miércoles, 10 de agosto de 2016

(HwaByul) Ninfómana -Mini serial- Capitulo 5 [Final]


Nota: ¡Este es el último capitulo de este mini serial! ¿Qué os ha ido pareciendo? Puede que no me haya salido un final como yo quería que saliera, pero bueno, yo con que os guste me conformo. ^^

•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•

Ese mismo día había recibido una nota que le pedía que fuese al despacho de la psicóloga de inmediato. Aquello le preocupó.

No era la típica nota que solía recibir de Byulyi, escrita a mano y con sus finos labios estampados en el trozo de papel. Era algo impreso y con un mensaje claro. Tenía que ir a su despacho lo más pronto posible.

Hwasa se temía lo peor. Recapitulaba todo lo que había vivido con ella en ese último mes y la verdad es que no había hecho nada malo, nada reprochable. Sin embargo, aquella nota tan seria le había causado cierto miedo a lo que pudiera suceder.

Con las manos sudorosas e intentando arreglarse el traje, dejó su mesa para ir al encuentro con la psicóloga.

Tal vez no era para tanto y sería una evaluación psicológica que tenía que hacerles a todos los empleados. Y aunque no fuera un encuentro como el que ambas solían tener, no tenía por qué haber sucedido algo malo ¿No?

Solo esperaba que no fuese algo que hiciera que todo ese cuento maravilloso en el que estaba viviendo se acabase.

Frente a la puerta del despacho en la que la esperaban, Hwasa contuvo el aire por unos segundos antes de armarse de valor para tocar a la puerta y abrirla. No podía negar que estaba de los nervios.

-¿Se puede? -Como pudo, intento disimular sus nervios en el tono de la voz y en sus gestos cuando entró en el despacho y se encontró a Byulyi, sentada detrás de su mesa revisando unos papeles.

-Oh, Hwasa, siéntate -Sin levantar la mirada de los papeles, le ofreció asiento. No se atrevió a decir nada más, simplemente a sentarse frente a ella a la espera de ser conocedora de la situación que la había llevado hasta allí.

Otras veces que había estado en ese despacho, había sido para tener un encuentro fortuito entre ambas y después volver al trabajo. Sin embargo, en esa situación parecía que había algo más. Algo por lo que Hwasa temía por lo que pudiera suceder.

-Bueno, querida. Imagino que tendrás curiosidad por saber para qué te he hecho llamar de esta manera tan seria -Por fin Byulyi levantó la mirada de sus papeles para mirarla. Quiso leer en sus ojos de que se trataba todo, pero no consiguió ver nada en ellos.

-Sí, claro -No le quedaba otra que intentar mantenerse implacable, dejar ver que no le afectaba nada.

-La verdad es que ya sabía que si nuestros encuentros seguían en aumento, llegaría este momento. Un momento en el que tendríamos que reunirnos para aclarar la situación en la que nos encontramos las dos. No es nada fácil porque se ha basado en encuentros sexuales y por lo que sé, no es algo que podamos para sin más -Byulyi seguía tan correcta y segura de sí misma, como siempre la veía.

-¿Y cuál es el problema de todo? -Hwasa quiso que viera que tenía algo de interés. Pero siempre sin que se le notara los nervios y el miedo que le había provocado. No quería que acabará la relación con ella. Se había vuelto el centro de su vida. Si le decía que ya no quería volver a verla, sería su fin.

-El problema son los sentimientos. No sé qué es lo que pasa por tu cabeza ni por tu corazón, pero sí sé lo que hay por el mío y es que se ha despertado algo que no esperaba que sucediera. En este tipo de relación no es algo conveniente tener sentimientos por lo que he llegado a la conclusión de qué si tú no sientes lo mismo, lo que teníamos se acaba aquí.

-¿Quieres decir que si no tengo los mismos sentimientos que tú, nuestra relación pasará a ser una laborar? -Ella le asintió con la cabeza paulatinamente.- ¿Pero qué es exactamente lo que sientes? Porque puede ser cualquier cosa.

-El tipo de sentimientos que sientes cuando de verdad alguien te atrae, cuando lo que quieres es proteger y cuidar a esa persona, cuando quieres pasar todo el tiempo de tu vida con dicha persona. Lo que se suele llamar amor -La psicóloga fue tan directa como lo era siempre. Tanto en fue que provocó que el corazón de Hwasa si acelerara por segundos.

-¿Lo estás diciendo en serio? -Eso fue lo único capaz de pronunciar al sentirse tan abrumada. Justamente ella sentía lo mismo.- Porque yo creo que también se están despertando esos sentimientos dentro de mí.

-¿No te estarás quedando conmigo? -Era como si Byulyi dudara de sus palabras.

-No, para nada. Te estoy siendo de lo más sincera -Hwasa esbozó una sonrisa de oreja a oreja, acercándose un poco más a ella para que viera que lo estaba diciendo de corazón.

