Pareja: WheeByul (Moonbyul + Wheein) [MAMAMOO]
Tipo: Yuri
Géneros: Romance | Fluff
Clasificación: G/PG
Descripción: Una serie de desafortunados incidentes hace que Wheein conozca a alguien que seguro será muy importante dentro de su vida.
Advertencias: Ninguna.
Notas: Este es otro de los oneshot que han salido de las encuestas. Espero que os guste y animaos a responder vosotros a esas preguntas, ya veis que hacemos caso a lo que nos mandáis ^^
•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•
Su jefa había insistido en que se quedara unos minutillos más tras el trabajo ayudándola con unas cosas en la pequeña y humilde tienda en la que trabajaba. Pero esos minutillos habían acabado convirtiéndose en una hora y media.
Wheein no vivía precisamente cerca de la tienda y no tenía coche, más que nada porque no disponía de dinero para comprase uno y encima, los buses desde su pueblo a donde estaba la tienda pasaban muy de vez en cuando ¿Lo peor de todo? Pronto pasaría el último y como no se diera prisa lo iba a perder.
Trató de despedirse de la mujer unas cuatro veces, pero siempre la volvía a enganchar de nuevo para explicarle algo o contarle alguna cosa. Wheein no tenía más remedio que poner buena cara, por supuesto. Su jefa era un poco especial y no muy considerada con ella, algo con lo que tenía que vivir sí o sí si quería seguir manteniendo su nivel de vida.
No fue sino hasta dos horas después de cerrar cuando fue liberada de la incansable mujer. Salió de la tienda y caminó apresurada calle abajo hasta la parada donde debía coger el autobús que la llevaría a casa.
Sus pasos se aceleraban conforme los minutos pasaban, sin prestarle atención a nada más que al pensamiento de llegar a tiempo.
Lo vio a lo lejos. Allí estaba, aparcado en la parada a la espera de que los últimos pasajeros subieran. No tenía más remedio que echar a correr.
Cuando llegó a la carretera que debía cruzar para llegar a la parada, iba tan concentrada en el autobús que ni siquiera se dio cuenta de que el semáforo estaba apunto de cambiar de color y pasar del verde al rojo.
Aquello le costó un buen susto. Cuando fue consciente ya estaba encogida sobre sí misma en un acto reflejo, frente a un vehículo que si no llega a ser porque frenó a tiempo, se la habría llevado por delante.
El corazón le iba a mil y estaba paralizada. Al escuchar los pitidos de los coches y el frenazo ya se había temido lo peor y para colmo, su cuerpo había sido totalmente incapaz de reaccionar ante una situación tan peligrosa, fallándole por completo.
Por fin logró reaccionar y apartó los brazos lentamente, asustada. Al mirar a su alrededor se fijó en que mucha gente se había quedado mirándola al escuchar el sonido de la que podría haber sido su muerte. Algunos la miraban con cara de alivio, no siendo ella la única que se había asustado. A nadie le gustaba presenciar ese tipo de cosas.
Alguien salió con prisas del coche que estuvo a nada de atropellarle. Era una chica joven, de cabello claro y delgada que vestía informal pero bastante mona. Por un instante su imagen captó la atención de la casi victima del accidente.
-¿¡Estás bien!? Lo siento muchísimo, de verdad. -Exclamó feliz al ver que no había sufrido absolutamente ningún daño, pero al mismo tiempo visiblemente nerviosa y preocupada.
Se acercó a Wheein y la examinó con la mirada rápidamente, comprobando de nuevo que había salido ilesa de aquel horrible susto.
-Sí... Eso creo. -Murmuró, confirmando que estaba más o menos bien.
En el fondo sentía que era ella la que le debía una disculpa a la chica. Ella fue la inconsciente que había cruzado corriendo sin prestarle atención a los semáforos, todo por alcanzar el autobús ¡Oh, el autobús! Cuando volvió la mirada a la parada de este, ya había desaparecido.
La joven, ya un poco más calmada, se dio cuenta de la mirada que lanzó Wheein en aquella dirección e intuyó lo que había ocurrido. Entonces se le ocurrió una brillante idea para compensarle el haber estado apunto de atropellarla.
-¿Te llevo a alguna parte?
Aquella pregunta pilló totalmente por sorpresa a la más joven, que vio como los vehículos a su alrededor ya empezaban a quejarse por el atasco que estaban formando y que por ello debía reaccionar rápido.
-Sí, vale. -Respondió, casi sin pensar. Además, era lo mejor que podía hacer en esa situación.
Se montó sin darle más vueltas al asunto en el coche de aquella desconocida, en el asiento del copiloto. Tan pronto como lo hizo y la conductora volvió a su lugar, también regresó la normalidad en la carretera.
Al principio no sabía qué decirle. Le miraba de reojo sin tener muy claro qué era lo que debía hacer en esa situación. Aún sentía el miedo recorrerle el cuerpo ¡Había estado apunto de morir! No lo creía. Ahora le parecía todo muy surrealista.
