martes, 21 de febrero de 2017

(YeWook) Destiny -Serial- Capítulo 3


          Notas: ¿Os está gustando este nuevo Yewook? Espero que sí. Aquí tenéis el tercer capítulo de esta historia ^^


          No podía estar más ilusionado por la nueva experiencia que le esperaba. Su primer día de clase en el instituto iba a ser tan interesante como había imaginado durante las semanas anteriores.

       Por suerte iba a coincidir en la misma clase con algunos de sus compañeros de colegio, por lo que no se sentía como un total extraño. Nunca le había gustado sentirse de esa forma, rodeado de desconocidos.

       La primera mitad de la mañana pasó rápida y emocionante para él. Nuevos compañeros, nuevas cosas que aprender, el hecho de sentirse un poco más mayor al pasar de un centro a otro... En varias ocasiones recordó como JongWoon decía no entender su emoción por entrar a “ese infierno”, como él lo había calificado en más de una ocasión. Bueno, tan malo seguro que no era. Lo que pasaba es que a veces el mayor era demasiado negativo.

       Las primeras horas no habían sido gran cosa, aunque había intentado mantener la atención puesta en las palabras del profesor en todo momento. Ya se iba haciendo a una idea de los personajes que iba a tener que soportar en su clase y quienes eran aquellos a los que era mejor acercarse para entablar una amistad.

       Su emoción se había mantenido hasta el descanso para almorzar. Obviamente no iba dando saltitos por el centro, pero sí se veía feliz de estar allí. Además, no era el único. Comentando con algunos de sus compañeros casi todos acabaron llegando a la misma conclusión ¡Qué bien poder pasar ya al instituto!

       Pero ahora tenía otra misión en mente. Quería encontrar a JongWoon entre todos aquellos adolescentes de los que empezaba a formar parte. Estaba deseando saber donde estaba y poder expresar su felicidad con él.

       Se alejó de sus compañeros con la excusa de que debía encontrar a alguien y empezó a caminar sin rumbo en busca del mayor. Aquello era enorme ¿dónde podría estar? Y más importante ¿por dónde empezaba a buscarle?

       Conforme iba andando, se daba cuenta de la diferencia entre las personas novatas y quienes ya estaban en sus últimos cursos. Los que eran como él aún aparentaban ser niños mientras que los más mayores salían de allí siendo casi personas adultas. O al menos a él se lo parecían.

       Subió unas escaleras que no sabía muy bien hasta donde llevaban, pero definitivamente desde allí arriba tenía una mejor visión general. Ahora estaba sobre un puente metálico por el que, bajo sus pies, podía ver a la gente ir y venir. Aquel camino era una de las entradas a la segunda planta de la zona donde estaban todas las aulas, pero en ese preciso momento la puerta estaba cerrada y solo podía retroceder.

       Sin embargo se quedó allí arriba y miró hacia un lado y hacia otro con atención en busca de JongWoon.

       Ya tenía pensado rendirse cuando sus ojos localizaron a un grupo de personas semi escondidas tras el pabellón deportivo. Se fijó con más atención, esbozando una alegre sonrisa al reconocer a su querido amigo.

       Cruzó de nuevo el puente en la dirección por la que había llegado a este y bajó las escaleras de forma apresurada, yendo a su encuentro.

       -¡JongWoon! Qué bien te escondes, oye. -Voceó al girar la esquina y asomarse tras el pabellón, allí donde estaban pasando el rato los otros. Sin embargo, su sonrisa se borró de golpe en cuanto les tuvo de frente. No le gustaba la apariencia de esos chicos y mucho menos como le miraron al verle aparecer.

       -¿Y tú quién eres, enano? -Preguntó uno de ellos, despectivo. Al fijarse más en él se dio cuenta de que tenía un cigarro en la mano ¿Por eso estaban allí, ocultos de las miradas de los demás?

       -Yo... Estoy buscando a alguien, pero creo que me he equivocado... -Trató de explicar, totalmente confundido. JongWoon no encajaba con esas personas.

       -Creo que ha dicho JongWoon. -Recordó otro de los chicos que estaba en el suelo sentado sobre su propia mochila.

       -Sí... Así es. -Aclaró el pequeño, no alzando demasiado la voz y con cada vez más ganas de salir de allí.

       El mismo chico que sostenía el cigarro lanzó una calada al aire y caminó hasta otros dos jóvenes que había un poco más alejados y escondidos.

       -Tú, te buscan. -Avisó al otro sin demasiado cariño. Más bien, lo hizo de mala gana.

       RyeoWook quedó petrificado cuando el joven a quien había avisado, el cual estaba oculto bajo la capucha de su chaqueta, levantó la cabeza delatando su identidad. Se sorprendió tanto o más que el chico al ver allí al menor.

       Durante un instante ninguno de los dos fue capaz de decir nada, solo se miraban con los ojos como platos.

       Cuando JongWoon logró reaccionar, lo primero que le salió hacer fue caminar hasta RyeoWook, cogerle del brazo y sacarle de allí de inmediato.

