sábado, 13 de agosto de 2016

(YugYeon) 누나 너 말야 (Hey, you, Noona) -One shot-


Título: 누나 너 말야 (Hey, you, Noona)

Pareja: YugYeon (YuGyeom + NaYeon), mención a JinYeon (Junior + NaYeon) (GOTWICE – GOT7 + TWICE) y a BamMin (Bam Bam + JiMin) (GOT15 – GOT7 + 15&)

Tipo: Hetero

Géneros: AU, romance, fluff, humor

Clasificación: PG–13

Descripción: YuGyeom está sumamente harto de que NaYeon lo siga viendo como un niño en vez de considerarlo como un hombre.

Notas de traducción: noona —para aquellas personas que vivan en una cueva y no lo sepan— significa hermana mayor y generalmente los chicos lo dicen a las chicas mayores a quienes son cercanos. Oppa es lo mismo, pero lo dicen las chicas a los chicos mayores.

Aclaraciones: historia basada en la canción de CROSS GENE que le da nombre al fic. De hecho, es un songfic y durante el desarrollo habrá diversas partes de la canción, aunque no estará entera porque el estribillo se repite muchas veces.

Notas: quería escribir un GOTWICE desde hacía mucho tiempo, pero no fue hasta que vi cómo NaYeon le daba de hostias a YuGyeom en un Inkigayo que no me decidí a hacerlo finalmente. Espero que os guste esta historia.

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Cuando Kim YuGyeom se levantó aquella mañana para ir al instituto no pensaba que su día fuera a ser un asco desde el mismo instante en el que puso un pie fuera de su casa. Probablemente, lo mejor que podría haber hecho, habría sido no levantarse de la cama y quedarse enredado en las mantas durante todo el día, porque de aquella forma se habría ahorrado el disgusto y el enfado por lo que vio. Justo se estaba despidiendo de su madre en la puerta de su piso, cuando vio cómo la de al lado se cerraba y en el rellano se encontraba su vecina NaYeon con un chico, cogidos de las manos. YuGyeom apenas pudo respirar durante los pocos segundos que los dos pasaron por su lado y ella los saludó, a su madre y a él, antes de comenzar a bajar las escaleras para salir a la calle. No podía creerse que el amor de su vida se le acabara de escapar de entre los dedos, como si se tratase de agua que no fuera capaz de retener.

—Gyeommie, cariño —lo llamó su madre, sacándolo de su pequeño trance—. ¿Estás bien?

—Sí, mamá —respondió—. No te preocupes —le dio un pequeño beso en la frente, aprovechando que en los últimos tiempos había crecido bastante y después le sonrió—. Volveré directamente a casa después del colegio —prometió antes de irse finalmente del lugar.

Bajó las escaleras de tres en tres para ver si de aquella forma lograba alcanzar a su noona y al idiota ese con el que parecía estar saliendo e interceptarlos antes de que se encaminaran a la universidad, que estaba justo hacia el lado contrario al que él tenía que ir para su instituto y sabía que si no lo hacía en aquel momento, no los iba a interceptar en todo el día. El chico salió hacia la calle, casi tropezándose con la espalda de la persona de la que llevaba enamorado desde que tenía memoria y tuvo que frenarse en seco para no chocarse contra ella. Incluso de espaldas, con aquel pelo castaño y largo, su figura menuda, NaYeon era preciosa.

—Buenos días, noona —saludó, poniéndose a su lado. Ella se giró y le dedicó una sonrisa cariñosa que hizo a su corazón latir antes de alzar su mano hacia su cabeza y revolverle el pelo. No había perdido la costumbre a pesar de que él era demasiado alto y tenía que esforzarse para poder llegar hasta su pelo.

—Buenos días, Gyeommie —contestó—. ¿Te vas ya al instituto?

—Hum —asintió—. Pero aún tengo un poco de tiempo. ¿Tú no te vas a la universidad?

—Sí, pero estoy esperando a que oppa regrese con la moto —dijo como si nada, como si fuera algo normal.

“Oppa”. Eso significaba que él era mayor. ¿Dónde y cómo lo habría conocido? ¿Sería buen tipo? ¿La querría o simplemente quería hacerle cosas malas y luego dejarla tirada solo porque era guapa? YuGyeom tuvo que mover su cabeza para dejar de pensar. Aquel tipo era un ogro. Eso seguro. Le había robado a su chica y eso era algo que no podía permitir.

