sábado, 24 de junio de 2017

(YeWook) Destiny -Serial- Capítulo 12


       Notas: Y ya hemos llegado al final de otro yewook, ¿os ha gustado u os ha parecido demasiado drama? En realidad este no es realmente el final pero solo queda el epílogo así que sí, es el último capítulo. Espero que os guste.



       -La semana que viene se cumplirá año y medio.

       -Lo sé.

       -Tendréis que tomar pronto una decisión.

       -Lo sé.

       El doctor abandonó la habitación como cada mañana tras su visita rutinaria. No era la primera vez que tenían esa conversación, pues tras tantos meses ya les habían propuesto esa opción que nunca quisieron escuchar.

       JongWoon suspiró cansado, levantándose del sofá que había junto a la ventana y en el que había dormido durante tantas noches, incómodo. Pero daba igual lo mal que durmiera o lo mucho que pudiera doler su espalda por las mañanas, no iba a marcharse a dormir a su casa.

       Le habían insistido incontables veces. Los padres de RyeoWook, los suyos propios, personal del hospital... "Ve y descansa bien por una vez, lo necesitas". Pero no, él no iba a alejarse del menor ni una sola noche. ¿Para qué quería volver a esa casa vacía y sin vida que había quedado tras la trágica tarde en la que ocurrió todo? Esa soledad solo le haría hundirse más en esa miseria en la que vivía.

       Se acercó a la cama donde, tras tanto tiempo, todavía descansaba el cuerpo de esa persona por la que no se cansaba de esperar y luchar. Gran parte de sus heridas superficiales habían sanado, dejado en su lugar pequeñas cicatrices. Desgraciadamente eso no era suficiente para acabar con el sufrimiento en el que todos vivían día sí y día también.

       No había parado hasta hacer pagar al culpable. Movió cielo y tierra hasta encontrar a la persona que conducía el vehículo que chocó contra el del menor y averiguar los motivos. Resulta que el muy desgraciado acababa de salir de un sucio bar de carretera y volvía a casa hasta las cejas de alcohol. Él debería haber sido quien estuviera en el hospital por su inconsciencia, no RyeoWook.

       Había contratado abogados, se había presentado a juicios, había presionado todo lo que una persona puede presionar para que ese maldito pagara por lo que había hecho a quien amaba. Una de las veces incluso tuvieron que detenerle porque si no lo hubieran hecho, le habría acabado dando un buen golpe al tipo. Al final todo quedó en una compensación económica que de nada le sirvió. El dinero no iba a llenar el vacío que había dejado su novio y aliviar el dolor de su corazón.

       Sí, seguía allí ¿pero podía eso considerarse vivir? ¿hasta cuando podrían mantenerse las cosas como estaban? RyeoWook no despertaba y los meses seguían pasando lentos y desesperantes.

       Tomó la mano del chico y acarició lentamente el dorso con el dedo pulgar. Las cosas no podían acabar así...

       No quería pensar en lo que les estaban proponiendo. Cada vez que la idea acudía a su cabeza, la desechaba rápidamente, muchas de las veces con el rostro cubierto de lágrimas. No tenían ningún derecho a hacerle algo así ¿Y si con el tiempo, quizás, volvía...? ¿Iban a arriesgarse a acabar con todo definitivamente cuando no sabían al cien por cien lo que iba a ocurrir?

       "A estas alturas existe una probabilidad muy pequeña de que despierte. Hacemos lo que podemos, pero no existe nada que indique una mejora en el paciente" les habían dicho la mañana que les propusieron esa horrible opción.

       Se había negado rotundamente. Casi no dejó al hombre terminar la frase porque se negaba a escuchar algo así. Incluso sintió un terrible enfado al momento porque ¿cómo se le ocurría decir eso? Pero cuando los bajones aparecían, las noches en vela pasaban, las lágrimas caían sin control y su mente se nublaba por el pesimismo... ¿no era eso lo mejor que podían hacer después de todo?

       Todo el mundo a su alrededor parecía haber aceptado ya la pérdida del chico. Seguían sufriendo por él, seguían yendo a visitarle y todo seguía siendo un cúmulo de tristeza, pero por algún motivo daba la sensación de que se habían rendido a lo que tuviera que ocurrir. A veces incluso sentía que RyeoWook solo seguía con vida por él y que demás habrían aceptado esa propuesta hace tiempo de no ser por sus insistencias en que no se hiciera. Sabía que era un pensamiento egoísta y que no era el único que se preocupaba por RyeoWook, pero no podía evitar que cosas horribles acudieran a su mente cuando peor estaba.

       -¿Qué harías tú...? ¿Qué es lo que quieres? -Murmuró solo para RyeoWook, en la intimidad que les daba aquella habitación cuando nadie iba de visita. No se quitaba la costumbre de hablarle aún sabiendo que no recibiría ninguna respuesta. Quería creer que de alguna forma podía escucharle y sentir que no estaba solo, que nunca lo estaría.

