domingo, 27 de noviembre de 2016

(TaoKai) Triwizard Tournament -Serial- Capítulo 6


Notas: Tras la angustiante primera prueba del torneo, JongIn tiene que comenzar a preocuparse de otras cosas referentes al Torneo de los Tres Magos (quizás no igual de importantes, pero sí igual de estresantes).

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Capítulo 6
Parejas

       Habían pasado un par de días desde que la primera de las tres pruebas había tenido lugar y JongIn ya se sentía mejor. Tanto la directora McGonagall, como JunMyeon, el chico de Ravenclaw, le habían dado unas pociones para que su cuerpo se recuperara más rápidamente de la fatiga y el chico les estaba muy agradecido a ambos por cuidarlo de aquella manera. Al volver a subir, por primera vez después de la prueba, aquella empinada pendiente para poder llegar al castillo de Durmstrang, el chico sintió que los músculos se le resentían un poco, pero no era para tanto, por lo que ni siquiera se quejó.

       A su lado se encontraba TaeMin, que le seguía hablando de lo legendaria que había sido la fiesta en su honor y que lo único que había faltado para que hubiera sido todavía más legendaria era tenerlo a él allí, con el guardapelo en la mano y llorando a moco tendido, como cuando ganaron la final de quidditch. JongIn simplemente lo ignoraba, porque cuando se ponía de aquella forma era lo mejor que podía hacer para que su amigo no lo sacara de sus casillas.

       Al llegar a la cima, donde se encontraba aquel castillo oscuro, JongIn vislumbró a SeHun entre una multitud de alumnas de Beauxbatons, sonriéndoles tímidamente a estas —entre ellas estaban Sulli y SeulGi también—. El chico parecía un poco agobiado, así que JongIn, a pesar de no haber intercambiado con él más de tres palabras a lo sumo, pensó que lo mejor sería acercarse a él para ayudarlo a salir de aquel embrollo. Quizás fueran rivales mientras las pruebas se sucedían, pero JongIn no quería ser su rival en el día a día.

       —Buenos días —lo saludó. Todas las chicas se giraron hacia él para ver quién era el que había llegado e, inmediatamente, comenzaron a cuchichear entre ellas y a reír, tapándose la boca con las manos y con las mejillas sonrojadas. JongIn aprovechó aquello para seguir hablando—. ¿Quieres venir al comedor con nosotros? —se señaló a sí mismo y a TaeMin, que lo esperaba a unos metros de distancia, con una expresión de confusión importante en su rostro.

       SeHun no dijo ni una palabra, pero asintió con su cabeza de una forma elegante y luego caminó con estilo hacia él. JongIn sonrió y luego los tres se dirigieron hacia el comedor para desayunar algo. El campeón de Beauxbatons no era una persona muy habladora, JongIn lo comprobó de primera mano cuando, aunque intentaba sacar temas de conversación con la ayuda de TaeMin, el chico solo contestaba con monosílabos que no dejaban apreciar la musicalidad de su tono de voz o asentía y negaba con la cabeza. Tras el desayuno, SeHun se despidió de ellos y se alejó lo más rápido que pudo del lugar en el que se encontraban los dos.

       —¿No te parece un poco sieso? —comentó TaeMin.

       —Quizás sea tímido —murmuró JongIn, viendo cómo el chico desaparecía por las grandes puertas de doble hoja del comedor, moviéndose grácilmente. El Slytherin no pudo evitar fijarse en cómo contoneaba su trasero respingón de un lado a otro y tuvo que agitar la cabeza para aclararse las ideas. No debía pensar en que SeHun tenía un buen culo ni quedarse embobado mirándolo, no delante de TaeMin.

       —Nah, es un sieso —confirmó su amigo, dándole un sorbo a su zumo.