La psicóloga vaciló, recorriéndola con la mirada por unos segundos antes de atreverse a pronunciar palabras.

-De acuerdo, me fiaré de ti pero tienes que hacer un acto que demuestre que es real -Ya volvía a haber misterio en Byulyi.

-¿Qué prueba? Yo hago lo que sea para que me creas -Le salió del alma decir aquello, aunque después se arrepintió sabiendo que se trataba de la mente retorcida de la psicóloga.

Aquel distinguido brillo en los ojos y la media sonrisa, la delataron casi al instante. Hwasa sabía qué significaba. Había aprendido a leer los gestos y expresiones que tenía Byulyi cuando algo le interesaba o planeaba una idea que le gustaba mucho.

Sabía que había cometido un error al decir qué haría lo que sea, ya que significaba que se vería sometida a hacer todo lo que pasara por la mente retorcida que su amante tenía. Podía recrear alguna idea de que podía suceder, pero tratándose de Byulyi todo era posible.

Estuvo pendiente a cada uno de sus movimientos, a como se iba acercando a ella paulatinamente sin apartarle la mirada. Denotaba seguridad en cada uno de sus gestos, una seguridad que a ella le apasionaba.

Al examinarla un poco más se percató de que escondía algo a su espalda. Llevaba algo de lo que estaba segura que utilizaría a continuación, y que por lo que intuía le gustaría.

-¿Lo puedo saber? Qué tengo que hacer para... eso… ya sabes -Insistió al ver que estaba ya sobre ella y no había dicho nada.

-¿Quieres saberlo o prefieres que pase a la acción? -Byulyi le robó un beso. Uno que fue acompañado de un mordisco en su labio. Tiró de este hasta que lo soltó. Le hizo un poco de daño, pero era un dolor que en esa situación le parecía bastante excitante.

-No estaría nada de mal ambas cosas -Quiso impresionarla, pero no lo consiguió. Ella era mucho más lista y estaba claro que ya tenían en mente lo que sucedería a continuación.

Ni siquiera se lo espero. Byulyi la agarro por el cuello de la camisa y la hizo levantarse de manera brusca. Tras volver a robarle un beso, la llevó hasta una cristalera desde la que se podía ver la calle.

Sintió como la aprisionaba contra el cristal, como su cuerpo se pegaba totalmente al suyo al igual que había ocurrido durante su primera vez, en el tren.

-¿Qué pretendes? -Preguntó Hwasa de lo más curiosa.

-Solo déjate llevar -Acto seguido sintió su lengua pasando paulatinamente por una de sus orejas. Un escalofrío la recorrió de arriba abajo al sentir su húmeda lengua que le empapaba toda la oreja. Incluso no pudo evitar excitarse cuándo fueron sus dientes los que atraparon el lóbulo de su oreja para mordisquearlo a su placer.

Hwasa apoyó ambas manos en la cristalera. Cualquiera del edificio de enfrente podría verla en la situación en la que se encontraban ambas. Pero cuándo esa magnífica lengua fue bajando por su cuello, le importaba bien poco quien las descubriese.

¿Quién no se iba a dejar llevar por las maravillosas manos de aquella mujer que conocía a la perfección cada rincón de su cuerpo? Mientras su traviesa lengua y sus juguetones labios hacían mella en la piel de su níveo cuello, sus manos danzaban acariciando su cintura y sus piernas.

Ella quería hacer algo y poner un poco de su parte, pero se veía incapacitada para ello. Necesitaba alguna manera de demostrarle eso que sentía y no dejar que hiciera todo el trabajo ella sola, aunque fuera demasiado gozoso dejarse llevar.

-Cada vez me haces desearte mucho más -Murmuró con un tono de voz muy excitado, muy suave y muy provocadora.

-Tal vez te hayas vuelto una ninfómana -La psicóloga alzó un poco su rostro y con sus labios alcanzó los de Hwasa. Los besó de manera ardiente. Con los labios entreabiertos rodeó los suyos, volviendo el beso bastante húmedo. Sus lenguas se entrelazaban mientras sus cuerpos se apretaban y quedaba cada vez más aprisionada contra el cristal.

Una de sus manos se introdujo bajo su falda, en busca de lo que era su zona más íntima. Esa zona que adoraba que tantease.

Pensaba que se quedaría entretenida ahí durante más rato, pero había otros planes en la mente de Byulyi.

Ahora su dos manos procuraban masajear sus dos pechos con un ímpetu que le provocó más excitación. Dejó de besarla mientras dirigía los labios de nuevo a su oreja, pero en esta ocasión para murmurar de manera provocativa, cosas indecentes.

-Si me ahogara enterrada entre tus hermosos pechos, sería una buena muerte -Palabras que fueron acompañadas por un buen lametón justo detrás de la oreja.- Pero estoy segura que tus labios me harían el boca a boca para salvarme. No tanto de cuáles de ellos serían elegidos para hacerlo.