       Ojalá. Cómo le gustaría obtener una respuesta clara a esa duda que le comía por dentro y le destrozaba.

       Tras pasar unos cuantos segundos observando su precioso rostro como otras tantas veces había hecho, logrando no pensar en nada más que en lo bello que era hasta en las peores circunstancias, inclinó la parte superior de su cuerpo hacia él para dejar un cariñoso y dulce beso sobre su frente.

       -Te amo. Pase lo que pase... te amo y te amaré siempre. -Algo dentro de él empezaba a pesar, no haciéndole sentir nada bien-. Lo siento mucho... te juro que no quiero hacerlo, pero ya no sé si no quiero por ti o por mí. No sé qué haría sin ti, Wook. Me asusta la idea de que desaparezcas totalmente de mi vida ¿qué voy a hacer si te vas? -Las lágrimas comenzaron a humedecer sus mejillas, una vez más sin poder hacer nada por evitarlo ¿por qué sus propias palabras le sonaban a una dolorosa despedida?-. Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí durante el tiempo que estuvimos juntos... incluso antes de ser mi pareja. Desde que nos conocimos has sido mi luz, muchas de las veces en las que peor he estado lo único que me ha hecho sonreír es tu existencia... Has estado ahí cuando peor me ha tratado la vida para ayudarme a sobrellevarlo... no quiero dejarte ir... te necesito a mi lado...

       Apretó su mano con un poco más de fuerza, rezando en silencio y entre lágrimas que despertara ya, antes de no volver a tener oportunidad de hacerlo. Era ahora o nunca.

       -Por favor... por favor, RyeoWook... Vuelve. Vuelve ya... -Le suplicó, casi sin voz y totalmente derrumbado.

       Pero no iba a hacerlo, lo sabía. Por mucho que no quisiera aceptarlo esa era la cruel realidad. Él no iba a volver ni ahora ni nunca y lo mejor para todos era acabar de una vez con ese sufrimiento. De esa forma podrían continuar con sus vidas y dejar descansar al menor en paz de una vez, como merecía.

       Estaba siendo egoísta y en el fondo lo sabía. Ese cuerpo que tantas veces amó ya no se mantenía por sí mismo. Nadie les daba la más mínima esperanza, no hubo ni un solo momento en el que pareció reaccionar... No iba a despertar y lo único que estaba haciendo era alimentar su propia necesidad sin pensar en lo mejor para los demás o incluso para RyeoWook. Era todo tan artificial, tan frío... si hubiera tenido la opción de elegir, no habría querido vivir así.

       Tomó la silla junto a la cama y descansó en esta. Desde allí, sentado a su lado, apoyó la cabeza sobre el pecho de RyeoWook y cerró los ojos, luchando por no pasar sus últimos minutos juntos llorando y grabar en su memoria la hermosa sensación de estar junto a él. Después llamaría a quien tuviera que llamar para tomar esa importante decisión que todos estaban esperando hacer. Esa que él no había permitido durante tanto tiempo.


***


       A pesar de lo mucho que intentó no dejarle solo jamás, no había podido ser capaz de estar allí cuando todo ocurriera. Ni siquiera había querido saber el momento exacto en el que iba a suceder.

       Nadie le juzgó por ello, por supuesto. De hecho, no hubo nadie a su alrededor que no entendiera su decisión de mantenerse al margen de lo que iba a ocurrir ese día. No podían echarle en cara que no hubiera estado junto a RyeoWook, pues no habría habido mentira más grande que esa.

       Sin embargo, tampoco podía quedarse en casa sin hacer nada mientras sabía que, en cualquier momento, recibiría una llamada confirmando que ya había pasado todo. Que ya no tenía a nadie por quien seguir esperando.

       Decidió visitar el pequeño pueblo en el que se había criado, donde los padres de ambos aún vivían tras tantísimos años. Sabía que no era el mejor lugar donde ir buscando una distracción lejana a RyeoWook, pero no había otro sitio donde le apeteciera estar en dicho momento.

       Las frías y desiertas calles acompañaban a la perfección ese terrible sentimiento que le invadía. Casi en pleno invierno, por allí no pasaba ni un alma. Lo prefería así, pues no le apetecía hablar con absolutamente nadie.

       Cada calle había sido testigo de sus recuerdos juntos. No había lugar por el que pasara sin recordarle a él. Estar allí no iba a calmar su dolor, pero eso era lo que menos le preocupaba.

       Durante el paseo decidió parar unos minutos en el parque, abandonado porque no hacía un tiempo lo suficientemente bueno para estar jugando en el exterior. Tampoco se parecía a aquel sitio en el que compartían juegos cuando fueron pequeños, pues el ayuntamiento había cambiado unas cuantas cosas con el paso de los años, modernizándolo un poco.

