martes, 7 de junio de 2016

(CLTiff) De desfile -Serial- Capitulo 11


Nota: ¡Hola a todos! Si las cosas salen como están en mi cabeza, este es el penúltimo capitulo de desfile, así que ya mismo podréis disfrutar del final, que no sé como saldrá. ¡Espero que os guste y lo disfrutéis!

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Llevaba despierta un buen rato sintiendo las caricias que Tiffany le estaba dando en uno de sus brazos.

Después de la noche que habían pasado y de sentir sus dedos acariciándole el costado, CL estaba completamente relajada y tranquila, disfrutando al máximo de ese momento.

Una ligera luz entraba por la ventana, iluminando paulatinamente la estancia. No mucho, pero sí lo suficiente para que se pudieran ver a ellas mismas.

CL se acabó incorporando, sentada sobre la cama. Se giró para mirar a Tiffany, cogiendo su mano para acariciársela y dejarle pequeños besos en el dorso. Esa meno que le había hecho sentir infantas sensaciones durante toda la noche.

-¿Has dormido bien? –Le preguntó con una sonrisa.

-He dormido mejor que nunca –Veía a Tiffany mucho más tranquila que de costumbre. Su mirada era serna, y le brillaban los ojos, como si estuviera inmensamente feliz.

-Nunca imaginé que nos pudiera pasar algo similar a esto, y mucho menos entre las dos –Se sinceró CL, sin soltar aun su mano.

-¿Por qué? ¿Me veías como algo imposible?

-Eres inalcanzable para una persona tan simple como lo soy yo.

-Eres muy boba si piensas eso –Tiffany se acabó incorporando, sentada frente a ella.- No eres para nada alguien simple. Eres la pequeña estrella que aún tiene mucho que brillar y deslumbrar a los demás. Eres mi pequeña estrella, y espero que lo seas siempre.

Sus palabras, tan profundas y sinceras, calaron en ella. La emoción la inundaba por momentos y se moría por dentro por besas sus labios una vez más.

-Nunca me iría, no quiero hacerlo. Estoy demasiado bien aquí, contigo, y quisiera estar así siempre, entre tus brazos.

-Por supuesto –A pesar de la sonrisa que le dedicó, CL pudo apreciar un ápice de tristeza pasar por un momento en sus ojos ¿qué pasaba? ¿qué había dicho malo?

Apartó un mechó de su cabello del rostro, y acariciándole la mejilla, se acabó inclinando sobre ella hasta rozar sus labios con los suyos propios.

Aun sentía su sabor entre sus labios, y eso le encantaba. Así la podía sentir cerca suya aunque ahora se tuvieran que distanciar. Al final, acabaron dándose un casto beso.

-¿Te gustaría pasar el día conmigo? Tengo que trabajar, pero quiero que estés a mi lado ¿qué te parece?

-¡Sí! –Se le escapó decir al momento, ya que no quería ni perderse un solo segundo de estar junto a ella.

Las dos sonrieron a la vez, y sin dejar de mirarse a los ojos, volviendo a unir sus labios, antes de levantarse y desayunar, antes de enfrentarse a un duro día de trabajo.



***



CL se estaba colocando bien el ajustado vestido que llevaba, mientras que a su lado, Tiffany se peinaba con los dedos el pelo, como podía.

.Un día de estos nos pillan –Comentó mientras se miraba en el espejo.

-¿Y el morbo? O lo que es mucho mejor ¿Y lo bien que nos lo hemos pasado? –CL sonrió traviesa, viendo que tenía el pintalabios mal. Tendría que retocárselo.

-Esto es por tu culpa –Tiffany le dio un palmada en el trasero, colocándose en condiciones su vestido.

-No es mi culpa si con tan solo mirarte te enciendes.

-Es tu culpa por hacer que sienta deseo por ti.

-Es amor, y lo sabes –CL le robó un beso antes de ponerse a retocarse el maquillaje.

Ambas chicas cesaron su conversación cuando escucharon la puerta del baño abrirse. No tardaron mucho en estar listas y con una brillante sonrisa, salieron el baño.

Habían dejado a medias una importante reunión, pero el calentó y la necesidad de tocarse, las había llevado a tomarse ese especial descanso.

CL había pasado dos semanas con Tiffany, en cada una de sus reuniones o fiestas, absorbiendo conocimientos aprendiendo sobre cómo llevar las situaciones a las que se tenían que enfrentar casa día.

Estaba aprendiendo rápido. Entendía por momento a Tiffany y porque hacia algunas cosas, además conocía a mucha gente, contactos importantes, con los que fácilmente había simpatizado.