       JongIn no le contestó, dejando así zanjado el tema sobre la personalidad de SeHun, y miró a su alrededor, por si encontraba alguna cara conocida en aquel lugar. No tuvo que buscar demasiado tiempo cuando descubrió a ZiTao, en la mesa más cercana, observándolo, como si lo estuviera estudiando y el chico apartó rápidamente su mirada, con el corazón martilleándole fuertemente contra las costillas. Seguía sintiendo los penetrantes ojos del campeón de Durmstrang clavados en su nuca, pero intentó obviar la extraña sensación que estos le provocaban, centrándose en terminar su desayuno con presteza y volver al barco o hacer lo que TaeMin le propusiese con tal de salir de allí cuanto antes.

       
★★★


       Todos los alumnos de Durmstrang y los que habían viajado de Beauxbatons y Hogwarts se encontraban en el comedor en aquella noche de finales de noviembre, esperando a que la cena fuera servida, pero esta no lo era y los estómagos rugiendo por el hambre no se hicieron esperar. JongIn tenía echada la cabeza sobre la mesa, con los cubiertos cogidos en sus manos y tentado a montar una escena porque quería comer, pero no lo hizo porque quedaría en ridículo y porque si todavía no se había servido la comida tenía que ser por algo. El chico no tardó en descubrir de qué se trataba cuando vio cómo el director de Durmstrang se levantaba de su asiento y caminaba hacia el atril para comenzar a hablar en voz alta y clara.

       —Tras la primera prueba del Torneo de los Tres Magos —comenzó—. Es tradición que entre las tres escuelas se celebre en Navidad un baile, como muestra de amistad y de cooperación —anunció—. El baile se celebrará la noche de Navidad y a él están invitados todos los alumnos mayores de catorce años —hizo una pausa—, aunque todos deberán tener pareja para asistir, sobre todo los tres campeones, ya que estos abrirán el baile con sus respectivas parejas.

       Tras decir aquellas palabras, el hombre se sentó y los cuchicheos invadieron la sala, a la vez que la comida aparecía sobre las mesas, llenando de júbilo a los alumnos de las tres escuelas.

       —Wow, JongIn —empezó TaeMin, con la boca llena—. Un baile de Navidad, vas a abrir un baile de Navidad, con lo que a ti te gusta bailar.

       —Sí… —murmuró el chico, cogiendo un muslo de pollo para comenzar a mordisquearlo.

       —¿No estás feliz? —le cuestionó su amigo—. Todos tendrán la oportunidad de admirar cómo se mueve el fantástico Kim JongIn.

       —Nunca he bailado con pareja, TaeMin —le contestó—. No creo que se me dé bien hacer algo así y seguramente serán canciones clásicas y…

       —No me vengas con excusas —lo cortó el otro—. Bailas genial y se lo vas a demostrar a todo el mundo, solo necesitas encontrar una pareja.

       —Taem… —comenzó, pero este no lo dejó seguir con su protesta y continuó hablando.

       —¿Te gusta alguna de las chicas que ha venido de Hogwarts o le tenemos que mandar una lechuza a Krystal para que venga a bailar contigo? —preguntó, sin embargo, antes de que pudiera contestar, TaeMin había respondido por él—. Bueno, no creo que la dejen venir hasta aquí, lástima. Aunque tienes muchas más opciones —siguió—. Seguro que muchas chicas de Durmstrang y de Beauxbatons quieren aparecer en el baile contigo, no por nada eres uno de los campeones y, además, eres bastante mono, debo reconocer, seguro que a la que se lo pidas estará encantada de ir contigo.

       —Taem…

       —Y también están las dos chicas monas de Beauxbatons, Sulli y SeulGi —continuó con su monólogo TaeMin, tomándolo por los hombros—. Aunque ya sabes que a Sulli me la pedí yo, pero todavía te queda SeulGi, que es muy guapa y adorable y creo que le haces tilín. El día de la primera prueba la estuve viendo con ellas al lado y la chica se preocupó mucho más por ti que por el campeón de su escuela, ¿quién lo iba a decir? —preguntó retóricamente—. Así que ya sabes, SeulGi es una apuesta segura, pero si quieres tomar algún riesgo, seguro que se lo puedes pedir a alguna de las chicas de Durmstrang, que les he echado el ojo a algunas y están bastante buenas —continuó—, y ya que estamos, se lo puedes pedir a Wendy, aunque creo que JunMyeon ya se te ha adelantado porque esos dos están muy juntos ahora mismo —señaló a los dos representantes de Ravenclaw y JongIn vio que tenía razón—. O a las chicas de Gryffindor, pero ya sabes que eso sería rebajarse demasiado, quiero decir, ¿un Slytherin y una Gryffindor bailando juntos? Vale que los tiempos han cambiado, pero tampoco es para llegar a tales extremos, ¿verdad? —cuestionó—. Y ya ni hablemos de la chica Hufflepuff, creo que es un poco lela, ni siquiera me acuerdo de cómo se llama, aunque tampoco es que me interese mucho, está plana.

