lunes, 6 de junio de 2016

(KrisHan) CHANGE -Oneshot-


Título: CHANGE

Pareja: KrisHan (Kris + Lu Han)

Tipo: Yaoi

Géneros: AU, romance, humor, drama, smut

Clasificación: NC–17

Descripción: la vida de YiFan es demasiado monótona y aburrida, necesita un giro de 180º que vuelva a hacerla interesante. Lu Han es ese cambio que tanto necesitaba.

Advertencias: habrá referencias a cosas pervertidas, básicamente, relaciones sexuales explícitas.

Notas: esta historia fue concebida en un principio como un KangTeuk (en el año 2012 y prácticamente escrita en ese año pero dejada a falta del final por motivos que desconozco), en un momento de locura pensé en terminarla de una vez y transformarla en un KrisHan. Espero que os guste ^^

•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•




Un chico alto, de cabello castaño oscuro casi negro y cortado de forma uniforme y clásica salía horas después de que cayera la noche de uno de los edificios que la Constructora Wu tenía en propiedad en la ciudad de Beijing. Su expresión seria y su ceño fruncido evidenciaban que aquel día no había sido demasiado bueno en la empresa y advertían a todas las personas que se cruzaba para que no entablaran conversación alguna con él.

Wu YiFan no estaba de humor.

Arrancó el coche y después salió del aparcamiento del edificio que tenía reservado, dirigiéndose a algún lugar en el que pudiera relajarse y beber un poco aprovechando que hasta el lunes siguiente no tendría que volver al trabajo. Necesitaba aquel respiro aunque solo pudiera tomárselo una vez a la semana porque los demás días no tenía ni siquiera un momento. Las personas que estaban a su cargo no paraban de entorpecer su trabajo con nimiedades y él simplemente acaba sobrecargándose con todo aquello que esos incompetentes no podían realizar con la seriedad que deberían.

El chico era el heredero de la gran empresa, uno de los gigantes empresariales del país. Tenía más dinero del que podía gastar en esta vida y en la siguiente, y más mujeres de las que se pudiera imaginar rendidas a sus pies para satisfacer todos sus deseos. Sin embargo, no era feliz. Ni una mínima sonrisa había aparecido en su rostro desde que asumió la dirección de la empresa cuando su padre enfermó casi tres años atrás y YiFan sentía que aquello debía cambiar, que necesitaba algo que lo sacara de la rutina y que lo hiciera sentirse vivo de nuevo.

El pub en el que acabó aquella noche estaba abarrotado de gente, pero a YiFan no le importó, lo único que quería era beber un poco. Por este motivo atravesó el lugar, apartando sin miramientos a los borrachos que bailaban en la pista, hasta llegar a la barra, donde pidió una copa e intentó abstraerse del mundo exterior. Durante horas, el chico bebió una copa detrás de otra y rechazó a todas aquellas personas que se le acercaban dispuestos a seducirlo, esa noche no quería ningún lío, solo beber.

Cuando determinó que ya llevaba en aquel lugar el suficiente tiempo, YiFan se levantó de la barra y caminó hacia el exterior. Generalmente no acostumbraba a beber tanto, solo lo hacía cuando las reuniones con otros empresarios lo requerían, pero su cuerpo soportaba bastante bien el alcohol, por lo que solo se notaba un poco tomado. El chico buscó su coche en el lugar en el que lo había aparcado, pero no fue capaz de encontrarlo por más que lo buscó.

“Quizás sí estoy un poco bebido” pensó.

YiFan se giró en redondo, queriendo ubicarse para así encontrar su vehículo, pero no lo consiguió, así que lo único que podía hacer era llamar a un taxi para que lo llevara a su apartamento sin ningún incidente. Sin embargo, antes de sacar siquiera su teléfono móvil de su pantalón, YiFan vio algo que nubló su pensamiento: un chico precioso.

El chico tenía el pelo corto y rapado por un lado, que hacía que su rostro de muñeca se viera por completo y llevaba puestos unos vaqueros rotos ceñidos a sus torneadas piernas y una camiseta ancha y sin mangas. Sin pensarlo demasiado, porque la belleza de aquel ser sobrenatural era demasiado turbadora, YiFan se dirigió hacia él, dispuesto a pasar la noche y lo que fuera en su compañía.

A la mañana siguiente, YiFan se despertó porque un impertinente rayo de sol que le dio de lleno en su rostro. Con pocas ganas y con un punzante y agudo dolor de cabeza, abrió lentamente sus ojos, colocando una de sus manos en su frente para intentar mitigar el dolor, pero sin conseguirlo. Al final tanto alcohol si le estaba pasando factura. El chico volvió a cerrar sus ojos porque la luz le hacía daño e intentó respirar hondo, juntando fuerzas para levantarse.

No obstante, antes de poder hacer nada, sintió el movimiento de un cuerpo a su lado y se tensó irremediablemente porque no recordaba nada de lo sucedido después de haber abandonado el bar. Por eso volvió a abrir los ojos y miró a su alrededor.

YiFan se encontraba en una habitación de paredes blancas y pocos muebles, de colores bastante chillones. Una habitación que no tenía nada que ver con la de su apartamento. Con un nudo en su garganta, finalmente dirigió su mirada a la cama, donde encontró a un chico profundamente dormido. Tenía los rasgos suaves, la piel blanca y los labios rosas, era guapo, muy guapo y a YiFan le vino de pronto un flash de la noche anterior en el que se acercaba a él y le proponía pasar la noche.

—¿Qué coño he hecho? —se preguntó. Después, se mordió el labio inferior e intentó levantarse de la cama sin despertar a su acompañante, pero finalmente lo hizo.

El chico se levantó adormilado y se quedó sentado en la cama, cubriendo solamente la parte inferior de su cuerpo y dejando a la vista su cuerpo delgado pero algo trabajado y su piel blanca. Se restregó los ojos con sus pequeñas manos y luego pestañeó varias veces seguidas para quitarse el sueño del todo. Una vez despierto del todo, se fijó en YiFan, que se había quedado estático, justo al lado de la cama y completamente desnudo. En cuanto se dio cuenta de este hecho, por la lasciva mirada que el otro le dedicó a sus partes, se tapó con sus grandes manos, arrancando una risa cantarina de los finos labios del otro.

—No vas a esconder nada que no haya visto, tocado o chupado ya —dijo. Su voz denotaba una gran diversión y YiFan se sintió, aparte de incómodo por su desnudez, algo molesto.

No había pasado muchas noches en la compañía de un hombre, pero a veces había sentido la necesidad de pasarlas. Normalmente quiénes ocupaban su cama eran mujeres que simplemente usaba para satisfacerse a sí mismo, al igual que hacía con los pocos hombres con los que había estado. Pero siempre había pasado en su piso, siempre recordaba todo lo que había pasado y nunca se paraba a hablar o a escuchar lo que tuvieran que decirle, simplemente se iba a la ducha y cuando salía, ya no había nadie.

Por lo que aquella situación era nueva y no le gustaban las cosas para las que no tenía ninguna solución o respuesta.

YiFan trató de inspirar hondo y luego le dio la espalda al chico que aún se encontraba en la cama para buscar su ropa por aquella habitación. Encontró su bóxer negro a los pies de la cama y se lo colocó rápidamente, sintiendo los ojos del otro puestos en él sin ningún disimulo. Aquella mirada lo ponía un poco nervioso, pero decidió que lo mejor era obviarla. Así que siguió en la búsqueda de su ropa, encontrando los pantalones por un lado, sobre una silla, la camisa por otro, encima del escritorio, y la corbata adornando el pomo de la puerta. Sus zapatos no los encontró, por lo que supuso que se encontrarían en la entrada de aquella vivienda.

El chico se giró hacia la cama una última vez, pero no halló a su ocupante allí. Frunció su ceño en un gesto que era habitual en su rostro y luego se tensó, al sentir unos brazos rodeando su cintura desde atrás y un mentón intentando posarse en su hombro, pero sin poder hacerlo del todo. YiFan era bastante alto y aquel chico no debía medir mucho más de 1’70.

—¿Ya te vas? —le cuestionó.

YiFan no respondió, simplemente trató de deshacerse del chico, pero este apretó un poco más su agarre para no dejarlo escapar. Estuvieron así unos minutos que se le hicieron eternos al chico que esperaba por irse, pero el otro parecía no tener prisa y comenzó a jugar con los botones de su camisa, queriendo desabrocharlos. No obstante, YiFan no lo dejó.

—Estate quieto —siseó, hablando por primera vez—, y déjame irme, tengo cosas que hacer.

—Es fin de semana, los oficinistas no tenéis nada que hacer los fines de semana —susurró el chico contra su nuca—. ¿Por qué no te quedas y pasamos un buen rato como anoche?

—Suéltame —volvió a sisear YiFan.

—Anoche eras mucho más divertido… —depositó un pequeño beso en su nuca antes de dejarlo ir y YiFan sintió cómo un escalofrío recorría su espina dorsal.

Sin nada más que lo retuviera, YiFan salió de aquella habitación y caminó por un largo pasillo que daba a la cocina y al salón, ambos espacios abiertos, tras los que se encontraba la puerta del piso y sus zapatos. El chico no se dio cuenta de que había otro tío en la cocina hasta que este no habló, dejándolo completamente estático.

—Parece que Lu Han últimamente está volviendo a tener buen gusto —comentó—. Oficinista y guapetón.

YiFan se giró hacia él, descubriendo a un chico menudo con una expresión de zorro astuto en su rostro. YiFan negó levemente con la cabeza y echó a andar de nuevo, hasta llegar a la entrada, donde se colocó los zapatos. Ya solo le quedaba abrir aquella puerta para su ansiada libertad cuando volvió a escuchar la voz del chico de la cocina.

—¡Lu Han! ¡Consígueme a un tío como ese a mí también! ¡Ya sabes que me gusta que tengan la polla grande!

Tras eso, YiFan no perdió ni un segundo más y salió de aquel lugar cerrando de un portazo y bajando las escaleras de tres en tres. Una vez en la calle, encendió el GPS de su smartphone para ubicarse, descubriendo con satisfacción que no estaba demasiado lejos del bar de la noche anterior y que, por consiguiente, su coche tampoco estaría demasiado lejos. Con la cabeza martilleándole por la resaca y por la incomprensión de cómo había acabado de aquella forma, Wu YiFan se alejó lo más rápido que pudo de aquel lugar sin echar la vista atrás, ya que nunca volvería.



—¿Qué le has hecho que parecía tan asustado? —le cuestionó su amigo y compañero de piso BaiXian en cuanto apareció por la cocina. Lu Han lo miró de reojo y luego puso sus ojos en blanco.

—Cuando me lo traje al piso estaba borracho como una cuba —respondió, asomándose a la ventana del salón por si veía al chico con el que había pasado una increíble noche—. Probablemente pensaba que era una chica o algo parecido y cuando ha visto que tengo pajarito ha tenido algún cortocircuito.

—Yo creo que es gay —BaiXian se acercó a él por detrás y ambos vieron cómo el chico alto salía a la calle mirando su teléfono unos segundos antes de ir hacia la izquierda—, o al menos heteroflexible —murmuró—. Pero lo veo más de nuestro lado.

—A saber…

—¿Vas a verlo otra vez? —cuestionó el chico, haciendo que Lu Han se girara a mirarlo con una sonrisa de autosuficiencia.

—Por supuesto —contestó—. Guardé mi número en su agenda y yo también tengo el suyo.

—Ese es mi travieso Lu Han —sonrió BaiXian antes de darle un pico y después separarse de él para seguir haciéndose el desayuno—. Ah, y si tiene algún amigo mono no dudes en presentármelo.

—No te preocupes, lo haré.



