Pareja: YongSung (Yongguk + Hyosung)
Tipo: Hetero
Genero: Lemon
Clasificación: NC-17
Advertencia: Sexo algo fuerte.
Nota: Este oneshot es un pedido de Ros s, por lo que va dedicado a ella. Espero que disfruten leyendo y dejen sus comentarios al final de su lectura.
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Le dolía la cabeza terriblemente. Y el cuello. Se intentaba mover, pero no podía. Tenía el cuello magullado. Es más, algo le impedía moverse. ¿Qué había ocurrido?
Intentaba recordar, pero había lagunas en su cabeza. Solo unas escasas imágenes eran claras.
Ella saliendo de casa, como de costumbre, era un día radiante… un chico, la imagen borrosa de un chico también… la invitaba a una copa, y que sonrisa tenía… tenía la sensación que fue su sonrisa la que la convenció para aceptar algo de aquel desconocido. Y después… nada, solo el sentimiento de haberse sentido fatal.
Intentó abrir los ojos, pero le costaba. Le dolían. Y la cabeza. Se mareaba. Pero no veía nada. Conforme su vista se acostumbraba a la plena oscuridad que la rodeaba, podría decir, que estaba encerrada en una pequeña habitación.
Nada, seguía sin ver más que bultos por los lados de la instancia. Intentó mover sus brazos. Y sus piernas. Pero nada. Estaba sentada y atada. No pensaba con claridad, pero despertó de su ensueño, ya que se dio cuenta que estaba secuestrada ¿pero cómo?
Malditas lagunas. Aquel chico le debió de dar aluna extraña sustancia, y ahora, no recordaba nada de nada.
Aún semi consciente, e intentando ver algo, escuchó una risa malévola, pero no conseguida averiguar de dónde procedía.
-¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Por qué me tienes así?
Hyosung preguntaba alterada, pero solo causaba que la risa fuera más intensa. Se removía sentada. Tenía miedo. Mucho. Quería salir de allí y volver a su reconfortante casa.
Agitada, sintió algo húmedo recorrer su cuello. No quería, pero, eso la estremecía, y a la vez le causaba asco ¿con qué la había tocado?
-Deliciosa… -Sintió su voz, su aliento, tan cerca de su oído, que un cosquilleo recorrió su cuerpo. Aquello no estaba bien. Empezaba a encenderse, pero no era un buen momento.
-Déjeme…
-Lo siento, pero no.
La voz fría, fue seguida por unos movimientos inesperados. Hyosung no daba crédito a lo que sentía,, solo aguantaba la respiración, esperando que acabase aquello. Una mano agarraba con ganas uno de sus pechos, como si fuera un cojín moldeable, y esponjoso.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué había hecho para mereces eso?
-Hyosung…
¿Cómo sabía su nombre? ¿Cuándo se lo había dicho? Estaba completamente perdida, a manos de alguien que no conocía, y su cabeza daba tantas vueltas….
Su mano descendía lentamente por su cuerpo. Le acariciaba el abdomen, bajando por una de sus piernas. Le acariciaba el muslo como si de algo muy preciado se tratara.
Sus dedos recorrían la parte interior del muslo, obligándole a abrir un poco sus piernas. Hyosung temblaba ¿qué quería hacer? Y lo más importante, el motivo. No cesaba de mover su mano. Alcanzaba su ingle, haciéndole estremecer. Intentaba cerrar sus piernas, buscaba impedir que siguiera, pero no lo consiguió.
Sus dedos abarcaban su sexo, se movían sobre este como expertos, haciendo que ella se estremeciera de placer. Sí. Placer.
-Para…
Hyosung murmuró, aunque sus palabras se entremezclaron con un gemido. Su mente le gritaba que detuviera aquello, pero el cuerpo no le respondía.
Él la estaba acariciando de una manera tan intensa que no podía evitar gemir por la sensación que empezaba a sentir. No sabía porque, pero notaba como si él estaba disfrutando de ese acto más que ella. Y era la verdad.
No cesó en ningún momento sus caricias.
-Vas a acabar tan húmeda que suplicarás por sentirme dentro de tu cuerpo.
Su voz tan grave, y sus palabras tan bruscas, cerca de su oído, la encendieron, provocando que suspiraba de manera más intensa.
