Nota: ¡Muy buenas a todos! Por fin tenéis el capitulo 5 de la historia entre Eunjung y Jiyeon aquí. En esta ocasión desde el punto de vista de Jiyeon, y podréis conocer algo más de su vida, espero que os guste, y pronto os dejaremos más cosas por aquí. ^^
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Esa mañana se levantó temprano. Fue directa a darse un baño, metida en la bañera por un buen rato, un baño con sales, con espuma. Un baño relajante como a ella le gustaba. Había dormido como un bebé, se despertó con ánimos y alegría. Tenía ganas de comerse el mundo ese día.
Se había echado crema perfumada por todo el cuerpo, su favorita, se había masajeado algunas parte, incluida la cara para estimularse la piel. Después se había secado el cabello tranquilamente, maquillada suavemente, con una ligera capa de maquillaje, los ojos delineados, un brillo en los labios y algo de colorete en sus pómulos.
Se puso un vestido sencillo y se recogió el pelo con una simple coleta, y tranquilamente, bajó a desayunar con sus padres.
-Buenos días a los dos -Dijo con una sonrisa en el rostro, cuando entró al salón de casa. Sus padres estaban ya allí. Su madre desayunando tranquilamente, y su padre leía el periódico. Ambos se limitaron a saludarla, sin mirarla. Algo de lo más normal, lo que pasaba a diario.
Se sentó en medio de la mesa, disponiéndose a que viniese la sirvienta que los atendía siempre a la hora de comer. Pero la chica no asomaba por la puerta. Jiyeon miró a un lado y a otro, y no estaba. Buscó una campanilla que solía estar en la mesa para llamarla, pero tampoco estaba la campanilla. Aquello era muy raro.
-Si quieres tu desayuno te lo tienes que servir tú -Se limitó a murmurar su madre. Sin mirarla.
-¿Y por qué yo? -Preguntó extrañada e incómoda por sus palabras.
-La hemos despedido -Sentenció su padre ahora.
-¿Qué necesidad había de hacerlo? -Cada vez más extrañada, Jiyeon se dirigió a él.
-Ya te lo dije. No hay dinero, hay que ahorrar -Ahora volvió a hablarle su madre. Recordó sus palabras del día anterior, pero no que fuera tan radical y tan deprisa aquellos cambios.
No dijo nada más, porque no iba a recibir ni una palabra más por parte de ellos. Se levantó y se sirvió un vaso de zumo de naranja y un tazón de cereales integrales con leche fría. El desayuno iba a ser silencioso, como siempre, pero en esta ocasión no iba ni a poder a cruzar ni siquiera dos palabras con alguien, aunque solo fuera la sirvienta.
Dispuesta a sumirse en sus pensamientos y en planear que hacer ese día, la voz de su madre la interrumpió.
-Quisiéramos que esta noche estuvieses bien arreglada, nos vamos a una cena muy importante para tu padre y para el futuro de nuestra familia. Te pediría que te comportases, nos jugamos todo -Ahora su madre levantó la mirada del plato y la miraba a ella, seriamente.
-¿Qué de importante es? -La idea de tener algo importante que hacer, le alegró el día por completo. Se arreglaría lo mejor posible, y estaría deslumbrante para que así sus padres estuvieran orgullosos de ella y su actuación.
-Tu padre ha encontrado un nuevo trabajo, con un hombre muy importante y con muchos recursos. Nos ha invitado a cenar con su familia, y necesitamos que sea todo un éxito para que tenga a tu padre en estima. Es la única forma de volver a tener todo lo que tenemos.
Jiyeon, sin responder aún, miró a su madre alzando una ceja. El día anterior le fastidió su fiesta con estúpidos recortes, esa mañana le toca servirse a ella el desayuno y estaba segurísima que habría más cosas, pero por lo menos tenía ante ella la oportunidad de recuperar todo eso, además de una cena con alguien importante.
¿Tendrían algún hijo apuesto del cual poder enamorarse? ¿o tendrán alguna chica de la cual poder hacerse su amiga y poder hacer cosas de chicas? Le daba igual cual de las dos opciones fuera, le atraía la idea. Aguantaría los recortes si todo salía bien y acababa teniendo más de lo que tenía actualmente.
Podría irse toda la mañana a un salón de belleza, para que le hicieran un tratamiento en la piel y en el cabello, que le decorasen las uñas y la dejaran reluciente. Y antes de volver a casa, comprarse algún vestido, para estrenar ropa nueva esa noche. Luciría lo hermosa que era al máximo.
-Querida, espero que no estés pensado en ir de compras ni a un salón de belleza para estar como una reina esta noche. Se acabaron esas cosas hasta nuevo aviso, lo haces en casa -Determinó su madre acabando de desquiciarla. Tenía que ir todo sobre ruedas esa noche, no podía seguir a ese plan.