       -¡Ah! -se quejó al verse arrastrado-. ¿Qué haces ahí?

       -Lo mismo podría decirte yo a ti ¿no? -Contestó JongWoon, exponiéndose a la vista de todos.

       Le soltó el brazo y le miró con una seria y decepcionada expresión. A RyeoWook le pareció que estaba tratando de regañarle con los ojos ¿pero por qué? No era él quien había sido encontrado con esos tipos sospechosos.

       -No me gustan. -Expresó con mala cara, sin hacer el menor caso a la acusadora mirada de JongWoon.

       -No eres tú quien tiene que estar con ellos. Ni debes. -Le dejó claro. Quería que esas palabras se le clavaran en la memoria y nunca las olvidase ni desobedeciera.

       -¿Y por qué tú sí? -Preguntó el niño, siendo ahora él quien miraba al mayor con seriedad.

       -Porque yo sí y ya está. Vete con tus compañeros, Wook. -No pensaba darle explicaciones. No estaba de humor para hacerlo.

       -No quiero. -Se encabezonó. Le ponía de los nervios cuando se empeñaba en algo de esa forma y no le hacía ningún caso.

       -RyeoWook, vete. -Al final iba a tener que ponerse verdaderamente serio con él, algo que odiaba hacer. Pero si era necesario no lo pensaría mucho.

       -Pero creí que íbamos a estar juntos aquí... -Dijo el pequeño casi sin voz, cambiando su mirada de enfado a una perpleja.

       La dura expresión de JongWoon también se ablandó con aquellas inesperadas palabras. Dejó salir un pesado suspiro de frustración ¿Es que no podían ponerle las cosas un poco más fáciles?

       -Lo siento, pero no puede ser. Por favor, vete. No es bueno que estés aquí, lo hago por ti. -Le explicó sin dar tampoco demasiados detalles. No quería entrar en ellos.

       RyeoWook le retó con la mirada tras su nueva negativa. JongWoon hizo los mismo, manteniendo los ojos en los del pequeño hasta que este cediera. Tenía claro que él mismo no iba a hacerlo. Aquella situación no era un juego y le quería alejado de ese tipo de personas.

       Finalmente el menor apartó la vista primero, un poco intimidado. JongWoon no le daba miedo, por supuesto. Pero cuando miraba de esa forma, con esos ojos tan penetrantes y oscuros que tenía, era capaz de hacerte estremecer.

       -Vete, Wook...

       No dijo nada. No iba a molestarse en insistir de nuevo. Era inútil tratar de convencer a aquel cabezota.

       JongWoon se quedó allí de pie un momento, vigilando los pasos de RyeoWook, comprobando se alejaba y se iba donde estaban los chicos de su edad. Esos que con suerte aún no habían sido influenciados por matones y macarras que no iban a llevarles a nada bueno.

       Cuando consideró que ya estaba lo suficientemente alejado, volvió con sus compañeros a lo que ellos habían nombrado como su territorio. Al girar la esquina y encontrarse de cara con ellos, vio que un par de los chicos tenían una sonrisa burlona en la cara.

       -¿Qué? ¿Qué pasa? -Les preguntó intrigado.

       -Creo que alguien tiene un admirador. -Se burló uno de los chicos. Concretamente el que estaba sentado en el suelo.

       -Dejadle. -Quiso aclarar, pero las bromas ya habían empezado y les conocía lo suficientemente bien como para saber que no iban a parar solo porque él lo pidiera.

       -JongWoon la niñera. -Bromeó el otro, provocando la risa de unos cuantos de los que estaban allí. Ni siquiera comprendía qué tenía de graciosa esa maldita frase. Bah, seguramente la mitad de aquel grupo de idiotas ya iban fumados.

       No valía la pena discutir con ellos así que simplemente volvió a su lugar y se mantuvo en silencio hasta que fuera el momento de regresar a las clases.

       Bufó, molesto ¿por qué su madre había tenido que empeñarse en que RyeoWook fuera al mismo instituto que él? Precisamente allí no le quería cerca. Fuera de aquellos muros era todo amor y simpatía con su amigo, pero allí... No podía mantener dicho comportamiento.

       Le había costado mucho esfuerzo dejar de ser un blanco de burlas y palizas, aunque para ello hubiera tenido que comenzar a tener una segunda vida. Una apariencia que nada tenía que ver con quien realmente era. RyeoWook ponía en peligro la careta que él mismo se había creado a base de vivir cosas que ningún niño debía vivir. Además, no quería que viera como se comportaba allí y tomara un mal ejemplo.

       Poco a poco, pensativo, se dejó caer sentado en el suelo mientras esperaba para poder salir de aquel escondite.

       RyeoWook debía madurar. Ya no estaba en el colegio y si entre los niños podía haber gente mala, entre los adolescentes era todavía peor. Le preocupaba que tuviera que aprenderlo de la misma forma que lo hizo él, por las malas. Debía que estar atento si no quería que eso ocurriera, incluso si tenía que protegerle desde las sombras.

