lunes, 6 de junio de 2016

(JoonMin) 늑대남자 (Werewolf) -Twoshot- 2/2


Notas: Esta es la segunda y última parte del Twoshot 늑대남자 (Werewolf). Espero que os haya gustado esta historia, ya que la próxima vez me gustaría regresar con un serial muy largo.

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Verano de 1928, Inje-gun, Gwangwon-do, Daehan Jeguk



Desde el día en el que los chicos del pueblo le habían pegado, JiMin retomó su costumbre de ir al bosque de vez en cuando al encuentro del lobo. En una zona muy profunda de su cerebro, seguía teniendo miedo, pero el animal nunca le había dado muestras de querer hacerle daño o atacarlo y el humano que de vez en cuando aparecía, tampoco. El chico todavía seguía estando reticente a acercarse cuando la criatura aparecía ante él en su forma humana y se comunicaba con su voz grave, pero cada día que pasaba, se iba acostumbrando más a él y se iba sintiendo mucho mejor a su lado.

Habían conversado en los meses en los que el invierno daba paso a la primavera y la primavera daba paso el verano. Había pasado mucho tiempo desde la primera vez que el chico se encontró con el lobo, pero parecía que había sido solamente un suspiro. Las horas junto a él se le pasaban volando y JiMin, la mayoría de las veces no quería regresar al mundo real, donde todo seguía igual para él, donde nada era emocionante, donde dejaba una parte de su ser en el bosque.

Ese día era igual a los demás, JiMin se había despertado temprano para poder asistir a sus clases y después había evitado al máximo a sus compañeros. De todas formas, solo le quedaba ese año para terminar sus estudios y estaba más que seguro de que sus padres no lo iban a enviar a la capital a que siguiera formándose, porque con los básicos conocimientos que había adquirido en los anteriores años ya era suficiente para él. JiMin se quedaría en el pueblo y se haría cargo de los asuntos de su familia, a falta de otro hermano o hermana que pudiera ayudarlo, le encontrarían alguna chica con la que casarse y formar una familia y su vida seguiría igual de monótona que siempre. A veces, el chico pensaba en ello y sentía cómo su corazón se oprimía porque él realmente no quería nada de aquello, pero tampoco podía hacer otra cosa para evitarlo, solo podía intentar evadirlo un poco, pero eso solo retrasaba las cosas, no las solucionaba.

Por el camino a casa, JiMin se sintió atraído hacia el bosque, pero desistió de la idea de internarse en él aquel día. Había ido varios días seguidos al lugar en el que se encontraba con el hombre lobo y tampoco quería hacerse dependiente de él para todo, a pesar de que realmente lo era sin darse apenas cuenta de ello. Al llegar a la vivienda familiar, Inu salió a su encuentro y JiMin decidió quedarse con el animal durante un buen rato jugando. Ya hacía calor, así que, no le molestaba tener que estar fuera junto a él, corriendo de un lado a otro. Jugar con el perro siempre lo había despejado y lo había hecho feliz, aunque en los últimos tiempos, solo parecía ser realmente feliz cuando se encontraba con el lobo. El chico obvió aquel último pensamiento y se dedicó a pasarlo bien sin necesidad de pensar en absolutamente nada y descansar su mente.

No habían pasado más que unos minutos cuando escuchó gritos en el interior de su casa y un fuerte golpe de algo contundente caer al suelo. JiMin cerró sus ojos durante unos segundos e inspiró hondo, aquello no podía seguir así, pero él tampoco sabía qué era lo que podía hacer para solucionar la situación. Cuando era más pequeño, había comentado los sucesos en el pueblo, a sus profesores, pero estos simplemente le habían dicho que no se preocupara, que no era nada grave y que no le echara cuentas, que simplemente intentara no estar presente en esos momentos y eso es lo que él había estado haciendo durante todos aquellos años. Sin embargo, sabía que algo más tenía que poder hacer. Al abrir los ojos, JiMin se encontró con la puerta de la casa siendo abierta por una mano grande que reconoció inmediatamente como la de su padre y un escalofrío le sacudió todo el cuerpo cuando los ojos oscuros de su progenitor se clavaron en los suyos.

Aquella vez no le dio tiempo a poner pies en polvorosa, su padre lo alcanzó antes de que diera siquiera un paso y todo comenzó. Ni siquiera pudo alzar una mano para defenderse, ni siquiera pudo hacer nada para que los golpes dejaran de impactar uno tras otro contra su cuerpo, dejándolo sin respiración. Cuando todo terminó, JiMin no se sentía ninguna parte de su ser, solo notaba cómo las lágrimas le recorrían las mejillas y hacían que las heridas de su rostro le escocieran, así que, ni siquiera supo cómo se levantó del suelo y comenzó a tambalearse hasta el bosque, dejándolo todo atrás.



늑대남자



NamJoon aún no había llegado al lugar en el que siempre se encontraba con el chico, del que ahora ya sabía que se llamaba JiMin, cuando su nariz captó algo que no le gustó nada. Era el aroma de su humano, pero estaba mezclado con un toque ferroso que el lobo identificó perfectamente como sangre, así que no tardó ni un segundo en acelerar su paso para llegar lo más rápido posible a su encuentro y poder ver cuál era su estado. NamJoon sabía que tenía muchos problemas en el pueblo, con sus padres y con los chicos de su edad también, y parecía no encajar en ningún lugar, también sabía que algunas veces se llevaba golpes por parte de todos ellos. Lo sabía y lo odiaba. Si JiMin no le hubiera dicho en contadas ocasiones que ni se le ocurriera aparecerse por el lugar en el que vivía, él ya lo habría hecho y habría acabado con todo aquello que lo hacía sufrir.

