Pareja: TakuShin (Takuya + Shin) [CROSS GENE]
Tipo: Yaoi
Géneros: AU | Fluff
Clasificación: G/PG
Descripción: Un aspirante a ángel de la guarda y el alma a prueba de un joven problemático tendrán que unir sus fuerzas para lograr sus propósitos, pero el ángel no lo tendrá nada fácil con su compañero.
-Pero serlo todo el rato es un poco aburrido ¿no crees? -Comentó con tranquilidad, sin prestar ni la mínima atención al tono que estaba usando el otro con él.
-Así nunca vamos a llegar a ninguna parte ninguno de los dos. -Estaba harto de intentar convencer a Takuya de que había ciertas cosas que no podía hacer o decir. A ese paso nunca sería el ángel de nadie y el otro acabaría pudriéndose en el infierno.
Takuya se levantó de donde estaba sentado y se acercó a su compañero para colocar un brazo sobre sus hombros, con confianza.
-Te preocupas demasiado. Ser travieso de vez en cuando no creo que vaya a influir en nada. -Al decir aquello, dibujó una divertida sonrisa en sus labios.
-Eres un... burro. -Se quejó Shin ofendido, apartándose de su lado y provocando que quitara su brazo de encima de él. Estaba demasiado indignado con Takuya para permitir esa actitud-. Ya sé que a ti te da completamente igual si pasas toda la eternidad sufriendo, pero yo quiero hacer algo útil y esta es la única forma de lograrlo que tengo.
-A ver, a mí no me da igual. Como comprenderás no es una idea que me llame la atención. -Aclaró, adoptando una actitud un poco más seria.
-Pues demuéstralo de una vez. -Dicho aquello, se dio media vuelta con la intención de dar por finalizada la conversación y dejarle solo.
-Pero no te vayas, hombre. -Trató de seguirle, pero antes de poder siquiera parpadear, Shin ya había desaparecido ante sus ojos. Había regresado a aquel lugar al que él intentaba acceder.
No sabía cuando iba a volver o si lo iba a hacer. Ahora estaban en lugares completamente distintos. Shin podía ir y venir cuando se le antojara, pero él estaba encerrado en ese sitio intermedio entre lo que deseaba alcanzar y aquello de lo que huía.
¿Tendría razón? ¿Debería cambiar su actitud? Sinceramente, él no lo veía de esa forma. Shin era un exagerado. Pronto tendrían el gran juicio donde se decidiría el destino de ambos y Takuya no veía que lo estuviera haciendo tan horriblemente mal como recriminaba su compañero.
Por ahora trató de no pensar más en eso y relajarse. Al final acabaría volviendo, como siempre.
-Venga, solo un vistazo. Quiero ver qué es tan bueno ahí dentro.
Estaba en los límites que separaba el mundo donde él estaba con aquel que debía alcanzar. Allí un ángel de aspecto anciano hacía guardia para que almas como Takuya no pudieran colarse donde no debían hasta decidir qué se haría con ellos. Su respuesta era siempre la misma.
-¡Venga ya! ¿Pero qué más te da a ti? -Se quejó el joven al escuchar por enésima vez la negativa.
Pero el ángel ignoró completamente sus súplicas como llevaba haciendo desde la primera vez que se vieron. Takuya no era el único que había tratado de convencerlo desesperadamente y la costumbre le había inmunizado ante aquel tipo de insistencias.
-Pues vaya mierda. -Refunfuñó, una vez más sin tener en cuenta el comportamiento que debía tener, malas palabras incluidas.
El silencio se hizo entre ambos durante unos minutos en los que ni siquiera se miraron. Entonces, una duda atacó a Takuya.
-Oye ¿tú cuantos años llevas haciendo esto?
-Muchos antes de que incluso tus abuelos nacieran, chico. -Aclaró el mayor, con calma.
-¿Y en todo este tiempo solo te has dedicado a estar aquí? -Preguntó de vuelta, totalmente curioso por el tema.
-Desgraciadamente esta es la misión que se me asignó, una que nadie más quería y que carece de emoción. -Le explicó con un toque de nostalgia en el tono de su voz.
-¿Y qué es lo que te habría gustado a ti?
El anciano reflexionó durante un momento en el que Takuya esperó pacientemente una respuesta.
