Título: 花火 [Fireworks]
Pareja: 2Yu (Yuta + Yuto) (NCTAGON – NCT + PENTAGON)
Tipo: Yaoi
Géneros: AU, romance, fluff, slight drama
Clasificación: PG–13
Descripción: cada año desde que Yuta se fue, Yuto va al festival de verano que se celebra en su pueblo natal, esperando que el mayor cumpla la promesa que le hizo.
Notas: la pareja más rara es imposible que sea, lo sé perfectamente, pero desde que vi que había un muchacho llamado Yuto entre los PENTAGON, que hay un Yuta en NCT y que los dos son japoneses, no pude evitar imaginarme que esos dos tenían que estar juntos porque el nombre de la OTP era super bonito. Espero que os guste.
Desde que Adachi Yuto tenía memoria, Nakamoto Yuta aparecía en esta. El chico siempre había sido el vecino de la casa de al lado, el niño con el que había jugado todos los días hasta que el mayor comenzó a ir al colegio y entonces se veían un poco menos, pero siempre sacaban algún tiempo para estar juntos y correr sus aventuras por el barrio residencial y tranquilo en el que vivían. Eran los únicos niños del lugar, pero eso no hacía que sus juegos fueran menos divertidos, cualquier cosa la convertían en objeto de la mayor aventura de la historia, que duraba hasta que sus madres los llamaban para comer. De aquella manera, vivieron su niñez.
Clasificación: PG–13
Descripción: cada año desde que Yuta se fue, Yuto va al festival de verano que se celebra en su pueblo natal, esperando que el mayor cumpla la promesa que le hizo.
Notas: la pareja más rara es imposible que sea, lo sé perfectamente, pero desde que vi que había un muchacho llamado Yuto entre los PENTAGON, que hay un Yuta en NCT y que los dos son japoneses, no pude evitar imaginarme que esos dos tenían que estar juntos porque el nombre de la OTP era super bonito. Espero que os guste.
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A
medida que fueron creciendo, los chicos iban viendo que la diferencia de tres
años que se llevaban era cada vez un salto más grande que a veces era muy
complicado de salvar. Yuta comenzaba a saber cosas que Yuto ni siquiera podía
llegar a imaginar, pero a pesar de aquello, los chicos seguían intentando pasar
el mayor tiempo que podían juntos. Los unía un lazo más fuerte de lo que ambos
podían pensar, tan fuerte, que ni siquiera la distancia podría romper… aunque
eso ellos no lo sabían todavía.
—¿De qué hablas, Yuta? —preguntó.
—De lo que siento por ti... —contestó, bajando su cabeza—. Mientras estaba en la ciudad te echaba tanto de menos que no paraba de pensar en ti... y el último verano que nos vimos fue demasiado para mí... —Yuto lo vio titubear sobre seguir hablando, explicándose o no y estuvo a punto de cortarlo él, pero el mayor volvió a hablar—. Lo que comencé a sentir por ti no se parecía en nada a la amistad, Yuto... y no quería perderte como amigo por ello.
—Mucho —respondió, acariciando su pelo levemente.
—No quiero hacer el tonto más y perderte de nuevo —le dijo—, quiero estar contigo para siempre a partir de ahora...
—Prometo hacer bien los exámenes de acceso a la universidad —replicó—, así podré irme contigo a Osaka.
—Eso estaría muy bien... —los dos se separaron para volver a mirarse a los ojos—. También estaría bien que pudiera besarte...
—Me encantaría —respondió Yuto, esbozando una gran sonrisa—. No sé cómo será en la ciudad, pero te recuerdo que este barrio es muy pequeño y todos nos conocen.
—En casa mejor —dijo Yuta sonriendo también.
—No perdamos tiempo entonces.
La
adolescencia comenzó para Yuta un poco antes y muchos momentos los pasó en
soledad debido a que Yuto todavía era demasiado pequeño para entender lo que a
su mejor amigo, a ese que le estaba cambiando la voz y le salían gallos cada
vez que hablaba, le sucedían otras cosas aún más fuertes en su organismo debido
a sus hormonas. Solo pudo entenderlo cuando le llegó la hora a él y, para
entonces, ya era demasiado tarde…
Yuta
se había ido.
