sábado, 3 de mayo de 2014

(KyuZy) Bailando en el Club -Serial- Capitulo 7


-¿Hoy tienes trabajo?

-Sí, mamá.

-No vuelvas muy tarde –La mujer mayor, tosió roncamente. Minzy  se colocó a su lado al instante, portando en una mano, un vaso de agua. La mujer bebió, bajo su mirada atenta.

-¿Te has tomado las patillas, madre?

-Sí, sí. Todas las de hoy.

-Vale –Minzy  no dijo nada más. Terminó de recoger aquel lugar, que consideraban su casa. No era nada más allá de lo poco que necesitaban. Nada, caro, todo barato, cosas regaladas o reutilizadas.  No tenían dinero para una casa adecuada para la vida, por la falta de este. Y el que ahora entraba en la casa por parte de Minzy, era dedicado a lo imprescindible para vivir y a la salud de su madre.

Vivían en la zona más pobre de la ciudad, donde los menos agraciados vivían en chabolas,  caravanas o bajo una tienda campaña que ellos mismo se habían creado.
Era supervivencia en aquel lugar, a pesar, de que entre ellos se ayudaban, también los había avariciosos, y que se creían superiores a todos los demás, así que robaban y atacaban a los más humildes.

Su vida allí ha sido desde siempre, conocía a todas  y cada una de las personas que habitaban allí.

Distraída como estaba en sus pensamientos, recordando lo que fue su infancia, no se esperaba la intromisión de uno de sus mejores amigos de la infancia en su casa. Se le notaba alborotado y exhaustivo. 

-Minjia ¿tienes idea de porque hay un coche lujoso al final de la calle?

Minzy se giró al escucharle decir eso ¿un coche lujoso? ¿Qué hacia allí alguien con dinero? Y lo más importante ¿por qué le preguntaba a ella? Ni que lo supiera todo.

-¿Por qué me  preguntas a mi Taeyang?

-Porque preguntan por ti.

-¿Qué? –El primero que vino a su cabeza, fue  la imagen de Donghae, que vendría a buscarla de nuevo, como muchas otras veces había hecho.- Llévame hasta allí.

Taeyang  asintió con la cabeza, saliendo de allí apresurado, seguido por la chica. Mucha gente afuera, cuchilleaba, se preguntaban qué haría una limusina en un sitio como aquel, y el motivo por el que  estaba. A quien o que buscaban.

Minzy temía lo peor. A lo lejos veía la corpulosa y negra limusina, que brillaba bajo la luz del sol por su pureza y limpieza- aquello no pegaba en un sitio de tan podredumbre como en el que estaban.

Al acercarse hasta la ventanilla, para ver quién era quien la estaba buscando, esta no se bajó. No entendía. Pero el chofer del vehículo, se bajó de este, y sin pronunciar ni una sola palabra, abrió la puerta para que ella entrase a su interior. Minzy lo miraba, sabía lo que tenía que hacer, pero no estaba segura del motivo, por  lo que intentaba buscar una explicación en su rostro,  pero era tan inexpresivo, que se percató que no servía de nada.

Desvió la mirada hasta Taeyang, buscando apoyo para seguir con aquel acto. La atención de todos los presentes, estaban en ella, lo sentía. No le agradaba esa sensación de estar observaba del todo.

Cogiendo fuerzas de donde podía, sin pensárselo más, se enfrentó a la situación y se introdujo en el interior del vehículo. Fue cuestión de segundo, que el chofer cerrara  la puerta tras ella, dejándola semioscuras.

No sabía si había alguien allí o no, ya que no veía nada. Sus ojos se estaban acostumbrando poco a poco, pero aún solo podía distinguir unas simples formas, cuando una voz sonó cerca de su oído, provocando que un escalofrío, que recorrió todo su cuerpo.

-Tú y yo, tenemos un tema pendiente.

Minzy quería concentrarse en la voz, poder saber quién era ese hombre, aunque su voz le recordaba a alguien, pero no podía ni reaccionar ni para huir de aquel momento.  Sentía como una mano recorría su pierna, acariciando el interior de su muslo. No podía moverse. Estaba aprisionada en el asiento, anonada.

Nunca sintió  un tipo de contacto como el que estaba recibiendo. Eran caricias tiernas y suaves, que le provocaban un cosquilleo. La respiración de él, la estaba sintiendo sobre su cuello. Su aliento cálido, chocaba contra su piel, estremeciéndola. No quería seguir con esa situación, pero tampoco era capaz de detenerlo. Su cuerpo lo impedía. No reaccionaba. Era como si su cuerpo quisiera sentirse así.

