Título: Hit from Behind
Pareja: YouJun (YouJin + SeungJun) [KNK]
Tipo: Yaoi
Género: Romance | Fluff
Clasificación: G/PG
Advertencias: Ninguna
Sinopsis: Youjin está tan absorto en una llamada, que sufre un golpe por detrás a su coche por accidente, el cual, le acaba llevando al... ¿Cómo llamarlo? ¿El chico que con una mirada le roba el alma?
Nota: No sé como me surgió la idea para este Oneshot, pero aquí estoy, estrenando las historias del grupo KNK. Tal vez os resulte algo simple, pero bueno, yo mientras os guste... (?)
-No voy con tiempo para hacerlo. Te dejé todos los papeles sobre las carpetas verdes de la reunión, las que están en mi mesa. Cógelas -Youjin intentaba ir más centrado en la carretera, en el tráfico con el que estaba enfrentándose más que en explicarle a su ayudante donde encontrar unos papeles que debía fotocopiar.
Le daban unas ganas de quitarse el aparato del oído y no seguir escuchando sus estúpidas preguntas, pero debía seguir ya que todo era importante. Las fotocopias eran necesarias para el día siguiente. Sin embargo, acababa con las casillas sacadas.
-No, en mi mesa. En las carpetas verdes -puso los ojos en blanco, harto de la conversación-. Mira, si sigues así acabaré dejándote solo ante todo el lío que tienes.
Escuchaba la voz aguda de su ayudante suplicándole que no le dejase tirado. En ese momento, tuvo que detener el coche ante un semáforo que se le puso en rojo. Iba con intenciones de respónderle, cuando recibió un golpe por detrás en el coche.
La sacudida le hizo daño en el cuello y el auricular se desprendió de su oreja.
-Maldita sea… -maldijo en un susurro, frotándose el cuello con la mano. Quien fuera el desgraciado que le había dado un golpe por detrás, detenido en un semáforo para más inri, iba a morir.
Le dieron ganas de patear la puerta del coche para decirle cuatro cosas al desquiciado que ni en un semáforo se controlaba. O lo peor, en el estado en el que estaría su coche. Se bajó, farfullando maldiciones por el otro.
El coche tenía un buen golpe. Youjin se pasó una mano por la cara, suspirando por no hacer allí un numerito. Entre el cabreo que tenía con su ayudante y ahora aquello, solo le daban ganas de destrozar cosas y gritar barbaridades.
-Lo siento, lo siento, yo… No sé qué me ha pasado, se me ha ido la cabeza por unos segundos, yo pensaba que estaba frenando, lo siento… -el chico que conducía el coche que le golpeó, se bajó del vehículo también, con disculpas.
Estuvo a punto de decirle de todo, pero contó hasta diez interiormente antes. Después lo miró, con los brazos sobre la cintura en forma de jarra. Entonces, de la nada, le desapareció todo cabreo que sentía.
-De verdad, espero que aceptes mis disculpas. No tendré ningún problema en firmar el parte amistoso y asumir las consecuencias. Estaban poniéndome de los nervios por el auricular, que hablaba con gente del trabajo -la situación que el muchacho le estaba describiendo le recordaba mucho a su situación, pero apenas le prestaba atención.
Era un muchacho joven, con unas facciones muy bellas que lo habían descolocado nada más poner la vista en él. Su brillante mirada le provocó una reconfortante sensación que opacó todo el mal humor que llevaba encima.
-No… No pasa nada -Youjin se calmó totalmente. Ningún insulto que había pasado por su cabeza con el golpe, desaparecieron completamente para dejar paso a una sensación de tranquilidad.
-Lo siento, en serio. Mi seguro se encargará de pagar todos los desperfectos realizado. Tengo prisa para ir a la oficina, pero no tengo ningún problema en hacer el parte amistoso contigo -el chico se pasó la mano por el cabello, repeinándose. Se veía muy agobiado con la situación que ambos estaban viviendo, pero para Youjin estaba como en un mundo totalmente ajeno a aquel.
-Sí, sí… -asintió, moviendo la cabeza pero sin poder apartar la mirada del semblante hermoso rostro del chico que le había dado por detrás con el coche.
-Va en serio, lo siento muchísimo. Te firmaría aquí mismo el parte amistoso, pero llegó tarde a una importantísima reunión y además, creo que estamos molestando al tráfico -el chico de verdad que parecía arrepentido, pero Youjin no era consciente de nada hasta que le llamó la atención-. Perdona ¿me estás escuchando? ¿O es que el choque te ha causado conmoción?
