(ShaIn) Se abre el telón -Oneshot-

Título: Se abre el telón

Pareja: ShaIn (Narsha + Gain) [Brown Eyed Girls]

Tipo: Yuri

Géneros: Lime

Clasificación: NC-17

Descripción: Gain tiene la oportunidad de trabajar como actriz en una obra de teatro y encima con Narsha, a la que admira de corazón. Narsha se fijará en Gain y en su talento y querrá ayudarle a convertirse en una artista tan grande como ella de una forma un poco especial.

Advertencias: Contenido sexual, aunque no demasiado explícito.

Notas: Nunca había escrito nada de BEG y os aseguro que es un grupo que me encanta. Gracias a que esta pareja estaba en la encuesta me animé a hacerlo, esta vez subiendo un poco la temperatura e_e Espero que os guste.

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   Gain no recordaba la última vez que estuvo tan nerviosa y entusiasmada al mismo tiempo. Por fin, tras años de ensayos y obras en pequeñas compañías que no llegaban a ninguna parte, había logrado estar entre el reparto de una de las obras de teatro más prestigiosas de la ciudad y de los últimos años. Era su sueño hecho realidad, el principio de su nueva y soñada vida como artista.

   No tenía un papel especialmente importante. Se trataba más de algo secundario, muy alejado del protagonismo que tenía la actriz principal de la obra. Pero a ella le bastaba con eso, no necesitaba más para ser feliz, por ahora.

   Ya habían tenido unos cuantos ensayos y faltaba poco más de un mes para el gran y esperado estreno. Amaba la historia y había leído el guión incontables veces, no teniendo muchos problemas para memorizar sus propias líneas e incluso las de algunos de sus compañeros.

   Se trataba de un drama con toques de romance. Una historia trágica de amor que haría llorar en su butaca a más de uno. Su papel era el de una joven amante que sería rechazada en un punto de la historia, para no volver a aparecer en escena hasta que los actores regresaran al escenario al despedirse del público y recibir los aplausos.

   Todos los días pasaba horas ensayando frente al espejo de su dormitorio, queriendo perfeccionar su nivel de actuación, el cual de por sí ya le decían que no estaba mal. Pero un “no está mal” no era suficiente para ella. Quería que le dijeran que era perfecta, creíble y sublime como la gran Narsha, a la que admiraba de corazón y por la cual se sentía realmente honrada de participar en la obra. Sí, ella era la protagonista ¿Lo mejor de todo? Las dos compartían una de las escenas. Ahora su sueño era lograr convertirse en alguien tan grande como ella.

   Sin embargo aún no se había atrevido a cruzar palabras con ella más allá de los saludos al verse y los diálogos del guión. Para Gain, alguien que vivía por y para el teatro, tener a Narsha en frente y poder interaccionar con ella era como un milagro. Por eso mismo cuando tenía la oportunidad de comenzar a entablar una relación amistosa con ella, se bloqueaba y convertía en una persona extremadamente tímida.

   Estaba anocheciendo, pero los ensayos esa noche se alargarían un poco más debido a que por temas personales del director habían tenido que atrasarse. Pronto empezarían con una de las escenas donde ella era protagonista y su cabeza solo estaba concentrada en repasar sus líneas mentalmente.

   Los minutos pasaron y tanto ella como sus compañeros de escena fueron llamados al centro del escenario para comenzar con el ensayo. Uno de los chicos, el más joven de ellos, no hacía más que cometer un error tras otro, retrasando el avance y haciéndoles repetir una y otra vez sus frases solo por él. Gain sabía perfectamente que el director se planteaba reemplazarle ahora que estaban aún a tiempo. Pobre chico, se veía que lo hacía lo mejor que sabía.

   Por su parte no había ningún problema y eso lo sabía. Estaban bastante satisfechos con su trabajo y ese era un dato que la llenaba de orgullo.

   Pasado un rato pasaron a otra escena y ella tuvo de nuevo tiempo libre para repasar, charlar con los compañeros o hacer lo que quisiera. Decidió pasarse por el camerino compartido que tenía con otros compañeros. Allí los únicos que tenían uno propio eran los protagonistas, que en comparación a los demás eran grandes estrellas.

   Abrió la puerta de este, sorprendiéndose al no encontrar a nadie dentro. De normal había mínimo dos personas hablando allí durante los descansos. Pero ahora estaba sola.