En apenas un par de minutos llegó al lugar en el que se encontraba el humano, tumbado sobre el suelo y con las partes del cuerpo que se veían llenas de golpes que comenzaban a notarse en su fina y blanca piel. Le recordó al primer día que lo había visto, solo que, en aquel momento, no se encontraba en tal mal estado como lo estaba ahora. NamJoon no perdió ni un segundo en acercarse y comenzar a rozar su rostro con su hocico, haciéndole ver que ya estaba allí con él y que no tenía nada que temer. El muchacho reaccionó levemente, alzando un poco su cabeza y mirándolo con sus llorosos ojos, haciendo que algo se removiera en el interior del lobo. No podía dejarlo allí, no podía dejar que los de su misma especie siguieran haciéndole daño, JiMin tenía que irse de allí con él, debía alejarse de todo aquello y vivir junto a él, donde todo aquello no lo acosara y donde pudiera ser feliz. Ya le había comentado en algunas ocasiones qué era lo que representaba para él, ya le había contado que lo había elegido como su pareja y, aunque el chico no le había dado ninguna respuesta, podía sentir que en lo más profundo de su ser, también lo necesitaba.

NamJoon cambió. No le gustaba tanto aquella forma, pero debía hacerlo si quería hablar con él, si quería convencerlo. Por eso, dejó que su otra mitad emergiera repentinamente entre un pequeño estallido de luz blanquecina, para poder hacerlo.

—JiMin —susurró y llevó sus brazos desnudos hacia su cuerpo para levantarlo del suelo—. Necesitas salir de aquí, alejarte.

—No… —murmuró el chico, tal y como ya había hecho miles de veces, aun así, dejó que NamJoon lo sujetara y lo levantara del suelo, abrazándose a su cuerpo en el proceso y quedándose así. NamJoon no pudo evitar suspirar ante su cabezonería.

—Vas a seguir sufriendo si sigues de esta forma —razonó.

—¿Y qué sugieres que haga? —le contestó él.

—Escucharme.

El chico se separó de él unos centímetros, intentando alejarse de su cuerpo, pero sus piernas no sostenían su peso, así que NamJoon tuvo que sujetarlo de nuevo, cerca de su pecho. Era tan pequeño, tan vulnerable, tan inocente. Daba igual el lugar al que fuera, JiMin no sobreviviría si no se encontrara él a su lado para protegerlo de todo mal y él no iba a dejar que se quedara en ese lugar sin antes hacerlo seguro, lo cual supondría hacer algo inhumano que no le gustaría. La respuesta más fácil para todos era la que siempre le había dado, la que siempre le había propuesto, aquella que no quería tomar de ninguna forma.

—Si vienes conmigo —continuó—. Si vienes al lugar del que vengo, nadie más podrá hacerte daño. Por favor, hazme caso.

—No puedo… —murmuró. Sus ojos seguían derramando lágrimas que ahora sentía NamJoon contra su pecho—. No puedo dejar mi hogar, todos se preocuparían.

—No hay demasiadas personas que te aprecien en este lugar si nadie se preocupa por ti cuando los golpes aparecen en tu cuerpo —le replicó, haciéndole ver algo de lo que no se había dado cuenta, porque sus manos se aferraron un poco más fuerte a su cuerpo tras escuchar aquellas palabras—. JiMin… sabes que si vienes conmigo estarás protegido de cualquier mal.

El chico alzó su cabeza y sus ojos se encontraron durante unos segundos. Los tenía hinchados y rojos, además de brillantes por las lágrimas, y en ellos se podía ver perfectamente la indecisión reflejada. NamJoon sabía que era una decisión muy difícil de tomar, debía dejar atrás todo lo que conocía y embarcarse con él en una aventura que no sabía dónde le llevaría y que no podía siquiera entender. Para el lobo era algo fácil, solo tenía unas pocas opciones y solo en una de ellas podría ser feliz.

—Llévame contigo… —murmuró, haciendo que una gran sonrisa se instalara en el rostro de NamJoon—. Pero hazlo antes de que me arrepienta.

—No te arrepentirás —prometió—. No lo harás.



늑대남자



JiMin sentía el fresco viento de la noche contra su rostro mientras se aferraba al suave y cálido pelaje del lobo sobre el cuál se encontraba mientras éste recorría el bosque. Aun no estaba del todo convencido de lo que estaba haciendo, ni siquiera estaba seguro de que no se hubiera dado tal golpe en la cabeza que aquel mismo instante estuviera muerto o soñando. Se sentía mal por abandonar todo aquello que había conocido durante toda su vida, por abandonar a su madre y a Inu, por huir sin haberse enfrentado a nada, pero también sabía que jamás habría tenido el valor para enfrentarse a ello.

El chico miró atrás una vez más, observando cómo se alejaba de cualquier lugar conocido y se adentraba en lo desconocido y tragó saliva. Muchas personas de su pueblo se habían adentrado en el bosque a lo largo de los siglos y no habían regresado de sus profundidades, así que, probablemente pensarían que se había perdido y que cualquier animal salvaje lo habría convertido en su cena. JiMin lo prefería así antes que alguno de ellos lo echaran de menos, porque eso solo serviría para que quisiera regresar y, muy en el fondo, no quería hacerlo.

El viaje no duró mucho, ya que el lobo comenzó a disminuir su velocidad de carrera y el chico sintió que todavía estaban demasiado cerca como para sucumbir a la tentación, así que, deseó profundamente que aquel no fuera el lugar en el que se quedaran. En un momento determinado, NamJoon se detuvo y miró a su alrededor, gruñendo gravemente, ese sonido hizo que JiMin se asustara bastante, ya que un segundo después, salieron a su encuentro muchos lobos más. No obstante, ninguno de ellos hizo el amago de acercarse a ellos o quiso hacerles daño, así que, se relajó un poco y dejó de apretar fuertemente el pelaje del lobo.

En ese momento, un joven precioso que no sería mucho más mayor que él, salió de la espesura vistiendo simplemente unos harapos y se acercó a ellos, tendiéndole la mano a JiMin para que se bajara del lomo de NamJoon. En un primer instante, el chico se quiso negar, pero al ver que el lobo no hacía ningún movimiento para alejarse supuso que sería alguien de confianza. El desconocido le sonrió cálidamente cuando tomó su mano y lo ayudó a bajar, después le habló.