-Siempre quise dedicarme a cuidar de alguien. Ser uno de esos amados ángeles de la guarda, ya sabes ¿No sería fantástico? Ayudar a alguien a que su vida sea mejor. -Confesó el mayor, de nuevo con aquel anhelo en sus palabras-. Pero cuando tuve la oportunidad todo salió mal.
-Ya veo… -Se limitó a decir Takuya, quien no se esperaba ese tipo de respuesta-. Pero… Esto tampoco estará tan mal ¿no? -Insistió, pensativo.
El hombre sonrió como si las palabras del chico realmente le hubieran hecho gracia.
-Si tú lo dices.
-Ya… -No quería pensar en ello, pero lo cierto es que no podía evitarlo.
Shin vino a su memoria, al que apenas había visto desde la última misión fallida y discusión. Él tenía ese mismo sueño. Un sueño que quizás nunca llegara a cumplirse por sus constantes desobediencias.
Trató de alejar el pensamiento de su mente. El no estaba haciendo nada malo ¿o sí? Es cierto que no se estaba esforzando al máximo, pero no podía estar haciéndolo tan mal…
Las veces que había pensado en el momento que estaba a punto de vivir, jamás imaginó que estaría tan nervioso.
Allí estaba, frente aquel jurado compuesto por sabios. Esos mismos que decidirían su destino durante el resto de sus días. El suyo y el de su compañero.
Miró a su derecha, allí donde el mayor estaba de pie, con la cabeza agachada y la mirada en el suelo como si supiera que estaba a punto de caerle encima una charla nada agradable. Suspiró ¿por qué ahora se sentía tan mal? Solo había sido tal y como lo fue en vida. Aunque precisamente por ser de esa forma había acabado frente a aquellos ángeles que sentenciarían su destino.
Toda la sala estaba en silencio mientras se esperaba un veredicto. Lo único que se escuchaba era el suave murmullo de aquellos que deliberaban sobre qué hacer con los chicos. Se preguntaba qué era aquello que estaban comentando ¿lo habrían visto todo? ¿absolutamente todo?
Volvió de nuevo su mirada a Shin y pensó que lo menos que podía hacer era dedicarle unas palabras de ánimo.
-Lo has hecho muy bien. -Le susurró para que solo él pudiera escucharle.
Shin únicamente le miró de reojo y esbozó una débil sonrisa, buscando hacerle saber que había escuchado sus palabras y se las agradecía, aunque no las compartía. No, no lo había hecho bien. No habían sucedido mejoras en la actitud de Takuya y no había podido cuidar de él, pues ahora sería castigado por siempre.
Se sentía mal por él al pensar en el futuro que esperaba. Lo había intentado todo, pero aquel chico ni tenía remedio ni la bondad necesaria que exigían. Había querido ayudarle con todo su corazón, pero si no se dejaba era simplemente imposible.
-Se ha tomado una decisión. -Dijo quien presidía la mesa con un semblante serio.
Ambos chicos se tensaron al instante, a la espera de sus veredictos.
-Comencemos con Shin. -Anunció-. No dudamos de que hiciste tu mejor intento, sin embargo el resultado no fue bueno.
Shin asintió sin ser capaz de mirar a aquel que le hablaba. No podía ni levantar la vista del suelo por lo avergonzado que se sentía.
-Tenías un objetivo y no has sido capaz de cumplirlo. -Continuó aquel ángel de aspecto anciano-. Por lo tanto, me temo que...
-Me gustaría poder decir una cosa.
Todas las miradas fueron dirigidas a Takuya, quien se había atrevido a cortar el discurso del jurado sin vergüenza alguna. Así era él.
Géneros: AU | Fluff
Clasificación: G/PG
Descripción: Un aspirante a ángel de la guarda y el alma a prueba de un joven problemático tendrán que unir sus fuerzas para lograr sus propósitos, pero el ángel no lo tendrá nada fácil con su compañero.
Advertencias: Ninguna.
Notas: ¡Buenas! ¿Qué tal? ¿Os gusta el grupos Cross gene? Pues aquí tenéis este oneshot sobre dos de sus integrantes, Shin y Takuya. Es lo primero que escribimos sobre este grupo y espero que os guste. ¿Queréis que también escribamos sobre otros grupos que no han salido? Podéis pedirlo en esta encuesta que llevamos un tiempo realizando. Esta pareja salió de ahí, para que veáis que hacemos caso a vuestras peticiones y si lo hacéis no será para nada. e_e
Tenía una oportunidad. Solamente una para ganar aquello a lo que, después de una vida, todo el mundo aspiraba y deseaba.
