Nota: Después de un tiempo, ya tenéis el cuarto y penúltimo capitulo de este serial, que espero de todo corazón que os guste. Pronto habrá más cosillas, como siempre. Y si queréis participar en nuestros retos, estaremos más que encantadas.
Aquella mañana había decidido madrugar, levantarse temprano para irse a correr. Un poco de ejercicio bien temprano tal vez fuera bueno para ella, para su salud y sobre todo, para su estado de ánimo.
Tenía que ponerse bien pronto a pensar qué iba a hacer con su vida. Mimi le había dado la oportunidad de tener un mes más para buscar algo que hacer y si se quedaba todo el día metida en la cama, nunca conseguiría nada.
Dio vueltas por las manzanas de donde vivía. Tampoco quería alejarse mucho. Era la primera vez que lo hacía y no se había planteado una ruta. Para la siguiente vez, iría preparada.
Había estado pensado también en Mimi, en todo lo que había hecho por ella en tan solo unos días. Como la había apoyado y como había conseguido que le cogiera cariño y confianza. Eso no era fácil de obtener en una persona como lo era ella. Era todo un logro.
Nada más llegar al bloque de pisos en el que vivía, comenzó a rebuscar entre los bolsillos sus llaves. Las encontró al fondo del de su pantalón cuando estaba próxima a la puerta de su vivienda.
-¿Qué haces aquí? -Hyojung se asustó al ver que Mimi estaba allí tan temprano.- No te esperaba.
-Lo sé. Me he presentado sin avisar, error por mi parte. Pero quería venir a ver cómo estabas -La bienvenida que le dio con una amplia sonrisa dibujada en el rostro y un tierno abrazo que la dejó descolocada.
-Pero… ¿No tienes trabajo? Ya sabes… -Aún algo confundida, Hyojung se acercó hasta la puerta de la casa para poder abrirla y no tener aquella conversación en mitad del pasillo, donde cualquier vecino podría escucharlas.
-Oh, no. Solo por la tarde -Tan despreocupada como siempre, la chica entro justo detrás suya dándole a saltitos de felicidad.
-Que contenta vienes hoy -Comentó, ya por curiosidad. La marcha del otro día cuando se fue la dejo muy desconcertada porque no le dio ninguna explicación y ahora estaba allí de lo más normal.
-Mucho. En realidad tenía bastantes ganas de venir a verte ¿Has salido a correr?
-Sí, era una necesidad para despejarme un poco.
-¿Y ha servido? -Hyojung asintió con la cabeza repetidamente.- Me alegra muchísimo. La verdad es que se te ve algo más radiante.
-Debe ser por el sudor, por eso brillo -Soltó una pequeña carcajada. Y era cierto, estaba sudando muchísimo.- Voy a darme una ducha, si no te importa.
-No pasa nada, yo me quedo aquí ¿Has desayunado ya? -Ante su negativa, Mimi fue directa a ponerse en su zona que consideraba la cocina a hacerle cualquier cosa mientras ella se metía en el cuarto de baño.
No quería ponerse a pensar en la otra chica. Si lo hacía, acabaría dándole demasiadas vueltas y era eso lo que quería evitar, que su cabeza diera vueltas.
Se quitó la ropa deportiva y dejándola a un lado del baño, se introdujo en el plato de ducha que tenía. Encendió el grifo del agua y acto seguido casi se le escapó un agudo chillido. Se había olvidado de regular la temperatura del agua y le había salido completamente congelada.
-Oh, dios. Qué fría está -Se apartó de la alcachofa, hasta que el agua se calentó a su temperatura ideal.
Su mente se despejó en el mismo momento en el que el agua comenzó a caer sobre su rostro. Aquello era lo que más le gustaba de darse un baño, el agua cayendo sobre ella le aclaraba mucho la mente.
Era como una terapia que le ayudaba a pensar. Pero no estaba allí para dejar que el agua cayera sobre ella, tenía que enjabonarse y lavarse el pelo.
Ya tenía el cuerpo completamente enjabonado cuando se percató que el champú para el pelo no se encontraba a mano.
-Mierda, está fuera -Abrió la cortina que separaba el plato ducha del resto del cuarto de baño y vio que el bote de champú se encontraba justamente en la otra punta de donde estaba ella.
Maldijo por lo bajo ya que no podía salir completamente empapada, podría resbalar y caerse. Entonces fue cuando le vino a la mente que Mimi estaba en la casa.
-¡Mimi! ¡Mimi! -Comenzó a llamarla a gritos, deseando que la escuchara y llegase pronto.- ¡Por favor, necesito que vengas!
Pasaron bastantes segundos en los que no escucho nada pero cuando justamente iba a volver a llamarle para que acudiera, la puerta del cuarto de baño se abrió.