Yuto
se enteró de la noticia de que la familia Nakamoto se iba del pueblo solo unas
semanas antes de que ésta finalmente lo hiciera y no pasó ni un día en el que
no llorara por la partida de su mejor amigo, de la persona que, desde que tenía
memoria estaba en todos sus recuerdos. Yuta intentó animarlo todos aquellos
días, intentó convencerlo de que lo llamaría a menudo, de que le enviaría
cartas también y que no perderían el contacto. El mayor también le prometió
que, siempre que pudiera, iría al festival de verano que se celebraba en el
templo de su barrio y que entonces ambos se verían y pasarían tiempo juntos.
Yuto, entre lágrimas y sorbiéndose los mocos, asintió a aquello y sellaron su
promesa con sus dedos.
Durante
muchos años, aquella promesa que hicieron cuando tuvieron que separarse, los
mantuvo unidos prácticamente todos los veranos. Yuta se quedaba una o dos
semanas en su casa cuando llegaba el festival e iban a éste los días que
duraba, viendo los fuegos artificiales sentados el uno junto al otro, solamente
disfrutando de la compañía del otro. Durante muchos años, su relación de
amistad había funcionado de aquella forma y sus cortos encuentros, cada vez la
hacían más y más fuerte.
Sin
embargo, todo había cambiado para ellos cuando dos años atrás, Yuta no se había
presentado al festival.
—¡Mamá! —gritó cuando ya se encontraba en la puerta de su casa, dispuesto a salir—. Voy a ir esta noche al festival —le anunció.
Ese año, cuando ya había cumplido la mayoría de edad, Yuto sentía que el mayor quizás se presentaría en el pueblo para hablar con él, pera explicarle las cosas que no había podido años atrás, para poder volver a ser amigos. Quizás era una esperanza muy vana, pero a Yuto le gustaba pensar en positivo antes de hundirse pensando en los por qués, antes de dejarse absorber por la oscuridad y no volver a salir de ella.
—¿Otra vez vas a ir por si Yuta aparece? —le cuestionó la mujer, apareciendo por el pasillo hasta llegar a la entrada.
Ella nunca había tenido la misma esperanza que su hijo. Desde el principio le había dicho que quizás su amigo de la infancia había encontrado mejores amistades en Osaka y que ya no le hacía falta tener a Yuto en su vida. Sin embargo, aquello no entraba en la cabeza del chico, porque el mayor nunca había sido de esa forma, para Yuta, él había sido lo más importante durante muchísimos años y no podía desecharlo como si fuera algo que ya no necesitara, solo porque no podían verse tanto como antes o porque no podían hablar todos los días.
—Estoy seguro de que aparecerá —le contestó—. Puede que no lo haga este año... pero estoy seguro de que alguna vez volverá.
—Muy bien... como tú digas —respondió su madre finalmente—. No te he podido retener antes y sé que menos te voy a poder retener ahora que eres más alto que la puerta.
—Gracias mamá —dijo, sonriendo—. Volveré después de ver los fuegos artificiales.
La mujer sonrió también y dejó que su hijo le diera un beso antes de salir por la puerta como una exhalación. Yuto atravesó las calles de su barrio, decoradas con farolillos que anunciaban la época de festividades en la que se encontraban, encontrándose con personas que había conocido desde que era pequeño, saludándolos a todos con una amplia sonrisa. El camino al templo no era demasiado largo, pero la gente comenzaba a apelotonarse cuanto más cerca estaba de él y tardó un poco más en llegar de lo que había pensado. Siempre se habían formado atascos por las personas que caminaban con sus yukatas y las sandalias tradicionales, que iban bastante incómodas y que no estaban acostumbradas a llevar aquel tipo de ropa y calzado. El chico debería haber salido un poco antes para evitarlo, pero tampoco era algo que le molestara en exceso.
Una vez subió las escaleras que llevaban al templo y se adentró en la gran explanada en la que había diferentes puestecillos, Yuto sintió que se encontraba plenamente en el festival. Allí se respiraba un ambiente totalmente diferente que en el resto del barrio. Todo era color, olor y sonido y el chico se sentía como en casa allí. Lo único que faltaba para hacer la escena perfecta era que Yuta se encontrara con él en aquel lugar... pero no podía pedir tampoco peras al olmo.
Ese
año apenas se habían contactado a pesar de que la tecnología estaba en plena
revolución y los teléfonos móviles habían empezado a ser comercializados en
masa. Yuto había querido saber de su amigo, como siempre, y le había mandado
cartas de las que no había recibido respuesta y lo había llamado muchas veces a
su casa, obteniendo el mismo "ahora mismo está muy ocupado, más tarde te
llamará" de parte de la madre del chico. El menor al principio había
esperado ansioso la llamada del otro... pero ésta jamás se había producido.