Había sido corta pero realmente intensa, tanto que un poco más y acaba siendo desterrado allá donde las malas personas eran enviadas durante el resto de la eternidad. Por suerte, su nivel de “maldades” no pasó los límites de los de arriba.
Y era por eso mismo por lo que estaba a prueba. Otros entraban directamente a aquel mágico lugar donde decían que todo era maravilloso. Sin embargo, él tendría que ganárselo a base de esfuerzo y demostrar que merecía la entrada al paraíso.
Por suerte no estaba solo en esa misión. Contaba con la ayuda de un ángel de aspecto joven y con poca experiencia. Su nombre era Shin y no recordaba mucho de su vida antes de pasar a aquel estado. Según le habían contado, poco a poco acababas olvidando la forma en la que habías llegado a ese lugar.
Tanto Shin como Takuya estaban a prueba. Mientras Takuya se arriesgaba a pasar el resto de su existencia en el peor lugar posible, Shin tenía la oportunidad de demostrar que servía para cuidar a alguien y así pasar a ser el ángel de la guarda de alguna persona que precisara de su protección. Para ello debía demostrar que podía ayudar a Takuya a ir por el camino correcto. Sin embargo, no estaba resultando fácil.
-¡Se supone que tienes que ser bueno! -Recriminó al joven, casi histérico y cansado de las constantes desobediencias del otro.
Notas: ¡Buenas! ¿Qué tal? ¿Os gusta el grupos Cross gene? Pues aquí tenéis este oneshot sobre dos de sus integrantes, Shin y Takuya. Es lo primero que escribimos sobre este grupo y espero que os guste. ¿Queréis que también escribamos sobre otros grupos que no han salido? Podéis pedirlo en esta encuesta que llevamos un tiempo realizando. Esta pareja salió de ahí, para que veáis que hacemos caso a vuestras peticiones y si lo hacéis no será para nada. e_e
Tenía una oportunidad. Solamente una para ganar aquello a lo que, después de una vida, todo el mundo aspiraba y deseaba.
Había sido corta pero realmente intensa, tanto que un poco más y acaba siendo desterrado allá donde las malas personas eran enviadas durante el resto de la eternidad. Por suerte, su nivel de “maldades” no pasó los límites de los de arriba.
Y era por eso mismo por lo que estaba a prueba. Otros entraban directamente a aquel mágico lugar donde decían que todo era maravilloso. Sin embargo, él tendría que ganárselo a base de esfuerzo y demostrar que merecía la entrada al paraíso.
Por suerte no estaba solo en esa misión. Contaba con la ayuda de un ángel de aspecto joven y con poca experiencia. Su nombre era Shin y no recordaba mucho de su vida antes de pasar a aquel estado. Según le habían contado, poco a poco acababas olvidando la forma en la que habías llegado a ese lugar.
Tanto Shin como Takuya estaban a prueba. Mientras Takuya se arriesgaba a pasar el resto de su existencia en el peor lugar posible, Shin tenía la oportunidad de demostrar que servía para cuidar a alguien y así pasar a ser el ángel de la guarda de alguna persona que precisara de su protección. Para ello debía demostrar que podía ayudar a Takuya a ir por el camino correcto. Sin embargo, no estaba resultando fácil.
-¡Se supone que tienes que ser bueno! -Recriminó al joven, casi histérico y cansado de las constantes desobediencias del otro.
-Pero serlo todo el rato es un poco aburrido ¿no crees? -Comentó con tranquilidad, sin prestar ni la mínima atención al tono que estaba usando el otro con él.
-Así nunca vamos a llegar a ninguna parte ninguno de los dos. -Estaba harto de intentar convencer a Takuya de que había ciertas cosas que no podía hacer o decir. A ese paso nunca sería el ángel de nadie y el otro acabaría pudriéndose en el infierno.
Takuya se levantó de donde estaba sentado y se acercó a su compañero para colocar un brazo sobre sus hombros, con confianza.
-Te preocupas demasiado. Ser travieso de vez en cuando no creo que vaya a influir en nada. -Al decir aquello, dibujó una divertida sonrisa en sus labios.