—¿Cómo lo conociste? —preguntó, para tener algunos datos sobre él.

—Va a un curso superior al mío, pero hay algunas optativas en las que estamos juntos —le respondió con una sonrisa enorme, una sonrisa que alegraba cualquier pésimo día—. Tuvimos que hacer un trabajo y… surgió el amor.

A YuGyeom le entraron ganas de vomitar ante aquella explicación. Había sonado muy cursi, demasiado cursi. NaYeon se notaba muy ilusionada, con aquella sonrisa en sus labios y los ojos brillantes. Muy pocas veces la había visto de aquella forma, solo había pasado cuando él le había dicho algunos años atrás que la llevaría a donde quisiera para que dejara de estar disgustada con su primera ruptura, y le dolía no ser él la razón por la que ella estuviera tan feliz, le dolía demasiado, en el orgullo y en su corazón, porque NaYeon era su noona, solo suya.

—Oh, allí está JinYoung oppa —dijo ella, señalando al chico que se acercaba a ellos en una vespa—. Nos vemos, Gyeommie.

—Ten cuidado —acertó a decir antes de que ella saliera corriendo hacia la moto y dejara que el otro le pusiera el casco antes de sentarse tras su espalda, abrazándose a él.

YuGyeom apretó sus dientes fuertemente. Los celos, el enfado, el odio hacia aquel tal JinYoung lo corroía por dentro sin que pudiera detenerlo. No le gustaba. Nunca le habían gustado especialmente los novios de NaYeon, pero de primeras sabía que aquel era el que menos le iba a gustar. Tenía que hacer algo, y pronto para tenerla de nuevo a su lado.


Noona neo marya kkabuljima
Geurae neo marya, oh, oh
Nado namjaya
Dareun namjan mal kkeonaejido ma
Nae yeojanikka
(Noona, tú, no te comportes de forma imprudente
Sí, tú, oh, oh
Yo también soy un hombre
No me hables sobre otro hombre
Porque eres mi mujer)


—Quizás si le haces aegyo caiga rendida a tus pies —comentó distraídamente su amigo Bam Bam mientras comía—. Eres muy mono y podrías derretir su corazón.

—Sabes que es algo que odio —le replicó—. Además, no quiero ser mono, quiero ser un hombre para gustarle.

—Bueno… eso está un poco más complicado —murmuró el otro, pensativo.

—¿Por qué? —cuestionó.

—No te ofendas —comenzó el mayor—, pero eres un niñato.

YuGyeom torció el gesto y, durante algunos segundos, se le pasó por la cabeza dar de hostias a su amigo hasta que aquella opinión dejara de ser válida; sin embargo, se contuvo de hacerlo y pensó seriamente en aquellas palabras. Todavía estaba en el instituto, mientras que ella ya iba a la universidad, pero no había tanta diferencia de edad y tampoco de carácter. El chico siempre se había considerado alguien maduro para los años que tenía y NaYeon le había dicho aquello mismo un montón de veces, cuando había sido él la primera persona a la que había acudido desde siempre cuando tenía algún problema y necesitaba algún consejo sabio. No obstante, en el fondo, YuGyeom sabía que Bam Bam tenía un poco de razón y odiaba que su mejor amigo tuviera razón en esas cosas.

—Se fijará en mí solo si me ve como un hombre —murmuró, agachando su cabeza—, y no puedo tardar demasiado o el idiota ese me la arrebatará.

—También podrías intentar hacerle algunas jugarretas al tipo ese hasta que al final la acabe dejando —propuso Bam Bam.

YuGyeom lo meditó durante unos momentos. Podría hacerlo, sí, solo tendría que sacar a la luz el niño travieso que era, pero eso probablemente sería contraproducente. Había un alto porcentaje en la posibilidad de que NaYeon lo descubriera todo y jamás volviera a dirigirle la palabra.

—No creo que sea lo mejor.

El chico estaba dispuesto a decir eso mismo, pero alguien se le adelantó. YuGyeom miró hacia el lugar desde el cual procedía la voz femenina y se encontró a JiMin allí. Al parecer había estado cotilleando su conversación desde su asiento a unos pocos metros y finalmente había decidido tomar parte de ella dando su opinión. El menor le sonrió y asintió con la cabeza, probablemente debería haber ido a contarle todo a ella en primer lugar y no a Bam Bam, Jimin era mucho más sabia que su amigo.

