Notas: Bien, una semana después del prólogo, regreso con el primer capítulo de esta historia de instituto. Espero haber podido crear el ambiente que tenía pensado mientras lo escribía porque nunca he escrito nada de este tipo antes.
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YiXing estaba tumbado sobre el césped del instituto, con su cabeza apoyada sobre las piernas de su novio, YiFan, mientras este pasaba las manos por su cabello castaño despreocupadamente. Había otros seis chicos a su alrededor, pero a ninguno les importaba esta inocente acción, después de todo, ellos eran mucho peores.
Las conversaciones que estos mantenían eran tan dispares que el chico apenas podía seguir el hilo, solo distinguía la voz grave de ChanYeol diciendo gilipolleces junto a SeHun, Tao y KyungSoo y la voz profunda de su novio, porque ésta la reconocería en cualquier parte, haciendo la conversación con JunMyeon y JongDae una completa batalla de conocimientos —no por nada ellos tres, junto a Lu Han, eran los alumnos con mejor ranking de aquel instituto—.
En el momento en el que ChanYeol se reía y superaba con creces los decibelios permitidos, MinSeok y Lu Han se unieron al grupo. El segundo despeinó la cabeza de su hermano menor y luego se sentó entre este y su novio —o amigo con derecho a roces, como preferían llamarlo ellos—. Al rubio, que aparentaba tener mucha menos edad de la que realmente tenía, nunca le había gustado ZiTao.
—Hay algo que tenemos que contaros —comenzó MinSeok, sentándose tras LuHan y abrazándolo cariñosamente.
Seguramente luego vendrían besos en el cuello que hacían que al pelirrojo se le ladearan las gafas redondas. A YiXing las muestras de afecto en público no le gustaban demasiado y a YiFan, menos; Lu Han era de la misma opinión que ellos, pero en cuanto el mayor de los que allí estaban comenzaba a mostrarse cariñoso con él en cualquier lugar, simplemente cedía.
—¿Lu Han está embarazada? —dijo ChanYeol soltando una carcajada en la que lo siguió KyungSoo, su mejor amigo —aunque todos sabían que había algo más que amistad entre aquellos dos, pero era mejor no contradecirlos o podrías sufrir severas consecuencias. Nunca podía fiarse uno de Do KyungSoo porque un instante podía ser un chico muy alegre y al siguiente parecer el mayor asesino en serie de todos los tiempos—.
MinSeok le echó una mirada asesina a través de sus gafas redondas, aunque realmente esas eran las gafas que llevaba hacía al menos unos cuantos años, pero se le habían roto las nuevas —los allí presentes sospechaban que había sido Lu Han en uno de sus arranques pasionales en vez de la versión oficial en la que se le habían caído al suelo y luego las había pisado sin querer—. Con aquellas gafas parecía el típico empollón que salía en las películas americanas de miedo y que luego era el primero en morir.
—Hoy no estoy de buen humor para aguantar tus tonterías, ChanYeol –dijo solamente tras inspirar unas cuantas veces para calmarse.
—Entonces, ¿qué es? —preguntó JunMyeon bastante interesado.
—Hemos escuchado que en la noche de Halloween han desaparecido en el instituto, a lo largo de las décadas, varias parejas de homosexuales —explicó Lu Han.
—Ese rumor circula por la escuela todos los años por estas fechas —dijo JongDae—. Es solamente un rumor, nada por lo que preocuparnos.
—A mí me parece más que un rumor —contestó MinSeok mirando a su hermano seriamente—. Los chicos que lo decían hablaban de que nada a había salido a la luz gracias a los contactos del director Lee —y añadió—. Además, nunca hemos venido a la fiesta que organiza el instituto por Halloween, no podemos estar seguros de que no pase nada realmente.
—Kim MinSeok, habla claro y deja de dar rodeos —fue lo que dijo YiFan cuando habló, ganándose la atención de todos los demás—. Quieres ir a investigar y quieres arrastrarnos contigo a la fiesta para eso, ¿o me equivoco? —el chico negó y YiXing vio como una sonrisa de satisfacción se instalaba en el rostro de su novio.
—A veces pienso que me conoces mejor que yo mismo —comentó el chico con una sonrisa, pero inmediatamente se puso serio—. Entonces… ¿quién se apunta a la aventura?
Casi no había terminado de decir la frase cuando ChanYeol levantaba su mano como una exhalación. YiFan lo siguió poco después, junto a SeHun y a KyungSoo. YiXing estuvo dudando unos momentos, pero también levantó su mano. JongDae suspiró y alzó su mano y la de un ya asustado JunMyeon para unirse a aquella expedición. Solo quedaba Tao por decidir y parecía estar debatiéndose entre su novio —o lo que fuera SeHun—, y su miedo a todo.