No podía pensar, ni centrarse. Se estaba dejando llevar por las manos de un hombre que no sabía ni quien era.

Sus manos ahora ascendían sin timidez hasta su zona más íntima. Ella quería pararlo, se estremecía, pero la voz no salía de sus labios, estaba trancada en su garganta, agotada.
Buscaba una manera de reaccionar, pero, cuando se quiso dar cuenta, hasta su mente le decía que se dejara hacer. La razón dejó de funcionarle.

Un suave suspiro, escapó de sus labios, cuando los dedos de ese hombre, acariciaban ahora su sexo, por encima de sus pantalones, pero el simple roce le estaba dislocando por momentos.

Sus labios fueron ocupados por los de él. La besaba con desesperación, se le notaba. Recorría sus carnosos labios, con unos fogosos movimientos, a los que correspondía de manera inconsciente, a pesar, de que le estaba gustando ese beso tan intenso y pasional.

Con los dedos, presionaba sobre su sexo, provocando que se retorciera por el placer que le hacía sentir. Minzy ya no estaba consciente de lo que estaba haciendo. Su propio cuerpo se movía por sí solo. Mientras devoraba los labios de él, sus manos fueron hacia las de él, provocando que apretara más, para hacerla  sentir mucho mejor.

Se percató de la sonrisa traviesa que se dibujó en los labios de él ante aquel acto. No lo podía evitar. Necesitaba que la tocara más. Mucho más.

Como si ambos se compenetraban, cuando Minzy sintió sus labios sobre su cuello, mordiendo y recorriendo con su legua el cuello. Echó la cabeza hacia un lado, para dejarle algo más de espacio. Suspiros cargados de placer, llenaban el ambiente, el cual estaba cargándose  más, cuando, ahora, el contacto entre sus dedos y su sexo, era directo.

Él había penetrado su mano bajo la ropa de la chica, y ahora, la acariciaba ganas, haciendo que se retorciera de placer bajo él.

Minzy solo sentía como el placer la inundaba. Le daba igual quien fuera i lo que estuviera haciendo, solo que no parara. Se dejaba llevar por sus movimientos, por sus caricias, por sus dedos, que la recorrían entera, haciéndola sentir mejor que nunca.

Su cuerpo, reaccionaba solo a cada gesto suyo. Era como si él supiera que hacerle para desconectar de la realidad, que hacerle para llevarla a un paraíso que no era terrenal. Era como si lo hubieran estado haciendo toda la vida.

No pasó mucho tiempo más cuando una corriente eléctrica recorrió cada fibra de su cuerpo, haciéndola estallare en un sin fin de agradables sensaciones, que parecían estar jugando en el interior de ella.  Su respiración era entrecortada, le costaba recuperar su respiración habitual.

Le costaba adivinar donde estaba. Espera ¿la limusina se estaba moviendo? Ni se había percatado de ello.

Abrió sus ojos algo más, tratando de ver algo, saber  dónde se encontraba y averiguar quién le había hecho tal… cosa. No sabría denominarlo. No lo veía como algo ético, pero se había sentido realmente bien.

Él le había dejado un espacio para que ella pudiera respirar y tranquilizarse. Ella solo veía su forma, su figura, la cual parecía estar bien proporcionada.

-¿A qué ha venido esto? –Consiguió murmurar, con una suave voz. Pero no recibió una respuesta.

Al ver que su acompañante no decía nada, prefirió mirar por la ventana más cercana de la limusina. A lo mejor conseguía saber dónde estaba. Pero nada. Solo veía que estaba en pleno corazón de la ciudad, pero dando vueltas. Nada le daba pistas respecto a aquel hombre de perfectas manos y sedosos dedos.

-¿A dónde me llevas? ¿Y por qué me ha buscado? –Minzy seguía insistiendo.
Necesitaba saber, pero solo recibió como respuesta, esta vez, una risa con un tono travieso y maligno.

Se desesperaba. No entendía nada y eso no le gustaba nada. Necesitaba saber, tener el control de la situación. Sentirse controlada era algo que no soportaba. Y tenía muy claro que descubriría que estaba pasando.

No veía ni escuchaba nada, pero  el olor que albergaba en interior del vehículo, le resultaba extrañamente familiar. Como si ya antes hubiera aspirado ese aroma.

Volvió a abrir la boca para hablar, cuando el vehículo se detuvo, impidiéndole pronunciar palabra alguna. Fue cuestión de segundos, que la  puerta  de ella fuera abierta por el chofer. Minzy miró a su acompañante, a ese hombre que se había aprovechado de ella, intentando visualizarlo mejor, pero no consiguió nada.

-Señorita, ya hemos llegado.

