Notas:
Aquí tenéis el segundo capítulo de este YulSic que, a pesar de no
haber sido una historia del otro mundo, espero que os haya gustado y
entretenido al menos. ^^
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Había
esperado unos minutos allí, sola en la gran piscina cubierta. De esa
forma le habría dado tiempo a Jessica para ir a su dormitorio y no
hacer trampas viendo el camino por el que iba o incluso siguiéndola
desde la distancia. No, ella quería jugar de verdad y superar el
reto por sí misma.
Estuvo
largo rato buscando, siendo cuidadosa al hacerlo. Había dos pasillos
con habitaciones, la mayoría desocupadas ¿para qué tantos? Al
principio le había fascinado la grandeza del lugar, pero tras pasar
el encanto del principio se daba cuenta de que algunas cosas eran
innecesarias. Después de todo allí solo vivían Jessica y su padre,
ni siquiera los empleados dormían en esas habitaciones.
Tenía
que haber alguna pista que le indicara cual era la puerta correcta.
No quería empezar a abrir sin saber porque sabía a la perfección
lo que podía pasar y no le gustaba la idea. ¿Y si se encontraba con
la puerta del padre y la habría por error? ¿Qué explicación iba a
darle a ese desgraciado si se colaba en mitad de la noche donde
dormía? A saber qué asquerosidades iba a creer si eso pasaba y como
escapaba de allí después.
-Perdone,
señorita ¿necesita algo? -Escuchó tras ella. Era una voz femenina
y dulce.
Al
girarse encontró a una mujer de mediana edad con apariencia cansada
y uniforme de trabajo. Lo raro es que nadie le hubiera llamado antes
la atención, pues después de todo estaba paseándose como le daba
la gana por casa ajena.
-Busco
el dormitorio de Jessica. -En las reglas no especificó que no
pudiera preguntar-. Fue ella quien me dijo que fuera, pero no me dijo
exactamente donde está y la casa es enorme.
-Oh
¿conoce a Jessica? -Preguntó mostrando un pequeño interés en
ella.
-Sí,
somos amigas desde hace un tiempo. Ella sabía que iba a venir y me
dijo que quería reunirse conmigo. -Mintió al darse cuenta de la
inocente mente de la mujer. Parecía fácil de manipular.
-La
llevaré hasta allí, sígame. -Dicho aquello, tomó rumbo contrario
hacia donde iba Yuri. Vaya, pues sí que empezaba bien la búsqueda.
Tenía
ganas de reír, después de todo la vigilancia allí dentro no era
tan buena como parecía desde fuera. Podría estar buscando a la hija
de su peligroso jefe para hacerle algo malo y esa ingenua mujer no
sospecharía nada. Había sido demasiado fácil convencerla de que le
mostrara el camino.
-Aquí
es. -Le indicó al pararse frente a una puerta.
-Muchas
gracias. -Le dijo en voz baja con una sonrisa. Si todo salía bien
quizás le diera algún tipo de compensación económica por la
ayuda. Aunque mucha falta tampoco le haría.
Antes
de entrar estuvo reflexionando un momento ¿y si lo fastidiaba todo
con esa pequeña aventura? Allí dentro debía ser cuidadosa y nada
más llegar lo que iba a hacer tener un encuentro con la hija de ese
hombre, en su dormitorio. Eso era de todo menos cuidadoso, pero ella
era así. Después de todo le gustaba el riesgo.
-Has
tardado menos de lo esperado. -Fue lo primero que dijo Jessica al ver
pasar a esa mujer que tanto interés había despertado en ella con
tan solo una pequeña conversación y su presencia.
-Tengo
mis métodos. -Explicó sin dar detalles, asegurándose de cerrar la
puerta tras ella.
Olía
realmente bien, por lo que intuyó que se acababa de duchar para
eliminar el cloro de la piscina de su piel. Aún tenía el cabello
húmedo y se había vestido con un pijama corto realmente mono
formado por una camiseta de tirantes y un pantaloncito conjuntados. Y
aun así, tal y como iba, le pareció una chica muy bonita.
