Título: Dangerous
game
Pareja: YulSic
(Yuri+ Jessica) [SNSD]
Tipo: Yuri
Géneros: Lime
Clasificación:
NC-17
Descripción:
Yuri, quien no se dedica precisamente a algo muy legal, conoce a la
hija del poderoso y peligroso hombre con quien su jefe lleva tiempo
intentando hacer negocios. La atracción es mutua desde el principio
¿y por qué no lanzarse? Pero primero Jessica, caprichosa y más
lista de lo que parece, querrá poner a prueba a su posible futura
amante.
Advertencias:
Palabras mal sonantes y escenas sexuales (aunque no muy explícitas)
Notas:
Me apetecía escribir un poco de yuri y aprovechar esta pequeña
historia que se me ocurrió no hace mucho. Tengo otros proyectos más
grandes en proceso que espero que os gusten cuando empiecen a
publicarse, pero mientras tanto aquí os dejo este YulSic que ojalá también os guste. e_e
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Aquel lujoso lugar estaba alejado de lo que ella había conocido durante su intensa vida. Había visitado sitios donde se movía mucho dinero, pero nunca se había metido tan de lleno en la boca del lobo como esa noche. Ese hombre era tremendamente importante dentro del negocio y una sola falta de respeto con él podía incluso costarte la vida.
La
mansión que se había construido a las afueras, pagada con sus
actividades ilegales, era digna de los mayores millonarios del mundo.
A su disposición trabajaban mínimo diez empleados y no le faltaba
el dinero a la hora de pagarles a todos un buen salario. Entre ellos
se encontraban un par de guardaespaldas que apenas se separaban de
él, armados con pistolas de calidad en todo momento. Un solo gesto
de su jefe bastaba para que te pegaran un tiro en la cabeza sin
siquiera pestañear.
Allí
estaba Yuri, cruzando atenta y en silencio los elegantes pasillos
mientras era escoltada por uno de esos hombres. En su mano derecha
portaba un maletín que contenía aquello que tanto ansiaba su más
importante cliente, del que tanto ella como sus superiores recibirían
una interesante cantidad de dinero por los servicios prestados.
Había
escuchado muchas historias sobre él y las cosas que era capaz de
hacer por poder y dinero. Aunque ella también fuera parte de ese
mundo y sus desdichas, algunas de esas horribles anécdotas le
resultaban de lo más asquerosas.
Le
despreciaba, pero obviamente debía comportarse como una sirvienta
más. Sumisa y encantadora, le había repetido el propio líder de la
banda en la que trabajaba. Le iba a costar pero por su propio bien,
lo intentaría.
Cuando
estuvo frente a él se esforzó por no ponerle una mala cara. Ese
tipo sabía que ella iba a presentarse en su casa y ni se había
molestado en preparar una bienvenida en condiciones, tanto que
presumía de educación y clase. Estaba echado semi desnudo en un
gran sillón frente un televisor de un tamaño importante. Si
hubiera tenido un buen cuerpo… pues al menos esa imagen que se
llevaba, pero no era precisamente agradable a la vista y para colmo
debía doblarle la edad.
Cuando
le anunciaron su llegada, el hombre lo primero que hizo fue mirarla
de arriba a abajo como si se la estuviera comiendo con deseo al
hacerlo. Por su cuerpo paseó un desagradable escalofrío que tuvo
que camuflar con una sonrisa. Era eso o no salir de allí con vida.
-Te
estaba esperando, querida. -Tuvo la mínima decencia de levantarse
del sillón para saludar, aunque Yuri habría preferido que se
quedara en su sitio antes de tenerle tan cerca en esas condiciones-.
¿Tuviste un buen viaje hasta aquí?
-Sí,
señor. Todo fue bien. -Respondió educada. Sabía que solo estaba
siendo amable con ella porque le resultaba atractiva-. Aquí tiene lo
que pidió, listo para el intercambio.
El
hombre rió como si acabara de escuchar una buena broma.
-Hermosa
¿por qué tanta prisa? Quédate un poco más y disfruta de mi
palacio, ha sido un largo viaje y estarás agotada.
No
le gustaba el ofrecimiento que le hacía ¿pero acaso iba a poder
negarse? Aun así, lo intentó.
-Tengo
reservada una habitación en un motel cercano. Allí podré
descansar. -Contó, a ver si con suerte la dejaba ir.
-No,
no. De eso nada. -Vaya, pues no iba a tener dicha suerte-. ¿Cómo va
a quedarse una chica como tú en un sucio motel de carretera? No lo
permito. Me sobran habitaciones en esta casa, puedes pasar aquí la
noche. -Insistió, casi ordenándolo.
Iba
a responder de nuevo con una educada negativa cuando el hombre se
dirigió a un joven chico que trabajaba para él, no dándole tiempo
para reaccionar.
