Nota: Aquí tenéis el ultimo capitulo de esta curiosa aventura (?) protagonizada por Yesung y Ryeowook. Siento que haya sido tan corto pero en un principio no iba a tener más de un capitulo y no sé como seguir alargándolo. Espero que os haya gustado mucho y disfrutéis este capitulo, y no os preocupéis, que pronto, habrá un nuevo Yewook como siempre. (?)
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-¡Ay, me has pisado!
-Es que no se ve nada.
-Pues deja de dar vueltas.
-No puedo. Estoy muy nervioso.
Lo habían intentado todo. No tenían cobertura en los móviles allí dentro. Nadie les escuchaba por muchos gritos que diesen y el maldito botón de emergencia no cumplía con su labor.
-Habrá que esperar… -Dijo Yesung, resignado. Se echó un poco hacia atrás hasta dar con la pared del ascensor y apoyarse en esta, suspirando resignado.
Ryeowook estaba enganchado a su brazo. Estaban completamente a oscuras y fuera no se escuchaba nada. Era demasiado pronto, seguramente la gran mayoría de las personas del edificio dormían.
-Pues esperemos que no sea mucho, no vayas a darme más pisotones. -Se quejó Ryeowook, pero sin mala intención.
Estaban atentos a cada sonido. Con suerte escucharían la puerta de alguno de los pisos y podrían pedir ayuda. Había pasado un cuarto de hora desde que el ascensor se había quedado parado. No era mucho, pero los chicos ya estaban un poco nerviosos. Sobre todo Yesung, a quien no le hacía demasiada gracia quedarse allí encerrado. Ryeowook estaba un poco más tranquilo, pero solo un poco.
-A saber el tiempo que nos quedamos aquí. -Murmuró Yesung.
-No pienses en eso o te pondrás peor. Y de paso a mí. -Le advirtió Ryeowook, buscando mantener la calma.- Pensemos en otra cosa.
Los siguientes minutos los pasaron en silencio, buscando un tema con el que distraerse. Pero lo cierto es que en aquella situación no era fácil.
Ryeowook bajó la mano por el brazo de Yesung hasta alcanzar la de él, entrelazando sus dedos. Sintió un suave apretón en esa mano por parte de la del mayor. Le tranquilizaba un poco más saber que estaba allí junto a él, aunque no le viese.
Empezó a recordar todo lo vivido aquella noche. De la nada todos los recuerdos volvieron a él. Mientras pensaba en ello, notaba como su novio le acariciaba el dorso de la mano con el pulgar, lentamente. Recordar aquella noche empezó a funcionar, haciendo que se olvidase un poco de donde estaba. Entonces se le ocurrió algo. Aquella podía ser una oportunidad perfecta.
-Yesung. -Le llamó, susurrando.- Aquí no puedo escaparme.
El mayor, que había cerrado los ojos y tenía la cabeza apoyada en la pared, los abrió en ese momento, casi al instante, y miró hacia donde se suponía que estaba Ryeowook. Aquellas palabras le habían llamado muchísimo la atención y le habían sorprendido. ¿Se refería a lo que imaginaba?
-No, no puedes. -Le dio la razón.- Pero creí haber entendido que ya no querías escaparte.
-Y sigo sin querer hacerlo. -Le aclaró, soltando su mano para empezar a acariciarle el brazo con las yemas de los dedos.
Lo siguiente que notó Ryeowook fue a Yesung moverse y ponerse frente a él. Después, sus manos le agarraron la cabeza con delicadeza y sus labios atacaron con ternura los propios. Correspondió a aquel beso, moviendo sus labios con el mismo cariño. Puso una mano a cada lado de la cadera de Yesung y le acercó más a su cuerpo. Quería tenerlo lo más cerca posible.
Las caderas del mayor se pegaron completamente a las del otro mientras el beso empezaba a hacerse más apasionado. Las manos de Yesung se movieron y mientras los dedos de una jugueteaban con el pelo de Ryeowook, la otra bajaba para colarse debajo de la tela y subir recorriendo su torso, llegando a su pecho.
Allí dentro comenzaba a hacer calor. La temperatura iba aumentando conforme lo hacía la intensidad de los besos y las caricias que se proporcionaban el uno al otro. Aquello sumado a no tener ninguna ventilación, provocaba que la ropa empezase a estorbar.
