Nota: El octavo capitulo de este serial yuri lo tenéis aquí, por fin. Me ha costado revisarlo varias veces antes de publicarlo por que no me convencía del todo. Ahora vosotros le echáis un vistazo y me comentáis.
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El profesor de clase de canto la había hecho llamar para que fuera a su primera clase. No es que tuviera muchas ganas de hacerlo, pero no le quedaba más remedio.
Después del día anterior que tuvo que pasar con Jiyeon, las ganas de seguir con aquello le parecían de lo más absurdo, y es que le ocurrió algo muy extraño. Por un momento, pensó que Jiyeon tenía corazón, aunque su reacción no fue la mejor, ya que volvió a ser fría y dura con ella. Tal vez solo fue un momento de debilidad. Pero le había gustado ver esa faceta tan oculta a los demás y que sin querer le había mostrado a ella.
Su clase ya había acabado, estaba en la hora de comer, pero claro, ella no iba a poder comer, tenía su clase particular de canto. Se había pasado casi toda la noche haciendo ejercicios para otras asignaturas y apenas había descansado lo suficiente, así que estaba muy cansada, con ganas de dejarse caer en una mullida cama y dormir por lo menos varios días seguidos.
Con una expresión de asco entró en el cutre despacho, si se le podía llamar así, del profesor. Un fuerte olor a la ramen le golpeó las fosas nasales nada más entrar, y es que él sí estaba comiendo. El escritorio estaba repleto de cosas y de bolsas de comida, ni siquiera se veía la madera, solo basura.
-Ah, Eunjung, entra, como si estuvieras en tu casa -Al verla, el hombre dejó de comer ofreciéndole asiento. Al ver la silla plegable en la que quería que se sentase, se replanteó en quedarse en pie.
Con la esperanza de que el olor a humanidad mezclado con el ramen, desapareciera pronto, dejó la puerta entornada y se sentó en la silla. Esta crujió bajo su peso. Ahora temía que esta se rompiese y acabase en el suelo y con un increíble dolor en el trasero.
-Quería preguntarte si alguna vez has tenido algo similar a una enseñanza en el canto, como un profesor o por ti misma -Con la boca llena de comida, su profesor se dirigió a ella, sin darse cuenta de la cara de asco con la que lo miraba, y es que hasta un cerdo comía mucho mejor que aquel hombre.
-Por mí misma -Se limitó a decir, desviando la mirada de su boca sucia por la salsa del ramen.
-Vamos a hacer un ejercicio para ver cómo controlas la voz. Lo voy a hacer con este lápiz -Cogió lo primero que pillo por la mesa y se lo mostró.- Cuando lo suba, aumentan el tono, y cuando lo baje, pues bajas también el tono ¿de acuerdo?
Mirando fijamente el lápiz, asintió con la cabeza. Parecía algo fácil, y cuando le dio la señal, mantuvo el lápiz, por lo que ella mantuvo su voz, pero fue cambiándola conforme su profesor lo subía y bajaba. Y así la tuvo un buen rato, haciendo cambios de tono hasta que se cansó.
-Muy bien, lo haces muy bien, y mejor, así no perdemos el tiempo con eso. Ahora vamos con otro ejercicio -Aun comiendo y a la vez hablándole, Eunjung puso los ojos en blanco. Creía que no sería mucho rato lo que estaría allí, pero al parecer sí, haciendo estúpidos ejercicios.
Y mientras le explicaba cómo iba a ser lo que iban a hacer a continuación, alguien escondido tras la puerta, estaba atento a todo lo que sucedía allí.
***
Después de tenerla casi dos horas usando la voz, el profesor la había dejado ir. A pesar de sus buenas noticias, de elogiarla sin parar y de fantasear con derrotar a Jiyeon, a ella le dolía la cabeza del olor tan repugnante y de aguantarlo, y la garganta de todos los ejercicios que le había hecho hacer. A la próxima se buscaría una excusa cualquiera para no ir.
Mientras caminaba por los pasillos, sentía que todos los que pasaban a su lado la miraban, como si fuera un foco de atención ¿qué les pasaba? ¿por qué murmuraban entre ellos sin quitarle la mirada? ¿es que tenía algo en la cara? ¿o simplemente ya había soltado Jiyeon y sus amigas algún chisme sobre ella y por eso la miraban tanto?
No sabía que era, pero le daba igual. Aun así, por si acaso iría al baño para ver si es que tenía la cara sucia o los pelos de una loca y por eso la miraban tanto.
Al girar en una esquina, algunas frases que estaban comentando unas chicas le llegaron a los oídos, frases que le hicieron entrar en un bucle sin fin de preguntas.
-¿Has escuchado lo que dicen? Han escuchado cantar a la nueva, la chica por la que va Jiyeon. Dicen que canta como los ángeles, incluso mejor que Jiyeon.
-Si esta se entera de esto, entrará en cólera.
