Notas: Y finalmente ha llegado ese capítulo en el que todo el que esté leyendo el fanfic querrá venir a mi casa a asesinarme (?). Bueno, yo ya lo avisé al empezar a publicarlo... no me odiéis 😢
Habían sido los cuatro años más maravillosos de sus vidas y en los que habían pasado por muchísimas cosas. Algunas no habían sido tan buenas, pero siempre habían logrado superar sus problemas juntos, haciéndose cada vez más fuertes y aumentando la confianza el uno en el otro.
Al principio la aceptación sobre su relación no fue como les habría gustado con todo el mundo, pero pronto la gente se acostumbró y dejó de ver el problema. A quienes no lo hicieron, simplemente les dejaron marchar de sus vidas sin echar en falta a esas personas. Su amor era lo único que les importaba y no iban a amargarse por nadie después de lo mucho que les había costado dar el paso y lo felices que eran juntos.
No habían alcanzado el primer mes de relación y RyeoWook ya había decidido, tras la petición de JongWoon, mudarse a su apartamento alquilado para vivir juntos. El menor no dudó en trasladar sus cosas de un piso a otro, asegurándose primero de que su ex compañera no tuviera problemas en los pagos.
Alrededor de un año más tarde compraron la casa en la que actualmente, tras cuatro años juntos, vivían. No era nada espectacular, pero a ellos dos les bastaba para formar allí su vida juntos.
JongWoon había encontrado un nuevo empleo en otra empresa más veterana, con un puesto parecido al que ocupaba en la anterior y un mejor sueldo. RyeoWook por su parte seguía en la misma, ya con un ascenso y también un sueldo que no estaba nada mal. Desde luego, lo último que tenían era problemas con el dinero y eso fue algo que siempre supieron aprovechar muy bien al hacer varios viajes románticos a distintos lugares del mundo y pagarse algunos caprichos para los dos.
Parecía que las cosas no podían mejorar para ellos, pero hacía poco menos de un mes se presentó otro importante giro en sus vidas. Después de mucho meditarlo JongWoon le había pedido matrimonio a su chico y tras la respuesta positiva del menor, estaban en proceso de prepararlo todo para casarse ese mismo verano.
RyeoWook no podía amar más a JongWoon y JongWoon no podía amar más a RyeoWook. El cariño y el amor que esas dos personas sentían por el otro era algo tan puro y sincero que nadie podía dudar que fuera a ser eterno.
***
"No hace falta que vengas a por mí. Puedo coger el bus"
"Que sí, tonto. Así vamos directamente a cenar algo por ahí, que me apetece"
"Siempre te apetece"
"¿Hablas de la comida o de ti?"
" Ya estás provocando"
"Por supuesto. Anda, a trabajar y luego nos vemos. Te amo"
Una amplia sonrisa adornó sus labios al leer el último mensaje del menor. Le encantaba esos juegos que se traían de vez en cuando, cuando ambos disponían de un humor lo suficientemente bueno para ello.
Miró la hora en el móvil antes de bloquearlo y seguir con su tarea. Tan solo quedaban cuarenta minutos para que pudiera marcharse y RyeoWook fuera a buscarle a la puerta de la empresa para irse juntos a cenar. Y por sus palabras, puede que surgiera algo más entre ellos.
Intentó apartar esa idea de la cabeza para no distraerse durante el poco rato de trabajo que le quedaba. Ya tendría tiempo de imaginar cosas pervertidas más tarde, ahora era el momento de concentrarse en ese molesto montón de folios que había tenido sobre la mesa durante casi todo el día
Pasado unos minutos, ya estaba preparado para levantarse de su asiento papeles en mano y pasárselos a uno de sus compañeros. Tras eso, dejarían de ser su problema. Pero no llegó ni a alejarse dos pasos de la silla ya que el móvil empezó a sonar sobre el escritorio, llamando su atención y haciéndole volver para ver de quien se trataba.
Frunció el ceño, extrañado mientras miraba la pantalla y se preguntaba de quién sería ese número que no le sonaba de nada y no tenía guardado en la agenda. Sin esperar más, descolgó.
-¿Sí?
-Hola. Le llamo desde el hospital. -Respondió una voz de mujer aburrida. ¿Del hospital? Eso no podía significar nada bueno-. ¿Es usted familiar de Kim RyeoWook? -Añadió con una inquietante calma.
-Sí, bueno... no. Soy su pareja. -Le respondió lleno de confusión y miedo por preguntar a qué se debía la llamada-. ¿Por? ¿Le ha pasado algo?
-Sufrió un accidente de coche hace unos minutos y le acaban de trasladar aquí.
Sus ojos se abrieron de par en par al escuchar esas palabras. ¿Qué? Se trataba de una broma ¿verdad? Debía serlo. Juraría que incluso su corazón se había detenido por un instante.