De repente Yesung detuvo el beso y se alejó un poco. Ryeowook, en medio de la oscuridad, hizo un pequeño puchero con los labios aun sabiendo que no iba a ser visto. Yesung se quitó la camiseta sin pensarlo dos veces y la dejó caer en el suelo antes de volver a pegarse al cuerpo de Ryeowook. El menor notó al instante lo que había hecho, empezando a pasar una de sus manos por el torso de su novio, repasando sin prisas cada forma de este con los dedos. Sintió un tierno beso en la frente que le hizo sonreír. Al final había tenido una buena idea.
-Qué pena no poder verte. -Murmuró Ryeowook a la vez que seguía entretenido acariciando el cuerpo de Yesung.
Escuchó la risa del otro, suave y juguetona.
-¿No me tienes ya muy visto? ¿No te cansas? -Preguntó aun sabiendo de sobra la respuesta.
Iba a responderle, pero en su lugar prefirió hacérselo saber con acciones. Bajó las manos hasta el cierre del pantalón de Yesung y lo desabrochó, de nuevo sin darse prisa. Yesung se dejó, esperando su siguiente movimiento. A ver qué se le ocurría hacer con él esta vez.
Coló la mano dentro de los pantalones y la posó sobre el semi erecto miembro del otro, por encima de la tela de la ropa interior. Con la palma, empezó a masajearlo de forma lenta pero insistente, buscando excitarle por completo. Por lo visto lo estaba consiguiendo. Bajo su mano podía notar como el miembro del otro se iba endureciendo mientras escuchaba algunos suaves suspiros salir de su boca y chocar contra su propia frente. Pero no iba a dejarlo todo ahí. Tenía ganas de tocarle, de manosearle entero y de comérselo a besos. Allí no había nadie que les pudiese molestar. Después de todo lo que había pasado y había retenido, quien no se iba a escapar era Yesung.
Empezó dándole algunos besos por el cuello, tal y como el mayor había hecho con él. Entreabrió los labios y dio una suave mordida en su piel, dejando una pequeña marca en esta. Siguió besando su cuello un poco más antes de pasar a los hombros, la clavícula y el pecho. Todo lo que estuviese a su alcance.
Yesung disfrutaba cada beso y caricia de tal forma que se dejó llevar completamente por él, no preocupándose por controlar los suspiros que escapaban por su boca. Pero no quería quedarse sin hacer nada. Él también quería jugar. Cogió a Ryeowook de la muñeca y le hizo sacar la mano del interior de sus pantalones. Con la otra mano le dio un pequeño empujón para hacerle chocar contra la pared. Se pegó completamente a su cuerpo, presionando su miembro contra el de Ryeowook y dándose cuenta de que no era el único allí que estaba excitado. Le quitó la camiseta, quedando ambos en la misma condición. Por último no dudó en atacar de nuevo sus labios, esta vez de una forma totalmente pasional y ansiosa. Casi como si lo necesitase para vivir.
Ryeowook llevó ambas manos directamente a la espalda de Yesung y se aferró a ella mientras correspondía a aquel intenso beso con las mismas ganas. Le apretó contra él, pegando más sus cuerpos. Entre sus torsos desnudos no existía ni un centímetro de distancia y sus miembros se presionaban mutuamente, separados por una molesta tela que no tardaría mucho en desaparecer.
De nuevo fue Yesung quien detuvo el beso, llevando directamente sus labios hasta el cuello de Ryeowook. Pero no se quedaron allí mucho tiempo, pues empezó a bajar, dejando a su paso un rastro de besos hasta uno de los pezones del otro. Lo rodeó con los labios, lo presionó con ellos y lo soltó antes de lamerlo y más tarde, morderlo. Aquello provocó en Ryeowook una intensa mezcla entre dolor y placer que sumado a la presión en su miembro, le hizo suspirar con profundidad.
