miércoles, 31 de agosto de 2016

(Meanie) Flores de almendro -Serial- Capitulo 4 [Final]


Nota: Hacía tanto tiempo que no escribía nada de esta pareja que prácticamente la había olvidado. Creo que ya es más que hora de retomar el trabajo empezado, y acabarlo de una buena vez. Espero que este capítulo os guste, gracias por pasaros a leer.


En realidad sentía que se derrumbaba a cada paso que daba, ni siquiera se sentía con fuerzas de ir al hogar del mayor. Por un momento quiso volver a su casa, acostarse y a la mañana siguiente descubrir que todo solo había sido un mal sueño.

No quería pensar que no conocía a su amigo, no quería dudar de él ni tampoco sentir aquel intenso dolor en el pecho por su causa. Le molestaba no poder pensar claramente en aquel momento, ya ni siquiera podía permanecer calmado. Sentía ganas de gritar y correr hasta caer exhausto y sin aliento.

Pero debía controlarse, ya que estaba próximo a la casa de Wonwoo y no quería mostrar lo exaltado que estaba.

- Hyung...

Al alzar la vista encontró al mayor también caminando por el borde del camino que unía ambas casas.

- Oh, Mingyu. - Wonwoo también se detuvo, sorprendido -. Iba a ver si ya habías llegado.

- Ah...- respondió el otro casi con un tono indiferente -... Bueno, yo iba a avisarte de que he vuelto.

Por un momento el mayor pareció extrañarse por aquella fría contestación, pero rápidamente volvió a sonreír y a mostrarse tranquilo.

- Qué bien que no te pasara nada, - dijo con expresión aliviada - estaba un poco preocupado.

El más alto contempló a su amigo durante un instante sin ninguna expresión en el rostro, examinándolo con recelo por primera vez. De pronto se sorprendió a si mismo por desconfiar de la preocupación del mayor y hasta de su rostro tranquilo y amigable. Y se reprendió internamente por pensar así de Wonwoo.

- Mingyu, ¿te encuentras bien? - preguntó su amigo al percibir un aura fría envolviéndolos - Te noto extraño.

- Sí, – dijo - estoy bien.

Ahora lo que no sabía era qué hacer o decir. No sabía si debía abordar el tema de porque no le había dicho que era adoptado, o no, y los nervios estaban acabando con él.

- Será que tengo sueño. - añadió mientras apartaba unas piedras que habían junto a sus pies dándole unas patadas.

- ¿Seguro? Pareces más bien molesto por algo. - insistió Wonwoo -. Te conozco, y sé que algo te pasa. Sabes que puedes contarme lo que quieras, te escucharé.

En ese momento Wonwoo había llegado junto a él y le observaba con preocupación, verdadera preocupación. Podía notarlo en sus ojos y en sus gestos, el más bajo estaba inquieto pero ansioso de escuchar cualquier cosa que Mingyu quisiera contarle.

Quiso no faltar a su palabra con la abuela, pero él realmente no había prometido nada y pensó que no tenía sentido seguir ocultándolo, ¿acaso no había ido allí para aclarar sus dudas con el mayor? Era el momento de hablar seriamente con él.

- Hyung, ¿hay más cosas qué me estés ocultando? - preguntó, intentando dar a Wonwoo una oportunidad más de contarle lo que ahora ya sabía. 

- ¿Eh? - preguntó el mayor extrañado y un poco inquieto por aquella inesperada pregunta - ¿A qué te refieres?

- Creo que hay muchas cosas que no sé sobre ti... - dijo Mingyu. 

- Ah...- de pronto Wonwoo pareció aliviado por algún motivo -... Yo creo que lo sabes prácticamente todo, mis películas y libros favoritos, pasatiempos... Incluso has visto mi cajón de la ropa interior.

Mingyu quiso reírse por aquel comentario, pero no tenía fuerzas para ello. Le había dado una oportunidad para contarle todo antes de descubrir que sabía que le había estado engañando durante ese tiempo, pero el mayor no parecía querer aprovecharla.

- ¿Entonces no hay nada más que deba saber? - insistió en el último segundo, no queriendo ser quien empezara a hablar de su orfandad - ¿Algo importante?

- No, nada.

Fue en ese instante en el que Mingyu no pudo aguantar más y esconder su enfado. Su semblante se oscureció y sus ojos, que hasta el momento siempre se habían mantenido cálidos cuando observaban al mayor, se tornaron fríos y oscuros.

- Mingyu... - susurró Wonwoo quien había notado el cambio en su amigo, intentado comprender que le ocurría.

- Esta tarde me he encontrado con tus compañeros del colegio, esos de los que nos escondimos en la plaza. - explicó de repente el más alto mientras parecía querer atravesar al mayor con la mirada -. Por favor dime que nada de lo que me han dicho es verdad.