-Vale... Gracias. -Sin esperar a que la mujer volviera a responder, terminó él mismo la llamada al decir aquello tras unos incómodos segundos de silencio. No podía ser verdad lo que acababa de escuchar al otro lado del teléfono. Se negaba a creerlo hasta verlo con sus propios ojos.
Ni lo pensó cuando salió corriendo de la oficina dejando atrás todo lo que estaba haciendo al momento de sonar la llamada, tan solo diciéndole a un par de compañeros que debía irse de inmediato al hospital. Teniendo en cuenta la alarmada expresión y las prisas del chico, ninguno se atrevió a detenerle.
Caminó a paso rápido hasta llegar al coche y puso rumbo allí sin entretenerse con nada. No quería perder ni un solo segundo. Intentaba no pensar en las horribles palabras que había escuchado por parte de esa mujer, pero era algo imposible. En ese momento por su cabeza pasaban mil pensamientos al mismo tiempo y ninguno bueno. La dolorosa y molesta presión que crecía en su pecho le estaba matando. No podía hacer otra cosa más que rogar que se tratase de una cruel broma o al menos que el menor no hubiera sufrido daños graves.
Cuando por fin llegó, nervioso y buscando por todos lados con la mirada a alguien conocido o a quien preguntarle por RyeoWook, visualizó a dos personas que con su sola presencia le confirmaban la desgracia que había sucedido.
No hicieron falta las palabras. La mujer se aferró entre lágrimas al cuerpo de JongWoon, dejándose abrazar y consolar por él.
-Casi no nos han dejado verle... Enseguida se lo han llevado corriendo por esa puerta y desde entonces no sabemos nada... Mi niño, mi pequeño... -Sollozó mientras hundía el rostro en le pecho del joven.
Sus palabras no sonaban nada bien y ese maldito dolor en el pecho se estaba intensificando hasta un punto insoportable. Antes de darse cuenta, las lágrimas descendían por sus propias mejillas sin poder evitarlo. Eso no les podía estar pasando...
Por otro lado apenas fue capaz de cruzar palabras con el padre del chico, pero una mirada de bastó para ver lo dolido y preocupado que estaba por la situación que estaban viviendo y en la que solo les quedaba apoyarse los unos a los otros hasta ser conocedores de lo que en realidad sucedía.
Pasó aproximadamente una hora. Una interminable y horrible hora en la que no se preocupó por nada más que en saber el estado de RyeoWook. Tenía ganas de irrumpir en el quirófano y comprobarlo por él mismo, pero sabía que no podía hacer nada más que esperar en silencio, tan solo con llanto de la madre de su amado de fondo y la desesperación creciendo dentro de él.
-¿Los familiares de Kim RyeoWook? -Escuchó, poniéndose en guardia de inmediato y levantándose casi de un salto al oír el nombre del otro.
-Sí, aquí. -Respondieron casi en coro tanto él como los padres del chico. Sentía que el corazón le iba a salir del pecho en cualquier momento, sobre todo tras ver la mala expresión del doctor.
-En unos minutos le asignaremos una habitación y podrán verle. -Informó sin dar detalles, algo que estaba impacientando todavía más a JongWoon.
-¿Pero cómo está? ¿Es muy grave? -Preguntó inquieto-. Por dios, díganos algo de una vez. No pueden tenernos tanto rato esperando para saber cómo está.
El hombre le observó en silencio con una mirada derrotada. ¿Qué se suponía que debía esperar de esos ojos que parecían estar disculpándose con él? Estaba aterrado.
-El paciente ha quedado en estado de coma. -Hizo una pequeña pausa para pensar como debía continuar, observando las desoladas expresiones de aquellos que habían recibido la noticia-. El golpe en la cabeza fue demasiado fuerte, aparte de sufrir varias fracturas en el cuerpo. Estas podrían acabar curándose con tiempo, esfuerzo y yendo a rehabilitación, pero no podemos hacer nada sobre el estado en el que se encuentra... Lo siento, hicimos lo que pudimos.
Tuvo que volver a sentarse, pues de repente todo le daba vueltas. No, no, no y no. No quería creerlo. Pero si hace nada estaban hablando tan normal, tonteando como siempre, hablando de verse y cenar fuera juntos... De nuevo las lágrimas empezaron a escapar sin control mientras se hundía en un mar de malas sensaciones.
Su madre no dejaba de llorar. Él no dejaba de llorar. Incluso su padre que siempre fue el más duro lloraba ahora como un niño.
-Te llevaré a casa. -Dijo el hombre a su alterada mujer, sabiendo que su estado solo iba a empeorar si seguía allí.
-¡No! Quiero quedarme con mi niño. -Insistía ella, casi a gritos.
JongWoon solo les escuchaba como un eco lejano, perdido en sus terribles pensamientos.
Las puertas del quirófano se abrieron para dejar paso a una camilla, empujada hasta el ascensor para ser subida a una de las habitaciones. En ese momento volvió a ponerse en pie, ligeramente mareado y ausente por el shock. No miró a quien iba tumbado y no le hacía falta hacerlo para saber quien era. No miraba a nadie ni hablaba con nadie. Estaba pero no estaba. Simplemente siguió a esas personas como un instinto, como un zombie.