Wu YiFan llegó a su casa después de conducir durante tres cuartos de hora y lo primero que hizo fue meterse en el cuarto de baño para darse un relajante baño y así poder pensar con claridad gracias a las esencias de los jabones aromáticos. Todo lo que había ocurrido esa mañana había sido algo nuevo para él, así que no sabía qué pensar de aquello. El chico con el que había pasado la noche, que debía de llamarse Lu Han, y el que estaba en la cocina gritando eran muy extraños, o quizás no lo eran tanto y lo que ocurría era que YiFan había sido sacado de la comodidad de la burbuja en la que llevaba viviendo demasiado tiempo y eso lo asustaba, por lo que pensaba que era extraño.

El chico negó y dejó de darle vueltas a la cabeza para relajarse, que era lo que había ido buscando.

Mucho tiempo después de meterse en la bañera, YiFan salía completamente relajado y se miraba en el espejo del baño tras desempañarlo con una toalla. Aun le seguía doliendo un poco la cabeza, pero podía vivir con aquel zumbido sin tomarse nada, así que no le echó muchas cuentas. Estaba a punto de salir del baño, desnudo y goteante, hacia su habitación para ponerse algo cómodo con lo que pasar el día, cuando el timbre de la puerta sonó y el chico tuvo que anudarse una toalla a la cintura antes de ir a mirar quien era.

Caminó hacia la puerta de entrada y luego miró la pantalla del interfono, descubriendo que era su mejor amigo YiXing el que estaba en su rellano. El chico se extrañó, porque este rara vez iba a su piso a visitarlo, decía que la decoración de aquel lugar era demasiado barroca y oscura y que no sabía cómo podía vivir ahí sin darle otro toque más personal y con mejor estilo, de hecho, muchas veces se había ofrecido a ayudarlo, no por nada era diseñador de interiores. Alejando aquello de su cabeza, YiFan abrió la puerta y su amigo entró como una exhalación a su salón, sin saludarlo siquiera. Eso era malo.

—YiXing —probó a decir y el chico se giró hacia él, con una expresión de enfado en su rostro.

—Idiota —fue lo primero que le dijo—. Habíamos quedado hace una hora en la cafetería de MinShuo —YiFan abrió los ojos desmesuradamente, no se había acordado de su cita—. Te he llamado al móvil como quinientas veces y te he dejado más de mil mensajes pero se ve que estabas demasiado ocupado dándote un baño de flores y no tenías tiempo para mí —el chico se cruzó de brazos y miró hacia otro lado. Detrás de aquellas duras palabras había un deje de preocupación, así que YiFan no pudo evitar sonreír levemente y acercarse a su amigo para darle un abrazo.

—Lo siento —murmuró mientras lo mecía en sus brazos—. Sabes que nunca llego tarde a una cita, pase lo que pase, pero no he tenido una buena mañana —YiXing alzó la cabeza para mirarlo.

—¿Ha pasado algo? —el moreno asintió y la expresión del rostro de su amigo cambió a una de preocupación—. ¿Qué ha pasado? ¿Es tu familia? —YiFan negó.

—Por una vez no tiene nada que ver con ellos —el castaño suspiró aliviado—. Ven, me voy a cambiar, mientras te lo voy contando.

Guió a su amigo por su apartamento hasta su habitación y el chico se sentó en su cama mientras YiFan buscaba algo de ropa en el armario y dejaba caer la toalla al suelo, dejando al descubierto su prácticamente inexistente trasero. YiXing suspiró, cansado cuando lo hizo.

—A veces odio lo poco pudoroso que eres Wu YiFan —le dijo. El nombrado rio gravemente y luego se dio la vuelta, dejando a la vista la parte frontal de su anatomía.

—Vamos, que hay confianza —dijo.

—En fin, cuéntame lo que te ha pasado —pidió YiXing.

—Sí, claro —el chico se colocó unos bóxeres antes de hablar—. Anoche salí del trabajo y me fui de copas porque necesitaba desestresarme un poco —comenzó—. Acabé borracho como una cuba y en la cama de un tío demasiado guapo. Esta mañana no me acordaba de nada y cuando me he despertado casi me da un ataque —el silencio sobrevino a sus palabras y el chico aprovechó para terminar de vestirse, esperando a que YiXing dijera algo, pero no lo hizo—. ¿Quieres decir algo? Lo que sea —dijo desesperado un rato después.

—Joder, es que me has dejado en shock —contestó—. No me creo que acabaras en la casa de otro cuando tú no harías nunca algo como eso, tienes que estar en tu territorio y llevar el control de todo… —se detuvo unos segundos y luego abrió los ojos como platos—. ¿No te habrás dejado…? Ya sabes…

—¿Qué? No —casi gritó—. Sabes que nunca dejaría que un desconocido me la metiera.

—Bueno… al menos algo es algo —YiFan suspiró—. Lo que no sé es porque estás tan preocupado, es un rollo de una noche, no lo volverás a ver, como a todos los demás.

—No lo sé… —contestó sinceramente, dejándose caer en la cama, junto a su amigo y dejando que este jugara con su pelo medio mojado—. Pero tengo la sensación de que algo va a cambiar.

—¿Ahora eres adivino a tiempo parcial? —cuestionó YiXing con una ceja alzada.

—No lo sé, quizás —bromeó.

—Bueno, deja de pensar de más y dime qué tipo de suelo queréis para el nuevo edificio en el centro financiero, que para eso habíamos quedado.

—¿Tienes las muestras aquí? —preguntó. YiXing negó.

—En el coche, pero bajo un momento a por ellas.

—Perfecto —el chico se levantó de la cama y YiFan lo siguió hasta la puerta—. Despejaré la mesa del salón mientras tanto.

Su amigo salió de su piso y el moreno fue hacia la abarrotada mesa del salón y comenzó a quitar las cosas de encima. Quizás su piso sí que era un poco barroco, con la gran mesa de madera con las patas torneadas y con fotografías de su familia y candelabros sobre esta en medio del salón, el gran sofá floreado y los cuadros de la pared con los marcos dorados. Lo único nuevo que había en aquel lugar era la televisión de plasma. En otras circunstancias, YiFan habría remodelado toda la decoración, pero siendo el antiguo piso de sus padres, donde guardaban todos sus recuerdos, no le había parecido acertado.

Pensando en aquello, el chico casi no se dio cuenta de que su teléfono sonaba en alguna parte de su piso. Siguió el timbre de las notificaciones que no paraban de llegar y lo encontró tirado sobre la mesa de la entrada. Lo tomó y desbloqueó la pantalla, encontrándose con varias llamadas perdidas (todas de YiXing) y algunas notificaciones de varias conversaciones. YiFan entró a la aplicación y leyó los mensajes de su amigo en los que le increpaba que no hubiera acudido a su cita. Luego, salió de aquella sala de chat y vio que tenía más mensajes, pero de otra persona.

—Lu Han… —leyó y entró para ver qué era lo que le había mandado, abriendo los ojos como platos al descubrirlo.