- ¿Eh? - musitó el más bajo sorprendido y al mismo tiempo asustado - ¿Qué te han contado? 

- Muchas cosas, - dijo casi sin fuerzas - una de ellas que eres adoptado. 

Vió al mayor bajar la cabeza y esconder sus manos en los bolsillos de los pantalones cortos que llevaba.

- Ya veo. - respondió sin alzar nuevamente la vista -. Así que ha sido eso lo que te ha supuesto un fuerte impacto, ¿no?

- Hyung... - dijo Mingyu mientras se mordía el labio.

No lo había negado, ni afirmado. En su lugar parecía más interesado en observar el suelo con el ceño fruncido, suspirando pesadamente.

- Entonces, ¿es cierto? - insistió el menor.

- Si lo que preguntas es si estuve en un orfanato hasta que llegué a este pueblo, la respuesta es sí.

Por alguna razón pareció notar a Wonwoo enojado, y eso solo le hizo enfadarse aún más. Él no tenía derecho a cabrearse ni ponerle mala cara, el mayor había sido el único que había mantenido aquello oculto.

- ¿Por qué no me lo dijiste? - preguntó, aún esperando que Wonwoo tuviera una buena escusa preparada.

- Simplemente no creo que sea algo interesante o divertido que contar. - dijo con extrema sinceridad.

- Entonces, ¿si no lo hubiera descubierto, jamás me lo habrías contado? - se atrevió a preguntar.

- Sí, nunca. - la tranquilidad con la que respondía a sus preguntas le estaba matando.

Se preguntó porque no había ni una pizca de arrepentimiento en su mirada.

- ¿Por qué? - tenia que haber una buena razón para aquellas frías respuestas - ¿Creías que sería como tus compañeros de clase? ¿Que podría burlarme de ti o molestarte?

Durante un breve instante se arrepintió de haber formulado aquella pregunta viendo los ojos del mayor brillar con tristeza.

- No. - dijo con un ápice de dolor en su expresión -. Porque es mi vida, mis cosas, ¿entiendes?


- No, no puedo. - dijo intentando que su voz no se quebrara -. Porque cuando una persona te importa de verdad, tal y como me importas tú, no puedes evitar querer saberlo todo sobre ella. Todo lo que te concierna, por mínimo que sea... Sobretodo aquello que te resulta doloroso.

Su garganta empezaba a picar, mientras podía sentir las cálidas lágrimas acumularse en sus párpados, pero se obligó a mantenerse impasible frente al mayor.

- No me contaste que unos chicos te molestaban, no me dijiste que eras adoptado. Cuando me hubiera encantado escucharlo para poder consolarte, o ayudarte. - respondió apretando los puños para no gritar -. Yo solo quería estar a tu lado.

- Mingyu...

- ¡Cállate! - exclamó enfurecido - Te podría haber perdonado que no me lo contaras, por el más mínimo motivo, pero solo lo hacías por ti, porque "es tu vida". - añadió lleno de decepción -. No te vuelvas a acercar a mí.

Tras decir aquello echó a correr dejando al mayor atrás, queriendo por primera vez alejarse de él.

Al volver a su hogar ni siquiera pasó por el salón para dar las buenas noches a sus abuelos. No podía aguantar más, sentía que tenía que encerrarse en su habitación antes de que la rabia que estaba guardando estallara.


Nada más cerrar su puerta arremetió contra su propia cama, lanzando lejos los cojines y las sabanas. Seguidamente se dirigió hacia su escritorio y vació con avidez los cajones, derramando su contenido sobre el suelo sin contemplación o cuidado. Luego le siguió la pequeña estantería sobre este, que quedó vacía de libros y de los pequeños objetos que la decoraban.

Hasta que finalmente sus ojos se posaron sobre las fotos y dibujos que colgaban de la pared. Se acercó con la respiración acelerada y empezó a quitar cada uno de ellos. Habían fotos de él y sus abuelos, él solo jugando o haciendo el tonto, y fotos de él con Wonwoo. A veces riendo, y otras muchas sonriendo como un tonto mientras miraba al mayor.

Viendo aquello pudo comprender que lo que sentía por Wonwoo no había nacido aquel verano, no había forma de que pudiera haber caído tan profundamente por su amigo en unas semanas. Aquello había empezado desde el primer momento en que posó sus ojos en él.

Se había sentido asombrado y maravillado por el mayor durante los primeros días que empezó a conocerlo, y poco a poco, empezó a enamorarse de él. Recordando la primera vez que tuvieron que despedirse y como se esforzó por no llorar, comprendió que al final de aquel primer verano ya amaba a Wonwoo. Lo había amado desde hacia cinco años.

