Título: Lost in the city
Pareja: SeungSorn (SeungHee + Sorn) [CLC]
Tipo: Yuri
Género: Romance | Fluff
Clasificación: G/PG
Advertencias: Ninguna
Sinopsis: Sorn por fin ha podido entrar en la Universidad Nacional de Seúl. Pero se le presenta un grave problema, y es que es la primera vez que va a la ciudad, no conoce nada y es su primer día de clases.
Nota: No tenemos nada en el blog de CLC, así que con este Oneshot lo inauguramos. (?) La idea me surgió de una chica de clase que lo comentó, que esto le sucedió más o menos a ella -no es todo similar a la realidad, la mayoría es inventado por mi-. Y pensé que podría servir para una historia así bonita y entretenida.
Era mi primer día en la Universidad, el primero que pisaba aquella ciudad y tenía un lío mental de campeonato. El campus me pillaba bastante lejos desde donde tenía mi pequeño piso compartido con varias chicas más.
Recién llegué hacía un día, apenas había tenido tiempo para salir y ver el campus o los alrededores de donde vivía ahora. Tan solo pude organizar mis cosas y ponerme al día con las cosas del piso con mis compañeras.
Busqué en mi móvil qué línea de autobús debía coger para llegar a la Universidad a buena hora, por lo que un cuarto de hora antes de que el autobús que debía pasar, estuviera yo allí, esperando mientras reorganizaba mis cosas.
La gente en aquella ciudad era muy distante y fría, pero me miraban como si fuera un bicho raro. No era coreana, pero tampoco era para eso. Bueno, voy a centrarme. Tenía que llegar a la Universidad y lo primero que debía hacer era encontrar mis clases.
El vehículo público llegó, dejé pasar al resto de gente que iba con las mismas intenciones que yo y me subí la última. Saludé al conductor y pagué mi billete. En seguida me fui adentrando por el autobús a empujones de lo abarrotado que iba. Qué agobio.
Al final acabé en un rinconcito del vehículo, con mis cosas apretadas sobre mi pecho. Me iba a costar saber donde debía bajarme, tendría que ir atenta. Lo único que mis compañeras me habían dicho era que cuando viera una gran torre con un reloj en su cima, era donde debía bajar.
No estaba muy segura de lo que estaba haciendo, me encontraba bastante intranquila en ese momento, rodeada de gente tan extraña para mí y en un lugar que no conocía de nada. Pero debía confiar en mí un poco más. Seguro que conseguía llegar bien hasta la Universidad sin problema alguno.
Respiré profundamente, dejando que el aire saliera por mis labios muy lentamente. Tenía que tomarme todo esto con más filosofía y dejarme llevar. De tal manera que acabé relajándome más de la cuenta.
La gente bajaba y subía al vehículo público y yo seguía allí, buscando con la mirada la torre con el reloj, pero no veía nada. Aquello se había ido quedando vacío y pude sentarme, encogida y asustada ¿cuánto tiempo llevaba allí metida? Consulté la hora y casi me daba algo. Más de media hora y aún no había llegado. ¿Me habría equivocado de línea?
En seguida me asusté. Algo no me cuadraba. Atemorizaba, me levanté agarrando mis cosas con fuerza. Caminaba por el autobús dando tumbos, procurando no caerme mientras estaba en movimiento, hasta alcanzar la cabina del conductor.
-Perdone… -dije con voz ahogada, intentando llamar su atención. Pero estaba tan concentrado que tuve que subir el tono de voz-. Disculpe.
-Oh, señorita ¿ocurre algo? -ni siquiera me miró cuando fue consciente que estaba allí.
-¿Cuánto queda para llegar para el campus de la Universidad Nacional de Seúl? -pregunté de lo más tranquila, sin embargo su mirada me desconcertó. Me miró como si fuera una loca.
-Señorita, esta línea no va en esa dirección. Se ha equivocado de sentido -sus palabras me sentaron como si una loseta de piedra me cayera encima, como si ahora se me hubiera caído todo al suelo, o más bajo.
-¿Qué…? ¿Pero a dónde vamos ahora? -me estaba entrando una sofocante calor en el cuerpo. Me agobiaba por momentos.
-Estamos muy lejos de ese lugar. Lo mejor será que bajes en la siguiente parada y cojas un taxi.
No respondí. El mundo había desaparecido a mí alrededor. Todo me daba vueltas y necesitaba salir de allí y situarme. Me comenzaba a faltar la respiración, y tan siquiera llegaba a ser consciente de lo que me rodeaba.