—No tengas miedo —dijo con voz dulce—. Aquí nadie va a hacerte daño —le aseguró—, y yo solo estoy aquí para curarte las heridas, así que, ven conmigo.

JiMin miró atrás una vez, buscando la aprobación del lobo, pero éste ya no se encontraba allí, en su lugar estaba el hombre que siempre le inspiraba sentimientos contradictorios que no sabía cómo calificar. NamJoon se acercó a él y lo tomó delicadamente por la cintura, antes de comenzar a caminar, haciendo que él mismo y el otro muchacho lo siguieran.

—No debes tener miedo —le susurró—. Mi primo SeokJin te cuidará bien hasta que puedas moverte con comodidad y podamos proseguir nuestro viaje hace el noreste.

El chico asintió y luego sintió cómo un peso abandonaba su corazón. Se iban a ir lejos, muy lejos, probablemente a un lugar tan lejano que ningún hombre hubiera pisado jamás, aunque, a aquellas alturas de la Historia de la Humanidad, pareciera imposible que quedaran resquicios en los que nadie hubiera estado antes.



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NamJoon no quiso quedarse demasiado tiempo junto al clan de las Cascadas, ya había abusado de su hospitalidad durante todo el tiempo que se había estado hospedando allí, así que no quería ser más molestia para todos ellos. Su primo y su pareja habían sido muy amables, pero él quería regresar cuanto antes a su hogar y ver qué era lo que había sucedido en su ausencia. Aún tenía esperanzas en poder conseguir el liderazgo, ya que si hubiera habido un cambio de líder en su manada, las noticias habrían llegado hasta donde él se encontraba.

Por este motivo, NamJoon decidió que en cuanto las heridas de JiMin no fueran una molestia para este durante el viaje, lo mejor que podían hacer era salir de allí lo más pronto posible porque de aquella manera se aseguraba de que dos cosas no sucedieran: la primera, que el clan no fuera tomado en la próxima luna llena por su rival YoonGi y la segunda, que JiMin no sucumbiera al desasosiego y quisiera regresar a casa estando tan cerca de su pueblo aún.

NamJoon se había pasado los últimos días en su forma humana para poder atender mejor a todas las demandas de JiMin, así que, volver a su otra piel fue algo molesto al principio, pero una vez se acostumbró a sus nuevos músculos y articulaciones, se sintió como nunca. En aquel momento, olfateó el aire para encontrar el lugar en el que estaba su humano y dirigirse allí para poder recogerlo y continuar su viaje hasta el lugar al que tenían que llegar lo más pronto posible. Lo encontró junto al característico olor de su primo, así que, fue hacia donde se encontraban los dos.

Fue SeokJin el primero en verlo y NamJoon supo que fue porque lo había olido a algunos metros de distancia. Su primo le dedicó una de sus sonrisas cálidas cuando se encontraba en su forma humana y luego le indicó a JiMin que él había llegado. El chico se giró para verlo y también esbozó una leve sonrisa que hizo que su corazón lobuno latiera de una forma muy rápida, una velocidad que solo alcanzaba cuando estaba corriendo por el bosque.

—Creo que es hora de que os vayáis —murmuró SeokJin y luego ayudó a JiMin a montarse sobre su lomo—. Tened cuidado en el viaje y no te arriesgues demasiado con YoonGi.

NamJoon lo miró a los ojos, queriendo decirle que en el viaje tendría mucho cuidado porque no podía dejar que JiMin sufriera ningún daño; sin embargo, lo iba a dar todo contra YoonGi porque éste no se merecía ocupar el lugar que le pertenecía por derecho. Después de aquello, el lobo se giró se dispuso a encaminarse hacia su nuevo destino.



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Probablemente habían pasado solo cuatro o cinco días desde que finalmente se adentrara en el bosque para no volver a regresar jamás, no lo sabía con exactitud, pero JiMin sentía que habían pasado al menos años desde ese momento. Se sintió un poco asustado al verse rodeado de hombres lobo de un momento a otro, pero tras convivir con algunos de ellos durante un poco de tiempo, finalmente se había dado cuenta de que no tenía nada que temer, incuso, había comenzado a acostumbrarse a la forma humana de NamJoon, aunque éste seguía provocándole escalofríos por todo su cuerpo que no sabía cómo clasificar exactamente.

No obstante, el chico no tuvo demasiado tiempo para pensar en cosas como aquellas, porque antes de darse cuenta, NamJoon ya había ido en su busca para ponerse en marcha de nuevo.

—¿Dónde iremos ahora? —cuestionó, agarrándose firmemente a su pelaje una vez comenzó a aumentar la velocidad de su carrera.

NamJoon no podía contestarle en aquellos momentos, porque se encontraba en su forma lobuna, así que, el chico esperaba que sí le contestara una vez hicieran un descanso a medio día.

Si pensaba en lo que le había sucedido desde el primer día en el que se encontró con el lobo en forma humana, JiMin sentía que su vida había dado un giro de ciento ochenta grados. Las cosas habían sido muy diferentes entre ellos y, sobre todo, en su pueblo, porque todo había empeorado de una forma considerable hasta llevarlo a aquella situación en la que se encontraba, subido a la espalda de un gran lobo mientras éste avanzaba entre la espesura del bosque.

El día fue largo y en el receso que hicieron para comer un poco, NamJoon le explicó que se dirigían hacia su clan, que se encontraba en lo más recóndito del bosque, no tan cerca de los humanos como el clan de las cascadas, en el que habían pasado los anteriores días. También le comentó que, probablemente, algunos de los miembros de su clan no fueran del todo amistosos con él porque había otro lobo que, como él, quería asumir el liderazgo de la manada.

—Aun así, no tengas miedo —murmuró—, una vez que te conviertas en mi pareja no tendrás nada que temer.