El chofer insistía porque saliera. Ya era de noche ¿pero qué hora era? Había pasado el tiempo demasiado rápido y debía ir al Club a trabajar o se la cargaría. Salió del auto sin pronuncia palabra, sin tiempo a reacciona, ya que el chofer, se introdujo de nuevo en la limusina, partiendo de nuevo, mientras la dejaba allí de pie. Sola.

Ahora era cuando todo lo ocurrido le golpeaba en la cabeza ¿en que estaría pensando al dejarse hacer eso?

Bf.

¿Y dónde estaba?   Estaba todo oscuro, la calle abarrotada por la gente. Intentaba observar todo, intentando encontrar su situación gracias a la luz que le proporcionaba las farolas o los carteles luminosos que la rodeaban. Y todo le recordaba. Allí había estado. Y de manera frecuente.

Una idea cruzó fugazmente su mente. Ya sabía dónde se encontraba.

Al girarse lo vio. El amplio cartel que vendía al Club. Aquel hombre la había llevado hasta allí. ¿Y cómo lo sabía? No tenía ni la más minúscula idea de la hora que era, pero fue directa al edificio, entrando en el club con paso dudoso.

-¡Minzy! ¡Qué temprano llegas hoy!

Al darse la vuelta, pudo ver a una efusiva Sandara que corría hasta donde estaba ella. 

-He preferido llegar con tiempo hoy –Mintió. Sí. Pero no quería dar explicaciones de cómo había llegado hasta allí, o como había sucedido las cosas, o tener que responder a algunas de sus atrevidas preguntas.

-Me comentaron las chicas que hoy un personaje bastante influyente vendría hoy.

-Entonces tenemos hoy al gerente revolucionado.

-Y escuché que CL hará lo que sea por ganárselo y así, tener de nuevo el  favor de nuestro precioso director.

-¿De nuevo? ¿Es qué lo ha perdido?- Minzy tuvo curiosidad por eso último. Sabía que desde siempre CL había sido la favorita  de Kyuhyun y eso le llamó bastante la atención.

-Sí, parece que lo había perdido por ti.

-¿Por mí?

-Ahora el director piensa más en ti.

-Pero que tontería ¿y qué se gana siendo la favorita de director como para competir por ello?

-El estrellazo.

-Explica eso.

-Serás más famosa que ahora, irás a fiestas importantes con él, como invitada, y te presentará personas importantes y más cosas así que te pueden llegar hasta lo más alto, Minzy.

Ahora sí que llamó su atención.  Si conseguía ser la favorita del egocéntrico director, podría subir  escalas, y llegar tan alto como siempre había soñado. Tenía que ser ella quien consiguiera el favor de aquel personaje. Pero tenía un obstáculo.

Justo en ese momento, CL pasó por su lado. Estirada, sexy. Hermosas. Con su larga cabellera rubia, ondeándose a cada uno de sus pasos. Ya Minzy pensaba que no la vería en toda la noche, por suerte, pero CL, se volvió al final del camino, directa hasta ella.

-Quería hablar contigo.

-Habla.

-Sé que ahora, Kyuhyun, solo piensa en ti. Está muy contento con tu trabajo. Pero se casara de ti. Yo siempre he sido su favorita, y eso, preciosa, no cambiara.

-Las cosas siempre cambian.

-No estés tan segura.

-Es un hombre. Siempre quiere probar cosas nuevas, dejando atrás las antiguas.

El rostro de CL, era inexpresivo, pero Minzy, sabía que con ese ataque la había dañado, y bastante.

-Cree lo que quieras, pero no vas a conseguí nada.

-Teme, porque volverás a ser nadie –las palabras de Minzy, de nuevo, fueron un ataque a CL. Pero esta vez,  se pudo ver en su rostro, que estaba haciendo que se enojara. CL no dijo nada más. Se marchó. Pero se dejó tras ella un halo de venganza y de furia.

-Tía… esos ataques te saldrán caros –Murmuró Dara, la cual, había sido testigo del enfrentamiento.

-Me importa bien poco.

Sin decir nada más, Minzy, siguió su camino. No quería pensar en ello, tenía que buscar un plan fuese como fuese. No iba a dejar escapar aquella oportunidad como había hecho con muchas otras.

En mitad de su camino, se detuvo. Ese olor… ¡El mismo que estando en el coche! Aspiro una vez más… ¡Sí! ¡Era el mismo!

 Siguiendo el olor, que cada vez se hacía más intenso, acabó frente a una puerta, la cual, estaba semi cerrada. Dejaba un espacio suficiente para mirar y poder ver algo. Pero lo único que vio fue a CL, hablando con alguien ¿un hombre?



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!