- ¿Qué
ocurre? - dijo entonces Taekwoon alejándose un poco para mirar a la cara a
Hongbin - ¿Ya te estás arrepintiendo?
- No señor,
sólo que no termino de entender cuáles podrían ser sus deseos. - respondió con
un hilo de voz el menor.
- Verás,
estos últimos años he estado muy sólo y necesito algo de compañía. Un cuerpo
cálido, un bonito rostro... - murmuró recorriéndole de pies a cabeza con la
mirada -.Creo que ya lo sabes a lo que me refiero.
Hongbin
volvió a tragar saliva y asintió. Jamás creyó que alguien le llegaría a hacer
una oferta así y que él aceptaría. Se sintió decepcionado consigo mismo, pero
pronto enfocó toda su frustración en Taekwoon.
- ¿Sólo así
mi padre mantendrá su trabajo?
- ¿Tu padre?
- preguntó con un tono cómico al hablar -. Me temo que ese viejo hombre no
volverá a pisar el suelo de esta propiedad mientras yo siga con vida. Te estoy
ofreciendo su sueldo por agraciarme la mirada, no te confundas.
El menor se
mordió la lengua furioso. Creía que con todo aquello su padre seguiría
trabajando, una parte de él se sintió estúpido por haberlo dado por supuesto.
Quería echarse atrás, rechazar la oferta pero entonces Jung Taekwoon se le
volvió a acercar y sus pensamientos se detuvieron por completo.
- Empiezas
mañana a las ocho y media, si no estás aquí entonces no te molestes en volver.
- informó - ¿Alguna otra pregunta?
- No, señor.
- dijo mientras contenía la respiración y pedía en silencio que se alejara de
él.
- Entonces
márchate, - mandó Taekwoon tras finalmente volverse y caminar de vuelta a los
pies de la escalera - y llévate a tu padre lejos de mi vista.
Hongbin
asintió, pero antes de irse dejó aquella rosa sobre las baldosas grises del
recibidor. Luego se giró y respiró hondo para poder tranquilizarse antes de
salir.
-
"Papá, el señor Jung no quiere volver a contratarte". - decidió
empezar por ahí, para no alargar las esperanzas del pobre hombre -. "Pero
me ha ofrecido un puesto en su lugar".
-
"Entonces, ¿me sustituirás?" - preguntó el señor Lee confuso.
-
"Yo..."
Era
vergonzoso confesar la proposición del señor Kim, no podía mirar a su padre a
los ojos y contarle aquello, pero tampoco podía ser deshonesto con él.
- "Está
bien, Hongbin". - le tomó la palabra el hombre al ver que este no podía
responder -. "Si tengo que confiar el jardín a alguien, me alegra que seas
tú".
En su
interior quiso corregirle, y confesarle la verdad. Pero sus labios no se
movieron y tras unos costos segundos en silencio terminó dándose por vencido.
-
"Gracias".
Aquella
noche apenas pudo dormir, le espantaba la idea de volver a esa oscura casa.
Pero rechazar aquel trato le parecía aún más aterrador. Dio incontables vueltas
sobre su cama y se despertó demasiadas veces sin motivo aparente, por lo que
cuando la hora llegó supo que tendría ojeras.
Cuando su
despertador sonó poco más tarde, se percató de que no había vuelta atrás. Sí
tenía que sacrificarse por su familia lo haría, incluso si eso significara
acostarse con Jung Taekwoon.
Esa mañana
su padre se había tomado la libertad de desayunar con él y luego salir a
despedirle hasta la puerta con una sonrisa plasmada en el rostro.
-
"Tranquilo, lo harás bien". - le dijo, intentando animarle.
Hongbin
asintió e intentó devolverle la sonrisa aunque le pareció que aquella fría
mañana su cara se resistía a adquirir la más mínima expresión, como si hubiera
perdido la sensibilidad.
Wonbin
seguiría durmiendo, así que no esperó a nada más para empezar a pedalear hasta
el camino privado. Llevaba con él las llaves de su padre, metidas en una
pequeña mochila que también guardaba su almuerzo y ropa limpia.
Tenía el
estómago revuelto y le dolía la sien izquierda, pero no aminoró su marcha. Era
estúpido intentar retrasar lo inevitable, así que en apenas unos cinco minutos
y medio de trayecto consiguió llegar junto a la entrada vallada.
Lo que
nunca esperó fue que en esta hubiera alguien esperándole.
- Buenos
días. - le dijo un hombre mayor, más incluso que su padre.
- Buenos
días. - saludó el joven mientras se apeaba de la bicicleta y caminaba hasta la
puerta -. Me llamo Lee Hongbin...