Tras decirle aquello, se había vuelto a convertir en lobo y le había indicado que se subiera a su lomo. JiMin todavía seguían un poco confuso por aquellas últimas palabras que le había dedicado, pero ya no podía hacerle las preguntas pertinentes hasta que éste no volviera a ser humano de nuevo. Ya había mencionado en más de una ocasión aquel término, pero no le había explicado a JiMin qué era lo que significaba para los hombres lobo ni qué era lo que implicaba para él eso. No obstante, el chico podía imaginarse más o menos qué quería decir, a pesar de que todavía le tuvieran que dar muchas explicaciones.

El resto del viaje se le hizo bastante más corto porque NamJoon aligeró su paso. JiMin supuso que lo hizo para no tener que viajar de noche y llegar lo más pronto posible al territorio que ocupaba su clan, donde ambos podrían relajarse. Sin embargo, el chico sentía más y más tensos los músculos del lobo cuanto más se acercaban a su destino y no se imaginaba por qué podía ser. Intentó transmitirle calma acariciándolo levemente, pero no supo si realmente lo ayudó o no.



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Cuando la luna se alzaba casi llena y orgullosa en el punto más alto del cielo, fue cuando NamJoon pudo finalizar su enloquecida carrera. Después de haberse pasado viajando todo el día y la mitad de la noche, por fin había alcanzado su destino y estaba feliz por un lado, pero asustado por el otro. Lo primero que tenía que hacer era llevar a un lugar seguro a JiMin y hacer que se quedara allí hasta que solucionara el asunto que debía con YoonGi, ya que debía asegurarse de que éste no tuviera pareja y que no pudiera presentar su candidatura al día siguiente, cuando la luna por fin se encontrara llena.

Sin avisar a JiMin para que descendiera de su espalda, NamJoon comenzó a cambiar, acabando en su forma humana y asustando al chico que se encontraba pegado a él. Lo tranquilizó acariciando el dorso de la mano que se aferraba fuertemente a su cuello para no caer y luego hizo que el muchacho afianzara el agarre que mantenía sobre su cuerpo antes de comenzar a andar e internarse en el territorio que ocupaban las cuevas de su clan.

Todo estaba lleno de olores familiares, unos más fuertes que otros y algunos de ellos un poco desagradables. NamJoon no esperaba tener que encontrarse con él tan pronto, primero quería dejar a JiMin, pero parecía que lo habían estado esperando, así que, antes siquiera de internarse en los túneles que recorrían la montaña rocosa y que les servían de refugio y vivienda, se topó de frente con YoonGi, seguido del que era uno de sus más fieles servidores, JungKook, ambos en su forma humana.

—Vaya —dijo YoonGi—, no esperaba que regresaras tan pronto a casa… y menos que lo hicieras acompañado de un cachorro humano.

—He regresado cuando tenía previsto —le respondió en un tono que dejaba claro que no tenía tiempo para sus tonterías.

YoonGi esbozó una sonrisa cínica y después se acercó un poco para ver mejor a JiMin, quien se apretó mucho más fuerte contra su cuerpo, escondiéndose como si supiera que aquel que se encontraba frente a ellos era una persona non grata. NamJoon quiso decirle algo para hacerle saber que no iba a pasar nada porque él se encontraba allí, pero si hacía algo como eso, su pareja sería vista como alguien muy débil, mucho más débil de lo que ya lo verían por ser humano.

—Parece que no le gustan los desconocidos —comentó—, o que simplemente tiene miedo de quienes son poderosos.

—Ha sido un día largo —respondió NamJoon, lo más educadamente que pudo porque no quería empezar una pelea en aquel momento—. Si nos disculpas, necesitamos descansar.

Tanto YoonGi como JungKook, que se encontraba un poco detrás de él se hicieron a un lado para dejarlos pasar, pero en el rostro del mayor podía apreciarse que aquel enfrentamiento no estaba terminado. NamJoon lo sabía también, pero no quería que fuera justo en aquel momento cuando se produjera, así que, era mejor posponerlo un poco de tiempo, el tiempo suficiente para saber que JiMin no sufriría ninguna consecuencia por ello. Una vez vio que ninguno de los dos iba a avanzar de nuevo para cortarles el paso, NamJoon echó a andar hacia la entrada de las cuevas, donde comenzaban los pasadizos a un lado y a otro que daban a las pequeñas oquedades en las que todos convivían.

El lugar se encontraba iluminado, como siempre, por las pequeñas lámparas de aceite que se cambiaban de vez en cuando para que siempre hubiera luminosidad en las entrañas de la tierra; también hacía algo de fresco aunque ya hubiera comenzado el verano, pero no era un frío insoportable para ninguno, incluso en el invierno tampoco hacía demasiado frío, por lo que JiMin no iba a tener ningún problema en vivir en aquel lugar.

—¿Quiénes eran? —escuchó que JiMin le preguntaba, cerca de su oído, refiriéndose a su encuentro.

—Gente a la que sería mejor que no te acercaras —fue lo único que le respondió—. No estarías a salvo con ellos.

—No me acercaré —le prometió y NamJoon se sintió un poco más tranquilo.

—Bien, me alegra escuchar eso —sonrió. Siguió caminando por los pasillos tallados en la roca hasta llegar un par de minutos después al lugar que quería, olfateando el ambiente y descubriendo que no iba a tener ningún problema—. Voy a dejar que descanses esta noche en este lugar —le comentó al chico—, probablemente te quedarás aquí unos días junto a él, así que espero que os llevéis bien.

—¿Qué? ¿Con quién? ¿Dónde vas? —JiMin le hizo todas aquellas preguntas en un tono de preocupación absoluta y a NamJoon le dolió un poco el pecho por tener que hacer aquello, pero era la mejor solución para los primeros días.

—Te quedarás con TaeHyung, el lobo que vive aquí —respondió—. Yo volveré pronto, primero necesito asegurarme de algunas cosas. Él no te hará daño, así que, puedes estar tranquilo.

Pasaron algunos segundos entre sus palabras y el asentimiento de cabeza de JiMin contra su cuello, pero cuando lo sintió, NamJoon se relajó del todo y dio los últimos pasos para poder dejar en un lugar seguro a quien se iba a convertir en su pareja en poco tiempo.