-Acompáñala
a uno de nuestros dormitorios vacíos y que se instale. Que tenga
todo lo que pida y vayan a recoger sus cosas de inmediato ¿entendido?
El
tono de su voz al dirigirse a sus empleados no tenía nada que ver al
que usaba para hablarle a ella. Cuando le interesaba sabía ser
encantador, pero Yuri no iba a caer en sus trampas.
Viendo
que no tenía más remedio, dejó que la escoltaran hasta dicha
habitación. Bueno, al menos allí dentro tendría un momento de paz
consigo misma y podría dejar de estar en constante tensión.
Al
ver la habitación que le habían asignado, quedó estupefacta. Era
preciosa y enorme, con un estilo clásico pero lujoso. Además
contaba con su propio baño, con una inmensa bañera instalada
dentro. Por un momento incluso se le olvidó donde estaba realmente y
para qué había ido allí. Pocas
veces tenía la oportunidad de dormir en un sitio así.
Por suerte el encuentro
se había dado tras la cena, así que no tendría que aguantar el mal
rato de que su anfitrión la invitara a bajar y comer algo con él.
Por lo que al tener un rato libre lo que hizo fue darse
una larga ducha sin ninguna prisa y tomándose el tiempo necesario
hasta sentirse mejor. Cuánto estrés tenía que soportar.
Pasada
más o menos una hora, cuando se había puesto cómoda echándose
sobre la cama con la toalla cubriendo su cuerpo desnudo y ya seco,
llamaron a la puerta para darle la maleta que había dejado en el
motel pensando que volvería a aquel pequeño lugar. Por fin podía
ponerse algo de ropa.
Tras
vestirse cómodamente con un simple pantalón corto y una camiseta
cualquiera, empezó a llenarse de curiosidad. Aquella mansión
parecía inmensa y hermosa, quería ver más de ella. Ese hombre
podía ser un asqueroso pero su gusto por la arquitectura y
decoración era de lo mejorcito que había visto en mucho tiempo.
No
iba a pasar nada por dar un paseo por los alrededores ¿no?
Silenciosa salió del dormitorio y se adentró en los lujosos
pasillos para investigar un poco. No creía que fueran a decirle nada
teniendo en cuenta la atención con la que le habían tratado. Ahora
mismo allí era una invitada privilegiada pero aun así, intentaría
no hacer nada sospechoso ni meterse donde no debía. No podía
olvidar que era gente peligrosa, por muy bien que la estuvieran
tratando.
Durante
su paseo, entretenida viéndolo todo con asombro, se cruzó con
alguien que llamó su atención. Era una joven que más o menos debía
tener su edad, caminando despreocupada vistiendo un bikini negro
sobre su delgado y esbelto cuerpo. Su cabello castaño caía en ondas
sobre su espalda y cargaba una toalla colgando de un brazo. ¿Dónde
iría y quién sería?
La
siguió desde la distancia para no ser tan descarada, llegando a una
enorme piscina cubierta que se encontraba en el lado derecho de la
casa. Tenía hasta una cascada bajo la que ponerse, era increíble.
Pasó
dentro del pabellón sin ser consciente de nada más que de la
belleza de la decoración elegida por el dueño de la casa. La
cantidad de dinero invertida allí debía ser indecentemente enorme.
En esos detalles era en los que realmente notaba lo serio de la
profesión.
-Perdona
¿buscas algo? -Dijo una voz desde el interior de la piscina. Al
escucharla fue cuando se dio cuenta de que además allí dentro había
un ligero eco.
Esa
voz femenina y curiosa la sacó de sus pensamientos. Por un momento
olvidó que había llegado hasta allí siguiendo a aquella chica que
ahora le había descubierto merodeando por el lugar sin vergüenza
alguna. Aun así respondió con calma pues tampoco tenía nada que
ocultar.
-Solo
buscaba ideas para cuando tenga que decorar mi propia casa. -Bromeó,
hablando como si realmente creyera en sus propias palabras y que
algún día tendría el dinero suficiente para poder crear algo
igual.
Con
ello posó una pequeña sonrisa en los labios de la joven, quien
entendió la broma. No estaba preocupada por encontrarse a aquella
desconocida paseándose por allí como si fuera por su propia casa,
pues sabía de quien se trataba y que no se arriesgaría a hacer nada
que pudiera poner en peligro tanto los negocios como su propia vida.
-Soy
Jessica, la hija de ese hombre con el que tu jefe se empeña en hacer
tratos. -Se presentó sin necesidad de ser preguntada por su
identidad. Al hacerlo una sonrisa orgullosa adornó su rostro.
-Encantada,
Jessica. -Vaya, su hija. No sabía que tenía una hija. Debía ser
buena con ella-. Veo que ya sabes quien soy. -Notó por su forma de
hablar.