Ahora Hyosung deseaba que no parara, pero no lo iba a decir. Su mente estaba completamente nublada. Solo funcionaba en ese momento su cuerpo, y la excitación que la controlaba.
Los movimientos sobre su sexo eran sencillos, pero se movían de tal manera, causando una suave presión sobre su clítoris, que la chica no tardó mucho tiempo en acabar llegando a un orgasmo tan placentero, que fue acompañado por una descarga eléctrica que recorría su cuerpo.
Pero este, dio paso a su mente, y aun respirando con dificulta, se dio cuenta de lo que acababa de pasar. Se había acabado dejando llevar por aquel sujeto. Se sentía sucia, controlada y violada. Pero una parte de su cabeza, le decía, lo mucho que había disfrutado.
De estar completamente a oscuras, pasó a cegarse con un foco de luz. Él pareció haber encendido una bombilla, y su luz, le había hecho daño en los ojos, aturdiéndole por un omento, el cual, fue aprovechado por el otro. Agarró su cabello, obligándole a girar la cabeza.
Del tirón que recibió, gimió del dolor, pero aquello casi la ahogaba.
Él aprovechó y acercó hasta sus labios su miembro, introduciéndolo en su boca hasta lo más hondo que pudo, produciéndole arcadas a ella.
No le dio tiempo a reaccionar, cuando estaba obligándola a mover su cabeza, con tirones en el cabello. Aquello era asqueroso, y a pesar de poder ver algo más, no podía verlo. Mientras su miembro entraba y salía de su boca, alzaba la vista, buscado ver su rostro, pero las sombras que aún había en el lugar, se lo impedían.
-Abre más la boca.
Su voz se notaba ahora quebrada por lo que estaba sintiendo, por el placer que le causaba el estar en el interior de la boca de la chica.
Hyosung se sentía asustada. Eso no parecía acabar nunca. Él no dejaba de moverse, ocupando toda su cavidad bucal con su miembro. A veces sentía ahogarse.
Uno y dos tirones más de su cabello, haciendo que echara la cabeza hacia atrás, para poder ver su rostro y grabar esa imagen tan perfecta en su mente mientras profanaba la boca de aquella chica tan hermosa.
Está intentaba recordar como había llegado hasta allí. Pero nada, las lagunas seguían ahí, causándole un profundo malestar.
Se ahogaba, se estaba atragantando, le faltaba la respiración, era demasiado grande… cerró los ojos con fuerza. No quería resistirse, pero tampoco le estaba gustando. Le resultaba bastante asqueroso. Aunque una parte de su mente no opinaba lo mismo.
Con un movimiento seco, él se separó de ella, la cual estaba exhausta, y sin fuerzas para moverse.
Abrió los ojos, pero se arrepintió de hacerlo. Vio como el chico se acercaba de nuevo hasta ella, pero portaba en sus manos unas tijeras ¿Qué pretendía hacer?
-No… Por favor…
-No te preocupes, no te va a pasar nada.
Hyosung gimoteaba e intentaba escapar, pero era en vano.
En realidad, el chico no fue a causarle daño alguno. Cogió la tela que tapaba sus pechos, y comenzó a rasgarla. La estaba rompiendo. Y no dudó en hacer lo mismo en el voluminoso y caro sujetador, el cual, estaba totalmente decorado con unos encajes muy pequeños.
Sus pechos se veían bastante ahora, por no decir lo suficiente, ya que ahora nada los cubría.
-Tienes unos pechos realmente hermosos…
-No mires…
-Lo haré, y las disfrutaré.
El chico dejó las tijeras a un lado para agarrar con ambas manos sus pechos. Hyosung, avergonzada, observaba como masajeaba sus pechos, y ella, solo sentía un parte de su cuerpo, volviendo a prender de nuevo.
Acariciaba sus pezones, los pellizcaba con los dedos. Estaba jugando con ellos, arrancando de esta manera, pesados suspiros de la chica, la cual, ya se había rendido completamente a él.
No podía hacer nada. Ni oponerse ni escapar. Así que su cuerpo había ganado a su mente. Solo lo observaba e intentaba adivinar los claros rasgos de su rostro que ahora conseguía ver.
Él acercó sus labios, lentamente, hasta uno de sus pezones, atento a la expresión de su rostro, que se contraía de placer, cuando rodeó con los dientes uno de sus pezones. Lo mordía, lo rozaba con la lengua lentamente y succionaba con frenesí y ganas.