   Lo agradeció, sinceramente. Necesitaba un momento de paz entre tanto estrés. Lo pasaba bien durante los ensayos pero a veces su cabeza estaba a punto de estallar, sobre todo con los grito del director a su joven e inexperto compañero.

   Se sentó en su silla, frente al espejo donde iba a poder caracterizarse cuando fuera necesario. Entonces, cerró los ojos.

   Por un momento imaginó que estaba echada en su amada cama, descansando. Qué ganas tenía de poder cumplir esa imagen ya que estaba siendo un día agotador. Entreabrió los labios y de estos salió un suave suspiro.

   La puerta se abrió, interrumpiendo el momento consigo misma. Gain rápidamente abrió sus ojos y dirigió la mirada a quien ahora la acompañaba.

   -¿Interrumpo algo? -Dijo la mujer con tranquilidad absoluta, cerrando la puerta una vez estaba ya dentro.

   Gain estaba paralizada ¿qué hacía ella ahí? Debía reaccionar rápido para no parecer una tonta.

   -No, no. Para nada. -Aclaró, quizás demasiado nerviosa. No entendía por qué se seguía poniendo así con ella. Después de todo llevaban ya varios días compartiendo ensayos.

   -Bien, porque vengo a hablar contigo. -Fue directa y eso no sorprendió a Gain en absoluto. Tenía fama de serlo bastante.

   Se acercó a una de las sillas vacías, la que más cerca estaba de Gain y se sentó en esta. La joven no dejaba de mirarla con asombro, aunque procurando que tampoco fuera muy exagerado.

   Sin esperar la respuesta de Gain, Narsha continuó con su charla.

   -Te he estado observando y haces un trabajo estupendo. Tus expresiones, la forma en la que expresas cada sentimiento y tu pronunciación son cosas dignas de toda una estrella en este mundillo. -Narsha hablaba calmada y al mismo tiempo, desprendiendo seguridad con su tono y mirada.

   -Muchísimas gracias. -Respondió Gain, tratando de no verse demasiado entusiasmada y controlar sus emociones, aunque por dentro estuviera saltando de alegría-. Es todo un honor que alguien como tú vea eso en mí. -Añadió.

   -Sí, lo sé. -Una misteriosa sonrisa se posó en sus labios-. Vengo a ofrecerte mi ayuda.

   -¿Tu ayuda...? -No terminaba de comprender a qué se refería.

   -Para que seas una artista tan grande como yo, querida. -Al decir aquello, se levantó del asiento y caminó hasta colocarse tras la silla donde estaba sentada la más joven. Acto seguido posó sus elegantes manos sobre los hombros de la chica y la miró a los ojos a través del espejo que estaba frente a ellas-. Puedo hacer que seas muy grande. Me gustas mucho, Gain. Estoy deseando poder ayudarte.

   Un escalofrío recorrió el menudo cuerpo de la más joven, en cuanto sus hombros desnudos a causa de llevar una camiseta de tirantes entraron en contacto con las manos de su amada y admirada actriz favorita. Pensó en sus palabras y reflexionó rápidamente sobre ellas mientras trataba de aguantarle la mirada a través del espejo que ambas tenían delante.

   -Acepto tu ayuda. -Aseguró, sin pensarlo mucho más. Prácticamente sin dudarlo ni una sola vez. No sabía exactamente qué buscaba a cambio pero ¿qué más daba? Ansiaba lo que le estaba ofreciendo.

   Narsha sonrió victoriosa ante la respuesta de la joven. Eso era justo lo que había estado deseando escuchar. Se agachó un poco hasta que colocó el rostro a la altura del de Gain y acercó los labios a una de sus orejas, aún desde atrás. Sus manos seguían firmes en sus hombros, de momento. Tenía pensado trasladarlas pronto a otros lugares más cálidos.

   -Así me gusta, que confíes en mí. -Murmuró en el oído de Gain, quien estaba asombrada por la situación, observando el acercamiento de la otra a través del espejo y sintiendo de nuevo un excitante escalofrío recorrerla de los pies a la cabeza.

   No sabía bien si aquello estaba tomando el camino que ella estaba sintiendo, pero empezaba a sentirse extraña, en el buen sentido. Tener a aquella gran mujer tan cerca, hablándole al oído con su sensual voz estaba provocando en ella algo que hacía mucho que ninguna persona lograba crear en su cuerpo.

