martes, 7 de junio de 2016

(Varias) El instituto de la Muerte -Serial- Capítulo 2


Notas: El capítulo dos de este serial ya está listo. ¿Dónde han ido SeHun y Tao? ¿Qué es lo que va a pasar con ellos y con los demás chicos?

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Correr nunca había sido el fuerte de KyungSoo, aunque cuando estaba cabreado con alguien y lo perseguía sus cortas piernas parecían ir al doble de la velocidad que alcanzaba normalmente; sin embargo, en aquellos momentos, ChanYeol se tenía que detener cada pocos segundos para esperar a que el menor lo alcanzara para llegar ambos juntos al lugar al que habían sido citados por el chat del grupo: el sótano. No sabía bien los detalles porque el mensaje de MinSeok había sido un escueto «No podemos encontrar a SeHun ni ZiTao. Bajad al sótano», pero aquellas palabras le daban muy mala espina y eso que nunca había sido una persona demasiado miedosa.

Quizás… y solo quizás… los rumores eran ciertos.

Cuando ambos chicos llegaron al lugar, allí ya se encontraban los demás. Las luces estaban encendidas y todos en el centro de la habitación, formando un círculo alrededor de Lu Han. ChanYeol tomó de la mano a KyungSoo y tiró de él hacia allí rápidamente, adentrándose en el círculo empujando un poco a los demás. La escena que se encontró era una que jamás había presenciado antes. Lu Han estaba llorando en brazos de MinSeok mientras los demás lo intentaban animar, pero parecía que nada ni nadie lo podía consolar.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó KyungSoo a su lado, casi con miedo de escuchar la respuesta.

—SeHun y ZiTao han desaparecido —contestó JongDae, intentando que no le temblara la voz—. No están en ningún lugar y no contestan al móvil por más que se les llame.

—Y ZiTao siempre está pegado al móvil, siempre contesta —remarcó YiFan.

—Llegamos aquí hace media hora —contó MinSeok, apretando el agarre que mantenía sobre el sollozante cuerpo de su chico—, escuchamos un grito y por eso nos asomamos, pero cuando llegamos no había nadie y solo habían pasado un par de minutos como mucho.

—Ha sido el fantasma —murmuró JunMyeon—. Sabía que no teníamos que haber venido aquí. Lo sabía.

Los gimoteos de Lu Han se hicieron mucho más fuertes tras escuchar aquellas palabras de JunMyeon, porque sabía que el chico tenía la razón. Si no hubieran ido allí aquella noche, no habría sucedido nada. ChanYeol vio cómo MinSeok se mordía el labio inferior con culpabilidad porque había sido él quien había propuesto aquella excursión antes de darle un pequeño beso en la cabeza para intentar calmarlo.

—Creo que deberíamos llamar a la policía —dijo YiXing—. Denunciar su desaparición.

—Si ha sido un fantasma ¿en qué nos va a ayudar la policía? —preguntó ChanYeol.

—Al menos ellos pueden buscar, mover más hilos que nosotros —respondió el chico.

—Llamemos a la policía… —murmuró Lu Han, separándose del cuerpo de MinSeok y alzando la cabeza por fin. Tenía los ojos rojos e hinchados y lágrimas recorriendo sus mejillas, pero había determinación en su mirada—. Llamemos a quien sea para que ayuden a encontrar a mi hermano.



—Te dije que no teníamos que haber venido —murmuró JunMyeon, llamando la atención de su novio.

Se habían quedado un poco más alejados del grupo mientras salían del sótano y subían a la planta principal para avisar a alguno de los profesores que se encontraran por allí aquel día y que alguno de ellos llamara a la policía ya que ellos no podían. Eran todos menores de edad y la policía hacía caso omiso a las llamadas de adolescentes por si solo se trataban de bromas telefónicas.

—Ninguno creía que esto pudiera suceder, JunMyeon —fue lo que le contestó él—. Solo queríamos investigar un rumor interesante, pero ninguno sabía que no fuera realmente un rumor —lo miró a los ojos—. Sino jamás te hubiera arrastrado aquí para hacerte pasar un mal rato. Lo sabes, ¿verdad?

—Lo sé —asintió—, pero sigo teniendo remordimientos por esto.

—Tranquilo, no te preocupes por nada —JongDae le pasó un brazo por los hombros para atraerlo a su cuerpo y luego le dio un discreto beso en la frente—. Seguro que tarde o temprano los encontraremos… además… ahora hay que estar con Lu Han que lo tiene que estar pasando muy mal.