Yesung siguió bajando y bajando, besando su torso y agachándose cada vez más hasta quedar de rodillas delante de él. Con los labios a la altura de su vientre, empezó a entretenerse en besar aquella zona tan cercana a su entrepierna. Mientras lo hacía sintió un agarre en su cabello y un suave tirón en este. Desde allí abajo podía escuchar a la perfección los suspiros que el menor dejaba salir. Con una de las manos empezó a desabrochar el pantalón de Ryeowook a la vez que seguía dándole aquellos besos. Le bajó los pantalones prácticamente hasta los tobillos, dejándole la ropa interior y retiró un poco la tela de esta sin llegar a descubrir del todo su miembro. Bajó un poco más la cabeza y con ello, los besos. No llegaba a besarle directamente el miembro pero rozaba la base de este con los labios.
Ryeowook tiró de nuevo de su pelo, prácticamente sin darse cuenta. Estaba en su mundo, dejándose llevar por la calidez de sus labios y las ganas que tenía de sentirlos en otra parte. Movió las caderas de forma que casi le dio con el miembro en los labios al otro. Era una indirecta bastante directa. Yesung se dio cuenta y sonrió.
-¿Quieres algo? -Preguntó, mirando hacia arriba sin verle realmente. Eso era lo único que lamentaba.
-Uhm… -Ryeowook también sonrió ante aquella pregunta con una respuesta tan obvia.- Tanto beso me da ganas de que me beses en otro lado. -Le dijo mientras le acariciaba el pelo y entrelazaba los dedos en este.
-¿Cómo? ¿Así? -Dijo Yesung antes de obedecer, pero a medias.
Primero rozó levemente el miembro del otro con los labios, pero por encima de la tela. Después lo besó. Repartió algunos besos por la extensión de este y acabó por, de abajo a arriba, dar una lamida que acabó mojando la tela y haciendo que esta se pegase al miembro del menor y definiese su forma.
Ryeowook dejó salir de nuevo un profundo suspiro lleno de placer, pero no era suficiente.
-Preferiría que lo hagas directamente. -Le sugirió en un susurro. Era tan malo por jugar con él de esa forma. Quería sentir la calidez y humedad de su lengua directamente sobre su miembro.
Yesung sonrió con aquellas palabras. Le encantaba que fuese tan directo. Decidió hacerle caso, pues él también lo estaba deseando. Con una mano le bajó la ropa interior, dejando al descubierto su miembro. Se relamió inconscientemente antes de acercar los labios a donde tanto deseaba tenerlos el menor. Los acercó a la punta mientras con la mano sostenía el miembro con firmeza y, una vez allí, los entreabrió y dio una pequeña lamida.
Escuchó suspirar a Ryeowook, sabiendo que quería más. No iba a seguir haciéndole esperar. Volvió a entreabrir los labios, esta vez más que antes y empezó a introducir el miembro del otro en su boca. No tardó mucho en empezar a mover la cabeza a un ritmo lento, sacándolo y metiéndolo en su boca una vez tras otra. De vez en cuando lo sacaba completamente y lo lamía o besaba, saboreándolo y sabiendo lo mucho que le estaba gustando a Ryeowook lo que estaba haciendo. Después volvía a introducirlo y se seguía moviendo con un poco más de velocidad. Mientras tanto, acompañaba sus labios con la mano, subiéndola y bajándola al mismo ritmo que lo hacía con la boca.
Las caderas de Ryeowook empezaron a moverse en busca de más de aquello. Al principio empezó siendo al mismo ritmo que Yesung estaba dictando, pero la velocidad de su propio cuerpo no tardó en aumentar, obligando al mayor a hacerlo también. El tacto húmedo de su lengua, la calidez de su boca y la presión que ejercían sus labios alrededor de su miembro le estaba enloqueciendo. Poco a poco iba perdiendo el control sobre los sonidos que salían de sus propios labios. Pero entonces todo se detuvo.
-¿Por qué paras? -Se quejó con una gran indignación. Aquello no se hacía.
-Quiero que me dures un poco más, cariño. -Escuchó, muy cerca de su oído. ¿Cuándo se había levantado? Escucharle tan cerca le hizo estremecerse.
-En ese caso te lo puedo permitir. -Le respondió, llevando una mano a su torso y acariciándolo de forma juguetona con algunos de sus dedos.
Aquellas caricias fueron bajando hasta el borde de su pantalón. A ciegas localizó el botón y lo desabrochó. A este le siguió la cremallera y pronto el miembro de Yesung estuvo tan liberado como el suyo.