-¿Ocurre algo? -Escucho su voz preocupada, así que sacó la cabeza a un lado de la cortina para que la viera.
-Sí, mira, me he dejado el champú justo encima del lavabo ¿me lo puedes acercar? -Era consciente de que la chica podía ver parte de su cuerpo desnudo. Pero al igual que lo sabía, también tenía en cuenta que a Mimi no le gustaban las chicas como a ella, por lo que no veía ningún inconveniente en que la viese así.
-E-esto… -Vio como Mimi apartaba la mirada al momento cuando la vio así. Se quedó un poco extrañada porque no se esperaba esa reacción, pero no lo tomó demasiado en cuenta.- ¿Este de aquí?
-Sí, ese, por favor -Mimi había ocultado su rostro entre sus cabello. Quiso preguntarle el motivo de ese cambio de actitud, hasta que vio que su rostro estaba completamente rojo.
-T-toma… -Le tendió el bote, sin mirarla.
-¿Pasa algo, Mimi? -Cuando cogió el bote del champú, se quedó a la espera de una respuesta, una que la otra evadió sin vacilar.
-No, no. Nada, nada -Sacudió la cabeza con energía y con esta agachada.- ¿Necesitas algo más o sigo cocinando?
-No… No necesito mucho más, gracias por venir -Atónita por su actitud y su comportamiento decidió dejar que se fuera sin insistirle más en lo que le ocurría. Simplemente se quedó allí observando cómo se marchaba para acto seguido seguir con su labor de terminar de lavarse.
Ya con el pelo y el cuerpo bien lavados, salió de la ducha y se enrolló a su alrededor una toalla. Tenía la ropa en su dormitorio y para no ir goteando por toda la vivienda se puso la toalla.
Nada más abrir la puerta del baño, se encontró de bruces con Mimi. Más que nada fue un acto reflejo lo que hizo que se echara hacia atrás, porque si no amabas hubieran chocado.
Ahora la otra tenía el rostro tan rojo como antes. Al verla con la toalla solamente, desvío la mirada a otro lado. Que chica tan rara.
-Venía a avisarte de que ya… te he hecho el… desayuno… -Mimi enseguida se marchó para dejarla sola.
Aquello era demasiado raro y más viniendo de una chica tan extrovertida y energética como ella. Cuando se vistiese, tendría una seria conversación con ella.
Ya vestida con una ropa más cómoda, apareció en la sala de estar de su casa. Tenía una bandeja con la comida en su mesa y a Mimi sentada en el sofá, algo ausente.
Dejó para más tarde la comida y se centró ahora mismo en qué era lo que estaba sucediéndole a Mimi. Su comportamiento actual no tenía nada que ver con la personalidad que le había mostrado durante todo el tiempo que la había podido conocer. Tal vez era una faceta suya que estaba mostrando ahora y antes no lo había hecho.
-¿Qué ocurre? Desde que has venido al cuarto de baño a ayudarme tienes un comportamiento ciertamente extraño ¿es que ha pasado algo que yo no sepa? -En seguida pudo observar como su expresión se ponía en guardia al segundo.
-No, que va, no pasa nada -Sabia que Mimi estaba disimulando lo mejor que podía, pero algo en sus ojos le decían que de verdad había algo allí.
-Sabes que no es así. Pero bueno, no quiero presionarte, de verdad. Si necesitas algo o hay algo que te preocupa, lo que sea que te ronde por la cabeza, cuéntamelo. Que quiero ayudarte -No estaba muy acostumbrada a ir consolando a los demás, pero le sonrió para que se sintiese mejor.
Al verla vacilar, creyó que dudaba de su palabra. Tal vez lo mejor era que la dejase en paz y no la presionara más. Pero Mimi le cogió la mano y se atrevió a mirarla a los ojos.
-Yo… Lo siento si te he preocupado… -Hyojung se limitó a sonreírle para que viera que no pasaba nada, pero Mimi no acababa ahí.- Me gustaría saber algo en especial… ¿Cómo puedes saber lo que sientes? Es decir, tú sientes algo dentro de ti. Sentimientos que nunca has tenido y ahora te controla casi ¿cómo puedes saber qué tipo de sentimiento es?
-Oh, bueno… -La pregunta la había pillado por sorpresa. Ni siquiera tenía una respuesta para eso, pero intentaría aclarar su duda sin liarla más.- Depende de si lo que sientes es bueno o malo, la fuerza con la que lo sientes… Si me haces una pequeña descripción, tal vez pueda ayudarte mejor.
