Título: All of you
Pareja: Meanie (Mingyu + Wonwoo) [SEVENTEEN]
Tipo: Yaoi
Género: Romance | Fluff
Clasificación: M
Advertencias: Lime
Nota: ¡Primer Drabble de la pareja Meanie! Espero que lo disfrutéis.
No tuvo tiempo de volverse, de pronto cayó al suelo bajo el insostenible peso de otra persona. Debía tratarse de un ladrón o un bandido que había decidido asaltarle aprovechando la oscuridad de la noche.
Podía notar lo grande que era solo por como cubría completamente su espalda, también el nerviosismo de este al notar una respiración acelerada en su nuca y por último un desconcertante olor a café que emanaba de él.
Sin previo aviso unas manos inquietas se colaron bajo su camisa y acariciaron su pecho mientras que su cuello fue bañado por incontables besos húmedos.
- N-no... - logró murmurar al tiempo que intentaba alejarse de aquel depravado, más sin ningún éxito.
Los roces no pararon y el calor de su cuerpo se vio disparado en apenas unos segundos. No le gusta que le tocaran, pero por alguna extraña razón su cuerpo correspondía a cada caricia y pequeño tacto. Aquellos cálidos labios sabían sus puntos sensibles tras la oreja y sus secuaces más abajo conocían la sensibilidad de sus costillas. Y pronto descubrió porqué.
- Wonwoo-hyung...
Aquella voz ronca y cargada de dulces delirios de placer solo pertenecían a una persona, y ese era Mingyu. Tan pronto lo supo el suelo bajo él empezó a cambiar, ya no era tierra, sino una superficie mucho más suave y acolchada.
Fue entonces cuando aquellas ágiles manos se hicieron más presentes, cuando viajaron de sus costillas hasta la parte baja de su espalda, lanzando un poderoso escalofrío a lo largo de su columna vertebral. Los dedos de sus pies se agitaron y sus manos se cerraron sobre las sábanas bajo él.
Intentó aparentar estar dormido, pero no pudo seguir manteniendo la calma cuando la amplia mano de menor perpetró sus queridos calzoncillos, y rozó la sensible superficie de sus glúteos.
- ¡Mingyu! - dijo mientras abría los ojos de golpe.
De pronto el peso sobre él desapareció, junto con la calidez de aquella traviesa mano. Al parecer el menor había estado encima suyo de verdad, y ahora entendía porqué no había podido defenderse ni en sueños.
Una vez liberado se giró hasta quedar boca arriba y entonces mirar a la cara a su agresor, que ahora permanecía arrodillado a su lado con aspecto de no haber roto nunca un plato.
- El desayuno está listo, he venido a avisarte. - musitó el menor mientras jugueteaba con su labio inferior.
Wonwoo asintió a pesar de no estar del todo de acuerdo con aquella declaración, y decidió que lo mejor para ambos era olvidar ese incidente. Luego bajó su mirada para buscar sus zapatillas, pero de inmediato se sonrojó al notar algo sumamente vergonzoso a la altura de su entrepierna. Estaba duro como una roca.
- Ve primero, tengo que ir al baño. - dijo Wonwoo, dándose la vuelta para quedar de espaldas a su amigo.
Creyó ver un atisbo de duda en el otro, como si se estuviera planteando si obedecer su petición o no, pero tras pocos segundos descendió de la cama con una media sonrisa.
- No tardes. - respondió.
El mayor esperó a que Mingyu abandonara la habitación para correr al cuarto de baño y aliviarse. Al volver a su habitación miró el despertador y se sorprendió al ver lo tarde que era, entonces corrió a la cocina y descubrió que sólo estaba aquel chico alto recalentado el café.
- ¿Dónde están los demás?
- Jeonghan y Jun comprando comida, Seokmin y Seungkwan en un programa de radio y el resto en la compañía. - respondió Mingyu sin demostrar importancia por lo que decía.
- Son las once de la mañana, ¿por qué nadie me ha despertado? - exigió saber.
Mingyu le observó en silencio un tiempo y luego llevó el café caliente a la mesa del desayuno, invitando a Wonwoo a sentarse con él.
- Anoche tenías mucha fiebre, así que entre todos acordamos que necesitabas descansaras un poco más.
Entonces el mayor recordó haberse metido a la cama con treinta y nueve grados de fiebre, pero estaba seguro de que no le había dicho a nadie nada sobre ello.
- ¿Cómo lo supisteis?
Mingyu, quien estaba comiendo una magdalena para acompañar al mayor, se atragantó de repente y tuvo que beber un sorbo de café.
- No parabas de quejarte y moverte, así que encendí la luz y vi que tenías mal aspecto. - explicó -. Todo quedó claro cuando vi el termómetro junto a tu cama.
Wonwoo volvió a asentir, culpándose por no haber escondido aquel trasto. Ahora su jornada iría con retraso al resto. Bueno, la suya y la de Mingyu que, ahora que lo pensaba, ¿qué demonios hacía él allí?
- ¿Y tú? ¿Por qué estás aquí y no con los demás? - preguntó Wonwoo mientras empezaba a echar azúcar a su taza de café, casi demasiada como para ser sano.
Entonces el menor sacó una pequeña bolsa de farmacia de debajo de la mesa y la colocó frente a ambos.
- Para asegurarme de que tomes tu medicina.
Wonwoo rió ante aquel argumento tan estúpido aunque dulce y con una sonrisa en agradecimiento empezó a degustar el desayuno con buen ánimo. Mingyu siempre se preocupaba mucho por él, a veces innecesariamente. Desde que su sufrió gastroenteritis el año anterior había notado un cambio considerable en el comportamiento del menor. Siempre tenía la vista puesta en él y sus incesantes muestras de afecto ahora pasaban de ser simples caricias y besos inocentes.
Sabía que Mingyu estaba en la edad de tener novia y sus impulsos a veces llevaban al menor más allá de la linea entre la amistad y el amor. Pero él nunca se quejaría de ello. Solo espera que, cuando el momento llegara, no le doliera demasiado ver a aquel chico atesorando a otra persona de aquella forma.
A solo medio metro los castaños orbes del menor no paraban de examinar a Wonwoo sin descanso.
Había estado a un sólo paso de poder satisfacer su curiosidad, si tan solo hubiera sido un poco más cuidadoso podría haber probado la suavidad del apretado trasero del mayor. Tras dar un largo sorbo al café se relamió los labios al recordar como el más bajo se había sonrojado al ver su miembro más despierto que él mismo. Una agradable ola de calor recorrió su cuerpo al imaginar lo que tuvo que hacer el el baño poco después.
Al menos el Wonwoo no se había dado cuenta de que había dormido con él toda la noche. Fue por eso que, al tocar su cuerpo, había advertido la fiebre. Además de haber sido el que le acunaba entre sus brazos cuando murmuraba o empezaba a agitarse en sueños.
Fue él que advirtió a los miembros de la condición del mayor y quién les persuadió para que le regalaran una mañana para recuperarse. Sin contar que también fue quien corrió a la farmacia más cercana en mitad de la noche para comprar medicinas.
Pero lo que sí sabría, y muy pronto además, era lo que el menor quería de él. Básicamente Mingyu vivía esperando una oportunidad para dejar de jugar y pasar a la acción, una señal que le indicara que el mayor también le necesitaba de la misma manera. Y esa mañana al fin la había obtenido.
Porque lo que más ansiaba de Wonwoo, era todo de él.
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