- Oh, sí. -
le interrumpió el anciano mientras le abría la puerta -. El señor Jung me ha
hablado de ti, anda pasa.
Hongbin
se dio prisa en meter su bicicleta dentro, y luego la dejó apoyada junto al
muro de piedra para volver frente al desconocido que esperaba por él.
- Yo soy
Sungkyu, asistente personal del señor Jung. - se presentó mientras empezaba a
caminar hacia la casa seguido del menor -. Me encargo de la organización del hogar y de la mayoría
de sus actividades diarias.
- Ah...
- Hoy he venido expresamente para darte un pequeño apunte sobre tus deberes
en la casa y los protocolos de actuación que seguimos aquí.
El menor le observó un instante, prestando especial detalle en el rostro
del hombre. Le resultaba familiar, aunque no podía ubicarle en ninguno de sus
recuerdos de niño, cuando visitó la casa en compañía de su madre.
- Bueno, ahora mismo el señor Jung sigue dormido, normalmente él es quien
avisa al personal cuando quiere tomar su desayuno o cuando quiere hablar
conmigo. - explicó deteniéndose frente a la entrada -. La gente del
servicio nos comunicamos con él por los intercomunicadores, hay uno en la
cocina, otro en las habitaciones de los empleados, y otro en el comedor.
Hongbin asintió mientras tomaba nota mentalmente de todo lo que el hombre
le decía.
- Aquí tenemos el jardín delantero. - dijo tras una corta pausa, como si
esperase a que Hongbin terminara de memorizar lo que había dicho anteriormente
-. Supongo que, ya que el señor Lee nos ha dejado, podrías encargarte de vez en
cuando de su cuidado.
- Si, por supuesto. - se apresuró a responder el menor.
- Bien. - comentó Sungkyu claramente complacido -. Si vas por el lateral de
la casa encontraras otra entrada, que lleva directamente a...
- La cocina. - musitó Hongbin.
- Si, muy bien. - dijo, algo sorprendido de que supiera aquello, aunque no
le dió más relevancia -. Esa es la zona de acceso de todos los empleados y
desde allí será por donde entrarás y saldrás de la casa.
Hongbin asintió y pronto ambos se dirigieron hacia allí. Sungkyu entró
primero y saludó a alguien que parecía estar ahí dentro, el menor le siguió
después para confirmar la presencia de un hombre barbudo que esperaba allí de
pié.
- Te presento a nuestro cocinero, Seungho.
- Encantado de conocerte. - dijo este inclinandose ligeramente en una
reverencia.
- Igualmente, soy Lee Hongbin. - respondió el joven correspondiendo al
gesto.
- El señor Yang se ocupará de todas tus comidas, si en algún momento
necesitas algo a parte deberás comunicárselo a él, o si no está presente
deberás declararlo en tu informe diario. - informó mientras volvía a ponerse en
marcha, dirigiéndose hacia la puerta que conducía al comedor -. De eso ya
hablaremos más adelante. Sigamos.
A Hongbin le costaba pensar que a un hombre tan mayor cómo él no le cansara
andar tan rápido de un lado a otro, a veces incluso tenía que correr para
alcanzarle. Saliendo del comedor llegaron el recibidor, aquel en el que
Taekwoon y él se habían encontrado la noche anterior.
Volvió la cara hacia la escalera y comprobó que no hubiera ninguna
presencia allí, por alguna razón creía que el señor Jung estaría plantado
encima de ella esperándolo, o peor aún vigilándole.
- A partir de aquí debes tener cuidado, sólo te está permitido entrar en
ciertas salas: cocina, comedor, recibidor, tu habitación de servicio,
terraza...
- ¿Habitación de servicio? - preguntó entrañado.
- Exacto, con tu trabajo a jornada completa necesitarás un cuarto en el que
dormir. - dijo cómo si aquello fuera obvio - ¿El señor Jung no te hablo de tu
horario?
Claro, si iba a acostarse con él necesitaba tenerlo allí por las noches y
"adjudicarle una habitación" para no llamar la atención. Le empezó a
doler la cabeza y decidió intentar olvidar el tema.
- Si... - respondió intentando no hablar de su oferta de trabajo -. Pero no
entró en detalles.
- Bueno, se supone que estarás aquí de lunes a las ocho de la mañana hasta
los domingos a las doce del mediodía. - resumió el hombre -. Todas las semanas durante
un mes de prueba.
¿Un mes? Al parecer ese era el tiempo que Taekwoon le pronosticaba en esa
casa. Hongbin no sabía si alegrarse o sentirse preocupado.