-Eres un... burro. -Se quejó Shin ofendido, apartándose de su lado y provocando que quitara su brazo de encima de él. Estaba demasiado indignado con Takuya para permitir esa actitud-. Ya sé que a ti te da completamente igual si pasas toda la eternidad sufriendo, pero yo quiero hacer algo útil y esta es la única forma de lograrlo que tengo.
-A ver, a mí no me da igual. Como comprenderás no es una idea que me llame la atención. -Aclaró, adoptando una actitud un poco más seria.
-Pues demuéstralo de una vez. -Dicho aquello, se dio media vuelta con la intención de dar por finalizada la conversación y dejarle solo.
-Pero no te vayas, hombre. -Trató de seguirle, pero antes de poder siquiera parpadear, Shin ya había desaparecido ante sus ojos. Había regresado a aquel lugar al que él intentaba acceder.
No sabía cuando iba a volver o si lo iba a hacer. Ahora estaban en lugares completamente distintos. Shin podía ir y venir cuando se le antojara, pero él estaba encerrado en ese sitio intermedio entre lo que deseaba alcanzar y aquello de lo que huía.
¿Tendría razón? ¿Debería cambiar su actitud? Sinceramente, él no lo veía de esa forma. Shin era un exagerado. Pronto tendrían el gran juicio donde se decidiría el destino de ambos y Takuya no veía que lo estuviera haciendo tan horriblemente mal como recriminaba su compañero.
Por ahora trató de no pensar más en eso y relajarse. Al final acabaría volviendo, como siempre.
***
-Venga, solo un vistazo. Quiero ver qué es tan bueno ahí dentro.
Estaba en los límites que separaba el mundo donde él estaba con aquel que debía alcanzar. Allí un ángel de aspecto anciano hacía guardia para que almas como Takuya no pudieran colarse donde no debían hasta decidir qué se haría con ellos. Su respuesta era siempre la misma.
-¡Venga ya! ¿Pero qué más te da a ti? -Se quejó el joven al escuchar por enésima vez la negativa.
Pero el ángel ignoró completamente sus súplicas como llevaba haciendo desde la primera vez que se vieron. Takuya no era el único que había tratado de convencerlo desesperadamente y la costumbre le había inmunizado ante aquel tipo de insistencias.
-Pues vaya mierda. -Refunfuñó, una vez más sin tener en cuenta el comportamiento que debía tener, malas palabras incluidas.
El silencio se hizo entre ambos durante unos minutos en los que ni siquiera se miraron. Entonces, una duda atacó a Takuya.
-Oye ¿tú cuantos años llevas haciendo esto?
-Muchos antes de que incluso tus abuelos nacieran, chico. -Aclaró el mayor, con calma.
-¿Y en todo este tiempo solo te has dedicado a estar aquí? -Preguntó de vuelta, totalmente curioso por el tema.
-Desgraciadamente esta es la misión que se me asignó, una que nadie más quería y que carece de emoción. -Le explicó con un toque de nostalgia en el tono de su voz.
-¿Y qué es lo que te habría gustado a ti?
El anciano reflexionó durante un momento en el que Takuya esperó pacientemente una respuesta.
-Siempre quise dedicarme a cuidar de alguien. Ser uno de esos amados ángeles de la guarda, ya sabes ¿No sería fantástico? Ayudar a alguien a que su vida sea mejor. -Confesó el mayor, de nuevo con aquel anhelo en sus palabras-. Pero cuando tuve la oportunidad todo salió mal.
-Ya veo… -Se limitó a decir Takuya, quien no se esperaba ese tipo de respuesta-. Pero… Esto tampoco estará tan mal ¿no? -Insistió, pensativo.
El hombre sonrió como si las palabras del chico realmente le hubieran hecho gracia.
-Si tú lo dices.
-Ya… -No quería pensar en ello, pero lo cierto es que no podía evitarlo.
Shin vino a su memoria, al que apenas había visto desde la última misión fallida y discusión. Él tenía ese mismo sueño. Un sueño que quizás nunca llegara a cumplirse por sus constantes desobediencias.
Trató de alejar el pensamiento de su mente. El no estaba haciendo nada malo ¿o sí? Es cierto que no se estaba esforzando al máximo, pero no podía estar haciéndolo tan mal…
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Las veces que había pensado en el momento que estaba a punto de vivir, jamás imaginó que estaría tan nervioso.