—Eso es lo que estaba pensando yo —acabó por decir, coincidiendo con ella.

—NaYeon unnie es muy lista, se daría cuenta al instante de que algo iría mal y, aunque al principio no sospechara de ti, comenzaría a atar cabos y lo acabaría haciendo —expuso, sentándose sobre la mesa de YuGyeom y cruzando sus piernas para que no se le viera nada. Aun así, Bam Bam inclinó su cabeza por si acaso.

—¿Cuál sería la mejor opción? —preguntó entonces.

—La verdad es que creo que lo mejor sería que intentaras ser tú mismo y ya está, nunca es bueno intentar ser alguien que no eres —respondió y justo después le dio un golpe a Bam Bam en la mano que intentaba levantarle la falda. Éste profirió un pequeño grito y apartó la mano, mirándola indignado.

YuGyeom asintió. Lo que JiMin proponía no era nada descabellado, pero ser él mismo no había funcionado. Tenía que intentar ser alguien diferente, alguien maduro, alguien en quien ella pudiera confiar, alguien en quien pudiera apoyarse.

—Gracias a los dos —dijo—. Pero creo que buscaré alguna otra solución para esto.

Llegó a casa bastante tarde después de una larga jornada en el instituto y lo único que tenía ganas de hacer era cenar algo y tirarse en plancha sobre la cama para dormir el máximo tiempo posible. Caminaba con los pies arrastrando el suelo y la cabeza gacha por todo el peso que acumulaba sobre sus hombros, el literal de los libros en su mochila y el figurado por la gran responsabilidad que tenía al intentar recuperar al amor de su vida. Tan metido en sus propias cosas estaba que casi no se da cuenta de que su noona se encontraba en la puerta del bloque, con su cuerpo pegado a la pared, siendo besada por el tipo de aquella mañana… pero por desgracia, sí que lo vio.

Un gran nudo se instaló en su garganta y YuGyeom sintió los ojos humedecérseles, así que, los apretó fuertemente y pasó por el lado de la pareja feliz corriendo, subiendo luego las escaleras del edificio de tres en tres.

“¿Por qué eres así, noona? ¿Por qué no te das cuenta de que yo te quiero? ¿Por qué no sabes lo mucho que te necesito conmigo?” 


Nunanna nunanna
Wae waemolla waemolla
Baboya baboya
Wae waemolla waemolla wae
(Noona, noona 
¿Por qué? ¿Por qué no sabes?
Eres boba, boba. 
¿Por qué? ¿Por qué no sabes?)


Solo habían pasado unos días desde que YuGyeom había descubierto al nuevo novio de NaYeon y desde que se había decidido a tratar de conquistarla para alejarla de aquel tipo, pero el chico sentía que había pasado una eternidad porque era raro el día que llegaba a casa y no se los encontraba a ambos en el portal o en el rellano, besándose o a punto de hacerlo. El menor se sentía bastante mal cada vez que aquello sucedía, la sangre le hervía y siempre tenía ganas de lanzarse al cuello de aquel idiota para que dejara tranquila a su chica; pero, desafortunadamente, su razón acababa ganando y nunca lo hacía, porque sabía que si mataba al novio de NaYeon frente a ella sería contraproducente para lo que quería hacer en realidad.

Cuando era un poco más pequeño, había soñado muchas veces cómo se le declaraba y cómo ella lo miraba entusiasmada con la idea y lo abrazaba fuertemente mientras le decía que sí, que quería estar con él por toda la eternidad; sin embargo, aquellas formas de proposición le resultaban de lo más infantiles, cursis y horribles. YuGyeom sabía que a su noona no le gustaban nada las cosas como aquella, así que, no sabía qué era lo que podía usar para tener su corazón.

Aquella mañana había salido a comprar el pan para que su madre no tuviera que hacerlo y, a la vuelta, se encontró a NaYeon, despidiéndose con un beso de su novio, aquel al que estaba viendo demasiado como para que fuera sano. Desde su posición vio cómo el tipo se alejaba de ella con una sonrisa y luego se subía en la moto y se ponía el casco dispuesto a largarse. YuGyeom no pudo evitar fijarse en que la chica llevaba la misma ropa que el día anterior y tuvo que respirar hondo varias veces para calmarse y no hacer una tontería. Solo cuando el idiota arrancó la moto y se fue, YuGyeom se decidió a acercarse a ella y hablarle, lo más tranquilo que pudo.