-Dudo que no tarde mucho en enterarse, siempre le llegan todos los rumores.
-Pues no quiero estar cerca cuando lo sepa.
-Yo prefiero no ser la nueva, la que le va a caer encima.
Cuando las chicas la vieron allí parada, mirándolas y atenta a lo que decían, dejaron de hablar y se marcharon casi corriendo ¿cómo se habían enterado de cómo cantaba? ¿acaso el profesor ya había dicho algo o es que alguien le había escuchado mientras practicaba? Eso no estaba bien, cuando Jiyeon se enterase, la buscaría para atacarle y ahí acabaría su tregua.
Maldiciendo para sí misma, Eunjung siguió su camino hasta el baño. Si no tenía nada en la cara de lo que mirar tanto, le quedaría completamente claro que el hecho de que todos estuviesen mirándola y comentando por lo bajo, era por ese rumor que se había extendido.
Esperaba que no lo suficiente como para que Jiyeon se enterase, pero cuando entró en el baño, algo le dijo que ya era demasiado tarde.
No comprendió muy bien la escena, era algo que no hubiese imaginado en su vida, aunque tuviera una mente que imaginaba cualquier cosa, pero no la escena que tenía ante ella. Jiyeon estaba allí, apoyada en un lavabo y llorando de manera desconsolada.
No sabía si quedarse y ayudarla, o darse media vuelta y marcharse. La segunda opción fue la que mejor vio, así que se disponía a marcharse, cuando la otra se percató de su presencia.
-¿Qué vienes? ¿a burlarte? ¿no te has quedado contenta ya? -Jiyeon la miraba con los ojos hinchados y rojos de estar llorando y la voz rota.
-Yo no me he burlado de ti. Yo no soy como tú -Aclaró Eunjung, resignada a que ya no podía salir y huir de aquel evidente enfrentamiento.
-¿Ah no? ¿Y por qué todo el mundo va diciendo que eres mucho mejor que yo? ¿eh? -Poco a poco Jiyeon fue levantándole la voz, pero ella no caería en ese juego.
-No lo sé, ni me importa. Al contrario, me incomoda.
-¡Ya se ve cuanto te incomoda que estás ahí tan tranquila! ¡Nosotras teníamos un trato, y me encuentro que te has aprovechado del pacto! ¡Que buen corazón tienes!
-Perdona, pero yo no he hecho nada. Tenemos una competición, solo ensayaba. Alguien me escucharía y lo ha ido divulgando. No tengo culpa de nada.
-¡Claro! ¡Pero la que queda aquí peor soy yo! -Eunjung vio a Jiyeon con intenciones de dar una patada a uno de las puertas del baño por la rabia que tenía, pero no lo hizo al final.
-No es cosa mía, yo no haría nada así a nadie.
-Porque tú eres una santa ¿no? Tú no haces nada, tú vives en tu mundo feliz.
-Te equivocas. No soy nada de lo que dices, y mucho menos vivo en un mundo feliz cuando he tenido que aguantar abusos de otros y de ti en todos lados, así que ahora no te las des de víctima porque no lo eres. Yo no te he hecho nada, y si no tienes a quien culpar de tu desdicha, te voy a decir algo. La única culpable de que estés así eres tú sola.
-¡Cállate!
Guardó silencio, sabía que le había dado donde más le dolía, que no asumía la realidad, o bien porque no quería o bien por miedo a salir del mundo que se había creado por sí misma.
La vio derrotada, mal. No llegaba a entender sus motivos, y en teoría no debería importarle, pero algo en su corazón se removió al verla de aquella manera. Quería ayudarla, por mucho mal que desprendiera hacia ella, pero si tenía algún defecto, es que cuando veía a alguien mal, aunque fuera la persona a la que más odiaba, tenía la necesidad de ayudarla.
Jiyeon volvió a apoyarse en el lavabo, tal y como estaba cuando ella llegó, comenzando de nuevo su llanto. Eunjung tenía que hacer algo para acabar con esa situación. Nunca antes había visto a una persona tan destrozada como lo estaba ella.
-De verdad que yo no he hecho nada… -No sabía si sus palabras servirían de algo, pero tenía que intentarlo.
-Olvídate ya de eso. A ti no te importa como yo esté. Vete, y disfruta que por fin me estar derrotando o destronando, como prefieras llamarlo -La voz ahogada de Jiyeon la conmovido ¿era todo un teatro con el fin de conseguir algo o era realidad?
-Puede que al verte con los aires tan subidos lo que quisiera es bajártelos, demostrarte que no estás por encima de nadie, pero eso no quiere decir que esté pasándolo bien al verte allí. Yo no disfruto con las desgracias de los demás.
-¿Entonces qué haces aún ahí de pie, mirándome? -Algo de tristeza o despecho, no sabría bien qué exactamente, pudo apreciar en sus palabras.
