Titulo: Your addiction
Pareja: LEHani (LE + Hani)
Tipo: Yuri
Genero: Lemon
Clasificación: NC-17
Descripción: El intento de LE para que Hani le ayude a limpiar su coche, acaba de una manera un tanto especial
Advertencia: Lemon muy detallado.
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Tras pasar parte de la tarde limpiando el coche de LE, por fin habían terminado.
Había conseguido convencer a Hani tras mucho esfuerzo. Primero probó llamándole vaga, pero no le sirvió. A Hani simplemente le daba igual. Estuvo insistiendo de varias formas pero todo parecía inútil. Hasta que por fin, dio con la forma.
Bromeando, le dijo que no quería ayudarle porque seguro que ambas acabarían empapadas y no se resistiría a verle de esa forma. Sabía perfectamente que Hani siempre había tenido curiosidad por saber lo que se sentiría al acostarse con una mujer y que era fácil de picar con ese tema porque su amiga siempre intentaba negarlo. Aquella vez no fue distinta y Hani aceptó.
Si Hani pensaba demostrarle a LE que no era cierto, iba muy mal encaminada. Habían acabado lanzándose agua la una a la otra y empapándose de la cabeza a los pies. La ropa de LE se pegaba a su cuerpo, definiendo perfectamente cada una de sus curvas. No pudo evitar echar un rápido vistazo a su pecho. Los pezones se habían endurecido y eso era algo totalmente visible, marcándose bajo la tela húmeda. Tuvo que centrar su atención en otra cosa, rápidamente, para no perder el control. Imaginó como seria lamerlos, saborearlos, mordisquearlos con suavidad… En general, jugar con ellos hasta hacer que su amiga acabase suplicando más atención.
Ahora estaban en el interior de la casa, en una habitación, para cambiarse de ropa y ponerse algo seco. Pronto toda aquella tortura acabaría y podría seguir con su vida sin sentir la necesidad de lanzarse sobre la otra en cualquier momento.
LE se agachó para buscar una camiseta en un cajón que estaba bajo del todo, dándole la espalda y dejando a la vista su trasero. Hani intentó no mirar, como ya había hecho otras veces. Pero la tentación le podía y su curiosidad crecía.
Al final no pudo evitarlo. Su mirada fue directa al trasero de LE, después bajó por sus piernas, observando la forma de estas, sus muslos y de nuevo los glúteos. Le estaban dando unas ganas tremendas de acercarse por detrás y poner las manos sobre ellos.
-¿Te gusta o qué?
La voz de la chica le sobresaltó por completo. Cuando volvió a subir la mirada, LE estaba de pie y le observaba con una divertida sonrisa en los labios ¿Cuándo se había levantado? Madre mía. Y encima le había descubierto mirándole descaradamente el culo. Se estaba muriendo de vergüenza.
-¿Los pantalones? S-sí… Los llevo mirando un rato ¿Dónde los compraste? -Dijo, buscando cualquier excusa mientras notaba como sus mejillas ardían y apenas le salían las palabras.
LE rio en cuanto le escuchó. Parecía que le había hecho bastante gracia.
-Ya. Los pantalones. -Repitió, sin creerlo.
Hani no sabía hacia dónde mirar ni qué hacer. Se sentía acorralada. Y más que lo sintió cuando, sin previo aviso, LE se acercó a ella y puso las manos cada una a un lado del rostro de Hani. Sus miradas se cruzaron por un instante antes de que sus labios se juntasen.
A Hani ni siquiera le dio tiempo a reaccionar. El beso fue corto pero muy intenso. Cuando tuvo la capacidad suficiente para hacer algo, sus bocas ya no estaban unidas.
-¿¡Qué haces, loca!? -Exclamó, roja como un tomate. Sin embargo, no parecía enfadada. Lo que estaba era avergonzada.
-Me estabas mirando el culo. Admítelo. -Dijo LE, de nuevo con aquella sonrisa. A ella el beso parecía no haberle afectado en absoluto.