En cuanto el autobús se detuvo, fui la primera en bajarme y alejarme lo que pude. Tenía que relajarme y averiguar dónde maldición estaba ahora, como podía volver para llegar hasta la Universidad si ya no era demasiado tarde.
Cuando el autobús desapareció de mi vista, las ganas de llorar me ahogaban. Los ojos me escocían, obligándome a parpadear varias veces para evitar que las lágrimas salieran. No podía permitirme llorar en ese momento y que me diese un bajón.
Miraba a un lado y a otro, la gente pasaba a mi lado pero mi sensación era de estar sola en una ciudad desconocida para mí, en una zona que ni siquiera sabía cuál era y para colmo, no sabía qué hacer conmigo misma. Me había perdido el primer día de clases en la Universidad. No creo que eso fuera un buen comienzo.
Me arrinconé sola, asustada y bloqueada mentalmente. Me agaché, encogiéndome sobre mí misma, rodeando mis rodillas con los brazos. Debía pensar que haría a continuación, como volvería a casa o como iba hasta la Universidad. La hora de empezar no tardaría en llegar y yo estaría pérdida en una de las interminables calles de Seúl ¿Por qué me tenía que suceder esto a mí el primer día y sin tener nadie en quien me pudiera apoyar o que me pudiera ayudar?
-Perdona ¿te encuentras bien?
La persona que se había dirigido a mí, me asustó. Tanto que caí al suelo, mirando a la chica que me habló como si fuera a robarme o a hacerme algo peor.
-Lo siento, no quería asustarte -la chica enseguida me tendió su mano para ayudarme a que me pusiera en pie.
Decidí tomar su ayuda, incorporándome. Sacudí mi ropa todo lo que se me pegó del suelo. Lo que me faltaba era ensuciarme también además por añadido.
-Gracias. Lo siento, estaba distraída -hice una leve inclinación, avergonzada por parecer tan tonta ante aquella chica.
-Eso me parecía a mí. Pero te veía muy tristona ¿ha pasado algo o te preocupa algo? Siento si te parezco entrometida, pero es que me pareces muy perdida -la chica de verdad estaba afligida por mi situación y eso que no me conocía de nada. No sabía qué pensar o qué decirle, estaba abrumada.
-N-no es nada, es solo que… uhm… soy una recién llegada a la ciudad… y ya me he perdido… -me avergonzaba de mí misma cuando me escuché decir lo que me sucedió en realidad ¿cómo podía ser tan patética a veces?
-¿Y hacia donde te dirigías? -ella me sonrió, pero seguro que se estaba riendo interiormente de lo torpe que era.
-Hacia el campus de la Universidad Nacional de Seúl… -agaché la cabeza. Me sentía como la persona más patética que habitaba en la Tierra. Lo mío debía tratarse de una maldición o algo, porque no me parecía normal.
-Creo que te pilla muy lejos de aquí. Estoy segura que has cogido el autobús en dirección contraria -a pesar de mi torpeza, la chica me dedicó una amable sonrisa.
-¿C-cómo lo sabes?
-Suele pasar con los que vienen de nuevas, pero no te preocupes, yo te ayudaré.
-¿Y cómo me puedes ayudar? Yo no quiero molestar a nadie… -no podía evitar mirarla, curiosa por su espíritu de compañerismo que no había visto en nadie antes con un extraño del que no sabía nada.
-Te llevaré en coche hasta el campus…
-¡No, no! -no dejé que siguiera al ver que iba con intenciones de hacer algo por mí cuando no tenía por qué hacerlo-. No quiero que me lleves y pierdas tu tiempo, tú tendrás otras cosas que hacer y no quiero molestar. No, no.
La chica comenzó a reír a carcajadas ¿por qué? Que yo supiera no había dicho nada chistoso ¿o es que me estaba tomando el pelo de mala manera?
-No voy a perder el tiempo. Yo voy también para allá, es mi primer año e iba en busca de mi auto para ir. Te puedo llevar conmigo sin ningún problema.
-Ah… Pero ¿por qué me ayudas?
-No lo sé. Te veo tan mona y perdida que me sale solo querer ayudarte. Me llamo Seunghee ¿cuál es tu nombre?
-Es complicado… Pero llámame Sorn…
-¡Encantada Sorn! ¿Me acompañas en busca de mi coche? -Seunghee me tendió una mano, como si quisiera que se la cogiera. Vacile por un momento ¿debía desconfiar de tanta amabilidad de una extraña o aceptaba? Viendo la situación en la que me encontraba, tal vez no tendría más remedio que hacerlo.
Le cogí la mano y lo primero que sentí fue su tacto cálido y suave. Me transmitió con ese leve contacto una sensación de tranquilidad y confortabilidad. Era singular que sintiera algo similar con una persona a la que acababa de conocer, pero le hice caso omiso y la seguía hasta su vehículo privado.