—No lo sé —murmuró, su voz había sonado unas octavas más agudas de lo que solía—. Yo… no lo sé… —SeHun cogió su mano entre las suyas y la apretó, como si le estuviera infundiendo valor con este simple contacto. Luego le dedicó una sonrisa que habría hecho caer imperios en otra época y el chico finalmente asintió—. Está bien, iré.
Y levantó su mano, completándose así, el club de los poetas muertos.
SeHun estaba sentado junto a Tao en todas las clases y aprovechaban cada momento en el que podían tomarse un respiro de coger notas y notas en las clases para susurrarse cosas y hablar de los temas más variados. Habían acordado que irían a las mismas asignaturas incluso para no tener que separarse en ningún momento a lo largo de la mañana y normalmente se pasaban el día hablando. Sin embargo, desde que hacía un par de días habían decidido que irían a investigar sobre el tema de los fantasmas, el chico estaba sumido en un mutismo del que ni siquiera él había sido capaz de sacarlo.
—ZiTao… —murmuró en el intercambio del profesor de Música y el de Lengua—. ZiTao, ¿te pasa algo? —su amigo se giró hacia él y negó con la cabeza, esbozando una sonrisa.
—No es nada, no te preocupes —le contestó y no hablaron mucho más ese día.
Cuando SeHun llegó a casa, su hermano parecía llevar allí bastante tiempo ya porque estaba tumbado en el sofá del salón viendo One Piece mientras comía algunas palomitas. El chico se acercó a Lu Han y se sentó en el sofá —más concretamente, encima de sus piernas hasta que el otro las retiró—, y se quedó mirando la pantalla fijamente, a pesar de que aquel anime no le hiciera especial gracia.
—¿Qué quieres SeHun? —le preguntó su hermano, al verlo allí sin decir absolutamente nada y con la mirada perdida.
—¿Es completamente necesario que tengamos que ir a ver si es verdad lo de las desapariciones de la escuela? —cuestionó el menor.
Lu Han puso en pausa el anime y se incorporó en el sofá, quedándose sentado para estar a la altura de este y mirarlo a los ojos seriamente.
—¿Estás asustado? —SeHun negó con la cabeza.
—Yo no… —respondió—, pero creo que Tao sí que lo está… —se mordió el labio inferior levemente—, y mucho.
—Estará bien —Lu Han pasó su brazo por los hombros de su hermano menor juguetonamente, atrayéndolo hacia su cuerpo—. Un poco de acción siempre es necesaria en esta vida.
—No sé yo…
—No te preocupes tanto por él —dijo—. ¡Ni que fuera tu novio!
Tras escuchar aquellas últimas palabras, SeHun se separó del brazo de su hermano y se levantó del sofá, después, caminó a paso rápido hacia su habitación, ignorando completamente a Lu Han. No. Tao y él no eran novios. Nunca habían utilizado aquella palabra para definir su relación y por el momento tampoco les había hecho falta definirla. Simplemente eran amigos que de vez en cuando se besaban y que, de vez en cuando también, se tocaban un poco para liberar tensiones, como cualquier adolescente de su edad haría —aunque ellos lo hacían juntos para variar—.
No eran nada especial, pero SeHun se preocupaba por él y si Tao iba a estar aterrado mientras hicieran aquello, él no iba a seguirles el juego a los demás.
YiFan estaba con la cabeza echada sobre su pupitre a primera hora de la mañana y medio adormilado cuando escuchó cómo las patas de la silla de delante chirriaban al ser arrastradas contra el suelo y cómo un cuerpo caía como peso muerto sobre el asiento de madera antes de escuchar la voz de Lu Han alzarse sobre el runrún de los alumnos que ya habían llegado a clase.
—SeHun y ZiTao probablemente se van a rajar —anunció.
Sabiendo a lo que se estaba refiriendo el chico, YiFan alzó su cabeza para mirarlo, descubriendo que también había llegado a clase MinSeok aunque no lo hubiera escuchado.
—Y si se rajan ellos, JunMyeon también lo hará y JongDae no podrá hacer nada por convencerlo de que vaya —comentó este—, y si JunMyeon se raja, JongDae no lo va a dejar solo.
—De todas formas serían cuatro contra seis —murmuró YiFan—, si hacemos una votación, ganaremos nosotros y todos tendrán que ir, quieran o no.
—Eso es cierto —dijo Lu Han—. La ley de la votación democrática para las excursiones del grupo la impuso JunMyeon, así que no podrá estar en contra de lo que haya decidido la mayoría.