¿Qué haces guapetón? (๑・ω-)~ ❤

Yo te echo de menos (* >ω<) Definitivamente, aquello no iba a ser un rollo de una noche que se iría diluyendo en sus recuerdos con el paso de los días y, definitivamente, YiFan tenía madera como adivino. Tras un fin de semana demasiado ajetreado en el que solamente le habían llegado diversos mensajes cariñosos de parte de aquel chico con el que se había acostado el viernes, la rutina llegó de nuevo para YiFan el lunes por la mañana en cuanto se bajó del coche y puso los pies en el suelo de cemento del garaje de la oficina. Como todas las mañanas, cogió el ascensor hasta la planta en la que se encontraba su despacho, saludando a todos los empleados que se iban montando en este con él. Tras bajarse en su planta, se dirigió a la máquina de cafés y se puso uno muy cargado para aguantar toda la mañana, después, caminó por el entramado de mesas hasta llegar a la puerta de su despacho, donde lo esperaba su secretario, QuingZhu, con una pequeña sonrisa en sus labios. —Buenos días, señor Wu —saludó. —Buenos días —respondió—. ¿Tienes los papeles que te pedí el viernes pasado? —él asintió, entregándole una carpeta. —Aquí está absolutamente todo —dijo—. Solo tiene que echarle un ojo y firmarlo para que la solicitud de remodelación del edificio pueda ser entregada. —Gracias, QuingZhu —murmuró—. Intentaré leerlo todo antes de que acabe el día, no dejes pasar a nadie a no ser que sea muy importante. —Entendido. YiFan se despidió del chico y entró en su despacho. Dejó su chaqueta colgada en el perchero porque hacía mucho calor allí dentro y luego se sentó en su mesa para comenzar a leer, dando pequeños sorbos a su café hasta terminárselo, antes de que se quedara frío y no supiera a nada. Quizás pasó dos horas enfrascado en su lectura sin ninguna interrupción, por eso cuando la tuvo, agradeció a la persona que le hubiera mandado el mensaje para así poder descansar su vista y estirarse un poco. Sin embargo, cuando tomó su teléfono y vio de quién era el mensaje, quiso tirar su smartphone por la ventana. —¿Es que no tiene nada más que hacer que molestar a los demás? —cuestionó a la nada, mirando fijamente el “Lu Han” que aparecía en su pantalla. Llevaba todo el fin de semana aguantándolo y más de una vez había estado a punto de bloquearlo, pero en el último minuto siempre se echaba atrás. Lu Han suponía un cambio en su rutina y en lo más hondo de su ser, YiFan quería que ese pequeño cambio siguiera estando en su vida, a pesar de que eso era algo que nunca iba a afirmar a nadie más que a él mismo. —¿Aún ninguna respuesta? —le preguntó BaiXian. Lu Han negó con su cabeza y dejó el móvil sobre la mesa con un puchero—. ¿Has pensado en la posibilidad de que quizás, y solo quizás, no te vaya a responder nunca? —cuestionó—. No sé, probablemente deberías rendirte. —No, me contestará —respondió el chico de cabello castaño cobrizo—. Estoy seguro de que lo hará, así que no me voy a rendir tan pronto. —Bueno, ya me contarás si sale bien —murmuró su amigo, encogiéndose de hombros y dirigiéndose a su habitación, dejando a Lu Han solo en el salón, mirando su teléfono móvil fijamente, como si de aquella forma pudiera hacer que el mensaje que esperaba de aquel chico alto llegara. —Vamos… tengo todas mis esperanzas puestas en ti… —de repente, una notificación le llegó y con el corazón latiendo desbocadamente en su pecho la abrió, descubriendo un mensaje de BaiXian—. ¡Te voy a matar, pedazo de inútil! —gritó, levantándose del sofá, corriendo hacia la habitación de su amigo para torturarlo por ilusionarlo y dejando su teléfono atrás, por eso no vio hasta bastante tiempo después el mensaje que había estado esperando. ¿Por qué no dejas de mandarme mensajes? YiFan recibió la respuesta a su pregunta bastantes horas después, cuando ya se encontraba en casa, cenando y viendo un poco la tele en absoluta soledad. Había sido concreto, simple y directo y el mensaje que recibió en respuesta también lo fue. Porque me gustas(*/∇\*) Esa noche, YiFan debió tener algún tipo de sueño erótico que no recordaba, porque a la mañana siguiente, se levantó completamente erecto y con una necesidad enorme de desahogarse. Quiso hacerlo en la cama, pero recordó que había puesto las sábanas limpias el día anterior y no quería tener que cambiarlas de nuevo. Por eso se fue rápidamente a la ducha y acabó llevando su mano a su miembro, para masturbarse y así bajar su erección. Sus jadeos se mezclaban con el agua que caía sobre su cuerpo desde la alcachofa y su respiración agitada evidenciaba que lo estaba haciendo bien y que no tardaría demasiado en correrse. Apoyó la otra mano contra la pared de azulejos para así poder sujetarse, porque sus piernas comenzaban a temblarle ante el inminente orgasmo y fue aumentando el ritmo, bombeando cada vez más rápido, cada vez más fuerte, notando cómo el fuego se acumulaba en su vientre bajo y unos momentos después, llegaba al orgasmo. Tras esto, YiFan se apoyó por completo en la fría pared de azulejos, intentando recobrar la respiración y la cordura, porque en lo único que pensaba mientras se masturbaba era en el rostro de Lu Han. Una media hora después, salía de su piso y conducía en dirección a su lugar de trabajo, donde todo era rutina para YiFan. Algo más de una semana había pasado desde que YiFan mantenía escuetas conversaciones con Lu Han, llenas de emoticonos por parte del otro. Nunca había hecho nada parecido a aquello antes, así que eso suponía un gran cambio en la aburrida y monótona vida del chico. A veces, en su serio rostro podía apreciarse una pequeña sonrisa que elevaba las comisuras de sus labios ligeramente y eso era algo que las personas más cercanas a él habían notado, aunque ninguno sabía exactamente a qué se debía. —Wu YiFan —le dijo YiXing entrando a su despacho sin llamar siquiera con una gran carpeta repleta de planos, encontrándolo mirando su teléfono móvil, esperando la respuesta de Lu Han con una pequeña sonrisa—. Me vas a contar qué es lo que te pasa últimamente —el chico se sentó en la silla frente a él y lo miró con fijeza hasta que el otro soltó el aparato y le devolvió la mirada. —¿Venías a traerme los planos del diseño del vestíbulo? —preguntó, tomando la carpeta y abriéndola para ver lo que había hecho YiXing—. Y no me pasa nada —añadió. —Algo te debe de pasar, últimamente te he visto más de una vez sonriéndole al móvil —comentó—, como ahora mismo, vamos. —No es nada —respondió distraídamente. —Si no me lo quieres contar es porque algo hay… quizás un amor —murmuró. YiFan lo miró de reojo y negó con su cabeza. —Me gusta este estilo diáfano —dijo, llevando la conversación al lugar en el que debía estar—. Le da amplitud al espacio. —Pensé que te gustaría —comentó YiXing. YiFan asintió, pasando a otro de los diseños. En ese momento, su móvil vibró y el moreno alargó su mano para tomarlo, pero su amigo fue mucho más rápido y lo cogió antes, desbloqueándolo y viendo el mensaje que le había llegado—. Oh… Wu YiFan… —el chico lo miró con una sonrisilla maliciosa—. ¿Cómo es que no me habías dicho nada? —Trae —pidió YiFan, alargando su brazo, pero el chico se alejó de él. —¿Quién es Lu Han? ¿Por qué le mandas mensajitos? ¿Y por qué no me mantienes al día de tu vida sentimental? —cuestionó. El moreno quiso obviar sus preguntas y coger su móvil, pero YiXing era muy testarudo y sino le contestaba, nunca jamás volvería a recuperarlo. —Está bien —murmuró—. Te lo contaré. —Así me gusta —sonrió—. ¿Y bien? —Lu Han… Lu Han es el chico… —comenzó—. El chico del que te hablé —YiXing lo miró algo confundido—. Con el que me acosté hace un par de semanas —en ese momento, su amigo lo recordó y abrió muchísimo los ojos. —Oh… oh… oh… —el chico se levantó de la silla—. ¿Estás saliendo con él? —No estoy saliendo con nadie —contestó—, solo hablo con él a veces. —Pero te gusta. —No, no me gusta —respondió, quizás, demasiado rápido. —CanLie debería escuchar eso —comentó. —No, no, no —YiFan se levantó de su silla y quiso agarrarlo, pero YiXing le lanzó su móvil y luego se escabulló por la puerta de su despacho antes de que pudiera decir nada. El moreno solo pudo coger el teléfono al vuelo antes de que cayera al suelo, viendo el mensaje que le había mandado Lu Han. ¿Quieres que esta noche volvamos a vernos? Para… Tú ya me entiendes 〜( ̄▽ ̄〜) —Maldita sea —murmuró. Esa noche, YiFan no pudo quedar con Lu Han por varias razones. La primera y principal porque no estaba seguro de que fuera lo correcto hacerlo. La siguiente razón fue porque sus amigos decidieron que tenía que contarles todo lo referente a su vida y a Lu Han. Así que, cuando salieron de trabajar, YiXing, CanLie y él se sentaron en uno de los puestos de pollo frito de la ciudad bebiendo cervezas. —¿Y bien? —comenzó CanLie—. ¿Cuándo nos lo vas a presentar? —cuestionó. —A veces creo que os odio —murmuró YiFan tomando un trago de su tercera cerveza—. No tengo nada con ese chico —comentó—. Solo nos mandamos algunos mensajes de vez en cuando. —YiFan —lo cortó CanLie—. Siempre que te acuestas con alguien no lo vuelves a ver en la vida, pero con este es completamente distinto. Te he visto sonreír muchas veces mientras miras tu teléfono embobado, YiFan, ese tío tiene algo, ¿cómo es? —Eso… ¿Cómo es? —preguntó también YiXing—. A mí solo me dijiste que era muy guapo. —Pues… guapo… —comenzó, siendo muy obvio, pero no sabía qué más decirles a sus amigos. No le gustaba, había sido solo una noche la que habían pasado juntos y… sí, vale, de vez en cuando se mandaban mensajes, pero YiFan no creía que aquello fuera algo como para que sus amigos estuvieran tan pesaditos con el tema—. Y… ¿directo? —Yo diría que mucho —comentó YiXing—. Esta mañana te ha enviado algo muy sugerente y he visto también una foto… —el moreno abrió sus ojos como platos, sabiendo a lo que se refería. Lu Han le había mandado una foto la noche anterior antes de irse a dormir con una expresión adorable en su rostro, pero quizás enseñando demasiada piel como para que aquello se considerara algo normal. —Enséñanos la foto —pidió CanLie. YiFan negó—. Oh venga, Wu YiFan, si no lo haces difundiré un rumor en la empresa sobre tu relación… —No serás capaz… —siseó YiFan. —Bueno… ya sabes que tengo mucha confianza con ZhongDa… y que hablando distendidamente con él le puedo contar cualquier cosa —comenzó—. Y también sabes lo maruja que es, aparte de bueno en su trabajo. —En serio, os odio —y diciendo aquellas palabras, YiFan tuvo que entregarles el móvil, para que vieran la dichosa foto. —Pues es guapo, sí —comentó CanLie—. Y parece tener buen cuerpo… si te hartas de él, ¿me pasas su número de teléfono? —¿Queréis dejarlo ya? —pidió YiFan—. ¿No podemos tener una cena tranquila? —Creo que lo hemos presionado demasiado por hoy —murmuró YiXing—. Te dejaremos en paz. —Gracias. Después de aquello, la cena siguió su curso sin que ninguno de sus amigos sacara el tema de Lu Han y YiFan pudo relajarse un poco. Le gustaban mucho aquellos momentos en los que podía relajarse con YiXing y CanLie, porque lo sacaban de aquella rutina en la que se había sumido en los últimos tiempos y le hacía ver que no todo era gris y oscuro y que podía tener momentos como aquellos en su vida. Quizás ya no eran como antes, porque ahora era el jefe de ambos chicos, pero tampoco estaban mal. YiFan llegó tarde ese viernes a casa y se tumbó en la cama harto de cerveza y de pollo frito. Su teléfono móvil sonó en medio del silencio de la noche y el chico lo cogió viendo que le había llegado un mensaje de Lu Han. Abrió la aplicación y lo leyó. ¿Qué haces? (^ Q ^)/ Era una pregunta muy simple seguida de uno de aquellos emoticonos japoneses que tanto parecían gustarle al chico. YiFan la podía contestar de una manera simple también, o no contestarla en absoluto, pero quizá fue la cerveza o quizá el pollo frito, también pudo ser que fuera demasiado tarde, el chico no lo supo, pero