De pronto sus ojos se posaron sobre un dibujo en especial, aquel que había estado allí observándole a través de muchos tiempo mientras crecía. Con cuidado Mingyu lo separó de la pared y lo sostuvo entre sus manos hasta que sintió las lágrimas finalmente brotar en sus ojos.

"Cinco años atrás".

- ¿Porqué te gusta tanto estar bajo el almendro? - preguntó el pequeño Mingyu.

- Por que sus flores son la cosa más bonita que he visto nunca. - respondió el mayor.

- Pero ahora es verano, no tiene flores. - reflexionó el más alto.

- Yo aún puedo verlas, solo tengo que cerrar los ojos y recordar. - dijo mientras arrancaba aquel dibujo con el que hacía unas semanas llevaba trabajando -. Ten, así tú también podrás verlas cuando quieras.

Ahora solo quería tirar al suelo aquel dibujo, al igual que había hecho con todas las cosas de su habitación, pero no pudo. En su lugar se sentó en el suelo, mientras aún lo sostenía, y mordió su labio intentando no derramar ninguna lágrima más.

¿Por qué tenía que haberse enamorado de Wonwoo? ¿Porque ahora todo lo relacionado con él tenía que trastocarle tanto? Pensó que si solo fueran amigos no le importaría que el mayor le guardara secretos, o no confiara en él.

Aquella noche durmió en el suelo junto al dibujo del almendro, sintiendo como si tuviera rocas sobre el pecho, que le impedían respirar. No le fue fácil conciliar el sueño, y se despertó con los primeros rayos del amanecer. Fue entonces cuando empezó a recoger con calma el estropicio que había montado la noche anterior.

Sin embargo no volvió a pegar el dibujo de Wonwoo a su pared, en lugar de eso lo dobló con cuidado y lo guardó en el fondo del altillo* que había sobre su armario. Incapaz de volver a verlo sin sentirse dolido, pero al mismo tiempo incapaz de desprenderse completamente de él.

Seguidamente bajó a desayunar a antes incluso que su abuela hubiera acabado de prepararlo todo, así que le ayudó un poco, cubriendo su rostro con una ligera sonrisa para ocultar su verdadero estado.

Esa mañana no pasó primero por casa de Wonwoo antes de marcharse con su abuelo, ni tampoco corrió hasta esta una vez que acabo su cometido del día. En realidad no se sentía con ánimos ni para caminar de vuelta a su habitación y esperar a la hora de la comida. Así que se quedó sentado en la cocina, mirando a través de la vieja ventana del comedor aquel triste almendro que no hacia más que recordarle a su mejor amigo. Sí, en ocasiones podía ser masoquista.

- ¿Ocurre algo? - insinuó su abuelo sentándose a su lado, en la mecedora que había apostada en una de las esquinas de la habitación.

- No, nada. - respondió Mingyu mientras suspiraba con el ceño fruncido.

- Ya veo... - dijo el anciano mientras miraba alrededor comprobando que estuvieran solos -... A si que tú y Wonwoo os habéis peleado.

- ¿Qué? - no era posible que su abuelo lo había adivinado con solo observarle - No, seguimos igual.

- Claro, puedo verlo en tus ojos. Apuesto a que después de comer irás a casa de Wonwoo a nadar un rato en su piscina, y te quedarás jugando con él hasta tarde ¿Verdad? - declaró con un toque de ironía.

Bueno, le había calado. Siempre creyó que podría aparentar estar bien, pero era obvio que lo suyo no era la actuación.

- Escucha hijo, si te contamos la otra noche que Wonwoo era adoptado era porque creímos que eso no afectaría a vuestra amistad. - explicó con calma el anciano -. Que no os separaríais.

- No hubiera afectado a nuestra amistad si me lo hubiera contado. - corrigió a su abuelo con tristeza -. Él incluso me dijo que nunca pensaba decírmelo, eso es lo que no puedo creer. Pensé que eramos buenos amigos y que confiaba en mi...

En ese momento su abuelo soltó una carcajada mientras comenzaba a balancearse de adelante hacia atrás.

- Vaya, ahora resulta que si no se le dice todo a la otra persona no se puede ser amigos. - comentó con perspicacia. 

- No, no me has entendido... - dijo Mingyu mientras observaba nuevamente el almendro.

- El que no lo entiende eres tú muchacho. - respondió entonces el hombre, deteniendo el vaivén de la mecedora con sus pies y poniéndose serio -. Si Wonwoo no te lo quería contar es decisión suya, ¿o acaso estaba obligado?¿Has pensado que puede haber una buena razón por la que el creyó conveniente no contártelo? ¿O simplemente has supuesto que lo hizo por egoísmo?