Los pantalones de Yesung cayeron por sus piernas junto a la ropa interior y él mismo se lo terminó de quitar todo ayudándose con los pies, dándole después una pequeña patadita a la ropa hacia atrás para que no estorbase. Ryeowook hizo lo mismo con la suya, quedando los dos completamente desnudos en aquel ascensor que tantas veces habían utilizado.
Yesung se lanzó a besar los labios de Ryeowook, haciéndole retroceder unos pasos para que apoyase la espalda en la pared. De nuevo le tenía acorralado. Pero esta vez estaban uno frente al otro, besándose como si la vida les fuese en ello. Como si no lo hubiesen hecho en años o fuese la última vez. Como pudo, coló una mano entre la pared y el cuerpo de Ryeowook. Mano que fue a ir directa a uno de sus glúteos. Lo agarró y lo apretó, clavando los dedos posesivamente en su piel y seguramente dejando alguna enrojecida marca, al mismo tiempo que pegaba sus caderas a las del otro. Sus miembros entraron en contacto, empezando a rozarse y presionarse mutuamente con cada movimiento que hacían, haciéndoles suspirar en los labios del otro cada vez que tenían oportunidad de hacerlo entre tanto beso.
Con la otra mano levantó una de las piernas de Ryeowook, sosteniéndolo por el muslo. Las manos de Ryeowook fueron directamente a su espalda, agarrándose como podía a esta en busca de algo de equilibrio. Mientras, con la pierna que ahora tenía levantada, intentaba abrazar la cadera de Yesung y hacer así que sus cuerpos estuviesen aún más pegados el uno al otro.
Estuvieron así un par de minutos. Besándose, jugando con sus lenguas, abrazándose y frotando sus miembros mutuamente. No había nada que les pudiese separar en ese momento. Lo único que ambos estaban deseando era unirse aún más. Y solo había una forma de hacerlo.
Yesung separó sus labios de los de Ryeowook, soltó su pierna y se separó de él. Pero esta vez no le dio tiempo al otro a reaccionar. Le dio la vuelta, dejándole cara la pared y reanudó lo que habían tenido que dejar a medias en la piscina. Él mismo se lamió los dedos, procurando humedecerlos lo máximo posible. Al mismo tiempo Ryeowook echó sus caderas hacia atrás, intentando darle el mejor acceso posible a su trasero. Sabía lo que venía ahora y lo estaba deseando. De hecho, casi podía decirse que lo necesitaba.
Sintió el primer dedo entrar en su cuerpo. Aquello más que molestarle, le excitaba aún más de lo que ya estaba. Tuvo que morderse el labio para no gemir en cuanto el dedo de su novio empezó a moverse para salir y entrar continuamente de su cuerpo, aunque sabía que lo acabaría haciendo de todas formas. El segundo vino poco después. Sintió una pequeña molestia, pero era soportable. No tardó mucho en acostumbrarse y disfrutarlo tanto o más que cuando solo había uno.
-Hazlo ya… -Suspiró Ryeowook, casi suplicando.
Por supuesto, Yesung no se lo pensó ni dos veces antes de obedecer y retirar sus dedos. Se había asegurado de prepararlo bien para hacerle el menor daño posible y aquella suplica había sido muy convincente.
Dio un par de pasitos hacia delante para acercarse más a él. Llevó una de las manos directamente a su trasero, sin ninguna delicadeza. Dio una fuerte palmada en uno de sus glúteos. Escuchó un leve quejido que provenía de los labios de su novio. Sin embargo, sabía que no había sido porque no le hubiese gustado. A continuación, con esa misma mano separó un poco los glúteos del chico para tener un mejor acceso a su hermoso cuerpo. Con la mano libre palpó entre ambos glúteos hasta encontrar con los dedos aquel lugar en el que tanto estaba deseando hundirse. De nuevo escuchó a Ryeowook suspirar ante aquel ligero roce. Echó la cadera un poco hacia delante y con la mano dirigió su propio miembro hasta donde debía hacerlo. Aquello le hizo suspirar a sí mismo. Tenía tantas ganas… Acomodó la punta de su miembro y presionó con esta sobre aquella entrada preparada para ser penetrada.
Ryeowook presionó sus labios entre sí en cuanto sintió aquella deliciosa presión e inconscientemente se inclinó un poco más, provocando así que su trasero quedase más expuesto. Apoyó las manos en la pared del ascensor y se preparó para lo que sabía que venía.
