Titulo: All fired up
Pareja: ChaeZy (CL + Minzy)
Tipo: Yuri
Genero: Angst, romance, lemon
Calificación: T/T+
Nota: Este serial es un pedido de Yorgelys, por lo que va dedicado a ella. Espero que disfruten leyendo y dejen sus comentarios al final de cada capitulo.
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Ese día horrible, cuando la tormenta era más fuerte y constante, ella caminaba por la calle. Por suerte, llevaba su paraguas, para no mojarse, aunque aun así, entere el viento, los charcos y el tráfico, estaba empapada.
Temblaba. Sentía sus huesos completamente helados y sus dientes chirriaban, haciendo un extraño ruido que le hacía mucha gracia escuchar.
Aún le quedaba un buen trecho para llegar hasta el apartamento, donde Bom la estaría esperando. Más bien, esperaba el maíz que había salido a comprarle. Es lo malo cuando se ponía mala y ni CL, ni Sandara estaban en su aparentemente. Estaban de compras.
Pero deseaba volver ya. Eran grupo de chicas que cantaban y bailaban, es más, eran famosas. Pero también llevaban otra vida. Las cuatro estudiaban en el mismo campus Universitario, donde eran totalmente diferentes.
Aun en público, se llevaba muy bien, eran amables y alegres, pero en la realidad, durante su verdadera vida, ellas tenían cualidades diferentes, y sus roces tenían de vez en cuando, aunque luego no lo aparentasen o lo intentaban.
-Hey! ¡Minzy!
Al escuchar su nombre, se dio la vuelta, preguntándose quien la buscaría bajo aquella torrencial lluvia.
-¡Sehun! ¿Qué estás haciendo por aquí?
-Pasaba de camino a casa y te he visto –el chico se acercó hasta ella, con su típica sonrisa en el rostro. No podía evitar mirar a la chica de manera tierna, le tenía demasiado aprecio.- ¿Caminas hasta casa?
-Sí, voy a llevarle a Bom comida y medicina, está algo enferma –le mostró la bolsa que llevaba en una mano, pero él se percató más en que iba totalmente empapada.
-Te acompaño.
Sehun caminó a su lado sin decir ninguna palabra. Disfrutaba con su presencia aunque no hablasen. Su silencio le agradaba al igual que escuchar su voz.
Por la parte de ella, ese silencio le resultaba bastante incómodo. Sehun la buscaba siempre, pero que la viesen con él la ponía muy nerviosa. Siempre decían que parecían una pareja y no soportaba eso. Ella no era su pareja, ni si quiera sabía si era su amiga. Y tampoco lo quería averiguar. No era más que un compañero de universidad, aunque temía que para él podía ser algo más.
-Parece como si no fuera a dejar de llover –comentó el chico con un aire de tranquilidad, como si le gustara aquello.
-Es bonito ver llover, pero desde casa está mucho mejor -murmuró ella sin interés en sus palabras, ni animo por seguir la conversación.
-Bueno, es una manera de limpiar las calles y la tierra –ella lo miraba sin entender porque le estaba soltando todas esas cosas a las que no le encontraba sentido alguno.
-Como digas.
-Es así, y las flores renacen después, una vez que pasa la tormenta.
-Eso ya lo sabía.
-Y se vuelven hermosas como tú.
Minzy se quedó congelada ante sus palabras. Observaba su rostro atónita, preguntándose si le había escuchado bien o si imaginación estaba jugando con sus sentidos.
Al darse cuenta de la cara estupefacta con la que le miraba la chica, Sehun rio, sin borrar la sonrisa de su rostro.
-Bueno, yo… yo ya he llegado a casa –murmuró avergonzada la chica. Se metió bajo el portal de su edificio, cerrando su paraguas al mismo tiempo.
-Ha sido un placer acompañar a una chica tan guapa como ti –Y con una sonrisa más amplia la anterior, el chico se marchó, desapareciendo bajo a la lluvia, mientras dejaba a una confundida y sonrojada Minzy. Sentía como sus mejillas ardían. No lo había dicho de verdad ¿no?
Aun con la mente bloqueada por lo que sus oídos habían receptado, apareció por el apartamento donde Bom la esperaba, sentada sobre el parqué, con las piernas cruzadas.
-¡Te esperaba! ¡Has tardado!