-Muchas gracias... -Agradeció finalmente, tras unos eternos minutos de silencio en los que lo único que había hecho era decirle donde tenía que llevarle.
-Es lo menos que podía hacer ¿no crees? -La chica le mostró una cálida sonrisa llena de simpatía. Quería que se sintiera cómoda con ella de camino a su casa-. Por cierto, me llamo Byulyi ¿y tú?
-Wheein -se presentó, tímida-. Encantada de conocerte.
-Igualmente.
-Lo siento... por pasar así, ya sabes. Ha sido mi culpa. -Se sentía tremendamente avergonzada por aquello. Podría haber ocurrido una verdadera desgracia, ya no solo por ella misma. Byulyi tendría que haber cargado con la culpa de lo ocurrido durante seguro que el resto de su vida.
-Bueno... tus motivos tendrías. Estoy segura de que alguien en su sano juicio no cruzaría de esa forma porque sí. -Le explicó. Y en parte, tenía razón.
Había tenido suerte en dar con ella, sino no habría tenido ni la más mínima idea de como volver a su casa. Además, se le veía una persona comprensiva y en eso también había tenido mucha suerte. Si hubiera sido otro tipo de persona aún estaría allí escuchando malas palabras por cruzarse de esa forma.
Pasados unos minutos ya estaban llegando al pueblo donde vivía la más joven. La mayoría del recorrido había sido en silencio, pero no le había resultado incómodo. Al contrario, la compañía de aquella chica estaba siendo agradable.
-Puedes dejarme ya por aquí si quieres, no es necesario que me lleves hasta la puerta de casa. -Le aclaró, sabiéndole un poco mal que encima fuera tan buena con ella.
-No me importa. Ya que estoy aquí, te dejo en casa. Ve guiándome ¿vale? -Byulyi giró la cabeza hacia ella durante apenas unos segundos solo para dedicarle una pequeña y amigable sonrisa.
Wheein no tuvo más remedio que asentir ante la insistencia de su compañera de viaje. Bueno, tampoco iba a quejarse por aquello e insistir para que la dejara allí mismo.
Dio las indicaciones que Byulyi le pidió hasta estar frente al portal del edificio donde se encontraba su casa. Justo antes de despedirse y bajar del vehículo, tuvo una idea. Quería agradecerle la consideración que había tenido con ella.
-¿Te gustaría quedarte a cenar? -Preguntó, quizás demasiado directa. Puede que la otra fuera a creer que se trataba de una cita y saliera espantada. De repente, sus mejillas se encendieron pensando en la confusión que sus palabras podrían crear.
-¡Claro! Estaría muy bien eso. -Exclamó la mayor de inmediato, casi sin pensarlo y dejando a Wheein un poco sorprendida por la reacción.
Aparcó el coche y ambas subieron hasta el apartamento donde Wheein vivía desde hacía ya un tiempo. No era gran cosa, pero era suficiente para ella sola. No necesitaba más.
Se sentía un poco extraña al invitar a una desconocida a cenar en su casa así como así, pero no veía otra forma de agradecerle el gran favor que le había hecho. Entraron a la casa y tras hablar un poco sobre la decoración de esta, ambas se dirigieron a la cocina.
Lo cierto es que no tenía ni idea de qué preparar ahora. Había sido todo tan imprevisto... Incluso su propuesta no había estado planificada.
Mientras charlaban y se conocían un poco más, Wheein se acercó a la nevera y la abrió con la intención de buscar algo que poder comer y gustara a las dos. Byulyi, al ver la cara dudosa de la chica, se acercó a ella y a la nevera para ver si podía ayudar en algo.
-Quizás deberíamos dejar la cena para otro día, cuando hayas comprado. -Medio bromeó Byulyi al ver que la nevera no estaba pasando por su mejor momento y que la chica se empezaba a ver agobiada.
-No, no. No hace falta. Seguro que se me ocurre algo. -Wheein buscaba salvar la situación, pero era difícil. No había podido ir a comprar y tenía lo justo.
-Pidamos que nos traigan una pizza. -Sugirió Byulyi desde atrás.
Al final Wheein aceptó, sintiéndose un poco mal al no poder ofrecerle nada bueno ¿Por qué estaba siendo un día tan desastroso? El salir más tarde del trabajo, casi ser atropellada, perder el bus y ahora eso... Definitivamente no era su mejor día. Al menos le dejó pagar la cena.
Trataron de pedir algo que gustara a las dos, descubriendo que en eso tenían un gusto muy similar. Mientras esperaban a que el repartidor llegara con su cena estuvieron charlando en el salón y conociéndose un poco mejor.
Aún se sentía extraña al estar viviendo aquella situación con una persona prácticamente desconocida y que para colmo había estado apunto de hacerle mucho daño, y eso solo en el mejor de los casos. Pero no estaba mal con ella. Cuanto más sabía de su vida más interesante le parecía y más ganas tenía de conocerla.