YiFan sonrió y luego volvió a echar su cabeza sobre el pupitre. Ese día YiXing no había ido a clase, así que no había nada interesante que hacer y lo mejor era sumirse en un sueño agradable hasta que las clases finalizaran, de todas formas, el chico podía permitírselo. YiFan era el alumno segundo con mejor ranking de toda la escuela y, teniendo en cuenta que aquel era uno de los peores institutos de la ciudad de Seúl, no le iba a molestar a ningún profesor que uno de los más listos diera una cabezadita.
Después de aquella semana, en la que los diez chicos votaron varias veces sobre lo que harían y tras el resultado final la decisión de ir se mantuvo, hicieron todos los preparativos para la noche de Halloween ir a investigar por todo el instituto por si podían encontrar algo extraño o alguna pista —o encontrarse con aquel ser sobrenatural que decían que hacía desaparecer a los homosexuales—.
Habían acordado que no se disfrazarían, sino que simplemente irían con el uniforme del instituto y que quedarían frente a la puerta principal cerca de las doce de la noche. Cuando llegaran todos, comenzarían.
El edificio estaba iluminado con focos que proyectaban en la superficie blanca salpicada de ventanas figuras escalofriantes y Tao sentía escalofríos por toda la columna vertebral cada vez que miraba hacia este. Había llegado el primero y no le gustaba demasiado aquello. La oscuridad le daba miedo, estar solo en ella también se lo daba y escuchar ruidos perturbadores y gritos de los alumnos que entraban en los distintos juegos de miedo desde el interior del instituto lo asustaban todavía más.
Él no estaba hecho para aquellas experiencias.
No tuvo que esperar mucho tiempo a que sus amigos llegaron. Los primeros fueron SeHun y Lu Han, y no era de extrañar que llegaran juntos, eran hermanos después de todo. Tao intentó acercarse a su “chico” pero el mayor se colocó en medio, como siempre. SeHun le dedicó una mirada de disculpa que el moreno aceptó e inmediatamente después una sonrisa cautivadora apareció en el rostro del chico.
Poco después comenzaron a llegar los demás, MinSeok, JongDae y JunMyeon, unos minutos más tarde, YiFan, YiXing, ChanYeol y KyungSoo. En cuanto estuvieron todos, entraron al recinto del instituto, siguiendo el camino indicado por las calabazas con luces en su interior. Sin embargo, al llegar al vestíbulo, MinSeok, que encabezaba la marcha, se detuvo.
—Creo que sería mejor que nos separásemos en parejas —propuso.
—Tú lo que quieres es follarte a Lu Han en una esquina mientras nosotros recorremos el Instituto de la Muerte —pinchó ChanYeol, siempre decía cualquier cosa para hacer el ambiente más ameno o para, en esa ocasión —y en concreto con aquella pareja—, cebarse a costa de pinchar a los demás.
—¿Por qué el Instituto de la Muerte? —preguntó YiXing confundido, haciendo caso omiso deliberadamente a la parte sexual de aquella oración.
—¿No has visto el cartel que había en la entrada del instituto? —preguntó el chico alto y de ojos grandes y el otro negó.
—Es un digno hijo de su padre —comentó KyungSoo, sonsacándoles a los chicos una sonrisa.
—Bien, dejemos las tonterías —YiFan rompió el ambiente distendido, que se volvió serio de repente—. ¿Nos dividimos o no?
—¿Tú qué piensas, JongDae? —preguntó JunMyeon a su novio y también al chico más listo del instituto —por mucho que los demás intentaran quitarle aquel puesto, nunca lo conseguía y mucho se temían que no lo conseguirían nunca—.
—Sigo sopesando las posibilidades que tendríamos como grupo o como dúo —contestó el chico.
—No tenemos mucho tiempo —dijo Lu Han—. Así que en parejas y cada una de las parejas va a un lugar. De esta forma, abarcaremos más territorio y nos iremos antes a casa.
—Completamente de acuerdo —coincidió Tao—. Me pido con SeHun —el rubio lo miró de una manera muy fría y el moreno solo sonrió—. Has sido tú el que ha dicho que las parejas sería mejor —este se tuvo que tragar las palabras que había pensado decir porque no podía rebatir contra eso.
—Bueno, lo que sea —dijo al final—. MinSeok, conmigo.
—Claro, honey.
Tras unos momentos, las parejas se decidieron y todos acabaron con su respectiva pareja, ya que ninguno quería alejarse del otro por ninguna circunstancia. También acordaron, esta vez por sorteo, a qué lugar del instituto se dirigirían para investigar y, poco después, los diez chicos partieron hacia su destino.