-¿Eh? -cuando parpadeo varias veces, volviendo al mundo real, vio que estaban rodeados de coches que querían pasar pero ellos interrumpían el tránsito allí detenidos ante el semáforo. Vio que el chico le decía algo ¿pero qué exactamente? Solo asintió con la cabeza sin saber.
-¿Lo has entendido? ¿Te importa que me vaya y luego nos vemos? -¿le estaba diciendo de quedar más tarde? ¿Qué se había perdido?
-Y… ¿Y cómo sé que no me vas a dar el plantón? -fue lo único capaz de pronunciar.
-Mira -el chico rebuscó entre sus bolsillos. No sabía ni su nombre, le había hecho estragos a su coche y le tendió su teléfono móvil-. Como prueba de que volveré sí o sí. A las nueve, en el restaurante giratorio ¿sabes cuál es?
-Sí, lo conozco -Youjin cogió su teléfono móvil, pero sin saber cómo reaccionar exactamente. Estaba completamente perdido.
-Pues allí nos vemos ¿vale? -le dedicó una sonrisa mientras se iba hasta su coche. Tuvo que espabilar y moverse para irse hasta el suyo, si él no salía, los demás no podrían hacerlo tampoco.
Youjin se montó en su coche y de forma automática se abrochó el cinturón y aprovechando el semáforo en verde, salió de allí, librando el atasco que habían montado con el golpe accidental.
Cuando ya hubo estado lejos, llegando a su casa, todo lo sucedido le vino encima. Una vez aparcó el coche en la chochera dirigió la mirada al móvil del chico de antes, que no dejaba de vibrar. Seguramente estaría recibiendo mensajes sin parar.
Ese fue el momento en el que tuvo sentimientos encontrados. Se sentía mal porque se había quedado con su teléfono, emocionado porque nunca antes vio a un chico tan bello que lo dejara atontado nada más verlo y algo molesto por la forma tan brusca en la que se habían conocido. Se pudo haber ahorrado el golpe. Era bastante innecesario.
Con un suspiro, salió del coche para subir a su casa. Consultó la hora, para ser consciente que en unas horas había quedado con el chico a firmar el parte amistoso. Un sentimiento similar a mariposas en el estómago lo embargó con el hecho de pensar que lo volvería a ver.
Tenía que arreglarse e ir perfumado para crear buena sensación, y que no pensara que era un tonto que no se enteraba ni de la mitad de la película como creería que sería después de haber entrado en estado de shock delante de él.
La hora en la que habían quedado, tardó en llegar para Youjin. Él ya estaba en el restaurante giratorio en el que habían quedado. Había puesto el teléfono móvil de él sobre la mesa.
No había dejado de sonar en todo el tiempo que lo había tenido ¿Y si alguno de esos mensajes eran importantes y lo tenía él? De verdad que se sentía hasta mal. Tan solo deseaba que no tardara mucho en volver ya que la agonía lo estaba matando. Y su coche tenía que ser reparado.
No dejaba de mirar la hora. Los minutos pasaban como si fueran siglos. A este paso acabaría yéndose. Pero justo cuando soltaba un pesado suspiro, cansado de la espera, el chico del accidente, apareció ante él, muy apresurado.
-Siento haber tardado. Llegué tarde a una reunión que tenía y ya todo me fue mal. Me disculpo una vez más -el chico hizo una reverencia al llegar a su lado. Youjin se levantó para devolvérsela, con una tímida sonrisa en el rostro-. ¿Has estado mucho rato esperando?
-No mucho, acabo de llegar -mentira. Llevaba al menos media hora esperando, atacado de los nervios. Le acercó el teléfono, queriendo que lo tuviera ya-. Toma, no han dejado de llegarte mensajes. Tal vez sean importantes.
-Ah, no pasa nada -le quitó toda la importancia, dejando el móvil sobre la mesa. Ni siquiera le prestó atención mientras se sentaba ante él, con unas hojas de papel en las manos-. He traído el parte amistoso y un bolígrafo para poder rellenarlo. ¿Está en muy mal estado tu coche?
-Tan solo tiene un golpe y rallados. Tal vez tenga que darle una capa de pintura para las ralladas -Youjin pensaba que estaría bastante incómodo cuando el chico llegara, pero su agradable sonrisa y su tranquilidad después del pequeño accidente, lo relajó del todo.
-Menos mal, ya me temía lo peor. Pero aun así no te preocupes, que mi seguro se encarga de cubrirlo todo.
-Vale gracias. Sobre todo por no haber huido y haber asumido la responsabilidad total con el siniestro.
-Bueno, siniestro no ha sido del todo, no ha muerto nadie -el chico soltó una leve carcajada, quitándole hierro al asunto-. Pero es un buen calificativo. Ha sido mi culpa, lo asumo y por eso estoy aquí.