Pero lo que terminó provocando que Hyosung gimiera, fue cuando, al morder su pezón, dio un ligero tirón, antes de soltarlo.
¿Qué le estaba pasando? El calor recorría su cuerpo, le estaba haciendo arder por dentro, consumiéndola poco a poco.
-Tienes los pezones muy duros… Y tu piel arde….
-Por favor…
-¿Quieres que pare? –Sus palabras fueron seguidas por una presión con un dedo sobre su sexo. Estaba tan excitada, que solo eso bastó para hacer que gimiera, pero el siguió insistiendo.
-¿Lo quieres?
-No… sigue… por favor.
Hyosung suplicaba, porque no podía evitar hacerlo. Pero esto causó en él una sonrisa tan traviesa, que la chica se estremeció con tan solo verla. Pero él paró. Volvió a coger las tijeras, y volviendo a abrir sus piernas con la otra mano, comenzó a rasgar la tela de sus leggins.
La chica no buscaba en su mente una manera de detenerlo, sino, de que hiciera lo que quisiera hacer con ella, lo más pronto posible, o se acabaría muriendo por el placer.
Aquel chico, rompió totalmente la tela que cubría su sexo, incluyendo su ropa interior. Estaba expuesta para él, en toda su totalidad.
-Tan húmeda como esperaba que estuvieras.
¿Cómo podía hablar de esa manera tan guarra? ¿Y por qué le gustaba que la tratase así? Se estaba volviendo loca. Nunca había visto esa parte de sí misma. Y le asustaba, en cierta manera. Por otra, le gustaba.
No lo esperaba ni mucho menos, lo que siguió a todo eso. Él no dudo, ni un momento, en introducir un dedo en el interior de su sexo. Se movía dentro de ella. Juguetón. Estaba apretada y suficientemente húmeda. Pero quería que lo estuviese más aún, si es que podía.
Sacaba e introducía su dedo en el interior de su cuerpo. La acariciaba por dentro, enloqueciéndola cada vez más. Le arrancaba suspiros, gemidos. Volvía aprenderla. Más que antes. Mucho más.
Pero, cuando la humedeció un poco más, sacó su dedo de ella, y sin cuestionárselo, llevó ese mismo dedo, hasta los labios de la chica. Dejaba su propia esencia por sus labios, intentando introducirlo en su boca. Consiguiéndolo al final.
-Lámelo bien. Saborea tu propio sabor.
Hyosung no se resistía. Lamia su dedo con ganas. No le desagradaba el sabor, y la expresión del rostro del chico, le estaba provocando ganas de seguir y no parar. No estaba pasándolo tan mal como creía que sería aquello.
-Te estás comportando como un auténtico putón.
Sacando el dedo de su boca, fue directo, con las tijeras, a cortar las cuerdas que la ataban. Liberó sus muñecas y tobillos, pero no le permitió tiempo suficiente para poder moverse. La agarró por los hombros, y sin cuidado la empujó sobre un colchón colocado en el suelo, al lado de la silla en la que estaba. No lo había visto antes. Estaba demasiado ocupada en ese extraño chico.
Ella tenía sus articulaciones tan magulladas, que apenas se había planteado moverse. Estaba ardiendo en ese momento, y no sabía lo que quería después de todo eso. Pero no tenía tampoco opción de decidir por ella misma.
Él ya estaba detrás de ella. Había caído bocabajo, y él no dejó pasar esa situación. La agarró por la cintura, atrayéndola hasta sí. La obligó a apoyar las rodillas sobre el colchón, y con una mano, palmeó su trasero.
-Ay…
-A la pequeña Hyo le ha gustado eso.
Y así era. La chica estaba tan sonrojada. Apoyada con los codos, inclinada, gimió al sentir el golpe que recibió. Estaba deseosa, con ganas de que la siguiera tocando. Y no parase.
En ese momento, agarraba sus glúteos, los masajeaba, clavando los dedos de manera posesiva. Le causaba algo de daño, pero no le importaba. Para nada. Todo lo contrario. Nunca pensó que algo así, le pudiera gustar tanto.
Él buscaba algo más. Desde esa posición, veía el sexo de la chica estupendamente. Relamía sus labios resecos. Se veía exquisitamente bien.