-Lo siento, llovía mucho.
Bom la observaba de arriba abajo, percatándose de que estaba empapada. Le arrebató la bolsa para que no se entretuviera más y fuera a cambiarse de ropa, no fuera que pillara una pulmonía, pero, mientras se marchaba a comerse su delicioso maíz, se acordó de algo que le tenía que decir.
-CL quiere que le bajes sus botas de militar.
¿Sus botas? Cierto, las tenía ella por error de Sandara. Abrió el armario de los zapatos y comenzó a buscarlos desesperadamente. Debía llevárselos cuanto antes o se pondría muy furiosa con ella. Últimamente, CL no estaba de buen humor y temía porque la pagara con ella. No quería hacerla enojar, y mucho menos ser ella, que la trataba peor que a las otras dos.
En casa pasaba de ella, en público le tenía cariño, era muy mimosa, pero lo que respectaba en el campus, la trataba por unos niveles bastantes inferiores. Siempre quiso preguntarle el motivo de aquel comportamiento tan bipolar por su parte, pero su dura mirada sobre ella la asustaba.
Una vez que tenías las botas en sus manos, apareció lo más rápido que pudo en el apartamento de CL y Sandara. Vale, aceptaba que temblaba del pánico por enfrentarse a CL.
La estancia estaba en completo silencio, no se veía ninguna luz. Podría dejar las botas allí, y huir, pero su corazón pedía por verla una vez. Le causaba una intensa palpitación a pesar del pánico porque la odiara o porque le pudiera hacer algo.
Entró, y recorriendo el pasillo, llegó hasta la puerta de su habitación. La verdad era que nunca había estado en su interior. CL no permitía que nadie entrara. Ella misma lo limpiaba y ordenaba, cerrándolo con llave cuando salía ¿por qué? No sabía el motivo y no negaba que la curiosidad por verlo era demasiado grande.
Ante la puerta, no supo cómo reaccionar ¿Tocaba o abría la puerta mientras pedía permiso? Sus manos comenzaron a sudar. Sentía como las botas se deslizaban entre sus dedos. Tragó saliva con dificultad. La adrenalina la recorría entera, haciendo que sus impulsos fueran de manera inconsciente.
Una de sus manos estaba posada en el manillar de la puerta. Buscaba fuerzas para seguir adelante con aquello. Buscaba un motivo para hacerlo. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, una voz tan fría como el hielo, provocó que se alejara de la puerta de un salto.
-¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Es que no sabes que no puedes entrar en mi habitación, que no está permitido?
Al saber que era CL, tenía la sensación de que el suelo se perdía bajo sus pies. No era capaz de subir su mirada hasta el rostro de ella. Estaba aterrada, más sus piernas temblaban como si se tratasen de un flan.
-¿A qué has venido?
-Tus botas…
-Ya era hora.
-Lo siento…
CL le quitó de las manos las botas con algo de brusquedad, sin miramientos ni compasión, a pesar del rostro asustado de la menor.
-No vuelvas a intentar entrar en mi habitación.
-Yo solo…
-¡Tú nada! –la voz tan fría y dura de la mayor de las dos, solo consiguieron que Minzy sintiera unas terribles ganas de huir, salir corriendo y llorar como nunca. Solo subió su vista hasta el rostro de la rubia, con la esperanza de poder ver en ellos si de verdad la odiaba tanto como aprecia. Pero al hacerlo, se sintió decepcionada, porque no había nada en sus ojos.
Bajando la mirada de nuevo, se fue de allí, sin pronuncia ni una palabra más. No quería enfadarla más. ¿Cómo podía ser tan frío, pero cuando estaban frente a unas cámaras podía volverse tan dulce?
Cuando estuvo a punto de salir para ir hacia su apartamento, se encontró a Sandara, quien portaba entre sus manos un gran ramo de flores, una variedad de plantas.
-Oh, Minzy ¿qué haces por aquí?
-He traído a CL sus botas.
-Llevaba tiempo buscándolas, seguro que la has alegrado.
Minzy se sintió peor de lo que ya estaba. Seguro que CL estaba más que enfadada por no haberle devuelto las botas antes.
-¿Y ese ramo de flores? –acaba preguntando, desviando el tema, a la vez que curiosa por saber el motivo de aquellas flores tan pomposas.