   -Eres muy bonita, Gain. Y tienes mucho talento. Estoy segura de que muchas personas desearán tenerte en su cama a lo largo de tu magnífica carrera, esa misma que yo puedo ofrecerte. -De nuevo, susurró aquello en un tono que habría hecho estremecerse a cualquiera. Se notaba que sabía muy bien como trabajar con sus emociones y transmitir lo que deseaba en cada momento.

   Narsha acercó los labios a la parte de detrás de la oreja de Gain y dejó un tierno y lento beso justo en esa zona, logrando que a la otra hasta se le erizara la piel con aquella simple pero atrevida acción.

   Gain suspiró y Narsha se dio cuenta de esto ¿Estaba logrando las reacciones que deseaba provocar en ella? Desde que la vio el primer día, aquella chica le había causado algo realmente excitante. Una poderosa atracción sexual.

   Con disimulo y cuidado, muy lentamente bajó una de sus manos, acariciando con los dedos por allá donde pasaban estos. Quería comprobar que las cosas estaban yendo como ella deseaba. La joven no la detuvo en ningún momento y al final el recorrido de su mano siguió hasta colocarse justo encima de uno de los pechos de la chica.

   Lo primero que hizo Gain fue mirar hacia la puerta, alterada. Cualquiera en cualquier momento podría entrar al camerino y ver aquella morbosa escena que estaba viviendo. Sin embargo, se olvidó de eso cuando la experta mano de Narsha empezó a acariciar su pecho, pasando a hacer lo mismo con el otro tras unos segundos, acariciándolos, apretándolos y jugando con ellos a su antojo con esa misma mano. Pero no se quejaba, todo lo contrario. Su cuerpo empezaba a pedirle más del contacto que tan descaradamente la mayor le estaba ofreciendo.

   Narsha bajó sus labios unos centímetros hasta la nuca de Gain, ofreciendo un beso igual de lento que el primero, dejando sus labios un instante pegados a la piel de la chica antes de separarlos. A su vez seguía disfrutando del tacto de los pechos de esta aunque fuera sobre la ropa, sintiendo que en su cuerpo se encendía algo realmente poderoso al poder cumplir aquello que llevaba días deseando hacer.

   Gain cerró sus piernas del todo, presionando sus muslos entre sí prácticamente sin darse cuenta. Se estaba excitando y no quería ni podía hacer nada contra eso ¿Quién iba a decirle a ella que una tarde más de ensayos iba a acabar de esa forma? Sentía que debía negarse y que de alguna forma se estaba prostituyendo por fama, pero no podía. Su mente estaba en blanco y su cuerpo deseoso de más caricias.

   Sin previo aviso, Narsha se incorporó y con la mano libre sostuvo el rostro de Gain por la barbilla. La obligó con algo de brusquedad a mirar hacia arriba y cuando la tuvo como quiso se agachó de nuevo, demandando sus labios con fiereza. Un beso que dejó a la menor sin aliento.

   Al separarse se alejó de ella, pero solo para acercar la silla donde se había sentado al entrar en el camerino. La colocó con tranquilidad justo detrás de donde estaba Gain, que lo observaba todo sin dar crédito. Una vez así, con las sillas puestas en fila, se sentó en la de detrás y se inclinó hacia delante para apoyar su cabeza en el hombro de la joven.

   -He notado como me miras -Comentó en voz baja-. ¿Te pongo nerviosa?

   Gain sintió las manos de Narsha comenzar a pasearse sobre sus muslos, pero no podía dejar de mirar el reflejo frente a ella. Su propia expresión le resultaba vergonzosa, con los labios entreabiertos, las mejillas sonrojadas y esa cara de tonta que tenía al no saber muy bien como reaccionar.

   -Mucho. -Se atrevió a responder, haciendo una pequeña pausa antes de continuar sin mucha seguridad-. Te admiro mucho... Llevo muchos años soñando con conocerte. -Confesó avergonzada, sintiendo que poco a poco Narsha colaba las manos entre sus muslos, provocándole un delicioso cosquilleo en la parte baja de su vientre.

   -Me gusta escuchar eso, cielo. -Narsha sonrió y besó el cuello de Gain antes de continuar-. Abre tus piernas para mí. -Ordenó, sin querer darle más vueltas al asunto. Tampoco sabía de cuanto tiempo disponían y estaba loca por tocarla.