- Vamos, te enseñare tu habitación.
El resto del trayecto Hongbin estuvo planteándose la posibilidad de que
tras ese mes de prueba lo echaran. De modo que no siguió prestando tanta
atención a su alrededor cómo antes y sólo cuando Sunggyu se detuvo frente a una
puerta de madera en la planta baja consiguió volver a la realidad.
Antes de que el menor preguntara nada, el otro hombre abrió la puerta y le
dejó pasar para contemplar el interior. En esa habitación había una cama, un
armario y un pequeño escritorio bajo una pequeña ventana. Al otro lado había
otra puerta, que intuyó que conduciría a un baño, no supo por qué.
- Aquí dispones de un ordenador para enviarme los informes diarios, sobre
el estado del señor Jung, de la casa y tus actividades realizadas. - explicó
desde el marco de la puerta -. Tendrás un archivo dentro con puntos de cada día
y un esbozo de tus horarios, además de información extra acerca de la casa, que
en algún momento puede que necesites.
Hongbin asintió intentando no parecer perdido ante todo lo que el hombre le
había dicho de una sola vez. Ya era bastante extraño que no hubiera sabido su
horario hasta que él se lo dijo.
- Ah, es cierto casi olvido decírtelo. Tanto la galería como la habitación
del señor Jung quedan prohibidas, además de la habitación principal del primer
piso. Bajo ningún concepto debes entrar en ellas, salvo que el señor Jung te lo
pidiera.
Empezaba a echar en falta aquellas preciadas horas de sueño, el cansancio
empezaba a hacer mella en su cuerpo y no sabía si a la mañana siguiente
conseguiría recordar todas las normas de esa casa.
- Muy bien, eso es todo por hoy. - dijo Sungkyu
mientras le invitaba a salir de allí con la mano - ¿Alguna pregunta?
- ¿Qué...? - su voz apenas se escuchó, así que
carraspeó un poco para volverla más firme - ¿Qué más debo hacer?
- Nada, hoy yo le llevaré el desayuno al señor Jung a
su cuarto, así podrás saber cómo hacerlo para la hora de la comida y de la
cena. El resto del día puedes hacer lo que quieras, siempre con cuidado de no
molestar al señor Jung.
- Es tu primer día, así que sólo intenta adecuarte al
nuevo entorno y... Terminar de traer todas tus cosas. - comentó observando la
mochila del menor -. Pero deberás estar atento al intercomunicador por si te
llama el señor Jung.
Se hizo una nota mental de esa tarde ir a recoger más ropa
para el resto de la semana, ya imaginaba la cara que iba a poner su padre
cuando le viera con una maleta de camino a esa casa.
- Vale, muchas gracias. - dijo Hongbin mientras se
mordía el labio.
- Si tuvieras cualquier duda deberás preguntármela en
tus informes. Antes de hacer algo que creas que podría molestar al señor Jung
deberás consultármela primero a mí, para darle el visto bueno.
Mentiría si dijera que deseaba que aquel hombre se marchara de su lado, pero tras llevar el desayuno a Taekwoon cuando este lo pidió por el intercomunicador, Sungkyu se despidió amablemente de él, y Hongbin se sintió completamente indefenso.
Al menos Seungho le hizo compañía hasta que cayó la noche, pero cuando este se fue el silencio aterrador del otro día volvió a reinar en la casa. Hongbin decidió encerrarse en su habitación. Tenía allí la maleta de ropa aún llena y el armario completamente vació como si pensara salir huyendo en cualquier momento.
Pero no era así, tan solo no tenía fuerzas para ordenar sus cosas. El dolor de su estómago producido por los nervios y el miedo lo tenían paralizado sentado en su nueva cama. Esperando que en cualquier momento Taekwoon le llamara frente a su habitación o que este bajara en su encuentro.
Pero pasaron las horas y, cuando el reloj marcó la una de la madrugada Hongbin cayó dormido sin la menor noticia del señor Jung. Hubiera pensado que aquel fue un regalo por parte del propietario, pero cuando aquella misma pauta se repitió tres días más, pensó que algo extraño le ocurría a Taekwoon.
De modo que se encontró viviendo en aquella mansión, sin apenas hacer nada más que llevarle la comida al señor Jung, cuidar del jardín y hablar tendidamente con el cocinero.
Cuatro días habían pasado hasta que al final, la monotonía de su jornada se vio interrumpida por un escandaloso ruido de campanas.
- Es el timbre de la puerta. - le dijo Seungho, que descansaba en una de las sillas de la cocina frente a él.
- ¿Debería ir yo a abrir? - preguntó el menor, no habiendo recibido ninguna lección o protocolo sobre cómo atender las visitas.