       JongIn suspiró después de escuchar todo aquel monólogo de su amigo a medias y, antes de que pudiera volver a hablar de nuevo de chicas, le metió un muslo de pollo en la boca para callarlo y así tener unos momentos de tranquilidad mientras el otro comía. La verdad era que al chico no le interesaba lo más mínimo ir al baile y menos ir acompañado por una chica, prefería mil veces ir con alguno de los chicos a los que le había echado el ojo, como a SeHun, ZiTao, o el chico de pelo plateado amigo de este último.

       Pero claro, eso no se lo podía decir a TaeMin, ni a nadie. Tenía que hacer el paripés de que era hetero, al menos durante el baile, para que nadie sospechara nada. JongIn deseó que los pocos días que quedaban del mes de noviembre y todo el mes de diciembre pasasen lo más rápido posible para que todo aquello terminase cuanto antes, aunque eso significase que la segunda prueba del Torneo, que estaba programada para finales de enero, estuviese más cerca. JongIn prefería tener que enfrentarse a dragones antes de tener que aparecer por el baile, porque, aunque bailaba realmente bien, nunca lo había hecho en pareja.

       Durante todo lo que duró la cena, el camino hacia el barco y el tiempo que tardó en quedarse dormido, TaeMin lo torturó con los nombres de todas las chicas, o sus descripciones físicas si no se acordaba de estos, a las que les podía pedir que fueran su acompañante en el baile, vetando a unas cuantas que las quería para él. JongIn estuvo tentado en lanzarle un hechizo para que se quedara mudo, pero sabía que si lo hacía, después sería peor porque lo que no dijera aquella noche, lo iba a decir al día siguiente y lo iba a torturar todavía más, en venganza por ello.


★★★


       JongIn había decidido que lo mejor que podía hacer para que TaeMin dejara de torturarlo con todas y cada una de sus posibles parejas para el baile de Navidad era escapar de su amigo. Por eso se encontraba dando un paseo en soledad por el gran campo de quidditch que tenía el Instituto Durmstrang, soñando que algún día jugarían en algún lugar tan magnífico como aquel y todo el mundo vitorearía su nombre. Sabía que era un sueño bastante inútil, porque no se iba a dedicar profesionalmente a ello con su nivel, pero por soñar no pasaba nada y, además, así se quitaba de la cabeza todos los problemas y dolores de cabeza que le había estado causando TaeMin en los últimos días.

       El chico se dejó caer en el centro del campo, tumbándose sobre el césped recién cortado e inspirando el aire limpio de la montaña. El cielo era azul sobre su cabeza y, aunque hacía un frío de mil demonios allí fuera, al menos no había nieve y se estaba bastante a gusto —a pesar de que el lejano sol apenas calentase—. JongIn cerró sus ojos y dejó su mente vagar, pensando en qué sería de él si no hubiera sido elegido ni para viajar a Durmstrang, ni para participar en el Torneo de los Tres Magos. Probablemente, estaría de los nervios con las clases, los trabajos y con miles de cosas que solo le podían ocurrir en Hogwarts. Sin embargo, pensar en ello lo desestresó y le hizo esbozar una pequeña sonrisa.