   Gain tardó un poco en reaccionar ante aquella proposición tan indecente, pero las manos de Narsha le hicieron volver a la tierra cuando se adentraron todavía más entre sus muslos y la obligaron un poco a separarlos. Al final y sin poder remediarlo, acabó haciendo lo que le había ordenado con tanta seguridad. Se sentía realmente deseada por Narsha y eso era algo que le estaba encantando.

   Mientras una de las manos de la mayor siguió su recorrido de caricias por la cara interna de los muslos de la chica, la otra fue directa a la zona entre sus piernas. Gain se estremeció en cuanto sintió la presión de los dedos de la actriz sobre su sexo. Aunque fuera sobre la tela de los pantalones fue suficiente para hacer que esta se empezara a humedecer.

   Narsha empezó a mover sus dedos sobre aquella delicada y excitada zona, presionando con suavidad y masajeando con destreza. Pronto de los labios de Gain escapó un suspiro delator.

   Por un momento Gain desconectó del mundo, dejándose llevar por las intensas sensaciones que aquella mujer le estaba provocando. Sus piernas estaban incluso más separadas que al principio y ansiaba un contacto más real, piel con piel.

   -Mírate. -Ordenó Narsha en su oído-. Mira tu reflejo y lo mucho que puedo hacerte gozar.

   Gain trató de hacer lo que le pidió, costándole un poco mantener la mirada en ella por la vergüenza que esto le causaba. Nunca se había visto a sí misma en esa situación y era realmente chocante. Sentía sus mejillas arder.

   Cuando se aseguró de que Gain tenía clara la idea que le estaba proponiendo, cuando vio su mirada deseosa de más, supo que era suficiente.

   Sin sentir ninguna pena por la joven que ahora iba a quedar a medias con su excitación, apartó aquella mano del lugar donde la había puesto con tanto descaro. Pero antes de incorporarse y separarse totalmente de su cuerpo, le dejó en una de las mejillas un tierno beso que habría deseado alargar y llevarlo por todo su cuerpo.

   Gain no comprendía por qué ahora se apartaba cuando la tenía totalmente a su merced, dispuesta a dejarse llevar por ella y cumplir lo que fuera que le pidiera ¿a qué estaba jugando aquella mujer?

   A Narsha le pareció divertida la expresión de la más joven, por lo que no pudo evitar que de sus labios escapara una risita.

   -No te preocupes, querida. Ambas sabemos que no conviene entretenerse aquí. -Le advirtió. Gain comprendió a qué se refería, lo extraño es que no hubiera entrado nadie-. Eso sería todo un escándalo, por supuesto ¿te puedes imaginar lo que diría la prensa? Además, no favorecería mucho a tu imagen de aquí en adelante.

   Gain estaba inquieta, sintiendo el deseo recorrer cada parte de su cuerpo. La necesidad por desfogarse y calmar lo que la otra había provocado en ella era poderosa. Narsha lo sabía, se sentía orgullosa de ello y al mismo tiempo, excitada solo de imaginar lo que la otra sentía por sus toques.

   Posó una mano en uno de los delgados hombros de la chica y acarició aquella zona, no queriendo entretenerse mucho más con ella, por ahora.

   -Tú me gustas y creo que no me equivoco si digo que yo a ti también. -Aseguró sin pensarlo mucho. Estaba cien por cien segura de que no fallaba en sus palabras-. Pronto podremos tener un poco más de intimidad. Piensa en ello mientras terminas el trabajo.

   Le dio una última caricia antes de desaparecer igual que había llegado, silenciosa.

   Aún no lo creía. No podía ser real lo que acababa de vivir ¿en serio la había tocado de esa forma? Y peor aún ¿¡Ella se lo había permitido!? Sus mejillas se encendieron de nuevo mientras se removía en su asiento, molesta por haber quedado a medias con las maravillas que estaba sintiendo gracias a ella.

   Estaba nerviosa, excitada y confundida. Sin pensarlo dos veces se levantó de la silla y cogió su bolso, con la intención de buscar algún lugar tranquilo donde terminar con lo que la mayor había empezado.

   Por su cabeza tan solo pasaba la idea de que era algo que se iba a repetir, tal y como Narsha le había dejado bien claro. Al principio había querido negarse. Estaba indignada ¿quién se creía que era? Luego recordaba lo morboso que le había parecido todo y deseaba terminar de nuevo con las manos de la más mayor entre las piernas.

   ¿Qué le iba a hacer? Le había gustado y deseaba más, cuanto antes mejor.