Notas: Un momento también muy importante en el Torneo de los Tres Magos es el Baile de Navidad... pero este en concreto... va a ser bastante especial para nuestros protagonistas. ¿Qué sucederá?
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Capítulo 7
Baile de Navidad
A dos semanas del baile de Navidad, después de haberle pedido a SeulGi, la chica de Beauxbatons, que lo acompañara al evento tras muchos dolores de cabeza provocados por el incesante parloteo sobre chicas de TaeMin, JongIn creía que por fin iba a tener un poco de paz y tranquilidad sin tener que recurrir a una tarde sobre la hierba del campo de quidditch, más que nada porque había empezado a nevar y ahora una gruesa capa de casi un metro de nieve le impedía ver la hierba. Sin embargo, como le estaba pasando todo ese maldito curso, JongIn se equivocaba.
Estaba sentado tranquilamente en el comedor, desayunando junto a JunMyeon y Wendy, que siempre eran una agradable compañía, cuando un ejemplar de la revista Corazón de Bruja apareció frente a su cara, con una foto de él tumbado sobre el campo de quidditch, con ZiTao muy cerca, y sonriendo. El chico abrió los ojos como platos al ver la foto porque no se había dado cuenta de que se la habían tomado.
—¿Me explicas por qué cuando te dejo solo haces gilipolleces como tumbarte en la hierba y sonreírle al campeón de Durmstrang como si fueras un tonto enamorado? —pidió su amigo TaeMin, que era quien tenía sujeta la revista frente a su cara.
JongIn bufó y tomó la revista de sus manos para leer qué era lo que ponía, obviando las palabras de su amigo porque no tenía ni que darle explicaciones ni en la foto parecía un tonto enamorado de Zi... bueno, ahora que la miraba mejor sí que parecía un tonto enamorado, pero él no estaba enamorado de ZiTao, seguro que esa foto había sido tomada en el momento en el que el otro le había contado cuando llegó a Durmstrang su primer año, que hacía explotar todas las cosas porque, al principio no sabía cómo hacerlas, y luego cuándo sabía le parecían aburridas y de ahí la sonrisa. No podía haber otra explicación más que esa. JongIn leyó el titular en voz baja, pero lo suficientemente fuerte como para que lo escucharan TaeMin, JunMyeon y Wendy.
—"Los campeones de Durmstrang y Hogwarts cazados pasando una tarde en pareja" —JongIn dejó la boca abierta tras leer porque no podía creerse lo que estaba allí escrito y JunMyeon tuvo que alargar la mano y cerrársela—. Por Merlín. ¿Qué cojones?
—A ver —Wendy le quitó la revista para buscar la página en la que se encontraba el artículo que habían escrito sobre ellos dos y cuando la encontró (o más bien, las encontró, porque habían escrito cerca de diez páginas sobre ellos), comenzó a leer—: “Eludiendo las grandes medidas de seguridad y las salvaguardas mágicas del Instituto Durmstrang, me adentré en los terrenos del colegio en busca de una gran exclusiva. No tenía ni idea de cómo lo haría para encontrar a alguno de los tres campeones y buscar cualquier indicio de una relación amorosa, así que me sorprendí muchísimo cuando solo tuve que recorrer los lugares cercanos al campo de quidditch para encontrarme a dos de ellos” —la chica miró a JongIn antes de seguir—. “El campeón de Durmstrang, Hwang ZiTao, de diecisiete años que, a punto está de terminar sus estudios, y el campeón de Hogwarts, Kim JongIn, de dieciséis, fueron cazados por el objetivo de mi cámara pasando una tarde en pareja en un lugar apartado de la vista, hablando y sonriéndose mutuamente de una forma bastante cariñosa. En sus ojos se podía ver lo enamorados que están el uno del otro y…” —Wendy siguió leyendo durante media hora más, hasta que terminó todas las páginas que le habían dedicado en la revista—. El reportero es Byun BaekHyun —dijo al final—, muchas chicas de mi curso están loquitas por él porque es bastante guapo, lo que no saben es que está saliendo con la redactora jefe de la revista, Kim TaeYeon.
—¿Las chicas de tu curso se enfadarían si de repente apareciera ese tío muerto en la bañera? —cuestionó JongIn—, porque me lo voy a cargar.