Su
dormitorio no se quedaba atrás en cuanto al resto de la casa. Era
incluso más grande que allá donde la habían instalado a ella y más
lujosa, aunque no dejando de estar decorada con el estilo personal de
la joven.
-Me
gustaría saber más de esos métodos. -Le dijo Jessica, mostrando
interés en su mirada mientras se acercaba más a ella.
-¿Qué
quieres que te cuente? -Preguntó Yuri, sintiendo unos pequeños
nervios crecer dentro de ella con esa repentina cercanía. Esa chica
no se andaba con rodeos.
Las
dos estaban jugando y lo sabían ¿qué daño podían hacer? Si
tenían las cosas claras no había ningún problema con el camino que
estaban tomando. No se conocían apenas y podría estar mal visto,
pero se sentían atraídas mutuamente y eso era suficiente para
lanzarse a tener una noche de pasión.
Pronto
empezaron a besarse como si sus vidas dependieran de ello, a
arrancarse suspiros a base de caricias atrevidas. No tenían nada
que perder y en ese momento no les importaba nada más. Ya tendrían
tiempo para conocerse más tarde.
Yuri
acabó tomando las riendas de la situación casi sin darse cuenta,
dejándose llevar por la excitación y calor que había encendido
aquella desconocida en su cuerpo con apenas unos besos. Agarró sus
caderas con firmeza y dio pequeños pasos en los que obligó a
Jessica a caminar hacia atrás hasta caer sobre el colchón de la
enorme y costosa cama.
Jessica
separó sus piernas tras la caída, permitiendo así que la otra se
acomodara rápidamente sobre su cuerpo. Buscaba tenerla lo más
pegada que pudiera y sentir esa cercanía lo mejor posible, pues esa
mujer despertaba en ella un fuego como pocas veces alguien lo había
hecho.
El
tacto de las manos de la joven acariciando su piel la estaba haciendo
enloquecer. Sus atrevidos besos le arrancaban suspiros de excitación
constantemente. Acababan de empezar y ya sabía que no iba a
arrepentirse de entregar su cuerpo a aquella mujer a la que apenas
conocía.
En
cuestión de pocos minutos ambos cuerpos yacían sin ropa sobre la
cama, disfrutando la una de la otra sin preocuparse por nada más.
Yuri
ya casi había olvidado donde se encontraba y cual era allí su
misión, tan solo dejándose llevar por el momento de pasión que esa
joven le había ofrecido tener, sin necesidad de muchas palabras para
entenderse la una con la otra y saber qué era eso que estaban
buscando.
Lo
pasó realmente bien en brazos de Jessica, al igual que Jessica
disfrutó permitiendo que Yuri recorriera cada parte de su cuerpo de
forma experta y apasionada. Qué mujer. No se arrepentía en absoluto
de lo que estaba haciendo y dudaba mucho que fuera a hacerlo más
tarde, pues aquello quedaría en su memoria como un recuerdo
realmente morboso e imborrable. Y le importaba poco o nada lo que su
padre pudiera pensar si algún día se enteraba de lo ocurrido. Él o
cualquier otra persona.
Lo
que en un principio iba a ser un pequeño y apasionado encuentro
entre ambas, acabó prolongándose hasta pasada la media noche. No
tenían ninguna prisa y nadie iba a interrumpir su reunión privada.
Ya se había encargado Jessica de que los empleados entendieran que
no quería ser molestada, sobre todo cuando estaba con alguien.
Aún
cuando ambas habían quedado satisfechas, no quería que se marchara
de su dormitorio. Estaba realmente cómoda en esa posición,
recostada con la cabeza apoyada sobre el pecho de la chica mientras
acariciaba su suave y hermosa piel. Ni siquiera quería quedar
dormida a pesar de que sentía sus párpados pesar a causa del sueño.
De
repente, mientras estaba entre sus brazos, una duda la atacó.
-¿Cuando
te irás? -Le preguntó en voz baja y levantando su cabeza un poco
para así poder mirar sus ojos al hablarle. Otra cosa que le
encantaba de ella.