-Mucho mejor -Youjin se quedó sin palabras, no quería que se volviese una situación incómoda, por lo que se veía en la obligación de decir algo más ¿pero qué?-. Mi nombre es Youjin ¿y el tuyo? Me has dado con el coche y me has invitado a cenar, pero no sé cómo te llamas.
-Ah, cierto. Soy Seungjun ¿no te lo he dicho antes?
-No, que va. Es la primera vez.
-Uf, no puede ser. Disculpa, no hago nada derechas hoy.
-¿Un mal día?
-Y tanto -por la contestación de Seungjun, Youjin le impregnó una sensación familiar. Era como si se encontrara en una situación junto con un amigo al que conocía de toda la vida, cuando no era así. De verdad que estaba cómodo con él.
Volvía a estar en blanco, sin saber qué decir. Las manos comenzaban a sudarle por los nervios del silencio. Pero fue un camarero quien los salvó de caer en un momento intenso. El joven muchacho que vino a atenderlos lo hizo con una gran sonrisa y en cuanto tuvo el pedido se marchó, dejando la situación como estaba antes.
Pero Seungjun se le adelantó, abriendo él el tema de conversación.
-De verdad que lo siento por todo. Voy a comenzar a rellenar mi parte y te lo paso para que lo hagas tú -con bolígrafo en la mano, Seungjun comenzó a rellenar el parte amistoso.
Mientras tanto, Youjin no pudo evitar obsérvalo. Miraba sus facciones del rostro, como fruncía el ceño por la concentración en rellenar el papel bajo la tenue luz del restaurante, mientras este giraba muy lentamente. Tanto que apenas se notaba que estaban moviéndose.
Se fijó en su fina mano, en sus largos dedos y no pudo evitar ruborizarse al pensar como sería el contacto con aquel chico que en cuanto lo vio lo dejó perplejo y fascinado. Si los ángeles existían, él debía ser uno de ellos. Tal vez el golpe que habían tenido era una señal de algún lado para que se conocieran.
Si eso era así, Youjin no se iba de allí sin el número del dichoso teléfono que había pasado horas en su poder. Y con la promesa de una nueva cita.
-Acabé. Revísala si quieres por si no te fías de mí y cambia lo que quieras -le tendió la hoja y el bolígrafo, seguro de lo que hacía.
-¿Confías en un extraño para que haga los cambios que le dé la gana sin importante? -la confianza de Seungjun la verdad es que era un tanto excesiva.
-Normalmente no, pero si cuando la culpa es mía y el extraño tiene una bonita mirada.
-Eh… -con tal de que no viera sus mejillas sonrojadas y su voz temblando, Youjin se centró en rellenar el parte sin decir nada a su pequeña declaración.
Nervioso, revisó por encima la parte B que había rellenado Seungjun. No había nada mal. Solo había puesto todo para más a su favor. Tanta generosidad por parte de alguien extraño le estaba comenzando a abrumar.
Bajo su atenta mirada, rellenó su parte y justo cuando llegó a la zona en la que tenía que hacer el dibujo, levantó la mirada. Se aclaró la garganta antes de hablar.
-Creo que ya está, falta el dibujo del accidente… -le pasó la hoja de nuevo-. No se me da bien hacer garabatos, así que mejor los haces tú.
-Vale, perfecto -Seungjun los hizo, dejando que fuera él quien lo revisara-. Ya lo podemos dar por acabado y solucionando todo.
-Sí claro -en ese momento, les trajeron lo que habían pedido. Por suerte para Youjin, aquella cita no se quedaba allí, si no que podría tener más tiempo para conseguir el número del otro.
-Una pequeña cosa más… -la profunda mirada de Seungjun acabó fija en la suya. Era como si estuviera desnudo ante, como si le estuviera leyendo el alma hasta el final con solo mirarle-. Espero no ser demasiado oportunista ni nada similar, y mucho menos después de lo que te he hecho, pero… ¿Podrías darme tu número de teléfono? No sé, me pareces un chico agradable y nunca está de más conocer gente.
Y con un guiño, acabó tan fácilmente lo que carcomía por dentro a Youjin para hacerlo ¿en serio? ¿Tan sencillo? Por el desconcierto del otro, debía quedársele un rostro de estúpido de campeonato.
-Bueno ¿qué dices? Di algo -insistió Seungjun.
-¡Sí, sí! Yo te doy mi número y todo lo que tú quieras -por suerte, fue capaz de reaccionar a tiempo y no estropearlo todo. La velada acabó de lo más agradable. Pero lo importante después de todo era la cara de tonto de Youjin por un golpe por detrás.
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