-¡No! ¡Miraba los pantalones! -Quería que la tierra se la tragase en aquel mismo instante ¿Cómo iba a salir de esa situación?
-Entonces… Supongo que si hago esto, te apartarás. -Dijo LE, acercándose de nuevo a ella.
Hani se echó inconscientemente hacia atrás, totalmente confundida. Pero LE no tardó en llegar a ella y descolocarle aún más.
Llevó una mano directamente al trasero de Hani. Lo agarró con firmeza y apretó uno de sus glúteos. Hani dejó salir una exclamación de sorpresa y la miró con los ojos muy abiertos, pero no se apartó. LE sonrió.
-¿Lo ves? -Murmuró sin apartar la mano ni alejarse de ella. Sus cuerpos estaban muy pegados, rozándose.
Hani bajó la mirada hasta el suelo, tímida. Aquella mujer le estaba volviendo loca. Y lo peor no era eso. Estaba empezando a tener un poco de calor al estar tan cerca y sentir su mano donde estaba. Cuando volvió a subir la mirada, sus ojos se fueron casi directamente a los labios de la chica ¿Qué le estaba pasando?
-Puede que tengas un poquito de razón… Pero es que me lo habías puesto prácticamente en la cara. -Se atrevió a admitir, a medias.
-Uhm, ya veo. -LE empezó a masajear su glúteo, moviendo los dedos sobre este.- Y sigues sin apartarte. -Su sonrisa se amplió. Sabía perfectamente que los ojos de Hani estaban centrados en sus labios. Se relamió con la intención de provocar un poco más.
Era cierto. No se había apartado aún y estaba quedando en evidencia. Quiso moverse para hacerlo, pero algo le detuvo.
LE movió la mano a través de ambos glúteos, bajándola un poco más y colando un par de dedos entre sus piernas aprovechando que Hani las tenía un poco separadas. De esta forma pudo rozar con ellos su sexo. Hani, desde luego, se dio cuenta de esto y dejó salir un pequeño suspiro traicionero.
Ambas se miraron a los ojos. LE parecía estar orgullosa por algo, aparte de estar pasándolo muy bien. La mirada de Hani era una mezcla entre confusión y una pizca de pasión. LE retiró su mano. Quería ver la reacción de su amiga.
Lo que a continuación hizo Hani fue algo que ni ella misma esperaba. A la mierda el autocontrol.
Aquel pequeño roce que no duró más de dos segundos fue suficiente para despertar en ella algo que llevaba ya mucho tiempo intentando mantener dormido.
-Tócame otra vez. -Aquellas fueron las palabras que pronunció tras un intenso momento en silencio entre ambas. Apenas las susurró sobre los labios de LE, quien se sorprendió con su petición.
Se apresuró en cumplir el deseo de su amiga. Llevó una mano a uno de sus pechos y sobre la ropa empezó a acariciarlo y apretarlo muy suavemente, masajeándolo de esta forma. La otra mano la llevó justo donde se había quedado antes. Pero esta vez, de frente. En cuanto la acercó a su entrepierna, Hani separó las piernas un poco más, casi de forma instintiva. Colocó la mano sobre su sexo y apretó ligeramente con la palma al mismo tiempo que la movió hacia delante y hacia atrás, lentamente.
Aquello le sacó a Hani más de un suspiro. Pronto el movimiento fue constante y sus caderas parecieron cobrar vida propia. Empezó a moverlas con la misma velocidad y en la misma dirección en la que LE movía su mano, buscando más de aquel contacto, esa presión y roce que estaba provocando que se excitase y empezara a humedecerse. Todo aquello mientras LE le subía la camiseta y apartaba el sujetador para sacar sus pechos de este, dejando ambos al descubierto.