—Creía que te gustaban los chicos altos —dijo, haciendo que se sobresaltara porque no se había dado cuenta de su presencia allí.

—Bueno, JinYoung oppa tampoco es tan bajito —le contestó con una sonrisa, llevando la mano hasta su pelo para despeinarlo.

—Yo soy mucho más alto que él —replicó YuGyeom—. Te verías mucho mejor conmigo.

Ya. Lo había dicho. No había vuelta atrás. Era una declaración, una muy sutil, pero aun así, declaración. NaYeon siguió mirándolo con una sonrisa que, durante solo unos segundos, se hizo un poco más amplia. Después volvió a revolverle el pelo con cariño antes de hablar y romperle todas las esperanzas.

—Tú eres más alto que todos los chicos que conozco, Gyeommie… pero sigues siendo un bebé, un bebé gigante, pero bebé al fin y al cabo.

A YuGyeom casi le da un ataque porque parecía que daba igual lo que hiciera, NaYeon no lo iba a dejar de ver como un niñato. Eso era algo que jugaba muy en contra suya, pero no podía rendirse, no podía perderla.

—No soy ningún bebé —respondió.

Había dejado de serlo cuando después del festival de verano había salido con sus compañeros de clase a un norabaeng, había bebido cerveza que habían colado de contrabando en el local y se había acostado con YeRin. Pero NaYeon no tenía constancia de aquello, NaYeon no sabía que había dejado de ser un niño.


Dareun namja mannago geurae bwassja
Nae yeopi deo eoullyeo
Amuri malhago tto malhaedo
Eorige bojanha
(Aunque salgas con otro hombre
Te ves mejor a mi lado
Aunque te lo digo sin parar
Aún me ves como un niño)


—A ver si lo entiendo —dijo Bam Bam—. ¿Te declaraste y ella te dijo que eras un bebé?

—Algo parecido —susurró él.

Su amigo lo miró durante unos segundos antes de echarse a reír como si estuviera loco. Sus compañeros de clase dejaron de hacer ruido de repente y los miraron, haciendo que las carcajadas del mayor se escucharan todavía más y resonaran en el aula. YuGyeom se inclinó hacia delante y le tapó la boca para que dejara al menos de hacer tanto ruido, pero aunque consiguió ahogar un poco las carcajadas, éstas siguieron durante un buen rato, hasta que JiMin llegó y le dio una hostia en la nuca.

—Para ya —le dijo—. Es tu amigo y necesita ayuda.

—Es que me parece tan triste que le pase esto —replicó él y se llevó otro golpe.

—Bien, creo que podemos pasar de lo que diga este idiota —comentó, dirigiéndose a él—. ¿Fuiste muy infantil cuando lo dijiste? —YuGyeom negó con la cabeza—. Entonces... ¿muy sutil? —a eso asintió—. Probablemente no entendiera bien el tono con el que lo dijiste. Las mujeres somos listas, pero no adivinas.

—Tampoco es que tuviera planeado declararme o algo en ese momento —contestó—, simplemente le dije que se veía mejor conmigo que con aquel enano de jardín.

—¿Qué tienes en contra de los bajitos que ligamos? —preguntó Bam Bam, saliendo de su cueva y volviendo a meterse inmediatamente después de otro buen golpe de parte de la chica.

—No me hagas reír —le dijo ella, luego volvió al tema—. Entonces quizás debas buscar una mejor ocasión en la que expresar tus sentimientos y dejarlo claro todo, hacer las cosas de forma madura y bien.

—Eso es a lo que le he estado dando vuelta —confesó—, pero no sé cómo debería hacerlo exactamente.

—Bueno, todavía tienes tiempo para pensarlo, así que no te preocupes —JiMin le puso una mano en el hombro, dándole ánimos—. No creo que se vaya a casar con él mañana —ella esbozó una sonrisa y YuGyeom no pudo evitar sonreír también, contagiado.

—Gracias.

Después de esa conversación, su ánimo mejoró considerablemente. En los últimos días, éste había estado por los suelos, pero, en aquel momento, ya podía decir que, que le costara lo que le costara, no se iba a rendir con NaYeon, no la iba a dejar escapar.