Cenaron con tranquilidad, sin prisas y charlando animadamente de sus cosas. Estaba sorprendemente cómoda con ella allí y no le apetecía nada que se fuera.
Entonces un pensamiento pasó por su cabeza ¿volverían a verse después de aquel extraño encuentro? Esperaba que así fuera, Byulyi le había caído realmente bien y tenía algo que le hacía sentirse bien a su lado. Además, era bastante divertida y la animaba a sacar su propio lado loco. Lo pasaban bien.
-Se está haciendo tarde y creo que debería irme. Mañana trabajo. -Comentó la mayor al darse cuenta de la hora que era.
-Sí, yo también… -Había llegado el momento de la despedida ¿se atrevería a pedirle su número para poder localizarla tras aquello?
La acompañó hasta la puerta de su casa, sintiéndose verdaderamente avergonzada ¿Qué pensaría? Además, Byulyi tampoco había comentado nada de volver a verse… quizás pensaba en ello como algo puntual.
Al final no se atrevió y sabía perfectamente que el arrepentimiento por ello no tardaría en hacerse presente. Pero si Byulyi no había parecido interesarse ¿por qué tendría que hacerlo ella? Ya le había invitado a cenar en su casa, no quería que se pensara algo raro si encima también era ella quien le pedía su número de teléfono.
Trató de no pensar más en ella en todo lo que quedaba de noche hasta lograr dormirse. Después de todo, no tenía importancia ¿no? Byulyi le había llevado a casa y ella le había invitado a cenar, ya estaban en paz la una con la otra.
***
Ni siquiera se había molestado en contarle a su jefa lo ocurrido al salir del trabajo ¿para qué? Ya sabía que le iba a dar igual que casi se hubiera quedado sin empleada por su culpa. Por no ser un poco más considerada con sus horarios.
Faltaban apenas unos minutos para cerrar la tienda y estaba reponiendo algunos de los productos que se habían agotado o de los que ya quedaba poco. A esas horas ya no solían entrar casi clientes ¿Y para qué estar perdiendo el tiempo tras el mostrador sin hacer nada cuando podía adelantar mientras tanto con lo otro?
Qué ganas tenía de irse a casa a descansar. Al menos le consolaba saber que ese día no iba a tener que hacer horas extra que le hicieran perder el último autobús a casa.
Estaba subida sobre una escalerita que tenían en la tienda para no tener problema a la hora de llegar a los estantes más altos. Sobre todo ella, quien no era precisamente una persona alta.
Estando totalmente concentrada, se asustó al sentir como alguien tocaba su cintura, haciéndola estar a punto de caer de la escalera del susto. Sin embargo, aquellas mismas manos que casi le hicieron caer fueron las mismas que la sostuvieron con fuerza para evitarlo.
-¿Vas a estar a punto de morir cada vez que nos veamos? Porque entonces no volveré por el bien de tu propia seguridad, te lo advierto. -Dijo tras ella una voz que reconoció demasiado bien.
-¡Me has asustado! Avisa de que has entrado o algo. -Se quejó antes de asimilar que realmente estaba allí y sorprenderse a la vez que avergonzarse-. ¿Qué haces aquí?
-Me dijiste donde trabajabas ¿recuerdas? -Byulyi se alejó un poco de ella, dándole un poco de espacio para que bajara de las escaleras-. Es viernes, así que me preguntaba si querrías volver a perder el bus al ir a tomar algo conmigo.
Wheein no lograba terminar de creerlo. Había aparecido allí de la nada, en su puesto de trabajo para pedirle que se fuera con ella.
-Creí que no te interesaba volver a verme, como no dijiste nada sobre eso… -Le explicó, mirándola con curiosidad ¿qué tendría exactamente en mente aquella mujer?
-Me gusta sorprender. -Se encogió de hombros con una radiante sonrisa en los labios. Wheein no pudo evitar sonreír junto a ella.
¿Qué podía hacer ante aquello? Era inevitable decirle que sí, lo estaba deseando y había esperado a volver a hablar con ella desde que la vio salir de su casa. No podía desaprovechar una oportunidad así.
Al final lo hizo, por supuesto. Intuía que aquel era el comienzo de algo realmente interesante y duradero. Y esperaba no equivocarse porque aquella chica realmente tenía algo especial.
Awwww dulzuras ♥
ResponderEliminar¡Gracias por un fic todo tierno de esta parejita!
Me alegra que te haya gustado. Gracias a ti por el comentario ^^
EliminarAwwwww que hermosos!!!♥️ Los dioses al fin me escucharon jeje
ResponderEliminarGracias por hacer este one shot, lo amé♥️
Gracias a ti, se agradece mucho cuando nos dejáis estos comentarios tan bonitos ^^ ♥
Eliminar