Título: After life
Pareja: VHope (V + Jhope) (Taehyung + Hoseok)
Tipo: Yaoi
Género: Drama, angst, fluff (?)
Clasificación: G/PG
Descripción: Tras perder a su amor de la peor forma posible, Hoseok debe esforzarse por llevar una vida sin saber que esa persona sigue más cerca de lo que creer.
Advertencias: Muerte de un personaje.
Notas: Este fanfic salió de mis ganas de escribir algo con una tematica un poco menos realista a lo que estoy acostumbrada. Y como ahora, gracias a cierta personita me estoy viciando a BTS, estos dos hermosos chicos fueron los elegidos. Espero que os guste.
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Hay muchas formas de perder a alguien importante en tu vida. Puede que uno de los dos cometa un error, las cosas simplemente pueden dejar de ser lo mismo o incluso quizás aparezca alguien más. Entre todas ellas, sin duda la muerte no es la más reconfortante.
¿Quién se lo iba a decir? Esa tarde al salir de casa junto a la persona que amaba nadie podría haber sabido que volvería solo y con el rostro cubierto de lágrimas.
No habían pasado ni tres días y aquello parecía una eternidad insufrible. Todo había pasado demasiado rápido para asimilarlo bien, si es que había alguna forma buena y rápida de asimilar una desgracia como aquella.
Uno de los peores sentimientos era la culpabilidad. Debería haberle hecho caso cuando dijo que ya era hora de volver a casa. No tendría que haber insistido para ir a por aquel estúpido helado. Ni mucho menos burlarse cuando le dijo que aquella zona podía ser peligrosa.
Cuando quisieron darse cuenta ya era tarde. Estaban metidos de lleno dentro de la boca del lobo y no había vuelta atrás. Aquel tipo salió de entre las sombras como un depredador y atacó sin ninguna compasión.
”No tenemos nada” dijo nervioso, con un leve temblor en la voz. Pero de nada sirvió. El hombre, que aparentemente llevaba más de una sustancia metida en el cuerpo, se abalanzó sobre él navaja en mano.
¿Por qué tuvo él que defenderle? Tendría que haber reaccionado con más rapidez y no quedar paralizado por el miedo. O en su defecto, ser la victima él mismo.
De todas formas poco se podía hacer ya. Taehyung no estaba y nada le iba a hacer volver. O al menos eso era lo que él creía.
***
Fue complicado entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Las imágenes y sonidos reflejados en su mente solo eran una masa confusa de recuerdos y sensaciones que nunca jamás volvería a sentir.
Lo último que recordaba de lo que alguna vez había sido, era lamentable. Su cuerpo sobre un charco de sangre y su amado suplicando entre lágrimas. Después, todo empezó a ser cada vez más borroso hasta finalmente, desvanecerse camino al hospital.
Pero seguía allí por algún motivo que desconocía. Hoseok no le veía, sentía o escuchaba. Pero estaba a su lado.
Por las noches se acostaba junto a él, en aquella cama que ahora parecía tan vacía para Hoseok. Se quedaba junto a él hasta el amanecer, viéndole descansar, escuchando su respiración, grabando en su memoria cada uno de los detalles de su rostro como había hecho otras tantas veces.
A veces, durante largas noches y sin darse cuenta, hacía el amago de pasar el brazo sobre el cuerpo de Hoseok con la intención de abrazarle y sentir el calor que su cuerpo desprendía. La sensación que sentía cada vez que recordaba la situación era devastadora. Cuando al intentar acercarse a él buscando el amor que tanto necesitaba, era como intentar abrazar al aire o lanzar un beso al viento.
Pero lo peor no era eso. Lo peor era verle sufrir por él y no encontrar la forma de decirle que estaba a su lado. Aunque gritase desesperadamente hasta quedar sin voz, nunca lo sabría. Eso era lo peor. La impotencia de no poder ayudar a la persona amada por mucho que lo intentes con todas tus fuerzas.