—Tienes razón…



Todo. Absolutamente todo lo que había ocurrido era culpa suya.

MinSeok sentía una gran opresión dentro de su pecho porque él era el que había arrastrado a todos sus amigos allí aquella noche. Él era el responsable de la desaparición de SeHun y de ZiTao. Él era quien había firmado aquella sentencia de muerte para su cuñado y para un chico encantador, ambos con un gran futuro por delante. Él había hecho desgraciada a la persona más importante de su vida, quien no paraba de llorar desde que se había dado cuenta de que su hermano había desaparecido.

El peso de la culpabilidad hacía que sus hombros estuvieran encorvados y que casi no pudiera caminar… porque todo aquello era culpa suya.



Habían llegado a Conserjería, el lugar en el que era seguro que iban a encontrar mínimo a un adulto y YiFan asomó la cabeza por la puerta, tomando el mando de la situación ya que Lu Han no estaba en condiciones de hacerlo en aquellos momentos. Al hacerlo, se encontró con que dos de los conserjes más majos se encontraban allí aquella noche y le dio gracias a lo que hubiera en el cielo por ello. El chico se adentró en la pequeña sala, dejando a sus compañeros fuera, esperando, y llamando la atención de los dos hombres con un carraspeo. Ambos se giraron en cuanto escucharon aquel ruido y miraron directamente al lugar en el que se encontraba.

—Oh. YiFan —dijo DongHee, reconociéndolo al instante—. ¿Qué te trae por aquí?

—Necesito que nos echéis una mano con algo —respondió.

—¿Vais a hacer una trastada tus amigos y tú? —preguntó HyukJae, haciendo que el chico negara con su cabeza—. Vaya… con lo que me gustan a mí las travesuras, ¿te acuerdas esa que hicimos tú y yo cuando…?

—Perdona que te interrumpa —murmuró YiFan, sabiendo que si dejaba hablar al conserje más jamás podría obtener lo que estaba buscando—, pero de verdad es muy urgente.

—¿Qué ha sucedido?

La pregunta fue hecha a la vez por los dos hombres que se encontraban frente a él y sus semblantes se habían vuelto terriblemente serios, en comparación con las grandes sonrisas que solían mostrar prácticamente siempre.

—Necesito que llaméis a la policía para denunciar la desaparición de dos chicos —respondió.

—Inmediatamente —dijo DongHee, girando la silla de escritorio en la que estaba sentado para acercarse al lugar en el que se encontraba el teléfono fijo y comenzar a marcar los dígitos.

—Oh Dios mío… —murmuró HyukJae—. ¿Cómo ha ocurrido?

—No lo sé —murmuró YiFan—. Habíamos venido a la fiesta para pasar un buen rato y decidimos separarnos para pasarlo mejor e ir cada uno a un lugar… pero cuando regresamos al punto de encuentro ellos no llegaron y cuando los llamamos no nos cogen el teléfono. Hemos buscado por todas partes, pero no los encontramos y nos hemos preocupado.

—¿No se habrán ido simplemente a casa? —cuestionó el hombre—. O igual os están gastando una broma.

—No. Es seguro que no —contestó—. Ha tenido que pasarles algo.

—La policía dice que viene hacia acá —anunció DongHee, cortando su conversación—. ¿Dónde están los demás?

—Ahí fuera —señaló detrás de sí, al pasillo—. No queremos separarnos por si sucede algo otra vez.



Algunos minutos después de haber entrado a Conserjería, YiFan salía acompañado por los conserjes DongHee y HyukJae y se acercaban a donde estaban ellos. Lu Han llevaba un buen rato intentando contener sus lágrimas, pero era algo prácticamente imposible y eso que él siempre había sido una persona que no solía llorar. Sin embargo, que su hermano menor hubiera desaparecido había hecho que no pudiera detenerse.

¿Qué le iba a decir a sus padres? ¿Cómo iba a argumentar que no había sido capaz de cuidar de su hermano a quien adoraba? ¿Qué iba a suceder después de aquello?

—En unos minutos llegará la policía —anunció DongHee—. ¿Quiénes han desaparecido?

—SeHun y ZiTao, de primero —respondió MinSeok.

—Ya nos ha contado YiFan cómo ha sido, pero tendréis que responder a las preguntas de los agentes, ¿vale? —dijo HyukJae y luego se acercó a él para darle un abrazo corto—. Seguro que encontramos a tu hermano. No te preocupes.