Yuto comenzó a pensar que quizás el mayor se había enfadado con él por algún
motivo, pero no acertaba a pensar en algo que hubiera podido molestar a Yuta,
así que, no sabía qué era lo que había podido suceder para que éste no quisiera
contactar con él.
Aun
así, Yuto había esperado que ese verano se presentara en su casa como todos los
años, para disfrutar del festival del templo y de los fuegos artificiales, para
arreglar de esta forma lo que hubiera podido suceder entre ambos... pero Yuta
no había ido y cuando Yuto lo llamó para saber el por qué, la respuesta que
recibió lo dejó mucho más confuso y angustiado.
A
sus dieciséis años, tuvo que escuchar cómo su mejor amigo le gritaba por
teléfono que lo mejor que podía hacer era odiarlo, no buscarlo más y no esperar
nada de él porque sino acabaría haciéndole mucho daño. Yuta cumplía veinte
años, pero a su parecer, se estaba comportando de una forma inmadura por no
decirle las cosas claras y por no explicarle nada.
Yuto
jamás podría odiarlo. Jamás podría olvidarlo. Jamás podría dejarlo sin pelear
por él.
Sin
embargo, Yuto dejó de mandarle cartas y de llamarlo, fingió que le había hecho
caso y que lo odiaba y no quería saber nada más de él... pero siguió esperando
a que Yuta apareciera algún verano en su casa, para quedarse a ver los fuegos
artificiales con él.
Un
año pasó en blanco, lentamente, haciendo que el corazón de Yuto doliera porque
la separación entre ambos parecía definitiva... pero el menor no quería darlo
todo por perdido. A pesar de que Yuta no hubiera ido al festival dos años
seguidos, eso no quería decir que no pudiera ir al siguiente, o al otro.
Yuto
no se rendiría.
~.~.~
—¡Mamá! —gritó cuando ya se encontraba en la puerta de su casa, dispuesto a salir—. Voy a ir esta noche al festival —le anunció.
Ese año, cuando ya había cumplido la mayoría de edad, Yuto sentía que el mayor quizás se presentaría en el pueblo para hablar con él, pera explicarle las cosas que no había podido años atrás, para poder volver a ser amigos. Quizás era una esperanza muy vana, pero a Yuto le gustaba pensar en positivo antes de hundirse pensando en los por qués, antes de dejarse absorber por la oscuridad y no volver a salir de ella.
—¿Otra vez vas a ir por si Yuta aparece? —le cuestionó la mujer, apareciendo por el pasillo hasta llegar a la entrada.
Ella nunca había tenido la misma esperanza que su hijo. Desde el principio le había dicho que quizás su amigo de la infancia había encontrado mejores amistades en Osaka y que ya no le hacía falta tener a Yuto en su vida. Sin embargo, aquello no entraba en la cabeza del chico, porque el mayor nunca había sido de esa forma, para Yuta, él había sido lo más importante durante muchísimos años y no podía desecharlo como si fuera algo que ya no necesitara, solo porque no podían verse tanto como antes o porque no podían hablar todos los días.
—Estoy seguro de que aparecerá —le contestó—. Puede que no lo haga este año... pero estoy seguro de que alguna vez volverá.
—Muy bien... como tú digas —respondió su madre finalmente—. No te he podido retener antes y sé que menos te voy a poder retener ahora que eres más alto que la puerta.
—Gracias mamá —dijo, sonriendo—. Volveré después de ver los fuegos artificiales.
La mujer sonrió también y dejó que su hijo le diera un beso antes de salir por la puerta como una exhalación. Yuto atravesó las calles de su barrio, decoradas con farolillos que anunciaban la época de festividades en la que se encontraban, encontrándose con personas que había conocido desde que era pequeño, saludándolos a todos con una amplia sonrisa. El camino al templo no era demasiado largo, pero la gente comenzaba a apelotonarse cuanto más cerca estaba de él y tardó un poco más en llegar de lo que había pensado. Siempre se habían formado atascos por las personas que caminaban con sus yukatas y las sandalias tradicionales, que iban bastante incómodas y que no estaban acostumbradas a llevar aquel tipo de ropa y calzado. El chico debería haber salido un poco antes para evitarlo, pero tampoco era algo que le molestara en exceso.
Una vez subió las escaleras que llevaban al templo y se adentró en la gran explanada en la que había diferentes puestecillos, Yuto sintió que se encontraba plenamente en el festival. Allí se respiraba un ambiente totalmente diferente que en el resto del barrio. Todo era color, olor y sonido y el chico se sentía como en casa allí. Lo único que faltaba para hacer la escena perfecta era que Yuta se encontrara con él en aquel lugar... pero no podía pedir tampoco peras al olmo.