Ese día llegó a casa mucho más temprano que de costumbre porque se había saltado los dos últimos periodos de clases. Solo eran horas de estudio y, aunque generalmente se quedaba siempre, había días que lo único que quería era regresar a casa. Se despidió de Bam Bam y de JiMin un par de calles antes de llegar al edificio en el que vivía, porque los tres pertenecían al mismo barrio, y luego siguió caminando hasta encontrarse ante su bloque. Se dispuso a subir las escaleras con una gran sonrisa en sus labios, pensando en qué habría hecho su madre para cenar, pero antes de subir siquiera el primer peldaño, se quedó estático. A mitad de las escaleras se encontraba NaYeon, con la cabeza gacha y sorbiendo suavemente sus mocos.

—Noona —murmuró, subiendo rápidamente para quedarse a su altura—. Noona… ¿por qué lloras?

Ella tardó en alzar la cabeza y poder mirarlo a los ojos, mientras intentaba calmarse un poco, pero en cuanto lo vio, su llanto se vio mucho más angustiado. YuGyeom solo pudo ponerse de rodillas un par de escalones más abajo y abrir sus brazos para que ella se lanzara sobre ellos. NaYeon no tardó en unir sus cuerpos en un abrazo necesitado mientras lloraba contra su hombro y le pedía que jamás la dejara en susurros. El chico le acarició la espalda y la cabeza, asegurándole una y otra vez que él jamás la abandonaría y que estaría allí para ella siempre.


Myeot beon malhaedo jakku usgiman hae
Nal eonje namjaro bwajulkkeonde
Eodilbwa nugugin nareulbwa deureobwa
Geogi neo nae yeoja nuna marya
(Te lo digo varias veces, pero solo te ríes
¿Cuándo me vas a tratar como un hombre?
¿Qué ves? ¿Quién será? Mírame, Escúchame
Ahí, tú, mi mujer, mi noona)


NaYeon tardó bastante tiempo en poder dejar de llorar, pero YuGyeom esperó pacientemente a que dejara de hacerlo y le prestó su camiseta como pañuelo, tal y como había hecho otras veces anteriormente. La última vez había sido cuando no la habían admitido en la universidad que quería y de eso ya habían pasado un par de años. La chica se sorbió los mocos una última vez y luego se separó de su cuerpo, secándose los ojos con las manos y dándose algunos golpecitos en la cara para despejarse; después, lo miró y le pidió disculpas con sus ojos rojos en hinchados.

—¿Qué ha pasado, noona? —preguntó de nuevo. Ella hizo un puchero en un primer momento, pero luego le contestó.

—JinYoung me ha dejado… 

A YuGyeom le hirvió la sangre y apretó los puños, clavándose las uñas en las palmas para no hacer una locura. Todavía era menor y las penas por asesinato no eran tan graves, pero no quería estar en un reformatorio unos años y desaparecer de la vida de NaYeon cuando más lo necesitaba. El chico se forzó a respirar hondo y a pensar con claridad antes de decir una burrada enorme.

—¿Y por eso lloras? —acabó preguntando—. ¿Por ese idiota que no ha sabido valorarte como te mereces?

—Yo…

—Es un idiota, un idiota rematado —continuó sin darle tiempo a hablar—. ¿Cómo se le ocurre dejarte? Si eres la chica más maravillosa del mundo. No haces nada mal y eres encantadora y encima te hace sufrir y llorar… —el chico negó con la cabeza y se volvió a repetir mentalmente que debía calmarse—. Es imbécil, por no decir algo más fuerte.

Escuchó cómo ella reía levemente por sus palabras, pero luego su semblante volvió a ser serio y algo triste cuando volvió a hablar.

—No soy tan maravillosa —murmuró—. Me ves con muy buenos ojos.

—No, noona. Eres perfecta —respondió—. Eso es un hecho.

NaYeon era lista, muy lista, pero en aquellos momentos parecía que no entendía exactamente lo que él quería decirle. A veces su mente procesaba las cosas demasiado despacio y, en lo que a él y a sus sentimientos respectaban, parecía una tortuga. El chico quería poder decirle con palabras que desde que tenía memoria había estado enamorado de ella y que no podía evitarlo porque ella era el ser más hermoso que había pisado la tierra, más hermoso, más compasivo, más inteligente, más cariñoso… quería decirle que ella lo era todo para él; sin embargo, las palabras no se dignaban a salir de sus labios.

—No digas tonterías —susurró ella.