Con una de sus manos, agarró su propio miembro, acercándolo hasta el de ella. Pero no la penetró directamente. Acariciaba un sexo con el otro, se frotaban, cada vez más intensamente, con cada uno de sus movimientos de cadera.
Sabía que acabaría explotando, muriendo, de todo lo que recorría en ese momento. Quería que la penetrase. Sentirlo dentro. Que se dejase de juegos.
-Métemela ya… Fóllame ya, joder.
El chico, no pudo evitar, sonreír satisfecho y travieso. Era lo que había estado buscando en todo ese rato. Que suplicara por ello, que le gimiera.
Por eso mismo, no se hizo mucho suplicar. Agarrando su miembro, lo acercó hasta su sexo, de nuevo, y con una limpia estocada, la penetró completamente.
Un profundo gemido, salió, escapó, de su garganta. Había deseado eso, pero no se esperaba que sintiera eso tan grande en su interior.
Sin quedarse ni un momento más parado, él, comenzó a mover sus caderas, contra ella, entrando y saliendo. No era efusivo, era algo más lento, pausado. No buscaba empezar rápido y acabar en nada de tiempo. Quería tomarse el tiempo necesario.
Sus movimientos eran cada vez más constantes, más precisos y con más intensidad. Ambos se compenetraban perfectamente. Estaban únicos. Parecían que estuvieran hechos para eso, que habían sido creados para encajar de aquella manera.
La chica mantenía su cabeza agachada. No dejaba de gemir en ningún momento, jadeaba con intensidad, y es que, a cada estocada de él, sentía unas descargas de placer.
Estaba como en otro mundo, en un paraíso. Se había olvidado de que estaba secuestrada. Ya ni se cuestionaba quien era él, o los motivos por los que se encontraba allí.
La agarraba del cabello, hacia atrás. La estaba tratando con fiereza, pero le encantaba. Quería que la tratase así, que no parase. Ya que ahora la embestía con fuerza, que llegaba hasta lo más hondo de ella.
El ambiente estaba totalmente cargado, con un aire de sexo. Los embriagaba y los envolvía, produciéndoles una grata sensación. No importaba nada más que satisfacer sus necesidades.
Cada vez era más, cada uno sentía todo el placer acumulado, que su interior albergaba. No aguantaban más. Su momento estaba tan cerca, que no se hicieron esperar mucho más tiempo.
Sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo, Hyosung acabó llegando a un intenso orgasmo, descargando todo el placer que tenía en su cuerpo, acompañado con un gemido que escapaba de su garganta, mientras, arqueaba su espalda, y su cuerpo se tensaba. Las contracciones al sentir aquello, apretaban el miembro de él, provocando, que acabase llegando al clímax, rellenando el interior de ella con toda su esencia.
Al salir de ella, la dejó caer sobre el colchón, agotada, sudorosa, y con la respiración totalmente entrecortada. Pero él estaba prácticamente igual que ella. Se echó a su lado, bocarriba, con los labios entreabiertos, intentado controlar su agitada respiración. Su pecho subía y bajaba, furioso. Había sido fantástico. Para ambos.
-Responde a mis preguntas -La voz de Hyosung, le llamó la atención. Al mirarla, la vio, observándole. - ¿Quién eres?
-Me llamo Yongguk –Le respondió el chico tras un momento de silencio, meditando su contárselo o no.
-¿Y por qué has hecho esto? ¿Por qué me has… raptado? –Hyo estaba muy curiosa, y ya que parece que iba a contestarle, aprovechó el momento.
-No te he raptado, te puedes ir cuando quieras. Desde el primer momento que te vi, quise de ti. Conocerte, hablar contigo… esas cosas, pero como no me atrevía, y me atraías tanto, mi única opción era secuestrarte y obligarte a tener sexo conmigo.
-Que sepas que no te hacía falta.
Ante sus palabras Yongguk, la miró, asombrado, con una ceja arqueada. Ella solo sonreía, pícara.
-Espero que tengas fuerzas…
-¿Por qué?
Hyosung no le respondió a eso. Simplemente, se subió sobre él, sentada sobre sus caderas, buscando despertar de nuevo su miembro. Se inclinó sobre él.
-Has hecho que esto me guste, así que, ahora, Yongguk, vas a conocerme de verdad.
Y lo besó. Con ganas. Con pasión. Mientras, él, sonreía satisfecho. Había conseguido lo que quería.
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