       JongIn estaba tan metido en su propio mundo que ni siquiera se dio cuenta de que llevaba siendo vigilando por unos ojos oscuros y penetrantes durante bastante rato y tampoco se percató cómo aquella persona que lo observaba se acercó a él, hasta que no sintió cómo otro cuerpo se acomodaba en la hierba, muy cerca del suyo. En ese momento, el chico abrió los ojos y se giró en aquella dirección, descubriendo que ZiTao lo miraba con una sonrisa cálida, pero a la vez felina en sus labios.

       —Hola —lo saludó y JongIn tuvo que tragar saliva para poder contestarle porque se le había secado la garganta de una forma bastante repentina.

       —Hola.

       —¿Te importa que me quede aquí contigo? —le preguntó el chico y JongIn negó con su cabeza. De todas formas, ya se había auto-invitado el chico tumbándose junto a él, no había nada que pudiera hacer—. Llevamos mucho tiempo sin hablar —comentó—. Desde la prueba.

       —No hemos coincidido —murmuró JongIn, un poco incómodo.

       —Cierto, pero ahora estamos aquí los dos —dijo ZiTao, como si no fuera obvio ese hecho—. Podemos hablar todo lo que queramos, ¿qué te parece si empiezo yo?

       —Me parece bien —susurró el chico, haciendo que el otro sonriera.

       —¿Por qué estás aquí, solo? —le cuestionó y JongIn hizo una mueca. No quería hablar de ello, pero se forzó a contestarle algo.

       —Me apetecía alejarme de todo y este lugar es un remanso de paz —murmuró.

       Era parte de la verdad, pero no toda. No obstante, ZiTao no tenía por qué enterarse del motivo exacto por el cual estaba allí el chico. Puede que se llevaran más o menos bien, pero no dejaban de ser contrincantes y tampoco quería darle demasiados datos de su vida por si este los utilizaba luego en su contra. La directora McGonagall le había advertido en varias ocasiones que no pecara de inocente y que anduviera con pies de plomo por aquel castillo.

       —A veces está bien desconectar —comentó ZiTao.

       —¿Tú por qué estás aquí? —preguntó JongIn. Ya que había tenido que contestar a su pregunta, quería que el otro chico le contestase otra a él.

       —Estaba dando un paseo cuando te vi entrar al campo de quidditch —contestó—, y mis piernas comenzaron a seguirte.

       La respuesta que le había dado ZiTao le parecía bastante típica de un acosador y deseó con todas sus fuerzas que realmente no lo fuera, porque el chico, a pesar de estar observándolo prácticamente todas las horas, cuando coincidían en algún lugar del castillo, le parecía agradable… y su mirada hacía siempre que su corazón se saltase un latido o que un escalofrío le recorriera la espalda. JongIn sonrió tímidamente porque realmente no sabía qué contestar a aquello.

       Pasaron unos momentos en silencio, mirando al cielo para relajarse y tranquilizarse. Al representante de Hogwarts le gustaba estar así, sin tener a nadie parloteando incesantemente en su oído sobre chicas, tema que no le interesaba en absoluto. El silencio, a veces, era un gran compañero y ZiTao pareció pensar lo mismo que él, porque no habló durante bastante tiempo.

       —JongIn —murmuró. El chico giró su cabeza, descubriendo que el rostro del chico estaba demasiado cerca. Asustado, JongIn se alejó un poco de él porque no se lo esperaba para nada—. ¿Te he asustado? —el chico asintió levemente—. Lo siento.

       —No pasa nada —contestó, quitándole importancia al asunto—. ¿Qué querías?

       —Mmmm… —ZiTao se mordió el labio inferior—. Quería preguntarte si tenías a alguien con quien ir al baile de Navidad —cuestionó, haciendo que JongIn abriera sus ojos como platos. No podía estar pidiéndole que fuera al baile con él… Nadie sabía que el chico era homosexual y que él recordase nunca había dado muestras de que lo fuera. Por eso no podía entender el por qué le estaba pidiendo aquello, y así se lo hizo saber al chico de Durmstrang.

       —¿Me estás intentando decir que quieres que vaya contigo? —ZiTao lo miró seriamente durante unos segundos y luego se carcajeó.

       —No, no, no —negó tres veces seguidas, mientras seguía riendo—. Lo decía porque hay varias chicas que conozco que querían pedírtelo, pero no sabían si ya tenías pareja o no.