—¿Entonces eso quiere decir que no estás saliendo con ZiTao? —preguntó TaeMin, que se había sentado a su lado porque se había cansado de estar de pie a los cinco minutos de que Wendy comenzar a leer.
—¡No! —respondió quizás demasiado fuerte y las personas que estaban a su alrededor se giraron hacia él, así que el chico bajó el volumen cuando volvió a hablar—. No, no estoy saliendo con él, ¿qué te hace pensar eso?
—Bueno… —comentó su amigo—. Te he visto varias veces mirándole el culo al campeón de Beauxbatons y el tal ZiTao a veces es muy amable contigo a pesar de ser rivales.
—Oh, pero yo también le miro el trasero a SeHun —dijo de pronto JunMyeon—, y no soy homosexual —todos miraron a JunMyeon con los ojos como platos, pero JongIn vio en ello una oportunidad de quitarse la pelota de su tejado y no la desaprovechó.
—¿Ves? No soy el único —dijo el chico—, y sí, ZiTao es amable conmigo, pero también lo es con SeHun. No sé qué razones tendrá para ello pero es bueno no tener que estar odiándolo, es un buen chico.
TaeMin lo miró, con ganas de decir algo, pero finalmente optó por el silencio y JongIn lo agradeció.
★★★
Durante aquellas dos semanas, JongIn tuvo que soportar muchas miradas de soslayo y risitas, además de gente que se le acercaba —tanto chicas como chicos—, para preguntarle si era verdad lo que había salido en la dichosa revista. El chico se afanaba en negarlo todo, pero los estudiantes de dos de los colegios eran bastante pesados —a los pocos que habían viajado de Hogwarts se lo había explicado una vez y ya no le habían dado más problemas—. JongIn habló del tema también con ZiTao y este le aseguró que haría todo lo posible por negar también los rumores, ya que, aunque le halagaba que hubieran pensado que estaban juntos no lo estaban. A JongIn aquello lo dejo un poco sorprendido y quizás lo hizo pensar de más durante unos momentos, pero cuando terminaron de hablar, al chico se le olvidó completamente porque tenía muchas cosas que hacer.
A eso, se le había unido que, además de tener prácticamente clases con la directora McGonagall por las mañanas, las tardes las tenían que pasar junto a ella en el barco también para dar clases de baile para así no hacer el ridículo ante las demás escuelas de magia. Era una tradición que se celebrara aquel baile y, al final, a los dos chicos de Slytherin les había tocado tener que bailar con las dos representantes de Gryffindor, y aunque TaeMin tenía cara de sieso mientras lo hacía, JongIn supo que disfrutó porque Irene era bastante guapa y se movía muy bien también.
También tuvo que lidiar con otro artículo más de aquella revista del corazón de los magos en el que decían que él y TaeMin eran “demasiado buenos amigos” y advertían a ZiTao de que tuviera cuidado porque JongIn podía estar jugando con él y sus sentimientos, a pesar de estar saliendo con TaeMin, en beneficio propio.
Por todo esto, el chico estaba muy agobiado y solo quería que todo aquello terminase lo más pronto posible.
★★★
El día de Navidad llegó finalmente y el Instituto Durmstrang amaneció completamente decorado para el evento. JongIn, quien siempre había pasado las Navidades en casa de sus padres, no estaba acostumbrado a ver una decoración como aquella, ya que aunque en Hogwarts lo hacían, no era tan exagerado ni tan colorido como en aquel lugar. Por eso, a pesar de todo lo que había pasado las anteriores semanas y de lo agobiado que se había sentido en todo el tiempo que llevaban en Durmstrang, JongIn quiso dejarlo todo atrás y disfrutar de aquello aunque fuera solo un poco.
Esa misma mañana, tras desayunar, la directora McGonagall les dio un par de indicaciones sobre los horarios a todos los alumnos de Hogwarts y luego les dejó el día libre de clases de baile porque según ella, si no habían aprendido ya, no iban a aprender nunca. Con tanto tiempo libre por delante, JongIn se dedicó a hacer varias cosas que tenía pendientes, como mandarles una carta a sus padres, en respuesta a la que había recibido de ellos algunos días antes, cuando le enviaron su túnica de gala. En ella, su madre se lamentaba porque no pudiera regresar a casa esa Navidad y pasarla junto a ellos.