finalmente acabó mandándole una respuesta muy impropia de él. Estoy muy cansado, algo borracho y me voy a la cama… Pero está muy fría… ¿Quieres que vaya y te la caliente? (づ ̄ ³ ̄)づ Tras aquella respuesta, YiFan se encontró meditando si era bueno o no que aquel chico fuera a su casa y se acostaran juntos. Las relaciones no se le daban bien, lo había comprobado años atrás cuando pasó todo lo de ZiTao, por eso se dedicaba a los ligues de una noche… pero Lu Han parecía ser distinto en ese aspecto. Se había aferrado a él y había aprovechado cada oportunidad, además, había hecho que la monótona vida de YiFan fuera un poco menos aburrida, un poco menos igual. Hoy no, estoy muy cansado… Pero… Quizás… otro día… YiFan esperó hasta que el chico respondiera conteniendo su respiración y sintiendo su corazón latiendo demasiado rápido para lo que estaba acostumbrado, sintiendo algo de anticipación. ¿Te viene bien mañana? ԅ(≖‿≖ԅ) ¿Por qué no? —BaiXian, BaiXian —llamó Lu Han, saliendo corriendo de su habitación y pegando en la puerta de su amigo—. BaiXian, joder, ábreme la puerta —ordenó al ver que no podía abrirla porque estaba cerrada con el pestillo. —¿Qué cojones quieres? —le preguntó. En su tono de voz, Lu Han encontró una nota de molestia, pero la obvió. —He hecho avances con el guapetón —contó. —Muy bien, muy bien —respondió su amigo y eso le extrañó. Generalmente, este habría salido corriendo y lo habría abrazado hasta romperle las costillas, así que le extrañó mucho que no lo hiciera y comenzó a pensar que quizás no estaba solo en la habitación. —¿Has ligado? —cuestionó. —Sí, joder, Lu Han —respondió BaiXian y esta vez, el chico notó que estaba levemente cabreado—. Me parece muy bien todo lo que me estás contando, pero me gustaría follar tranquilo. —Vale, vale —murmuró—. Sea quien sea el que esté ahí que le dé duro, que le gusta —y tras decir estas palabras se fue más que contento a su habitación, sin poder esperar a que llegase el día siguiente, cuando el guapetón le mandara la dirección de su casa y dirigirse hacia allí. Lu Han debía acordarse de preguntarle su nombre, por lo menos para gritarlo cuando llegara el momento oportuno. Cuando YiFan se despertó a la mañana siguiente y miró el reloj de su teléfono, pegó un salto de la cama y se cayó al suelo. Era demasiado tarde, demasiado. Además del trasero, por la caída, le dolía la cabeza por haber estado bebiendo la noche anterior y lo único que quería era tomarse algo para volver a ser persona. Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, el sonido de una notificación llegando a su móvil lo dejó congelado. Abrió la aplicación, viendo un mensaje de LuHan en ella. ¿Dónde está la dirección que me prometiste?( ̄へ ̄) ¿O es que ya no quieres que vaya a calentar tu cama? (ToT) En ese momento, YiFan quiso tirarse por alguna ventana porque debía haber estado loco (tal vez muy borracho) la noche anterior para haberle dicho aquello al otro. Pero en el fondo, algo dentro de él quería un poco de acción, algo que hiciera que su monótona vida cambiase y con LuHan lo tenía al alcance de la mano, solo tenía que escribirle la dirección de su piso como respuesta, pero no se sentía capaz. Quiso pedirles consejo a sus amigos, pero estos iban a convertir aquello en algo peor y no le darían realmente ninguna respuesta. Así que lo hizo por impulso y le mandó la dirección de su casa a Lu Han. Gracias guapetón, espérame desnudo sobre la camaヽ( ・ω・)ノ YiFan dejó caer su teléfono sobre la cama y obvió aquellas últimas palabras de LuHan. No iba a hacer eso por nada del mundo. En cambio, sí que debía hacer otras cosas, como por ejemplo ducharse y adecentar un poco el piso, también tenía que crear un poco de ambiente, música lenta o velas, lo típico, pero no sabía cuándo iba a llegar el otro, ni si esas cosas le gustaban. Solo podía hacer suposiciones y, según su carácter, el chico podría jurar que lo que el otro querría sería lanzarse encima suya y follar lo más pronto posible. Negó con la cabeza. No le iba a permitir que simplemente hiciera eso. El chico se levantó del suelo y fue hacia su baño a darse una rápida ducha en la que quitarse el sudor de la noche y el olor a tabaco que desprendía su piel. Bajo el agua se le despejó un poco la cabeza, pero aún necesitaba una pastilla, por lo que cuando salió de allí, sin haberse secado más que lo necesario para no ir goteando mucho, se dirigió hacia la cocina desnudo, donde se la tomó. YiFan acostumbraba a salir desnudo de la ducha porque vivía solo y no había nadie que pudiera verlo, pero si viviera con alguien tampoco le importaría demasiado, como le decía YiXing era muy poco pudoroso. Se puso unos pantalones de chándal grises que tenía por allí y una camiseta blanca para cuando llegase Lu Han, después ordenó un poco el lugar y colocó las cosas en los sitios en los que debían estar. Una vez lo tuvo todo organizado, fue hacia el armario en el que guardaba las botellas de vino y cogió una de ellas y un par de copas porque el vino hacía milagros y hacía que la tensión desapareciera rápidamente. Acababa de soltar la botella sobre la mesa del salón cuando el timbre de su puerta sonó y se quedó estático unos segundos. Lu Han había tardado muy poco tiempo en llegar o a lo mejor era percepción suya solo que no quería que el momento llegara tan pronto. Con indecisión, YiFan caminó hacia la puerta y vio al chico que solo había visto una vez en persona, en el descansillo, a solo una fina lámina de madera de distancia. El moreno tuvo que tragar saliva antes de armarse de valor y abrir la puerta de par en par. —Hola, guapetón —le dijo el chico con una sonrisa y YiFan no supo que responder a eso—. ¿Me dejas pasar o tendré que darte el morreo del siglo en el pasillo? Yo no tengo ningún problema, pero igual tú con tus vecinos sí —ante esto, se hizo a un lado con los ojos ligeramente más abiertos de lo que debería y Lu Han entró a su piso, mirándolo todo con curiosidad. El moreno cerró la puerta y se giró hacia él justo en el momento en el que este se le acercaba y se ponía de puntillas para alcanzar sus labios y besarlo repentinamente—. ¿Me has echado de menos? —dijo separándose unos centímetros de sus labios, pero siguiendo muy cerca. YiFan seguía sin habla, por varias razones—. ¿Te ha comido la lengua un gato o quieres que te la coma yo? —cuestionó y, solo en ese momento, el chico pudo reaccionar y se alejó un poco para que no volviera a besarlo. —Siéntate en el sofá —murmuró—. Bebamos un rato —señaló la botella de vino y Lu Han lo miró con desconfianza. —¿Solo puedes acostarte conmigo si estás borracho? —cuestionó, con una expresión que comenzaba a ser de enfado—. ¿No te parezco lo bastante guapo? ¿O es porque no soy una tía? —¿Qué? No —respondió rápidamente—. He sacado la botella para relajar un poco el ambiente… no sé, vale, hemos quedado para follar, pero creía que podíamos hablar y beber un rato para no hacerlo todo demasiado precipitado —el chico lo miró como si todavía no se lo creyera, o como si quisiera que respondiera a todas sus preguntas—. No tengo problemas en acostarme con tíos o con tías, me da lo mismo, así que no era por eso. —Vale… —murmuró Lu Han—. ¿Y te parezco guapo? Porque tú sabes que a mí sí me lo pareces o no te llamaría guapetón —YiFan sonrió levemente. —Eres muy guapo —respondió, dando un paso hacia el chico e inclinándose un poco para poder tomar sus labios suavemente, no tan demandante cómo lo besaba el otro—. Ahora sentémonos y bebamos un poco. —Está bien —respondió, caminando hacia el sofá y sentándose allí. YiFan lo siguió, abrió la botella y echó el contenido en las dos copas de cristal, después se sentó junto al chico y alzó su copa para brindar—. ¿Por qué brindamos? —¿Por nosotros? —Lu Han sonrió y chocó su copa con la ajena antes de beber un trago. —De verdad que me pones mucho, guapetón —comentó. YiFan rio un poco nervioso. —¿Cómo fue cuando nos conocimos la primera vez? —cuestionó, intentando que el otro no volviera a abalanzársele, no tan pronto—. Iba demasiado borracho y solo me acuerdo de haberte visto en la calle y de despertar en tu cama, aparte de algunos flashes no recuerdo nada. —Oh, fue muy divertido —murmuró Lu Han—. Te acercaste a mí, poniendo una expresión muy sexy y me invitaste sutilmente a que me acostara contigo —se acercó al chico, casi subiéndose encima y llevando sus finos labios a su oreja—. ¿Quieres tener sexo conmigo? —susurró gravemente y con un deje de placer contenido—. De esta forma lo hiciste —se separó un poco de su cuerpo, pero seguía teniéndolo a unos pocos centímetros—, me quisiste llevar a tu casa, aunque no recordabas dónde estaba ni esta ni tu coche —sonrió—. La verdad es que generalmente paso de gente que me entra de esa forma, pero eres muy guapo y, además, ya te tenía apuntándome con tu trabuco. —Genial, me comporté como un pervertido en potencia —murmuró YiFan, negando con la cabeza y mordiéndose levemente el labio inferior. —Y luego, mientras lo hacíamos me decías cosas obscenas como que me follarías hasta que me sangrase el culo —siguió, haciendo que el moreno abriera sus ojos como platos—, pero fuiste tan delicado y a la vez tan bestia que me encantó —le guiñó el ojo—. ¿Qué flashes tienes de la noche? —YiFan tragó saliva antes de hablar y bebió también un poco de su copa. —A ti, debajo o encima de mí, gimiendo, con una expresión de placer infinito y con el flequillo pegado a la frente por el sudor —respondió. —Qué recuerdo más erótico, seguro que te habrás masturbado pensando en él —comentó—. ¿Quieres que lo hagamos realidad de nuevo? —YiFan obvió la primera parte y simplemente contestó a la pregunta. —Mi cama es muy cómoda y muy grande. —Joder, guapetón, fóllame. Y antes de que YiFan pudiese decir nada para detener lo que se avecinaba, Lu Han cubrió su boca con sus labios y comenzó a besarlo de una forma demandante, introduciendo su lengua en la boca ajena y explorando la cavidad como si fuera una cueva desconocida y él un explorador esperando encontrar una maravilla. El moreno quiso resistirse, pero la insistente lengua del otro, queriendo jugar con la suya casi no lo dejaba pensar con claridad, así que simplemente se dejó llevar y devolvió el beso con todas sus consecuencias. YiFan atrapó el cuerpo de Lu Han en sus brazos, acercándolo mucho más al suyo propio, para que no hubiera ningún espacio entre ellos, para que cada parte se rozase y estuviera en continuo contacto. El pelirrojo llevó una de sus manos a su nuca y comenzó a agarrarlo por el cabello, aunque no lo tenía muy largo y apenas tenía de dónde agarrar, haciendo que YiFan jadease dentro del beso, buscando un poco de aire. Los chicos se separaron unos segundos y se miraron a los ojos con deseo. Se había acabado la parte de hablar y beber y ambos lo único que querían era jugar y pasar a la acción. —¿Dónde está tu habitación? —cuestionó Lu Han—. Quiero probar esa gran cama contigo. —Detrás de aquella puerta —señaló el dueño del piso. Lu Han se levantó rápidamente del sofá y alargó su mano para ayudarlo a levantarse. El moreno lo miró durante unos segundos, haciendo que el otro comenzara a desesperarse, hasta que con una sonrisa le tomó la mano y dejó que lo levantara. Lu Han quiso echar a andar, pero YiFan lo retuvo entre sus brazos, abrazándolo por la espalda—. No tan deprisa lindura —susurró gravemente en su oído antes de besar la base de su oreja y hacerlo suspirar. —Joder, claro que tengo prisa —respondió—. Necesito sentirte ya —el moreno rio contra su oreja y le mordió el lóbulo, tirando un poco de él—. Mmmm… joder… ya. —Está bien —YiFan lo soltó, divertido, solo para que este se girase y le diese un beso que lo dejó sin respiración. Después, lo cogió de la mano de nuevo y lo llevó con rapidez hasta la habitación. Sin decir ni una palabra más, cerró la puerta del lugar, como si estuviera en su propio cuarto y no quisiera que nadie les