Yuto
deambuló por las estrechas calles que se formaban gracias a los puestos,
deteniéndose de vez en cuando en alguno de ellos para probar suerte en algunos
juegos de azar o para comprar algo rico con lo que llenar su estómago (no había
comido mucho en todo el día debido a los nervios que sentía por si se
encontraba con su amigo, pero con los maravillosos olores que se mezclaban en
el aire nocturno de agosto y se colaban por su nariz, lo estaban haciendo
salivar y no podía dejarlo pasar por más tiempo). El chico pasó más de una hora
por allí, encontrándose con algunos de sus amigos del instituto, a los que
saludó y con los que pasó un poco de tiempo; pero cuando estaban a punto de comenzar
los fuegos artificiales, el chico se excusó con que quería verlos y se despidió
de ellos.
Como
había hecho desde que era pequeño, aunque ahora con un poco más de dificultad
debido a su altura, se fue colando por los huecos que la gente había ido dejando
hasta llegar al lugar desde el que siempre había visto cómo aquellos cohetes
pequeños eran lanzados al cielo para justo después explotar, coloreando el
oscuro cielo nocturno con su luz y sus hermosas formas. Yuto se dejó caer
contra el tronco de un árbol y miró al cielo. Cuando era más pequeño, todavía
se podían ver algunas estrellas aun estando en medio de la ciudad, pero hacía
años que solo una densa oscuridad cubría sus cabezas debido a la contaminación
lumínica.
El
chico echaba de menos aquellos tiempos... al igual que echaba de menos a Yuta.
En
ese momento, sintió un movimiento a su lado y supuso que alguien había querido
usurpar una zona de aquel tronco para ver también los fuegos, pero cuando se
giró para ver quién había sido y vio aquel rostro tan conocido a pesar de que
llevaba dos años sin verlo, Yuto sintió que se paraba su corazón.
Yuta
había ido.
Yuta
había cumplido su promesa.
Yuta
por fin había regresado.
El
menor sintió por un segundo que se había vuelto loco o que estaba soñando despierto
porque era lo que quería, pero cuando se pellizcó el brazo y sintió dolor, supo
que la presencia de Yuta allí era una realidad, una realidad que llevaba mucho
tiempo deseando y para la que no estaba preparado. Sin que pudiera hacer nada
por evitarlo, las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos y a caer por sus
mejillas como una cascada. Yuto observó borrosamente cómo el mayor alzó una
mano para secarle las lágrimas, pero se detuvo a medio camino, indeciso y
mirando hacia otro lado justo después. Parecía que no sabía qué hacer en su
presencia y el menor no tuvo más remedio que acercarse a su cuerpo y tomarlo
entre sus brazos, aprovechando que ahora era más alto que él.
—Al
menos consuélame —le pidió entre hipidos y las manos de Yuta en su espalda,
acariciándola, no se hicieron esperar.
Pasaron
varios minutos de aquella forma, Yuto llorando y Yuta abrazándolo fuertemente,
hasta que el ruido provocado por los fuegos artificiales estallando en el cielo
se dejó escuchar y ambos se separaron. Durante algunos momentos, se miraron a
los ojos fijamente, el menor sin poder creerse que realmente su amigo estuviera
allí junto a él.
—¿Por
qué...? —le cuestionó, sin poder callarse—. ¿Por qué...?
No
hacía falta que dijera nada más, Yuta sabía qué era lo que le estaba
preguntando y que necesitaba una respuesta por aquellos años que se lo había
hecho pasar tan mal sin motivo alguno.
—Tenía
mucho miedo —fue lo primero que dijo el mayor, confundiéndolo. Apenas fue un
susurro y Yuto tuvo que acercarse al rostro de éste para poder escucharlo
bien—. Tenía miedo de que me odiaras si te enterabas de lo que sucedía y que no
quisieras estar conmigo nunca más... por eso decidí alejarte de mí antes de
nada...
—¿De qué hablas, Yuta? —preguntó.
—De lo que siento por ti... —contestó, bajando su cabeza—. Mientras estaba en la ciudad te echaba tanto de menos que no paraba de pensar en ti... y el último verano que nos vimos fue demasiado para mí... —Yuto lo vio titubear sobre seguir hablando, explicándose o no y estuvo a punto de cortarlo él, pero el mayor volvió a hablar—. Lo que comencé a sentir por ti no se parecía en nada a la amistad, Yuto... y no quería perderte como amigo por ello.