-Porque quiero ayudarte.
-No necesito tu ayuda.
-Lo siento, pero no puedo verte así tan mal, creo que necesitas ayuda, y sabes mejor que nadie que solo yo te puedo ayudar porque nadie más lo va a hacer.
-¿Y cómo se te pasa por la cabeza la idea de ayudarme después de lo que te hecho? -Ahora, Jiyeon levantó la cabeza, con las lágrimas descendiendo por sus mejillas que estaban hinchadas y rojas.
-Porque tal vez no seas el tipo de persona que pretendes aparentar. Todos nos merecemos una oportunidad, e incluso tú tienes corazón -Sus palabras provocaron un silencio entre ambas. Jiyeon la miraba fijamente, lo que provocó que Eunjung se planteara si lo que había dicho iba a ayudarla o a empeorar la situación. Iba a rectificar cuando la otra chica soltó un bufido algo sarcástico.
-Eres una chica muy tonta si crees que tengo corazón -El rostro de Jiyeon sufrió un cambio. El mismo cuando el día anterior estaban haciendo el trabajo y de pronto se puso muy fría con ella.
Con una sonrisa sarcástica en el rostro y dejando de llorar se acercó lentamente a ella.
-No te confíes conmigo, no sabes nada de mí. Te diré una cosa. Voy a por ti. Yo seguiré manteniendo nuestro pacto, pero pienso machacarte en el concurso y después sabrás lo que es la humillación de verdad.
Como un vendaval, Jiyeon la rodeo y salió del baño dejándola completamente sola, desconcertada por su comportamiento. Había pasado de estar completamente derrumbada a volver a tener todas fuerzas para enfrentarse a ella. De verdad que no la llegaba a entender del todo.
Aun así, poder haberla visto así confirmaba sus palabras, a pesar de lo último que le había dicho. Sí que tenía corazón, pero sobre todo, mucho orgullo.
Cuando estaba a punto de irse, se fijó que donde había estado llorando Jiyeon, había algo en el suelo. Al acercarse pudo ver que se trataba de un cuaderno ¿qué hacía allí y de quién era? ¿acaso era de Jiyeon?
Al tomarlo entre sus manos, pudo ver mejor que era un cuaderno de notas de color azul marino. No tenía nada inscrito en la portada, así que no le quedaría más remedio que abrirlo para ver de quién era.
Tan solo tuvo que abrir a la primera página para ver el nombre en grande. Era de Jiyeon tal y como pensaba. Tendría que devolvérselo, si es que no se volvía loca si se enteraba que lo tenía ella precisamente.
Pero el cuaderno, cuando se disponía a cerrarlo, se le resbaló de las manos, cayendo abierto en una de las últimas páginas escritas.
Al agacharse a recogerlo, no pudo evitar que sus ojos tropezasen con su nombre ahí escrito ¿era un diario? ¿Que había escrito de ella? Seguro que algo malo, pero la curiosidad le pudo, y a pesar de saber que aquello no estaba bien, acabó leyendo el párrafo donde estaba su nombre.
“Esto no me puede estar pasando a mí. A MÍ. No puedo ser débil en este momento, no puedo dejar que mi corazón le gane a la razón, no puedo dejar que Eunjung vea que soy muy frágil, que tengo miedo al mundo que me rodea, y que sobre todo, tengo miedo a que me ignoren, a ser invisible y que por eso ataco a la gente como ella.
Lo que menos puedo dejar pasar es que esto que mi corazón está sintiendo siga adelante ¿por qué cuando estaba con ella palpitaba tanto, con tanta energía?
No quiero ni saber qué es lo que me confunde cuando la veo, porque me mira con esos ojos de no haber roto nunca un plato, tan inocente. Después de todo lo que le he hecho, y me sigue tratando como si nada, y yo… Yo no soy más que un monstruo sin corazón. Exacto, eso soy.
No quiero que Eunjung sepa que la primera persona con la que he tenido una debilidad ha sido ella o lo tomará en contra mía para ganarme, y no me pienso dejar pisotear por nadie. Pero… ¿y si ella no es así? ¿y si no es como yo soy?
Ella puede que si tenga corazón ¿y ahora porque siento de nuevo mi corazón tan agitado? ¿es porque estoy pensando en ella y en cómo me miraba tan cálidamente esta misma tarde? No, eso no es, seguro. Estaré enferma o algo.”
Aunque se prometió que solo un párrafo, había seguido leyendo más de la cuenta. Pero no podía seguir, se sentía abrumada. Por lo que acababa de leer ¿Jiyeon sentía algo hacia ella? ¿Qué pasaba ahora con ella? ¿Por qué se emocionaba al saber eso?
Eunjung sacudió la cabeza, tenía que sacarse esos pensamientos de la cabeza y devolverle el cuaderno de notas a Jiyeon, y rezar por que no le montase un pollo por tenerlo ella.
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