      —Oh… —murmuró JongIn avergonzado, sintiendo sus mejillas arder—. Lo siento, creía que…

       —No es nada, tenía que haberme explicado —ZiTao le dedicó una sonrisa encantadora que le decía que no se preocupara por aquello—. Además, los campeones no pueden bailar juntos —el representante de Hogwarts asintió lentamente—. Bueno, ¿tienes pareja para el baile o no?

       —Por ahora no —contestó sinceramente—, aunque TaeMin ya me ha buscado miles de candidatas —esbozó una pequeña sonrisa—. Probablemente acabe pidiéndoselo a una chica de Beauxbatons que es bastante maja.

       —Lástima entonces para todas las chicas que querían bailar contigo —ZiTao chasqueó su lengua.

       Pasaron un rato bastante agradable, hablando de cosas que no tenían el mayor interés, sobre el tiempo o sobre quidditch, hasta que JongIn sintió que era demasiado tarde y que lo mejor que podía hacer era irse al barco. ZiTao se despidió de él con una sonrisa que hizo que el corazón le diera un vuelco y JongIn sintió que deseaba pasar mucho más tiempo con él, a pesar de que sabía que probablemente no fuera conveniente. El chico no quería volver junto a TaeMin, que le iba a seguir dando el coñazo con lo mismo que llevaba casi un mes.

       
★★★


       Solo faltaban dos semanas para el baile de Navidad, pero JongIn seguía sin tener pareja. No quería pedírselo a ninguna de las chicas porque sabía que no iba a ser capaz de mantener su fachada durante toda la noche y no quería que ninguna de ellas se sintiera desgraciada porque no le prestaba la atención que se merecía. Pero siendo uno de los campeones, tenía que parecer con pareja sí o sí, por lo que finalmente cedió a las súplicas de TaeMin y fue a hablar con SeulGi.

       Encontró a la chica en el comedor, con algunas de sus amigas —Sulli entre ellas—. El chico se sintió un poco nervioso porque no había hecho nada parecido antes, pero tenía que hacerlo sí o sí, así que hizo de tripas corazón y caminó hacia la mesa en la que se encontraban todas las chicas, con rapidez y con seguridad. Cuando llegó hasta ellas, JongIn cogió aire para poder hablar y así, llamar la atención de la chica que había ido a buscar.

       —¡SeulGi! —la llamó. La chica, al escuchar su nombre se giró hacia él, esbozando una sonrisa al ver que se trataba de JongIn—. ¿Podemos hablar?

       —Claro —dijo ella. El chico hizo ademán de comenzar a andar para poder hablarlo a solas, pero ella no se movió de donde estaba—. Oh, ¿en privado? —JongIn asintió—. Un momento —SeulGi se levantó de la mesa del comedor y caminó tras él hasta que ambos llegaron a la puerta de la estancia, en un lugar un poco apartado de la vista para que no pudiera oírse la conversación que estaban a punto de mantener—. Tú dirás —lo invitó a hablar y el chico tomó aire para poder hacerlo.

       —Quería saber si tenías pareja para ir al baile de Navidad —preguntó, en voz baja. Se sentía un poco cohibido y avergonzado por estar haciendo aquello, pero debía hacerlo antes de que el acoso al que estaba siendo sometido por TaeMin fuera a peor.

       —La verdad es que me lo han pedido varios chicos —comentó ella y JongIn ya estaba casi seguro de que le iba a dar calabazas y que finalmente tendría que ir con otra persona, con alguien completamente desconocido, aunque a SeulGi tampoco es que la conociera demasiado—, pero les he dicho a todos que quería esperar a que me lo pidiera la persona que quería —la chica esbozó una sonrisa cálida—. Me gustaría ir al baile contigo —le confesó. JongIn le sonrió a su vez, aliviado por saber que ya no tenía que preocuparse por nada más hasta que no llegara la noche del baile.

       —Perfecto —dijo el chico, despidiéndose de ella y caminando hacia el exterior del castillo.

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