No fue hasta pocos minutos más tarde, ya dentro de la habitación individual asignada al menor y a solas con él, que empezó a volver poco a poco a la realidad y a darse cuenta de la verdadera situación en la que estaban.
Los padres de RyeoWook no se encontraban con él... ¿en qué momento los perdió de vista? ¿dónde habían ido? Si le habían dicho algo no se había enterado.
Se acercó dolido a la cama donde ahora descansaba su amor. La mayor parte de él estaba cubierta por la típica sábana blanca de todos los hospitales y casi lo prefería, pues no sabía si estaba preparado para ver las horribles heridas que imaginaba debía tener repartidas por su hermoso cuerpo. Bastante le estaba doliendo ya esa venda ligeramente ensangrentada en su cabeza y los cortes en el rostro...
Se sentó en una silla a su lado y le observó con los ojos rojos debido al llanto y la mirada devastada. Lo único que allí se escuchaba era el triste sonido de la máquina que ayudaba al menor a respirar y un leve pero molesto pitido cada pocos segundos. Aún le costaba creer que era real.
Su bello rostro dormido parecía tan tranquilo, como si nada hubiera ocurrido. No podía mirarlo sin que de nuevo tuviera ganas de echarse a llorar y algo en su interior se rompiera cada vez en más pedazos.
-Te dije que no vinieras a por mí... -Dijo casi sin voz, en un leve susurro ahogado por el llanto.
Buscó la mano que tenía más cercana para sostenerla con fuerza. Estaba helado... Tomó su mano y besó con ternura el dorso de esta, dejándola entre las suyas para darle un poco de calor.
¿Qué iba a hacer ahora? ¿Qué pasaba con todos esos planes que tenían juntos? El destino no podía ser tan cruel como para llevarse así a la persona más importante de su vida. Debía ponerse bien... debía recuperarse.
-No me iré de tu lado, te lo juro. -Murmuró como si pudiera escucharle y responder, dejando otro beso cargado de cariño en su mano-. Me vas a tener aquí hasta que despiertes, porque vas a despertar. Vas a hacerlo.
No sabía a quien intentaba convencer realmente asegurando repetidas veces algo así. Simplemente era lo que él quería creer, lo que más ansiaba en ese instante.
-Por favor, no me dejes solo... -Suplicó con dolor, empezando a derrumbarse por completo al ser verdaderamente consciente de que su novio estaba en ese estado-. Me dijiste que no lo harías. No lo hagas... por favor... Tienes que aguantar. Por ti, por mí, por nosotros...
No iba a irse de allí. Viviría en el hospital si era necesario, en esa pequeña y triste habitación, pero nada iba a poder alejarle de su lado dijeran lo que dijeran. Ya podía estar acabándose el mundo ahí fuera que él no pensaba dejar a RyeoWook solo.
¿Qué pasaba si algo malo ocurría mientras él estaba fuera...? No, ni pensarlo quería. RyeoWook iba a despertar e iban a retomar sus vidas por donde habían quedado antes de esa desgracia. Eso era lo que tenía que ocurrir.
Pero por más que fuera lo que quería pensar, no iba a cumplirse simplemente con desearlo. Era consciente del tiempo que podía pasar antes de despertar, si llegaba a hacerlo. Cuando esos golpes de realismo le atacaban, quería ser él quien muriese antes que vivir sin RyeoWook.
Volvió a mirarle, admirando lo hermoso que era y siempre había sido. Un ángel como él no podía tener un final tan malo y prematuro. No era justo.
De repente el padre del chico entró por la puerta, irrumpiendo el intimo y delicado momento. Su expresión no era mucho mejor que la de él.
-Ya estoy aquí, más tarde volveré a casa y la traeré de vuelta cuando esté más tranquila. Me sabe muy mal y me estará odiando, pero sé que es lo mejor para ella en este momento. -Dijo con una notable tristeza.
JongWoon asintió en silencio, comprendiendo lo ocurrido.
Decidió que lo mejor era salir de la habitación para permitirle al hombre ese momento de intimidad necesario con su hijo, pero no pensaba irse muy lejos. Iría a su casa y recogería lo necesario para pasar allí esa noche y las que hicieran falta. Su vida estaba allí, en esa habitación, tumbado en esa cama. No iba a ir a ninguna parte sin él.
Que cruel... ¿por qué?
ResponderEliminarSi ya estaban con una vida recién hecha, felices de todo, sin nada que les arruinara su felicidad. Me da pena JongWoon, tanto tardó en asimilar su amor por Wook como para que viniera a pasar eso.
Espero y todo termine bien, pero por lo que se ve, al parecer no.
Yo ya avisé que sería un drama muy grande... 😢 Pero el próximo YeWook que escriba prometo que no será tan dramático jajaja Porque seguiré escribiendo sobre ellos, eso seguro.
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