Además de todo eso, se había estado preparando para el desfile que tendría lugar al día siguiente. Un gran evento que se llevaba un mes preparando y organizando, y que significaba mucho para la empresa y para Tiffany. CL suponía que eso la debería tener muy feliz, pero no era así.

Solo veía feliz, contenta y sonriendo de verdad a Tiffany cuando estaba con ella. Pero cuando Tiffany se creía estar sola, que nadie la veía, su rostro se entristecía. Se la veía ausente y apagada.

Como no quería presionarla, ni obligarla a decirle nada, CL se había limitado a investigar por su cuenta los motivos que tenían así a su jefa y amante. Pero no consiguió descubrir nada.

Por su mente, cruzó la idea de que tal vez Taeyeon tenía algo que ver con su estado de ánimo, pero no había tenido ninguna noticia de ella que supiera Tiffany. Así que no tenía nada, solo podía pasar todo el tiempo a su lado, para hacerla sentir bien.

-¿Cuándo voy a poder ver el traje que llevaré en el evento? –Cl llevaba días insistiendo con el mismo tema.

-Cuando sea el momento –Tiffany le contestó con voz cantarina.

Ambas se encontraban ahora en el despacho de Tiffany revisando papeles, algo que a ninguna de las dos le gustaba, pero era algo que debían hacer.

CL había aprendido todo lo que debía saber, todo lo que la perfecta mujer que tenía en frente le había enseñado. Como ser tan perfecta como ella, pero sabía de sobra que jamás lo sería tanto como lo era ella.

-Y después de la ceremonia ¿me pedirás matrimonio? –Se atrevió a preguntar CL medio en broma, y por otra parte, en serio.

-¿Quieres que lo haga?

-Sería muy bonito y romántico –CL dejaba volar su mente y su imaginación.- Llevas mucho tiempo con esos documentos ¿qué son?

-Son unos informes muy importantes que debo tener preparados lo más pronto posible ¿fuiste cómo te dije a la casa de la pareja de empresarios que querían invertiré dinero al evento? –Tiffany parecía querer cambiar de tema de conversación. Prefirió no darle importancia a eso.

-Ah, sí, fui –Como olvidarlo. Había pasado algo importante en esa casa. Algo que se negaba en revelárselo a Tiffany.- Pero se han arrepentido ambos, ya no van a ayudarnos como prometieron.

-Una verdadera pena.

Ya no volvió a contestarle CL. Solo se sumió en sus pensamientos. En los recuerdos de lo que había tenido que vivir horas antes.

Y es que al ir a confirmar el aporte del dinero y la asistencia al evento por parte de una famosa pareja de empresarios, se dio de bruces con Taeyeon allí y con un no rotundo.

Nada de eso se lo diría a Tiffany y mucho menos para darle otra preocupación. Tampoco le diría lo que Taeyeon se había atrevido a decirlo cuando la ha pillado a solas.

Al verla allí, sintió que se le cortaba la respiración. No dejaba de preguntarse que estaba haciendo allí, hasta que lo descubrió.

Quería dejar sin fondos el evento, que nadie quisiera donar dinero ni que asistieran. Pero no todo le salió bien.

Cuando llegó a la empresa, sin que Tiffany se enterase, habló con Jiyeon, y con su ayuda, habló con los contactos que había conseguido durante esas semanas, y había conseguido evitar lo que Taeyeon quería hacerlo. Pero todo no acababa ahí.

Po lo que le dijo, le insinuó que haría todo lo que estuviera en sus manos para sabotear el gran evento de Tiffany. Había puesto sobre aviso a Jiyeon, además de suplicarle que hiciera todo lo que pudiera para que su jefa no se entrara de nada.

De vez en cuando, levantaba la mirada de los papeles que tenía ante ella para observar a su hermosa jefa. Como siempre, estaba reluciente, como si fuese un ángel, con el cabello negro azabache.

No sería nada sin ella. En tan poco tiempo había hecho que su visa cambiara por completo. Le había dado todo lo que nadie se atrevía darle. Le había dado toda su confianza, y ella por el contrario, le estaba ocultando cosas.

Se sentía culpable, pero lo estaba haciendo por su bien. No era algo que no se podía solucionar si no lo sabía, así que lo harían a sus espaldas.

-Necesito que me firmes estos documentos –Sacándola de su cabeza, Tiffany le puso unos papeles delante de ella.

-¿Para qué son?

-Son los documentos urgentes de antes, así que fírmalos rápido para que pueda mandarlo cuanto antes a un notario.