Allí estaba, frente aquel jurado compuesto por sabios. Esos mismos que decidirían su destino durante el resto de sus días. El suyo y el de su compañero.
Miró a su derecha, allí donde el mayor estaba de pie, con la cabeza agachada y la mirada en el suelo como si supiera que estaba a punto de caerle encima una charla nada agradable. Suspiró ¿por qué ahora se sentía tan mal? Solo había sido tal y como lo fue en vida. Aunque precisamente por ser de esa forma había acabado frente a aquellos ángeles que sentenciarían su destino.
Toda la sala estaba en silencio mientras se esperaba un veredicto. Lo único que se escuchaba era el suave murmullo de aquellos que deliberaban sobre qué hacer con los chicos. Se preguntaba qué era aquello que estaban comentando ¿lo habrían visto todo? ¿absolutamente todo?
Volvió de nuevo su mirada a Shin y pensó que lo menos que podía hacer era dedicarle unas palabras de ánimo.
-Lo has hecho muy bien. -Le susurró para que solo él pudiera escucharle.
Shin únicamente le miró de reojo y esbozó una débil sonrisa, buscando hacerle saber que había escuchado sus palabras y se las agradecía, aunque no las compartía. No, no lo había hecho bien. No habían sucedido mejoras en la actitud de Takuya y no había podido cuidar de él, pues ahora sería castigado por siempre.
Se sentía mal por él al pensar en el futuro que esperaba. Lo había intentado todo, pero aquel chico ni tenía remedio ni la bondad necesaria que exigían. Había querido ayudarle con todo su corazón, pero si no se dejaba era simplemente imposible.
-Se ha tomado una decisión. -Dijo quien presidía la mesa con un semblante serio.
Ambos chicos se tensaron al instante, a la espera de sus veredictos.
-Comencemos con Shin. -Anunció-. No dudamos de que hiciste tu mejor intento, sin embargo el resultado no fue bueno.
Shin asintió sin ser capaz de mirar a aquel que le hablaba. No podía ni levantar la vista del suelo por lo avergonzado que se sentía.
-Tenías un objetivo y no has sido capaz de cumplirlo. -Continuó aquel ángel de aspecto anciano-. Por lo tanto, me temo que...
-Me gustaría poder decir una cosa.
Todas las miradas fueron dirigidas a Takuya, quien se había atrevido a cortar el discurso del jurado sin vergüenza alguna. Así era él.
-Ahora iremos contigo. -Dijo el hombre, queriendo seguir con lo que estaba contando.
-No, no es sobre mí. Es sobre él. -Miró a Shin al nombrarle. El chico le miraba sin comprender, pero pronto lo haría.
Los miembros del jurado se miraron entre ellos, dudosos. Finalmente y tras unos cuantos asentimientos, quien presidía habló.
-Está bien, tienes nuestra atención.
-Lo siento. -Comenzó, confundiendo todavía más a quienes le rodeaban-. Lo siento porque sé que mi comportamiento no ha sido el mejor. Esta persona que tengo a mi lado no merece ser castigado por mi culpa, es un chico magnífico que ha tenido la mala suerte de tener que estar a mi cargo. Merece poder cumplir su sueño, que sé que es muy importante para él y no pasar el resto de la eternidad lamentando este momento y su existencia.
Había logrado captar la atención de todos los presentes. Sobre todo la de Shin, quien le miraba con los ojos muy abiertos y sin creer la defensa que le estaba haciendo.
-Sé que puede ser un ángel de la guarda estupendo... Tiene que serlo. Ha luchado por mí más que cualquier otro que yo recuerde, tanto vivo como después de morir. Mandadme al mismísimo infierno si queréis pero por favor, él merece esa oportunidad.
-No, no es sobre mí. Es sobre él. -Miró a Shin al nombrarle. El chico le miraba sin comprender, pero pronto lo haría.
Los miembros del jurado se miraron entre ellos, dudosos. Finalmente y tras unos cuantos asentimientos, quien presidía habló.
-Está bien, tienes nuestra atención.