Cuando le veía llorar creyendo estar solo para no ser visto, se le rompía el corazón. Sabía que se culpaba. Le había escuchado murmurarlo en más de una ocasión mientras se ahogaba en llanto ¿Cómo podía pensar una cosa tan horrible?
Intentó buscarle un lado positivo a la situación, pero es que no lo había. Estaba muerto ¿Qué podía haber de bueno en eso?
Los días fueron pasando lentos hasta transformarse en meses. Durante todo ese tiempo, no recordaba una sola noche en la que no hubiese ”dormido” junto a Hoseok. Habían visto películas, visitado lugares, dado paseos, reido juntos… Pero eso solo lo sabía él.
Se alegraba de verle mejor, eso sí. Poco a poco le había visto superarlo hasta apenas derramar lágrimas por él. O al menos, aprender a reprimirse un poco mejor. Era obvio que le echaba de menos, pero… Cuando le veía pasarlo bien con otros aunque solo fuese por amistad o cuando algún chico se interesaba por él, tenía miedo. Temía ser olvidado por Hoseok y acabar siendo solo un recuerdo. Y para colmo uno malo, al ser recordado como una mala experiencia.
Por eso mismo, dicha tarde perdió el control sobre sus actos.
Cuando estaba tranquilo reflexionaba sobre el tema y llegaba siempre a la misma conclusión. Hoseok merecía volver a ser feliz con otra persona y él ya no era nada ni nadie para intentar evitarlo. Y nunca mejor dicho. Aunque de todas formas no se le ocurría forma de poder hacerlo. Pero cuando el momento llegaba, los celos eran tales que le era imposible entender algo tan simple.
Cierto día unos amigos que habían tenido en común invitaron a comer a Hoseok. A esa comida fueron dos chicos más que ninguno de los dos conocía, amigos de los demás. Ojalá no hubiesen ido.
Uno de los dos pasó toda la comida intentando tontear descaradamente con su Hoseok ¿Cómo se atrevía? Quiso acercarse y golpearle con fuerza, pero en su lugar comenzó a llorar de pura impotencia y rabia. Si ya le habían quitado la vida, podrían haberle arrebatado también los sentimientos.
No quería estar allí, observando sin poder actuar como intentaban quedarse con su amado. Pero una fuerza desconocida y superior a él le obligaba a no alejarse mucho de donde Hoseok se encontraba. Se sentía lleno de celos y tenía ganas de darle golpes a todo. Y aquellos sentimientos solo iban en aumento. Solo podía pensar en lo mucho que le gustaría darle un puñetazo a aquel tipo. O algo peor.
***
El chico que había pasado toda la comida tras Hoseok, se levantó de su silla tras la comida para ir al baño.
Mientras el joven hacía sus cosas, la luz se apagó. ”Qué raro” pensó. El interruptor estaba junto a la puerta y parecía que allí dentro solo estaba él. Quizás se había fundido la bombilla.
No tuvo más remedio que terminar a oscuras. Al acercarse de nuevo a la puerta, curioso por el tema de la luz, intentó encenderla de nuevo con el interruptor. Pero nada cambiaba. Definitivamente sería cosa de la bombilla.
Al poner la mano en el pomo de la puerta e intentar salir, se llevó una nueva sorpresa. Esta vez un poco más desagradable que la anterior. No se abría. Lo intentó una y otra vez pero parecía estar atrancada. Para colmo, no podía ver nada.
Pidió ayuda un par de veces ¿Qué más podía hacer? Encima el móvil se lo había dejado sobre la mesa. Pero fuera había mucho ruido y parecía que no le escuchaban.
Maldijo la luz, la puerta y todo lo que pasó por su cabeza. Incluso a sí mismo por necesitar ir al baño. Se estaba poniendo nervioso. No le gustaba quedarse encerrado y menos a oscuras.