늑대남자



JiMin no pasó buena noche porque en los últimos días se había acostumbrado a dormir pegado al cuerpo de NamJoon y sintiendo su abrazo protector y, a pesar de que intentó dormir, no pudo pegar ojo. El hombre lobo lo había dejado con otro de su especie alegando que con él estaría bien mientras él no se encontrara en el lugar, pero el chico no se sentía demasiado a gusto con aquella persona que no paraba de hablar. JiMin entendía que intentara hacer que se sintiera bien y en casa, pero él se sentía un poco agobiado con su constante parloteo y su presencia abrumadora.

En forma humana, TaeHyung no parecía parecer mayor que él, solo aparentaba ser como cualquier otro adolescente, como los chicos de su pueblo, y JiMin los recordaba a ellos cada vez que miraba en su dirección y lo encontraba observándolo con sus profundos ojos oscuros como si quisiera ver más allá de su alma.

Sin embargo, a pesar de la incomodidad del primer momento, JiMin se esforzó en relajarse junto a él, ya que si NamJoon, que desde que se conocieron había hecho todo lo posible por él y por su bienestar, lo había dejado con aquel desconocido era porque podía confiar en que no correría ningún peligro junto a él. Según fueron pasando los días, comenzó a sentirse mucho mejor en su presencia y poco a poco comenzó a darse cuenta de que el chico era realmente un encanto del que no debía temer ni desconfiar. Quizás, pasando un poco más de tiempo juntos, JiMin y él podrían hacerse buenos amigos, pero lo que en ese momento quería el humano era volver a ver a NamJoon, ya que desde que llegaron al clan no lo había visto de nuevo.

—¿Cuándo volverá NamJoon? —le cuestionó una tarde a TaeHyung, mientras este cambiaba el aceite de las lámparas, para que no viera la expresión de su rostro.

—Anoche pasó por aquí para ver como estabas mientras dormías —le contestó el otro y JiMin maldijo por dentro por haber caído rendido la noche anterior—. Me comentó que en los próximos días volvería y te explicaría todo lo que quisieras saber, porque al parecer no te ha hablado de todo lo que debía.

—¿Puedes tú explicarme algunas cosas? —TaeHyung acababa de terminar lo que hacía, así que, se giró hacia él con una sonrisa y asintió para que comenzara con su interrogatorio—. Cuéntame cosas de los hombres lobo.



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Lo primero que NamJoon hizo tras dejar a JiMin junto a TaeHyung fue desandar sus pasos hasta llegar a la cueva en la que residía el todavía jefe de aquella manada. Tenía que asegurarse de algunas cosas antes de poder regresar junto al chico al que había llevado allí sin darle demasiadas explicaciones y aquel era el mejor lugar para hacerlo. La hendidura en la roca en la que habitaba el líder estaba levemente iluminada por las lámparas de aceite y NamJoon pudo apreciar la figura lobuna de éste junto a la de su pareja, descansando. Había llegado un poco tarde y solo podía molestarlos si entraba en aquel momento, así que, decidió volver por dónde había venido para regresar a la mañana siguiente. Sin embargo, un gruñido bajo lo detuvo y, cuando NamJoon volvió a mirar hacia el interior, el líder había cambiado su forma y se dirigía hacia él.

—Alfa… —susurró—. Siento molestar.

—Nunca has sido una molestia, NamJoon —le contestó y éste miró a su padre a los ojos. Llevaba un tiempo sin verlo en forma humana, así que, se extrañó de lo mucho que había envejecido—. ¿Qué querías?

—Hablar contigo sobre mi candidatura —respondió. El líder miró una vez al interior de la caverna y luego lo volvió a mirar a él.

—Ven conmigo —dijo—. Este no es un tema que debamos tratar en un lugar en el que las paredes tienen oídos.

El jefe de la manada se transformó de nuevo en lobo y NamJoon hizo lo mismo para poder seguirlo en la carrera que comenzó unos segundos después y que los llevaba a ambos fuera de la montaña. No fue demasiado el tiempo que tardaron en emerger en la espesura, pero sí pasaron un largo tiempo recorriendo el bosque hasta que, con los primeros albores de la mañana, por fin detuvieron su carrera. No hacía falta convertirse en humanos para tratar aquel tema, de hecho, era mucho mejor que sus palabras no fueran escuchadas por ningún animal del bosque, fuera capaz de emitir sonido o no.

“¿Has encontrado una pareja?” cuestionó la voz grave de su padre en su cabeza “Huelo en ti otro aroma desconocido y está muy impregnado en tu piel, pero no forma parte de ti aún”.

“Sí, la he encontrado” respondió “pero no es un lobo, así que, tengo miedo” estaba siendo quizás demasiado sincero, pero sentía que en aquel momento debía de serlo.

“Nunca ha sido un problema establecerse con alguien humano” comentó el líder, mirándolo a los ojos “tu primo encontró una chica humana con quien pasar su vida y ahora vive con ella en la aldea humana”.

“Pero nunca antes alguien ha optado a ser líder con una pareja humana”.

“Lo importante para eso no es la pareja” contestó el lobo “Lo importante es tu fortaleza, tu capacidad de hacer lo que sea para protegerla”.

“Entonces… ¿puedo presentar mi candidatura?” cuestionó tras escuchar aquellas palabras en su mente y tranquilizarse.

“No hasta que os volváis uno” aquella respuesta fue clara y NamJoon sabía que la iba a obtener, pero tenía la esperanza de que no hiciera falta realmente “Y es algo que no deberías demorar, hijo”.

“¿Por qué?” preguntó, alarmado.

“YoonGi también ha encontrado a su pareja en un clan vecino” respondió “y probablemente presente su candidatura para la siguiente luna llena”.