Fue una fracción de segundos en la que vio un brillo en sus ojos. Pero al parpadear había desaparecido completamente. Hyojung se preguntó qué a qué se debía aquel brillo y el comportamiento tan extraño que había tomado la chica.
-Es como sí un huracán pasara sobre mí, revolviendo todos mis pensamientos y todo lo que despierta en mi corazón. No sé cómo explicarlo, es algo difícil. Pero lo que sí te puedo asegurar es que es algo que nunca antes había experimentado, por eso mismo no sé de qué se trata -Sus palabras se escuchaba muy sinceras. Hyojung no sabía qué decirle exactamente. Se limitó a agarrar su mano con fuerza para intentar transmitirle que tenía todo su apoyo.
-Creo que con el tiempo irás descubriendo de qué se trata todo, estoy segura de ello.
-Tendré esa esperanza -La cálida sonrisa que afloró en su rostro le hizo sentirse incluso mal ¿Cómo una chica tan inocente como lo era ella podría haber tenido esa mirada tan triste que segundos antes la enternecieron?
-Venga, voy a probar tu comida -Hyojung se incorporó para cambiar de tema y Mimi hizo lo mismo a la misma vez, llevándolas a una situación algo incomoda.
Al incorporarse las dos a la misma vez se chocaron, cayendo las dos sobre el sofá. Hyojung sobre Mimi, con los rostros muy próximos, con el ambiente muy cargando y sintiendo un calor que crecía y abrumaba a Hyojung.
En ese instante fue el momento en el que vio que la mirada de Mimi se veía pura y dulce. Incluso sus labios, en los que no había podido evitar fijarse al estar tan cerca de ella. Unos labios muy hermosos y muy apetecibles para besar ¿Qué hacía pensando en esas cosas?
-¡Lo siento! -Actuó en seguida que se dio cuenta de lo que estaba pasando por su cabeza. Se puso en pie al instante, siendo ahora ella la que estaba tan roja como un tomate.
Pensaba que era la única, pero cuando su mirada se desvió hacia ella se percató que Mimi estaba igual de sonrojada o más.
-No pasa nada… Hemos tropezado o nada más… -Mimi volvió a ponerse de nerviosa e inquieta, como estaba minutos antes de su conversación.
Lo mejor era dejarlo ya estar ahí, por lo que Hyojung sin intención de darle más vueltas al tema, fue directa a probar la comida que la otra le había preparado. Pensó que era lo ideal para ambas.
De pronto, escuchó el sonido del teléfono de Mimi. Ese sonido que en el momento menos inoportuno siempre aparecía.
Vio como la chica lo rebuscaba en su mochila, hasta dar con él. Cuando vio en la pantalla el nombre de la persona que le llamaba, se le dibujó una sonrisa que ella no había conseguido sacarle cuando intentaba animarla.
-¡Cariño! Dime, precioso ¿Cómo estás? -No conocía a esa persona que era el novio de Mimi, pero cada una de las palabras que le decía le dolían, le apagaba.
Le encantaría que la tierra se la tragase y no escuchar nada. Pero es que estaba allí con ella, no había donde irse para no escuchar las dulces palabras que le dedicaba a su novio.
¿Se sentía celosa? Puede ser, pero no tenía por qué estarlo porque conocía a Mimi de unos días. Aunque en tan solo poco tiempo habían conseguido tener un contacto, una relación, que se había formado con nada.
Cuando acabó la conversación con su novio, cerró la llamada. Suspiró pero sin borrar la sonrisa que tenía desde que comenzó la llamada.
-¿Te vas? -Preguntó Hyojung mientras comía, aunque sin mirarla.
-Si ¿cómo lo sabes? -Mimi la miraba curiosa.
-No estaba escuchando ni nada. Es que normalmente cuando te han llamado las otras veces te has ido, por eso mismo te lo he preguntado. Y no he fallado -Le quiso sonreír, pero le salió una sonrisa que no era del todo sincera.
-Bueno, espero que no te importe, pero tengo que irme. Es algo urgente, necesito irme -Mimi se acercó, para darle un tierno beso en la mejilla antes de marcharse con una despedida bastante alegre.
Sus cambios de humor eran raros, ella lo era en sí. Pero veía cierto encanto en su persona, en su forma de ser y en su sonrisa. Si se paraba a pensar, veía que encontraba en Mimi alguien en quien apoyarse, a pesar de todo.
La comida que le había hecho como desayuno estaba deliciosa. No tardó mucho en devorarla entera sin dejar nada. Ojala Mimi volviera pronto a visitarla, a pasar un rato en su compañía, aunque después llegase la dichosa llamada.
Hyojung se sintió vacía, al igual que su casa sin la alegría de Mimi. Suspiró pesadamente ¿Por qué era todo tan complicado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!