Había veces que su abuelo podía comprender al menor sin necesidad de decir una palabra, pero aquella mañana parecía irreal cómo estaba acertando con todo.

- Ese chico ha tenido que sufrir mucho, maduró antes de tiempo al encontrarse solo en la vida. - añadió con un toque de pena en su voz -. Apuesto a que incluso aún sigue sufriendo en silencio muchas cosas. Él no estaba acostumbrado a tener a alguien más, ni tener a quien contarle cómo se siente. No esperes que decida decirte que le pasa por las buenas. Pregúntale, muéstrale que te interesa escucharle y que no lo haces por cortesía.

Nunca pensó en ello, aunque tan solo había pasado un día desde que descubrió el pasado de su amigo, no había tenido tiempo para poder reflexionar.

- Ponte en su lugar y piensa en cómo actuarías tú. - añadió su abuelo volviendo a mecerse suavemente.

La verdad era que si Wonwoo había estado cuidando de si mismo hasta los diez años, era razonable que no compartiera muchas cosas con los demás, incluso quizás con sus mismos padres. Pensó en las palabras del mayor y recordó que le había dicho que "Era su vida, sus asuntos".

- Gracias abuelo. - Se alegraba de que este hubiera hablado con él, ahora podía entender un poco más a Wonwoo.

- De nada, - respondió al tiempo que se ponía en pié y se quitaba la gorra de trabajar - ahora será mejor que te duches antes de que tú abuela te encuentre aquí sentado y lleno de tierra.

Mingyu asintió y corrió al baño para lavarse. Ahora el peso que se había apostado en su pecho parecía haberse aligerado. Gracias a su abuelo había visto que se había comportado como un idiota con su amigo, y que había hablado sin saber como se sentiría el mayor realmente.

Aquella noche se suponía que los Kim y los Lee irían juntos a ver una película en la plaza del pueblo. Un evento organizado por el alcalde desde hacia tres años en el que los vecinos se reunían para disfrutar de una proyección gratuita y al aire libre.

Hasta entonces tenía tiempo de pensar y meditar como volver a hablar con el mayor. Él se disculparía y hablaría largamente con Wonwoo para aclarar el tema y hacer las paces. Pero al caer la noche solo dos miembros de la familia Lee se presentaron frente a la casa de los abuelos de Mingyu.

- ¿Wonwoo no vendrá? - preguntó la abuela Kim con notable sorpresa.

- No, dijo que no le apetecía ir. - respondió la madre del muchacho -. Parece que no se encuentra bien, hoy no ha comido mucho y se ha quedado casi todo el día en su habitación.

- Vaya, pues es una pena, había preparado granizados para todos. - comentó la anciana -. Espero que se mejore pronto y vayamos todos juntos la próxima semana.

De pronto Mingyu sintió la mirada de su abuelo dirigida hacia él, y un pequeño sentimiento de culpa se posó en su estómago. No sabía a ciencia cierta si aquello era culpa suya, pero incluso si no fuera así se dió cuenta de que le gustaría visitar al mayor y comprobar si se encontraba bien.

- Yo... ¿Puedo quedarme con Wonwoo? - preguntó una vez que la preocupación que sentía por el mayor consiguió salir a la superficie.

Los mayores se miraron unos instantes, cuestionándose si era una buena idea que se quedaran los dos solos hasta poco más de medianoche.

- No tienes porqué, él solo está un poco cansado. Si fuera algo serio no lo dejaríamos solo en casa. - dijo el señor Lee, agradecido por la buena intención del menor.

- Pero... - dijo sin saber que más alegar.

En realidad también quería hablar con él, y arreglar la mala situación en la que se encontraban. Creía que aquella noche se reunirían con sus familias y que tendría una oportunidad para aclararlo todo, ya que no quería pasar otra noche sufriendo por lo distantes que se habían vuelto.

- Si de verdad quieres hacerle compañía ve, apuesto a que le animará tenerte cerca Mingyu. - esta vez fue su abuelo el que intervino a su favor - ¿No te molestará que mi nieto vaya a ver como está tu hijo, no Lee?

- N-no, para nada. - respondió con sorpresa el hombre -. Bueno, puedes llamar al timbre para que te abra, sino Wonwoo no te oirá desde su habitación.

- Vale, gracias - respondió Mingyu mientras se ponía en marcha rápidamente, corriendo hacia el hogar de su amigo.

Podía notar que aquella sería una noche fuera de lo común, y esperaba que ambos abrieran sus corazones para volver a como eran antes. O quizá llegar a ser aún más cercanos, el tiempo lo diría.


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Altillo*: armario pequeño que se hace en la parte alta de la pared o sobre otro armario.



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