Despacio se acercó hasta donde imaginaba que estaban los grifos, palpando poco a poco con la mano hasta dar con uno y hacer que el agua comenzara a caer. Su intención era refrescarse un poco y con suerte, calmarse y pensar en una solución. Con toda la gente que había fuera, alguien debería darse cuenta pronto.
Tapó su cara con las manos al ir a lavársela, cubriéndose los ojos un momento. Entonces, en ese preciso instante la luz se encendió, parpadeando un par de veces antes de hacerlo por completo.
***
Todo el bar, clientes y empleados, dirigió la mirada hacia el mismo sitio al escuchar aquel grito.
Pocos segundos más tarde vieron salir del baño a un chico corriendo y llorando como un niño. Tanto Hoseok como los que estaban con él en la mesa, no tardaron en reconocerle. Tenía la cara totalmente descompuesta y aún gritaba horrorizado. Uno de los amigos de Hoseok se apresuró a levantarse e ir con él, pero en su lugar fue empujado a un lado, casi cayendo al suelo. El chico había atravesado el local corriendo y llorando desconsoladamente, había empujado a su amigo y había salido corriendo de allí.
Después de aquello se produjo un silencio absoluto no solo en su mesa, sino en todas.
Las personas se miraban unas a otras con una mezcla de confusión y miedo ¿Qué podría haberle pasado a aquel chico para tener esa reacción?
Un par de amigos del grupo intentaron ir tras él, pero no lograron alcanzarle y volvieron como se habían ido. Al mismo tiempo, un pequeño grupo de empleados entró al baño para inspeccionarlo y ver qué era aquello que había asustado tanto al joven. Iban con miedo, por supuesto. Tras ver como había salido el chico, casi no se atrevían a entrar.
Miraron cada rincón, pero allí no había nada extraño. Cuando los empleados salieron e informaron de ello a los demás, la gente empezó a asumir que el problema estaba en el chico y no en el lugar. Pronto empezaron los cuchicheos y poco a poco, todo fue volviendo a la normalidad.
Al menos el resto del local, porque en la mesa donde había estado comiendo era imposible que las cosas fuesen normales. Uno de ellos intentaba localizarle por móvil mientras los demás se miraban aún sin creer lo que acababa de pasar.
Hoseok era uno de los que más sorprendido estaba. A aquel chico lo acababa de conocer y había parecido muy simpático y normal… ¿Y de repente eso? Algo muy malo debía haberle pasado. Era eso o que no estaba muy sano de la cabeza.
¿Cómo podía llegar a imaginar alguien quien había sido el causante de tal susto? Allí, en una esquina, tan sorprendido y asustado como los demás, estaba Taehyung.
¿Qué había pasado…? ¿Eso lo había hecho él…? Era la primera vez que se manifestaba de esa forma delante de alguien. De hecho, ni siquiera sabía que podía hacerlo. Todo había sido tan rápido que aún le costaba asimilarlo. Y aquel pobre chico… Estaba casi seguro de que no sería capaz de volver a mirarse a un espejo en su vida. No después del momento tan desagradable que había vivido.
No quería ni saber qué era lo que había visto para salir de allí con tanto miedo. Vale, ver en el espejo un reflejo que no es el tuyo cuando estás solo, asusta ¿Pero había sido eso para tanto? Parecía que había visto el mismísimo infierno reflejado en aquel pedazo de cristal.
Se miró las manos y el cuerpo. Él no veía nada fuera de lo normal. Ni siquiera estaba la herida de la puñalada donde se suponía que debía estar. Se encogió de hombros. Después de todo, él se lo había buscado ¿O no? La verdad es que no estaba muy seguro. Quizás había sido muy duro, aunque no sabía exactamente como lo había hecho.
Aquella noche, tumbado junto a Hoseok una vez más, no pudo evitar empezar a reflexionar sobre el rumbo de la situación. Era algo que había hecho muchas veces pero nunca tras una situación como la vivida ese día. Seguramente le había creado un trauma al chico.