Me acomodé en el asiento del copiloto, ansiosa y exaltada, no podía dejar de mover mis manos, de jugar con ellas y de lo que llevaba en las manos.
-Tranquilízate, no voy a raptarte ni nada parecido -Seunghee sonaba muy convincente cuando se sentó a mi lado, cogiendo el volante con ambas manos. La sonrisa no había desaparecido de su rostro en ningún momento.
Ella puso la música de la radio, para que no resultase el ambiente tan incómodo como lo era para mí ya que a Seunghee la veía de lo más relajada y tranquila con una desconocida en su coche.
Aproveché que estaba concentrada conduciendo para obsérvala mejor. Tenía un rostro fino y era muy bonita. Vestía una blusa y unos pantalones vaqueros. Simple pero arreglada. Su cabello caía sobre su espalda, largo.
-Imagino que es tu casi tu primer día en Seúl ¿no?
-Sí… Llegué ayer pero no tuve tiempo para situarme mucho a la ciudad.
-Entiendo, en normal que suceda eso. Pero no te preocupes, ya verás cómo mañana irá todo bien -asentí con la cabeza ante sus palabras. Ojalá fuera así-. Oye, si vuelves a tener un problema así o no sabes llegar a algún lugar, puedes preguntarme a mí. Sé cómo se puede sentir una al ser nueva en un sitio totalmente desconocido, sé lo perdida que te sentirás. Así que a ver si me acuerdo y antes de que te vayas te doy mi número de teléfono.
-Aún sigo sin entender porque me ayudas tanto si no me conoces de nada.
-Esta mañana he leído en mi horóscopo que debo ayudar a la gente todo lo que pueda y me pareces buena niña ¿por qué no te voy a ayudar? -apartó la mirada de la carretera para dedicarme una nueva sonrisa, que era muy bonita, por cierto.
-Es solo que me extraña. La gente normalmente no suele hacer cosas así de donde yo vengo. Y tampoco he visto por aquí gente dispuesta a hacerlo.
-No le des más vueltas, hay gente de todo tipo repartida por todo el mundo. Puedes toparte con gente buena o con mala. Yo te puedo asegurar que soy de la buena, de todo corazón -lo cierto es que la creía. No podía ver ni un ápice de maldad en su mirada y en parte eso ayudaba a que estuviera más cómoda en su presencia.
Seunghee conducía serena. Como si se conociera todas esas calles al dedillo, cada semáforo, cada cruce. Estaba fascinada con el control que tenía al volante, era muy diestra con ello.
Tan ensimismada estaba con ello, que el tiempo que transcurrió hasta llegar al campus universitario se me pasó en un abrir y cerrar de ojos. Seunghee aparcó el coche entre otros muchos cuando entró al parking.
-Ya hemos llegado ¿vas con buen tiempo?
Su pregunta hizo que me acordase que comenzaba las clases en nada. Miré la hora. Me faltaban unos diez minutos y aún tenía que buscar donde estaba el aula de mi primera clase.
-Solo tengo diez minutos para encontrar mi aula -suspiré. No había empezado con buen pie el primer día ni por asomo. No quería ni saber cómo lo acabaría.
-No te preocupes, te llevaré hasta la puerta de donde sea, si yo no entro hasta dentro de media hora. Pero lo haré solo si a cambio me das tu número de teléfono -Seunghee le tendió desbloqueado su teléfono para que pusiera mi número.
Vacilé por unos segundos. No estaba del todo segura, pero tuve que ser justa. Me había ayudado trayéndome hasta el campus y ahora pretendía hacerlo de nuevo para llevarme hasta el aula. No podía decirle que no, o si no, me perdería por allí y llegaría tarde.
Cogí el móvil y marqué mi número para acto seguido, tendérselo a ella de nuevo.
-¡Perfecto! ¡Vamos que te llevo! ¿Sabes cuál es? -Seunghee era tan alegre que había conseguido contagiarme esa alegría. Ahora me sentía mucho mejor a pesar del mal rato que había pasado.
Le indiqué que aula me tocaba y ella me llevó con una sonrisa siempre posada en el rostro. Me hablaba de por dónde íbamos, de donde estaban los baños, la cafetería, los seminarios y demás sitios que me pudieran ser de utilidad.
Al final, Seunghee consiguió que accediera a ir después de las clases a tomar algo con ella. Yo había accedido sin ningún problema. Tenía la sensación, de que había conseguido una buena amiga y eso me hacía feliz. Ese día no había sido todo malo.
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