Nota: ¡Hola! En este nuevo capitulo, vuelve a aparecer Dara de 2NE1. También habrá escenas de Ryeowook y de Heechul, como principales, y veremos unos sucesos importantes en lo que es la historia ¿Qué ocurrirá con Ryeowook y Yesung? ¡No olviden comentar!
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RyeoWook se removía inquieto en el asiento del despacho, acomodándose. LeeTeuk examinaba en silencio otro de los folios ante la nerviosa mirada del más joven.
-¿Crees que podrás hacerlo?
-Claro. Ya lo he hecho antes. Estoy perfectamente cualificado para encargarme de las dos personas al mismo tiempo.
LeeTeuk alzó la mirada hacia RyeoWook, quien intentó sonreírle con sinceridad. ¿A qué venía esa pregunta? Todos podían. ¿Por qué él iba a ser diferente?
-Bueno. En todo caso, si ves que tienes problemas dilo y se cambiarán las cosas.
RyeoWook no comprendía a qué se refería. ¿Problemas? Sí. Seguramente iba a tener unos cuantos.
-Está bien.
-Tu nuevo paciente está en la 134. -El rostro de RyeoWook se ensombreció. Demasiado cerca de YeSung.- Ve a verlo en cuanto puedas. Habla con él. Que confíe en ti. Ya sabes cómo va el tema.
Al ir hacia la habitación tuvo que pasar por delante de la de YeSung, tal y como había imaginado. Sintió que su respiración se aceleraba cuando caminó junto a la puerta y le echó un rápido vistazo al interior. No había nadie. Aquello lo reconfortó un poco, seguramente estaría desayunando o en alguna de las terapias de grupo que había por las mañanas.
Cinco puertas más allá de la de YeSung, en el mismo pasillo, estaba la habitación del tal KyuHyun.
Llamó a la puerta antes de entrar. Por la educación de la primera vez, más que nada. Al no escuchar respuesta, entró de todas formas.
Un joven alto, de pelo castaño y revuelto deshacía una pequeña maleta con lo poco que le habían permitido traer del exterior.
-Buenos días.
El chico giró la cabeza y le dedicó una cálida sonrisa.
-Buenos días.
-Soy RyeoWook. A partir de hoy si necesitas algo, por ejemplo hablar, que te escuchen, alguna petición que quieras hacer, cualquier cosa que necesites… Acude a mí y haré lo que pueda. -Le explicó, con profesionalidad.- Pasaré todas las tardes a verte de todas formas.
KyuHyun asintió en señal de que lo había entendido, dejando la maleta ya vacía bajo de su cama para que no estorbara.
-Entonces pasaremos mucho tiempo juntos, por lo que veo. -Comentó su nuevo paciente, sentándose en la cama ya que era el único lugar disponible.
-Sí, bastante. -RyeoWook le sonrió un poco. Debía mostrarse amable.- ¿Te han explicado ya cómo van las cosas aquí? Las normas y tal.
KyuHyun se encogió de hombros.
-Algo me han dicho. Pero no estaría mal si me las repiten. -Rio con suavidad.
RyeoWook pasó largo rato con él explicándole algunas cosas. El día a día del centro, las posibilidades que había entre las actividades tanto individuales o en grupo, y algunas normas básicas. KyuHyun atendió a todo con atención y de vez en cuando hacía comentarios bastante ingeniosos que le sacaron al otro más de una risa.
Le pareció alguien bastante sano mentalmente. No dijo ni hizo nada extraño y se comportaba con normalidad. Incluso le resultó simpático. En su expediente no se habían dado muchos detalles sobre por qué estaba allí y se sabía que había ingresado voluntariamente. Temió que en cualquier momento le fuera a saltar con algo alarmante, pero a pesar de todo el rato que estuvieron juntos, no fue así.
-Entonces, esta tarde pasaré a ver qué tal va todo. -Le dijo RyeoWook cuando ya fue a despedirse.
-Estaré encantado de recibirte.
RyeoWook le sonrió y cerró la puerta tras él una vez salió de la habitación. Al volver por donde había venido y alzar la vista hacia el pasillo, se puso pálido de miedo.
YeSung estaba junto a su puerta, observando con una extraña expresión al chico.
Sus pulsaciones empezaron a ir más rápido de lo habitual, el ritmo de sus pasos aminoró y sus ojos se desviaron rápidamente hacia otro lado.
-¿De dónde vienes? -Preguntó YeSung cuando RyeoWook estuvo lo suficientemente cerca para escucharle. El tono de su voz no era para nada amigable.
-Estoy trabajando, YeSung. -Intentó decir con tranquilidad, o al menos tratando de aparentarla.- Si necesitas algo, dímelo y haré lo que pueda.
-Te he visto salir de esa otra habitación. -Comentó el otro, ignorando sus palabras.