Debía dejarle ir. No podía pasar toda la vida de Hoseok alejando a todo el que intentase algo con él. Se merecía conocer a alguien más y ser feliz. Pero no quería irse sin más. No había podido despedirse en condiciones la primera vez y no quería que la segunda fuese así también. Quería intentar algo, aunque le asustaba que algo pudiese ir mal.
***
Era media noche cuando sus ojos se abrieron, solo viendo lo poco que la luz que entraba por la ventana le permitía. Sentía un frío poco habitual para aquella estación del año. Se encogió un poco a causa de esto. Las finas sábanas de su cama no eran suficiente. Tendría que levantarse a por algo más.
No tenía muchas ganas de levantarse pero era eso o pasar la noche con frío. Dejó salir un resignado suspiro y tras ponerse en pie, fue a encender la luz de la habitación para buscar en el armario alguna manta. Pero para su sorpresa, no iba.
Perfecto. Ahora tendría que buscarla a oscuras. Aquello iba a ser complicado.
Abrió el armario y se agachó un poco, empezando a buscar por donde se suponía que guardaba esas cosas, pero estaba más dormido que despierto y no daba una. Y para colmo, helado. Su dormitorio parecía un congelador en ese momento.
Algo rozó su hombro, asustándole. Durante unos segundos estuvo totalmente inmovilizado, sin atreverse a mirar hacia atrás. Aquello había sido suficiente para desvelarle. Poco a poco se fue relajando al pensar que quizás lo había imaginado. A veces el cerebro podía jugarte malas pasadas ¿No? Eso quería creer. Era preferible a pensar que alguien o algo le habían tocado el hombro.
***
¿Cómo lo hacía…? Le había conseguido despertar, pero no se había atrevido a estar ahí cuando Hoseok abrió los ojos. Y ahora, de nuevo se había echado atrás. No podía simplemente acercarse y saludar. No quería asustarle.
Le observó, viéndole seguir con su búsqueda y maldiciendo en voz baja. Sin saber por qué, aquello le hizo sonreír con tristeza. Si todo iba bien, sería la última vez que vería cualquier imagen en la que Hoseok estuviese presente.
Quiso ayudarle ¿Podría hacerlo? Se veía cansado y no quería tenerle dando vueltas más tiempo. Necesitaba descansar. Echó un vistazo a la habitación, viendo la chaqueta del chico colgada de una silla. Se acercó y estiró el brazo casi sin pensarlo.
***
Ya estaba resignado a pasar frío esa noche cuando algo cubrió sus hombros. Esta vez no quedó inmóvil. En su lugar, se giró instintivamente y con el corazón a mil para ver qué pasaba. Aquello no era un simple roce en el hombro, no.
Debía estar soñando… ¿No? Eso no podía ser posible. Él no podía estar allí.
No podía ver sus rasgos a la perfección pero no le hacía falta. Era alguien a quien reconocería en cualquier circunstancia. Incluso su aroma era el mismo. Los ojos se le empezaron a llenar de lágrimas. Estaba sorprendido, sin embargo, no asustado ¿Debería? Ni siquiera sabía si aquello estaba pasando de verdad o era solo un sueño más. Si era así, era el más real que recordaba.
-No llores, por favor… -Escuchó. Definitivamente era su voz. Aquello solo le hizo llorar con más fuerza, ignorando por completo su petición.
Taehyung quiso abrazarle. Era por su culpa que estaba así y se sentía fatal por ello. Quizás no había sido tan buena idea después de todo. Le costaba asimilar que estaba siendo visto. O al menos eso creía, porque aparte de llorar, Hoseok no había hecho ni dicho nada.
Levantó una mano y poco a poco la estiró hacia él ¿Podría tocarle? El roce de antes había sido tan leve que ni siquiera sabía si había llegado a hacerlo de verdad.