Lu Han asintió y correspondió aquella muestra de afecto como mejor pudo. No tenía el cuerpo para nada, pero agradecía los abrazos y las palabras de ánimo que estaba recibiendo por parte de todo el mundo. Era como si realmente los necesitara.

—Gracias —murmuró.

—Llamaremos a tus padres y a los del otro chico para que vengan también, ¿vale?

—Los señores Huang no se encuentran en estos momentos en Seúl —dijo YiFan—. Ni siquiera se encuentran en Corea, se fueron hace un par de semanas a Qingdao porque la abuela de ZiTao se encontraba un poco enferma y no tenía a nadie que la cuidara. Llevan varios días con ella en el hospital.

—Bueno, a ellos los avisaremos en otro momento —dijo DongHee—. No vamos a hacer que se preocupen de más cuando no sabemos siquiera qué es lo que ha pasado exactamente con su hijo.

—Llamaré a mis padres… —dijo Lu Han.

Por primera vez en todo el tiempo que había pasado después de que se escuchara el grito en el sótano y bajaran a ver qué había sucedido, Lu Han se separó del cuerpo de MinSeok, agradeciéndole con una sonrisa que hubiera estado con él apoyándolo en todo momento y se alejó de todas las personas que se encontraban en la entrada del instituto. Quería hablar de aquello solo con sus padres, no quería que nadie más escuchara nada.

Lu Han sacó su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón y desbloqueó la pantalla antes de buscar en las llamadas recientes el número de su madre y pulsar sobre este unos segundos antes de llevarse el aparato a la oreja. Solo tuvo que esperar un par de tonos para escuchar la voz dulce y suave de su madre con un leve matiz de sueño y todo el coraje que había estado reuniendo para no llorar mientras hacía la llamada se fue a la mierda y acabó sollozando.

—Lu cariño… ¿qué sucede? —preguntó su madre—. ¿Por qué lloras, mi niño?

—Mamá… —llamó, aunque fue más un sonido ahogado que otra cosa—. Hunnie… ha desaparecido…

Y se echó a llorar de nuevo como si fuera un niño pequeño, pero esta vez sin el consuelo del cuerpo de MinSeok.



La policía llegó más de media hora después de que se la llamara, mucho tiempo después de que llegaran los padres de Lu Han y SeHun incluso. Todos lo habían estado hablando entre ellos mientras llegaban o no y habían decidido que la versión oficial sería aquella que había dado YiFan en Conserjería, ya que nadie los iba a creer si decían en voz alta sus temores y no iban a buscar a ZiTao ni SeHun si eso sucedía. Así que se aprendieron el discurso y todos dijeron lo mismo cuando uno a uno los agentes les fueron preguntando sobre cómo había sido la desaparición y cómo habían notado que había sucedido.

YiXing y YiFan se encontraban en una esquina observando cómo los demás seguían contestando preguntas y cómo los padres de Lu Han intentaban hacer todo lo posible por encontrar a su hijo. ZhouMi, su padre, incluso le había dicho a los policías que dejaran de hacerles preguntas a los niños y que se pusieran inmediatamente a buscar, pero ellos se habían negado rotundamente, alegando que primero debían hacer aquello.

—Odio la burocracia —murmuró YiXing, alertando a YiFan que estaba más pendiente de lo que sucedía a su alrededor que de él—. En momentos como este lo único que hace es retrasar las cosas.

—Ya. Pero no queda otra —respondió.

—¿No estás preocupado por ZiTao? —cuestionó—. Me parece muy raro que no estés deshaciéndote en lágrimas como Lu Han.

—Estoy muy preocupado por él —contestó, girándose hacia él y YiXing pudo ver en sus ojos que decía la verdad—. ZiTao siempre ha sido un hermano menor para mí y si por mí fuera me estaría subiendo por las paredes… pero hay que mantener la calma, no podemos darlo todo por perdido antes siquiera de haber hecho algo.

—Tienes razón… ¿Vas a llamar a sus padres?

—Sí, pero mañana por la mañana. No quiero desvelarlos ahora, bastante mal lo están pasando ya como para preocuparlos por esto cuando ni siquiera pueden venir aquí.