—¿Sabes cómo va esto? —le cuestionó TaeMin, señalándole su túnica, perfectamente planchada y colgada en una percha. JongIn asintió.
—Claro que sé utilizarla —le respondió—. No es más complicado que la túnica del colegio que vestimos todos los días —el chico se levantó y selló la carta, luego caminó hasta la lechuza de TaeMin para poder enviarla a sus padres—. Te cojo prestada a NaEun —le comunicó, pero el otro estaba mucho más pendiente de que su propia túnica estuviera perfecta. JongIn suspiró, entregándole la carta a NaEun y abriendo la ventana de su camarote para que esta pudiera echar a volar hacia su destino.
—El baile comienza a las siete —comentó su amigo—. Tienes que estar allí para las seis y media como muy tarde con SeulGi, lo sabes, ¿verdad?
—Lo sé —contestó.
Después del almuerzo, los chicos se volvieron a encerrar en su habitación para vestirse y arreglarse. Tenían que estar perfectos para el baile, o la directora los mataría directamente, aunque tuviera que utilizar una de las maldiciones imperdonables. Varias horas después, a las seis y media en punto —eran ingleses y tenían que hacer gala de su puntualidad—, los dos chicos llegaron a las puertas del comedor, lugar en el que tenían que esperar a que aparecieran sus respectivas parejas. La directora McGonagall ya se encontraba allí, organizándolo todo y mandando a los alumnos de Hogwarts de un lado a otro, para que estuvieran todos en sus puestos.
Wendy y JunMyeon al final iban juntos al baile, como TaeMin sabía que pasaría, al igual que lo hicieron JinKi y Luna, los chicos de Hufflepuff. Solo ellos y las chicas de Gryffindor se habían buscado a la pareja de otra de las escuelas. Sus dos acompañantes, llegaron algunos minutos después y su amigo no tuvo más que decirle lo guapas que estaban ambas, a pesar de que eso a JongIn no le interesaba en lo más mínimo, solo quería entrar, abrir el baile, decirle un par de cosas bonitas a SeulGi para que no se enfadara con él o lo pasara mal y luego irse de aquel lugar.
—Por Merlín, ambas están buenísimas —comentó TaeMin, JongIn desvió su mirada al suelo y asintió levemente para que su amigo no notara absolutamente nada—. No seas tímido —le dio un codazo—, y no hagas nada que yo no haría —le deseó, cogiendo a Sulli del brazo y llevándola dentro del comedor.
—¡Haré todo lo contrario a lo que tú harías! —le gritó a su amigo y luego se giró hacia su acompañante—. Estás preciosa.
—Gracias —murmuró ella, con un sonrojo asomando a sus mejillas.
En ese momento, JongIn vio por el rabillo del ojo cómo aparecía ZiTao junto a una chica de Durmstrang, probablemente amiga suya porque JongIn recordaba haberla visto entre su grupo de amigos. El otro campeón le dedicó una sonrisa cálida antes de decirle unas palabras a su acompañante y después caminar hacia él. Cuando estuvo a su lado, JongIn le devolvió la sonrisa, pero tomó más fuertemente el brazo de SeulGi porque su corazón había comenzado a latir con mucha rapidez.
—Tu directora te explicó cómo iba esto, ¿verdad? —le preguntó y JongIn asintió—. Genial. Espero que lo pases muy bien —le deseó, tendiéndole su mano para que el chico la estrechara. El representante de Hogwarts lo hizo y un escalofrío recorrió su cuerpo durante los breves segundos que sus pieles se tocaron.
—Qué te diviertas —murmuró.
Tras esto, JongIn se giró hacia SeulGi y, por todos los medios, intentó no pensar en lo que se removía en su interior desde que había visto a ZiTao, con aquella túnica de gala de color azul oscuro que tan bien le quedaba y su pelo negro peinado hacia arriba, descubriendo sus ojos y su frente, haciéndolo parecer todavía más atractivo de lo que ya era. El chico intentaba no pensar en ello, ni en lo que aquellos pensamientos estaban significando para él, pero no pudo dejar de hacerlo.