Sus dedos atravesaron la mejilla de Hoseok, comprobando de esta forma que su nuevo ”poder” no era tan efectivo como le gustaría. Lo que no sabía es que por su parte Hoseok sí podía sentirle. Más o menos, pues lo que el chico notaba era una cálida brisa allí donde los dedos de Taehyung intentaban entrar en contacto con su piel. Aquello bastó para hacerle levantar la mirada y atreverse a buscar el rostro de Taehyung entre la oscuridad.
Sus miradas se encontraron, confusas y expectantes ¿Por qué Hoseok no parecía tan asustado como el chico de aquella tarde? Se veía totalmente descolocado por la visión, desde luego. Pero no había miedo en sus ojos. Quizás no era tarde para rectificar un poco en aquella acción tan atrevida y que tan malas consecuencias podía traer. No quería causarle problemas a la persona que tanto amaba. Pero saber que Hoseok podía verle y sus interacciones ya no eran solo cosa de uno, era un sueño cumplido. Si tuviese un corazón que sentir, este habría estado totalmente acelerado. Tanto como el de Hoseok en ese mismo momento.
Apartó lentamente la mano del rostro del chico, sin ser capaz de apartar la mirada de sus llorosos ojos. Odiaba verle así.
-Esto es otro de mis tontos sueños contigo ¿Verdad…? -Dijo de repente Hoseok, pillando a Taehyung totalmente desprevenido.
-Eso me temo. -Dijo, casi sin pensar. Prefería que creyera que era un sueño a saber la verdad. No creía que fuera muy sano para la mente de Hoseok saber que estaba viendo al fantasma de su novio muerto. Si iba a recordarle, que fuera de esa forma.
Aquella afirmación calmó un poco al chico, ya acostumbrado. Taehyung debía aprovechar muy bien aquella oportunidad y lo sabía.
-Pareces tan real… -Murmuró sin poder apartar la mirada de él. Estaba fascinado y al mismo tiempo, emocionado. Era como tenerle en frente. Como ni nada hubiera pasado.
-Escucha… -Comenzó Taehyung.- Hoseok, debes ser feliz. Prométeme que lo serás y conocerás a alguien que nunca te quite esa sonrisa. -Le estaba costando demasiado pronunciar aquellas palabras, pero tras mucha reflexión, era lo mejor. Era lo que él deseaba para Hoseok. Su felicidad. Si era o no con él, era lo de menos.
-Pero yo te amo a ti… Por favor, no vuelvas a irte… -Aquellas palabras sonaron como una súplica dolorosamente sincera por parte del chico. A Taehyung se le partió el alma solo de escucharlo. Ojalá pudiese prometerle algo así.
-Puedo quedarme contigo esta noche, pero ya no más… -Aclaró, tardando en responder debido a lo dolorosa que le resultaba la situación.
Tras su muerte había pasado muchísimas noches acostado junto al cuerpo de Hoseok, pero ninguna como aquella. Él sabía que estaba allí y parecía que de algún modo podía sentir su leve contacto. Le abrazó, si es que a aquello se le podía llamar abrazo, y así pasaron las horas por última vez. Hasta el amanecer.
Le costaba imaginar la reacción que habría tenido Hoseok al saber que aquellas palabras no fueron producto de su imaginación. Pero lo mejor que podía hacer era dejar las cosas como estaban y desaparecer definitivamente para dejarle ser feliz. Era una hermosa despedida. Esa despedida que en su momento no pudo tener lugar.
A la mañana siguiente Hoseok despertó con el bonito recuerdo de una noche entre los brazos de su amor, sin saber que aquella había sido la última vez definitiva. Sus palabras no las olvidaría. En el fondo, aunque quería creer que de verdad había sido un sueño, una parte de él le decía que debía darles más importancia de lo que parecía. Lo haría. Y sin duda, nunca olvidaría aquella noche.
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