ChanYeol era el último que quedaba por responder a las preguntas de la policía y después de aquello, todos podrían irse a casa. Muchos de los alumnos del instituto ya se habían arremolinado en el vestíbulo de entrada para ver qué era lo que sucedía para que la policía se encontrara allí, así que todo se estaba volviendo un verdadero caos y KyungSoo lo único que quería era salir de allí lo más rápido posible. Las grandes multitudes nunca le habían gustado, así que solo esperaba que ChanYeol terminase pronto para largarse.

Estaba preocupado por lo que le podía haber sucedido a sus amigos y, por ese mismo motivo, no quería permanecer más tiempo en el instituto.

ChanYeol terminó de hablar con la policía y se acercó a donde él se encontraba junto a MinSeok, JongDae y JunMyeon. YiXing y YiFan se habían alejado un poco del barullo y Lu Han se encontraba sentado en un banco, abrazado a su madre fuertemente, intentando consolarse mutuamente, aunque aquello parecía bastante improbable por cómo se movían sus cuerpos, mecidos por el llanto. El alto le puso una mano en el hombro para llamar su atención y KyungSoo se giró hacia él, esbozando una media sonrisa.

Ya era hora de salir del instituto. Ya era hora de alejarse de aquel fantasma que solo parecía desearles el mal a los chicos homosexuales.

—Los policías dicen que nos podemos ir ya a casa, que si necesitan algo nos llamaran —anunció ChanYeol—. Decídselo a los demás, SooSoo y yo nos vamos a casa.

—Nos vemos en clase —se despidió KyungSoo y los otros chicos les dijeron adiós antes de ir cada uno a avisar del anuncio a los demás.

ChanYeol y KyungSoo salieron del instituto y se pusieron en camino a casa del mayor. Antes de que sucediera todo aquello habían quedado en que se quedarían en su casa todo el fin de semana y no iban a cambiar los planes por nada del mundo. Además, la casa del ChanYeol quedaba mucho más cerca que la suya, así que era mejor que se dirigieran hacia allí porque las tres de la madrugada no era una buena hora para andar por las calles, sobre todo en los barrios que circundaban al instituto.

—¿Te encuentras bien? —escuchó que le preguntaba ChanYeol y asintió por instinto a la pregunta—. Yo sigo teniendo miedo —KyungSoo se detuvo al escuchar aquellas palabras y el otro chico continuó hablando—. Podríamos haber sido cualquiera de nosotros diez… cualquiera que hubiera acabado en el sótano… nos podría haber tocado a nosotros…

—No pienses en eso —murmuró, tomando su mano con cariño—. Podría haber pasado cualquier cosa, pero no ha sucedido. Ahora solo debemos centrarnos en hacer todo lo posible por encontrar a SeHun y ZiTao.

—Tienes razón —suspiró ChanYeol después de unos momentos.

—Claro que tengo razón… siempre la tengo —murmuró, intentando quitarle hierro al asunto.



El lunes había llegado de nuevo y con él también el tener que enfrentarse a la realidad. SeHun y ZiTao no habían dado señales de vida en el día anterior y, desde aquel momento, la policía había comenzado a buscarlos. Se habían puesto carteles por las calles con sus fotos y lo habían anunciado en la televisión, pero JongDae no creía que aquello fuera suficiente, de hecho, creía que aquello no iba a servir de nada.

Jamás había creído en los fantasmas, ni siquiera cuando era niño. Nunca había tenido miedo de la oscuridad y las historias del coco para él no habían tenido ninguna importancia… pero sentía que en aquel momento, el mundo sobrenatural estaba conectado con el suyo y que la desaparición de sus amigos no había sido solo pura casualidad, tenía que estar conectada a aquellos rumores que circulaban por la escuela.

—He estado pensando… —comenzó a hablar JongDae a la hora de la comida. Los demás alzaron su mirada de sus respectivas comidas para indicarle que estaban atentos a todo lo que pudiera decir—. Que podríamos investigar un poco o algo sobre las desapariciones de todos los chicos homosexuales… a parte de lo que está haciendo la policía. ¿Qué pensáis?

—Creo que estaría bien —lo secundó JunMyeon—. Ellos no están buscando nada en ese sentido y así podríamos estar más calmados haciendo algo, aunque no sea mucho.

—Sí —dijo Lu Han y los demás asintieron—. Al menos así no me sentiría tan terriblemente mal por haber dejado a mi hermano a merced de un maldito fantasma.

—Decidido entonces —sonrió JongDae, satisfecho por la respuesta afirmativa de sus compañeros.

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