molestara, sin saber que el moreno vivía solo. Luego, hizo que YiFan se sentase en la cama y se quitó los zapatos para poder subirse también y gatear hasta él de forma sensual antes de volver a besar sus labios con desesperación porque estaba desesperado, desesperado por volver a ser follado por él. YiFan correspondió al beso y llevó sus manos a la cintura de Lu Han, comenzando a jugar con el filo de la camiseta que llevaba e introduciendo sus manos bajo esta, arañando un poco la piel que encontraba a su paso, arrancándole gemidos de placer al chico que lo único que quería era sentarse sobre sus piernas. Dejó que lo hiciera, con una rodilla a cada lado de sus caderas y entonces la locura se desató cuando el pelirrojo comenzó a rozar su entrepierna con la ajena, arrancándoles a los dos algunos gemidos que se perdían en el interior de su boca, donde sus lenguas mantenían una encarnizada lucha por la dominación de la otra. Se separaron unos momentos para tomar aire y aprovecharon el descanso para quitarse la ropa que cubría las partes superiores de sus cuerpos, dejando al descubierto sus torsos blancos y ambos levemente marcados. Se miraron con deseo por el cuerpo del otro, sin contenerse en absoluto porque ambos querían lo mismo, y luego volvieron al ataque. YiFan cruzó la distancia que separaba sus cuerpos y se echó sobre Lu Han, aprovechando que lo había pillado desprevenido, tumbándolo sobre la cama de espaldas y besándolo con hambre mientras recorría su cuerpo con sus grandes manos. El pelirrojo rodeó la cintura de YiFan con sus piernas para seguir rozando sus mitades inferiores, haciendo que estas se fueran endureciendo para la actividad que llegaría más tarde, aunque ambos esperaban que no tardase demasiado. YiFan lo miró durante unos momentos, recreándose en el rostro de porcelana y de mejillas sonrosadas de Lu Han. Era realmente guapo y se quedaba corto en describirlo. Después recorrió su cuerpo con su lengua, lamiendo y besando cada trozo de piel que encontraba a su paso, escuchando de fondo los gemidos del pelirrojo, como una banda sonora que lo animaba a hacer más y que lo calentaba hasta límites insospechados. Cuando llegó a la cinturilla de su pantalón, se separó de su cuerpo y Lu Han lo miró con reproche, pero al ver que lo hacía para poder quitarles a ambos sus pantalones sonrió de forma pícara y se alzó un poco para dejar que estos salieran volando de su cuerpo, junto con sus calzoncillos negros. Una vez se encontró desnudo y vulnerable ante un todavía medio vestido YiFan, decidió que era su turno de desnudarlo y se sentó sobre sus rodillas. Su miembro estaba levemente erecto por las caricias y los besos, ya no era un adolescente que con un par de roces se empalmaba, pero todavía era joven y no necesitaba demasiado. Miró con deseo al moreno antes de llevar sus manos a sus pantalones y retirarlos, descubriendo con satisfacción que el otro ni siquiera se había puesto calzoncillos porque seguramente esperaba aquello con las mismas ansias que Lu Han. Dejó que la prenda cayese por cualquier lugar y miró el gran miembro del chico con deseo. Desde aquella primera vez había querido probarlo de nuevo porque había llegado a lugares a los que nunca había llegado nadie y había hecho que hubiera sido su mejor orgasmo. Con ganas de devolverle el favor, y de hacerlo sentir bien y endurecerlo, Lu Han se inclinó sobre su miembro y comenzó a chuparlo. No cabía en su pequeña boca, pero solo lamiendo su punta y maltratándola con sus dientes también el pelirrojo consiguió tenerlo gimiendo gravemente bajo sus atenciones y agarrándolo por la nuca para que fuera más rápido y más profundo, para que le diera el placer de correrse. Sin embargo, Lu Han se separó mucho antes de que aquello sucediese y solo hizo que su miembro se irguiese orgullosamente erecto. —¿Tienes condones y lubricante? —le cuestionó cuando se alejó, lamiéndose los labios, en los que sentía algunas gotas de pre-semen. —A montones —respondió el otro, levantándose de la cama y caminando hacia su armario, donde tenía un espacio para todas las cosas necesarias para practicar sexo y sacó una tira de condones y un bote de lubricante. —¿Eres un vividor follador? —preguntó Lu Han con una sonrisa pícara. —Lo soy —contestó YiFan separando uno de los codones de los demás y dándoselo a LuHan. —Con razón eres tan bueno, joder —murmuró el pelirrojo mientras lo veía sentarse en la cama, agarrando el bote de lubricante. —¿Me lo pones? —sugirió. —Por supuesto. Lu Han abrió el envase del condón y luego lo tiró por cualquier lugar. Miró a YiFan a los ojos antes de inclinarse de nuevo sobre su miembro y colocar el condón con su boca, ayudándose de sus dientes y de su lengua para bajarlo. —¿Estás acostumbrado a la penetración? —preguntó YiFan. —Juego ambos roles y me gustan los dos —comentó Lu Han—, pero si te refieres a si necesitas prepararme mucho o no, te sugiero que lo hagas durante un buen rato… no estoy acostumbrado a encontrar gente con tu tamaño —YiFan sonrió, orgulloso. —Túmbate. El pelirrojo se tumbó en la cama, abriendo sus piernas al máximo y alzándolas para que YiFan tuviera un buen acceso a su entrada. Este lo miró con gran deseo mientras vertía un poco de lubricante contra su ano y luego jugó con su pulgar, abriendo un poco e introduciendo solo la punta. En su primera vez, Lu Han había siseado y había pedido que parasen, pero tras tantas veces, ya no sentía ningún dolor por aquella acción. YiFan echó más lubricante y metió de golpe dos de sus dedos, haciendo que el pelirrojo apretara fuertemente sus dientes y cerrara sus ojos para soportar bien la intrusión. —¿Están bien? —preguntó el moreno. Lu Han asintió con su cabeza porque no le salía la voz en aquellos momentos. Tras la respuesta afirmativa, YiFan comenzó a mover sus dedos en el caliente interior del chico, metiéndolos y sacándolos, separándolos para crear espacio para un tercer dedo y luego para su miembro. Sentía que Lu Han estaba tenso, así que lo hizo lo mejor que pudo para que fuera placentero mientras jugaba con él. Algunos minutos después, tres de sus dedos se movían libremente en su recto y el chico supo que había llegado la hora. Los sacó de su interior y luego se masturbó durante algunos segundos para endurecer un poco más su miembro antes de guiarlo hacia su entrada y comenzar a internarse lentamente en su cuerpo, mientras que con su otra mano masajeaba los testículos de LuHan. Con un gemido gutural, se estableció completamente en su interior y jadeó por lo apretado que se sentía allí y lo mucho que le gustaba eso. —¿Puedo seguir? —cuestionó. —Joder, sí —pidió Lu Han y YiFan no tardó en seguir su petición. Comenzó con un vaivén suave y lento, buscando que el chico se fuera acostumbrando antes de moverse más rápido porque por nada del mundo quería hacerle daño. Cuando vio que sus paredes dejaban de oponer resistencia a la invasión, empezó a chocar sus caderas de una forma mucho más rápida, subiendo las piernas de Lu Han a sus hombros y encorvándose sobre él para llegar mucho más profundo y para dar con la inclinación justa en la que daría con su miembro contra su próstata y lo haría ver las estrellas. Ese momento llegó cuando el chico, que se deshacía en gemidos debajo de sí y que lo agarraba por los hombros para acercarlo cada vez más a su cuerpo, le clavó las uñas y puso los ojos en blanco, a la vez que un gemido mucho más fuerte escapaba de su garganta. —Joder, ahí, ahí, ahh… —gimió y YiFan empezó a embestir ese mismo lugar repetidamente, buscando que el chico llegara al orgasmo—. Ahh… guapetón… ahh… dime… ahh… joder… ahh… —Lu Han intentaba hablar entre jadeos y aunque el moreno quería saber qué era lo que le quería decir, le parecía demasiado erótico ver las expresiones de su rostro, entre frustración y placer—, dime… mmm… dime tu nombre… —acabó. —¿Por qué? —cuestionó el moreno, embistiendo mucho más fuerte y mucho más rápido. —Porque… ahh… me voy a… ahh… correr… y quiero… mmm… joder… mmm… decir tu nombre… ahh… —respondió. No podía mantener sus ojos abiertos y comenzaba a revolverse bajo su cuerpo, estaba próximo a su orgasmo. Por eso YiFan se inclinó un poco más sobre él y coló una de sus manos entre sus cuerpos para masturbar su miembro a la vez que susurraba gravemente contra los finos labios de Lu Han cuál era su nombre. —YiFan. Lu Han no tardó más de dos minutos en correrse entre sus cuerpos, gritando su nombre una y otra vez mientras los espasmos lo apretaban deliciosamente en su interior y YiFan se corrió poco después. Se separaron aun jadeando y el moreno le hizo un nudo al condón en cuanto se lo quitó y lo dejó caer contra el suelo, ya lo recogería cuando se sintiese con fuerzas. Miró de reojo a Lu Han, que seguía intentando recuperar su respiración, al igual que él, y este lo miró como si se supera observado, con una sonrisa radiante que le llegó también a los ojos y que hizo que otra se extendiese por el rostro de YiFan. Unos momentos después, el más bajito rodaba por la cama como si fuera una croqueta y se ponía sobre su cuerpo, mirándolo satisfecho. —Esta vez deja que te cabalgue… YiFan… —susurró. Después de una larga noche de actividades sexuales a la mañana siguiente ambos se sentían pegajosos al máximo, por lo que una ducha matutina compartida les vino bastante bien para refrescarse, aunque tardaron un poco más de lo debido porque YiFan se sentía muy juguetón esa mañana. Desde ZiTao no había repetido con la misma persona más de una noche, pero le gustaba Lu Han, le gustaba hacerlo con él le gustaba lo directo que era para decir las cosas que necesitaba y quería y, sobre todo, le gustaba el cambio que estaba habiendo en su vida desde que lo había conocido. Después de salir de la ducha, Lu Han se sentó en la encimera de mármol del lavabo mientras se lavaba los dientes, vestido con una camiseta de YiFan que le quedaba enorme, observando cómo el otro se ponía distintas cremas en el rostro con expresión divertida. —Además de homosexual, metrosexual —comentó—. No sé por qué, pero no me lo esperaba. —Bisexual —aclaró el otro—. También me gustan las mujeres. —No sé qué les ves —Lu Han se enjuagó la boca y luego escupió en el vaso—. Un culito prieto es mucho mejor que una vagina. —Bueno, tienen otros encantos —respondió, moviendo sus manos sobre sus pectorales hacia delante, de una forma circular y quizás algo exagerada para lo que realmente se encontraba en aquella parte del mundo. —Los tíos también tenemos nuestros encantos —Lu Han se levantó la camiseta, dejándole ver su miembro, ya que no se había molestado siquiera en ponerse ropa interior y el más alto se lamió sus labios. —No me provoques… —advirtió, pero el pelirrojo no le hizo ningún caso y sonrió pícaro, anudándose la camiseta a la cintura y dejándose completamente expuesto, llevando su mano a su miembro y comenzando a tocarlo, mirándolo a los ojos fijamente y viendo cómo YiFan se relamía una y otra vez—. ¿De verdad quieres más después de lo de anoche y lo de antes? —Lu Han asintió, cambiando su rostro a una expresión de inocencia y YiFan no pudo soportarlo más—. Tú lo has querido, a la cama ahora mismo —Lu Han se bajó del lavabo riendo y caminó a la habitación, contoneándose ante YiFan hasta que este le dio una palmadita en su trasero. La tarde del domingo decidieron que fuera un poco menos movidita que las anteriores horas, así que tras comer un poco, se sentaron a ver cualquiera de las películas que echaban por la televisión. Sin embargo, estando sentados en el sofá, completamente pegados el uno al otro, pero sin poder tocarse más que lo necesario era una verdadera tortura, además, la película era muy aburrida. Por eso, aquella vez fue YiFan el que se inclinó sobre Lu Han y comenzó a darle besos castos que terminaron como todos los demás, siendo mucho más excitantes de lo que deberían, calentándolos y haciéndolo sobre el sofá, sin condón ni lubricante