Estaba oscuro y JunMyeon odiaba la oscuridad más que a nada. Por ese mismo motivo agarraba con su sudada mano la de JongDae, que la apretaba fuertemente, intentándole transmitir que solo debía mantenerse a su lado porque él lo protegería. Pero el chico, que siempre había sido muy asustadizo, no podía calmarse y pegaba brincos cada vez que escuchaba cualquier ruido que no fuera el de sus pisadas contra el suelo de baldosas amarillas, el de sus respiraciones o el del martilleo de sus respectivos corazones.
Tras caminar por el primer pasillo de la primera planta y llevarse diversos sustos por culpa de los inútiles que se habían disfrazado de monstruos, YiXing había acabado abrazado a la espalda de YiFan, intentando esconderse tras ella. La espalda del chico era ancha y sumando eso a su altura, el chico podía llegar a ser un buen escondite. Sin embargo, cada pequeño ruido seguía asustando al castaño.
—Odio esto —aseguró apretando más fuerte la cintura de su chico.
—No tengas miedo —murmuró el otro, colocando sus manos sobre las de YiXing—. Yo te protegeré de todo.
—¿De verdad piensan que esto es terrorífico? —preguntó KyungSoo.
—Yo tampoco lo comprendo —contestó ChanYeol.
Ambos caminaban tranquilamente por la última planta del edificio. A un lado y a otro se abrían las puertas de las clases que por las mañanas frecuentaban y que en ese momento estaban ambientadas como “casas de terror”. Habían intentado asustarlos varias veces, pero cómo no daba resultado, al final se habían ido rindiendo y los chicos investigaban tranquilamente, sin que nadie los molestara.
El sótano. No podría haberles tocado mejor lugar.
Tao nunca había tenido mucha suerte en los juegos de azar —por eso nunca jugaba con sus amigos a nada que implicara que la suerte lo acompañara, ni siquiera el piedra-papel-tijeras—, por eso había sido SeHun el que había participado; sin embargo, parecía que la pareja estaba completamente gafada en aquello.
Ambos caminaban muy juntos mientras bajaban las escaleras de acceso y cuando llegaron al final, encendieron las luces.
Era un lugar muy amplio en el que normalmente se guardaban los materiales que no hacían falta, como pupitres o algunas cosas viejas que era mejor tirar, pero como los conserjes nunca se pondrían de acuerdo para llevárselas de allí, jamás saldrían de aquel sitio.
Los dos chicos estaban asustados. Además de no tener mucha suerte, tampoco contaban con gran valor, quizás SeHun tenía un poco más de valor que ZiTao, pero el menor también estaba temblando junto a su cuerpo mientras avanzaban lentamente por el suelo de cemento lleno de polvo. Tenían que haber cambiado de lugar con MinSeok y Lu Han y que ellos hubieran bajado a aquel sótano. ZiTao tenía su vista clavada en el suelo, en ver a sus pies caminar hacia el lugar que SeHun lo guiara. Estaba concentrado en aquello para no ponerse a llorar ni a gritar sin ningún motivo por lo asustado que estaba el aquel momento.
Cuando las luces se apagaron de golpe, ambos gritaron como si les fuera la vida en ello y, después, fue todo oscuridad.
Lu Han y MinSeok caminaban lentamente por el pasillo de la planta principal, buscando algo que pudiera estar fuera de lugar y no por la fiesta organizada en los pisos superiores. El rubio agarraba el brazo de su novio. No tenía miedo, o al menos no reconocería jamás que tenía miedo delante de nadie. Ninguno de los dos hablaba, no es que tuvieran mucho qué decir tampoco, simplemente, estaban atentos a cualquier ruido que no fuera normal en aquel lugar.
Casi estaban a punto de acabar su recorrido, sin encontrar absolutamente nada extraño, y llegando al lugar al que se accedía al sótano por el que habían bajado SeHun y Tao cuando un grito de su hermano menor rompió el silencio en el que se habían sumido.
Rápidamente, y casi sin pensar, Lu Han salió corriendo en dirección a aquel lugar mientras su chico lo seguía. Bajaron las escaleras a la carrera y el pelirrojo comenzó a tocar el panel de las luces hasta que estas poco a poco se fueron encendiendo, iluminando el lugar.
Pero allí donde tan solo hacía unos segundos se había escuchado aquel grito desgarrador de SeHun, no había nadie. Por mucho que los buscaron en aquel lugar, no pudieron encontrar nada.
Parecía como si simplemente los dos chicos se hubieran desvanecido.
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