El
corazón de Yuto se detuvo durante unos segundos. Yuta había hablado a medias
tintas, pero sabía más o menos a lo que se refería. El mayor se había enamorado
de él en los años previos y había querido alejarse en caso de que lo odiara por
ello. No podía ser más idiota. Yuto quería pegarle fuerte y después abrazarlo
mientras le gritaba lo estúpido que había sido por hacer todo aquello porque el
menor había estado sufriendo pensando que lo odiaba cuando en realidad lo
quería, porque Yuto siempre había sentido que el mayor lo era todo para él. A
pesar de que quería golpearlo muy fuerte por aquello, simplemente buscó de
nuevo el cuerpo de Yuta para abrazarse a él.
—Idiota...
—le susurró al oído—. ¿Cómo te voy a odiar si yo también te quiero de la misma
forma que tú me quieres a mí?
Yuta
se apretó contra su cuerpo tanto después de que le dijera aquellas palabras que
Yuto creyó que se fusionarían en uno solo, pero le gustaba aquella sensación y
le gustaba que Yuta estuviera allí con él de esa forma.
—¿De
verdad he sido tan idiota? —cuestionó el mayor desde su pecho.
—Mucho —respondió, acariciando su pelo levemente.
—No quiero hacer el tonto más y perderte de nuevo —le dijo—, quiero estar contigo para siempre a partir de ahora...
—Prometo hacer bien los exámenes de acceso a la universidad —replicó—, así podré irme contigo a Osaka.
—Eso estaría muy bien... —los dos se separaron para volver a mirarse a los ojos—. También estaría bien que pudiera besarte...
—Me encantaría —respondió Yuto, esbozando una gran sonrisa—. No sé cómo será en la ciudad, pero te recuerdo que este barrio es muy pequeño y todos nos conocen.
—En casa mejor —dijo Yuta sonriendo también.
—No perdamos tiempo entonces.
Yuto
lo tomó de la mano y comenzó a tirar de él entre la multitud que todavía veía
embelesada los fuegos artificiales que no paraban de iluminar el cielo nocturno
a sus espaldas. Era un espectáculo hermoso que nadie se había querido perder,
pero para los dos chicos era muchísimo más importante lo que había comenzado
entre ellos... ya habría más años para ver los fuegos artificiales.
Notas finales:
—La
historia está ambientada a finales de los 90 porque la Saga Reply (Reply
1988/1994/1997) me ha hecho mucho daño XD
Me re gusta poder sacarme las ganas de leer algo con uno de los chicos de Pentagon. Yuto es uno de mis favoritos.
ResponderEliminarMuy cool eso de elegir tambien al chico de NTC por el parecido de los nombres.
La historia es muy bonita y lo que mas me agrado fue el momento del año en el que la ambientaste, con ese tipo de festivales (quien pudiera presenciar uno)... Sufrió un poquitito Yuto con la indiferencia de Yuta pero al final la esperanza que nunca perdió lo recompenso trayendolo de nuevo a su lado y de una manera mas especial.
PD: espero algun dia poder leer uno con Yan An (mi pandita hermoso)
PD2: esperemos verlos debutar en algun momento. ufff! como tardan!!!
Yey! A mí m e gusta que te guste leer cosas con los miembros de PENTAGON (poco a poco voy a ir subiendo cositas, de hecho ya hay algo más de HongSeok x Hyuna). Yuto también es de mis favs.
EliminarLo de la OTP fue al momento XD Salió que había un Yuto y no me pude resistir XD
Me alegra que te gustara ^^ Los festivales de verano son super bonitos (ojalá algún día se pueda ir a alguno). Sí, un poquito, pero al menos el angelito mío, pero ya está todo bien, ya va a ser feliz con su amorcito <3
PD: LOL Pues precisamente el próximo one shot de PENTAGON el prota es Yan An XD
PD2: Se supone que por Octubre o Noviembre debutaban XD Esperemos que sea así, sino, a quemar a la CUBE
Voy a esperar ese one shot con ganas (igual tomate tu tiempo, se que hay veces que tienen que atender pedidos y demás)
EliminarEsperemos no tener que preparar la nafta jajaja
En realidad ya lo tengo terminado XD Está programado para subirse pronto, no recuerdo cuando lo puse exactamente XD
EliminarYo por si acaso me estoy haciendo con unos mecheros (?) Jajajaja XD