RyeoWook sentía que en cualquier momento empezaría a temblar. Sentía la mirada de YeSung clavada en él cómo un cuchillo y casi no se atrevía a mirarlo.
-Sí… -Debía ser sincero aunque estuviera asustado.- Hoy ha llegado un paciente nuevo y me han dicho que…
-No pueden hacer eso.
Ni siquiera le había dejado terminar la frase y ya le había alzado la voz.
-Sí pueden, YeSung… Es mi trabajo… -Intentó explicarle, queriendo hacerle entrar en razón ahora que aún no era tarde
-No. No pueden. Tú solo eres para mí. ¿O ya lo han olvidado?
-YeSung…
Era incapaz de decir nada más. Sentía que se bloqueaba y hasta él mismo no podía pensar con lógica.
La mano de YeSung le agarró con fuerza del brazo, acercándolo hacia él con un movimiento brusco. RyeoWook dejó caer los papeles que llevaba en la mano y quiso gritar. Pero ni eso lograba hacer. Ningún sonido lograba salir de su garganta. En cambio, se removió intentando deshacerse del agarre de YeSung.
-Eres mío. Y a cualquier otra persona le conviene alejarse de ti.
Los ojos de YeSung, oscuros y penetrantes, se clavaron en la asustada mirada de RyeoWook. Sentía su aliento chocando con el propio y los dedos del chico clavándose en su brazo con fuerza, haciéndole daño. Dejó salir un leve quejido. Fue lo único que pudo hacer.
-¡Déjalo en paz! -Gritó DongHae desde el otro lado del pasillo, alarmado.
YeSung soltó de inmediato el brazo de RyeoWook, murmuró algo que él no alcanzó a comprender y se encerró en su habitación con un portazo.
Lo siguiente que sintió RyeoWook fueron los brazos de DongHae rodeándolo con fuerza. Pero ni siquiera fue capaz de corresponder, estaba totalmente paralizado por el miedo.
-¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? Dime algo. -Decía DongHae, insistentemente mientras colocaba una mano a cada lado del rostro de su compañero para que le mirara al menos.
-No… Aquí no… -Dijo por fin RyeoWook, que miró a DongHae con los ojos enrojecidos por las lágrimas y lo apartó rápidamente de él.
DongHae entendió a qué se refería. No era conveniente provocar aún más a YeSung. Así que pasó ambos chicos se alejaron de aquel pasillo a paso rápido.
Una vez estuvieron en un lugar seguro y sin nadie cerca, RyeoWook se dejó vencer por las lágrimas que hacía rato amenazaban con escapar y entre sollozos le contó a DongHae todo lo vivido con YeSung los últimos meses.
El medio día había llegado y ambas cafeterías se encontraban a rebosar de gente comiendo y hablando entre ellos.
En una de las mesas, HeeChul, HanGeng, SungMin y Dara se sentaban juntos, alejados un poco de la multitud para estar más tranquilos. HeeChul, quien podía considerarse el líder del grupito, así lo había decidido para ayudar a HanGeng a sentirse más cómodo.
-A esto no se le puede llamar comida. -Se quejaba el joven de pelo largo, mirando con disgusto la bandeja frente a él.
-Bastante que nos dan de comer. -Le respondió la joven. Aunque sabía que tenía razón. El sabor era horrible.
HeeChul ignoró el comentario y miró a su amigo. Sentado a su lado y en silencio.
-Come. -Le ordenó, pero con un tono suave en su voz.
-No tengo ganas… -Murmuró HanGeng, alejando de él con una mano la bandeja.
-Ya sé que está malísimo. Pero tienes que comer.
HanGeng no dijo nada, pero se le escuchó suspirar.
HeeChul, con toda la paciencia del mundo, cogió la cuchara de su compañero y la llenó de comida. Con cuidado y poniendo la otra mano bajo la cuchara para que no cayera nada al suelo o sobre ellos, la acercó a la boca de HanGeng, clavando una mirada amenazante en sus ojos, pero no perdiendo nunca la delicadeza con la que lo trataba. El otro chico miró de reojo a quien intentaba darle de comer, intentando ocultar una muy pequeña sonrisa.
Dara observaba la escena desde el otro lado de la mesa, divertida y enternecida. Aquellos dos siempre estaban igual. Por un momento, envidió a HanGeng. Sería bonito tener a alguien tan dispuesto a ayudarla y cuidar de ella, pensó.
Decidió dejarlos a lo suyo e intentar entablar conversación con SungMin. Aquel día estaba muy callado.
-¿Te pasa algo? -Le preguntó, empezando a preocuparse al verlo tanto rato así.
De normal era un chico callado, pero no tanto. Reía, hablaba, comentaba cosas. Pero ese día no hacía nada. Solo comía en silencio.
