Título: Be mine
Pareja: Fairy (Taeyeon + Taeyeon) [Girls Generation]
Tipo: Yuri
Género: AU | Fluff
Clasificación: G/PG
Advertencias: Ninguna
Sinopsis: Si quieres a alguien no importa lo lejos que estéis y el tiempo que paséis sin veros. Al final siempre os volveréis a reunir. Y, si no me crees, ven y descubre que no existen fronteras para el amor.
Nota: Me he inspirado un poco en mi hermana, y en la relación que tenemos. A las dos nos encantó “I” de Teayeon y la historia que cuenta… Así que espero que os guste.
- Te echo de menos.
Siempre pensó que podría soportar
la ausencia de Taeyeon pero, cuando le oyó decir con una temblorosa voz aquella
frase, toda su fuerza y determinación se
vinieron abajo. Quiso responderle con palabras alentadoras e infundirle ánimo,
pero no fue capaz. Su hada le había dicho que la extrañaba mientras sollozaba
al otro lado de la línea, rompiéndole el corazón. Si Taeyeon era su hada, su
hermana pequeña, su mundo entero.
- Yo también. - respondió.
Siempre había intentado no decirle
que la extrañaba o que deseaba que volviera con tal de hacerle su estancia en
Nueva Zelanda fuera más soportable. Pero ahora todo eso ya no importaba.
Taeyeon la necesitaba, y ella iba a ir a
dónde fuese necesario para estar a su lado.
- Voy a ir a Auckand.
- No, no hace falta. - se apresuró
a decir la menor -. Ya nos veremos cuando vuelva a Corea.
- Quiero ir Tae. - rebatió la otra
-. En dos días estaré allí.
No le fue difícil organizarlo todo,
solo tenía que preparar la maleta y reservar un vuelo con transbordo en Sidney.
Así que se preguntó el porqué de no haberlo hecho antes. La estancia allí sería en el mismo hostal que
su hermana, aparentemente unos diez días. Así que tendrían todo ese tiempo para
estar juntas.
Taeyeon aún no le había confirmado
que su jefe le fuera a dar unos días libres, ella se lo había preguntado apenas
unos minutos más tarde aquel mismo día, pero no le sorprendió proviniendo de
él. Su hermana ya le había contado que el hombre tenía mal carácter, y que
muchos clientes solían marcharse de su local por culpa de eso.
Mientras que Teyeon se esforzaba
por crear un ambiente más cálido y agradable este solo le hablaba a a su
hermana a gritos. Esa era la principal razón de la llamada de hacía unos días.
Su jefe no la valoraba, y otras muchas veces no tenía en cuenta ni su opinión.
Esa también era una de las razones
de la frustración que sentía. Quería estar con su hermana, pero dudaba que ese
idiota les proporcionara tiempo a solas. Por suerte justo antes de coger el
vuelo Teayeon le llamó para aclarar los planes.
- He estado trabajando estos tres
días a jornada completa e incluso he hecho horas extras” – le dijo con entusiasmo –. Sólo me queda trabajar hoy,
así que tendré ocho días libres para estar contigo. Lo malo es que no podré ir a recogerte al
aeropuerto, saldré un poco tarde.
- No importa, me daré un paseo por
los sitios turísticos mientras tanto. – respondió la mayor –. Estaré en la playa de Bethells por la
tarde, acércate en cuanto termines.
- Vale, ¡hasta entonces!
Aquella podría ser fácilmente la
vez que más entusiasmada estaba de toda su vida. Volvería a poder tocar a su
hermana, abrazarla y sentir su calor, en lugar de admirar una fotografía con
tristeza. Por eso mismo se esforzó en convivir en aquel país extranjero,
orientarse y buscar aquella magnífica playa de la que su hermana tanto le había
hablado.
Se divirtió caminando por los
verdes pastos e incluso logró ver un rebaño de ovejas pastar junto a ella. Pero
pronto la espera pareció alargarse más de lo necesario, y se preocupó de que a
Taeyeon le hubiera pasado algo. También pensó que si no lograra llegar antes de
que el último autobús se marchara, estaría sola en aquel páramo deshabitado.
Ya estaba anocheciendo y debía
volver cruzando la playa, en busca de la parada de autobús pero no quería irse.
Sabía que Taeyeon sólo estaba a poco más de media hora en coche de ella y que
lograría llegar. Momentos antes había visto una mariposa junto a ella y creyó
ver a su hada en ella. Era una señal, sin duda.
Mientras daba un último vistazo al
atardecer que se aproximaba oyó una dulce y melódica voz que le acarició el
rostro y encendió su corazón.
- Siento la espera.
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