-En
cuanto pueda. Mañana a la tarde debo estar en el aeropuerto con el
dinero y si no aparezco más me vale esconderme bien. -Le explicó
con calma, como si el tema de esa conversación fuera el más típico
del mundo. Pero no es como si Jessica no supiera en qué estaba
metido su padre y como había logrado reunir esa gran fortuna.
-Ah…
-Era demasiado pronto para su gusto-. Espero volver a verte. -Dijo
sin vergüenza alguna, pues de nuevo no veía motivos para ocultar
sus intenciones o sentimientos. Ella era así de clara.
-¿Sí?
¿Por qué? -Sus palabras habían interesado a Yuri una vez más.
-¿Es
que acaso tú no tienes ganas de volver a verme? -Preguntó seria.
-Claro
que sí. -Se apresuró en aclarar la chica-. Me pareces muy
interesante y creo que hemos conectado bien.
-Muy
bien. -Con una sonrisa en los labios, se acercó a los de la otra y
mordió la mitad inferior de estos.
Quería
aprovechar todo lo posible con ella y conocerla todo lo que estuviera
a su alcance, sabiendo que al día siguiente se marcharía y sin
saber cuando volverían a verse o incluso si eso sucedería en algún
momento de sus vidas. Ninguna de las dos tenía una vida estable y
segura, un día estaban en la cima y al siguiente podrían estar
entre rejas o bajo tierra. Así era el peligroso mundo al que
pertenecían y ambas eran conscientes de eso.
Yuri
se marchó a su habitación antes del amanecer, buscando no levantar
sospechas y no seguir en el enorme dormitorio de Jessica cuando su
padre abriera los ojos en la mañana. Dormiría un par de horas tras
la intensa noche que había vivido, recibiría el dinero prometido y
se marcharía tan pronto como le fuera posible hacerlo.
Había
pensado en buscar una forma en la que ella y Jessica pudieran seguir
en contacto, pero era demasiado arriesgado. Nunca se sabía quien
podía estar buscando qué y de qué forma, por lo que no querían
perjudicarse la una a la otra. Una pena, sinceramente. Hacía tiempo
que no lo pasaba tan bien con una mujer.
***
-No
me gusta ver como te vas. -Dijo el hombre como si realmente le
doliera, pero ella solo tenía ganas de reírse en su cara al no
creer ni una sola de sus palabras o expresiones.
Tenía
ya el preciado pago en sus manos y a un ansioso y armado jefe
esperando recibirlo, no podía prolongar más su estancia ni aunque
quisiera hacerlo. Y si lo hiciera tampoco sería por aquel pesado,
sino por su hermosa hija que nada tenía que ver con él.
Ni
siquiera quería prestarle atención a sus elogios sin sentido,
aburrida de ellos. Quería marcharse inmediatamente de allí y
perderle de vista. Ya estaba apunto de irse directamente al
aeropuerto cuando el sonido de unos tacones le hizo girarse hacia las
escaleras que llevaban al segundo piso.
Allí
estaba ella, tan guapa como la noche anterior. Tuvo que hacer un
esfuerzo para que el hombre no se percatara de lo mucho que deseaba a
su hija solo con una mirada. De forma disimulada apartó la vista de
ella, sin querer hacerlo realmente. No terminaba de entender como
tal mujer venía de un simio como él. Su madre había debido ser una
diosa de la que ella había heredado todo lo bueno.
-Tendré
que hacer negocios con tu jefe más a menudo para verte de nuevo por
aquí. -Comentó, totalmente ajeno a los pensamientos de ambas
mujeres que se encontraban juntas en la misma estancia con él.
-No me importaría volver a venir. -Respondió Yuri con una
sonrisa no dirigida a él. De reojo miró a Jessica, quien la
observaba a un lado habiendo captado el mensaje que había intentado
transmitirle con esas palabras. La chica sonrió al igual que lo
había hecho ella, de forma cómplice y sabiendo que solo ellas allí
se entendían.
No
podían saber al cien por cien lo que iba a ocurrir. Lo que estaba
claro es que ninguna olvidaría la noche en la que se conocieron y
estarían esperando ansiosas por un nuevo y apasionado encuentro
entre ellas.
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