Una ladina sonrisa se dibujó en sus labios. Los tenía tan cerca de su oreja que podía sentir la sonrisa en su piel.

Ahora había colado una de las manos por su escote y acariciaban uno de sus pechos con ganas. Pellizcaba con dos dedos su pezón de vez en cuando para así conseguir que pequeños gemidos escaparan de sus labios, inevitablemente.

-¿Y si te desnudas para mí? -Byulyi se separó de ella al instante, dejándole espacio para que pudiera hacer lo que le había pedido sin problemas. Ese era su momento.

Bajo su atenta mirada desabrochó la camisa hasta quitársela, pero muy lentamente. Cuando quedó en sujetador ante ella, decidió seguir por su falda. Permitiendo que viera como bajaba la cremallera de está, acabó quitándosela también. Lo siguiente que hizo fue desprenderse de su ropa interior. Ahora sí que estaba desnuda, y ante ella.

-¿Qué tal si te echas para que te vea mejor? -Se dio cuenta de que la estaba examinando con la mirada.

-No. No lo voy a hacer -Su negativa la extrañó. Y era normal. No solía negarse a nada de lo que le pedía, pero aquella vez era ella la que quería que las tornas se cambiasen.- Te vas a desprender de tu ropa como yo y te vas a tumbar en ese sofá tan bonito que tienes.

Por un momento, creyó que Byulyi se negaría, que no lo haría. Pero la sorprendió desnudándose casi de manera desesperada. Fue cuestión de segundos lo que tardó en tenerla tumbada en el sofá, tal y como le había pedido.

Sonrió complacida. Con un paso lento pero provocador, se acercó a ella, hasta echarse paulatinamente a su lado. Ambas se miraron y no dejaron de hacerlo en ningún momento.

Ahí fue cuando Hwasa se llevó los dedos de una mano a su boca y pendiente de que lo viera bien, comenzó a lamérselos de forma sensual. Abrió sus labios lo suficiente para que pudiera ser consciente de como su lengua se encargaba de humedecer sus dedos.

Cuando creyó conveniente, los llevó hasta la entrepierna de la psicóloga tras encargarse de que abriese bien sus piernas. Ella la miraba asombrada por el acto que estaba haciendo, y es que con los dedos tan húmedos el contacto con su ardiente sexo fue una sensación que la fascinó.

Lo que más disfrutó fue los movimientos de cadera inconscientes que hizo cuando sus dedos comenzaron a acariciar cada rincón de su ser. Cuando presionó su clítoris, cuando introdujo uno de los dedos dentro de ella.

Era fascinante ver como se estremecía del placer que ella misma estaba causando, como gemía tan cerca de su oído ¿Cómo no lo había probado antes? Era casi igual de excitante que sentirlo en su propio cuerpo. Verla gozando hasta sentirse extasiada la estaba poniendo más cachonda que cualquiera de las otras veces que estuvo con ella.

Un ligero cosquilleo constante le estaba clamando atención en su propio sexo. Pero estaba ocupada con ella como para atenderse a sí misma. Sin embargo Byulyi pareció leerlo en sus ojos.

Desvió una mano entre gemidos por su cuerpo, hasta alcanzar esa parte tan deseosa de atención. Cuando sus dedos la rozaron despertaron esa excitación tan terrible que la dominaba al completo y que solo haría que quisiera más y más.

Sus ojos se encontraron con los finos labios de ella, pero acabó posando los suyos propios sobre uno de sus pezones. Lo mordió, lo lamió, lo chupó y lo succionó. Todo lo que pudo hacerle, a la misma vez que la escuchaba gemir.

-Qué húmeda estás… -Se atrevió a murmurar Hwasa sobre su pezón. Seguía introduciendo sus dedos dentro de ella, seguía acariciando su clítoris y seguía sintiendo como se retorcía a su lado por el placer. Pero es que no se atrevía parar.

-Y tú muy juguetona -Notó como sus dedos la acariciaban por dentro, como se entretenía con su cuerpo. Hwasa suspiraba muy excitada. La miró. Necesitaba más. Quería más.

La besó con pasión, dejándose llevar por cada acto que las enloquecía.

El tiempo pasaba y ellas seguían estimulándose mutuamente, con amor y pasión, de forma salvaje pero a la vez con cierta ternura. No era descriptible lo que pasaba por el cuerpo de las dos chicas cuando llegaron a un deseado orgasmo que seguro que las sellaría para siempre como dos personas unidas por toda la eternidad por el sexo.

-De verdad… me has vuelto una ninfómana –Confesó Hwasa, tras unos segundos descansando en su regazo.

-No. Ya lo eras, solo que lo he potenciado –Las dos sonrieron cómplices. A Hwasa le gustaba serlo si era con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!