A pesar de intentar contenerse, un gemido escapó de sus labios. Uno profundo y un poco prolongado, nada que ver con los anteriores que se le podían haber escapado. Aquello pasó en cuanto sintió el duro miembro de su Yesung entrar poco a poco en su cuerpo, llenándole lentamente. Dolía. Dolía bastante. Pero era un dolor que nunca le importaba sentir, pues sabía que tras este venía una de las sensaciones más placenteras que conocía.
Sabía que su novio le dejaría tiempo para acostumbrarse, pero él no quería tiempo. Quería acción.
-Muévete… -Murmuró, haciendo un pequeño movimiento con la cadera hacia atrás y provocando con este que el miembro del mayor penetrase un poco más dentro de él. Suspiró e hizo una leve expresión de molestia, pero no le importaba. Se acostumbraría rápido.
Ante aquel movimiento, Yesung no pudo evitar suspirar también. Su miembro ahí dentro estaba siendo apretado de una forma insoportablemente buena.
Antes de hacer nada, se inclinó hacia delante y buscó su oído para acercar los labios a este.
-Te voy a follar de tal forma que no vas a querer que nos saquen de aquí nunca… -Le dijo antes de morder el lóbulo de su oreja y lamerlo.
Aquellas palabras le hicieron estremecerse. Esperaba que fuese así. Acto seguido sintió como el miembro del otro salía, aunque no completamente, para ser introducido de nuevo con menos delicadeza de la que lo había hecho la primera vez. Después otra vez. Y otra, hasta empezar a llevar un ritmo constante.
Las manos de Yesung se posaron cada una a un lado de la cadera del menor. Esta empezó a ser empujada de delante hacia atrás por su cuerpo y sus manos, saliendo y entrando de él a una velocidad que no tardó mucho en ser aumentada. Sus labios, entreabiertos y soltando suspiros incontrolables cerca de la nuca de Ryeowook. Aquellos suspiros pasaron a ser acompañados por jadeos y alguna que otra palabra subida de tono.
Ryeowook apoyó la frente en la pared y se dejó llevar completamente, cerrando los ojos. Sus gemidos se escuchaban cada vez más placenteros con cada embestida. El hecho de sentir su respiración tan cerca, como esta se aceleraba junto con la suya y escuchar sus palabras solo le estaba haciendo desear más y más. Tenía muchísima calor y sabía que estaba empezando a sudar. Sobre todo en aquel lugar con cero ventilación, sus cuerpos acabarían empapados y más acalorados que de costumbre. Pero aquella sensación solo le excitaba más.
La velocidad de los movimientos aumentó y Yesung empezó a penetrarle de una forma más brusca. Entraba y salía de él con más fuerza y un poco más rápido. Las embestidas ahora eran más profundas. Aquello también se debía a que Ryeowook había separado sus piernas un poco más y ahora acompañaba los movimientos de Yesung con los suyos propios.
Allí no se veía nada, pero se escuchaba de todo. Los gemidos de Ryeowook y su fallido intento por controlarlos, los constantes jadeos y la profunda voz de Yesung, el choque de sus cuerpos… ¿Se les escucharía desde fuera? Poco les importaba a ellos en ese momento. De hecho, era una posibilidad en la que no habían ni pensado. Estaban demasiado concentrados deseándose el uno al otro.
Conforme iban pasando los minutos, el placer en ambos aumentaba. Yesung ya estaba casi descontrolado e incluso había empezado a gemir también. Sus gemidos eran profundos, graves e irresistiblemente excitantes. Al menos eso era lo que pensaba Ryeowook cada vez que lo escuchaba. Amaba escucharle gemir. Y más aun sabiendo cual era el motivo de estos. Por su parte, de vez en cuando se le escapaba un gemido más agudo a los demás. Al principio de su relación con Yesung tenía un poco de vergüenza cuando soltaba aquel tipo de gemidos ya que en su opinión sonaban demasiado afeminados. Pero una vez Yesung le dijo lo ”cachondo que le ponían”, con aquellas palabras exactas, no los controló más.