Terminó el desayuno rápidamente, y se marchó a su habitación. Si no podía hacer nada de lo normal por falta de dinero y tenía la noche ocupada en algo importante, se pasaría todo el día hasta ese momento preparándose. Tenía muchos trajes en el vestidor, podría repetir alguno, además, se maquillaría ella misma como le gustaba.
No dejaba de pensar en esa cena, ni en quien se encontraría. Parecía que era alguien muy importante de verdad si se jugaban el trabajo de su padre y el dinero para la familia. Si tenía algún hijo o hija y acababan teniendo una buena relación, beneficiaria a su padre, y por lo tanto, a ella también. Tenía que dar lo mejor de sí esa noche. Estaba dispuesta a hacerlo.
***
-¡Jiyeon, nos vamos ya! -Gritaba su madre desde la entrada de la casa. Muy oportuna, aún no había acabado de retocarse.
-¡Enseguida bajo! -No le quedaba más remedio que terminar de arreglarse en el coche, aunque se arriesgaba a marearse. Había tenido todo el día para arreglarse, pero se le había pasado el tiempo demasiado rápido.
Corriendo escaleras abajo, llegó justo a tiempo, cuando sus padres cruzaban la puerta. Saliendo tras ellos, se encaminó al coche de su padre, que sería el medio por el que se desplazarían.
Ya dentro del vehículo, sacó su set de maquillaje de emergencia, y encendido la luz interior del coche, se acabó de maquillar.
-Jiyeon, creo que no debo recordarte la importancia de esta cena ¿es cierto? -Su madre enfatizó sus últimas palabras, como queriendo dejarle claro que debía comportarse ejemplarmente.
-Soy consciente de ello. Pero dime algo de esa familia, no sé nada de ellos. A lo mejor si me dices algún detalle me sería más fácil tratar con ellos ¿no crees? -Jiyeon acabó decidiendo aprovechar la oportunidad para que su madre le diese más información sobre lo que tenía por delante esa noche.
-Son una familia que recién ha llegado a la ciudad. Él lleva una empresa de electrónica muy importante que está en lo más alto del mercado. Es vital que yo consiga el puesto de gerente que necesita, así que espero que sepas comportarte -Su padre parecía algo inquieto con ese tema, se estaba jugando mucho con esa cena y se le notaba en la voz.
-¿Y tienen algún hijo?
-Sí, tienen una chica, creo que es de la misma edad que tú -Esta vez le contestó su madre. No era un chico con el que podía quedar, pero por fin podía tener una amiga con la que compartir las mismas cosas que a ella le gustaba.
Su mente ya estaba maquinando planes para ganarse a la chica, se preguntaba cómo sería, si es bonita o sería más bien algo normalita, si vestía con clase o era una bala perdida. Solo esperaba que fuera agradable, que se llevara bien y que pusiera también algo de su parte, no pensaba hacer ella todo el trabajo para ganársela.
Cuando justo acababa de retocarse, con el estómago algo revuelto por los movimientos del auto, su padre aparcó el coche. Dio gracias a los cielos, porque si no acabaría echando la comida por la boca. Con cuidado y elegancia se bajó del automóvil, y se quedó estupefacta observando la edificación que era la casa del posible nuevo jefe de su padre. Era espectacular.
La fachada con un estilo señorial, de piedra blanca, adornada por plantas trepadoras que le daban un toque verde al blanco que hipnotizaba. La entrada, con una caminata entre vegetación, y unas escaleras con flores a los lados, le dejaron anonadada. Era todo lo contrario a su casa tan clasicista.
-Haz todo lo que se te diga -Su madre insistió nuevamente en el comportamiento que debía tener, pero no tenía que recordárselo, ya lo sabía muy bien ella.
Mientras esperaban a que les abrieran la puerta, Jiyeon se puso muy recta. Una postura adecuada para una señorita, la postura ideal si quería dar una buena imagen. A pesar de haber estado toda la tarde para decidir que se iba a poner, acabó con un vestido ajustado al cuerpo, junto con unos taconazos rojos que le iba a juego. Se lo puso pensando en que sería un chico el hijo de esa familia, pero tampoco iba mal vestida.
Un señor, algo mayor, y con un traje, les abrió la puerta, invitándoles a pasar. Al verlo, Jiyeon pudo deducir que era el empleado de la casa. Su madre, sacando su lado más carismático, fue la primera en entrar, seguida por su padre y ella. La casa por dentro era tan hermosa como por fuera. Tan detallista y lujosa a la vez, que la enamoró. Tenía que hacerse amiga de esa chica sí o sí.
¿Cómo sería ella? Estaba deseosa de conocerla. El ánimo y las ganas que le habían subido por el cuerpo por la emoción del momento, se le quedaron por debajo de los pies en tan solo un instante, cuando entraron al salón donde tendrían la cena, y tras pasar la vista por el padre y la madre, vio a la hija. Quiso volver sobre sus pasos y no saber nada de esa familia.