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Pasaron un par de días más hasta que JiMin vio volver a NamJoon y una gran sonrisa se extendió por su rostro al verlo en su forma lobuna entrando al lugar. Tuvo que contenerse mucho para no lanzarse a su cuello a abrazarlo cuando lo vio, pero en el momento en el que el animal llegó a su lado, no pudo evitar alzar la mano para acariciar su suave pelaje de color oscuro. Desde que se había acostumbrado a compartir la mayor parte de su tiempo con él, JiMin sentía cuánto lo había echado de menos en aquellos días.

—¿Ya has vuelto? ¿Te vas a volver a ir? —le cuestionó, y el lobo asintió con la cabeza a la primera cuestión y negó a la segunda—. Me alegra saberlo.

A su lado, apareció TaeHyung en su forma lobuna también, ya que había vuelto de cazar hacía poco tiempo. Era mucho más pequeño que NamJoon ahora que los veía a los dos juntos y la verdad era que tenía sentido, porque también parecía tener menos edad. JiMin pensó en aquel momento que el crecimiento de los lobos debía de ser igual que el de su parte humana. Ambos lobos se miraron y, por lo poco que le había explicado TaeHyung en los últimos días, el chico se dio cuenta de que estaban hablando entre ellos, pero sin decir ni una palabra en alto, solo compartiendo sus pensamientos. JiMin se sentía curioso porque no podía imaginar cómo podía hacerse eso, era otra de las cosas que quería preguntar cómo funcionaban, pero a TaeHyung no se había atrevido a hacerle esa cuestión.

Estaba tan concentrado en darle vueltas a todo aquello que no se dio cuenta de que el pequeño lobo pelirrojo se retiraba del lugar, dejándolos solos a NamJoon y a él, hasta que no vio cómo este cambiaba de aspecto ante él. JiMin dio un respingo porque no se lo esperaba y, porque todavía no se había acostumbrado a ver cómo ocurría aquello.

—¿Te he asustado? —dijo, con el rostro lleno de culpabilidad, pero JiMin le sonrió para que no se preocupara por ello.

—No me has asustado… solo no estoy acostumbrado a esto… —respondió.

—Bien —NamJoon lo miró directamente a los ojos y el muchacho sintió que un escalofrío le recorría la columna vertebral de arriba abajo—. TaeHyung me ha comentado que habéis estado hablando y que te ha contado cosas, pero no todo, así que, yo responderé a todas tus preguntas.

JiMin no se esperaba que le dijera aquello, así que, se quedó algunos segundos en blanco, sin saber qué decir o hacer, ya que lo había pillado de improviso. Sin embargo, había algo sobre lo que sí que tenía muchísima curiosidad y que no había querido preguntarle a TaeHyung porque le había dado demasiada vergüenza hacerlo.

—Creo que… lo que quiero saber es por qué estabas tan lejos de aquí buscando pareja y qué es lo que tiene que ver eso para ser líder —murmuró.

—Mmmm… eso te lo expliqué hace tiempo —respondió NamJoon con una gran sonrisa—, pero creo que como saliste corriendo no te enteraste de ello.

—Lo siento —susurró, culpable, pero en aquel momento, el chico estaba bastante sorprendido y asustado, demasiado como para atender a las palabras que el otro le dijera.

—Bueno, no me supone ningún problema volver a explicártelo —respondió NamJoon con una gran sonrisa—. Vamos a sentarnos porque esto va a ir para largo.



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Llevaban varias horas hablando, sentados el uno junto al otro. JiMin parecía ávido por conocer el máximo posible de todo lo que lo rodeaba y NamJoon no podía evitar contárselo todo con pelos y señales, como si fuera un recién convertido o un cachorro. Quizás le estuviera contando más detalles de los que realmente necesitaba, pero no sabía cómo poder acortar aquello sin dejarle más dudas al chico. Sin embargo, a pesar de que llevaban varias horas en ello, NamJoon había estado intentando evitar el tema más importante de todos porque no sabía si JiMin iba a estar preparado para escuchar hablar sobre aquello. Su padre le había dicho que tenía de margen hasta la luna llena siguiente y para ella quedaban más de veinte días, quizás no tenía el tiempo suficiente para hacerlo de una forma sutil y que JiMin lo fuera pensando, pero tampoco por eso debía de hacerlo de forma brusca.

—Hay algo más que me gustaría saber —comentó JiMin después de que dejara de hablar—. Por lo que he entendido, cuando un lobo encuentra a su pareja, lo siente, sabe que es ella —dijo—, pero, ¿cómo lo puedo saber yo? Quiero decir… no he sentido nada raro…

—Es distinto para los humanos —contestó—, no es un sentimiento tan fuerte, probablemente te sientas más confuso que otra cosa con respecto a mí.

JiMin asintió varias veces mientras desviaba su mirada hacia una esquina cualquiera, pensando en aquello que acababa de escuchar. NamJoon se dio cuenta en ese momento que quizás debía haber empezado antes a contarle las cosas, pero tampoco quería asustarlo en aquel entonces como ya le había pasado una vez, así que, no había ninguna solución plausible.

—Entonces… —comenzó de nuevo—. Si yo soy tu pareja… tú lo sabes y eso… ¿qué tengo que hacer para que puedas ser el líder? TaeHyung me dijo que había algo más, pero no me quiso decir exactamente el qué era.

Y ahí estaba la pregunta. NamJoon quiso salir corriendo en cuanto escuchó sus palabras, pero era algo que no podía hacer.

—Para que una pareja sea una realidad, deben estar completamente unidos —dijo, intentando tener un poco de tacto con aquella cuestión y rezando internamente para que JiMin lo entendiera sin tener que explicarle nada más, pero por la expresión de su rostro supo que no iba a poder librarse de decirlo—. Hacer el amor.



늑대남자



Hacía varios días que JiMin se encontraba más perdido en su propio mundo que pendiente de la realidad y tanto TaeHyung como NamJoon tenían que dar cuenta de él para que no se matara solo por ir caminando sin fijarse en nada y acabara golpeándose la cabeza con alguna de las paredes de la cueva. Todo se debía a lo que le había dicho NamJoon el día que le estuvo explicando algunas de las cosas más importantes que tenía que saber sobre la manada, pero sobre todo, su papel en todo aquello. El chico jamás se había esperado algo como lo que finalmente había resultado ser.