Yesung al final había acabado por dejar su cabeza apoyada en la espalda de Ryeowook y cerrar los ojos, totalmente envuelto por el placer que estaba sintiendo. Ryeowook gimió con más fuerza y más seguido durante unos segundos antes de llegar a un placentero orgasmo que le dejó con la respiración totalmente agitada y un ligero temblor en las piernas. Yesung siguió moviéndose unos pocos segundos más tras aquello, también muy próximo al orgasmo. Gimió un poco más fuerte, varias veces seguidas antes de dejar salir un prolongado y grave gemido al llegar al final y acabar eyaculando dentro del otro. Después de aquello, sus embestidas fueron deteniéndose poco a poco hasta terminar de hacerlo por completo.
Con cuidado salió de su cuerpo y respiró hondo, intentando calmar su propia respiración. Se hizo el silencio en aquel ascensor donde momentos antes los dos chicos estaban haciéndose el amor con tantas ganas.
El mayor notó unos brazos rodear su cintura y una cabeza apoyarse en su hombro. Correspondió a aquel abrazo con cariño y besó la frente del más joven.
-Al final lo has conseguido. -Susurró Ryeowook con una satisfecha sonrisa en el rostro. Aquello había sido increíble.
Yesung rio.
-¿Yo? Ni que tú no lo estuvieses deseando. -Le recordó, abrazándole un poco más fuerte.
Pasaron unos pocos minutos tal y como estaban, abrazados y dándose mimos. De pronto, la luz se encendió.
Por fin podían verse. Pero eso no era una buena señal. Nada más mirarse, ambos con los ojos abiertos de par en par, empezaron a recoger su ropa del suelo y a vestirse como podían, a toda prisa. El ascensor estaba moviéndose de nuevo, subiendo.
Las puertas se abrieron y un hombre apareció tras ellas con una bolsa de basura en la mano. Por su expresión podía verse que estaba totalmente desconcertado. Y no era para menos. Allí estaban sus dos vecinos, vestido a medias, con el pelo revuelto y empapados en sudor.
Los tres se miraron sin saber qué decir durante. Los rostros de la pareja estaban enrojecidos por la vergüenza y el hombre no hacía más que mirarles de arriba a abajo, inspeccionándoles con la mirada y sabiendo perfectamente lo que acababa de pasar.
-Eh… Buenos días. -Dijo Yesung, intentando romper un poco aquella situación tan tensa. Sin embargo, no solucionó mucho.
Ryeowook agachó la cabeza, muerto de vergüenza y cogió a Yesung del brazo, tirando de él hasta el exterior del ascensor. Quería salir corriendo de allí, encerrarse en casa y no volver a salir nunca.
Decidieron subir por las escaleras el piso que les quedaba hasta llegar al suyo. Iban totalmente en silencio. No se atrevían ni a mirarse.
Al llegar a la puerta de su casa e ir a sacar las llaves, Yesung se dio cuenta de que el otro le estaba mirando de reojo, con las mejillas rojas y aguantándose la risa.
Aquel instante en el que cruzaron sus miradas fue suficiente para que ambos estallasen en risas.
-Pobre hombre. Va a tener pesadillas con nosotros. -Bromeó Yesung sin dejar de reír.
-No va a volver a mirarnos a la cara. -Le respondió Ryeowook. Aquel comentario les hizo reír aún más.
Ya no sabían si se reían porque realmente les hacía gracia o era producto de la vergüenza y los nervios que habían pasado.
-¿Y nosotros a él sí? Porque yo desde luego, no.
Entraron a su casa riéndose y siguieron haciéndolo una vez dentro hasta que por fin empezaron a calmarse un poco.
-Creo que ya es suficiente. Mira hasta donde nos ha llevado todo este juego. -Comentó Yesung, intentando no reír otra vez. Pero es que era muy difícil conseguir eso.- No quiero traumatizar a más inocentes.
-Bueno… Eso ya lo veremos. -Dijo Ryeowook, sonriendo con cierto aire misterioso.
Tras aquello los dos se fueron directos a la ducha y a dormir. Había sido una noche muy larga y debían descansar. En cuanto a su juego, de momento lo dejarían como estaba. De momento.
Ufff claro ke fue una noche larguísima, 😂😂😂😂 Te kedo bien cachondo el fic!!!!! Gracias por compartir 😘😘😘😘
ResponderEliminarMuy larga y muy interesante e_e ¡Gracias a ti por tus comentarios!
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