Y, en ese momento, no pudo contenerse más de hacer algo que siempre había querido hacer. En apenas un segundo, ya había cruzado la poca distancia que separaba sus rostros y besaba suavemente sus labios. El contacto con los labios de NaYeon fue breve, tímido y quizás algo inexperto, pero fue algo que nunca olvidaría. Cuando se alejó, apenas unos segundos más tarde, tragó saliva, y comenzó a pensar que probablemente ella le pegaría o se enfadaría o ambas cosas… pero no, su noona simplemente parecía estar en shock, así que, aprovechó para levantarse y alejarse un poco.

—Deberías entrar en casa y cenar —le dijo—. Descansa.


Naega neul malhadeon yeojaneun neonde
Nunaneun baboya
Naega neo ttaemune neo ttaemune
Jamdeul su eopsjanha
(La mujer de quien siempre hablaba eras tú
Noona, eres boba
Yo, por ti, por ti
No me puedo dormir)


YuGyeom pasó algunos días evitando cualquier situación en la que pudiera encontrarse a NaYeon, entrando o saliendo de casa, así que, lo hacía a horas intempestivas para no cruzársela en ningún momento. Sin embargo, solo pudo seguir con aquella situación unos pocos días porque eran vecinos y en algún momento tenían que volver a coincidir. Ese día, YuGyeom había sido mandado por su madre a tirar la basura, y todavía se encontraba con la mano en la puerta, cerrándola, cuando se encontró a la chica subiendo el último escalón que había para llegar al rellano. Por un momento, barajó la posibilidad de entrar corriendo de nuevo, pero su madre lo echaría fuera, así que, tuvo que quedarse fuera. Pensó que, como NaYeon iba mirando el suelo, no se daría cuenta, pero no fue así y, en cuanto lo miró, supo que no tenía escapatoria ninguna.

—Gyeommie —lo llamó.

—Tengo que tirar la basura —fue lo más ingenioso que se le ocurrió decir.

Su noona se quedó sin saber qué decir a eso, confusa, y el chico aprovechó para pasar por su lado y bajar las escaleras de tres en tres hasta llegar a la calle. Echó la bolsa negra en el contenedor y después inspiró hondo porque NaYeon seguiría en el rellano, esperando una explicación. Sin estar todavía nada me tapizado, el chico decidió que ya había evitado demasiado todo aquello y que tenía que hacerle frente como un hombre, así que, volvió a ponerse en camino hasta que se encontró de nuevo frente a ella.

—No te vayas —fue lo primero que ella le dijo—. Quiero hablar contigo —YuGyeom asintió, dándole a entender que podía continuar—. El otro día... ¿por qué me besaste?

YuGyeom tragó saliva. Ahí estaba lo que tanto había evitado y lo que tanto quería. La hora de la verdad acababa de llegar y el chico no sabía si era mejor mentir o ser completamente sincero, porque con ambas opciones, tenía la posibilidad de que su noona lo comenzara a odiar, si es que no lo odiaba ya por lo del beso. Necesitaba consejo, pero no podía hablar con JiMin en aquellos momentos, tenía que arreglárselas solito... y decidió que lo mejor que podía hacer era decir la verdad.

—Porque estoy enamorado de ti, noona —dijo de corrido—, y no quería que lo pasaras mal por un idiota.

Como cuando le dio el beso días atrás, YuGyeom esperó a que la chica le pegara una bofetada, pero jamás ocurrió; en cambio, vio cómo una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

—Me siento muy halagada, Gyeommie... pero... —cuando comenzó el pero, el chico se temió lo peor.

—No, por favor —dijo él—. Si vas a decirme que no me ves como un hombre, por favor, guardatelo. No quiero escucharlo —ella asintió y YuGyeom sintió su corazón resquebrajarse, pero ya no había vuelta atrás, así que, continuó—. No te he querido decir nada antes porque no quería estropear nuestra amistad, pero me gustaría que intentaras mirar más allá de mi edad, pensártelo y darme una respuesta, lo prefiero antes que una negativa rotunda.

—Lo pensaré —le prometió.