- Supongo
que ahora eres el más adecuado, normalmente lo hacia Sungkyu. - informó el
cocinero mientras se encogía de hombros.
Así que no le
quedó otra que caminar rápidamente hasta el recibidor y entreabrir la puerta
con precaución. Al otro lado de esta había un hombre bastante elegante, vestido
de traje y corbata, que también se sorprendió al verle.
- ¿Quién es?
- Wonsik, primo
de Taekwoon. - se presentó de manera informal, algo que dejó aún más
desconcertado al menor - ¿Y tú eres...?
- Lee
Hongbin, ahora trabajo aquí. - dijo mientras dejaba pasar al recién llegado.
- ¿Ah sí? -
por alguna razón algo le alentó a no acercarse mucho al invitado -.
Menuda sorpresa.
- Wonsik, te
espero en la galería. - se oyó por el intercomunicador del comedor.
- Disculpa
tengo que hablar con mi primo. - se excusó el hombre - ¿Seguirás por aquí en
una hora más o menos?
- Trabajo a
jornada completa, así que sí. - respondió Hongbin.
- Mm..ya
veo. - de golpe una sonrisa se formó en sus labios y el menor volvió a sentir
esa llamada de atención -. Entonces nos vemos más tarde Hongbin, me gustaría
seguir hablando contigo.
Pensó
que aquella era afirmación se trataba de una broma, pero realmente, una hora
más tarde Wonsik le buscó en la cocina y, prácticamente le arrastró hasta el
jardín. Una vez allí se sentaron en un banco de piedra y sin saber cómo
empezaron una conversación bastante animada.
- ¿El señor
Lee era tu padre? - preguntó con fascinación -. Vaya, así que guardaba a su
flor más hermosa en casa.
Hongbin no
pudo evitar bajar la mirada y torcer el labio tras escuchar aquella frase.
- Lo siento,
¿te incomoda que flirtee contigo?
Le hubiera
gustado decir que sí, pero no quería faltarle al respeto al familiar de su
jefe. Ya era incómodo que Taekwoon se le hubiera insinuado tan hoscamente hacía
unos días cómo para que su primo hiciera ahora lo mismo.
- No, es
sólo que... es demasiado cursi. - decidió replicar -. Se me encogen los dedos.
- Entonces
no diré nada más, habla tú y así evitaremos que te bañe de elogios. - tras
decir aquello sonrió cómo si se avergonzara de ello -. Cuéntame cosas sobre ti.
No podía asegurar
si aquel hombre estaba siendo amable o intentaba ligar con él, pero al menos
era educado y el hablar con él resultaba divertido. No se llevarían muchos años
de diferencia, así que podían hablar de casi todo con gran facilidad.
Fue
una lástima cuándo el móvil de
Wonsik sonó avisándole de una llamada.
- Vaya, he
perdido la noción del tiempo. – dijo un poco contrariado -. En media hora debo
estar de vuelta en la oficina.
- Lo siento, no quería retrasarle. – se disculpó rápidamente Hongbin, aun sabiendo
que no era culpa suya.
- Para nada,
ha sido un placer hablar contigo. – respondió sonriente el otro -. Sabes,
creo que visitaré a mi primo más a menudo. Me gustaría verte con regularidad.
No sabía que
responder a eso, no le era totalmente incómodo estar junto a Wonsik, pero
tampoco quería darle falsas esperanzas. No era un mal tipo, a pesar de su
impresión inicial, pero tampoco se sentía atraído por un hombre como él.
- ¿Y qué hay
del señor Jung? - preguntó Hongbin.
- ¿Taekwoon?
- dijo Wonsik a su vez - ¿Qué pasa con él?
- ¿No le
gustaría visitarle más a menudo también?
Hongbin no
tenía primos pero pensaba que si los tuviera le gustaría visitarlos a ellos
antes que a un perfecto desconocido.
- Digamos
que mantenemos relación basada únicamente en los negocios, nuestras
personalidades nunca han terminado de congeniar... - explicó con calma Wonsik.
Eso podía
entenderlo, la verdad es que era bastante obvio que ambos eran perfectamente
opuestos. Aunque no podría hacer un juicio justo ya que tampoco los conocía en
profundidad
- Pero por ti
lo aguantaría a diario.
Intentó sonreír,
pero aquel último comentario le resultó un poco amargo. Hongbin no había visto
a Taekwoon en días, de modo que no sabía si el mayor era tan molesto como
Wonsik lo describía.