Él no tenía ninguna experiencia en nada, ni siquiera sabía si había estado alguna vez enamorado y que él recordara jamás había tenido deseo carnal por ninguna persona mientras vivía en su pueblo. Todo era demasiado nuevo para él y ni siquiera entendía del todo por qué era tan importante para poder presentarse como líder de la manada eso de tener pareja, menos lo de hacer el amor para volverse uno. No lo entendía a pesar de que NamJoon le había explicado todas las razones para que lo hiciera.

Sin embargo, le había estado dando vueltas a todo una y otra vez desde que lo supo y JiMin había tomado una decisión de la que no sabía si se iba a arrepentir o no. NamJoon decía que él era su pareja, que lo había sentido, que no había lugar a dudas ni a equivocaciones y JiMin sentía escalofríos en su cuerpo cada vez que notaba la mirada de NamJoon sobre él o sus pieles se tocaban, también sentía cómo su corazón se aceleraba en algunas ocasiones especiales y, no sabía si eso significaba que sí, que él también reconocía a NamJoon como su pareja, u otra cosa, pero si de aquella forma podía ayudar al hombre lobo que tanto lo había ayudado a él desde el momento en el que se conocieron, lo intentaría.

—NamJoon… —murmuró algunos días después de tomar la decisión—. Yo… creo que quiero ayudarte a convertirte en el líder.

—¿Estás seguro? —le cuestionó, mirándolo fijamente a los ojos, como si quisiera ver cualquier rasgo de inseguridad en ellos—. No quiero que hagas esto por mí si no lo estás.

—Lo estoy… —respondió, sonando más seguro de lo que realmente lo estaba en su interior—, pero nunca antes he… hecho el amor —NamJoon le sonrió cálidamente ante aquella confesión.

—No te preocupes por eso —dijo, acercándose a él acariciando su mejilla con su mano—. Yo te guiaré.

La mano que se encontraba en su mejilla bajó lentamente hacia su cuello y JiMin sintió un escalofrío cuando los dedos rozaron el lugar en el que se sentía su pulso. Los ojos de NamJoon se posaron en los suyos durante unos segundos, para luego descender hasta sus labios. JiMin tragó saliva inconscientemente cuando vio cómo el rostro del mayor se acercó a él y se pasó la lengua por los labios. Un segundo más tarde los labios húmedos de NamJoon chocaban contra los suyos y demandaban que se movieran a su compás.

Al separarse, JiMin tuvo que coger aire porque se había quedado sin respiración, pero, a la vez, se inclinó un poco hacia delante, siguiendo el movimiento de NamJoon hacia atrás. Éste sonrió, pero sus labios no volvieron a encontrarse, al menos no en aquel momento, porque los de NamJoon se dirigieron al lugar en el que antes había estado su mano y JiMin se quedó sin aire de nuevo. Estaba sintiendo cómo su corazón se aceleraba cada vez más y cómo sus piernas empezaban a flaquear y se agarró al cuerpo de NamJoon para no caerse mientras sentía su sonrisa contra su cuello. Todo era extraño, su interior se estaba removiendo y su cuerpo comenzaba a calentarse.

—Me siento extraño —jadeó.

—Eso es bueno —respondió NamJoon.

Las manos del mayor comenzaron a recorrer su cuerpo, subiendo y bajando por su espalda, acariciando su baja espalda y en ocasiones su trasero. JiMin no sabía siquiera qué era lo que estaba sucediendo, pero a pesar de que era algo nuevo y bastante inexplicable, le estaba gustando y solo quería experimentar todas aquellas sensaciones una y otra vez. El chico intentó buscar de nuevo los labios de NamJoon porque encajaban a la perfección con los suyos, pero se quedó en el intento, ya que una de las manos de éste se coló por su ropa, acariciando su piel e hizo que todos sus movimientos se paralizaran y solo pudo suspirar.

—Voy a hacerte sentir bien —susurró NamJoon roncamente en su oído y JiMin simplemente se abandonó a él y a sus caricias, creyendo en sus palabras.



늑대남자



La siguiente luna llena llegó apenas unos pocos días después de que JiMin hubiera decidido ayudarlo finalmente y se hubieran convertido en uno aquella noche. NamJoon había estado esperando aquel momento desde hacía bastante tiempo, pero no por ello no estaba asustado, en realidad, a pesar de que confiaba en su fuerza, no estaba confiado del todo. YoonGi también había conseguido presentar su candidatura para líder ya que había encontrado a su pareja en uno de los clanes vecinos, aquel que se encontraba junto a las montañas. Era algo que ya esperaba después de lo que le había comentado su padre la luna llena anterior.

Su pareja se encontraba a su lado, observando con la mirada perdida el lugar en el que se iba a desarrollar la pelea, un claro cercano en el bosque, donde los árboles no estaban tan juntos y podía desarrollarse el enfrentamiento sin ningún problema. JiMin parecía preocupado, así que, antes de que comenzara todo, NamJoon se acercó hasta rodear su pequeño cuerpo con sus brazos y transmitirle una seguridad que no sabía que tenía.

—Todo irá bien —le susurró—, no tienes por qué preocuparte.

JiMin asintió y, después se giró lentamente para depositar un beso en su clavícula antes de alejarse de él, no muy convencido, caminando hacia TaeHyung. Los miembros del clan estarían a punto de llegar para ver el enfrentamiento por el liderazgo que estaba por comenzar. NamJoon miró por última vez a JiMin antes de cerrar sus ojos y comenzar a centrarse para estar tranquilo antes de la pelea. Solo los abrió de nuevo cuando su olfato captó que YoonGi acababa de llegar al lugar. Su olor había cambiado de una forma sutil, al igual que el suyo propio, y NamJoon supo que era porque había encontrado a su pareja.

—¿Preparado? —fue lo único que le dijo YoonGi cuando llegó a un par de pasos de él.