-Bienvenidos a nuestra casa -La voz ronca del padre de la familia le provocó un escalofrío, y fue lo único que escuchó. Porque tenía la mirada puesta en la chica, quien a su vez, la miraba de la misma manera.
Sus padres estaban presentándose, pero ella no era consciente de nada de eso. Tan solo podía mantener la mirada puesta en la chica ¿cómo podía ser el mundo tan pequeño? ¿Por qué tenía que ser la hija del hombre que volvería a mantener sus lujos Eunjung? El destino le estaba jugando una mala pasada. O tal vez era el karma pagándole por todo lo hecho.
-Esta es nuestra hija, Jiyeon -Su madre puso una mano en su hombro, sacándole de sus pensamientos. Parpadeando varias veces, dirigió la vista a la madre y al padre de Eunjung, que la miraban encantados.- Está en el mismo instituto que vuestra hija.
-¿Ah, sí? ¿Tú eres la chica que ayer bañó a nuestra hija en una tarta? -Con un tono amable y divertido, la mujer se dirigió a ella. Al momento, se le subieron los colores, sentía que el rostro le ardía cada vez más, además de la mirada dura de su madre clavada ahora en ella con severidad.
-Fue tan solo un accidente, lo siento mucho -Abrumada, inclinó la cabeza, como arrepentida. Aunque en realidad estaba más arrepentida de ir allí y tener que pasar por esa situación, que haber hecho eso el día anterior.
-Estoy segura que no fue más que un mal momento, un accidente -Su madre salió a defenderla también por lo que pudiera acabar pasando, pero aquella mujer, en vez de enfadarse, comenzó a reír, acompañada por su marido.
-Que momento más divertido tuvo que ser, Eunjung ya nos contó. Estoy segura que serán unas buenas amigas -Los padres de Eunjung se reían, pero ella seguía con la mirada fija en ella. No parecía mirarla ni con odio, ni con desprecio, sino más bien con sorpresa.
No le estaba gustando nada esa situación. Ahora Eunjung sabría que estaba su familia en la bancarrota, que no tenía dinero, y que su padre sería el superior del suyo. Todo era horrible en ese momento, tan solo esperaba que no empeorara. Pero teniendo en cuenta la suerte que estaba teniendo con ella, iría a peor seguro.
-Bueno, pues si se conocen será todo más fácil, ¿no es cierto, cariño? -Jiyeon miró a su padre cuando le habló. Si lo hacia con un tono amable y agradable, como el que había usado, es que no iba muy bien la situación y que debía tener cuidado si no quería tener una buena reprimenda al volver a casa.
-Claro, papá. Estoy segura que seremos muy buenas amigas -Disimulando que no creía para nada en las palabras que estaba pronunciado, Jiyeon sonrió.
Vio como Eunjung sonreía con sarcasmo. Estaba claro que ella no la creía, y bien que hacía. Porque se encontrara en aquella situación no iba a ser amiga suya, pero le preocupaba mucho aquel encuentro. Si Eunjung quería vengarse de ella, ahora lo tendría muy fácil.
-Bueno, vamos a sentarnos mientras nos sirven la comida, tenemos mucho de lo que hablar -El padre de Eunjung, a pesar de su grave tono de voz, parecía ser alguien amable. Por lo menos no se había tomado a mal lo que le hizo a su hija, aunque tampoco sabía que lo había hecho a propósito.
Mientras los padres se sentaron, Jiyeon se quedó mirando aún a Eunjung que no le quitaba la mirada de encima. Vestía una blusa blanca, con unos pantalones negros altos. Ahora que la miraba mejor, parecía una chica muy elegante y refinada, no como aparentaba en el instituto. Y lo peor es que era mucho más rica que ella y con un status más alto. Todo podría torcerse en su contra.
-Espero que tengas una buena cena, no vayas atragantarte con nada, me asegurare que tengas siempre cerca un vaso de agua por si eso sucediera -Eunjung habló por primera vez desde que habían llegado, y no parecía para nada contenta de verla a ella allí. Estaban las dos igual.
-No te preocupes por mí, mejor preocúpate por ti misma -A pesar de ser la cena de sus padres y de estar en su casa, no iba a permitir que la dejase mal, aunque ahora sus padres no las escuchasen.
-Yo no debo preocuparme, la que ahora tiene la sartén por el mango soy yo. Pero no temas, no soy como tú -Y guiñándole un ojo, Eunjung se dirigió a la mesa donde tomarían la comida, a ocupar su sitio.
Sus palabras no le habían sentado nada bien. Esa chica tenía toda la razón, y todo por culpa de su padre, por no invertir el dinero en condiciones y tener que verse en esa situación.
Pero el instituto era su campo de batalla, donde muchas veces antes había librado batallas, y puede que ahora fuese Eunjung quien tuviera el poder, pero para ella era su enemiga. No dejaría que su enemiga se ganase una batalla que ya tenía perdida.
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