SungMin negó, cabizbajo.
-Va, a mí no me engañas. -Insistió ella.
El chico la miró un momento, dudando. Confiaba en ella, desde luego. Pero no le apetecía recordar lo hechos. Sin embargo, agradecía su interés. Así que decidió hablar.
-Esta mañana antes del desayuno… LeeTeuk me ha pillado por los pasillos jugando con Henry…
Dara abrió sus ojos más de lo normal, sorprendida.
-¿Pero cómo lograsteis salir? -Dijo en un tono demasiado alto.
SungMin hizo rápidamente un gesto para que bajara la voz.
-Se ve que el chico que le cuida, no sé cómo se llama… Es nuevo, creo. Pues se dejó su puerta abierta y Henry se dio cuenta y vino a buscarme. Me abrió la puerta… Yo al principio no quería, pero me convenció y… Ahora tengo miedo. LeeTeuk me dijo que hablaría conmigo. Pero aún no me ha llamado.
Dara quedó en silencio un momento, intentando retener en la cabeza todo lo que su amigo le había contado para que no se acabara perdiendo igual que mucho de sus recuerdos.
-¿Y Henry? ¿A él no le dijo nada?
-Huyó en cuanto lo vio aparecer… Creo que LeeTeuk no llegó a verle.
-Ya veo…
La chica echó un vistazo por la sala, buscando a Henry. Estaba sentado comiendo con otro grupo de chicos, un par de mesas más lejos de donde estaban ellos. Henry se dio cuenta de que lo estaba mirando e intuyó que hablaban de lo ocurrido aquella mañana. Pero no le importó mucho y siguió riendo con sus nuevos amigos.
-Que cobarde es. -Murmuró Dara a SungMin.- Yo me habría quedado contigo cuando os pilló Siwon.
SungMin se había dado cuenta de que ella ya había olvidado quien era la persona que les había encontrado jugando por los pasillos. Pero no dijo nada para corregir su error. Eso la desanimaría y no quería que fuera así. La apreciaba mucho.
En su lugar, le sonrió y asintió.
-Sí, lo es.
En la otra cafetería, la de los empleados, RyeoWook, DongHae y EunHyuk disfrutaban de una comida mucho más elaborada que en el otro comedor.
RyeoWook estaba más callado que de costumbre, pero sonreía y hablaba con los otros dos. EunHyuk, ajeno a todo lo pasado aquella mañana, les contaba algunas dudas que tenía sobre ciertas tareas y tanto DongHae como RyeoWook intentaban ayudarle. Pero a pesar de estar distraídos con eso y fingir normalidad, el más joven de los tres de vez en cuando sentía la preocupada mirada de DongHae sobre él. Intentaba ignorarlo.
-Bueno, yo ya he terminado. Siento dejaros, pero será mejor que vaya a mirar ahora eso que me habéis dicho. -Dijo EunHyuk, levantándose de la mesa y despidiéndose así de ellos.- Luego nos vemos.
Los otros se despidieron también de él y quedaron solos. Un incómodo silencio ocupó la mesa donde estaban en cuanto EunHyuk se alejó.
-Tienes que hacer algo. -Dijo al final DongHae, rompiendo aquel silencio.
RyeoWook desvió la mirada incómodo. Ahora se arrepentía de haberle contado todo aquello.
-Díselo a LeeTeuk.
-No. -Le dijo el menor, serio.- Y tú tampoco vayas a contarle nada, eh.
-¿Pero por qué no quieres? Sería lo mejor para ti.
-O no. Imagina cómo se pondría YeSung si supiera que encima ya no voy a estar con él.
¿Quieres que nos mate a todos?
Sabía que aquellas palabras habían sido un poco exageradas. Pero de todas formas, había que temerle.
DongHae reflexionó sobre aquello. Odiaba que su amigo pasara por eso y sentía que debía hacer algo. Quería hacer algo. Pero en el fondo algo le decía que tenía parte de razón.
-¿Y si te hace algo? ¿Y si se pasa? ¿Y si te hace daño? ¿Y si…?
-Ay, DongHae. Vale ya. -Le dijo antes de dejarte terminar de hablar. No quería escuchar esas cosas. No ayudaban en nada.- Encontraré la forma de salir bien parado de esto, te lo prometo. Por favor, no digas nada… -Le suplicó.
DongHae suspiró. Era imposible hacerle cambiar de opinión.
-Está bien. Pero a la mínima, dímelo. ¿Vale? Prométeme eso también. -Dijo, serio.
-Vale… Te lo prometo.
Después de que los dos terminar y volvieran a sus tareas, RyeoWook fue decidido a la habitación de KyuHyun. Tenía una idea. Había estado pensando en ello durante toda la comida y consideraba que era lo mejor que podía en esa situación.
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