-Ah, pues es para CL. No es que las vaya a regalar yo, el portero me ha dicho que se las han traído –Fara colocó aquel ramo en el interior de un jarrón, el cual, antes contenía otro ramo, ya seco, siendo sustituido por el nuevo.- Últimamente alguien le regala caros ramos de flores todas las semanas.
-¿Todas?
-¡Sí! Parece que tiene un admirador, cabe decir, que bastante insistente, y tan si quiera sabemos de él que es del campus, ni su nombre ni como es físicamente. Aunque sospecho que CL sí que lo sabe.
Minzy la escuchaba con atención ¿CL tenía un admirador secreto? Por un momento sintió celos, pero ese sentimiento pasó a ser otro. Se sentía muy penosa. Por mucho que su corazón quisiera ser especial para CL, no iba a conseguir nada, es más, cada vez estaba más claro que nunca sería nada para ella. Había gente mucho mejor, así que sin pensárselo mucho y totalmente resignada, salió de allí
Procuraba no pensar en cómo se había sentido ante la imponente presencia de CL, o las palabras que Sandara le había dicho para no comenzar a llorar. Pero al llegar hasta su habitación, no lo pudo evitar.
Se derrumbó sobre la cama, llorando desconsoladamente. Su corazón estaba oprimido, palpitaba con fuerza, mientras respiraba con dificultad.
En ese momento, quería desaparecer del mundo, que todos se olvidasen de su existencia, que nadie la conociera y poder empezar de nuevo, en un lugar donde la tratasen bien y le hicieran un mínimo de caso.
Dejando poco a poco de llorar, acabó quedándose plácidamente dormida, con los ojos cansados después de derramar tantas lágrimas, de las cuales, algunas, seguían reposando sobre sus mejillas.
Con el sonido irritante del despertador, se despertó costosamente. El sueño le pesaba en los ojos y su cuerpo estaba muy cansado. No tenía ganas de salir y tener que soportar horas intensivas, escuchando aun catedrático que repetía una y otra vez las mismas cosas, de diferentes maneras.
Con desgana, y somnolienta, se puso en pie. Al verse en el espejo con ojeras y el pelo alborotado, se le hizo presencia en la cabeza todo ocurrido la tarde anterior. Que mal estaba todo en su vida.
Lo más rápido que pudo, se vistió tras una ducha para hacer el intento de mejorar su aspecto. Cogió una fruta y salió de la casa. Caminaría hasta el campus, ya que tenía tiempo suficiente para pasear mientras se comía la manzana que había tomado como desayuno.
Quería empezar ese día con buen pie, y no pensando en las cosas malas que le podrían suceder.
Evitaba pensar e las cosas que ocurrieron horas antes, y su mejor manera para no pensar y evadirse del mundo, era soñar despierta. Era algo que le encantaba, viajar a su propio mundo, donde todo era mejor. Era su manera de sentirse feliz.
Imaginando su propia historia, acabó llegando hasta la universidad. Ya estaba muy concurridos sus alrededores, y los pasillos estaban atestado, con alumnos protestando o discutiendo sobre algún tema en concreto. Era allí donde pasaba totalmente desapercibida.
Si quería desaparecer, aquel era un buen sitio, pero no podía evitar sentirse sola al no tener a nadie con quien conversar decentemente.
Distraída como estaba, alguien la empujó por detrás, haciendo que casi cayera al suelo.
-¿Te apartas?
Al girarse para ver quién era y disculparse, vio a CL, que la observaba de nuevo como la tarde anterior, pero esta vez, no se quedó allí parada observando cómo era humillada, ella sola. Esta vez pasó a su lado, adelantándola con un andar tranquilo con aire de superior.
Otra vez la había fastidiado aquella chica.
Suspiró. No tenía remedio. No conseguía hacerle caer bien. Tendría que empezar a asumir que nunca lo conseguiría.
Al llevar su mirada, mientras la otra chica se marchaba, se dio cuenta, que llevaba puestas las botas que le devolvió. Supuso que el habérselas devuelto era haber hecho algo buen, aunque eso dependía del punto de vista en el que CL lo mirase.
Ya, sin ningún ánimo, siguió caminando, cabizbaja, hasta el aula en el que le tocaba su primera clase, esperando que por lo menos, algo bueno sucediese.
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