When you lean on me baby girl
I know what you need get it girl
Nuna count on me
I’ll be right there
So think about it baby
(Cuando te dejes caer en mí, nena
Sé qué es lo que necesitas, nena
Noona cuenta conmigo
Estaré ahí
Así que, piensa en ello, nena)


Habían pasado varias semanas desde que se había declarado oficialmente a NaYeon y, desde entonces, no había vuelto a verla. El chico estaba bastante angustiado, por si el motivo era porque ya no quería ser su amiga después de lo que le había dicho; pero también mantenía la esperanza de que se lo estuviera pensando y que estuviera valorándolo todo… esperanza que cada día que pasaba se hacía menor dentro de su pecho. YuGyeom solo quería que lo dejara de ver como un niño y pensara en él como un hombre, que pudiera reconocer que había crecido y que había dejado de ser el enano con el que jugaba porque no había más niños en su bloque. Él solo quería aquello, pero no sabía si le estaba pidiendo demasiado a su noona.

En el instituto todo le resultaba monótono. Las clases eran más aburridas que nunca y, para colmo, parecía que JiMin por fin había dejado de machacar al pobre Bam Bam y le había dicho que sí a lo de salir juntos. Todo el mundo parecía ser feliz… menos él, que solo sabía comerse la cabeza, pensando en NaYeon y en lo que le diría, si es que le volvía a hablar.

Emprendió el camino a casa cuando ya era noche cerrada. Se cambió los zapatos de la escuela por los de la calle y luego por fin salió del edificio, queriendo sacarse los ojos o cortarse la cabeza, para así no tener que ver cómo cada dos metros sus dos amigos se besaban o escuchar cómo se decían cosas demasiado empalagosas. Estaba a punto de cometer un asesinato incluso, pero antes de que pudiera hacer nada que pudiera condenarlo, se dio cuenta de que la figura de su noona se encontraba en la puerta de su instituto, esperando a alguien, esperándolo a él, porque no conocía a nadie más de aquel lugar —bueno, a sus amigos, pero no creía que fuera a verlos a ellos—.

—Adelantaos —les dijo, aunque no estuvo seguro de que lo escucharan—. Yo tengo algo que hacer —después, se dirigió directamente hacia ella, esperando que si había ido hasta allí, no fuera para decirle que lo odiaba—. Hola —saludó cuando estuvo justo a su lado.

—Hola —respondió ella.

—Hace un poco de frío, ¿por qué me has esperado aquí y no me has avisado? Podría haber salido antes —preguntó—. ¿Quieres mi chaqueta? —le ofreció, haciendo el amago de quitársela, después de ver cómo un escalofrío recorría su pequeño cuerpo.

—No, no hace falta —aseguró—. Estoy bien —le dedicó una sonrisa preciosa antes de volver a hablar—. Solo quería volver a casa contigo y hablar.

—Está bien —concedió él—. ¿De qué querías hablar? —cuestionó, con el corazón en un puño.

En realidad, tenía bastante miedo de saber qué era lo que le iba a decir. No se sentía preparado para ello y la mejor opción para no escucharlo y vivir en la ignorancia era cruzar la calle cuando pasara un coche; pero en el fondo, muy en el fondo, quería saber cuál era su respuesta. NaYeon se tomó un poco de tiempo para hablar, pero lo hizo cuando habían avanzado un par de calles desde el instituto.

—He estado pensando todos estos días en lo que me dijiste —comenzó—. La verdad, era que al principio no podía ver mucho más allá, pero poco a poco, fui recordando los momentos en los que has estado conmigo y en los que si no llega a ser porque tú estabas conmigo, no hubiera sabido qué hacer —YuGyeom no pudo evitar esbozar una sonrisa al escucharla decir aquello. Al menos lo tenía en buena estima y eso ya era algo—. Por eso, he llegado a la conclusión de que no es justo que te trate como a un niño cuando no lo eres… —NaYeon se giró hacia él y el chico hizo lo mismo para poder mirarla a los ojos—, pero no sé si quiero ahora otra relación.

No le había dicho que no. No le había dicho que lo odiaba. Le había dicho que ya no lo veía como un niño y no había cortado toda posibilidad de que, en un futuro, pudieran estar juntos. Aquello era mucho más de lo que YuGyeom esperaba, así que, sonrió ampliamente antes de abrazarse al cuerpo de su noona.

—Puedo esperar todo el tiempo que necesites —le aseguró.

Podía hacerlo y lo haría, esperaría todo el tiempo que fuera necesario para poder estar junto a ella, para poder cuidarla como se merecía, para poder besarla en cada momento. Esperaría toda la eternidad si hiciera falta.



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