ni nada, con los diálogos de la película de fondo mientras llegaban al orgasmo otra vez. YiFan se montó en el ascensor el lunes siguiente con una pequeña sonrisa en su rostro por el fin de semana tan genial que había pasado y todos los que se subían con él lo miraban como si estuviera loco o como si no pudieran creerse lo que estaban viendo. Uno de aquellos, fue CanLie, que se acercó a él y le tiró de las mejillas, como si quisiera arrancarle una supuesta máscara o careta. —¿Qué te ha pasado este fin de semana para que tengas esa cara, Wu YiFan? —cuestionó, de una forma muy seria. —No ha pasado nada —respondió este, intentando que no se le notara lo que había ocurrido, pero fallando estrepitosamente, porque su amigo enarcó una ceja y luego le pegó un golpe en el brazo. —Como no me lo cuentes todo con pelos y señales te juro que difundiré los rumores por boca de ZhongDa —amenazó. —Dentro de un rato tengo una reunión sobre el nuevo edificio y tengo que prepararla —le contestó—. De hecho, tú también tienes varias intervenciones en esa reunión y supongo que tendrás que repasarlo. —Sabes que odio repasar —dijo—. Así que ahora mismo vamos a ir a tu despacho y me lo vas a contar todo —sin tener más opción, YiFan asintió—. Perfecto, avisaré a YiXing. CanLie sacó su teléfono móvil y comenzó a teclear rápidamente en él. YiFan suspiró. Le gustaba que sus amigos rompieran la rutina, pero odiaba sus charlas sobre aquellos temas, sobre todo, cuando él era el protagonista de ellas. Su smartphone vibró en su bolsillo y el chico lo sacó disimuladamente para ver quién era la persona que le había mandado el mensaje, esbozando una pequeña sonrisa al ver que era de Lu Han. Esta mañana te has ido muy temprano Y no he podido despedirte… Te echo de menos… ~(>_<~) Yo también te echo de menos… Y aquella respuesta, quizás (y solo quizás), fue la más sincera que Wu YiFan había dado en su vida. Cuando el chico salió de sus pensamientos, se encontraba ya dentro de su despacho, sentado en su silla y observado fijamente por sus dos amigos que lo miraban de una forma que a cualquier otra persona le hubiera parecido rara pero a la que YiFan estaba ya más que acostumbrado y que venía a decir que tenía que desembuchar todo lo que había sucedido desde que se había despedido de ellos el viernes. Con resignación, el moreno no tuvo más remedio que dar su brazo a torcer y hablar y hablar sobre lo que había pasado ese fin de semana hasta que llegó la hora de la reunión y entonces pudo dejar, de una vez por todas, de hablar sobre sí mismo. Una vez acabó la reunión, YiFan se dirigió a su despacho. Era algo tarde porque habían discutido sobre muchas cosas, pero al menos lo habían dejado todo listo y no tendrían que reunirse de nuevo hasta que no se comenzase a trabajar directamente en el nuevo edificio que la empresa había adquirido a unas cuantas manzanas de donde estaba ubicado aquel. El chico saludó a su secretario con una inclinación de su cabeza, demasiado cansado como para hablar y se dispuso a recoger todos los papeles que tenía sobre la mesa y ordenarlos antes de irse a casa a descansar. Sin embargo, cuando estaba a punto de terminar, llamaron a la puerta de su despacho y YiFan dijo un “adelante” casi susurrado para que la persona que estuviera fuera entrase. Al abrirse la puerta, la cabeza de QuingZhu asomó por el hueco. —Jefe —llamó—. Hay alguien que quiere verlo —YiFan asintió, un poco confundido, porque no esperaba a nadie en su despacho a esas horas y no sabía quién podía ser, porque sus dos opciones más factibles entraban sin siquiera llamar. —Déjalo que pase —su secretario asintió y se hizo a un lado, dejando paso a un hombre que rondaba los sesenta años, pero que parecía tener algunos menos. —Padre —murmuró YiFan—. ¿Qué le trae por aquí? —preguntó, indicándole que se sentara en su cómoda silla de cuero tras el escritorio. El hombre lo hizo y luego respondió a la cuestión. —Quería avisarte de que dentro de poco es mi cumpleaños y que vamos a celebrar una cena familiar en la casa —YiFan asintió. —Allí estaré, padre, no se preocupe —le aseguró—. Pero para decirme esto no necesitaba haber venido hasta aquí, más estando delicado de salud, podría haber llamado. —Podría haberlo hecho, pero entonces no podría haberte dado la sorpresa. —¿Qué sorpresa? —preguntó sin entender a qué se refería su padre. En ese momento, la puerta de su despacho se abrió de nuevo, y por ella entró la última persona que quería ver en el mundo. Jin JunMian… su primo. La rabia se apoderó del cuerpo de YiFan al tener a aquel medio metro en frente suyo, pero intentó contenerla y poner una máscara de indiferencia en su rostro. Odiaba a aquel presuntuoso que solo tenía una meta en su miserable vida: hacerse con el control de la Constructora Wu. —Parece que no me esperabas aquí, mi querido primo —le dijo el recién llegado, de una forma muy falsa. —Sí… no esperaba que tú fueras la sorpresa —comentó, igual de hipócrita. —Pues aquí me tienes, recién llegado de Corea, donde he establecido buenas relaciones con gente de aquel lugar —contestó—. He abierto muchos caminos para la empresa allí, pero el tío me obligó a regresar para su cumpleaños porque quería anunciar algo y quería que yo estuviera allí también, ¿no es así tío? —En efecto —su padre se levantó de la silla y caminó hacia ellos dos, poniéndoles una mano a cada uno en el hombro—. La familia tiene que estar unida cuando se dan grandes noticias —explicó, y aquello le dio muy mala espina a YiFan—. Bien, nosotros nos vamos, estoy un poco cansado. Te mandaré la hora de la cena en cuanto la sepa, YiFan —dijo su padre antes de salir por la puerta. —Ya nos veremos, primo —siseó JunMian, antes de desaparecer también de su vista. El chico cerró sus manos en puños y le dio un fuerte golpe a la pared para desquitar su rabia, dándole absolutamente igual que los nudillos se le hubieran quedado en carne viva y que muy probablemente comenzarían a sangrar en algún momento. Estaba muy cabreado, demasiado cabreado y lo único que quería era tirar a su primo desde la ventana de su despacho, porque la altura era considerable y si se caía desde ahí se mataría. Pero eso sería homicidio y YiFan no quería mancharse las manos de la sangre de aquel aprovechado, y tampoco quería ir a la cárcel, ese sitio no era para él. YiFan intentó calmarse respirando hondo, pero no le fue de gran ayuda, así que lo único que pudo pensar fue en sacar su teléfono y mandarle un mensaje a Lu Han. ¿Sigues en mi piso? Comenzó a recoger sus cosas y a terminar de acomodar su despacho mientras esperaba la respuesta y, cuando escuchó la notificación, cogió rápidamente el móvil y leyó el mensaje. Sí… De hecho… no me he movido de tu cama más que lo necesario (* >ω<) ¿Por qué? Necesito que te quedes otra noche —Te juro, BaiXian, que no te vas a creer lo que me está pasando —le dijo Lu Han en cuanto el otro descolgó el teléfono. —Bueno… primero tienes que contármelo —contestó este—. Después decidiré si me lo creo o no. —Vale —Lu Han inspiró hondo antes de hablar—. Llevo en el piso de FanFan desde el sábado haciéndolo con él como si fuéramos conejos y encima quiere que me quede hasta esta noche, seguramente para seguir donde lo dejamos ayer. —¿Quién narices es FanFan? —cuestionó su amigo, visiblemente confundido y Lu Han rio. —Lo siento, se me olvidó decirte que ya sé cómo se llama el guapetón —murmuró—. Se llama Wu YiFan, pero a mí me gusta llamarlo FanFan. —Vale, ahora que ya sé quién es, te preguntaré otra cosa —comenzó. Lu Han guardó silencio, invitándolo a hablar—. Si lleváis todo el fin de semana haciéndolo como conejos… ¿no te escuece? —¡BaiXian! —¿¡Qué!? —No, no me escuece, FanFan lo hace de una forma que solo me vuelve loco —respondió. —Vale, ahórrate los detalles —murmuró BaiXian y en su voz el chico notó algo raro. —Pero si a ti te encantan los detalles. —Lo sé, lo sé, pero me das envidia, Lu Han —susurró. —¿Envidia? Si el viernes follaste —se indignó el chico. —Sí, pero solo follé… a veces también quiero algún romance… —Tranquilo, mi pequeño zorrito, ya llegará tu príncipe azul —Lu Han escuchó cómo su amigo reía levemente al otro lado de la línea y cómo la puerta del piso de YiFan se abría—. Te tengo que dejar —dijo rápidamente—. Ya está aquí. —Recuerda que el lubricante ayuda mucho a que no escueza. —Lo tendré presente. Wu YiFan llegó a casa demasiado cansado y cabreado por lo que había sucedido al final de su jornada, pero el abrazo cariñoso que recibió de Lu Han, que llegó corriendo hasta él, como si supiera exactamente que era eso lo que necesitaba, lo destensó un poco. Aquel recibimiento era más de lo que esperaba y mucho más de lo que se merecía, aun así, apretó entre sus brazos el cuerpo del otro chico y cerró fuertemente sus ojos, aspirando el olor del pelo de Lu Han, que ahora olía como su champú. —¿Cómo te ha ido el día? —le preguntó el chico, pero YiFan no quiso contestar, había comenzado a olvidarse de todo lo ocurrido—. ¿Estás bien? —cuestionó. En su rostro se podía ver que estaba preocupado, así que el moreno quiso que aquel ceño dejara de estar fruncido de aquella forma. —Estoy bien… solo un poco cansado —dejó caer su maletín sobre el sofá y después se sentó en él sin el más mínimo cuidado. Su idea al salir de la oficina había sido conducir rápido a casa y follar con Lu Han hasta que se le olvidara todo, pero ahora que lo tenía allí, preocupado por él no le parecía nada justo, así que suspiró y se pasó las manos por su rostro. No vio que el chico se acercaba a él hasta que no sintió sus manos sobre su hombro izquierdo y se giró para mirarlo. —No sé qué te habrá ocurrido hoy —comentó—, pero tienes los músculos muy tensos… ¿quieres que te dé un masaje? —No sé si… —Soy muy bueno haciéndolos —añadió, cortándolo—. Así que… déjame relajarte. Antes de que YiFan pudiese abrir siquiera la boca para protestar, Lu Han ya había colocado sus dos manos sobre sus hombros y empezaba a obrar maravillas en aquella zona. La verdad es que se notaba que sabía cómo dar masajes porque se estaba sintiendo muy bien y un poco más relajado que antes. Quizás de aquella forma, pudiera olvidarse de su maldito primo y su maldita visita. —Vamos a la cama —le pidió el chico—. Así te tumbas y estarás más cómodo. —Mmmm… sí… —suspiró. Escuchó cómo Lu Han se rio tras él por aquella respuesta casi gemida, pero obvió aquel pequeño dato y se levantó del sofá, quitándose la chaqueta y dejándola en el perchero de la entrada. Después, caminó junto al pelirrojo hacia su habitación, jugando entre ellos, dándose pequeños golpes en los costados y sonriéndose. Aquello le parecía a YiFan tan natural como respirar, como si llevara haciendo aquello desde su nacimiento, porque Lu Han lo hacía todo parecer muy fácil. Se desabrochó la camisa y la corbata y dejó su torso expuesto para que el chico lo mirara de forma lasciva y le sonriera de forma pícara. Después se tumbó bocabajo sobre el colchón, con la cabeza sobre sus brazos en la almohada para así poder respirar. Momentos después, sintió un peso sobre su trasero, seguido de las milagrosas manos de Lu Han en su espalda. —Ahora que te estás sintiendo más relajado —comenzó a hablar el chico, quitándole los nudos de su espalda—. Puedes contarme todo lo que ha pasado hoy que ha hecho que estés así. —Mmmm… son solo cosas sin importancia… —murmuró YiFan. —Si no tuvieran importancia no estarías de esta forma —apretó su zona lumbar y el moreno gruñó… o gimió, no lo supo con seguridad. —No quiero molestarte con mis problemas —terminó diciendo al final. —No me molestas —aseguró Lu Han. YiFan lo meditó unos momentos mientras sentía cómo volvía a ser persona gracias a los cuidados del chico y decidió que podría contarle algunas cosas. —La empresa que dirijo pertenece a la familia Wu —comenzó, pero fue interrumpido por el pelirrojo. —¿Eres el jefe de la empresa? —cuestionó con un deje de incredulidad