Fiándose de su palabra, CL firmó donde le indicó, y sin leer nada de esos papeles, se los iba a devolver, cuando la detuvo Tiffany.

-Llévaselos a mi secretaria. Ella sabrá que debe hacer con ellos.

Con una sonrisa, cogió los papeles y salió a hacer lo que le había indicado. Pero al darle los documentos a su secretaria, se dio cuenta que Jiyeon acababa de llegar allí, muy angustiada.

-Te estaba buscando.

-¿Qué ocurre?

-Al parecer ha habido algún que otro rechazo por asistir al evento, aunque nada significativo –Jiyeon le hablaba en susurros para que no se enterara la secretaria de Tiffany.

-Habla con Dara, ella ha trabajado para varias revistas y ha estado en diversos eventos, seguro que conoce a algunas personas importantes a los que invitar.

-Eso haré.

-Solo espero que todo vaya perfecto.



***



Era el día del evento, apenas faltaban unas horas para su comiendo, y no había visto aun su traje. Además, Tiffany la había hecho llamar para que fuera a su despacho ¿sería para ver por fin su ansiado traje?

Así que apresurada, llegó al despacho de su jefa. El lugar no estaba igual que siempre, ni si quiera Tiffany estaba como siempre. Lucía un vestido blanco con volantes que se le quedaba a la altura de las rodillas, y tenía un corpiño ajustado con forma de corazón. Llevaba un recogido adornado con plumas blancas, que la hacía algo similar a un ser celestial.

-Por fin, CL –Tiffany la cogió de un brazo y la llevó a un vestidor improvisado.- Quítate to la ropa, la interior incluida.

Sin cuestionarla, CL fue desnudándose bajo su atenta mirada. A pesar de haber más gente allí, solo ella la estaba viendo.

No tardó en estar desnuda completamente ante ella. Lo primero que le hizo, fue taparle los pechos con unas plantillas de silicona que le cubrían los pezones y parte de sus pechos. Después le pasó unas medias del tono de su piel, con zonas más opacas, por su zona más íntima.

-¿Estás preparada? –Preguntó a los minutos Tiffany.

Pero no esperó a que le respondiera, cuando ante ella sacó lo que iba a ser le traje que llevaría en su desfile. CL se quedó sin palabras. Era una tela completamente transparente, solo que tenía adornos de encaje y pedrería dorada. Justo del mismo color que su cabello.

CL no reaccionaba así que tuvo que se Tiffany quien la sacudió para poder ponerle el trajo. Y aun así no se lo puedo poner hasta que tuvo la ayuda de algunas chicas más.

-Está confeccionado a mano, así que ten mucho muy cuidado. Dudo que se caiga nada, pero por si acaso procura no rozarte con nada –Murmuraba Tiffany mientras le colocaba el traje.

CL lo podía notar, la fina textura, y la forma en la que el vestido se le moldeaba al cuerpo. Podía notar las manos de Tiffany, clientes, ajustando cada parte en su sitio.

Las formas de los encajes eran las perfectas. Sobre los hombros, por los brazos, los pechos, sus zonas intimas, el traseros y los bordes de la tela que caían sobre sus piernas, haciendo figuras doradas. El resto de su cuerpo era completamente visible.

-¿Te gusta? –A pesar de la pregunta, en el rostro de CL estaba claro que le había impactado aquel vestido.

-Que si me gusta… es mágico y encantador a la vez, me enamora.

Bajo la risa suave de Tiffany, CL se dejó cepillar el cabello, que se lo dejaron suelto, y la ayudaron a subirse a unos tacones. CL pensaba que ya estaría para ir a la sala a que la maquillara, pero Tiffany se la llevó al centro de su despacho.

Eso a CL le extrañó mucho. Además, vio una mesa grande con velas encendidas y algunos papeles, y un señor muy bien vestido al otro lado de la mesa de donde estaba ellas.

-Ya sé que no es como lo quería, pero yo lo veo más bonito porque no te lo esperas y esto está siendo un poco precipitado, pero… –Abriendo una pequeña caja, la cual contenía un espléndido anillo dorado, Tiffany miró a los ojos a CL.- ¿Te quieres casar conmigo?

-¡Sí! ¡Por supuesto! –CL no dudó en responder, cierto es que no se lo esperaba, y al verla así, se había ruborizado. Pero sentía que la amaba tanto, que no podía negarse a pasar la vida a su lado.

El señor que estaba allí, resultaba ser el encargado de casarlas. Tras un breve discurso íntimo, ambas chicas firmaron unos papeles, que a nivel legal, estaba unidas por el matrimonio. Nada podía salir mal ese día. Siempre juntas.

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