-Por
supuesto. Yo me entero de todo lo que pasa en esta casa, aunque mi
padre crea que vivo ajena a todo y en mi mundo. -Al responderle, usó
un tono despectivo en las últimas palabras. Por ello Yuri notó que
la relación con su padre no era la mejor, pero pensó que podría
molestarle si preguntaba.
-Pareces
una chica muy lista. -La alagó, acercándose a la piscina donde
Jessica estaba para sentarse cerca del borde y ponerse más a su
altura.
-No
todos piensan lo mismo. -Se acercó más a la orilla y puso una de
sus manos sobre el borde para apoyarse. Su manicura perfecta llamó
la atención de la invitada, aunque esa chica desprendía un brillo
especial por sí misma. A simple vista podía ver que había nacido
para ese tipo de vida.
-Pues
yo sí lo creo. Se nota que eres más lista de lo que quieres
aparentar ser. -Explicó con sinceridad, pues era lo que sentía.
Parecía la típica niña mimada y repelente que lo tiene todo en la
vida y no se preocupa por nada más que por ella, pero en sus ojos y
forma de mirar veía que había mucho más.
Sus
palabras sin duda llamaron la atención de Jessica, quien empezó a
mostrar más interés en ella al momento.
-¿Ah,
sí? ¿Y en qué te has dado cuenta? -Una traviesa sonrisa apareció
en sus labios de forma inevitable y juguetona.
-Lo
noto, simplemente. Tengo un sexto sentido para esas cosas. -Bromeó
de nuevo, más que nada porque no sabía qué responder con
exactitud. Quizás después de todo su respuesta era la correcta.
-Ya
veo. -No podía apartar la mirada de Yuri. Algo en su forma de hablar
y comportarse la estaba fascinando e interesando. Sentía que quería
conocer más de ella y de sus historias, pues se veía que era
alguien con mucho mundo y a quien no le molestaría escuchar-. Sé
que mi padre está interesado en ti. Puede que quiera convertirte en
mi madrastra. -Bromeó ahora ella, aunque conociendo a su padre no le
extrañaría en absoluto que fuera una afirmación cierta.
-Entonces mejor que
espere sentado, eso no ocurrirá. -Decidió ser directa en su
respuesta sin importarle que estuviera en presencia de la hija. Era
algo en lo que no iba a caer.
-¿Ni siquiera viendo
todo este lujo? -Insistió Jessica, curiosa.
-Ni siquiera con eso. No
estoy interesada en tener algo con tu padre, no soy ese tipo de mujer
que intenta seducir a tipos ricos que en realidad no les gustan para
llevar una buena vida. -Explicó, siendo sincera en sus palabras. No
le gustaba la idea de tener que estar con ese hombre ni por todo el
dinero del mundo.
-¿Y tampoco a sus hijas?
Yuri miró a la chica que
tan descaradamente le había hecho esa pregunta como si no creyera lo
que había escuchado ¿Qué buscaba exactamente con eso? ¿Era algún
tipo de proposición indecente?
-Bueno... eso podría
planteármelo. -Quiso ver por donde iban las cosas con esa respuesta,
porque si realmente le estaba proponiendo tener algo, puede que no se
negara. No sería la primera vez que tenía algo con una mujer y
Jessica se veía una chica interesante, además de atractiva.
En los labios de Jessica
apareció una pícara sonrisa al no escuchar una negativa. Sin decir
una sola palabra, puso ambas manos en el borde de la piscina y se
impulsó hacia arriba para salir del agua y sentarse junto a su nuevo
objetivo. En todo momento sintió la mirada de Yuri sobre su empapado
cuerpo, llegando incluso a sentirse deseada por ella. Esperaba no
equivocarse porque realmente había logrado captar toda su atención.
Pero no se quedó allí,
sino que se levantó y buscó la toalla que había llevado con ella
para envolverla en su cuerpo, escondiéndolo ¿Quería ver más?
Tendría que superar un pequeño reto.
-Seré clara, me has
gustado. -No tenía por qué ocultarlo. Con una mano apartó de forma
delicada un mechón húmedo pegado a su rostro-. Si te interesa
conocerme mejor tienes hasta que amanezca para encontrar mi
habitación. Si no lo haces, entenderé que no quieres y no volveré
a dirigirte la palabra. Esas son mis reglas.
Yuri sonrió de inmediato
con aquel juego. Esa chica era incluso mejor de lo que había
pensado.
-Te encontraré.
-Aseguró, clavando la mirada en ella con seguridad.
-Ya lo veremos. -Y con
una sonrisa, Jessica desapareció por la puerta a la espera de un
nuevo encuentro, anticipándolo. Solo esperaba no acabar siendo
decepcionada.
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