en su voz. —Lo soy —rio—, así que no te extrañes porque esté tan tenso. —Vaya… —murmuró Lu Han—. Pero creo que si eres el jefe, ya estarás más o menos acostumbrado, ha debido de pasar algo diferente para que estés de esta forma. —Sí… —admitió—. Hoy ha ido a visitarme mi padre para decirme que se iba a celebrar una cena familiar por su próximo cumpleaños a la que tengo que asistir. —¿No te llevas bien con tu familia? —se atrevió a preguntar el chico, llevando sus manos un poco más arriba. —Mmmm… en general me llevo bien con ellos… —murmuró—, pero hay una persona que no puedo ni ver. —¿Quién? —Mi primo JunMian —contestó e incluso decir su nombre lo enervaba. —¿Y eso? —preguntó Lu Han, sumamente interesado. —Nunca nos hemos llevado muy bien… ni siquiera de pequeños —contó—. Y ahora quiere quedarse con la empresa, a pesar de que él es mi primo por parte materna y no tiene ninguna relación con la familia Wu… —Y eso te enfada muchísimo, ¿verdad? —YiFan asintió—. Pero hay algo más. —Sí… aunque eso no lo sabe nadie fuera de la familia —comentó. —Puedes confiar en mí… —Lo sé… —el moreno se removió bajo el cuerpo de Lu Han, queriendo girarse y mirarlo así a los ojos para poder contárselo. Tardó algunos momentos en poder hacerlo, pero una vez lo consiguió y tuvo al chico como quería, comenzó a hablar—. Mi primo tiene mucho más peso en mi familia que mi hermano menor, que es probablemente la persona más preparada para hacerse cargo de las cosas importantes. —¿Hermano? —Hermano no reconocido —aclaró. —Vaya… tu familia es una caja de sorpresas —comentó Lu Han, colocando las manos sobre su pecho e inclinándose cerca de él—, pero intenta no pensar en ello por ahora, ¿vale? —Lo intentaré, pero no prometo nada —respondió. —¿Y si te doy un regalo para que dejes de pensar en ello? —preguntó. —¿Qué tipo de regalo? —cuestionó, algo confundido por la repentina proposición. —Este tipo de regalo —respondió señalándose a sí mismo. YiFan rio, pero Lu Han no le dio tiempo a hacer mucho más, ya que se echó sobre él y comenzó a besar sus labios con hambre. Probablemente, aquella noche sería muy larga. Cuando a la mañana siguiente se despertó, Lu Han no se encontraba entre sus brazos y eso hizo que YiFan soltara un suspiro melancólico. Se dio la vuelta en la cama e intentó alcanzar su móvil, en el que no paraba de sonar la maldita alarma y cuando por fin pudo pararla, se refregó los ojos para intentar quitarse el sueño. En el momento en el que pudo ver bien, el chico esbozó una leve sonrisa y abrió la aplicación en la que tenía un mensaje de Lu Han. Siento irme tan temprano… o tan tarde (>_<*) Pero me reclaman en el trabajo y tengo que ir sí o sí ( ̄へ ̄) Nos vemos (;u;) Era viernes y YiFan llevaba sin ver a Lu Han desde el lunes por la noche. Bueno, lo había visto el miércoles porque este se había echado una foto en el espejo del baño semidesnudo y con una pose muy sexy y se la había mandado, foto que el chico se había encargado de guardar muy recónditamente para que nadie más que él la viera. Desde que solo recibía algunos mensajes por su parte, se encontraba un poco más sumido en su rutina, más como estaba antes de pasar aquel fin de semana increíble en el que tanto había cambiado para él. Sin embargo, YiFan no quería volver atrás. Le gustaba experimentar lo que era estar junto a Lu Han, sin ninguna presión, sin miedo a tomar una mala decisión y arruinar a las miles de personas que se encontraban bajo su cargo. Con el chico no tenía ninguna preocupación y podía relajarse, además, hacía añicos completamente su rutina y eso era algo que YiFan ansiaba. Por eso últimamente estaba demasiado irascible y quizás algo aburrido. Alguien llamó a su puerta y unos segundos después, QuingZhu se asomaba y lo miraba de una forma algo extraña. —¿Qué sucede? —le preguntó. —Hay un chico aquí —contestó—. Dice que lo conoce y que le gustaría hablar con usted, señor Wu. —¿Cómo se llama? —su secretario le hizo una señal para que esperase y se giró a preguntarle a la otra persona. YiFan solo escuchó murmullos y no pudo distinguir la voz del recién llegado, así que rezaba para que no fuera su primo o, de verdad, lo lanzaría por la ventana—. Dice… que su nombre es Lu Han… —Déjalo pasar —dijo inmediatamente, quizás demasiado rápido, porque QuingZhu puso una expresión extraña en su rostro antes de echarse a un lado y dejar pasar al otro chico, cerrando la puerta en cuanto entró al despacho. El corazón de YiFan se saltó un latido al verlo allí, tan guapo, y en su lugar de trabajo—. ¿Qué haces aquí? —preguntó, levantándose de la silla. —He venido a verte —respondió con una sonrisa. Estaba cerca de la puerta todavía, así que YiFan sentía que estaba demasiado lejos. Como si le hubiera leído el pensamiento, Lu Han comenzó a avanzar hacia él, lentamente, hasta que solo el espacio que era ocupado por el escritorio los separaba. —Y… ¿por qué? —cuestionó, tosiendo para aclararse la garganta. —Porque te he echado de menos —Lu Han hizo un puchero adorable con sus labios y YiFan no pudo hacer más que extender sus brazos, invitándolo a que salvara la poca distancia que los separaba. El chico rodeó el escritorio hasta quedarse a unos escasos centímetros de su cuerpo, sin embargo, no avanzó más—. ¿Tú me has echado de menos? —YiFan asintió lentamente, viendo cómo una gran sonrisa se instalaba en los labios del chico, que llevó sus manos a su corbata para jugar con ella, mirándolo a los ojos—. ¿Tienes mucho que hacer hoy? —preguntó. —No —negó. La sonrisa de Lu Han se volvió algo pícara y un segundo después, tiraba de su corbata para poder alcanzar sus labios y besarlos lentamente, sin prisa, saboreando cada recoveco de su cavidad con su juguetona y caliente lengua que tanto le gustaba a YiFan. —Entonces —susurró contra sus labios—. ¿Quieres venir conmigo? —¿Dónde? —cuestionó, atrapando sus labios de nuevo. —Mmmm… te lo diré por el camino… —el moreno se tensó unos segundos. Jamás había aceptado una proposición como aquella de nadie, pero Lu Han representaba el cambio que su vida, así que no se lo pensó mucho antes de asentir. —Iré. —Buen chico —murmuró Lu Han, mirándolo a los ojos con cariño antes de volver a besarlo—. Creo que me he vuelto adicto a tus labios… —dijo—, exijo una compensación. —Entonces yo exigiré otra —comentó YiFan y ambos rieron levemente. Iban a volver a cruzar la distancia que separaba sus labios, y YiFan de hecho iba a llevar su mano a la mejilla de Lu Han para así tenerlo mucho más cerca, cuando la puerta de su despacho se abrió de golpe, con un sonoro estruendo. Ambos chicos se separaron, asustados, pero cuando el dueño de aquel lugar vio quien era la persona que había entrado, ese sentimiento se convirtió en otro, uno de ganas de matar a CanLie. —Ya decía yo que me parecía que era tu chico el que había entrado a tu despacho —fue lo primero que dijo—. Y por cierto, eres más guapo en persona. —Gracias —respondió Lu Han con una sonrisa—. Todo natural —luego se giró hacia YiFan para murmurar entre dientes—. ¿Tu chico? ¿Soy tu chico? —CanLie, ¿quieres morir? —le amenazó. —No quiero morir tan joven —dijo su amigo, reculando hasta que finalmente salió del despacho, dejándolos solos de nuevo. —Cualquier día lo mato —susurró, volviendo a acercarse al rostro de Lu Han para besarlo. Sin embargo, el chico se apartó de él y negó con la cabeza. —¿Soy tu chico? —volvió a cuestionar, con los ojos brillantes. —Es una larga historia —murmuró, queriendo distraerlo, pero no surtió para nada efecto. —YiFan —advirtió. El moreno suspiró antes de volver a abrir la boca para hablar. —Vale, está bien —dijo—. Si tú quieres… —Claro que sí —sonrió y YiFan no pudo evitar acercarse y cruzar la distancia que separaba sus labios para besarlos de nuevo. —¿Y bien? —susurró contra su boca—. ¿Dónde me vas a llevar? —Secreto. Después de aquella pequeña conversación con Lu Han, YiFan avisó a QuingZhu para hacerle saber que se iba del trabajo y que no volvería. Era la primera vez que hacía algo como eso, así que se sentía de una forma un poco extraña, pero quería hacerlo. Lu Han había entrado en su vida para quedarse y estaba haciendo que todo a su alrededor cambiase por completo y eso le gustaba, su vida ya no era igual, ya no había una rutina aburrida, ahora era algo emocionante. Lu Han se encontraba tumbado en su sofá sin hacer nada más que mirar su teléfono móvil. YiFan le había contado que tenía que pasar unos días fuera de la gran ciudad porque debía asistir a una cena familiar. El chico se había pasado los días anteriores yendo y viniendo de su piso para estar con él, para hacerlo con él. Estaba aburrido sin YiFan. —¿Qué te pasa? —le preguntó BaiXian, sentándose a su lado en el sofá—. Parece que estás muerto. —YiFan no está en la ciudad —contestó el chico, tumbándose sobre su amigo y acomodando su cabeza en el regazo de este. —¿Y eso es lo que te tiene así? —Lu Han asintió—. Idiota —murmuró—. No lleváis mucho tiempo y ya estás así… eres muy idiota. —Creo que me he enamorado… —Lo que yo decía —suspiró BaiXian—. Idiota rematado. —¿No eras tú el que decía que querías un príncipe azul? —cuestionó Lu Han, mirándolo con seriedad. —Lo sé, lo sé —dijo. —¿Sabes? Cuando fui a ver a YiFan me encontré el otro día con un chico que sería más o menos de su mismo tamaño —comentó distraídamente, mirando la pantalla de su teléfono móvil. —Bastante alto entonces —murmuró BaiXian. —No me refería a ese tamaño —rio Lu Han. Su amigo tardó algunos momentos en pillar lo que había querido decir. —¿Es amigo de tu novio? —el chico asintió—. Necesito su teléfono. YiFan condujo hasta la casa familiar en las afueras de la ciudad, donde el aire era un poco más puro, aunque tampoco demasiado. No se sentía con mucho ánimo para estar en aquel lugar algunos días, pero era lo que su padre le había pedido y no había podido negarse. Además de esto, debía averiguar qué era lo que este quería decirles y qué pintaba su primo JunMian en aquella ecuación. El chico podía imaginar perfectamente cómo ese aprovechado habría estado haciendo cualquier cosa para que su padre finalmente decidiera que se merecía algo de aquel imperio que solo le pertenecía a la familia Wu y aquello no le gustaba para nada. Al llegar, fue el mayordomo quien le abrió la puerta porque parecía que todo el mundo estaba demasiado ocupado para recibirlo. Así que, tras saludarlo, se adentró solo en la casa y subió las escaleras hasta la habitación que le había pertenecido hasta que se mudó al piso del centro. Una vez allí, abrió la puerta, encontrándose algo que no esperaba. —¿ShiXun? —preguntó. El chico que estaba en su habitación, se giró en redondo al escuchar su nombre y luego abrió los ojos como platos al ver a YiFan. Justo después, se acercó al recién llegado y, como si no pudiera creer que estuviera frente a él, alargó sus manos para tocar su rostro. —Gege —llamó antes de rodear el cuerpo del mayor con sus brazos. Hasta que YiFan no sintió el tacto de su hermano menor, no se dio cuenta de cuánto lo había echado de menos. —¿A ti también te han obligado a venir? —le preguntó. —Sí —murmuró—. Era tan importante que incluso me han hecho venir a mí —a la vez que dijo la palabra importante, el chico movió los dedos contra su espalda como si estuviera haciendo comillas y YiFan rio. —Bueno, piensa que no será demasiado y que para mañana por la noche estaremos de nuevo en la ciudad —comentó. —Quiero que llegue ya mañana —murmuró su hermano. —Bueno, como tenemos que esperar unos minutos para bajar a cenar porque todavía no es la hora, ¿cuéntame qué ha sido de ti desde que no nos vemos? —La última vez nos vimos en Navidad, ¿verdad? —YiFan asintió, y su hermano menor comenzó a contarle lo que había hecho en los últimos meses. YiFan siempre se había llevado bien con su hermano menor y lo había defendido de todos y de todo a pesar de que técnicamente no fueran hermanos. La política del hijo único