       Paseó por el lugar, sin prisas y acabando por acercarse a donde estuvo el río antes de secarse. Ya hacía varios años que por su cauce no corría agua alguna.

       Dejó salir un pesado suspiro, con la mirada perdida en el lugar. Para él todo había perdido su color. Ya nada volvería a ser lo mismo.

       Pasaron los segundos, o quizás minutos. En algún punto perdió la noción del tiempo, allí perdido en sus más lamentables pensamientos. Eso fue hasta que algo llamó su atención, haciéndole fijar la mirada en un punto concreto del cauce seco.

       No podía ser verdad lo que estaba viendo... no podía...

       Rápidamente empezó a buscar una forma de saltar la valla hacia el otro lado, con desespero. Tenía que hacerlo fuera como fuera.

       Finalmente encontró un punto en el que era fácil pasar si tenías algo de agilidad, bajando casi rodando hasta el cauce tras conseguir colarse. Manchó sus ropas de tierra y se raspó las manos en la bajada, pero no le importaba nada más que alcanzar el tan preciado objeto.

       Cuando llegó tuvo que escavar un poco y apartar unos cuantos hierbajos, pero definitivamente era lo que pensaba... No había forma posible de que lo hubiera olvidado.

       ¿Cómo? ¿Cómo podía seguir allí después de tantísimos años? Debía haber quedado enganchado a algo que impidió que fuera arrastrado por la corriente. No veía otra posibilidad más que aquella.

       No podía creer que de nuevo estuviera en sus manos. Era casi como un milagro que eso estuviera sucediendo. Había perdido color y estaba un poco deteriorado por el paso del tiempo, pero sin duda era exactamente el mismo muñeco. Ese que creyeron haber perdido por culpa de los matones de su colegio, ese significativo objeto que tanto significó durante su infancia juntos, por el que todo comenzó...

       Había logrado contener las lágrimas, pero ya no más. Estas comenzaron a brotar de sus ojos sin control en cuanto el juguete estuvo en sus manos ¿por qué precisamente ahora, cuando todo había llegado a su final de la peor forma posible?

       Lo apretó contra su pecho, incapaz de detener el llanto. Jamás se le había pasado por la cabeza poder volver a sostener aquel objeto, pero no era este por el que lloraba. El significado que tenía era algo que pocos podrían entender, pues gracias a algo tan simple como ese trozo viejo de plástico, se había atrevido a conocer a esa hermosa persona que durante años lo fue todo en su vida.

       Salió de allí procurando no hacerse daño ni a sí mismo ni al muñeco, volviendo al parque teniendo que escalar un poco por donde había bajado. No pensaba volver a perderlo jamás, pues sería algo que guardaría como un tesoro hasta el fin de sus días. El hermoso recuerdo del comienzo de su vida junto a RyeoWook.

       Tenía las llaves de la casa de sus padres, por lo que fue allí donde fue, buscando ocultarse del mundo para sumirse en la más absoluta oscuridad.

       Subió a su viejo dormitorio, dejó el juguete sobre el escritorio y se dejó caer en la cama, en busca de un poco de tranquilidad para su dolorido corazón que de ninguna forma iba a sanar después de aquella tortura. Jamás.


***


       El sonoro tono de llamada de su móvil le hizo abrir los ojos de par en par. ¿Se había dormido? ¿Cuánto rato había pasado allí echado?

       -¿Sí? -Respondió rápidamente sin siquiera molestarse en mirar quién le estaba llamando, debido al sobresalto al despertarse de golpe.

       -JongWoon. -Escuchó al otro lado. Era el padre de RyeoWook y no sonaba demasiado bien-. Ya está hecho.

       Fue incapaz de responder al momento, asimilando lo que estaba pasando y aún teniendo que esforzarse por mantener sus cansados ojos abiertos. Esas tres palabras resonaron en su cabeza, comprendiendo enseguida de qué le estaban hablando.

       -Vale...

       -Nos vemos luego.

       -Sí, vale...

       La llamada terminó y él se derrumbó. Ahora sí. Ya no había vuelta atrás. Le había perdido para siempre y nada ni nadie iba a traerle de vuelta.

       En el fondo sabía que había hecho lo correcto, o al menos eso era de lo que había intentado convencerse a sí mismo una y otra vez. Pero al intenso dolor de perderle se sumaba la culpa de haber accedido a desconectar todo aquello que le mantenía con vida.

       De la rabia pateó la mesita de noche, acompañando el golpe con un grito ahogado en llanto. ¿Por qué? ¿Por qué el destino tenía que ser tan jodidamente cruel con ellos? Lo que tenían era hermoso... RyeoWook era hermoso. El ser más hermoso que había pisado aquel maldito mundo. No se merecía terminar de esa forma. No lo merecía.

       Pero ya no quedaba nada... Todo había terminado, para siempre...


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