Uno de los profesores de Durmstrang, se acercó a ellos para darles las últimas indicaciones antes de que los campeones de las tres escuelas entraran al comedor para que, así, diera comienzo el baile. JongIn se sentía un poco nervioso por tener que bailar delante de tantas personas, cuando aquel tipo de baile no era su especialidad, pero no tenía más remedio que hacerlo y, además, había ensayado mucho con Joy, así que tenía que hacerlo bien. Las puertas del comedor se abrieron y los chicos echaron a andar con la cabeza alta hasta que llegaron al centro de la pista, el chico podía sentir muchos ojos puestos sobre su persona, pero se forzó a no pensar en absolutamente nada y solo seguir el ritmo de la música, mientras abría en baile junto a SeulGi y los demás campeones.
El chico bailó varias canciones y luego se tuvo que excusar con la chica porque TaeMin apareció repentinamente tras él y le pidió que lo acompañara a algún lugar. Sin poder dilucidar cuáles eran sus intenciones, el chico lo siguió hasta que salieron del comedor y, en ese momento, su amigo sacó de uno de los bolsillos de su túnica un pequeño monedero.
—TaeMin… ¿qué…?
—Shh… ¡calla! —le dijo, poniéndole una mano en la boca—. Nadie puede enterarse de esto, ¿entendido? —JongIn asintió lentamente—. He traído alcohol de contrabando —explicó, sacando una petaca del monedero, aunque pudiera parecer imposible—. Bebe y pásatelo bien.
—TaeMin, somos menores…
—Tenemos dieciséis y ya mismo tendremos diecisiete y por lo tanto, mayores de edad, así que no me seas quejica y sé un hombre —contestó.
—Pero…
—Vamos —con algo de duda, JongIn miró a su amigo y a la petaca y luego, tras algunos segundos, claudicó.
—Está bien.
El chico tomó la petaca de la mano de TaeMin y abrió el tapón. Olfateó su contenido como si de un peo se tratase y arrugó la nariz ante el fuerte olor a alcohol, no le agradaba demasiado la idea, pero comenzaba a aburrirse de estar con la chica y probablemente no podría aguantar la noche sino hacía aquello. Por este motivo, JongIn tomó un gran trago de la petaca, dejando completamente flipado a su amigo, que no se lo esperaba, y prácticamente se terminó él solo todo el contenido.
—Te vas a sentir mal luego —lo regañó TaeMin.
—¿No querías que bebiera? —cuestionó—. Pues ya he bebido y si me disculpas, tengo que volver con SeulGi, o algún otro me la robará.
Diciendo esto, JongIn se fue de aquel lugar un poco escondido a la vista, para que nadie los pillara haciendo aquello que no estaba permitido, y se adentró de nuevo en el comedor, buscando entre la multitud a SeulGi. Encontró a la chica hablando con su amiga Sulli y cuando se acercó a ellas, la más alta se retiró, alegando que tenía que buscar a TaeMin.
—¿Quieres algo de beber? —preguntó JongIn a la chica—. ¿O prefieres seguir bailando?
—Mejor algo de beber y así descansamos y hablamos un poco —respondió ella con una sonrisa.
De esta forma, ambos se dirigieron a la barra, donde no vendían ninguna bebida alcohólica, ni siquiera para los profesores y luego se sentaron en alguna de las mesas para estar más tranquilos. JongIn no había comido mucho al mediodía y luego tampoco había piqueado de los canapés que habían sido dispuestos por el comedor porque se había pasado el rato bailando, así que, pronto se le subió el alcohol a la cabeza y empezó a sentir un zumbido que fue bastante en incremento a medida que pasaban los minutos y comenzó a sentirse algo mal y mareado.
—JongIn, ¿estás bien? —le preguntó SeulGi, un poco alarmada, y por eso le salió un poco su acento francés al hacer la pregunta.
—Creo que no me encuentro bien —murmuró, levantándose y tambaleándose al hacerlo.
—¿Te ayudo a…?
—No, no, no —la cortó—. Yo puedo solo.