—No lo he estado más en mi vida —contestó.

El todavía líder llegó al claro en aquel momento y NamJoon apretó sus dientes fuertemente justo antes de transformarse en lobo y lanzarse sobre YoonGi.



늑대남자



Hacía varias horas que la lucha había comenzado y ninguno de los dos daba su brazo a torcer. JiMin tenía su corazón en un puño porque cada minuto que pasaba, la pelea era más y más brutal, más y más encarnizada. NamJoon ya tenía varios golpes y muchas heridas que sangraban abundantemente y él solo quería que se detuvieran para poder ayudarlo con ellas y cuidarlo para que dejara de sufrir… pero en los ojos de los dos lobos se podía ver perfectamente que no iban a terminar de luchar hasta que uno de los dos se rindiera o acabara muerto.

A su lado se encontraban TaeHyung y HoSeok, el primero simplemente se limitaba a ver la pelea, pero el segundo entendía exactamente sus sentimientos. Ninguno de los dos quería que su pareja sufriera daño alguno y, sin embargo, también querían que pasara sobre el otro y ganara la contienda. Era un sentimiento extraño, pero ambos coincidían en ello.

JiMin tuvo que cerrar los ojos durante unos segundos porque el lobo pardo que era NamJoon acababa de recibir un zarpazo que pareció doloroso, ya que éste aulló. Aquella lucha era demasiado para él, quien siempre había intentado huir de la violencia y quien siempre había recibido golpes, por lo que sabía exactamente qué era lo que se sentía en aquellos momentos. Abrió sus ojos de nuevo, viendo cómo esta vez, quien recibía un ataque fuerte era el otro lobo, el plateado, y su corazón latió muy fuerte al ver cómo NamJoon se colocó encima del otro, intentando inmovilizarlo para poder ganar en aquel asalto.

Sintió cómo HoSeok se tensó a su lado y quiso cogerlo de la mano para tranquilizarlo, pero él no era la persona más indicada para hacer aquello, así que, se contuvo y siguió con su mirada fija en la pelea. NamJoon había conseguido finalmente inmovilizarlo y tenía sus fauces abiertas cerca de la yugular de YoonGi, alzándose victorioso.

—TaeHyung… no lo va a matar, ¿verdad? —murmuró, pidiendo explicaciones.

—Solo hay dos opciones —le respondió el chico de su lado, alzando un poco su voz para hacerse oír entre el gentío, que había comenzado a gritar y a clamar sangre—: o que YoonGi se rinda, o matarlo… —JiMin tragó saliva—. No sé sinceramente lo que es peor, porque rendirse significaría que YoonGi no podrá volver a esta manada.

—Pero eso significaría que podría seguir viviendo a pesar de todo —contestó él, y TaeHyung asintió.

—Y también sería un ataque bastante grave a su orgullo —continuó —. No hay una opción mejor que otra.

JiMin miró en ese momento al chico otro chico que se encontraba a su lado y sintió de nuevo deseos de apoyarlo, pero éste era un hombre lobo y no simplemente un humano, podía despedazarlo antes de que se diera cuenta porque el chico no tenía ningún tipo de oportunidad contra él. Miró de nuevo al lugar en el que se había desarrollado la pelea y en el que todavía NamJoon se encontraba sobre YoonGi, esperando una respuesta. El lobo plateado torció su cabeza hacia ellos, mirando fijamente a su pareja, justo un segundo antes de inspirar hondo y finalmente cerrar sus ojos.

Se había rendido.

NamJoon finalmente salió de encima de su cuerpo y se dirigió hacia el otro lobo que había observado la pelea desde el lugar más privilegiado, el todavía líder de la manada. Unos momentos después, HoSeok corría hacia el cuerpo de su pareja para atenderlo y JiMin estuvo tentado a hacer lo mismo, pero TaeHyung le puso una mano en el hombro, negando con la cabeza e invitándolo a que se levantara.

—Lo que está por venir es privado —dijo—. Vámonos.

Varias horas más tarde, NamJoon llegó a la cueva en la que JiMin lo esperaba. Ahora ya se encontraba en su forma humana y el chico vio cómo todavía las heridas que surcaban su piel seguían sangrando. Se le encogió el corazón y corrió hacia su encuentro para darle un necesitado abrazo que NamJoon le devolvió fuertemente.

—¿Ya ha acabado todo? —preguntó desde su pecho. NamJoon asintió.

—Sí. Todo ha acabado —contestó—. Ya soy el líder del clan, ya no hay nada de lo que preocuparse.

—Me alegra mucho —susurró—. ¿Puedo entonces curar todas tus heridas?

—Por supuesto —respondió, haciendo que JiMin alzara su cabeza—, pero antes prefiero que me des un beso —y dicho esto, juntó sus labios en un dulce beso.





Aclaraciones:

—Inje-gun: condado de Inje.

—Gwangwon-do: provincia de Gwangwon

—Daehan Jeguk: literalmente, Imperio de Corea. Éste fue el nombre por el cual se conoció a Corea entre la población durante la ocupación japonesa de la península entre 1910 y 1945.

—JiMin nació en el año 1911, por lo que siempre ha vivido bajo la dominación japonesa y, por lo cual, cuenta con 16 años en esta historia.

—JiMin vive en un pequeño pueblo a las puertas del actual Parque Nacional de Seoraksan llamado Hangye-ri, en la comarca de Buk-myeon, que se encuentra dentro de Inje-gun.

—El perro de JiMin se llama Inu porque inu significa perro en japonés y los japoneses dominaban la península coreana en esa época, así que me pareció curioso que utilizara una palabra en el idioma de los invasores para llamar a su mascota.

—NamJoon y su manada viven en el bosque y las montañas que se extienden al noreste del pueblo, un paraje deshabitado en el que se esconden diversas criaturas de los humanos para que éstos no les hagan daño.

—Las cascadas a las que se refiere NamJoon y el lugar junto al que vive el clan de Jin, son las Cataratas Daeseung, que se encuentran muy cerca de Hangye-ri.




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