de la China contemporánea penaba tener más de un hijo, pero ShiXun había sido concebido fuera del matrimonio, por lo que no contaba realmente como miembro de su familia, a pesar de que este lo había acogido para darle una buena vida y educación. Sin embargo, al igual que no contaba políticamente, tampoco contaba para la familia. Siempre había sido el bastardo, aquel sobre el cual su madre había desatado sus frustraciones por ser el hijo de la secretaria. Pero también había sido aquel que se había esforzado más y que, a sus veintiún años había terminado la carrera, mucho tiempo antes del que le debería haber tomado, y que sabía mucho más de negocios que YiFan y su padre juntos. El moreno nunca se había sentido a gusto con la forma en la que trataban a su hermano menor y siempre había pensado que él sería el sucesor perfecto para la Constructora Wu, que él no merecía tal cargo. Pero su padre discrepaba y, aunque sabía que ShiXun era el mejor de los dos, no daba su brazo a torcer. Algunos minutos después, ambos fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta de la habitación y por la voz del viejo mayordomo, llamándolos para que bajasen a cenar junto todos los demás, porque estos ya se dirigían al comedor. Sin muchas ganas, ambos chicos suspiraron y bajaron a la planta inferior, girando luego hacia su izquierda, donde se encontraba la estancia y donde estaba ya toda la familia al completo: su padre, su madre y su primo JunMian. YiFan le dirigió una mirada de odio a este último antes de sentarse a la derecha de su padre, que se encontraba a la cabecera de la mesa. ShiXun se sentó a su lado, en el único sitio vacío que había. —Me alegra que estéis todos aquí para celebrar mi cumpleaños —comenzó su padre—. Todos estáis muy ocupados y aun así tenéis tiempo para mí, cosa que me agrada —los miró a todos con una sonrisa—. Disfrutad de la cena que será servida y contadme cómo os van las cosas ya que no puedo tener un ojo puesto sobre vosotros todo el tiempo. El primero en hablar fue YiFan, como estaba marcado. Así que contó lo bien que iban los negocios y lo mucho que habían avanzado con el nuevo edificio porque ya habían comenzado las reformas del interior y todo iba bien de momento. No les contó nada sobre Lu Han, porque en su tradicional familia las relaciones homosexuales no estaban bien vistas y no iba a intentarlos convencer de nuevo de que era algo natural. No quería perderlo como a ZiTao. —No sabes cuánto me agrada eso, hijo mío —respondió su padre, una vez escuchó todo el discurso de YiFan—. Precisamente las grandes noticias que quería daros a toda la familia son sobre ese edificio. —Hable, tío —dijo JunMian—, es un tema muy interesante —esa interrupción le chirrió bastante a YiFan y, en ese momento, supo que algo realmente malo se avecinaba. —He estado pensando que aquella debería ser la sede principal ya que se encuentra en el centro financiero —comenzó—, y quería que fuera dirigido por mi querido sobrino JunMian. Tanto YiFan como ShiXun abrieron los ojos como platos, mientras que su primo los miraba a ambos con superioridad, como si fuera mucho mejor que ellos cuando realmente no era nada y no sería nada de no ser porque se había pegado al hombre que ahora le sonreía y lo miraba con más cariño que a sus propios hijos, con mucho más cariño del que nunca había mirado a ShiXun. YiFan, que desde que tenía memoria, siempre había peleado con su primo y siempre le había guardado rencor por todas aquellas cosas que hacía desde la maldad de su corazón, pero de las que siempre se libraba de pagar por su rostro angelical de niño bueno. Así que, eran demasiados años acumulando todo lo que tenía en su interior y aquello ya había derramado el vaso. Simplemente no podía dejarle su imperio, en el que tanto habían trabajado desde que su abuelo lo fundó, a alguien que ni siquiera tenía sangre suya corriendo por sus venas. Se negaba en rotundo. Por eso, el chico se levantó de golpe de su silla, dejando que esta cayese hacia atrás al suelo y dando un puñetazo sobre la mesa, llamando así la atención de los presentes. —Me niego —dijo. Su padre lo miró a los ojos, pidiéndole que se sentase y se comportarse como una persona adulta, pero precisamente por eso, porque ya era un adulto, YiFan no se sentó, sino que le aguantó la mirada—. Me niego a que una persona tan rastrera tenga en su poder la empresa que creó el abuelo con tanto sudor y esfuerzo y que usted ha mantenido. —No llames de esa forma a JunMian, es tu primo —replicó su padre. —Lo llamaré de la forma que quiera porque eso es lo mejor que puedo decirle —contestó—. ¿De verdad que no se ha dado cuenta de sus trucos, de sus engaños, padre? —preguntó—. ¿De verdad cree que su sobrino es una persona ejemplar? —Nunca me ha dado motivos para pensar lo contrario, YiFan, al contrario que tú, que me decepcionaste muchísimo cuando empezaste a relacionarte con ese muchacho de los barrios bajos —ese ataque tan personal contra la única persona a la que de verdad había querido hasta el momento hizo que YiFan perdiera las formas y ya no pudiera callar. —La gran caída que tuvimos en la Bolsa hace un par de años no fue más que culpa suya —explicó, señalando a su primo—. Fue él quien hizo las malas inversiones a conciencia y eso provocó que su salud se resintiera, padre. —Explícate, YiFan, porque no creo ninguna de esas palabras —dijo—. Tu primo es una gran persona y también muy serio en su trabajo —siguió—. De hecho, fue él quien estuvo conmigo mientras me recuperaba. Esa respuesta enervó mucho más a YiFan, porque era terriblemente incierta. ShiXun había sido quien no se había separado de él a pesar de las formas frías en las que lo trataba, a pesar de que nadie lo quería allí, él se había sacrificado para ayudar a la persona a la que llamaba padre. Mientras, YiFan se encontraba arreglando el estropicio que había causado su primo. Había sido la peor época de su vida y desde entonces se había mantenido igual de horrible y de monótona, con pequeños haces de luz cuando salía por las noches y se acostaba con la primera persona que pillaba. —Padre, usted sabe muy bien que fue ShiXun el que estuvo a su lado en todo momento mientras que este solo lo visitaba muy de vez en cuando —contestó. —Aun así, no puedes acusarme de haber hecho algo parecido —replicó su primo, metiéndose en su conversación, algo que no debería haber hecho. —Realicé una investigación interna para determinar quién había sido el causante de aquellas pérdidas millonarias —dijo con una sonrisa y JunMian se encogió un poco en su sitio, causando que todos se giraran hacia él—. Hizo unas malas inversiones premeditadamente porque tenía constancia de que iban a salirnos realmente caras, pero de esa forma reafirmaba sus intereses y buscaba un cambio en la presidencia. Lo único que no le salió como esperaba fue que el elegido fuera yo y no él. —¿Es eso cierto, Jin JunMian? —cuestionó su padre, con su voz grave reverberando en las paredes de la estancia. Él no le contestó, lo que hizo que se confirmara todo. —Tengo los papeles en mi despacho, por si quedaba alguna duda —comentó YiFan. —Si no veo ninguna prueba, YiFan, no puedo creerte —dijo. El chico miró fijamente a su padre y luego le pidió un momento para mandarle un mensaje a su secretario QuingZhu en el que le pidió que le escaneara los papeles de la investigación y se los mandara por e-mail para poder enseñarle a su familia la verdadera cara de su primo. Su secretario debía seguir en la empresa, porque no tardó demasiado tiempo en recibir una respuesta positiva a su pedido y algunos minutos después, en los que el silencio más absoluto se cernió sobre la habitación en la que se encontraban, recibía el mensaje de QuingZhu con el documento. —Aquí tiene su prueba, padre —le entregó su teléfono y este se puso sus gafas para poder leer el documento. —JunMian —volvió a llamar su padre, tras terminar, dándole a YiFan su móvil. El nombrado desvió su mirada—. Sal ahora mismo de esta casa, Jin JunMian, y no vuelvas nunca más a pisarla. La mirada de su padre era muy dura, tanto como sus palabras, por lo que su primo no pudo hacer nada más que levantarse de la mesa y salir de la casa. La estancia se quedó en completo silencio durante unos minutos, pero la conversación volvió al punto en el que fue dejada. —Entonces, YiFan, serás tú quien dirija la sede central —comenzó su padre, pero el chico, aún de pie, negó con la cabeza. —Usted sabe tan bien como yo que no estoy preparado para manejar una empresa —dijo—. Hay otra persona mucho más preparada —YiFan señaló a su hermano y vio cómo esa idea no le hacía mucha gracia a su progenitor—. ShiXun está mucho más preparado que yo para dirigir la empresa. —Pero yo quiero que la dirijas —dijo. —No obstante, yo soy la persona que en este momento tiene todo el poder y he decidido que sea ShiXun quien la dirija —replicó, dejando sin palabras a su familia—. Este lunes lo haré oficial, así que necesito que todos os presentéis en mi despacho ese día. Renunciaré a todos mis poderes y me dedicaré a otros menesteres, probablemente fuera de la empresa, algo que no me resulte tan monótono, algo que haga mi vida interesante. Y después de aquello, YiFan salió de la casa sin mirar atrás. Nadie lo llamó para que regresara, ni siquiera ShiXun, que seguía en shock, aunque eso ya se lo esperaba. Se metió en su coche y lo arrancó, poniendo después rumbo a la ciudad. Quería alejarse lo más rápido que pudiera de aquella casa y de su familia y regresar junto a Lu Han porque en aquellos momentos era todo lo que necesitaba. Condujo rápido, quizás más rápido de lo que estaba permitido, y probablemente le llegaría una multa por ello, pero era la única manera de llegar cuanto antes. Una vez los semáforos en rojo frenaron su carrera, YiFan se permitió sacar su teléfono para llamar a Lu Han y darle la noticia. Sonaron un par de tonos antes de que su chico respondiera. —¿YiFan? ¿Ocurre algo? —le preguntó nada más contestar. —He desenmascarado a mi primo y le he dejado la empresa a mi hermano menor —dijo. —YiFan… —Y ahora voy para tu piso pero no recuerdo exactamente donde estaba, así que voy a hacerte una pregunta —hubo un silencio sepulcral al otro lado de la línea durante algunos segundos. —Pregunta —dijo por fin. —Después de esto dejare de ser empresario y de tener mucho dinero y probablemente haya tiempos duros si seguimos adelante con nuestra relación, así que, ¿seguirás conmigo? —YiFan, no me puedes preguntar eso porque hay muchos factores en juego y es imposible saberlo —le respondió. —A largo plazo sí, lo sé —el chico trago saliva—. ¿Cuáles son tus planes más inmediatos? —Quedarme contigo. —Gracias. Y YiFan no se lo dijo, ni en ese entonces ni después, cuando le dio la dirección de su piso y se presentó allí, ni siquiera cuando paso el tiempo, pero aquel gracias no era por su respuesta de quedarse junto a él, aunque sí en parte, era por haber puesto su vida patas arriba con sus emoticonos japoneses y haberlo cambiado como persona. Notas finales: como sé que habrá mucha gente que se haya quedado muy loca con los nombres en chino, os hago las equivalencias aquí para que sepáis de quién hablaba.

—Kris: YiFan. —Lu Han. —BaekHyun: BaiXian. —Lay: YiXing. —ZiTao.

—SuHo: JunMian. —ChanYeol: CanLie. —D.O.: QuingZhu. —SeHun: ShiXun. —Kai: ZhongRen. —Chen: ZhongDa. —XiuMin: MinShuo.

Curiosidades:

—Básicamente, cuando comencé a reescribir este fic pensaba que iban a ser 6k como mucho, pero me fui alargando y no pude hacer nada para que no fuera tanto.

—En cuanto a lo que pasa en la historia después del final, YiFan no dejó del todo la empresa, tras unos meses regresó, pero con un puesto en el que no tenía tanta responsabilidad y en el que podía relajarse más a menudo, aunque de vez en cuando ayudaba a su hermano para que este no tuviera tanta carga de trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!