El chico salió corriendo del comedor, bajo la atenta mirada de SeulGi y de alguien más, aunque en ese momento, JongIn no lo supo. Necesitaba aire, allí dentro hacía mucho calor y se estaba agobiando bastante, también necesitaba sentarse en algún lugar para que así, todo dejase de dar vueltas. Acabó sentado a las puertas principales del castillo, a su alrededor solo había nieve y el ambiente era quizás demasiado frío, pero aquello lo calmó un poco. JongIn echó su cabeza contra la fría pared de piedra también, para intentar que aquel zumbido dejase de escucharse dentro de ella, sin mucho éxito. El chico sintió una mano sobre su hombro y pensó que quizás SeulGi había llamado a TaeMin para que fuera tras él; sin embargo, cuando aquella mano se movió por su cuello y le hizo sentir un escalofrío, JongIn supo que no se trataba de su mejor amigo, sino de ZiTao.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó, agachándose junto a él y sentándose en los fríos escalones de piedra también.
—No le voy a hacer más caso a TaeMin —murmuró el chico—. Nunca más —escuchó una leve risa a su lado y notó cómo la mano que descansaba en su nuca hacía que se inclinara sobre el hombro ajeno.
—Estando así se te pasará en unos momentos —comentó ZiTao, y JongIn se dejó acunar contra su cuerpo, sintiendo el calor que manaba de él. El chico notó cómo su corazón latía realmente rápido dentro de su pecho y le rogó a Merlín que su acompañante no pudiera escucharlo, aunque una parte de él, lo único que quería era estar más cerca de ZiTao, sentir su piel contra la suya y que aquella mano que solo acariciaba su nuca, acariciara todo su cuerpo.
—No debería haberlo hecho —se lamentó en apenas un susurró—, o al menos tenía que haber comido algo… voy a matar a TaeMin —dijo en un arranque de sinceridad, haciendo reír a ZiTao.
—No lo hagas porque entonces el Torneo de los Tres Magos perdería a un gran contendiente —le comentó.
—Nah… no soy nada bueno —replicó JongIn—. A ti se te dan muy bien los hechizos, yo soy un negado —el chico puso una de sus manos sobre la rodilla de ZiTao, en un arranque de valentía y luego continuó—, y también muy guapo —no sabía por qué lo dijo, pero lo dijo, y lo peor era que en su cabeza llena de zumbidos todo tenía sentido y que le gustara ZiTao no le parecía una gran locura.
—Concuerdo en que soy gran mago y guapo —comentó ZiTao—, pero tú también eres muy guapo.
JongIn alzó su cabeza del hombro del representante de Durmstrang rápidamente, para mirarlo a los ojos y preguntarle a estos si mentían o no lo hacían. El corazón del chico se saltó un latido cuando vio en estos un brillo que probablemente tenía él también en los suyos. JongIn sintió cómo sus mejillas comenzaban a arder y estaba seguro que, a pesar de su moreno, se podría notar su sonrojo.
—Creo… —comenzó JongIn, sin saber claramente qué era lo que quería decir—, creo que me gustas…
Una sonrisa apareció en el rostro de ZiTao y eso fue lo que le hizo a JongIn ser un poco más valiente e inclinarse sobre el cuerpo del otro chico para poder rozar sus labios con los suyos. El contacto fue leve, cálido y húmedo, pero su corazón comenzó a dar exagerados saltos dentro de su pecho y, cuando se separó, se arrepintió al segundo de haberlo hecho. Sin embargo, notar de nuevo los labios de ZiTao contra los suyos, pero esta vez haciendo mucha más presión, hizo que se le olvidara todo.
—¿JongIn? —escuchó que alguien lo llamaba y rápidamente se separó de ZiTao, descubriendo a su amigo TaeMin detrás de ellos, mirándolo con los ojos como platos.
—Taem… —JongIn se levantó de los escalones, mareándose en el proceso y teniendo que ser sujetado por el chico al que estaba besando hacía unos segundos para no caer al suelo.
—Te lo voy a preguntar por última vez, JongIn —dijo el chico—. ¿Eres gay? —y quizás fue el alcohol que corría por sus venas, porque ya lo había pillado besando a ZiTao o porque realmente estaba muy cansado de mentir, pero contestó con sinceridad a aquella pregunta.
—Sí.
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