Agachó la parte superior de su cuerpo hasta poner la cabeza a la altura de los pechos de Hani. Mientras con una mano seguía acariciando el mismo de antes, acercó la lengua al otro para darle atención. Lamió el pezón de arriba a abajo a penas con la punta de la lengua, un par de veces antes de variar el movimiento. Al hacerlo subió la mirada hasta el rostro de Hani, dándose cuenta de que le estaba mirando. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus labios entreabiertos. Le estaba encantando verle así.
Por su parte, Hani estaba como en un sueño. Le costaba creer que realmente estaba pasando lo que pasaba. Pero tampoco quería pensarlo demasiado. Lo estaba disfrutando, eso era innegable y lo único que le importaba en el momento. Quería vivir al máximo aquella experiencia.
LE apartó la mano que tenía entre sus piernas, pero solo para desabrochar aquel pantalón que tanto estaba sobrando y colarla ahora por dentro de la tela. Lo hizo poquito a poco, acariciando con las yemas de los dedos la piel de allí por donde estos pasaban. De esta forma fue bajando hasta alcanzar su sexo. Lo primero que notó fue lo húmeda que estaba.
-Te está gustando, eh. -Susurró con los labios pegados a su pezón, subiendo la mirada hasta su rostro de nuevo.
Hani se atrevió a sonreír cuando le escuchó, haciéndole saber que no iba mal encaminada con sus palabras. Asintió ligeramente con la cabeza, sin ser capaz de decir nada.
Al ver esto, LE se incorporó hasta quedar cara a cara con la otra de nuevo. Acercó los labios a los de Hani y dio una rápida y juguetona lamida en los de ella antes de ir a decir algo.
-Si no vas a usar la boca para hablar, mejor hazlo para otra cosa.
Y tras decir eso unió sus labios a los de Hani. La chica tardó un poco en corresponder, pillándole por sorpresa. Pero al final no dudó en hacerlo y empezó a mover los labios tal y como lo estaba haciendo LE, fundiéndose ambas en un apasionado y excitante beso en el que acabaron jugando con sus lenguas.
LE no había apartado la mano del interior del pantalón de Hani. Mientras se besaban movió los dedos un poco, dando pequeños toquecitos, hasta dar con su clítoris. Primero lo acarició con uno de los dedos, haciendo de paso una suave presión. Repitió aquel mismo movimiento varias veces hasta empezar a hacerlo con dos dedos, poniendo ambos sobre aquella zona tan sensible y empezando a moverlos con una experiencia que dejó a Hani incapaz de seguir con el beso.
La chica suspiraba prácticamente a cada movimiento de la mano de la otra, sintiéndose más húmeda. Sin pensarlo, dejándose llevar, acercó las manos al trasero de LE. Aquel que lo había empezado todo. Lo agarró de forma posesiva, clavando los dedos con fuerza mientras apretaba y la obligaba de esta forma a pegarse más a su cuerpo. Se dio cuenta de que sus pechos estaban totalmente pegados unos con los de la otra y que se rozaban con cada movimiento de ellas. Aquello le dio un poco de vergüenza, pero le gustó. Ahora sentía la necesidad de tocarlos.
LE acercó los labios al cuello de Hani y empezó a besarlo y lamerlo, hambrienta. Había empezado con la intención de calentar a su amiga pero ella misma estaba empezando a disfrutarlo todo más de la cuenta. Ya había suspirado sin querer hacerlo cuando Hani apretó su trasero de aquella forma, pero cuando notó la mano de la chica sobre uno de sus pechos, palpándolo de forma inexperta y curiosa, no supo si excitarse, reírse o simplemente morir de ternura por su forma de hacerlo.
Sacó la mano del interior de su pantalón y se separó un poco de ella, haciéndole apartar las manos de su cuerpo. Bajo la atentísima y confusa mirada de Hani, se quitó la camiseta, desabrochó su sujetador y se bajó los pantalones acompañados por las bragas, quedando totalmente desnuda frente a ella.