-Lo siento. -Comenzó, confundiendo todavía más a quienes le rodeaban-. Lo siento porque sé que mi comportamiento no ha sido el mejor. Esta persona que tengo a mi lado no merece ser castigado por mi culpa, es un chico magnífico que ha tenido la mala suerte de tener que estar a mi cargo. Merece poder cumplir su sueño, que sé que es muy importante para él y no pasar el resto de la eternidad lamentando este momento y su existencia.
Había logrado captar la atención de todos los presentes. Sobre todo la de Shin, quien le miraba con los ojos muy abiertos y sin creer la defensa que le estaba haciendo.
-Sé que puede ser un ángel de la guarda estupendo... Tiene que serlo. Ha luchado por mí más que cualquier otro que yo recuerde, tanto vivo como después de morir. Mandadme al mismísimo infierno si queréis pero por favor, él merece esa oportunidad.
Acto seguido lo que les rodeó fue un silencio total. Al poco se volvieron a escuchar murmullos por parte del jurado, ante la ahora atentísima mirada de los más jóvenes.
-Supongo que tienes claro tu destino, chico.
-Así es... Acepto lo irresponsable que fui y he sido, además de inconsiderado con mi compañero.
Shin no podía creer nada de lo que estaba pasando ¿Quién era ese? ¿Quién le había cambiado a Takuya?
-Sin embargo, ahora has demostrado tener buen corazón después de todo. -Comentó el anciano con un tono tranquilo y más relajado.
Takuya frunció el ceño al mirarle, sin tener muy claro a dónde quería llegar con eso.
-Muy bien, tus palabras nos han hecho reflexionar. Tu amigo pasará a ser ángel de la guarda desde este mismo momento. -Shin quiso saltar de alegría a los brazos de Takuya en cuanto escuchó la sentencia. No se lo creía, había tenido demasiado asumido que no iba a ser así-. Y tú... bueno, te damos la bienvenida como nuevo ángel que eres a partir de ahora. Aunque estarás bajo vigilancia durante un periodo de tiempo, pero te damos esa oportunidad porque hacía mucho tiempo que no veíamos un discurso tan sincero.
Lo primero que les salió hacer fue abrazarse con fuerza entre ellos, sabiendo que lo habían conseguido. Shin no podía dejar de repetirle al oído lo mucho que le agradecía lo que había hecho por él. Takuya por su parte no asimilaba que todo hubiera acabado de esa forma cuando él ya pensaba que iba a sufrir durante el resto de su existencia. Ni siquiera había dicho esas cosas con la idea de salvarse, tal y como había pasado.
No pensaba desperdiciar aquella nueva e inesperada oportunidad que le habían ofrecido.
-Supongo que tienes claro tu destino, chico.
-Así es... Acepto lo irresponsable que fui y he sido, además de inconsiderado con mi compañero.
Shin no podía creer nada de lo que estaba pasando ¿Quién era ese? ¿Quién le había cambiado a Takuya?
-Sin embargo, ahora has demostrado tener buen corazón después de todo. -Comentó el anciano con un tono tranquilo y más relajado.
Takuya frunció el ceño al mirarle, sin tener muy claro a dónde quería llegar con eso.
-Muy bien, tus palabras nos han hecho reflexionar. Tu amigo pasará a ser ángel de la guarda desde este mismo momento. -Shin quiso saltar de alegría a los brazos de Takuya en cuanto escuchó la sentencia. No se lo creía, había tenido demasiado asumido que no iba a ser así-. Y tú... bueno, te damos la bienvenida como nuevo ángel que eres a partir de ahora. Aunque estarás bajo vigilancia durante un periodo de tiempo, pero te damos esa oportunidad porque hacía mucho tiempo que no veíamos un discurso tan sincero.
Lo primero que les salió hacer fue abrazarse con fuerza entre ellos, sabiendo que lo habían conseguido. Shin no podía dejar de repetirle al oído lo mucho que le agradecía lo que había hecho por él. Takuya por su parte no asimilaba que todo hubiera acabado de esa forma cuando él ya pensaba que iba a sufrir durante el resto de su existencia. Ni siquiera había dicho esas cosas con la idea de salvarse, tal y como había pasado.
No pensaba desperdiciar aquella nueva e inesperada oportunidad que le habían ofrecido.
Que!!!!!? Esto no puede quedar así :cc Siganla pls!!! :'c
ResponderEliminarNo hay intenciones de seguir con esta historia en concreto, lo siento. Pero en un futuro escribiremos más cosas sobre este grupo ^^
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