Lo más cerca
que habían estado había sido aquella noche tan caótica. Tras aquello Hongbin se
limitaba a dejar una bandeja con la comida frente a su puerta y recoger otra
vacía. Nunca se había presentado en su habitación ni le había pedido que este
subiera a la suya.
En realidad,
ni siquiera le había dirigido la palabra desde que fue contratado, solo hablaba
con el cocinero.
Se encargó
de despedir a Wonsik desde la puerta de hierro y luego volvió caminando
lentamente hasta la entrada lateral. Seungho ya se había marchado, pero tenía
la comida lista sobre los fogones para cuando el señor Jung pidiera su cena.
Luego Hongbin la calentaría brevemente y se la entregaría como siempre, o eso creyó.
- ¿Ya habéis
terminado?
Frente a él
se volvió a encontrar aquella alta y tétrica figura, sentado en una de las
sillas de la cocina.
- Lo siento
señor, ¿me había llamado? - le preocupó que este le hubiera pedido la cena
hacía tiempo y que por charlar con Wonsik no lo hubiera advertido.
- Asi que
Wonsik y tú os lleváis bien...
- No podría
asegurarlo señor, hoy ha sido la primera vez que he hablado con él. - dijo
Hongbin intentando sonar educado.
Notaba cierta tensión entre ambos primos y no quería inmiscuirse entre ellos. Aquello pareció gustarle a Taekwoon o eso notó por como guardó silencio unos instantes mientras le observaba.
- ¿Desea cenar ya? - preguntó Hongbin.
Pero no obtuvo respuesta, al menos no en un buen rato. Hubiera creído que el señor Jung se había dormido si no pudiera ver sus pupilas a través de esa máscara blanca fijas en él.
- Parecía que estabais muy acaramelados, - al parecer no habían acabado de hablar de ese tema, Hongbin se maldijo - sonreías cada vez que te hablaba y aceptabas con gusto su compañía. Me pregunto si hubiera sido igual si yo hubiera ocupado su puesto.
- Usted nunca ha querido sentarse a hablar conmigo.
Desde el
preciso instante en que su boca pronunció aquellas palabras sintió que aquello
no acabaría bien. Tragó saliva e intentó pensar en algo para disculparse por
aquel comentario, pero Taekwoon se levantó de golpe y le asustó.
- Sentarse a
hablar... Desperdiciar el tiempo en semejante tontería, mientras se supone que
estás trabajando. - dijo mientras daba un paso adelante.
Pero sin
saber cómo el cuerpo de Hongbin respondió dando un paso atrás en ese mismo
instante de tiempo. Ni siquiera fue algo premeditado, pero pareció frenar en
seco a Taekwoon, que se quedó allí plantado.
- ¡Tienes
prohibido hablar con Wonsik! ¡Incluso si él te persiguiera! - gritó de golpe,
hecho una furia - ¡Si no lo haces estarás despedido!
Y dicho esto
salió de la cocina dando un fuerte portazo. Solo cuando Hongbin oyó los pasos
de Taekwoon subir las escaleras y entrar en su habitación se permitió dejarse
caer en una silla y mirar sus manos. Estaba temblando de nuevo.
Esta historia es interessnaya !!! Me gusta !!! Por favor, escribir más! Está esperando !!!!
ResponderEliminarJajajajaja ¡Muchas Gracias! Ya estoy escribiendo el siguiente capítulo, así que la semana que viene lo tendrás por aquí. Tu español es fantástico <3
ResponderEliminarSolo 2 capítulos y esta así de buena! No me imagino como serán los siguientes. Me alegra mucho haber encontrado esta historia. Hace mucho que no leia un leobin con buena trama. Me encanta.Saludos desde Perú.
ResponderEliminarVaya, has hecho que me sonroje >///<
ResponderEliminarMe siento muy alagada, y espero poder cumplir con tus espectativas ¡Tendré que trabajar duro!
PS:¿¡Desde Perú!? Qué maravilla, yo quiero ir algún día.
Woahhh! En serio es una historia muy interesante! Continúa por favor, me has intrigado desde el principio
ResponderEliminarEso haré, muy pronto verás el nuevo capítulo publicado. Espero que te guste incluso más que los anteriores ^^.
Eliminar¡Muchas gracias por leer la historia y comentar!
Hola !!!
ResponderEliminarLo bonito que ha contestado)))
Vi la película "La bella y la bestia." Ahora aún más quiero saber lo que va a pasar!?
Me gustan los celos Leo😍
¡Hola! ^^
EliminarMe encanta responder a los comentarios, el tuyo también fue muy bonito. Pronto publicaré el siguiente,pero tendrás que esperar hasta entonces Muahahaha.
Gracias por comentar <3