Hani dio un rápido vistazo a su cuerpo. Uno, y otro y otro. Realmente no sabía donde mirar. Parecía que sus ojos querían ir a varios sitios al mismo tiempo. Tenía un cuerpo tan bonito como había imaginado. Entonces vio como LE se acercaba a ella otra vez y le cogía de las muñecas. Le digirió las manos hasta sus pechos, poniendo una sobre cada uno de ellos.
-Si quieres tocar, toca tranquila. No muerden. -Le susurró con una sonrisa, sin apartar sus propias manos de encima de las de Hani, las cuales apretaban sus pechos.
Sin embargo no le dejó disfrutarlos demasiado tiempo ya que pronto empezó a descender, repartiendo besos por el cuerpo de Hani hasta acabar de rodillas frente a ella. Llevó las manos a la zona interior de sus muslos, arañando su piel con tal suavidad que parecían simples caricias. Caricias que hacían que la piel de la chica se erizase y que ella, suspirase y separara un poquito más las piernas.
Poco a poco empezó a bajarle los pantalones junto con la ropa interior, hasta hacer caer las prendas hasta sus tobillos. Con la ayuda de Hani, quien movió las piernas un poco, terminó de quitárselo y dejarlo a un lado para que no les molestase. Acercó los labios a su vientre y dio un par de besitos para luego lamer y seguir bajando hasta alcanzar su sexo con la lengua. Volvió a poner las manos en sus muslos y le hizo separarlos un poco más y de aquella forma poder colocar perfectamente la cabeza entre sus piernas.
Hani llevó de forma inconsciente las manos al cabello de LE, entrelazando sus dedos en estos. Soltó por sus labios un suave jadeo que fue provocado por la cálida y experta lengua de su amiga. Los movimientos eran lentos pero intensos. Notaba como hacia presión sobre su clítoris con la lengua y la movía de un lado a otro o en círculos, haciéndole estremecerse de placer. Tras apenas unos segundos, a aquella maldita lengua se le unieron dos dedos que poco a poco fueron introducidos en ella. Le estaba encantando. El sentir su lengua sobre aquella parte de su cuerpo, con su calidez y humedad mezclándose con la suya. Sus dedos entrando y saliendo de ella con una destreza que pocas veces había sentido. En ese momento pensó que nunca se cansaría de ello.
Aquellos profundos jadeos pronto se transformaron en pequeños y placenteros gemidos, conforme la intensidad y rapidez de los movimientos de LE iba en aumento. No tardaría en llegar al orgasmo, eso estaba claro. El placer era cada vez mayor. Aquella mujer parecía saber perfectamente donde dar para provocar aquella esperada descarga de placer. Tal y como iban las cosas, pronto pasó. Tuvo que esforzarse para no derrumbarse sobre LE cuando aquel orgasmo atacó su cuerpo con tal intensidad.
LE retiró los dedos de su interior, pero no apartó la lengua hasta que no supo que Hani había terminado por completo, queriendo prolongar así un poco su placer. Cuando fue así, se levantó y quedó de nuevo en pie frente a ella. Hani le miró con el rostro sonrojado y los labios aún entreabiertos, jadeante.
-Te dije que no podrías resistirte. -Le dijo con una orgullosa sonrisa tras relamerse con descaro frente a ella.
Tenía razón. Había ganado.
-Pero no volverás a conseguirlo. -Le dijo, devolviéndole la sonrisa y sabiendo que ni ella misma era capaz de creerse tal mentira.
LE no dijo nada inmediatamente. En su lugar, se acercó a ella, pilló el labio inferior de Hani con los dientes y lo mordió despacio a la vez que tiraba un poco. Tras soltar, fue cuando habló.
-Volverás a buscarme. -Le dijo, murmurando al mismo tiempo que no apartaba la mirada de sus ojos.
Hani casi se estremeció ante aquello y le devolvió la mirada. Sí, era verdad. Volvería a caer. Pero… ¿Cómo no hacerlo?
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