       Puede que fuera un cobarde, era verdad. Más de una vez se lo había planteado, pero es que ¿cómo no iba a optar por esa opción tras años de golpes y humillaciones? Todas las personas que habían tratado de ayudarle no le habían aportado ninguna solución. La única forma en la que había conseguido algo era juntándose con aquellos que él mismo despreciaba.

       El sonido estruendoso de la sirena anunciando el final del descanso le sacó de sus pensamientos. Por fin.

       Caminó con la cabeza agachada hasta el aula, yendo tras el grupo de chicos que supuestamente eran sus amigos. De vez en cuando levantaba un poco la vista y les miraba, sintiendo vergüenza ajena de ellos y sus tonterías.

       Bueno, ahora tendría un rato medianamente tranquilo en clase y después, a casa.


***


       Ya iba camino a la salida del centro, ansioso por librarse de aquellos idiotas cuando uno de ellos le dio un codazo en el brazo para llamar su atención. Al mirarle para ver qué quería, pasó una de las cosas que más temía.

       -Eh, mira quien va por allí. Es tu novio. -Le comentó sin cortarse un pelo, haciendo estallar en risas a aquellos que lo escucharon e iban con ellos.

       Cuando miró en la dirección en la que le señaló ya imaginaba a quien iba a encontrase.

       -Os he dicho que le dejéis en paz. -Recordó de mala gana, sin detener sus pasos.

       -Oh, qué bonito. No quiere que digamos nada de su amor. -Dijo otro de ellos en un tono burlón-. Vamos, ve a darle un besito.

       -A veces soy realmente idiotas, eh. -Se atrevió a decirles. Una de las pocas ventajas que tenía estar entre ellos es que si estabas dentro del grupo te permitían insultarles porque lo tomaban como broma y lo hacían entre ellos mismos. Siempre y cuando no te pasaras de la ralla, por supuesto. Si no ibas con ellos y lo hacías podías acabar con la cabeza metida dentro de algún retrete sucio.

       -Venga, hacedle caso. El chico solo ha venido a preguntar por él, exagerados. -Menos mal que tenía a uno de ellos de su parte. Dentro de los del grupo era quien mejor podía caerle, aunque a veces se pusiera al nivel de los demás. Sin embargo, no terminaba de gustarle que mostrara interés en defender a RyeoWook.

       Al final dejaron las bromas y el camino hasta que cada uno se fue por su lado fue más o menos tranquilo. Pero él no estaba muy hablador porque no podía dejar de darle vueltas a todo lo que estaba pasando o más bien, lo que intentaba evitar que pasara.

       No quería que tomaran a RyeoWook como una broma y aquellos chistes molestos se convirtieran en algo típico entre ellos. Tampoco podía permitir que se interesaran por reclutarle porque sabía como podía acabar su amigo si se juntaba con quien no debía y se dejaba mal influenciar a esa edad.

       Cualquiera de esas dos opciones era horrible. Lo mejor era hacer como si ellos dos no se conocieran allí dentro, pero eso era algo que tendría que intentar explicarle al menor. Si no lo hacía estaba seguro de que se enfadaría con él al pensar que le ignoraba, aunque luego estuviera más que dispuesto a pasar todo el tiempo libre en su compañía.

       Los dos coincidieron en el mismo autobús, aquel que les llevaría a casa. Por fin estaban solos y JongWoon podría empezar un acercamiento después de la pequeña discusión que habían tenido. Se sentaron uno al lado del otro, en silencio. Cuando ya habían pasado casi medio camino callados, el mayor tuvo una idea con la que empezar una conversación y poder compensarle.

       -¿Qué te parece si a la tarde vamos al cine? Estaba esa película que me comentaste que querías ver ¿no?

       RyeoWook levantó la vista de la pantalla de su móvil y le miró dudoso. JongWoon le dedicó una amigable sonrisa en respuesta a aquella mirada.

       -Creí que no querías saber nada de mí y lo estabas pasando muy bien con esos otros amigos. -Recriminó el joven, volviendo la vista a la pantalla ¡Pero cómo podía ser tan orgulloso!

       -No es por eso... -Le sabía muy mal que pensara de esa forma cuando era totalmente incierto.- No me gustaría que te juntes con ellos porque son personas que no te convienen. -Trató de explicarle.

       -¿Y entonces, si tan malos son, por qué vas tú con ellos? -Ahí debía reconocerle que tenía razón. RyeoWook ni siquiera levantó la vista al preguntar aquello a lo que JongWoon no quería responder.

       -¿Quieres ir o no quieres ir al cine? -Insistió, buscando un cambio de tema.

       -Uhm... me lo pensaré.

       Sabía que final le diría que sí, así que se conformó con aquella respuesta y no volvió a decir nada durante el resto del recorrido hasta el pueblo. Las cosas iban a ponerse difíciles y no se veía preparado para contarle la verdad... Era algo de lo que simplemente, no quería hablar.

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